¡Que gran oportunidad!

La dama está “de vacaciones” y yo soy un buen observador.

Por motivos profesionales he viajado a una ciudad muy cercana a una zona turística. Se por viajes anteriores que el alojamiento en un hotel de los catalogados como de business es mucho más caro que el de los hoteles para turistas que vienen a pasar las vacaciones. El único inconveniente es que son menos lujosos y sobre todo mucho menos tranquilos.

Eso no me preocupa, me adapto bien, incluso me gusta mezclarme con los turistas. Es ambiente que se respira rodeado de gente de vacaciones me ayuda a distraerme y me relaja mucho.

He bajado al sótano donde hay una zona de fitness para hacer un poco de ejercicio con las maquinas. Oigo unos extraños gemidos que vienen de un rincón del pasillo que da a la salida de emergencia. Me acerco con sigilo para satisfacer mi curiosidad y confirmo que hay una pareja echando un casquete. La situación tiene bastante morbo y no me importa hacer de mirón durante un rato.

Es evidente que no han encontrado un lugar mejor, o que les gusta la sensación de verse descubiertos mientras follan con alegría. El rincón que han elegido no es precisamente muy seguro. Me acerco un poco más, oigo con claridad los suspiros y quejidos de la mujer a cada empujón de su pareja.

Busco un sitio discreto desde donde pueda asomarme para ver y oír como follan… lo hacen como dos animales en época de celo. El polvo es rápido y apasionado, lo terminan pronto. Tras unos instantes que se toman para arreglarse, les oigo que vienen hacia mí.

No se trata de una pareja cualquiera, delante viene uno de los camareros del hotel con su característico uniforme. Detrás a varios metros de distancia aparece la mujer que viene muy ocupada en recomponer su atuendo y compostura. Al verle la cara la reconozco como la mujer que se aloja en la habitación contigua a la mía. Es más que evidente que su marido acaba de recibir unos cuernos monumentales.

El chico pasa por delante de mi con aire despreocupado sin dar la más mínima importancia a cruzarnos en un lugar tan poco frecuente. Ella viene recomponiendo su vestido, al reconocerme se pone roja como una amapola. Hago un gesto que se puede interpretar como: “Yo no he visto nada. No me importa nada lo que hagas”.

Eso es lo que quiero transmitir para tranquilizarla, aunque en mi interior hay una vocecita que me dice: “Ahora sé algo sobre ella que puedo utilizar en mi beneficio”.

A la hora de cenar observo a la mujer y a su marido. Los dos cenan tranquilos prácticamente sin hablar, cada cual pensando en sus cosas. Los cuernos que le acaban de regalar le vienen a la medida. La pareja parece de lo más normal y nada hace pensar que ella necesite de ir por los pasillos oscuros follando con cualquier camarero que pase por allí.

Después de la cena, el hotel organiza un baile para los huéspedes en la terraza. Veo a la pareja en una mesa en el jardín, cada cual con su bebida y observando desde lejos como la mayoría de los huéspedes bailan y se divierten. A la pareja no parece interesarle, simplemente miran, beben y se aburren juntos.

Me entretengo en imaginar como seria tener una aventurilla con ella. No me cuesta nada hacerlo, lleva una faldilla corta que deja ver sus piernas y una camiseta de tirantes que se ciñe a su busto que estimulan mi imaginación. Es una mujer madura que mantiene un gran atractivo a pesar del paso de los años, fantaseo con ella y pronto se me empieza a poner dura al imaginándomela en cuatro yo dándole duro

La veo al pasar cerca de donde estoy. Se acerca a la barra y pide un algo al camarero. En realidad, lo que quiere es hablar con él para quedar y tener otro encuentro fogoso. Sorprendentemente el chico en vez de alegrarse por la propuesta, pone mala cara y no parece demasiado interesado.

Por los gestos y la expresión de su cara deduzco que le dice que todavía le queda un buen rato, antes de poder escaparse de su puesto de trabajo. No demuestra ningún entusiasmo, ni hace ningún gesto que indique que tiene la menor intención de repetir otro fugaz encuentro.

Quizás el chaval ya ha satisfecho su vanidad, ha conquistado a la dama madura, y posiblemente el ha perdido interés. Decido que no es justo hacer esperar a la dama y que si el camarero no quiere ejercer en el lugar de privilegio en el que lo ha situado la clienta, con mucho gusto ocuparé su lugar. Esta mujer merece la pena y el morbo de echar un casquete robado me pone a cien.

La mujer vuelve a la mesa que ocupa su marido con un café con leche en las manos y una cara de disgusto que no deja lugar a dudas… no ha habido acuerdo para una nueva cita. Mis planes se aceleran cuando anuncian por los altavoces que después de la próxima canción habrá un descanso de quince minutos.

A continuación, hablan entre ellos, ella le propone algo, el asiente pero demostrando muy poco entusiasmo. Deduzco que han acordado que durante la pausa en el baile, él ira a encargar comida a la barbacoa instalada en una esquina del jardín y ella subirá a la habitación para empolvarse la nariz.

Con disimulo me acerco a ella y me cuelo en el ascensor cuando ella creía que iba subir sola. Al reconocerme, la turbación se apodera de ella y no se atreve a cruzar la mirada conmigo. En cuanto se abre la puerta salta hacia el pasillo y se apresura por llegar a su habitación.

Supongo que no tiene presente que la mía es la del costado, y enseguida le doy alcance. Con los nervios, no atina a abrir la puerta y esto me da la oportunidad de ofrecerle mi ayuda. Le abro la puerta sin dificultad y ella entra. Antes de que reaccione me cuelo dentro y cierro la puerta a mi espalda. Sorprendida me mira un tanto asustada porque no se esperaba nada semejante.

— No te preocupes por nada… no sucederá nada que no desees— le digo para tranquilizarla.

— ¿Qué quieres decir? No entiendo…¿que pretendes? — me dice incrédula.

— Te vi con el camarero… en la planta sótano…también te oí…uhmmm como gemías…me puse super duro… hace un rato te he observado, si…cuando tratabas de quedar con él otra vez—

— Vale, me has visto…necesitaba echar un buen polvo con mucho morbo y el tonto del camarero solo ha querido una pequeña parte. ¿Y eso que tiene que ver contigo?

— Conmigo tu desliz esta completamente seguro y me presto voluntario para completar lo que ha quedado a medias— le digo mientras la abrazo y luego le doy un beso en los labios.

Le confieso que la encuentro muy atractiva y que me sentiría muy dichoso si pudiese estar con ella. Me pongo a bailar cogiéndola por la cintura. Ella acepta la invitación y nos ponemos a bailar la música de fondo que viene desde la terraza del hotel. Aprovecho para apretarme bien y como ella no se queja, la empiezo a sobar delicadamente.

Trata de dificultar mi osado comportamiento pero sin la suficiente convicción. Instantes después ya estoy besando su cuello y rodeando su talle con mis brazos. Le acaricio el pecho y palpo su trasero. En cuanto llevo la mano a su entrepierna parece que un volcán entra en erupción y se torna apasionadamente activa.

Me besa y me susurra que le haga el amor, que está deseándolo y que siente su sexo palpitar deseoso de ser tomado. Sin esperar a más se voltea dándome la espalda, mete las manos debajo de la falda y se baja las bragas hasta que estas caen enrolladas hasta los tobillos.

Se inclina hacia delante y se apoya sobre la mesa que hay junto a la pared. Mueve el culo describiendo círculos mientras que me pide en voz baja que la tome. Le levanto la falda y descubro su hermoso culo. Entre las piernas tiene una raja con unos voluminosos labios que se abren como pétalos nada mas rozarlos.

Le paso la mano por encima. Toda la zona está ardiendo, es blandita y sobre todo esta muy sensible. Coloco la cabezota de mi polla entre los labios y empujo lentamente. Mi polla se hunde sin ninguna dificultad envuelta por un líquido viscoso y caliente.

En cuanto empiezo a bombear la cantidad de líquido vaginal se incrementa notablemente y siento como me moja los pelos primero, luego los testículos y luego chorrea a lo largo de mis muslos. ¡Que manera de mojar!, es espectacular nunca había visto nada igual.

Con sus mulos y los míos mojados, cada vez que entramos en contacto se oye un chasquido. Este ruido me excita todavía mas y bombeo cada vez con más duro. La sujeto fuerte por las caderas y bombeo con fuerza de atrás a adelante y también de medio lado. Luego doblo un poco las rodillas y fuerzo el movimiento de abajo hacia arriba.

Tiene el coño tan dilatado y tan húmedo que mi polla entra y sale con total facilidad adoptando todas las direcciones posibles. Pronto me viene un gustoso orgasmo. La saco y la froto sobre sus cachetes dejando que la leche se reparta por sus nalgas.

Me pide que continúe, que ella todavía no ha llegado.

— Dame…dame….asiii fuerte…fuerte…rómpeme el coño….lo estoy deseando— me pide casi suplicandolo.

Yo ya me he corrido y mi polla se encoge a marchas forzadas. Es el momento de utilizar mi mano como recurso alternativo. Pongo la mano sobre la vulva, recojo sus fluidos y los restriegopor la entrepierna. Enseguida el dedo medio y anular se cuelan dentro de la raja.

— Siiii, así….dame fuerte— me pide.

A los dos dedos medios se une el meñique. Ahora son tres los dedos que se cuelan dentro de la raja. Le hago un mete y saca con la mano que logra arrancarle unos intensos gemidos.

— Mas, massss— me pide.

Añado un cuarto dedo, su coño se abre para recibirme, sus flujos son abundantes…la estoy follando con los cuatro dedos , su coño se ha abierto de par en par y no deja de pedir que continue que le de mas y mas fuerte.

Con la otra mano le doy varias sonoras palmadas en la nalga, la mano adquiere un ritmo frenético en su mete y saca, hasta que empieza a gemir como una gorrinita pariendo. Me llena la mano con sus flujos al tiempo que la atrapa entre sus muslos para detener el movimiento. Ufff, por fin se ha corrido.

Sin volverse la mujer se incorpora y se va hacia el baño. Yo desaparezco de la escena muy contento, ahora me explico la desgana del camarero. Esta mujer tiene cuerda para rato. No me pienso dar por vencido tal fácil como el chaval, una madurita así de fogosa hay que saber complacerla para que te de todo su cariño.

Deverano.