¡Qué gran oportunidad! (2)
Encuentro la pareja de maduros en el pub, me voy con ella a su habitación, estando allí...
Capítulo 2: La pareja está en Martin’s pub
Como ya os conté ayer, soy un hombre joven con muchas ganas de pasarlo bien. Por motivos profesionales viajo bastante tratando siempre de vivir aventuras que me compensen por el tiempo que paso alejado de mi joven esposa.
Esta semana he viajado a una ciudad muy cercana a una zona turística lo que he aprovechado para alojarme en uno de esos hoteles de vacaciones donde la mayoría buscan el descanso de pasar unos días junto al mar y unos pocos buscan el desahogo echando una cañita al aire.
Ayer tuve una doble satisfacción, por una parte ejercí de mirón parándome a mirar como uno de los camareros se follaba a una clienta en medio del pasillo que conduce a la sala de fitness. La segunda satisfacción la tuve cuando esa misma noche encontré la forma de follar con esa misma mujer, con la polla y con la mano hasta hacer explotar su amplia vagina para se mojara toda patas abajo.
Hoy, mientras me tomo un gin tonic con limón exprimido bien fresquito (está delicioso), observo como la pareja que se aloja en la habitación contigua a la mía. Estamos en el pub que hay justo enfrente el hotel, hay bastante gente, unos bailan en una minúscula pista de baile, otros se apretujan junto a la barra y otros van y vienen dando vueltas en busca de la pareja perfecta con quien pasar la noche.
El pub tiene mucho ambiente, la música fuerte con un ritmo que invita al desmadre y a pensar poco. La pareja en cuestión está un poco fuera de lugar, a muchos doblan la edad y el ritmo de la sala no parece que sea el más adecuado para ellos.
Él, es un tío enorme, compite con unos chavales por ver quien toma más cervezas, quien hace el eructo más fuerte y quien se mete más con las chicas que los rodean en el pub. Claramente el alcohol ya le ha hecho efecto y empieza a perder los papeles.
Ella por su parte baila sin control. Lo baila todo, tratando se imitar los movimientos de las jovencitas que la rodean, no para ni un momento. Los que la rodean simplemente la ignoran y van a su rollo, aunque ella no pierde ninguna oportunidad para hacerse notar.
Todavía domina sus movimientos, pero su voluntad ya está tomada por el alcohol. Su estado de es euforia difícil de igualar. Cada cual en su espacio están disfrutando de lo que mas les gusta beber mucho, eso es compartido y bailar ella, hacer el gamberrete él.
Para ir al lavabo paso cerca de donde esta ella. Siento como me pellizcan el culo y me vuelvo sonriente a ver quién ha sido. Ella no puede evitar las risitas, mientras trata de disimular haciendo ver que nada tiene que ver con el pellizco. Le hago un gesto simpático de amenaza con la mano y ella me contesta lanzando un beso al aire. Hay muy buena sintonía…
En el lavabo compruebo que mi polla se ha despertado y que tras este inocente encuentro hay una potente carga erótica. La mujer está bastante bien, y me imagino que repetir un polvo con ella teniendo a su enorme marido cerca tendría muchos alicientes morbosos añadidos.
Primero por hacerlo con una mujer casada, con su marido cerca... y segundo porque me imagino que ciertas cosas que las jovencitas consideran guarradas, con ella estarían permitidas. Recuerdo con total nitidez lo que paso anoche, como se corrió cuando le puse mis cuatro dedos dentro de ese coño tan hermoso y jugoso que tiene.
Antes de guardármela bajo el pantalón me doy unos meneos, ¡no está nada mal¡ mi polla ha reaccionado bien y está conmigo en la búsqueda de una nueva aventura. Vamos a ver que pasa, salgo del baño con ganas de que se repita el pellizco y así tener motivo para entrarle a la mujer.
La luz es escasa y cambiante, la música suena a tope de decibelios. La gente se mueve y baila en muy poco espacio, se funden los sudores, con los perfumes de la chicas y el olor a cerveza y otras bebidas.
La localizo. Paree que está tonteando con dos chavales a los que tiene completamente alucinados. Me coloco detrás y le echo mano a una nalga con todo el descaro, se vuelve sorprendida y algo indignada. Cuando me ve, se olvida por completo de sus acompañantes, sonríe y se cuelga de mi bailando al ritmo alegre de la música.
Al tenerla entre mis brazos compruebo sus carnes prietas fruto de mucho ejercicio. La rotundidad de sus pechos y el incansable bamboleo de sus caderas. Es una mujer madura pero que se cuida y se mantiene en buena forma.
La noto como flotando en una fantasía, como si estuviese dentro de un sueño donde puede hacer realidad íntimos deseos. Baila conmigo y baila para mi. Me envuelve, me cautiva, me seduce y me calienta de forma indescriptible. Hace rodar sus caderas en mi entrepierna haciéndome sudar víctima de un masaje inesperado sobre mi polla.
Siento como los calores me llegan hasta las orejas, y temo seguir el juego pensando que el marido se puede presentar en cualquier momento. Entre la gente, lo distingo apoyado en la barra siguiendo con su inacabable tarea de terminar con las reservas de alcohol. Teniéndolo situado a una razonable distancia, se me alivia la incertidumbre.
La tomo por la cintura y la atraigo hacia mí, apretando con el bulto de mi polla sobre su bajo vientre. Ella responde colgándose de mi cuello, apretando su pecho contra el mío y besuqueando mi cuello.
La mujer me nota totalmente erecto y sigue apretando, yo le pongo la mano sobre el culo y la agarro un glúteo con fuerza haciendo que su culo se abra. A ambos nos gusta este juego, ella frota su pubis con descaro sobre el bulto de mi polla, yo le coge del cachete y le doy palmadas. Los dos estamos bien calientes.
Mientras nos seguimos moviendo más o menos al ritmo de la música, quedamos de perfil en dirección a donde está su marido, circunstancia que aprovecha para saludarle, haciéndole ver que se lo está pasando muy bien. Le tira un beso a lo que el le responde con el puño cerrado y el pulgar arriba.
La mujer no se ha separado ni un milímetro, mantiene su pubis bien encajado alrededor de mi polla y no deja de culear para darme golpecitos que han logrado ponérmela súper dura. El marido no se entera de nada, sigue con su rollo junto a la barra.
A cada oportunidad que me presta el seudo baile que llevamos, y cuando tengo bien enfilado al marido para asegurarme que no nos ve, alargo las manos sobre los glúteos de ella. Los aplasto, los separo como para descubrir la conchita que protegen y luego los aprieto entre si, dando un intenso majase a su entrepierna.
En un descuido, ella se separa de mí y me agarra todo el paquete, como sopesando lo que puede hacer con el. Tras unos instantes de máxima excitación, me coge de la barbilla y me da un beso apretando sus labios bien fuerte sobre los míos.
Me hace señas para que espere, debo aguardar a que ella vuelva. Siento dudas y creo que la aventura va a terminar con un fuerte dolor de huevos sin llegar a culminar nada. La veo alejarse entre la gente en dirección hacia donde está su marido y dudo que esto vaya a terminar como deseo.
Entre las cabezas de la gente puedo ver que hablan acordando algo entre ellos. Tras darse un beso cariñoso, veo que ella vuelve hacia mi. El corazón está desbocado, me tiemblan las piernas...quizás pueda hacer algo importante con esa mujer tan fogosa.
Siento que me coge la mano y tira de mi hacia fuera del local. Minutos más tarde estamos fundidos en un profundo beso ante la puerta de su apartamento.
Sin apenas tiempo para tomar aliento, me encuentro en la cama encima de la mujer fallándola como un toro en celo. Ella me rodea las caderas con sus piernas y con las manos se aferra al cabezal de la cama.
Sus gemidos son sobrecogedores y me animan a dar cada vez con más fuerza mis empujones.
De pronto oigo un extraña ruido a mi espalda. Sobresaltado vuelvo la cabeza para averiguar de que se trata: es el marido.
Se ha sentado en una especie de mecedora y se está haciendo una solemne paja mientras nos ve a su mujer y a mi follando como locos.
Ella percibe mi momentánea distracción y me requiere con vehemencia para que continué con mi mete y saca frenético. Con un poco de temor empiezo a bombear de nuevo.poco a poco voy cogiendo confianza y lo voy haciendo cada vez con mas alegría y ganas.
La mujer empieza a suspirar fuerte, a gemir y a pedir que no pare...
En medio de esta vorágine, siento que me tocan en el hombro... es el marido nuevamente. Por señas entiendo que lo que quiere es que su mujer le haga una mamada mientras yo la enculo en la postura del perrito.
Así lo hacemos formando un trío sensacional. Pronto el tío se corre en la boca de su mujer. Ella hace rato que no deja de destilar un flujo espeso que le moja todo el muslo en medio de sucesivas contracciones.
Yo me corro dentro de su coño. La saco y la restriego entre sus nalgas y dejo que se mezclen las ultimas gotas de semen con sus flujos. Así el frote con su piel me proporciona una sensación de placer inmejorable.
Antes de que se pueda producir una reacción no deseada por parte de cualquiera de los dos, recojo mi ropa y me esfumo.
Aunque todo ha salido muy bien no me fio un pelo del gigantón del marido, no sea que reaccione mal después de que se le pase el calentón y el efecto del alcohol.
Deverano.