Que esperamos, disfrutemonos
Estaba en el aire la sensación de querer entregarse el uno al otro pero...
Cómo buscar la forma de decirle que me apetecía su cuerpo, que soñaba un encuentro donde cada uno se diera al otro en cuerpo y alma.
Ahí estaba nuevamente Esteban con su estampa deportiva, sensual y de macho.
Nuestra última conversación fue de mujeres, cómo cada uno gozaba de ellas y lo bien que ellas pasaban con uno. Era excitante la conversación a tal punto que en nuestros pantalones se apreciaba el bulto de nuestros miembros haciendo presión por salir y romper esa prisión obligada. Era curioso cómo cada uno buscaba la forma y lenguaje para dar forma al relato y no dejar nada a la imaginación. Daba la impresión de querer contar lo mejor y lograr la mayor excitación al otro. Para qué. Quedaba y se respiraba en el ambiente la sensación de cruzar aquella línea imaginaria que te dice lo que es bueno o malo sin importar lo que tu mente y cuerpo deseen.
Se sentía en nuestra miradas, expresiones de voz y cuerpo que en cada uno de nosotros estaba el deseo brutal de confesar el ánimo de juntar nuestros cuerpos desnudos, abrazarnos, sentir la respiración agitada y finalmente acariciar nuestros miembros, besarlos, mamarlos hasta lograr que la vertiente seminal haga brotar el líquido de la vida. Pero, quién decía aquella primera palabra mágica que rompiera nuestros esquemas ancestrales y no sentirnos culpables de nuestros deseos? Estaba claro que esto no significaba variar nuestra forma de pensar y actuar con las mujeres, quizás podría decirse que no seríamos homosexuales sino bisexuales y tendríamos el beneficio de gozar más allá del heterosexual común. La verdad que era yo el más deseoso y con ganas de modular esa frase y decir "no crees que es hora que nos soltemos y nos disfrutemos, de sentir tu sexo en mi sexo, el mío en el tuyo y entregarnos esta noche el uno al otro" . A pesar de mi extremo deseo y calentura, creí que no era el momento adecuado. Era muy importante que si el primer encuentro llegaba a ocurrir fuera en el momento y escenario adecuado y esa noche no se daba esa fórmula tan sencilla. Además no estábamos con el tiempo necesario.
Quedaba claro, otra oportunidad perdida pero, con una gran idea central a desarrollar. La próxima oportunidad había que prepararla minuciosamente, nada debía quedar al azar. Ese era MI COMPROMISO, a partir del día siguiente mi lema estaba claro, planificación y logro.
Qué debía planificar? Un encuentro no diferente a los demás pero con algunos ingredientes especiales que configuraran un escenario y sensación de libertad, de no culpabilidad. Sin lugar a dudas un gran desafío.
Cuál debía ser el logro? Entregarnos el uno al otro, sin restricciones, libres en mente y cuerpo. Llegar hasta el punto en que cada uno está de acuerdo. Esto podría ser sólo acariciarse, besarse, hacer de uno el miembro del otro pero sin llegar a la penetración o si la excitación y deseo es tal, entregarnos a ese momento crucial donde conoceríamos nuevas sensaciones como de sentirse penetrado y entregado totalmente al otro, sentirse dominado, embriagado de placer y ternura.
Ya ven, arduo trabajo cuyo resultado lo conocerán prontamente.
Les dejo una tarea y una pregunta.. cuántos de ustedes han pasado o están pasando esto. Han pensado hacer algo al respecto?
Ya, adelante pónganse en campaña y busquemos las formas de disfrutar lo que queremos. Está claro que estos devaneos no deben cambiar nuestra posición en la sociedad, aquellos casados seguirán en tal posición y gozando de buen sexo con su mujer y/o amante.
Hasta la próxima.