¿Qué es la virginidad?

-La virginidad es… no haber tenido relaciones sexuales. -¿Y qué son las relaciones sexuales? -¿Por qué queres hablar de esto? -Es para un artículo. Suspiró resignado -Las relaciones sexuales son… pues… tener sexo. -¿Besarse es parte de las relaciones sexuales? -Pues sí. -O sea que puedo...

-La virginidad es… no haber tenido relaciones sexuales.

-¿Y qué son las relaciones sexuales?

-¿Por qué queres hablar de esto?

-Es para un artículo.

Suspiró resignado -Las relaciones sexuales son… pues… tener sexo.

-¿Besarse es parte de las relaciones sexuales?

-Pues sí.

-O sea que puedo perder la virginidad por besar.

-No… Obvio que no -se reía.

-¿No? -hice un gesto inocente -¿O sea que si te beso aquí… -apoyé mi mano sobre su entrepierna -…Sigo siendo virgen?

-Ahhmm… eso es… es dife… diferen… -Retiré la mano y él continuó -Eso es diferente.

-¿Entonces si te beso ahí dejo de ser virgen? -sonreí con picardía.

-Uff… no se… No. Bah, si. No… Dios, no se… -sacudió la cabeza confuso.

-O sea que puedo tener mi himen intacto y no ser virgen -concluí.

-Supongo… -se aclaró la garganta y arrugó el entrecejo pensativo -¿A eso querías llegar?

-Sip.

-Mmm… Más bien diría que tu boca no sería virgen, -me pasó el pulgar por el labio inferior -el resto de tu cuerpo seguiría siéndolo. Y tu mente… tu mente ya no sería tan virgen.

Le mordí suavemente el dedo -¿Decís que hay varias clases de virginidad? Eso tiene mucho sentido.

Se removió sobre la cama, y me envolvió con su brazo -Pues sí, diría que hay varias. Por ejemplo… a nosotros aún nos falta perder una -me miró lascivamente mientras su mano bajaba por mi espalda hacia la curva de mi trasero.

-Todavía no -me reí nerviosa -todavía no.

-Lo se, lo se… cuando estés lista amor.

-Entonces tenemos varias virginidades… Ya lo había pensado yo. Para mi tenemos una virginidad física, una virginidad mental… ¿Qué más?

-¿Emocional?

-Puede ser, aunque las emociones son parte de la mente. ¿Sabes? Creo que esa es la diferencia entre la juventud de hoy en día, con la de antaño. Los niños y las niñas de hoy en día pierden la virginidad mental demasiado pronto.

-Es verdad… -asintió -los medios de comunicación…

-Sí, ¡Dios!, la televisión, la internet, todo… todo atenta contra la inocencia mental, es una especie de abuso.

Me quedé en silencio formando mis pensamientos -Es un abuso… Todos reconocen con más facilidad si se trata de un abuso físico, especialmente si es infantil, pero ¿qué hay de su mente? Nadie se preocupa de sus mentes. Están siendo abusados mentalmente, lo que significa también, emocionalmente.

-¿Es lo mismo?

-No sé si son lo mismo, pero dependen la una de la otra. ¿Recordas… Recordas la primera vez que viste algo sexual?

Largó un suspiro entrecortado -Si… creo que sí.

-¿Cómo fue?

Se hizo el silencio por unos segundos -Fue en casa de mis primos. Yo tenía 9 o 10 años.

-¿Qué pasó? ¿Qué hicieron? -Me erguí un poco, sintiendo una repentina punzada de sobreprotección.

-Nada… habían… habían conseguido un video… un video porno. Y se lo pusieron a ver.

-¿Con vos en el cuarto?

-No es tan raro, yo ya no era un niño.

-Tenías 9 años.

-Y medía más de lo que medís ahora.

-¿Qué tiene que ver? ¿Por qué los defendes?

-No los defiendo nena, solo digo que no es raro. Pasa todo el tiempo.

Apoyé la cabeza contra su pecho, sintiendo mucha bronca -Que sea normal, no lo hace correcto.

Me acarició la espalda.

-¿Y qué sentiste? ¿Lo recordas?

-Ufff… esas son cosas difíciles de explicar… hablemos de otra cosa.

-¿Qué sentiste?

-Nada… todo… no se… -Tragó saliva y fijó su mirada en el techo -Fue raro… me sentí… alucinado. Como si… como si…

»Como si hubiera hecho algo malo. Recuerdo que después, acostado en mi cama… escuchaba ese ruido en los oídos, ese pitido… y me sentía culpable… muy muy culpable. El corazón se me salía del pecho.

-Idiotas.

-No es para tanto.

-¿No? Pensá si fuera tu hijo de 9 años al que le hacen ver un video porno.

Encogió los hombros debajo de mi -De alguna manera tiene que aprender.

-¿Y si fuera tu hija?

Se tensó por unos segundos.

-Nunca voy a tener hijos -declaró rotundo.

-Claro, ¡mira que fácil lo arreglas! -La risa sacudió levemente mi cuerpo pero de pronto me puse muy seria.

-Qué horror.

-¿Qué cosa?

-Las diferencias que hacemos entre niños y niñas, como si un niño de 9 años estuviera más preparado para ver un video porno que una niña de la misma edad.

-Es diferente…

-¿Por qué?

Después de un momento repitió -Es diferente…

-Claro…

-¿Y a qué edad fue para vos? ¿A qué edad…?

-No estoy segura… a los 11 creo.

-¿Ves? Fue un poco después.

-Solo porque no tengo primos -le pegué un codazo juguetón -O mejor dicho, porque no me mandaban con ellos ni me dejaban sola…

»Y si lo hubieran hecho -continué -probablemente no me hubieran dejado ver un video porno con ellos. ¿Entendes? No es porque las niñas sean diferentes, es porque las tratan diferente.

-Las niñas son diferentes.

-Obvio que lo son ¡Uff! Sabes a lo que me refiero. Somos diferentes, pero no de la forma que se cree.

-Los hombres son más sexuales.

-Puff…

-¿Qué?

-Puuuffff.

-¿Podrías elaborar tu opinión?

Me reí con ganas -¡Por favor! Las mujeres están tan obsesionadas con el sexo como los hombres, solo que se nos enseña a no hablar al respecto y a esconderlo.

-Mmm…

Me erguí y lo miré significativamente.

-Bueno, vos sos un caso especial -dijo riendo.

-No lo soy… -volví a recostar la cabeza -Solo soy un poco más sincera que la mayoría.

-Es eso o que estas un poco loca -sentí su sonrisa contra mi pelo mientras me lo acariciaba y suspiré contenta. Me estaba quedando dormida cuando me preguntó:

-¿Cómo fue para vos?

-¿Mmm…? ¿Qué cosa?

-¿Cómo… perdiste tu “virginidad mental”?

-Ah… pues… creo que tenía 11 años.

-Aja.

-Estaba… estaba sola, una tarde. No se donde estaban mis padres… trabajando tal vez. Estaba viendo televisión, pasando los canales y… -hice un gesto con la mano mientras me aclaraba la garganta -llegué al canal 99.

Se rió, comprendiendo.

-El canal Venus… -dijo asintiendo con la cabeza -si habré gastado papel higiénico con ese canal.

-¡Shh!

-Mira como te has ruborizado.

-Callate.

Pero siguió riendo por largos y molestos segundos.

-¿Y qué viste? -preguntó al fin.

-Nunca lo sabras.

-Vamos, yo te conté lo mío. ¡Dios! solo vos podes hacerme contar cosas así. Ahora te toca a vos.

Permanecí en silencio.

-Vamos, desembucha -Alzó su cuerpo para darme una sacudida.

-Ya… está bien. Era… era una película antigua.

-Vintage.

-Supongo… había un hombre con barba… era en blanco y negro. O así se veía, viste que el canal estaba codificado…

-Si.

-Pero aún así se llegaba a ver… bastante.

-Si -sofocó otra risa contra mi pelo.

-Y bueno, había un hombre y… una mujer, y estaban… -moví la mano en el aire.

-Ya.. y eso te shockeó.

-No del todo… yo ya había visto películas, y más o menos sabía cómo iba la cosa. Cómo se hacía… el acto. ¿Entendes? El shock fue cuando…

-¿Qué? ¿Qué pasó? -sonaba intrigado.

-Uff…

-Desembucha.

-El hombre… o sea… estaban en la cama, y… estaban… haciéndolo y… ¿De qué te reís?

-Nada, nada, seguí.

-Y… de pronto el hombre… agarró a la mujer… la dio vuelta y… -no pude seguir.

Se rió por lo bajo pero me apretó mas fuerte entre sus brazos.

-Creo… creo que tuve un orgasmo -dije con voz insegura.

-¿En ese momento?

-Creo que sí… y no fue muy placentero. Sentí como si me diera un vuelco todo adentro de mí, el estomago… me asusté muchísimo, apagué el televisor y corrí al baño… Todo mi cuerpo me latía, especialmente entre las piernas, y los ojos me ardían. Creo que lloré un poco.

Hundí la cabeza en su cuello.

-Shh… -me pasó el pulgar por la mejilla -te has ruborizado otra vez -murmuró sin sonreír.

Lo abracé por el cuello con una repentina necesidad de consuelo que me sorprendió.

-No debería ser así… -murmuré al rato -No deberíamos educarnos de esa manera… si acaso se le puede llamar educación a eso.

-¿Qué preferirías, -preguntó risueño -que nuestros padres nos sentaran en el sillón y nos dieran una “charla”?

-No, grrr -Me encogí de tan solo pensarlo -Eso sería horrible.

-Y bueno, ya ves… no hay modo de hacerlo bien… si los padres hacen algo lo hacen mal, si no hacen nada, también está mal.

-No es tan así… lo estas polarizando. El problema es que los padres, son personas… no son extraterrestres. No solo son personas, sino que son tanto o más inmaduros que sus hijos. Y más ignorantes… especialmente hoy en día, con internet y todo eso.

-Mmm…

-¿Qué?

-¿Qué harías si vos fueras madre?

-Yo les explicaría todo.

Se atragantó con la risa, ante mi respuesta.

-¿Qué?

-No, nada… seguro que a tus hijos les encanta eso.

-Yo no soy como mis padres.

-Todos dicen eso.

-Vos conoces a mis padres… ¿te… te parezco…?

Suspiró sonriendo -Nadie es como vos… ¿Contenta?

-No si estas siendo sarcástico.

-No estoy siendo sarcástico -calló un momento -pero no creo que puedas explicarles todo sobre el sexo a tus hipotéticos hijos sin traumarlos.

Permanecí en silencio buscando una alternativa.

-¡Ya se! Un video.

-¿Un video?

-Sí, un video explicativo. Esa es la manera.

-¿Qué hora es?

-Las 3 am. ¿Por?

-Nada… -y dejó caer la cabeza contra la almohada.

-Bueno, si te estoy aburriendo solo tenías que decirlo…

Sonrió con los ojos cerrados -No me estas aburriendo, seguí con lo del video.

-Un video explicativo… Que vaya paso a paso, explicándoles todo.

-Eso ya existe.

-No, pero este es diferente. Por ejemplo, en el primer nivel, que sería para niños pequeños, podrían mostrar a un hombre y una mujer que solo se agarren de la mano.

-Aja…

-¡Vamos! Cuando estás en el jardín, dar la mano es súper intenso.

Rio suavemente sin abrir los ojos.

-Ese sería el primer nivel…

-¿Eso? ¿Dos personas agarrándose de las manos?

-Si… algo así, yo que se. Aunque… deberían ser varias parejas mejor. ¡Si! Un hombre y una mujer, dos mujeres, y dos hombres.

Gruñó por lo bajo pero lo ignoré -Me parece importante mostrarle a los niños desde la infancia que el amor no tiene que ver con el sexo. ¡Además! Como si no pudieras excitarte con una pareja de hombres o de mujeres.

-Paso…

-Si… otro día hablaremos de eso. Como te decía, ese sería el primer nivel. En el nivel dos las parejas se podrían abrazar y tal vez dar algún beso. O bailar…

-¿Esto sería como… un dvd de instrucciones?

-¡Claro! Un dvd instruccional… ¡de iniciación sexual!

-Suena profesional.

»En el nivel tres… ponele que… ya se besan, y se acarician un poco. Pero todo muy inocente. La pareja heterosexual, la lesbiana y la gay… incluso estaría bueno que se intercambiaran, o se dieran abrazos y besos todos juntos.

-Aja… ¿Y esto es para niños de qué edad?

Me reí ante su tono -Mmm… digamos… 5 años. De 5 a 7 años.

-Me parece un poco desubicado.

-¿Por qué?

-No es que esté en contra de eso, ya lo sabes, pero… los padres no lo aceptarían…

-Ya se, ya se… -hice un gesto con la mano -Solo estoy soñando.

Me quedé en silencio, mientras mi idea se desinflaba lentamente.

-Seguí.

-¿Para qué?

-Vamos nena, soñar es gratis, seguí. ¿Por qué nivel íbamos?

Le di un beso en la mejilla y continué mientras me acariciaba el brazo.

-El cinco, o el cuatro. En este nivel… todo sería igual al anterior, con abrazos y besos, pero sin ropa.

Su mano se congeló por un segundo, antes de seguir acariciándome.

»Se sacarían la ropa lentamente, prenda por prenda, para darle tiempo al niño a asimilar cada nueva parte del cuerpo. No habría nada sexual en este nivel tampoco, solo se desnudarían, tocándose suavemente, y al final se abrazarían.

»En el siguiente nivel, ya la pareja estaría desnuda. Se recostarían en una cama, o podría ser en el pasto, en un jardín, sobre una manta o algo así. Empezarían a tocarse… tímidamente, muy despacio, explorándose mutuamente. También habría besos, besos más íntimos. Digamos en la boca, en el pecho y tal vez ya sobre los genitales.

Los pies masculinos se retorcieron debajo de las sábanas.

-Si… -dije pensativa -Ya en este nivel o en el siguiente se podrían tocar el sexo. Se masturbarían mutuamente, con mucha suavidad… Con mucho cuidado, especialmente hacia la mujer, para no hacerle daño. Creo que deberían hacer hincapié en el sexo oral, para que los chicos entiendan que no es necesaria la penetración al principio, y que de hecho… pueden disfrutar durante mucho tiempo antes de llegar a eso.

»En el siguiente nivel…

Tragó saliva, y se removió debajo mío, pero apenas lo noté ya que estaba muy ensimismada en la tarea de desarrollar un dvd instruccional de iniciación sexual.

»…se podría profundizar en la masturbación y en el sexo oral, pero sino ya se podría comenzar con el proceso de penetración.

Medité un momento sobre esta cuestión, ya que era algo demasiado delicado para la mujer. O al menos para el miembro de la pareja al que van a penetrar.

-Definitivamente hay que cambiar muchas cosas sobre la virginidad -dije indignada -Ninguna mujer debería sangrar en la primera penetración, es ridículo. ¡Es medieval! Qué horror…

-Vos sangraste un poquito -Me recordó.

-Apenas, y eso que me preparaste durante días. Imagina si me hubieras penetrado sin más, la primera vez que nos acostamos.

-Muchos lo hacen así.

Junté las cejas contra su pecho -¿Lo… Lo hubieras preferido así?

-No -dijo meneando la cabeza con seguridad, sus ojos me miraron con ardor -No -repitió y me pasó los dedos por la mejilla, tranquilizándome.

Escondí otra vez la cara contra su cuello, mientras un sutil latido invadía mi interior. Mi cuerpo estaba recordando los momentos en los que sus manos y su boca me fueron abriendo, poco a poco, noche tras noche, con besos y caricias íntimas, hasta que logró penetrarme al fin.

Un temblor de pura excitación me recorrió.

-¿En qué estarás pensando? -susurró en mi oído.

¡Como si no lo supiera!

-En que a nadie se le ha ocurrido vender dilatadores vaginales -murmuré.

Él rió, una risa ronca.

-Dilatador vaginal es mi segundo nombre.

-¡Ah pero que ingenioso estamos! -le pegué en el brazo, riendo también -Tonto… lo digo en serio. Pensalo… venden dilatadores anales, ¿por qué no venden dilatadores vaginales?

El nudo en su garganta vibró, antes de responder -Eso es lo que yo me pregunto… me mantiene despierto por las noches.

-¡Uff!

Cuando dejó de reír, comentó -Se pueden usar los mismos, supongo…

-Si… pero nadie los llama así. Y no se si alguien los usa para eso. No entiendo… ¿Por qué se cree aún hoy en día que la mujer tiene que sufrir durante el sexo?

-No se… -bostezó.

-Es un castigo… otro más, en la larga lista. Comenzar tu vida sexual con un desgarro… ¡Qué bonito! Que civilizado, que considerado…  ¡Que “todo”!

-Ya te pusiste fatalista nena… -hizo círculos en mi espalda mientras me besaba la frente -deja de pensar en eso y durmamos, que es tarde.

Hice un puchero -No puedo…

Unas manos grandes me alzaron por la cintura suavemente y me pusieron de espaldas sobre el colchón.

-Entonces plan B.

-Espera, espera… -me quejé pero él ya me besaba el cuello mientras dejaba caer su peso sobre mi -¡Aún me faltan algunos!

-¿Algunos qué? -ni siquiera despegó la boca de mi cuello.

-Algunos niveles del dvd instruccional de iniciación sexual…

-Ufff… -gruño contra mi piel -no se si pueda aguantar más niveles.

Fue entonces cuando me percaté de su enorme y dura excitación. Lo miré con ojos muy abiertos -Estas… a punto de estallar.

Volvió a gruñir y se irguió para meter las manos por debajo de mi camisón.

-Wow, y solo gracias a mi dvd.

-Conste que solo me estaba imaginando a la pareja heterosexual…  -aclaró antes de bajar la cabeza hacia mi ombligo -y un poco a las lesbianas.

-Espera, falta poco… -le apreté los hombres pero no me hizo caso -¿Por dónde íbamos? ¡Ah sí! La primera penetración. Pues… Si, se desvisten… así… como estás haciendo…

-Aja…

-Y luego-

-Espera que te termine de desvestir.

-Ok -Tragué saliva.

Se irguió y me miró con ojos brillantes. Levantó mis piernas por las rodillas y se las apoyó en el pecho. Luego metió las manos debajo de mis nalgas y me sacó la bombacha lentamente… Recorriendo mis piernas hasta las puntas de mis pies.

-¿Así está bien, o más lento?

-Así está bien.

Tiró la ropa interior al piso y levantándome los muslos, me subió el camisón por el torso hasta subirlo arriba de mis pechos. Sus pulgares me rozaron los pezones a la pasada, como si no se diera cuenta. Levanté los brazos y me terminó de sacar la prenda.

-¿Y ahora qué hago, instructora?

-Y ahora yo te tengo que desvestir a vos… ¡ey! -no me hizo caso y se sacó la camiseta y calzoncillos de dos tirones. -¡Asi no! Es importante que los chicos entiendan que hacer el amor es algo mutuo, y no la típica “macho dominante, hembra sumisa”.

-¿No era al revés? -bromeó mientas se posicionaba entre mis piernas.

-No te adelantes. Antes de la penetración, creo que el hombre, o uno de los integrantes de la pareja debería… debería…

Me agarró las rodillas y me abrió las piernas, encajando nuestras caderas.

-¿Debería qué?

-Hacer… lo que me hiciste.

-¿Qué cosa? -apoyó las manos en mi vientre, y empezó a acariciarme suavemente.

Me ruboricé -Eso que hiciste… con los dedos.

-¿Es que no lo podes decir? -Rió incrédulo mientras sacudía la cabeza -Tenes timidez selectiva… Aun no logro descifrarla.

-Soy tímida.

-Oh si, a menos que estés hablando de algo impersonal, entonces podes hablar de dilatadores anales, vaginales, y dvd explicativos…

-Instruccionales.

-… de iniciación sexual como si se tratara de… de lo que te gustaría almorzar ese día.

-Es… Es diferente…

-Supongo que sí. ¿A esto te referís? -apoyó la punta de su dedos contra mis labios íntimos, y me rosó suavemente.

-No… O sea, si… -Aclaré mi garganta -Eso… eso iría en el nivel anterior.

Él sonrió, aunque no entendí porqué, me estaba costando pensar.

-Ah, entonces… -me metió un dedo, suavemente, hasta sumergirlo completo -¿Esto?

Suspiré ante su suave intrusión y cerré los ojos. Después de disfrutar de unos minutos de sus caricias estire mi mano hacia él -Acercate.

Cuando lo tuve a mi alcance le devolví las caricias, a lo que él suspiró de placer.

-Abrí… abrí bien las piernas nena, así los niños pueden ver.

-¿Qué niños?

Se rió un poco sofocado -los que están viendo nuestro video instruccional.

-Ah… pues… este nivel es- me retorcí un poco cuando metió un dedo más- Es más bien para… adolescente…

-Me lo imaginaba.

-Y adultos…

De pronto se agachó sobre mí, alejando su miembro de mi mano. No llegué a quejarme que ya tenía su boca sobre mi parte más sensible.

-Ahh-mm… mmm…

Me retorcí de un lado para el otro hasta que ya no podía retrasar el orgasmo. Lo aferré por los hombros tirando de él hacia arriba pero el sacudió la cabeza, sonriendo. Su aliento cálido me acarició mientras dijo -Me tengo que levantar en 3 horas, así que relajate y no le des vueltas.

-Pero…

Aceleró el ritmo de sus dedos, mientras volvía a apresarme entre los labios. Dejé caer la cabeza hacia atrás y las sensaciones desterraron todo lo demás.

A pesar de que intenté, por reflejo, retrasar el climax, el hecho de que él estuviera tan decidido a hacerme acabar era irresistible. A unos segundos de frenética penetración, ya estaba contrayéndome de placer.

-Ah-ahmmm…

-Eso es.

Las sensaciones se extendieron por todo mi cuerpo, mientras sus dedos no dejaban de sumergirse entre mis piernas. Finalmente me relajé, laxa sobe la cama, sintiéndome en el paraíso.

-No… no pares… -murmuré cuando se detuvo un momento -Aún… no…

Abracé la cabeza que descendió sobre mis pechos, mientras sus dedos seguían sacándome gemidos.

-Ahmmm…

-Ya… -dijo riendo contra mi oído -Creo que estas lista para pasar al siguiente nivel.

Se alejó de mí, y me sentí vagamente abandonada sin su contacto. Cuando volví a abrir los ojos, se estaba poniendo el preservativo.

-Un nivel…

-¿Mmm, qué?

-Todo… un nivel… de anticonceptivos…

-Bueno, hoy solo nos vamos a concentrar en los condones.

-Condones, diafragmas, capuchones, paso a paso… uno por uno… Explicando… explicando todo… -Bostecé.

-Te estás quedando dormida -sacudió la cabeza, riendo -Típico.

Me estiré sobre la cama y lo mire sonriendo -Es que me siento muy bien -Cerré los ojos y me quede muy quieta. Sentí como suspiraba al cabo de dos segundos y luego se dejaba de caer de espaldas contra el colchón.

Entonces me levanté y me arrastré sobre y él, hasta sentarme sobre sus caderas.

-Muy bien, esta posición es la mejor.

-¿La mejor? -alzó las cejas sorprendido mientras me agarraba por la cintura automáticamente.

-Sí, este es el último nivel del dvd. Y esta posición es la mejor para la primera vez, ya que el canal vaginal se alinea, lo que hace más fácil la penetración.

Dejó caer la cabeza y tensó la mandíbula mientras yo agarraba su erección y la posicionaba en el lugar correcto. Una vez ahí, me deslicé lentamente hacia abajo con decisión. Gemí de placer al sentirlo llegar al fondo de mi. Apoyé las manos sobre su pecho y comencé a moverme con ritmo enérgico aunque no tan rápido como para hacerlo acabar. Yo había tenido un orgasmo buenísimo así que no tenía apuro.

Después de unos minutos de ascender y descender sobre su cuerpo, sentía ya sus dedos hundiéndose en mi cintura con fuerza, y me di cuenta de que le estaba constando no alzar las caderas. Finalmente no aguantó más y me abrazó, apresando mis brazos, y me echó más hacia él mientras tomaba el control de la penetración. Me comenzó a embestir frenéticamente, tan rápido que nuestros cuerpos parecían estar aplaudiendo. En sus brazos no podía moverme, lo que era terriblemente excitante, y en pocos segundos estaba ya al borde de otro orgasmo.  Estaba a punto de explotar cuando él se detuvo, con su pene fuera de mí, mientras jadeaba en mi oído.

No sé cómo sabía siempre cuando detenerse, y cuando seguir, o tal vez era el ritmo de su propia excitación, tan sincronizada con la mía.

Después de respirar profundamente un par de veces, volvió a penetrarme hasta el fondo.

-Ahmmm…

Comenzó de nuevo, despacio… pero no tardó en volver al ritmo caliente y rápido de antes. Alternó entre empujes frenéticos, con otros lentos y profundos, de una manera enloquecedora hasta que al fin perdió el control en su frenesí y en lugar de retirarse, me embistió con fuerza, mientras yo gemía y me contraía alrededor de él.

Me aferró entre sus brazos con tanta fuerza que me sonó una vértebra y me sostuvo así, hasta que el estallido de placer dejó de sacudirnos. La deliciosa presión fue cediendo lentamente, mientras nuestros cuerpos dejaban de latir y se enfriaban.

Finalmente aflojó sus brazos y me acarició la espalda dulcemente.

-Uff… nena… me da vuelta la cabeza.

Le pase la lengua por el cuello en respuesta.

-No te duermas… -le susurré al rato.

Juntó las cejas con los ojos cerrados -No… No doy más…

Me levanté, con cuidado de que no se le saliera el preservativo y después de sentarme sobre sus rodillas lo miré fijamente. Con gran esfuerzo, aún jadeando, abrió los ojos y me miró curioso. Entonces aferré su miembro con las dos manos a lo que su cuerpo pegó una sacudida. Lo apreté, con cuidado, desde la base hasta la punta, exprimiendo con suavidad hasta que le retire el preservativo del todo.

-Ufff…

Me agaché y le di un besito fugaz justo ahí.

-Te gusta torturarme -dijo tragando saliva, pero sonreía.

Yo también sonreí. Le hice un nudo al condón y se lo extendí.

-Toma, hacete cargo de tus pertenencias.

A tientas agarró el preservativo, estiró el brazo y lo dejo caer al lado de la cama. Habría caído al piso… si no fuera porque había un tacho ahí, estratégicamente ubicado.

-¿Que te cuesta? -Rezongué.

-Mañana…

-Son dos pasos hasta el baño-

-Mañana… dormir… ahora…

-Uff… -suspiré, aunque la verdad me causaba ternura verlo tan adormilado que ni podía hablar. Me acosté a su lado, dejando una pierna sobre su cintura y la mano en su pecho, que aún respiraba agitado. Nos cubrí con la sábana y apoyé mi cabeza en su hombro.

Me debo haber quedado dormida, porque no recuerdo nada más.