¿Qué es el infierno? 9

No hace nada, tan solo me mira mientras su respiración cálida y húmeda cae sobre mi parte más íntima.

¿Eso es todo? –quería saber con todo detalle que pensaba.

-      No.. –respondió avergonzada-. Ella es.. una especie de demonio, cada noche aparece en mi cama con sangre en su cuerpo. Pero lo extraño de eso es que me excita verla así, nunca se de quien es la sangre, tampoco me importa. Tan solo me observa desde la oscuridad de la habitación mientras ciertos reflejos de luz exterior la realzan. Y sin aguantarme empiezo a masturbarme mientras me observa con unos ojos que le comienzan a brillar.

-      Joder.. –murmuré muy bajo.

-      ¿Cómo dice? –preguntó ella.

-      Nada hija, sigue.

-      ¿Seguro quiere que siga? –preguntó con su tono dulce y avergonzado. Yo en cambio simplemente observé un terrible bulto creciente bajo mi sotana. Tragué saliva muerta de excitación

-      Sí. Debes contarlo todo para liberarte de ese sueño. –obviamente solo dije eso para saber su continuación.

-      Está bien. –se aclaró la garganta-. Entonces veo sus ojos acercarse a mí lentamente hasta subirse gateando a mi cama mientras me separa sutilmente las piernas. –sentía terribles deseos de tocarme, a pesar de no saber muy bien cómo usar mi ‘nueva’ herramienta-. Entonces siento su respiración en mis partes y en ese momento volteo mi cabeza mirando a mi novia y le susurró un perdón por adelantado.


Capítulo 9

La puerta frente a mí comenzó a abrirse, me asusté.

  • Disculpa la tardanza. -susurró Jana intentando no hacer ruido mientras entraba.
  • ¿Estás loca? ¡Casi me da algo! -protesto en el mismo tono de voz.
  • Uy sí, ya veo que está a punto de darte algo. -murmuró observando el hinchazón que se veía bajo la sotana. Me sonrojé.
  • ¿Ocurre algo? -preguntó Kate confusa.
  • En absoluto, puede seguir. -murmuré mientras intentaba calmar a Jana que acababa de darse cuenta de que la que se confesaba era Kate. Instantáneamente la miró, luego miró de nuevo el hinchazón y puso los ojos en blanco.
  • Entonces. -titubeó-. Entonces me observa con sus ojos luminiscentes, la espera es infinita, no hace nada, tan solo me mira mientras su respiración cálida y húmeda cae sobre mi parte más íntima. -Deseosa de escuchar cada parte del sueño, Jana me distrae mientras veo que me arremanga la sotana, y seguídamente baja mis boxers. Sonríe maliciosamente.
  • Pobre, ahora entiendo porqué es cura, la tiene muy pequeña. -se rió discretamente Jana.
  • Gracias por aclararme que has visto muchas. -murmuré indignada y Jana hizo una mueca.
  • Cuando por fin me salen las palabras, solo puedo suplicarle. Cuando escucha mis plegarias es cuando al fin siento su lengua hundirse en lo más profundo de mi ser. -Gemí y rápidamente me cubrí la boca, fulminé a Jana con la mirada, pues acababa de hundir mi nuevo miembro en su boca-. Solo un demonio podía llegarme tan profundo. Solo una lengua demoníaca como esa podía acariciar cada parte de mi interior. -No aguantaba más, Kate susurrandome el más delicioso sueño y Jana comiéndome la polla, de hecho comiéndosela a un cura virgen que resultaba ser yo-. De nuevo le imploro al demonio que siga. Parece obedecer mis órdenes, de modo que siento como abre más su boca. -Jadeé, Jana al escuchar eso me hizo lo mismo-. Pero.. -pareció dudar en decirlo-. de golpe mi novia me abraza, yo me tenso e intento cerrar las piernas, pero esa demonio pelirroja ardiente como el mismo infierno me abre las piernas con unas fuerza infernal y se abalanza sobre mí de nuevo, no puedo, intento aguantarlo porque mi novia está prácticamente sobre mí abrazada, pero esa lengua rebuscando en mi interior, pareciendo buscar todo y nada a la vez, hace que lo suelte. -el éxtasis junto al del sueño de Kate pareció llegar a mí, Jana intensificó su velocidad haciéndome rozar el cielo, la sujeté bruscamente con las manos. Sentí como la parte superior del pene se llenaba, preparándose para expulsar todo, cuando comencé a eyacular Jana se apartó dejando que cayera al suelo del confesionario.
  • Así le dejamos un regalito. -sonrió mirándome mientras yo trataba de ahogar los gritos.
  • Entonces me despierto. -escuché a Kate-. Observo las sábanas mojadas confirmando el placentero sueño que acabo de tener y me masturbo casi toda la noche recordando esos ojos demoníacos. -me faltó el aire de nuevo.
  • Joder. -murmuré.
  • Disculpe, tengo que irme. -Y Kate huyó de allí a toda prisa.
  • Y a mi que me parecía inocente ella.. -se rió Jana.
  • Siendo amiga tuya, lo veo complicado. -reí con ella.

Me transformé en mi verdadero ser de nuevo y salí de allí observando el rastro del pecado que acabábamos de cometer en aquel santo lugar.

  • ¿Dónde narices estabais? -espetó Alex frustrado.
  • Nada, haciendo de las nuestras. -murmuró Jana y ambas reímos.
  • Miedo me dais. -dijo su amigo-. Pero para la próxima me apunto, parece que ha sido divertido. -murmuró observando al verdadero cura que volvía a estar en la sala algo desorientado.
  • Corre vámonos. -dijo Jana al ver que se dirigía al confesionario.

Salimos de allí zumbando y aprovechamos para ir a un bar a tomarnos unas copas.

Pasé todo el día siguiente en casa sumergida en mis pensamientos. Mientras Alex parecía hacer de las suyas por casa. Hasta que llegó la noche y finalmente tuve una idea, más que una idea era un impulso. Salí de casa a medianoche, caminando tranquilamente sin prisa, aunque en el fondo la tenía. Hasta que finalmente llegué bajo su casa. Observé curiosamente el balcón abierto, me aseguré que no había nadie por la calle y de un salto subí a él. Entonces se me heló la sangre, la vi, gimiendo mientras literalmente yo estaba hundida entre sus piernas, dándole el placer que la hacía gemir. Ese rostro idéntico al mío se detuvo y me miró, con sus ojos verdes luminiscentes, mientras lentamente recuperaba su forma original.

  • Tú.. -lo miré llena de ira-. ¿Qué haces?
  • Follarme al amor de tu vida. -estaba perdiendo los cabales.
  • Será mejor que huyas porque voy a matarte. -respondí tratando de calmarme, pero el niñito rubio, el menor de los Crawford pareció atraerle la idea.

Me abalancé sobre él, pero de pronto se había esfumado y a cambio de ello caí sobre la cama. Y desafortunadamente, Kate se despertó.

  • Espera. -susurró al ver que iba a desaparecer.-. ¿Quién eres? -se incorporó en la cama.
  • Un demonio. -respondí seria, seguía cubierta de ira.
  • Pues eres el demonio más sexy que jamás he visto. -sonreí y afortunadamente eso me calmó.
  • ¿Es que acaso sueles reunirte con demonios? -le seguí el juego.
  • No, pero si son como tú. -susurró agitada-. Llévame al infierno. -utilizó cierto tono de súplica. Esa mujer sería mi perdición.
  • Los ángeles como tú no aguantarían ni cinco minutos allí.
  • ¿Estás retándome? -susurró amenazante mientras se levantaba y caminaba hacia mí.
  • Creeme, no es tu lugar. -me di la vuelta.
  • No, por favor. -me agarró del brazo y un escalofrío me invadió de arriba a bajo. Su roce era como el terciopelo.

Lentamente tiró de mí hasta darme la vuelta y quedar frente a ella. Me acariciaba el brazo mientras respiraba agitada, se la veía verdaderamente nerviosa.

  • Puedes.. ¿Puedes enseñarme tus ojos de nuevo? -murmuró con un hilo de voz.
  • ¿Te doy miedo? -me entristecí.
  • Sí. -dio un paso más cerca de mí-. Me enloqueces como nadie jamás lo ha hecho. -me animé de nuevo.
  • Debería dártelo. -suspiré-. Si lo hago puede que desate al demonio y no pueda controlarme.
  • Solo hazlo. -jadeó suplicando, cerré mis ojos e intentando mantener la calma conecté con mi interior, al abrirlos sentí la maravillosa visión nocturna, que me permitía verla semidesnuda con claridad-. Estos ojos me robaron la vida desde el primer día que los vi. -me miraba embelesada, y de pronto se acercó con delicadeza hasta posarse en mis labios.

Cerré los ojos sin yo querer, no podía permitir que esto ocurriera, pero tampoco podía detenerme.

Ella me agarró por la nuca, sentía sus deseos a través del roce de sus dedos, me deseaba, introdujo su lengua en busca de la mía. Al sentir su roce, su delicado roce, sentí deshacerme en las llamas del infierno, aquella lengua me hacía sentir cada parte de mi cuerpo como si tuviera vida propia.

Me llevó lentamente a la cama, me tenía, era toda suya, me dispuse a tumbarnos en la cama.

Entonces sé, que para cuando abrió los ojos, yo ya ni estaba allí.

No podía continuar, por más que lo deseaba más que nada, mi ira había vuelto a mí.

Ese Crawford me las iba a pagar. Me dirigí a toda prisa en su búsqueda.

Fue entonces cuando estaba en sus terrenos que lo entendí.

  • Eres tan predecible que hasta me das lástima. -comentó el chico.
  • Evidentemente, después de lo que has hecho iba a venir a por ti, hasta un tonto lo sabría. -me acerqué más a él.
  • Era todo una ilusión. -fruncí el ceño-. Simplemente me encargué de que ella soñara aquello cada noche, de esperar en las sombras de su habitación cada noche hasta que te dignases a visitarla. De que tu también imaginaras eso cuando llegaras a la habitación. Se le llama proyección, presentarte en un lugar pero no estar del todo en él. -estaba en shock-. Simplemente os he hecho creer a las dos lo que queríais. Ha sido sencillo.

De pronto desapareció, instantes después sentí como me golpeaba con una barra metálica. Primero en la cabeza, cosa que me destrozó la cara, llenando el suelo de sangre. Seguidamente en las piernas haciéndome caer de rodillas y por último en las espalda, partiéndome la columna. Me sentí morir, no sabía que me dolía más, si la cara en la cual me faltaba la mitad de la piel en ella, las piernas destrozadas o la espalda partida, hasta que finalmente me atravesó con él, haciéndome vomitar sangre.

  • Aunque debo decir que fue difícil no visitar a esa delicia en vivo, no te imaginas lo mucho que disfrutaba mientras la hacía gemir en esos deliciosos sueños. -la ira se apoderó de mí, quería matarlo, destriparlo, hacerlo picadillo literalmente. De la nada se elevó y explotó en mil pedazos, llenándome todavía más de sangre.

Curiosamente ya no me dolía nada, todo había vuelto a su lugar, me quedé observando el suelo todo cubierto de él.

  • ¡Lance! -escuché gritar a sus padres-. Lance, ¿estás bien? -escuché cómo le preguntaban, mientras poco a poco todas sus partes trataban de juntarse.

Salí corriendo de allí no sabía en qué dirección, solo sabía que tenía hambre, demasiada hambre.

CONTINUARÁ...

Espero que os guste. Ya he vuelto,

disculpad la tardanza, mejor tarde que nunca.

Saludos desde España.

Me encanta leer vuestros emails.