¿Qué es el infierno? 7

Profundizando en el infierno.

Jana a una velocidad de vértigo recuperó el corazón de las manos de ese mocoso al que tanto asco le tenía y, posteriormente Jana desapareció corriendo con el corazón goteando sangre mientras todavía tenía ciertos latidos.

Mi padre alzó en sus brazos a Alex y desapareció del mismo modo mientras los padres de Jana iban tras él como si de una escolta se tratara.

Yo estaba petrificada, solo sentía odio, un odio conjunto a una terrible sed de matar. Sentir su cuerpo desgarrarse entre mis manos, solo pensarlo me producía placer. Sin contención le solté un golpe de puño al chico en el cual pude sentir su mandíbula dislocarse mientras una sonrisa invadía mi espíritu completo. Aunque se fuera a curar rápidamente, el golpe le había dolido igual que a un humano.

Mi madre cogió mi mano y desaparecimos de ese lugar.

Sin saber a dónde íbamos o que teníamos que hacer hasta que me percaté de que estábamos en nuestra segunda casa (en el mundo sobrenatural). Cruzamos media casa y no era pequeña precisamente, hasta que encontramos a todos en el salón principal con Alex tumbado en el sofá, solo faltaba Jana.

Pensando en ella y precisamente en ese momento estaba entrando por la puerta junto a un jovencito algo agitado, supongo de viajar a semejante velocidad, sería algún médico o no sabía quien era.

-          Vamos pónselo. –murmuró mi madre nerviosa dirigiéndose a Jana. Ella obedeció con delicadeza, adentrando su mano en la profundidad del pecho de mi hermano hasta encajar en el sitio perfecto su corazón. Un profundo latido que pareció retumbar en toda la casa indicó que había vuelto a la vida. Abrió los ojos con espanto, pareciendo no saber donde estaba.

-          Tranquilo, estamos en casa. –murmuró mi padre-. No sabes el susto que le has dado a tu madre. –se rió.

-          Pero si estabas peor tú que yo. –le contestó mi madre riendo.

-          Tendrás hambre.. revivir da un hambre que te mueres. –reímos todos ante el comentario de Jana-. Aquí tienes un aperitivo, luego iremos por más. –señaló al chico que había llegado, ahora sabía para que había venido y de médico tenía poco.

-          Que haríamos sin ti.. –murmuró Alex-. Siempre pendiente de todo.

Se alimentó con ansiedad, al parecer realmente revivir daba mucha hambre. Los padres de Jana y los míos se pusieron a hablar entre ellos tranquilamente.

-          Hay algo que no entiendo. Entonces si podemos morir, si nos arrancan el corazón ¿no? –pregunté con curiosidad.

-          A alguien como nosotros que hemos nacido así es casi imposible, habría que separar el corazón del cuerpo para que estuviera muerto y tras muchos años, muchísimos entonces sería posible destruir el corazón y con ello matarías por completo sin opción de revivir. Pero siempre que devuelvas el corazón, podrán revivir. –se aclaró la garganta-. Pero en uno que no sea como nosotros y sea convertido es distinto, ese si le arrancas el corazón muere al instante sin posibilidad de revivir.

-          Uff.. –gruñí desilusionada, pensar que si transformaba a alguien era más vulnerable que yo a la muerte me afectó bastante ya que en lo poco que había aprendido hasta ahora era que no podíamos morir, y ahora resultaba que sí era posible.

-          Sigo teniendo hambre. –nos miró Alex mientras dejaba caer al chico en el sofá.

-          ¿Está..? –pregunté.

-          Sí. –respondió Jana-. No te preocupes era un maltratador, mejor así.  –asentí para mis adentros, era mejor así.

Esa noche nos fuimos de caza, no murió nadie más, de los que nos alimentamos simplemente íbamos bebiendo un poco de cada uno sin hacerles daño alguno.

Pasaron varias semanas, mi día a día era entre sobrenaturales, nada más veía humanos para alimentarnos de ellos. Me pasaba el día entrenando, era horrible, Continuamente tenía clases de defensa, la primera defensa que te enseñaban eran movimientos para proteger el corazón, ya me resultaban fáciles de hacer, pero claro, no es lo mismo en un combate de verdad. También entrenaba corriendo varias horas sin parar, cada día me hacían aguantar más rato. El propósito de ellos por ahora era que lograra llegar al país vecino sin cansarme, que en mi caso era Francia. Debía poder aguantar ir y volver sin sentir que iba a morir. Entonces estaría a la altura de los jóvenes sobrenaturales de quince años. Una vez consiguiera eso podría conocer el mundo animal sobrenatural.

Visto que me iba tan bien y progresaba rápido Jana me invitó a visitar el mundo humano de nuevo.

Obviamente me moría por ver a una doctora humana que me tenía bastante obsesionada.

Visto que habíamos desaparecido mucho tiempo, ni si quiera sabíamos que conciertos había previstos, casualmente esa noche había uno y era perfecto para ver a Kate.

No teníamos entradas ni nada con lo cual nos escondimos en la parte de arriba del escenario donde están las luces. Desde ahí observé a Kate dirigirse a su sitio. Iniciaba ella la melodía, sus dedos se movían sobre las cuerdas del arpa con suma delicadeza y gran habilidad, una sensación de vértigo me recorrió el cuerpo.

-          Quiero volver a la orquestra, me gustaba mucho. –comentó Jana tras terminar el concierto mientras estábamos esperando a Kate en la puerta.

-          A mí también la verdad, pero con las pruebas que tengo no se si tendré tiempo.

-          Quejica, hablaré con el director y le diré que nos incluya en los próximos conciertos.

-          Está bien. –puse los ojos en blanco.

-          Amor. –escuché una voz que parecía ser la de Kate y efectivamente era ella.

-          Has estado genial. –murmuró una voz dulce mientras abrazaba a Kate y luego de le daba un beso en los labios-. No puedo esperar a que estemos casadas. –le acarició la mejilla y una terrible ira derribó mi corazón. Jana me rodeó con un brazo la espalda mientras observaba la escena igual que yo.

-          Solo una semana más. –respondió Kate. Jana me agarró fuerte ya que tenía unas ganas gigantescas de matar a esa chica que rodeaba a quien tan obsesionada me tenía.

-          Cálmate, ¿Qué esperabas que estuviera sola? –susurró Jana.

-          ¿Lo sabías? –la miré con indiferencia.

-          Era obvio, tiene casi treinta años y es humana, está en el momento de casarse y hacer su vida.

-          No quiero. –protesté.

-          ¿Qué quieres? ¿follártela? Adelante ve, hazle de todo y a ver si te quitas esa tontería de encima. –no quería solo eso, quería que fuera mía, que nadie pudiera ni tan solo rozarla.

-          No es eso. –respondí a regañadientes.

-          ¿A no? ¿Y que es? ¿Amor? Anda ya, no sabes que es eso. Estás obsesionada por tu primera presa que no has cazado y hasta que no lo hagas no se te irá esa obsesión. Tu naturaleza no es respetar los gustos y decisiones de los humanos, es hacerlos tuyos y someterlos, ahí encuentras el placer y al no dejarte hacerlo estas volviéndote loca por ella.

-          Perfecto. –una voz masculina a lo lejos se escuchó.

-          Mierda. –comentó Jana-. Nos ha visto.

-          ¿Quién?

-          El hijo de los Crawford.

-          ¿Qué hace aquí? ¿Y que ha visto? –pregunté molesta sin entender nada.

-          Busca guerra y la ha encontrado, ahora sabe de Kate y tu obsesión hacia ella.


Es un capítulo corto para dar paso al próximo más profundo.

Espero que os guste.

Feliz año a todos.

Saludos desde España.

Me encanta leer vuestros emails.

Lady.