¿Qué es el infierno? 5
Un mundo nuevo por experimentar.
Visto su mensaje decidí que lo mejor sería salir ya a recibirla. Me acomodé un poco el pelo, resalté un poco más mi escote y sonreí.
Me encaminé con paso firme en dirección a la barra donde pude ver la silueta de Kate de espaldas. Mi corazón se aceleró. Mis manos empezaron a temblar, mi piel se erizó. Todo a mi alrededor se volvió borroso excepto ella, escuchaba su risa, incluida su respiración. Fruncí el ceño y cerré los ojos al sentir su olor invadir mis pulmones. Me detuve de inmediato para respirar hondo y calmarme pero no funcionó ya que su olor me llegó más adentro. Apreté la mandíbula y una mano me agarró del brazo y me sacó corriendo de allí.
- Chloé o te calmas u olvídate de esto. –murmuró mi hermano.
- ¿Qué haces aquí? –me sorprendí.
- Vigilarte, sabía que esto podría ocurrir y Jana no podría estar por las dos a la vez.
- Estoy bien, solo hay mucha gente allí dentro. –señalé con la cabeza el local.
- No. –comentó firme y me sorprendí-. Solo es ella. –puse los ojos en blanco-. No, hablo enserio, yo también pasé por eso la primera vez, no es buena idea, no estás preparada para acercarte a gente que te atrae, eso no puedes controlarlo, suficiente es ya estar con cualquier persona como para que además te atraiga.
- Me cae bien, es una amiga.
- De milagro conoces su nombre, así que amigas no. Sé que es molesto. Yo me enfadé con Madre al ella prohibirme ver a esa chica.
- ¿Le hiciste caso? –pregunté casi segura de que no.
- No. –se entristeció y hubo un largo silencio.
- Con más razón, yo también debo exper..
- Está muerta. –me interrumpió.
Se me heló la sangre. No tenía palabras.
- Sé que dirás que puedes controlarlo, que no tiene porqué suceder lo mismo pero hace pocos días que has descubierto este mundo, no te prohibiré verla pero si que lo hagas cuando estés preparada.
- Está bien. –murmuré desilusionada pero comprensiva.
- Ese look te queda bien eh, estás guapa de morena pero tu pelirrojo me gusta más. –me abrazó con cariño.
- ¿Y ahora qué hago? Quería pasarlo bien esta noche.
- Y lo harás. –sonrió con malicia-. Pero primero quiero ver a mi hermana al natural, con sus ojazos verdes, su hermosa melena y sus delicadas pecas. –esta vez sonreí yo pero con halago.
Nos dirigimos a la parte trasera del local y regresé a mi cuerpo.
- Uuuu.. porque eres mi hermana que si no.. –me miró de arriba abajo mordiéndose el labio. Pensé lo mismo de él, era el hombre más hermoso que había visto jamás. Esas cejas gruesas negras con esos ojos verdes derretían a cualquiera-. Desde luego nuestros padres han hecho un buen trabajo. –comentó mirando nuestro reflejo en un escaparate. (si tenemos reflejo pensé y me reí)-. Ahora te pondrás esto y te rizaras el pelo. –En menos de un minuto me rajo un vestido ajustadísimo de color gris con tacones del mismo color con decorados.
- Eso vale. –señalé la ropa-. ¿Pero cómo me rizo el pelo? –pregunté desorientada.
- ¿Te has transformado en otra persona y no sabes rizarte el pelo? Hay mucho trabajo contigo. –miró al cielo.
- Vale vale, perdone señorito perfecto. –le tiré una mirada fulminante y luego me vestí cambié rapidísimo, una persona humana ni se habría dado cuenta e hice el mismo proceso que con Jana al cambiar mi aspecto solo que esta vez lo use para el cabello.
- Joder.. –murmuró mirándome los glúteos.
- ¿Me estás mirando el culo? –le miré amenazante.
- Sí. –respondió sin ningún pudor-. No sabía que era tan.. –con sus manos hizo el gesto de estrujarlo-. Vamos que este vestido resalta cada una de tus curvas, no sabía ni que pudieran ser tan perfectas. –me ruboricé.
Me miré en el escaparate, hasta yo me sorprendí de mi misma. El vestido llegaba un poco por encima de las rodillas marcando al detalle mis caderas, tenía escote pero poco pronunciado y la espalda un poco al aire dejando a la vista mis omoplatos y el cabello así me daba un toque salvaje.
- ¡Jana! –Exclamó mi hermano de pronto. Me di la vuelta y la vi con la boca medio abierta y completamente paralizada. Detrás suyo apareció Kate y mi hermano rápidamente se la llevó de allí sin darme tiempo a sentir ni pensar nada.
- Est.. Estás.. mu.. –tartamudeaba-. Woow.. –gimió mirando mis caderas.
- Nenaa. –chilló un chico que iba acompañado de sus amigos-. Estás para comerte la gomilla de las bragas. –partí en risas de inmediato, que piropo tan original.
- Tss ehh. –les respondió Jana y la miraron desde su lejanía-. Mira adelante o te darás contra algo. –comentó y rápidamente apareció frente a ellos-. O te daré yo, así que desfilando.. –les hizo camino con la mano para que se fueran.
- ¿Estás bien? –le pregunté cuando volvió a mi lado.
- No me he comido a ninguno porque hasta asco me dan como para eso. –se rió conmigo-. ¿Tú estás bien?
- Mejor que nunca. –sonreí-. ¿Por qué habéis salido? –no obtuve ninguna respuesta-. Tierra llamando a Jana. ¿Quieres tocarme? –pregunté al ver como estaba obsesionada observando mi cuerpo.
- Perdona. –se recompuso-. Es que creo que nunca he tenido tal.. mujer delante.
- Exagerada, llevo toda la vida en ese sitio. –le quité importancia.
- Y nunca te habías dado a ver como ahora, es como si ahora dijeras si soy mujer. Toda en si una mujer. –hizo un gesto con sus manos simulando mis curvas.
- Chicas llevo a Kate a su casa ¿o te vas con ella? –miró a Jana.
- Por mi llévatela. –Jana no me quitaba el ojo de encima.
- Okey pero no hagáis nada sin mí. –nos miró a las dos-. Nada de fiesta y eso digo.. de lo otro por supuesto que no pienso estar delante. –ambas lo miramos con cara de narices estás diciendo.
Mi hermano se fue y la noche parecía que sería larga porque Jana seguía igual de embobada. Me cansé de eso y le cogí ambas manos y las puse sobre mi cintura.
- Qué.. ¿Qué haces? –preguntó sorprendida.
- ¿Tú que crees? –respondí con valentía mientras con mis manos encima de las suyas hacía que subieran por mi cuerpo hasta que las dejé solas para que se movieran a su gusto.
Sentí como si un rayo recorriera mi cuerpo, estuviera llena de electricidad y en el lugar donde estaban sus manos era más intenso. Sus ojos verdes fueron inundados por la pupila, parecía querer absorberme. Intentaba respirar calmadamente, pero hasta mis manos temblaban, nunca había experimentado ni si quiera la excitación, como si hasta hace poco mis sensaciones hubieran permanecido muertas, de hecho así era pero hasta ese momento no me había dado tanta cuenta.
- Vaya, vaya.. lo que se encuentra uno por aquí. –murmuró un hombre a unos metros de distancia de nosotras. Jana se tensó al momento tan solo oír su voz.
- Largo. –gritó con voz autoritaria mi hermano que había llegado en milésimas de segundo. Jana me agarró más fuerte y me puso tras ella.
- ¿Estás sordo chaval? –apareció mi padre y el chico salió corriendo.
- ¿Quién era? ¿Por qué os ponéis así? –me puse de puntillas y comente por encima del hombro de Jana dejándome ver.
- Esto empieza a ir muy rápido. –apareció mi madre a mis espaldas y me acarició la melena. Se alejó de mi mientras se acercaba mucho a mi padre.
- Es muy pronto. –escuché como su voz se quebraba.
- No se la llevarán, no lo permitiré, lo sabes. –murmuró mi padre con firmeza y dulzura a la vez, después se abrazaron.
- No es por meterme en medio pero estáis hablando de mí y me gustaría saber por qué. –comenté irritada.
- Aquí no. Vamos a casa, a la de verdad. –respondió mi madre.
Volvimos corriendo a casa aunque no se separaron de mí en ningún momento.
Como cambiaban las cosas en pocos segundos, me iba a costar acostumbrarme a eso, eso si lo lograba.
Nos reunimos en un castillo, demasiado antiguo pero espectacular. El salón era más grande que cualquier casa que hubiera visto, y solo el tamaño del salón. El decorado era muy particular, de época. La chimenea encendida que invitaba a leer un libro junto a ella. Pero no tuve mucho tiempo para inspeccionar el castillo, vi lo justo en el salón ya que íbamos a hablar en él, no me dejaron observar casi nada, la chimenea y pocas cosas más.
- ¿Queréis algo? –nos preguntó mi madre a los tres.
- ¿Y yo? –comentó mi padre-. ¿A mí no me preguntas? –le levantó una ceja y torció la sonrisa. Mi madre puso los ojos en blanco y mi padre la miró de arriba abajo varias veces y le guiñó el ojo.
Mi hermano y yo observábamos la escena con asco, un asco que nos invadía cada poro de la piel.
- Creo que me iré a mi cuarto. –comentó mi hermano deseoso de huir de ese lugar cuanto antes.
- Creo que yo también. –hice una pausa y me planteé mi frase-. Espera, ¿Cuál es mi habitación?
- Yo te la enseño. –se reía Jana al ver nuestras reacciones.
- No, no os vayáis. –comentó mi madre.
- Sí, sí quedamos aquí en dos horas. –replicó mi padre y mi madre lo fulminó con la mirada-. Está bien, estamos a salvo, déjala que conozca nuestra casa. –dijo lo último en voz baja solo para ella.
- Entonces que sean tres. –respondió mi madre-. En tres horas aquí. –mi cara de asco aumentó al imaginármelos tres horas sin parar como desesperados. Jana cogió mi mano y me sacó rápido de allí.
- ¿Se necesita tanto rato para..? –le pregunté a Jana tras cruzar la puerta de lo que parecía ser mi habitación.
- Bueno.. depende de las ganas que tengas. –se rió y yo sacudí mi cuerpo como sacándome esa imagen de la cabeza-. ¿Qué te parece tu habitación? –me abrazó por la espalda y olvidé por completo mirar la habitación.
- Muy.. bonita. –murmuré con dificultad ya que no estaba concentrada en eso.
- ¿Sabes que puedo leerte la mente no? Puedo saber cuándo mientes. –su cuerpo se juntó más fuerte al mío, yo me puse tensa al instante-. Es broma, eres muy dulce cuando te pones nerviosa. –sonreí vergonzosamente.
Sus manos subieron a acariciarme los hombros, el cuello, reposé mi cabeza en su pecho y lentamente sus manos subieron por mi mandíbula hasta mis orejas y me acarició tras ellas mientras hacía círculos encima de mi cabello.
Mi corazón se disparó, nunca había latido así, era como taquicardia como si estuviera teniendo un ataque.
- Respira.. –susurró en mi oído y sentí mis piernas flaquear. Le hice caso pero se me escapó un jadeo. Pude sentir como sonrió ante eso.
Separó una mano de mí y apagó la luz, me dio la vuelta y haciéndome caminar de espaldas me llevó hasta la cama, sentí desconfianza pero no por ella si no por el desconocer la habitación y no controlaba muy bien mis ‘poderes’ y si intentaba ver en la oscuridad a lo mejor la pifiaba. Así que me dejé guiar por ella.
Una vez tumbada en la cama subió encima de mí hasta su cuerpo encajar con el mío como un rompecabezas, una de sus piernas entre las mías y uno de sus pechos entre los míos.
Acarició mis labios con su mano y con mucha suavidad. Me beso el cuello y pude notar su respiración agitarse bastante, con una mano apretó fuerte la sabana dentro de su puño. Ahora era ella quien debía calmarse, aunque tampoco podría hacerme daño visto que ambas éramos la misma especie. Pero escuchara así agitada me provocaba algo terriblemente desquiciante, el no verla y escucharla tan agitada me agitaba mucho más a mí. Lentamente subió por mi mandíbula hasta mis labios, los cuales se unieron junto a los suyos con delicadeza.
Yo me limitaba a seguir sus pasos, imitaba lo que su boca hacía, hasta que se abrió, yo abrí la mía junto a la suya y su lengua salió hasta rozar mis labios creándome un brusco cosquilleo, me aguanté las ganas de reír, estaba demasiado.. Excitada supongo.
Cuando su lengua llegó hasta la mía, me sentí fallecer. Era lo más suave que había tocado en mi vida, cálida y acogedora, resbaladiza y suave, simplemente perfecta, su sabor todo me encantaba.
Al ver que yo me adaptaba bien dio un poco más de libertad y profundizó más en mi boca, con un poco más de ímpetu y ganas, ahogando su respiración conmigo.
Sentí demasiadas pulsaciones allá abajo, me molestaba de hecho. Era como torturador y doloroso. No pude evitar acariciarme contra su pierna. Instantáneamente gemí en su boca y mi cuerpo tembló, en exclusiva mis piernas.
Mis mejillas ardían, mi cuerpo necesitaba oxígeno, más del que me llegaba, como si la habitación se hubiera quedado sin. Al ver mi reacción con todo eso, fue ella la que esa vez se movió contra mí zona. Gemí nuevamente mientras aferraba mis manos a su cintura y la agarraba de los pantalones.
Llamaron a la puerta
Vi como los ojos de Jana se volvían fosforescentes observando en la oscuridad y se alejó de mí.
Un desolador frío se apoderó de mí. Me sentí abandonada.
- ¿Han pasado tres horas ya? –comenté sorprendida, Jana se rió.
- No, en tres horas ni te imaginas todo lo que te hubiera hecho. –mi vientre tembló al escuchar eso.
- Por favor, no abras. –supliqué.
- ¿Quién es? –preguntó en voz alta.
- Soy la asistenta. –suspiré de tranquilidad.
- Pase más tarde por favor. –respondió Jana.
- ¿Vienes? –susurré tentadora en la oscuridad mientras ella podía verme toda, entonces me dic cuenta de lo ridícula que era mi posición, en la cama con las piernas semiabiertas, mi dedo haciendo una señal a la nada de que viniera, traté de imaginarme desde su visión y me reía de mi misma. Pero para ella parecía otra cosa muy distinta.
- Por supuesto. –lentamente se acercó a mí y se puso de rodillas entre mis piernas mientras me subía el vestido ajustado hasta dejar completamente a la vista todas mis piernas, a su vista ya que yo no veía nada, o no quería ver nada mejor dicho.
Volvió a colocarse en la posición anterior encima de mí. Pero esta vez tan solo llevaba una diminuta prenda íntima en la parte de abajo.
La suavidad de su lengua acarició mis labios pidiéndoles permiso para entrar. Con obediencia la dejé entrar. Gemí de nuevo en su boca, era tan excitante un beso. Movió su cuerpo para ponerse más cómoda y en ese movimiento su pierna se clavó más contra mí haciendo que agarrara de nuevo su cintura y la presionara fuerte contra mí, sentí una oleada gigante en mi interior que parecía decirme que se acercaba, cada vez más cerca y se sentía más fuerte. La agitación de mi voz pareció decirle lo que me estaba sucediendo. Así que separó un poco su pierna, yo gemí con protesta y ella sonrió. Traté de atraerla hacia mí con más fuerza pero se resistía. Hasta que de golpe dejó de resistirse y una embestida me hizo gemir demasiado fuerte.
*Llamaron de nuevo a la puerta.
- Ahora si han pasado tres horas. –susurró Jana.
- No se vale.. –traté de saciarme rápidamente de ella, besándola con más ímpetu pero llamaron de nuevo.
- Es broma. –sonrió-. No ha pasado ni una hora. Y su boca se aferró a mi cuello y lo succionó por primera vez, haciéndome jadear continuamente mientras me removía en busca de entrar en contacto con su pierna. Llamaron de nuevo.
- Ya voooooy. –grité malhumorada. Me puse en pie y reacomodé mi vestido mientras Jana encendía la luz-. ¿Sí? -abrí la puerta, era mi hermano con un amigo suyo-. Hola. –murmuré seria.
- Hola. –sonrió el chico con amabilidad y miró a Jana.
- Hola chicos. –Jana respondió con la misma amabilidad cosa que me irritó su sonrisa hacia ese chico.
Pasaron a la habitación y al darme la vuelta observé más detenidamente la habitación, era rosada, rosa palo en las paredes, igual que la cama con algunos toques beis. La cama tenía brazos en cada pata que subían casi hasta el techo y eso hacía que en cada palo de madera cayera una cortina.
Volví a la realidad al escuchar a Jana riendo mientras estaba sentada en mi cama, MI cama junto a ese chico.
La miré con odio y ella me miró sorprendida.
Salí de la habitación.
Otro capítulo más de esta saga, espero que os guste.
Siempre estoy dispuesta a responder vuestros mensajes.
Saludos desde España.
Lady.