¿Qué es el infierno? 3

¿La he matado?

-          ¿Qué he hecho? ¿La he matado? –murmuré aterrorizada.

-          Tranquilízate, he dicho que tu hermano está con ella, la llevará a su casa y no recordará nada. –comentó Jana mientras se sacaba unas toallitas húmedas del bolso.

-          Necesito hablar con ella. –mis manos temblaban al coger una toallita de las que me ofrecía Jana.

-          No esperaba que hoy empezara tu transformación. –la miré confundida-. Empezaré desde el principio. –se aclaró la garganta-. Tú familia proviene de un largo linaje de vampiros, si.. ahora te vendrán muchas preguntas típicas y una de ellas es sí, los vampiros pueden reproducirse. –se rascó la frente pareciendo buscar las palabras perfectas-. Por lo general vosotros dos sois distintos, la transformación de un vampiro puede suceder hasta los veintidós, solo hasta entonces se puede retrasar el desarrollo, una vez llegada esa edad en cualquier momento se manifestara tu.. instinto. Vuestros padres decidieron ocultaros de este mundo, podría decirse que es porque tú eres una especie de elegida. –me asusté al escuchar eso y antes de poder preguntar me interrumpió sabiendo lo que diría-. Eres distinta a mí y al resto, incluido tu hermano.  Puedes hacer cosas que nosotros no, la gente piensa que moriste de pequeña, tus padres les hicieron creer eso, por eso te has criado con humanos. Tú tienes todo el poder sobrenatural, puedes adoptar la forma que quieras, sea animal o humana, incluso de objetos, cualquier cosa. También puedes hacer magia. –esa última frase fue la que más me gustó hasta el momento-. Todo Chloé, todo.  Lo eres todo, o al menos eso dicen. –me dejé caer lentamente al suelo hasta quedarme sentada en él.

-          ¿Y.. ahora qué? –se quebró mi voz.

-          La verdad, tienes un largo camino de aprendizaje pero lo primero es que hablaré con tus padres ahora, espérame un segundo. –sacó el móvil del bolso y marcó rápidamente alejándose de mí-. Buenas noches Sra Chevalier. –me asusté al instante y cubrí mis oídos con mis manos, había escuchado a Jana hablando a más de 10m.

Lentamente me los destapé y un escalofrío cubrió mi piel erizándola completamente, escuchaba el movimiento de los árboles. Cerré los ojos. Escuché el mar, calmado pero con sus sonidos relajantes, incluso me llegó el olor de mar. Era asombroso. Respiré profundamente, pero esta vez un sonido desagradable me perturbó, miré en varias direcciones pero no lograba encontrar su procedencia. Hasta que lo analicé un tiempo determinado y me di cuenta que era un avión que apenas podía verse en el cielo.

Me concentré de nuevo, me tumbé completamente en el suelo con los ojos aun cerrados. Puse mis manos a ambos lados de mi cuerpo con la necesidad de tocar el suelo, parecía necesitar sentir que era real.

-          Se ve una luna hermosa. –escuché a un hombre.

-          Me gustaría tocarla Papá. –murmuraba la niña.

-          Algún día hija, lo lograrás. –y le dio un beso en la frente.

-          Tengo frío. –murmuró la niña.

-          Vámonos a casa. –el padre se arrodilló en el suelo y en su lugar apareció un hermoso lobo negro, me sobresalté al ver tal imagen, en cambio la niña con toda la naturalidad del mundo se subió a los lomos del lobo y desaparecieron en la noche.

Abrí los ojos y me incorporé a gran velocidad quedándome sentada.

-          ¿Estás bien? No quería interrumpirte. –me acarició Jana.

-          He visto a mi padre.. –murmuré dudosa-. Y.. y creo que a mi misma.. de.. pequeña. –Jana sonrió.

-          Acabas de hacer magia y ni te has dado cuenta. –al escuchar eso una profunda nostalgia invadió mi ser, pero no sabía de qué.

-          Mi padre era un lobo. –comenté frunciendo el ceño y ella se rió profundamente.

-          Es una habilidad de vampiros, nos podemos transformar en dos animales por lo general en lobos y murciélagos, pero algunos tienen otros animales. Excepto tú que puedes en todo. ¿Tienes más dudas?

-          De hecho sí. ¿Por qué hoy?

-          Verás eso tiene fácil explicación. –agachó la vista-. El deseo. –no entendí sus palabras-. Tus padres te reprimieron el deseo obligándote ya que no habías completado tu evolución a vampiro, al cumplir esta edad esa orden desaparece y por primera vez has deseado sexo. –sentí sonrojarme a esa palabra-. Hasta que lo ha conseguido, tu deseo ha podido contigo. –entonces entendí que se refería a Kate.

-          Pero yo no soy.. no me.. vamos que.. –no conseguía terminar mi frase.

-          Sí lo eres. –me miró y esta vez sentí sus ojos penetrar en mí, me sentí devorada. Me asusté-. Verás, eres depredadora, ¿Acaso un tigre presta atención a si su presa es masculina o femenina? –eso era cierto-. En tu caso es igual, sentirás ese deseo inmenso y bueno las mujeres tienen distinto sabor a los hombres, su sabor es más dulce por así decirlo y eso a las mujeres nos atrae más, en el caso de hombres siempre se ven más tensos con otros hombres por lo general no desean a su mismo sexo pero en el fondo si lo hacen, sería como decirte un vampiro por lo general siempre será bisexual, ya que solo busca placer dándole igual quien sea o como sea, pero al habernos adentrado tanto en el mundo humano es como más extraño ahora para los vampiros la bisexualidad. ¿Mas o menos has entendido? –asentí.

-          Pero yo siempre he querido a los hombres. Bueno querer.. gustarme.

-          ¿Has estado con alguno? –allí me pilló por banda-. La noche es joven, vamos a probar.

-          ¿Espera qué? –comenté al ver como agarraba de la mano y me levantaba del suelo para irnos de ese lugar.

-          Tranquila tu madre me ha dado permiso. –cierto, se me había olvidado que habían estado conversando-. Déjate llevar por mí. –se acercó a mis labios y los acarició con los suyos sutilmente. –en ese momento supe que quizá bisexual no era pero que las mujeres si me atraían y mucho. Se alejó de mi a la velocidad de la luz prácticamente.

-          ¡Espera! –murmuré demasiado tarde.

-          Sigue mi olor, ven por mí. –escuché su voz en algún lugar. Y sin darme cuenta todo a mi alrededor se veía borroso. Una gran fuerza me frenó rápidamente-. Hola de nuevo. –comentó Jana con una sonrisa.

-          ¿Qué era eso? –miré atrás al darme cuenta que no sabía dónde estaba.

-          Solemos llamarle correr. –sonrió aún más cuando vio mi cara de asombro.

-          Pero apenas veía nada.

-          Eso es porque debes acostumbrarte a la velocidad, es tu primera vez. Te ayudaría alimentarte. Aquí estamos lejos de la civilización.

-          ¿Cómo de lejos?

-          Pues a unos 100km.

-          ¿QUÉ? Si solo han sido unos segundos.

-          Y has sido muy lenta, me esperaba más de la elegida. –me dio un golpecito con su codo. No pude evitar reírme-. Por aquí hay un ciervo.

-          ¿Estás loca? Jamás haría daño a un ciervo ¡soy animalista! 100%

-          Entonces.. ¿Qué esperas comer? ¿Árboles? ¿Tierra?

-          ¿Humanos? ¿No? –Sonrió maliciosamente.

-          ¿Enserio? Casi nadie quiere sus primeras veces.

-          Yo voy a la inversa, antes humanos que animales, jamás podría tocar uno.

-          Eres perfecta. –se mordió el labio y una descarga eléctrica recorrió mi vientre hasta mi entrepierna. Jamás había sentido eso-. Sígueme. –comentó y desapareció al momento.

Traté de seguirla lo mejor que podía, todavía me costaba esquivar los árboles, pero la sensación era maravillosa, el olor de la noche, la humedad de la noche, del bosque y el frío que me llegaba mientras corría. Pero de golpe un instinto me hizo frenar.

-          Sabía que frenarías.. –escuché a Jana hablando desde lo alto de un árbol. Volví mi vista al frente y miré hacia abajo.

-          Joder. –me sobresalté y regresé rápidamente unos pasos atrás-. ¿Estás loca?

-          Completamente. –saltó del árbol hasta caer junto a mí-. Pero tú también lo estás. Te encantará.

-          Ni en broma salto. ¿Quieres que me mate?

-          ¿Sabes lo gracioso que suena eso proviniendo de alguien inmortal? –ambas nos reímos.

-          Ya me has entendido. Estamos en lo alto de una montaña y quieres que salte desde una altura inhumana hacia el mar.

-          Tú los has dicho, inhumana. Puedes saltar. –me agarró en brazos y saltó.

-          ¡PAAAARAAA! –De golpe nos detuvimos en el aire-. Espera, ¿Qué? –aluciné al ver que estábamos paradas en medio del aire-. ¿Cómo..? –y dejó que cayéramos en cámara lenta hasta el agua, como si fuera un ascensor volante. El agua me cubrió hasta el cuello y a ella igual.

-          Que conste que he parado por ti, la próxima irás de cabeza. No lo haría si supiera que no te gustará. –se hundió en el agua y buceó a gran velocidad. Traté se seguirla pero me embobaba observando mi entorno, a pesar de la oscuridad de la noche veía perfectamente bajo el agua, es más, ni si quiera necesitaba salir a respirar, parecía que pudiera aguantar durante horas. De golpe el agua se veía más luminosa y salí a la superficie, me di cuenta que estábamos en la orilla de la playa, cerca de mi casa.

-          Alucinante. –murmuré-. Ah, y una cosa que se me olvidaba, ¿la luz?

-          ¿Te refieres al Sol? –asentí-. No nos hace nada, es un mito igual que los ajos. –comenzó a reír-. De todos modos nos viene de maravilla, porque si pensaran que existimos creerían que solo vamos de noche.

-          Cierto.

-          Ahora a comer. ¿Qué prefieres? –comentó mientras salíamos del agua-. Perfecto allí esta Dana con la ropa seca.

-          Espera, ¿Cómo ha..?

-          Te dicho que eres muy lenta. Mientras estabas en trance en el suelo después de hablar con tu madre la llamé y entre al restaurante a por tus cosas y se las di a Dana. –cierto ni me acordaba de mis cosas.

Nos cambiamos rápido, peinamos y arreglamos un poco. Se despidió de Dana y nuevamente se puso en modo sexy.

-          ¿Preparada? –se relamió los dientes mientras lentamente le sobresalían unos grandes colmillos.

-          Completamente. –sonreí al verla y ella con admiración observó mi boca, con lo cual llevé mi mano a ella y me percaté de que mis dientes también habían cambiado.. me los cubrí rápidamente al ver como dos hombres se nos acercaban.

-          Tranquila vienen a lo que vienen. –sonrió-. ¿Cuál quieres?

-          Pensaba que serían mujeres.. –me entristecí un poco.

-          Ah.. como no los habías probado. Tranquila hay tiempo. –Sus pupilas se dilataron y sus ojos se aclararon pareciendo un azul fosforescente y rápidamente le hincó los dientes a uno mientras lo aplastaba contra la pared. El otro me miraba a la espera de que le hiciera lo mismo.

En ese momento dudé, pero no por miedo, sino porque realmente no sabía qué y cómo hacerlo. Realmente no sabía ni cómo morder, la anterior vez fue mi instinto. Instantáneamente me puse a pensar en Kate, no podía creer lo que le había hecho, realmente me sentía fatal, pero algo en lo más hondo de mí me decía que no sentía culpa. En mi campo de visión se fijaron sobre mí esos ojos fosforescentes y rápidamente volví en mí.

-          ¿Estás bien? –me preguntó Jana con sus labios ensangrentados. Inconscientemente me mordí el labio inferior a tal grado de llenarme la boca de mi propia sangre. Ella me acarició el labio con el dedo pulgar retirándome la sangre y lentamente introdujo mi sangre en su boca, succionaba ese dedo con deseo.

-          Nn.. –titubeé-. No.. sé qué hacer. –murmuré tímidamente.

-          Sí que lo sabes. –sonrió después de retirar el dedo de entre sus labios que se veían rojizos de la sangre-. Confía en ti. –y con una mano empujó al otro chico en mi dirección.

De pronto escuché un corazón. Era el de él, latía a una velocidad rápida, inexplicadamente eso me atraía más, en lugar de darme lástima por su miedo. Di un paso hacia él, su corazón dio un vuelco. Lo miré fijamente, como un gato que observa al ratón que va a cazar.

De pronto se echó a correr. Pero corría lento, parecía invitarme a cazarlo.

-          Genial. –murmuró Jana-. Le has pedido que huya.

-          ¿Yo? Si no he dicho nada. –comenté confundida, era cierto que deseaba que huyera pero no lo dije.

-          Eso te da emoción cielo, perseguir a tu presa, que no te lo ponga fácil, tu subconsciente se lo ha pedido al suyo.

-          No se hable más entonces. –le guiñé un ojo a Jana y en menos de 5 segundos ya había atrapado a ‘mi hombre’.

-          Sin miedo. –apareció Jana detrás de mí junto al otro chico.

Y así lo hice, sin miedo le sujeté de la nuca e incliné su cabeza hacía un lado. Entonces pude sentir su sangre recorriendo sus venas. Me miró a los ojos y a través de ellos vi los míos, igual de brillantes como los de Jana anteriormente. Acerqué mi nariz a su cuello, respiré profundamente, un olor exquisito, aunque por primera vez sentí que odiaba los perfumes, solo quería el olor puro. Mi boca se abrió lentamente, respiré en su cuello y su piel se erizó.

Era el momento, todavía con más delicadeza y lentitud, fui hundiendo mis colmillos en su piel, sintiendo como se habrían paso, desgarrando todo lo que encontraban en su camino, poco a poco empezó a brotar sangre. Cada vez más rápido. Entonces el éxtasis volvió a mí, empecé a descontrolarme, succionaba a una velocidad rápida, pero a su vez intentaba frenarme para que no se acabara rápido.

-          Frena, frena. –murmuró Jana-. Sé que es lo mejor que has probado nunca, pero no te precipites. –Me agarró con suavidad de los hombros y me apartó. Fue entonces cuando vi que había desnudado a aquel chico sin querer, entendí que mi cuerpo quería hacerle más cosas a parte de.. comérmelo literalmente-. No te preocupes, es normal.

-          Cierto. –escuché la voz de mi hermano-. Yo prácticamente devoré a una chica, incluyendo sus partes íntimas y no fui a más porqué aquí la heroína me frenó.

-          ¿Qué haces aquí? –le pregunté confusa.

-          No iba a perderme tu primera vez. –miró a Jana y luego añadió-. Primera vez de esto no lo otro.. –se puso nervioso.

-          Tranquilo te hemos entendido. –se rió Jana.

-          ¿Cómo está Kate? –pregunté segundos más tarde al recuperar mi consciencia.

-          Genial. –Ambos cruzaron una mirada entre ellos-. Pero no volverás a verla.

-          ¿Qué? –mi subconsciente volvía a manifestarse y de pronto escuché a uno de los hombres gritar de dolor. Era el mío.

-          Chloé cálmate. –me miró Jana-. Y tú no deberías haber venido. –miró a mi hermano.

-          Debe saber que es un peligro. Tenemos prohibido estar con humanos con los que podamos sentir algo más, solo de uso y punto.

-          ¡Es mi amiga! –protesté.

-          Una amiga que casi matas. –sus palabras me hirieron.

-          ¡Alex! Basta, lárgate. –escuché a mi madre.

-          Jodeer.. la cosa mejora. –pensé para mis adentros.

-          Sabes. Te ves hermosa, tu cuerpo ha cobrado vida. –estaba molesta, no quería ver a mi madre aunque ella no me hubiera hecho nada-. Hey.. ven conmigo. –me agarró la mano y empezamos a correr.

-          ¿Dónde estamos? –murmuré al ver que estábamos en un lugar completamente desconocido.

-          En casa. –escuché que sonreía-. Por fin en casa.

Era un lugar hermoso, la luna era radiante, prácticamente parecía estar a metros de mí. Se escuchaba música y muchas risas. Olía alcohol y sangre. Nos acercamos a dónde provenía la música y vi una gran fiesta, una fiesta de vampiros. Me reí.

Mi madre me ayudó a desconectar, me ofrecía copas de whisky constantemente y a su vez ella bebía conmigo, bailamos un poco con gran confianza.

-          ¿Estás mejor? –me comentó mientras nos alejábamos un poco de la jarana que había en la fiesta.

-          Sí. –asentí al mismo tiempo que respondía-. Pero..

-          Lo sé. Hay que hablarlo igualmente. –retiró mis mechones de cabello y los puso detrás de mí oreja, puse los ojos en blanco ante dicho acto-. Te explicaré un poco todo. Hace mucho tiempo pusimos por ley que no podemos tener relaciones sentimentales con humanos, ya que si se hace se vuelve un KAOS, porque un inmortal con un mortal quiere hacerlo inmortal también, si eso sucede la persona que era humana no querrá dejar atrás a su familia, ver como mueren. También un vampiro nacido a un vampiro creado es muy distinto, los creados.. –suspiró-. Suelen ser más descontrolados, ya que tienen una mezcla de humanidad con vampirismo. Y la especie humana es la más egoísta del mundo, es avariciosa, necesita tener el poder, es decir, todo se volvería en nuestra contra.

-          Madre, es solo alguien que conozco poco, tan solo quiero su amistad. –me justifiqué.

-          Pero eso tampoco está bien, porqué también se quiere a los amigos y querrás convertirlos con el tiempo. Será duro, pero ahora ya nos mudaremos a la casa que tenemos aquí, y dejaremos prácticamente el mundo humano.

-          ¿Dejarlo? ¡ES MUCHO PEOR DE LO QUE IMAGINABA! –mi irá inundó mi alma.


Aquí dejo la tercera parte.

Espero que os guste, como siempre estaré encantada de recibir vuestros mensajes.

Saludos desde España.

Lady.