¿Qué es el infierno? 15

Jana obligando a Akili para hacer un trio.

Capítulo anterior.

Que quien deshaga el hechizo sea alguien quien tiene robado el corazón de Chloé.

-          Es decir, ¿la protección no funciona con alguien a quien ella ame? –aclaró Alex y yo estaba cada vez más confusa, tal vez mi lazo con Jana de mentora, amante, amiga y todo era muy poderoso.

-          Más o menos. –todos lo miramos esperando más-. Solo alguien humano puede lograrlo. –el silencio reinó la habitación, Paola pareció inflarse de rabia cuando todos miramos a Kate-. Pero eso no debería permitiros a todos. A menos… -murmuró de nuevo-. Que dos amores traten de entrar a la vez en una barrera protectora. –Y esta vez miramos a Jana.


-          De verdad hija mía me avergüenzas. –abrí la boca y la miré alucinada.

-          ¿Ahora que he hecho Madre? –pregunté realmente confusa.

-          ¿Tener a tres mujeres por ti en esta habitación? Recuerda que tengo a una de ellas viviendo en casa por tu enamoramiento, y tan enamorada no estarás. –miró fugazmente a Jana.

-          ¿Y qué hago? –grité frustrada-. ¡Por algo me fui! –hice un ademán de irme por la puerta principal.

-          ¡Vale! Perdona. –Akili y Joyce deberían estar de piedra ante semejante escena.

-          Madre, no sé a quién amo, solo sé que no puedo escoger y dejar para siempre a una de las dos. –miré a Jana. Ella entendía francés perfectamente, por suerte las frases importantes las decíamos en francés, de modo que Kate y Paola no lo entendían.

-          Jana disculpa la actitud de mi hija. –se disculpó mi madre.

-          ¡Ya basta Madre! –protesté.

-          Tu madre tiene razón. –sonreí sutilmente, me parecía tan sexy Jana hablándome en francés.

-          ¿Qué? –pregunté al volver en si.

-          Que estoy cansada de tu juego. Sí, puede que me equivocase al principio, tus padres me pidieron ayuda y me acerqué a ti porqué me lo pidieron. Pero recuerda que soy tu amiga desde niñas, de modo que a mí me ofende que después de toda una vida pienses que simplemente estaría contigo por eso. –tragué saliva, tenía razón-. Y para colmo te follas a esta chica y conmigo nada. –fulminó con la mirada a Akili quién frunció su rostro ante las palabras de Jana.

-          ¿Disculpa? Yo no sabía que tenía novia. –se defendió Akili.

-          ¿Novia? –preguntó mi padre estupefacto.

-          Que no somos novias. –murmuré algo sonrojada.

-          Joder que no. –dijo Alex. Por un segundo pude sentir que iba a matarlo, pero sentí el sutil roce de la mano de Jana en mi cadera. Yo no entendía nada. La miré confusa.

-          ¿De verdad te crees que me enfadaría porque te folles a ese bombón? –escuché sus pensamientos-. Sí que esperaba que fuera conmigo, pero más me duele que no me llamases para hacerlo las tres. –su mano comenzó a reseguir mis glúteos.

-          ¡Santo cielo! –murmuré en mi interior y me mordí el labio. Mis padres seguían discutiendo, hablaban con Joyce. Kate y Paola discutían entre ellas.

-          De verdad, discúlpame, no pensé en que tuviera pareja. –Akili se acercó más a nosotras.

-          No la tiene. –le sonrió Jana, en cambio ella parecía igual o más confusa que yo. Jana nos cogió de la muñeca a ambas y nos llevó a la habitación.

-          ¿Qué haces? –murmuré en castellano tan pronto como cerró la puerta de la habitación.

-          Quiero ver como vuelves a follártela frente a mí. –sentí como se helaba mi sangre, y de pronto como si un río caliente contrastara en ella con cada latido.

-          ¿Qué ocurre? –preguntó Akili sin entendernos.

-          No somos pareja, simplemente mentí haciéndome la enfadada frente a ellos. –le tradujo Jana-. Ahora escúchame atentamente. –susurró Jana acercándose a ella-. Quiero que recorras con tu lengua cada parte del cuerpo de Chloé.

-          ¿Qué haces? –la detuve.

-          Con esos labios seguro te hará maravillas. –sentía mi corazón desbocado a medida que Akili obedecía sus órdenes y se acercaba a mí.

-          ¿Cómo puede gustarte ver como otra me toca? –realmente me sorprendía, pensaba que yo le gustaba realmente, pero sus acciones no lo mostraban.

-          ¿Sabes qué ocurre? –se acercó a mí mientras se me escapó un gemido provocado por Akili que relamía mi cuello.

-          ¿Qué? –gemí mientras mis piernas temblaban.

-          Sería un pecado que el mundo no te pruebe. Eres el sueño de cualquiera. –susurró en mi oído. Tenía a cada una en un una parte de mi cuerpo.

-          Entonces… -pronuncié en un hilo de voz-. ¿Por qué…Kate…no? –gemí de nuevo. Y Jana me agarró con delicadeza pero firme del cuello.

-          Porque yo elijo a quien y punto. –gemí con dificultad de nuevo.

-          Detenla…por…favor… -murmuré entre gemidos a Jana mientras Akili jugaba con su lengua en el lóbulo de mi oreja-. Mis…padres… -miré hacia la puerta, no podía apenas hablar.

-          Tardarán un rato hasta que se den cuenta de nuestra ausencia. –me soltó el cuello-. De todos modos, no pareces desear que se detenga. –susurró quitándome el top de cuerpo. En cuanto lo retiró pude ver como Akili preparaba su lengua para lo que se venía. Akili dio un suave toque de lengua en mi pezón que ya estaba suficiente sobresalido. Gemí mordiéndome el labio, y con rapidez Jana cubrió mi boca con su mano-. Si gimes así, si que se darán cuenta antes de que no estamos con ellos. –gemí de nuevo, Akili repitió el mismo movimiento. Y Jana apretó más fuerte su mano en mis labios. -¿Lo has entendido? –me preguntó con autoridad. Asentí con un movimiento casi imperceptible el cual Jana si vio. Separó su mano de mi boca y en apenas un segundo me la tapó de nuevo, solo que lo hizo con su boca. –gemí en ella. Aquello me superaba. La sensación de tener dos bocas sobre mi cuerpo era inaguantable, apenas era el principio.

-          Mmm… -gemí al borde de un ataque al corazón, Akili seguía en el mismo pezón que ya me escocía, lo succionaba con delicadeza, jugando con él. No iba a aguantar más, intentaba aguantarme con todas mis fuerzas, pero si me dejaba llevar ya me habría corrido minutos antes. Me costaba respirar mientras me besaba con Jana.

-          Vas a volverme loca… -susurró Jana en mi boca y al instante pensé que eso era a la inversa.

-          A mí me volverás loca. –susurré agitada. Era verdad, Jana era una bomba, todo con ella era una locura.

-          Tienes suerte de que no tengamos tiempo. –Jana comenzaba a sofocarse. Subió lentamente mi falda hasta mi cintura y yo me agarré a las cortinas de la cama mientras trataba de no emitir ningún brusco sonido. Me delataría mi corazón, que latía como una estampida de caballos, debían oírlo por toda la casa. Me separó las piernas en un rápido movimiento. Me rodeó con delicadeza, mientras me observaba sufrir, mordiéndome el labio, el brazo, haciendo de todo por no gemir. Una vez detrás de mí, pasó su lengua por mi espalda. Protesté mordiéndome el brazo, gotas de sangre brotaban de él. Una mano me agarraba firmemente el glúteo, y la otra empujó la cabeza de Akili haciéndola descender hasta mi entrepierna. Me moría de vergüenza, mis propios flujos llegaban hasta la mitad de mis muslos. Akili comenzó a lamerlos mientras ascendía hasta el foco principal. Gemí sin poder aguantarlo, acto seguido una fuerte nalgada que desestabilizó hasta Akili golpeó mis nalgas-. Te he dicho que no hagas ruido. Si quieres que oigan algo, serán mis castigos. –Me volvió a dar y gemí de nuevo. Agarró mi top y me llenó la boca con él-. A ver si así no haces ruido. –Y me golpeó de nuevo, esta vez en la otra nalga haciéndome gritar en la tela de mi top que cubría el sonido. Akili llegó a mi punto clave. Su lengua recorría mis labios internos, se sentía tan suave, eran como unas cosquillas excitantes, no lo podía si quiera aguantar. Jana desde detrás me rodeó con sus brazos y me estiró levemente de la ingle para así dejar al descubierto mi clítoris ya muy hinchado. Akili aprisionó mi clítoris con sus labios y exploté sin poder soportarlo. Mordía y gritaba el top con fuerza, me apoyaba en el pecho de Jana mientras mis piernas temblaban y no me aguantaban. No podía dejar de gemir, iba a derrumbarme y no podía parar, aquello no terminaba nunca. Así que me solté de la cortina con riesgo de caer al suelo y separé a Akili de mí, pero se resistía. Jana entendiendo la situación me soltó y me caí sobre la cama-. Ya puedes dejarla. –le susurró a Akili y por fin se separó de mí.

-          Creo que he muerto. –jadeé escupiendo el top, no tenía fuerzas ni para usar mis manos. Escuché como algo se desgarraba y traté de girarme con todas mis fuerzas, pero no pude. Podía oler la sangre-. ¿Qué haces? –jadeé intentando moverme de nuevo.

-          Así revivirás un poco. Confía en mí. –murmuró Jana y me acercó la muñeca sangrienta de Akili. Era extraño pero sin dudarlo y confiando le di un leve trago y sentí como mi latido se regularizaba, como mis músculos se relajaban hasta volver a la normalidad y mis piernas dejaban de temblar. Entonces, Jana lamió la herida de Akili e instantáneamente esta se curó.

-          ¿Dónde vais? –murmuré al ver como Jana se llevaba de la habitación a Akili.

-          Vamos fuera, vístete y sal.

-          ¡Qué prisa! –murmuré y en segundos me coloqué la falda y me puse el top un tanto húmedo. Salí lentamente de la habitación.

-          Ya podemos volver a casa. –escuché a Jana de nuevo en francés-. Akili también vendrá. –me acerqué como un rayo.

-          ¿Qué? –grité. Lo que faltaba, meter en mi casa a otra chica más.