¿Qué es el infierno? 11
Vivir en la misma casa con dos amores nunca puede salir bien, más todavía si uno de los amores viene con prometida.
La cuestión, si quieres que esté a salvo debe saberlo todo, si ocurre algo debe saber cómo actuar y no huir de nosotros en caso de peligro, también debe alejarse de esa familia, podrían hacerse pasar por humanos y hacerse amigos de ella.
¿Entonces hacemos eso de turnarnos? –comentó mi madre.
No. –respondió mi padre dejándonos a todos confusos-. Vendrá a casa a vivir.
¿Era posible que a un vampiro se le helase la sangre? Sentía un sudor frío por mi cuerpo mezclado con taquicardias que me provocaban náuseas. Aunque no pude evitar reírme disimuladamente al ver el rostro pálido de Jana, aquello le hacía menos gracia que a mí.
- Pero.. –trató de protestar Jana.
- También agradecería si vinierais vosotros. –murmuró mi padre a Jana y su familia.
- Perfecto. –respondió Jana cortando la respuesta negativa que había comenzado a decir su madre. De modo que ambas se fulminaron con la mirada.
- ¿Cariño no dices nada? – me preguntó mi madre.
- ¿Y qué digo? Si quiera importa mi respuesta. –dije indignada, lo último que deseaba era tenerla durmiendo o follando en una habitación de mi casa con su perfecta novia, escuchar sus gemidos a distancia me volvería loca.
- ¿Perdona? –Alex se manifestó enfadado-. ¡Todo esto es porque la quieres! ¿A caso crees que nos importa si no la vida de una mísera humana? –como por arte de magia y sin tocarlo recibió una bofetada de mi parte la cual hizo que todos nos riéramos.
- Alex ya, no peleemos, vienen tiempos complicados. –comentó mi madre con voz tierna.
- Como vuelvas a decir algo así te cruzaré yo mismo la cara, y créeme que desearás la magia de tu hermana para curarte. –espetó mi padre tan.. protector.
- En cuanto amanezca iremos a buscarla. Ahora volvamos todos a la cama. –mi padre la le guió el ojo pícaramente al decir esa última frase.
- Oh por favor. –Alex en su alto desprecio y alejándose de ellos.
- Vamos va. –Jana me cogió la mano y me sacó de allí, a los padres de ella también se los veía muy.. animados.
Después de cruzar lo que parecía media ciudad, aquella mansión era como un pueblo, por fin llegamos a mi habitación, todavía no me sentía muy familiarizada con ella.
- ¿Qué piensas? ¿Tan mal te pone esta situación? –dijo Jana entristecida.
- La verdad.. –su mirada se apagó todavía más-. Pensaba en que no me siento cómoda en este cuarto. –sonrió con esa frase.
- Puedo hacerte sentir más cómoda si quieres.. –en un tirón fuerte me atrajo a milímetros de ella.
- Yo tampoco me siento cómodo con esta situación. –entró Alex por la puerta.
- ¡ALEX! –gritamos a la vez.
- ¿Puedo dormir con vosotras? –preguntó con inocencia, realmente se lo veía muy solitario como para pedir eso, era como si un niño de 4 años con sus ojazos verdes y grandes se lo preguntase a su madre después de tener una pesadilla.
- Ay.. –suspiré-. Está bien. –puse los ojos en blanco.
- Así espero ponértelos yo cuando esté entre tus piernas. –ahora mi sangre no parecía helada, más bien era como un río de lava, me ardía a cada centímetro que recorría por mi cuerpo.
Evidentemente nada pudo ocurrir, en mi habitación, porqué en la de invitados y en la de mis padres ardían a gritos.
Con los primeros rayos de sol desperté. Jana dormía plácidamente. El color cálido del sol amaneciendo reflejaba en su piel toda la belleza. Sus carnosos labios rosados resplandecían, en ese momento podría jurar que tenía a una Diosa frente a mí, mejor dicho, en mi cama. Su cabello castaño parecía dorado con el reflejo. Mi mirada se deslizaba por su cuerpo, primero su cuello, lentamente su clavícula, tan bien formada, podría enloquecer a cualquiera ese cuello. Pero sus pechos.. Santo Cielo.. esa tela blanca, tan transparente, dejándome apreciar la redondez de ellos, y remarcando el colorido rosado de sus pezones, que ellos parecían saber que los observaba, parecían hipnotizarme, sobresaliendo cada vez más, luchando contra la tela para venir a mí, me mordía el labio hasta el punto de hacerme sangre involuntariamente.
Pero una cara de payaso sobresalió detrás de Jana, fastidiando mi despertar de en sueño.
- Es normal hermanita.. –se inclinó observando el cuerpo de Jana y seguidamente pude ver el enorme bulto en los pantalones de mi hermano.
- ¡Lárgate! –le dije con asco mientras le lanzaba cojines al tiempo que el huía de mi habitación.
- Buenos días.. –susurré tratando de despertar a Jana, parecía sumergida en sus sueños, llamaron a la puerta-. ¿Si? –pregunté.
- ¿Puedo entrar señorita? –esa voz la desconocía.
- Adelante. –respondí intrigada.
- Disculpe, no he podido evitar escuchar que estaba despierta, ¿desea que les traiga el desayuno? –entendí que era el mayordomo.
- Sí por favor, lo agradecería. –respondí con dulzura.
- ¿Desea un tentempié? –me miró de forma extraña.
- ¿? –con mi cara de interrogación pudo ver que no entendía nada.
- Si desea humanos.
- Mmm.. humanos. –murmuró con voz ronca Jana.
- No, no, muchas gracias. –respondí rápidamente y nos dejó solas.
- Oye.. –protestó mientras se estiraba en la cama.
- Para ser un vampiro, duermes muy profundo, podría haber caído una bomba que no te habría despertado. –reí.
- Exagerada. –hablaba poco, se la notaba dormida.
- Es más, casi me masturbo mirándote, con la seguridad de que no ibas a despertarte.
- Mientes. –se le abrieron los ojos.
- ¿Ah no? ¿Por qué crees que he sacado a Alex? –entonces recordó que ayer finalmente durmió con nosotras.
- Créeme, después de lo que te hice anoche, la de sueño profundo eres tú. –se me borró la sonrisa de la cara en un segundo, literalmente me quedé con la boca abierta sin dar crédito-. Eres tan sexy cuando te sonrojas. –se rió con malicia.
Entro por la puerta el mayordomo con el carrito, lleno de lo inimaginable, parecía eso un hotel de bufé libre, de todas las frutas tropicales, a batidos, a huevos fritos, zumos, cereales..
Tan pronto entró el carrito, Alex apareció de nuevo.
Sucedió parte de la mañana, yo tuve que ir a clases, odiaba estar con niños pequeños, pero mis asignaturas en el mundo mágico eran algo nuevo para mí.
Cuando llegó la tarde decidimos ir a buscar a Kate. Mi padre, Alex, Jana y yo fuimos a buscarlas.
- Buenas tardes. –saludó Jana a Kate tras llamar a la puerta y abrírsela-. ¿Podemos pasar? A la mayoría los conoces. –Kate asintió, mientras me miraba con curiosidad y temor, tal vez no esperaba verme a la luz del día.
- ¿Puedo ayudaros en algo? –preguntó Kate al estar todos dentro.
- Alex, devuélvele los recuerdos de Chloé. –ordenó mi padre.
- Escúchame atentamente. –murmuró Alex cogiéndole la cara a Kate, obligando que lo mire a los ojos-. Quiero que lo recuerdes todo, abre tu mente y déjate recordar. –en ese tiempo podías ver a Kate en una especie de trance, en sus ojos podías observar miedo-. Ya está. –la soltó y se alejó de ella.
- Ahora procedemos a lo siguiente. –murmuraba mi padre, pero Kate me miraba fijamente, se le veía pánico en la mirada, recordar que casi la maté no es plato de buen gusto-. Ahora puedes recordar qué somos.
- ¿Todos? –su pánico aumentó, se alejaba de nosotros.
- Ey, no te va a pasar nada, es más estamos aquí para protegerte. –se acercó Jana que parecía ser la que más confianza le transmitía.
- En cualquier momento llegará mi prometida, no creo que sea buena idea que estéis aquí.
- ¿Por qué no te has casado? –preguntó Jana.
- ¿A que te refieres?
- Recuerdo que tenías fecha hace unas semanas, si todavía es tu prometida, ¿a qué se debe?
- Bueno, ella enfermó bastante y no fue posible celebrarlo. –dijo apenada-. Por suerte hubo una cancelación de otro matrimonio que se casaba en el mismo lugar y será de aquí un mes. Hemos movido cielo y tierra para conseguir un lugar para el banquete, estamos luchando por si conseguimos el que queremos. –hablar de eso pareció relajarla.
- Ojalá lo consigáis. –murmuró mi padre-. Disculpad la intrusión, pero convendría hablar con esto antes de que llegue tu prometida, no creo que a ella le contemos toda la verdad. –Kate parecía curiosa.
- Está bien. –asintió Kate.
- Somos un tanto especiales, tanto que no somos humanos.
- Vampiros.. –susurró mirándome.
- Si y no. –le respondió mi padre-. Nosotros sí, pero mi hija no. Ella es.. no lo sé ni yo de hecho, no tiene un nombre, es como una criatura que tiene el poder de todas las criaturas, se rige de vampiro ya que por sangre lo hereda, pero es bruja, cambia formas, ángel, demonio.. todo lo que imagines.
- ¿Heredar? –de todo lo que le comentó mi padre eso precisamente no lo esperábamos.
- Sí, los vampiros podemos procrear. Ya te lo contaremos todo, pero ahora por favor déjame terminar. Mi hija, es una especie de elegida, casi nadie en nuestro mundo sabe de su existencia, excepto una familia, precisamente esa familia no es muy amiga nuestra y buscan matarla a ella y todo el que le importe. Esto nos lleva a que una noche en la que estabas con ella, uno de los chicos os vio, digamos que desde entonces te quiere a ti.
- ¿Por qué? –preguntó confusa.
- Mi hija está enamorada de ti.
- ¡Papá! –lo maldije por todo lo alto.
- Enamorada tampoco, digamos que eres su primera humana, y eso crea un vínculo muy especial. –respondió Alex.
- Primera humana.. –me miró con intriga-. ¿Para comerme?
- ¡No! Repito no te haremos daño. –dijo Jana.
- Los vampiros crean vínculos con humanos, y digamos que el vuestro es su primer vínculo, por eso perdió el control aquel día, eso y que fue su primera experiencia vampírica, ya te contaremos. En resumen, debes venir a vivir con nosotros. –se hizo un largo silencio.
- Estaré loca, pero después de lo que viví-. Me miró directamente-. Solo haré una pregunta. ¿Mi prometida viene también? –qué asco le tenía de verdad.
- Si tú lo deseas sí, si prefieres mantenerla al margen de todo esto, podemos ayudarla haciéndole creer que vas a vivir con tus padres una temporada porque están mal. –deseaba que escogiera esa parte.
- Quiero que venga. –me mató.
- De acuerdo, pero le contaremos otra historia, el ser amiga de Jana es lo que ha causado esto, no hay otra opción, créeme, si le dices a verdad la convivencia de todos será insufrible.
- De acuerdo.
Mientras esperábamos entre Jana y yo, en la velocidad de un rayo, empaquetábamos toda la ropa en maletas, dado que faltaron maletas utilizamos bolsas. Para cuando llegó la prometida, una chica rubia, ojos castaños, un cuerpo bastante normal, no destacaba por su físico en general. Le explicaron todo.
- Cariño, ¿pero tú no tenías peluquería? –le dijo mientras la cogía de la mano, de verdad que asco más grande todo.
- ¡Ay va! Se me había olvidado, es que dejo este color y regreso al mío. –le explicó a Jana.
- De acuerdo, nosotros no quedamos, Chloe tu y.. –se hizo el silencio y todos miramos a la rubia.
- Paola. Me llamo Paola.
- Pues tú y Paola vais a dejar las maletas y volvéis.
- ¿Me vas a dejar con la Barbie Malibu versión deforme? –le susurré indignada.
- Papá tiene razón, todavía la va a matar. –Alex se burlaba.
- De acuerdo Jana ve con ella. –Jana puso los ojos en blanco.
- Oye no me mires así. –reproché.
- Te miro, tal y como me mirarás tu cuando te castigue. –tragué saliva y me atraganté con ella.
Con una llamada de Jana llegó bastante rápido una furgoneta para cargarlo todo, mientras la primera tropa ya se había ido.
Al llegar frente al portal y tener que cruzar al mundo mágico, Jana me enseñó un conjuro, el cual yo debía murmurar, era como un pase de bienvenida temporal para que pudiera ver nuestro mundo oculto, solo una bruja podía hacerlo, una supuestamente poderosa, y ahí estaba yo, infringiendo leyes.
Al llegar al castillo, evidentemente Paola.. odiaba hasta mirarla, ella se quedó absorta al verlo. Mi madre la recibió cálidamente, cosa que me enrabió un poco. Nos dirigimos a una de las torres la cual no había ido nunca, había muchas habitaciones, llegamos a la más alta.
- Madre mía, ahora entiendo porque los vampiros tienen buen físico. Con casas así hay que estar en forma. –me reí un poco porque yo estaba pensando lo mismo, me dio rabia de mi misma mostrarme así sonriendo.
- Pues aquí os alojareis, está bastante aislada, así os sintáis como en casa, sin nadie cerca que moleste. –al acabar me miró-. El servicio se encargará de ordenarles la habitación, incluida la ropa. De modo que volved con los demás, cuando llegue Kate haremos un tour por el castillo. –le guiñó el ojo. ¡Qué asco todo!
Regresamos con la tropa, Kate seguía dentro de la peluquería, ya le estaban aclarando el pelo, ya faltaba poco.
Alex se encendió un cigarro y miró a Paola.
- Fumar mata. –comentó ella.
- Soy inmortal. –respondió y ella se sonrojó. Eso sí que me gustó, todavía mi hermano podría servir de algo.
- A saber qué piensas con esa cabecita.. –me susurró Jana.
- ¿Yo? –me hice la sorprendida-. En el castigo que ibas a darme. –me sonrojé-. Ni si quiera quería decirlo, ¿Por qué lo he dicho? –me confundí.
- Uuuy.. eso de que seas un demonio creo que va a gustarme. –sonrió viciosa-. Los demonios no ocultan sus deseos, los expulsan sin poder reprimirlos.
- No sé que me pasa, solo quiero que me desvirgues. –me tapé bruscamente la boca, me quería morir de vergüenza.
- ¿Eres virgen? –Paola metió las narices..
- Sí, es que al follar no controlo y mato a mi amante. –respondí cortante ante su burla, al menos se acobardó rápido.
- ¿Qué tal? –escuché a Kate preguntar mientras salía. Su cabello ahora oscuro, castaño oscuro, se veía tan liso, ansiaba tocarlo, le relucía más su rostro, con esos ojos miel, lucía como si fuera una leona con melena oscura, en ese momento me sentía su presa, ella tenía el poder, todo el poder sobre mí.
- Estás.. –no conseguía acabar la frase.
- Perfecta. –Paola terminó mi frase. De verdad, más asco y vomitaba con esa mujer.
Regresamos al castillo, era bastante tarde, en la peluquería estuvo varias horas, de modo que el tour lo dejamos para el siguiente día, a la luz poder enseñarlo todo, el exterior incluido.
- Creo que me retiraré a descansar si no os importa. Es un día de muchos cambios estoy agotada. –murmuró Kate.
- Pero venid a cenar primero, es menú restaurante prácticamente, podéis escoger aquello que deseéis.
- Entonces yo creo un poco si cenaré. –respondió Paola.
Paola estuvo en la mesa conociendo a los padres de Jana también, Alex parecía bastante interesado en ella, ella reaccionaba casi igual que yo cuando me enteré, preguntaba cosas acerca de la vida de los vampiros, de procrear, la inmortalidad, el sol..
Yo no estaba muy concentrada, por alguna razón tenía mi mente en Kate. Sola en su habitación.
- Permiso, voy al servicio un segundo. –me disculpé. Ni forma de saber como llegué allí, apenas conocía el camino, que llegué por uno distinto a la última vez.
Lentamente me acerqué a la puerta, sentía la necesidad de vigilarla, y más por las noches.
- ¿Por qué? ¿Qué me haces? –gemía débilmente, me asusté, de modo que me asomé un poco más. Estaba sola, es me tranquilizó-. Tus ojos.. –gemía-. Sueño todo el día con ellos. –sumergió su mano entre las sabanas.
- ¿Se puede saber que estás haciendo? –susurró su.. prometida, en su voz podía notarse como se regocijaba de encontrarme en esa situación. ‘Qué asco te tengo de verdad, que asco más grande’ le dije mentalmente.
*** Continuará *****
Espero que os guste.
Saludos desde España.
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