Qué deliciosa forma de hacer el amor
En fin, qué rico sexo tuvimos, pero lo que quería escribir es qué tan delicioso hicimos el amor
Había sido una cita compleja, entre tus ocupaciones y las mías parecía que sería imposible robarle un tiempo a la realidad, es más, llegué a sentir que tú estabas haciendo todo lo posible para huir de mí… Y no sabes cuánto deseaba sentirte, consentirte, deseaba tanto cerrar los ojos al mundo y sentirte mío por unas horas.
Finalmente, en medio del caos citadino concretamos el encuentro. Siempre busco verme especialmente bien para ti. Durante todo el día no me había maquillado pensando en arreglarme exclusivamente para nuestro encuentro. Como en otras ocasiones me importa qué ponerme, lucir sensual y provocativa para ti, jamás artificial, sólo yo con un toque de fantasía que dé el contexto para disfrutarnos.
Llegamos al lugar de siempre, con mucho calor!!! Sinceramente te seguía sintiendo ajeno a la escena, ajeno al motivo del encuentro. Mis ya tradicionales fantasmas me torturaban tratando de leer tu mente, tratando de saber qué porcentaje de ti estaba conmigo y qué porcentaje en tu complejo mundo, pero también con esa dosis de realidad de quién eres, quién soy y qué somos -nada-.
Charlamos un poco, tomamos algo para refrescarnos, y como de costumbre platicamos, ahora teniendo como tema ese nuevo proyecto en mi vida que tan emocionada me tiene. Así entre la charla y con la prisa que normalmente me genera saber que le robamos tiempo a la realidad (a veces con las horas contadas), con un ansia descarada de mi parte comencé a acariciar tu cabeza, besarte en los labios, recorrer tu cara hacia tu cuello y así poco a poco seguí avanzando por tu piel con la deliberada convicción de despertar el deseo que sé nos hacía estar ahí.
Wow, qué rico es devorar de a poco tus labios, lamer tu oreja y jugar en tu cuello, imaginando que esas sensaciones recorran tu cuerpo, enciendan tu piel. Así comenzó a sobrar la ropa y no sabes cuán emocionante me sigue pareciendo el momento desabrochar tu pantalón, de jugar en tu abdomen y cintura con mi lengua buscando cómo llegar a ti, a esa parte, cómo con mi boca hacerte explotar de placer.
En fin, después de dos fuertes explosiones, qué rico sexo tuvimos, pero lo que quería escribir es qué tan delicioso hicimos el amor, solo que –al estar escribiendo este texto desde mi celular- aún conservo tu olor en mi piel, mi cuerpo aún sigue ardiendo en deseo por ti, me siento tan húmeda todavía…me distraigo en lo que quiero narrar…
Así, medianamente exhaustos sobre la cama, tomando un respiro de la actividad física-sexual, pude sentirte tan cerca, pude disfrutar tanto esa apasionada conversación.
Ajá, apasionada conversación, me hacías temblar al pensar mis respuestas, sentía ganas de llorar para defender mis argumentos…
Todo inició como un divertido reto, un reto en el que a través de una entrevista querías saber quién es Azul y por supuesto, muy segura de quién soy, me dispuse a escuchar tus cuestionamientos. Como casi siempre me sucede contigo, no supe bien a bien cuál era la intención o si mis respuestas fueron las correctas. Pero sin duda así recostados y a medio vestir, tu entrevista me llevó a disfrutarnos tanto…
¿Qué pretendías? ¿Dar la misma lección que yo?! Es decir, llevarme a una introspección profunda para saberme ser humano, saberme mujer, así sin más adjetivos?!?
Qué pretendías?!? Escuchar de mis labios mis desaciertos, que reafirmen tu teoría de mi locura no contagiosa, saberte protagonista de esta fantasía?!?
No sé… lo que sé es que en esa cama, viéndome en tus ojos y conteniendo las lágrimas me pareció que hicimos el amor tan delicioso a través de esa conversación…
Delicioso, porque era yo!!! Sólo yo, total y absolutamente desnuda, con el alma desnuda sobre las sábanas (como siempre he estado para ti). Porque eras tú, esa complejidad humana que seguiré apostando que tiene todo bajo control, que seguiré apostando a que juega con mi mente.
Eso sí fue hacer el amor, el amor más simple y honesto, ese amor que utiliza los labios y la lengua para expresarse con franqueza; el amor que utiliza el cuerpo, que usa cada centímetro de la piel para saberse vivo, para saberse humano… ese amor que presta todos los sentidos para entender las respuestas.
El mundo debería considerar esta manera de hacer el amor, alternar noches intensas de sexo apasionado con cuerpos desnudos cómo el tuyo y el mío, con noches de charlas profundas de almas desnudas en las que resulta absolutamente delicioso hacer el amor .
Twitter: @HablaConAzul