Que curva….de pene

Como en una fiesta de cumpleaños, se encuentra uno con sorpresas de tipo peneano. Fabuloso.

Que curva….de pene

Soy Lila y estoy de regreso para compartir los relatos de mis aventuras sexuales. Continuaré con mis relatos de cuando regresé de Europa a México.

La aventura que les voy a relatar, se refiere a un chico que conocí en un bar en la ciudad de Morelia, Michoacán. Para ese entonces yo contaba con 25 años y precisamente cuando los cumplí, un grupo de amigas me invitaron a pasar unos días a esa bella ciudad. Físicamente ya era una mujer muy diferente a la que era a los 16 - 18 años cuando escribí mís primeros relatos. Mis formas se acentuaron, aun crecí y mido 1.68, bajé de peso mis medidas quedaron casi perfectas con un busto 34-C, de cintura 65 y de cadera 101 lo que mas me gusta de mí son mis nalgas bien redondas y mis piernas que llaman mucho la atención.

El día de mí cumpleaños me vestí con una falda de mezclilla un poco más arriba de la rodilla blusa amarilla con 8 botones, liguero, medias negras, mis pantaletas negras de corte francés y un sostén del mismo color con encaje transparente. Por la noche salimos las 5 amigas, rumbo a un bar llamado "el caballo loco" (ya no existe). Eran como las 9 de la noche cuando llegamos, el ambiente estaba muy bueno música, baile, bebidas y un montón de chicos en busca de chicas. No parábamos de bailar, pues los chicos hacían fila para poder bailar con nosotras. Un chico no me dejaba, se llamaba José; era bastante atractivo, rostro muy fino, alto como de 1.75, moreno claro, cabello quebrado castaño, no muy musculoso, pero todo bien puesto en su lugar y nada aguado, con un pantalón de mezclilla ceñido que mostraba todo su sexo y sus bien formadas nalgas. Pero tenía un inconveniente: solo tenía 19 años.

Entre baile y baile bebíamos algunas cubas para quitarnos la sed. Llego el momento en que empezaba a perder la noción de las cosas al igual que él. Lo convencí para que ya no bebiéramos tanto y así lo hicimos, nos quedamos sentados en la mesa un buen rato hasta que pudimos bailar nuevamente.

Como a las tres de la madrugada llegó el momento de retirarnos. José y dos de sus amigos nos invitaron a tomar una copa en casa de José. Aceptamos, a fin de cuentas era mi cumple e iríamos todas.

Llegamos a la casa de José, no había nadie. Nos sentamos en una amplia sala de cómodos sillones y la bebida empezó a circular rápidamente, sobre todo una típica del estado llamada "charanda", muy fuerte y fue la que nos mareó más. Bailábamos, reíamos, platicábamos de diferentes cosas, hasta que mi vejiga ya no aguantó más y tuve que ir al sanitario. José me indicó que estaba en la parte alta; subí como pude, iba un poco mareada, me metí y traté de ponerle el seguro a la puerta, cosa que no logré. Como pude me subí la falda con una mano y con la otra trataba de detener la puerta, baje mis pantaletas hasta las rodillas, hice un esfuerzo por no perder el equilibrio, ya que no me gusta sentarme en los sanitarios ajenos, y quité la mano que sostenía la puerta. Deje fluir mi pipí lo más rápido posible y cuando estaba a punto de terminar José empuja la puerta y se mete al baño poniendo el seguro a la puerta. Yo me traté de incorporar de mi posición jalando al mismo tiempo mis pantys, pero no lo logré, al contrarío, estuve a punto de caerme y José no perdió la ocasión para detenerme, poniendo una mano en uno de mis senos y la otra en mis nalgas para tratar de enderezarme, claro que todo fue con maña, ya que en vez de retirarlas, me empezó a manosear todo mi cuerpo.

José, que estas haciendo –le dije- déjame salir.

Él no hizo caso, como no pude subirme los calzones me empezó a acariciar mis labios vaginales con una de sus manos, con la otra me acariciaba mis senos por debajo de mi blusa, cosa que me empezó a excitar y mis pezones crecieron rápidamente.

Yo en un principio quería quitarme el embate de José, pues era un total desconocido para mí, pero al recordar su edad y como se le veía su paquete con esos pantalones bien pegados, me relaje y empecé a disfrutar el momento, respondiendo a sus caricias.

La forma de actuar de José, denotaba su experiencia con mujeres, a pesar de su corta edad me acariciaba todo mi cuerpo de una forma muy sutil, sin precipitarse, como gozando cada parte de mí piel y yo lo estaba gozando también. Le empecé a quitar la playera que llevaba puesta y le desabroche el pantalón en cual cayó dejándolo en calzones. El me quitó la blusa, la falda quedando en ropa interior, podía sentir cerca de mi pubis su pene que se estaba poniendo duro y creciendo de una forma descomunal. Se apartó de mí y me observó de arriba abajo, diciéndome:

Te vez preciosa, me gusta ver a las chicas en lencería y tu te vez reina.

¿Te parece? Le contesté

Tienes un bonito cuerpo y ese ligero te hace ver muy sexy.

No acabe de decir "gracias" cuando ya estaba otra vez besándome y abrazándome, pasando sus manos por todo mi cuerpo. Metió una de sus manos entre mi panty, acariciándome el trasero, tocando mi anito, recorriendo toda la hendidura de mis nalgas; luego pasó su mano hacia mi pubis y mi triangulo de pelos, que no me gusta rasurarlos ni recortarlos, para meter un dedo entre mis labios vaginales que ya estaban muy mojados y mi clítoris parecía que iba a estallar de tan hinchado que estaba. Yo le baje los calzones y le agarre su "cosa" que estaba muy dura, pero aun no me daba cuenta del tamaño. Lo fui apartando poco a poco y al ver tremendo pene me emocioné. No era muy grueso pero de largo por lo menos tenía unos 19 cm. que no se notaban mucho porque tenía una curvatura hacia arriba como si fuera un gancho, casi hacia una "O" con su vientre y el glande de su pija. Sus testículos no se quedaban atrás, no había visto tal tamaño de huevos, le colgaban bastante y estaban cubiertos con un montón de pelos que los hacían verse más grandes de lo que eran.

Me bajó la pantaleta y me desabrochó el brassiere cayendo ambos al piso, dejándome en liguero y medias. Me separo las piernas y una la apoyó arriba del retrete; la otra quedó en el piso. Me fue besando todo mi cuerpo hasta llegar a mi cosita y la empezó a besar y a beber mis jugos que salían en gran cantidad, sus manos apretaban mis nalgas y separaban mis cachetes permitiendo a sus dedos acariciar mi ano. Estaba gozando aquella lengua entre mi labia, que me vine fácilmente, arrojando líquido a su boca (poquitos) y estremeciéndome de pies a cabeza.

Actos seguido, se puso de pie. Con mis piernas abiertas y en la misma posición guió con una de sus manos su verga hacia la entrada de mi conchita. Por la forma en que se doblaba encontró fácilmente la entrada de mi vagina la metió de un solo golpe, sentí como aquella forma curva de su pene me rozaba por primera vez mi punto G con mucha fricción. Su glande entraba y salía provocándome los más intensos orgasmos y haciendo que expulsara gran cantidad de jugos que resbalaban por mi pierna y llegaban al piso, creo que me vine como 6 veces.

Me puso en cuatro patas y me la dejo ir nuevamente hasta el fondo, sentía que casi estaba sentado en mis nalgas y sus enormes huevos golpeaban a cada arremetida mi clitoris, haciéndome venir otras dos veces. José siguió bombeándome hasta que se vino, sacando su pija de mi vagina y echándome su semen en mis nalgas, lo embarrándolo en todo mi trasero. Yo ya estaba cansada, pero lo que más me impresionó fue el control que tenía José en su eyaculación, pues a su edad suelen venirse rápido.

Me dieron ganas de hacer pipi nuevamente, me paré y me senté en el retrete nuevamente José se acercó y metió su mano entre mis piernas, me empezó nuevamente a masajear mi cosita, pero me urgía orinar y no me dejaba. Su pene se empezó a poner duro otra vez y sin decir más me jaló hacia él y me lo volvió a meter así sentada en el retrete. Lo metía y lo sacaba muy rápido y yo ya no aguantaba de hacer pipí y no tuve más remedio que dejar salir mí orina con la pija de José dentro de mí. Creí que se iba a enojar por orinarme, pero fue todo lo contrario. Cuando sintió que estaba orinándome, aceleró sus movimientos de mete y saca y se vino dentro de mí mezclándose su leche con mi pipí. Nunca me abría imaginado que ha José le gustara ser orinado.

Después de tan acuática relación, me invitó a pasar a la regadera para bañarnos. El me enjabonó toda y me pregunto:

¿Te gustó?

Claro que si. ¿Parece que tienes experiencia con mujeres? Le dije.

Un poco, la verdad eres la segunda chica con la que hago el amor.

Oh si, no te creo.

Es verdad, te diré que lo que sé es gracias a mis primas que son más grandes que yo,

son bonitas, de cuerpos de ensueño, se caen de buenas y muy calientes.

¿Así que tus primas te estrenaron?

Si, pero la verdad no había visto cuerpo como el tuyo Lila.

¿A que te refieres?

A que mis primas no tienen tantos pelos como tu, creo que se rasuran su conchita.

A mí me gusta ser más natural, solo me los recorto cuando ya son muy largos y eso

solo un poco me gustan largos y creo que a ti también.

Si se sienten muy ricos.

Y tu que me dices de tu pene, yo no había visto nada igual de doblado.

Si desde que tengo erecciones, siempre se me dobla así y no me duele. A mis primas

les encanta pues les da masajes en toda su vagina con mi polla.

Nos secamos y nos vestimos para salir del baño. Al bajar la escalera vimos que no había nadie en la sala era evidente que se fueron a los cuartos a disfrutar del sexo, pero no como yo lo había disfrutado.

José tomo las lleves de su auto y nos fuimos a desayunar ya casi había amanecido.

Hasta pronto.