Que conste que fue idea tuya
Un intercambio a diferentes niveles, surgido en el anonimato de Internet.
Que conste que la idea fue tuya.
En esto de Internet uno encuentra cada cosa .. Cierta noche me llega un mensaje de un fulano: "Dame tu MSN, quiero hablar contigo" Lo mandé al diablo. "Soy hetero, sorry"- "Déjame hablar contigo insistió- no quiero nada entre tu y yo, tengo una oferta que hacerte". Estuve a punto de ignorar sus mensajes pero no sé ni por qué decidí aceptarlo y le di mi cuenta. Total, si sale con alguna tontera lo bloqueo, borro y listo ¿no?
(No estoy copiando el diálogo, simplemente lo escribí así para darle dinamismo y un formato diferente al relato, pero se ajusta a tal como fue)
Fer dice:
Hola
Andariego dice:
Hola
Fer dice:
No soy gay, no creas que quiero coger contigo.
Andariego dice:
Ok, vale. ¿De qué se trata todo esto?
Fer dice:
Eres del df ¿no?
Andariego dice:
Si
Fer dice:
¿Qué tan liberal eres? Alguna vez te leí y me pareces una persona seria.
Andariego dice:
No te dejes llevar por todo lo que lees, podrías cometer un error.
Fer dice:
Tu respuesta me lo dice todo. Busco algo, pero no para mí.
Andariego dice:
¿No para ti? ¿Entonces? ¿De qué se trata?
Fer dice:
De Alejandra mi esposa, me gustaría verla que se excite con otro.
Andariego dice:
Jajajajaja, joder eres un cerdo, Fernando.
Fer dice:
Todos lo somos a veces.
Andariego dice:
Ok si, es cierto.
Fer dice:
Oye!! Como sabes mi nombre!!!
Andariego dice:
Lo dice cada vez que escribes . Fer.
Fer dice:
Disculpa.
Andariego dice:
Bah, no te hagas bronca. ¿Entonces qué es lo que quieres exactamente?
Fer dice:
No lo hemos hecho antes así. No es broma ni un cuatro. Me excita la idea y hemos fantaseado con eso algunas veces.
Andariego dice:
Así han de decir siempre. Vamos, hombre, di lo que esperas.
Fer dice:
Somos una pareja solvente, de buen nivel y Ale es una mujer muy guapa.
Andariego dice:
Lo de solventes y de buen nivel no me interesa. No cobro ¿sabías? Pero tampoco quiero complicaciones. Luego a la hora de la hora se ponen muy locos. No, gracias, Fer.
Fer dice:
¿Cómo lo sabes? ¿Tienes experiencia en esto?
Andariego dice:
Jajajajajaja
Andariego dice:
No, pero algo he leído al respecto.
Fer dice:
Solo es por chat, o por tel.
Andariego dice:
¿Solo eso buscas?
Fer dice:
Solo eso, lo que venga después corre por mi cuenta.
Andariego dice:
Jajajajaja, Cabrón. O sea que solo quieres que te ponga la música para que tú bailes.
Fer dice:
Si quieres verlo así, si
Andariego dice:
Jajajajajaja Fer. Lo dicho, eres un cerdo. ¿Qué edad tienen ustedes?
Fer dice:
44 y ella 38. ¿Cuál es la tuya?
Andariego dice:
Ah, mira, buena edad.
Andariego dice:
38, casi por cumplir los 39.
Andariego dice:
¿También son del DF ustedes?
Fer dice:
Si, de la Nueva Anzures.
Andariego dice:
Ok, vale.
Fer dice:
¿Aceptas entonces?
Andariego dice:
Jajajajaja, hombre. Ok, ¿qué no haría yo por un amigo, eh Fer?
Fer dice:
Y me dices cerdo a mí
Andariego dice:
Jajajajajaja
La voz de Alejandra era suave y profunda. Solo de oírla la visualicé como una cuarentona, de complexión mediana, de esas castañas claras de cabello muy corto, de estatura mediana alta y ojos saltones. Tal como lo había propuesto Fernando, ella y yo hablamos de zonzada y media por un rato antes de entrar en "materia". Honestamente era en extremo molesto que mientras ella y yo hablábamos, él estuviera en el msn queriendo dar instrucciones: "dile que te encanta su voz" "dile que fantaseas con cogertela" "dile que le chuparias todo" "dile dile dile dile " "¿Qué cosa te responde? ¿ya quiere?" Puffff .
Andariego dice:
"Fer ¿por qué mejor no te vas a echar un ojo a ver si ya está desnuda o si no está por llegar el del periódico?"
A la tercera llamada, dos noches mas tarde, ella emitió casi al final de nuestra charla un gemido hondo, pegada por completo al auricular. Antes de eso, sus jadeos resonaban en la bocina de mi teléfono como un corazón desbocado a punto de estallar. Por la intensidad de su gemido pensé que pronto oiría como caía el teléfono sobre la alfombra de su cuarto. El amigo Fernando se desvivía en loas al día siguiente. De leerlo parecía que fuese Aznar o Blair besándole el trasero a Bush, lo cual no dejaba de tener su dosis repulsiva, pero al fin, eso era lo que yo había acordado con él. Por noticias suyas, supe que Alejandra se había masturbado encima de su cama sin quitarse siquiera la ropa, y así la había observado él, hasta el final, quedando con los ojos entrecerrados, los dedos brillantes de flujo y el inalámbrico aún en la mano. Según él, ella se había metido los dedos en la vagina incansablemente hasta explotar en un orgasmo avasallador y obsceno, durante el cual se revolcó en la cama como si venirse fuera lo único por hacer en este mundo. Solamente un detalle pudoroso de Alejandra no permitió que los oyera follar como animales en brama después de mi turno.
A una quincena de iniciado todo ese affaire tecnológico, Fer me preguntó:
Fer dice:
¿Si la tuvieras enfrente qué harías?
Andariego dice:
No se de pronto se me ocurre que la tomaría .
Fer dice:
¿Cómo? Dímelo
Andariego dice:
del brazo y le invitaría un expresso cubano y hablaríamos algo sobre esa basura que le encanta del Código Da Vinci.
Fer dice:
No mames. Te hablo en serio
Andariego dice:
¡Yo también! Es una mujer interesante, de personalidad abrumadora y una sensualidad que derrite al que más.
Andariego dice:
Nomás de oírla uno anhelaría todo con ella, pero ¿Por qué pensar en otras cosas que a ti o a mi se nos antojen si ella se debe por entero a ti Fer?
Fer dice:
Me calienta demasiado como la pones. Su coño chorrea cuando la encuentro. Apenas me ve entrar a la recámara y se acuesta abierta de piernas para que me la coja.
Fer dice:
Me he imaginado verlos fajándose en un bar o en un cine; solo fajando, pero eso me pone bien caliente. ¿Se te antojaría tener la oportunidad de fajarte a Ale en la oscuridad de uno de esos sitios?
Andariego dice:
Eres un cerdo bien hecho, Fer. ¿Cómo te atreves a empujar a tu mujer al pecado? Una cosa es fantasear, oírse, cachondearse, jugar con sentimientos pero sin que haya consecuencias de nuestra pareja con alguien ajeno, pero ¿fajarnos en un bar o en un cine? ¡Me das vergüenza, Fer! No lo pensé de ti.
Fer dice:
No me malinterpretes, yo amo a Ale. Solo es un juego, y ella estará de acuerdo.
Andariego dice:
Tengo tarjeta de invitado especial en Cinemex, Fer. Ya vi "Der Untergang" (La caída de Adolf Hitler) acá en Pericoapa, pero no me molestaría verla de nuevo.
Era la primera función. No llegan muchos a esa. Y un vestido como el que había prometido llevar no se confunde fácilmente con otros. Los vi de lejos con la luz reflejada que daba en la pantalla. Me gustó la pareja, hacían juego. Él, un hombre maduro, de cobriza tez, y complexión delgada; ella, -tal como lo pensé- de piel blanca, cabellos rubios cortos y ojos saltones. Solo fallé en la estatura, pero era como la imaginé. Me senté a su lado, con mi charolita de Té Negro, muffin de chocolate y unos malvaviscos, y los saludé cortésmente: -¿Saben si falta mucho para que empiece la película? Al menos yo espero que sea memorable.- Joder, hay veces que me doy asco.
Alejandra quedó en medio, Fer, desde el otro lado echó un par de miradas inteligentes para ver mi actitud. - ¿Te llamas Alejandra?- Le pregunté para estar seguro y no hacer peligrar la dentadura en balde. Su sonrisa dijo todo antes del "Si, yo soy". No es una beldad, se los juro. Hasta eso, es un poquito fea, pero Caray qué piernas, pareciera que el mismo Da Vinci se las hubiera esculpido. ¡Como para esculpir con cincel en medio de ellas! Fuera de eso es por demás dar detalles. Ya cerca del final, justo cuando Goebbels (A quien Satanás tenga a buen recaudo) mata con su esposa a sus hijos poco antes de suicidarse, Ale y yo nos besábamos con furia bajo la escrutadora y libidinosa mirada de Fer. Ni le miré a él el paquete (no va con nuestras tradiciones ¿están de acuerdo?) pero supongo que estaría con el mástil listo para izar a toda asta. Mientras nos besábamos yo acariciaba las piernas y cadera de Ale sin recato alguno. Finalmente qué me importaba, su marido estaba al lado ¿no? Ella metía su lengua en mi boca como si quisiera paladear mis pensamientos y yo la manoseaba como si se tratara de una vasija azteca original que quisiera comprar. Mis manos recorrieron sus piernas, sintiendo su firmeza, y la dureza de esa carne deliciosa que a medias se ofrecía para deleite de los tres. Fer, por su lado, paseaba generosamente sus manos por encima de su bulto, como si se tratara de una bola mágica para predecir el fututo. Aunque el futuro estaba mas descrito dentro de su morbosa mente. En la mía solo cabían las caricias de las manos de Ale sobre mi pecho y mi paquete. ¡Qué sabrosa mujer!
Fer dice:
¿Te gustó la película?
Andariego dice:
Si, claro, me encantó. Tuvo una fotografía bastante acorde al tema. ¡Y vaya profundidad de campo de la cámara! De pronto me daban unas ganas enfermizas de hacer zoom in y zoom out que no te imaginas.
Fer dice:
Parece que Ale te gustó.
Andariego dice:
Gustarme no es la palabra, Fer. Me cachondeó hasta lo sumo la experiencia. ¿Tú lo disfrutaste?
Fer dice:
Mucho. Ella llegó putísima a la casa. Me costó trabajo no meternos a un hotel a coger cuando salimos de ahí.
Andariego dice:
Tienes mucha suerte, Fer. Ale es una hembra deliciosa.
Fer dice:
Dime lo que imaginaste.
Andariego dice:
No seas puerco, wey. Obviamente me dieron ganas de cogérmela. ¿Por qué haces esto?
Fer dice:
Me excita. Es lo que te puedo decir.
Andariego dice:
Ah, mira que marido tan ejemplar eres. Muchas matarían por tener a alguien como tu.
Fer dice:
Ella está feliz con esto. Nada lo he hecho a sus espaldas. Finge no saber nada por puro pudor.
Andariego dice:
Ya veo. Y además juega así con esa actitud inocente que toma a veces ¿no?
Fer dice:
Más o menos. Ella lo dejó todo en mis manos.
Andariego dice:
Y tu a ella en las mías. Que lindo. ¿Qué estreno hay próximamente, Fer? Me está apasionando el séptimo arte.
Fer dice:
¿Si la tuvieras desnuda en la cama te aguantarías de querer metérsela?
Andariego dice:
Puesss de poder, claro, pero como que no es el caso.
Fer dice:
Hasta ahí me atrevería. Ya lo demás me da cosa.
Andariego dice:
¿Hasta ahí? ¿Hablas de fajármela desnudos los dos en una cama?
Fer dice:
Eso. Pero solo si me prometes que no intentarás cogertela. ¿Me das tu palabra?
Andariego dice:
Por mi no hay bronca. Tienes mi palabra. Pero que conste que fue idea tuya ¿eh?
Fer dice:
Hipócrita
Con gran apuro llegué a la cita. Ellos llevarían ya más de tres copas en el barcito del hotel donde alquilaron. Con juegos de palabras hablamos de la película, de lo impactante de las escenas, de lo tenso que lograba ponerse el ambiente, y demás. Explícitamente no había asomo de remembranzas del besuqueo y toqueteo que nos dimos, hasta que Fer tiró línea:
- Te doy gracias por compartir esta loquera con nosotros. Hay muchos que ofrecen de esto mismo en internet pero no son más que vivales. Deberías ver ella como se pone después- dijo Fer entre serio y sonriente. Alejandra agregó: - Este juego me pone como nunca. De pronto me avergüenza, pero lo disfruto como no tienes idea.
-Brindemos por eso, entonces. Y porque esto se mantenga como un gusto y no como una necesidad.- Terminé diciendo.
Ella tuvo un chispazo de atrevimiento atreviéndose a tomarnos a ambos de la mano mientras nos dirigimos al ascensor del hotel. Volteó fugazmente a mirar la cara de la recepcionista que la veía avanzar con expresión libidinosa hacia la habitación de la mano de sus machos. Fernando tarareaba contentito "no debes tener dos amores no es divertido besar en dos bocas ."
En la habitación Fernando comenzó a besarse con Alejandra de una manera que me enterneció. En sus ojos pude ver que se amaban realmente y que la dosis de cariño existente entre ellos estaba por encima de todo. Después de eso y de prodigarse dulces palabras él la tomó de la mano y ceremoniosamente la llevó hacia mí, entregándola teatralmente.
Alejandra y yo nos besamos nuevamente. Paladee sus labios y su juguetona lengua mientras ella se esforzaba por atrapar la mía con sus dientes. Las manos corrían despreocupadas por todo su cuerpo, sintiendo finalmente la plenitud de sus firmes nalgas maduras bajo la ropa. Pronto comenzamos a desvestirnos, mientras Fernando nos miraba recostado en la cama de al lado. Voltee a Ale para ponerla de manos hacia su cama, mientras fui desvistiéndola y mordisqueando sus piernas y sus nalgas. Ella y Fernando no dejaban de mirarse y sonreírse mutuamente, y él sobaba su falo encima de su ropa excitado por verme desnudar a su esposa.
Una vez desnuda, Alejandra comenzó a besuquear mis piernas encima de mi ropa. Sus manos fueron abriendo mi pantalón y dejó pasear sus uñas por mi carne, la cual se estremeció de inmediato. Lentamente iba quitando mi ropa, echando miradas a su marido como buscando aprobación para continuar. Sentí la humedad de su lengua y labios subiendo y bajando por mis piernas, sus uñas paseando por mi espalda, nalgas y vientre, despertándome sensaciones prodigiosas. Sus manos y besos llegaron a mi falo, cubierto apenas por mi ropa interior, palparon su dureza y sentí el calor de su aliento traspasando la tela ajustada de mi boxer justo en mis testículos que se llenaron pronto de la caricia tibia que emanó de su boca.
Alejandra se levantó y siguió acariciándome hasta que terminé yo de desnudarme. Luego nos enredamos en un prolongado beso, sintiendo cómo nuestros cuerpos se juntaron. La mirada escrutadora de Fernando me recordaba a cada momento nuestro pacto, no podríamos avanzar más; ésa esa una tarea que él tenía el derecho de continuar tal como les apeteciera a ellos. Alejandra, sin embargo se dejó llevar a la cama dócilmente, recostándose y dejándome una vista espléndida de su cuerpo. Mis manos jugaron en su piel, y mi lengua en sus senos. Ella llevó una de sus manos a su entrepierna comenzando a tocarse, dejando que la otra recorriera mis piernas rozando suavemente el pelo de mis testículos y mi verga completamente erecta.
Con sus piernas Alejandra atrajo mi cara hacia ella, acercándome suculentamente a su vagina. Esa maravillosa textura de su carne firme y su piel suave me daba un gusto tremendo. Llegaba hasta mí el aroma de su sexo, encendiéndome en una erección tremenda. Mi boca subió y bajó por sus piernas, jugueteó con sus talones y los dedos de sus pies. Mi lengua hurgó entre ellos extrayéndole roncos gemidos acompañados de un dedeo cada vez mas intenso. Ella rodó sobre la cama, presa de placer, obsequiándome toda la cara posterior de su cuerpo para comer de la misma manera. Cuando me di cuenta, Fernando estaba ya desnudo en su propia cama, masturbándose lentamente, y mirándonos embobado viendo la danza que en nuestra propia cama realizábamos su esposa y yo.
En un momento en que me acerqué a la espalda de Alejandra, la punta de mi verga rozó sus piernas. Ella lo percibió y sonrió gustosa, volteando a vérmela. Decidí darle más de esa dosis y comencé a pasearle el tronco entero de mi palo duro por todo el cuerpo, desde sus tobillos hasta su pecho. Fernando se había levantado y había rodeado nuestra cama para vernos. Su mano seguía aún frotando su verga que atrajo de inmediato la mirada golosa de su mujer.
-Pónsela entre las piernas- me animó. Recostándome detrás de ella, deslicé mi verga parada entre las piernas cerradas de Alejandra, a mitad del camino entre sus rodillas y su sexo, sintiendo un roce exquisito llevado hasta lo sumo por la forma de apretar de ese par de monumentos. Solo así lo harás. Pero toma todo el placer que quieras ahí.- marcó tajante y caliente el excitado marido de Alejandra. Abrazado a sus caderas comencé un cada vez mas intenso metisaca entre sus piernas, gozando fabulosamente y viendo la forma en que ella se iba calentando más y mas. Fernando acercó su falo a la cara de su esposa antojándola a felarlo, pero no lo suficiente para que ella lo alcanzara. La sensación de sus carnosas nalgas en mi alto vientre potenciaba el placer que sus piernas daban a mi palo. Ella no mantenía sus extremidades estáticas, sino que las abría y cerraba poquito, las frotaba hacia delante y atrás, copulándome con sus piernas hasta que no pude más y estallé en un orgasmo intenso, arrojando los chorros de leche sobre la cama, mismos que ella recorrió con un dedo antes de entregar su cuerpo a su amado esposo.
Mientras me vestía ellos se habían ya entregado a los placeres maritales con singular entusiasmo. El último contacto que he tenido con ellos fue al momento de cerrar la puerta de la habitación y verla a ella, engullendo entera la verga de Fernando, lista ya para ser cogida con la mayor lujuria. Antes de irme pasé a tomarme un tequilita al bar, repasando los momentos vividos con esta pareja de paisanos, y ver cómo, en las calles, inocentemente los niños salían a pedir su calaverita de Halloween mientras arriba la inocencia y el pudor quedaban completamente despachados a un sitio donde no estuvieran jodiendo.