Que bonita es la amistad hasta que ... la no cita!
Una cena entre dos amigos que se confiesan mutuamente.
Llegó el día de la cena con mi amiga Clara, quedamos en un restaurante italiano de moda en la calle Urgell, ella no había estado nunca y estaba seguro que le encantaría, de hecho, el ambiente y sobretodo la decoración eran dignas de vivirlas en persona.
Para que os hagáis una idea, el restaurante recrea una calle típica italiana con balcones, fuentes … de hecho las mesas están puestas justo en medio de la calle.
Quedamos en la entrada, llegué cinco minutos antes para no variar, no me gusta llegar tarde (soy de los que piensa que no hagas al resto lo que no quisieras que te hagan a ti), la ví cambiando a lo lejos y fui a encontrarme con ella, estaba radiante, iba con un vestido de tubo azul turquesa y una chaqueta de cuero, comenzaba a refrescar y solo eran las 8’30h así que entramos directamente (mientras me esperaba a que llegara tengo que decir que entré un momento para reservar mesa en la mejor zona del restaurante).
Nos sentamos tranquilamente, y nos pusimos a hablar mientras traían la carta, me estuvo contando que a los críos eso de ir con mascarilla era un agobio, que en el colegio lo pasaban fatal porque los controlaban mucho donde y con quien iban … es normal, con la que está cayendo ahora mismo, cualquier precaución es poca, aunque en el fondo son pequeños y estas cosas de “mayores” no las entienden. El camarero aparece en ese momento para interrumpirnos con la carta y nos ponemos a decidir a ver que pedimos, yo le digo que lo tengo claro, a un restaurante italiano se pide una buena pizza, no pescado … si, un chiste malo de los míos pero que le hizo gracia.
En ese momento me la quedé mirando y me dí cuenta lo guapa que era de cara, esos ojazos miel podían derretir a cualquiera, a mi el primero. Ella, se me quedó mirando y me preguntó si tenia algo en la cara, os podéis imaginar que me puse colorado a base de bien, y le dije que no, que era la primera vez que estábamos cenando juntos y quería recordar ese momento … ella no contestó, pero si que hizo una mueca con el labio superior.
Me puse a hablar de las historias del trabajo para cambiar de tema, no estaba preparado para según que tipo de conversación en ese momento y así estuvimos hablando un buen rato, ella me preguntaba sin parar, sentía curiosidad porque trabajo en el puerto y es algo diferente para ella.
Trajeron las pizzas y el lambrusco bien frio y seguimos hablando y comiendo, pasándolo genial y en el fondo conociéndonos un poco mas, hasta que fue ella la que en una pausa me miró y me preguntó directamente que qué estábamos haciendo … yo no me esperé que fuera tan directa, ¡y vaya si lo era! Le dije estábamos cenando tranquilamente en un buen restaurante poniéndonos al día y le guiñé un ojo … a lo que ella sonrió y me comentó que era rápido de reflejos para sacarme una respuesta políticamente correcta, pero sabia lo que estaba preguntando en el fondo y quería saber la verdadera respuesta.
Sabia perfectamente que durante esa cena saldría la pregunta famosa y la noche anterior ya había estado preparándome una respuesta satisfactoria, pero no hubo forma, después de 3 horas de darle a la cabeza, ninguna de las decenas de respuestas que me había preparado me servía en ese momento e hice improvisación, teniendo las ideas claras, era cuestión de buscar las palabras adecuadas, así que me tiré a la piscina.
Yo: Mira Clara, desde que nos conocemos hace ya unos meses he encontrado en ti un apoyo que no había tenido en el pasado, tu eres con quien primero hablo al levantarme y la ultima persona antes de irme a dormir, y entre medio sabes que hay mensajes cada dos por tres y de vez en cuando alguna llamada de teléfono, con eso te quiero decir que has pasado de ser una autentica desconocida a alguien que podría calificar como de las mas importantes en mi vida, eres de esas personas que se cuentan con los dedos de una mano y todavía sobran.
Clara: Carai, que bonito, eso no me lo esperaba, ¡siempre diciéndome que eres persona de pocas palabras y me sueltas esto!
Yo: Se a donde quieres llegar, y justamente por esto quería decirte eso, que mi amistad contigo está por encima de todo, ¿de todo sabes? Aunque tengas tus problemas en casa, aunque a veces allí no sepan valorarte lo que te mereces, sigue siendo tu casa, tu familia y tu marido. Se que yo te doy mucho apoyo, se que conmigo te sientes especial y única, porque si, porque me gustas mucho y estoy muy a gusto contigo, y se nota que es mutuo, nuestros cuerpos no pueden engañar ese sentimiento, ahora bien, y creo que te lo he dicho en mas de una ocasión, yo no soy de los que intenta cruzar la línea roja siempre que puede. Primera que no soy así, y segunda que por la misma razón que te tengo en un pedestal, no podría pensar perderte de ninguna forma, eres parte de mi … como decían en la película del Señor de los Anillos … eres mi tesoro.
Clara: ¡Para por favor que me estas poniendo roja! Hacia tanto tiempo que no me decían estas cosas que ya las había olvidado. Con esto me estas demostrando que eres íntegro y que no estas aquí para pasar una noche contigo … sabes, me vestí de esta forma justamente para ver cual era tu reacción, para ver si seguías pensando con la cabeza y si al contrario te volvías loco y comenzabas a actuar como la mayoría de los hombres que a la que ven un buen cuerpo ya solo piensan en una cosa. Gracias por pasar la prueba, tenia muchas esperanzas que no te equivocaras de camino y así ha sido.
Yo: Vaya vaya, con que esas tenemos, una encerrona en toda regla para ver si uso la cabeza para algo mas que llevar pelo?
Clara: jajajaja si si, totalmente!
Yo: Ya te vale!
Clara: ¿Y si fuera yo la que te dijera que puedes cruzar la línea roja conmigo con ciertas condiciones?
Yo: ¿Otra encerrona Clara?
Clara: No, hablo en serio, de verdad que ahora mismo hablo muy en serio.
Yo: ¿Y de qué condiciones estamos hablando? Suéltamelo todo sino no puedo hacerme una idea de lo que tienes entre manos.
Clara: A ver, evidentemente está claro que no estoy a gusto en casa, tampoco pienso separarme ni tirar por la borda tantos años de matrimonio, están los críos y mi marido que, aunque se haya dejado últimamente sigue siendo importante en mi vida, pero la parte afectiva para el ya no es importante, y para mi lo es mucho. Tu si que me das esa parte afectiva que no recibo en casa y me cargas las pilas.
Yo: Bueno, podemos repetir esto que estamos haciendo siempre que podamos los dos, salir a cenar, ir a algún sitio y bailar, pasarlo bien en el fondo.
Clara: Sabes perfectamente que un día u otro acabará pasando algo, ninguno de los dos es de piedra y acabaremos complicándonos la vida y lo sabes, verdad?
Yo: Si, lo tengo claro, llegará un día que no resistiré la tentación de tus provocaciones, los dos lo sabemos.
Clara: Y entonces?
Yo: Mira Clara te propongo algo, en vez de rompernos las neuronas pensando lo que pueda pasar mañana, pasado o el otro, deja que todo fluya con naturalidad, deja que podamos descubrir el camino en vez de escoger el camino determinado. Yo solo te digo que yo no voy a cruzar la línea roja, pero si eres tu la que me acompañas a cruzarla, eso es diferente siempre y cuando los dos sepamos que se puede y que no se puede hacer en cada momento.
(En ese momento le cojo la mano y me la miro fijamente a los ojos)
Yo: Esto no es fácil para mi, en la zona amigos contigo soy el mas feliz del planeta, en la zona amantes no he estado nunca, es un terreno desconocido para mi y me da pánico, no por ti, sino por la mochila que llevas detrás, porque si estuvieras soltera te aseguro que te habría dicho de salir juntos hacer tiempo.
Clara: Eso es lo que necesitaba escuchar de ti.
En ese momento nos trajeron la cuenta, pagué y nos pusimos a salir del restaurante, hacia frio y un viento que aun lo acrecentaban aun mas. Caminamos hacia el sitio donde había dejado aparcado el coche y en un semáforo en rojo la abracé, puse los brazos por dentro de la chaqueta y la abracé con todo el cariño que me salió de dentro, ella se pegó a mi cuerpo y nos dimos un beso larguísimo que no se cuanto duró. Deseaba hacer eso desde hacia mucho, tenia unas ganas locas de poder tocar esas caderas, estaba en la gloria en ese momento. Ella no se quedó atrás ya que no paró de acariciar mi trasero.
Llegamos al coche al cabo de un rato y me dijo que la semana siguiente era su cumpleaños y que iba a hacer una fiesta en un restaurante y quería que fuera, allí iba a conocer a su familia al completo, mas amigos y gente de su trabajo.
Le dije que si, sin pensarlo, ¿aunque durante el resto de la noche no conseguí dormir nada … os podéis imaginar la situación?
Nos despedimos con otro beso y abrazo, nuestras manos recorrieron nuestros cuerpos de arriba abajo lentamente, explorando terreno desconocido, grabando mentalmente todos y cada uno de los centímetros cuadrados de piel para recordarlos mentalmente, y sobretodo las zonas donde ella encontraba mas placer, una gozada esa sensación y qué decir que fue muy erótico y sensual. La mejor forma de acabar la noche sin duda.