Putita para dos (2)

Segunda parte de mis experiencias sexuales que quiero compartir con vosotros.

Y el verano avanzaba, a la par que mis ganas por sumar nuevas aventuras a mi vida sexual.

Desde la última copita de vino "blanco" que me habia tomado (ver relato <>, todo habia sido muy normal.

Ya estaba de vacaciones, pero ni mi pareja, ni mi amante lo estaban.  Era martes de mitad de julio y me encontraba muy tirada en la ciudad, sin nada que hacer.

Mi mente se puso a funcionar rapidamente y tras coger las cuatro cosas imprescindibles, me largué a la mejor playa nudista de la zona, a unos 30 km de la ciudad. La distancia era lo de menos, tenia todo el dia por delante.

¿Por qué esa playa? Fácil, era una zona fantástica, poco visitada y  las aguas son cristalinas y lo que más me atraía de todo era la idea de estar solita y desnuda.

En poco más de tres cuartos de hora había llegado a mi destino. Hacía mucho tiempo que no iba, pero nada o casi nada había cambiado. Era tal cual la recordaba, además ese día la playa estaba preciosa, el agua en calma absoluta, como una balsa de aceite y como era muy temprano, los rayos del sol todavía no incidían de manera perpendicular en el mar, lo que le daba un aspecto de casi amanecer.

No llevaba casi nada, lo justo para para pasar unas cuantas horas tumbada al sol. Una sombrilla y un pareo que no me había dado tiempo estrenar el año anterior, uno de esos gigantes para ponerlo a modo de toalla que compré como recuerdo el año anterior en una playa de Formentera.

Monté mi campamento en menos de dos minutos, pareo de dos por dos y la sombrilla que proyectaba su sombra de manera perfecta para refugiarme en ella. Aunque era temprano, el sol ya calentaba y mi desnudo cuerpo todavía bastante blanquito. No quería que se quemase a la primera de cambio, quería tostarlo poco a poco, que fuese adquiriendo ese color dorado que alcanza la piel bien bronceada que tanto favorece, sin marca alguna de bikini.

A modo de almohada me puse el pequeño bolso que llevaba. Una vez acomodada me di cuenta de que el sitio era perfecto….NO HABÍA NADIE!!!, ufff que lujazo, una playa como esa solo para mi y en Julio.

Lo primero que hice fue admirar lo que me rodeaba y es que si hay algo que me apasiona, que me gusta y que me relaja es estar sola frente al mar. Tengo la gran suerte de vivir en una ciudad en la costa mediterránea y a menudo me escapo, sea la época del año que sea, a disfrutar de “mi mar”.

Así que allí estaba yo, completamente desnuda frente a él, todo para mi, era tan…. Íntimo, tan mio!!! Una sonrisa de placer apareció en mi cara, estaba sola si, pero no me hacía falta la compañía de nadie en aquel momento, lo estaba disfrutando inmensamente, notando la suave brisa del mar resbalar por mi cuerpo completamente desnudo.

Saqué mi libro electrónico, regalo de mi amante el pasado invierno, en el que me había cargado más de cien títulos de todo tipo y como no,  entre ellos una colección de novela erótica. Ahora mismo estaba a mitad de uno, que eran historias cortas, pequeños relatos, como cuentos antes de ir a dormir. Eran muy buenos, redactados de tal  manera, que la imaginación del más zoquete haría que se pusiera a tono a la primera de cambio, pues sin ser explícitos invitaban a volar alto, a soñar, a disfrutar.

Tumbada frente al mar,  recordé que no había terminado de leer aquel capítulo que tan cachonda me había puesto la noche anterior, así que pensé que era el momento ideal para recuperar el climax adquirido horas antes y que tan mojada me habia dejado.

El relato era sencillo, nada rocambolesco, de los que me molan, pues para mi gusto, las buenas historias suelen basarse en la sencillez, que ofrezcan veracidad al asunto.


La protagonista, Maite, era una ejecutiva, una de esas mujeres tremendamente ocupada y estresada que a sus casi cuarenta años, no había tenido tiempo para una pareja estable. Eso,o que simplemente no había querido, pues prefería las jornadas interminables de trabajo antes que tener que llegar a un hogar en el que le esperasen para tener que dar explicaciones de su vida.

Bajo su vara de mando, tenía a casi 20 personas, entre ellas, su fiel secretaria, Lucia. Llevaban trabajando juntas ocho años, se conocían a las mil maravillas, sobretodo Lucía a Maite, pues además de gestionar su agenda laboral, también llevaba la personal. Lucía sabia a ciencia cierta de que pie cojeaba Maite.

A Maite le gustaban las mujeres y mucho, pero no cualesquiera.  Era una tia muy selectiva, solo se sentía atraída por mujeres guapas, mujeres jóvenes y sobre todo mujeres más bien de alto estanding, pues ella era el conjunto de todos esos requisitos y no consentiría  follar jamás con alguien “de menor categoría”, era lo que viene siendo una auténtica hija de puta. Sin embargo para los que no la conocían como Lucia, era una mujer con sus cinco letras que emanaba sensualidad y feminidad por todos y cada uno de los poros de su piel. Era guapa, tenía un cuerpo estupendo, unas tetas muy bien puestas, en su sitio (operadas, eso si pero solo lo sabía ella y Lucia), unas piernas bien torneadas y tonificadas, y sobretodo estilazo, la cabrona era una auténtica diva. En cuanto al carácter.eso era otra cosa. Había jornadas que más valdría que se quedara en su casa, pues cuando tenía mucho estress era simplemente insoportable. Se comportaba de manera déspota y tirana, parecía que no tenía piedad cuando se trataba de recordar a quien fuese  que no había hecho bien su trabajo o no había conseguido los objetivos pactados, les humillaba, les gritaba. Por esa razón, algunos trabajadores en los últimos tiempos habían tomado la decisión de irse de la empresa. Sin embargo, Lucía sabía como tratarla en cada momento, siempre la defendía, la justificaba, era su fiel escudero.

Una mañana en la que hablaba en su despacho por el móvil a grito pelado y con el despacho abierto, su secre se levantó para cerrarle la puerta, Maite al verla le hizo un gesto con la mano de que pasara, y al acercarse a la mesa, en una nota de esas de quita-pon,  le escribía…” pide cita con mi masajista estoy fatal de la espalda”.

Ufffff como estaba esta mañana la jefa, asi que era momento de relajarla y tomar la iniciativa. Lucía bajó los estores que tenía como cortinas el despacho y cerró la puerta, no hizo falta pasar el seguro, pues la gente sabía de sobra que si el despacho de Maite tenía las cortinas bajadas, esa puerta simplemente infranqueable.

Lucía se puso detrás del sillón de Maite y comenzó a masajearle los hombros, muy suavemente primero y con mas firmeza progresivamente. ¿para que pedir una cita con esa desagradable de Amelia que encima le "timaba" a su jefa cobrandole 80 € por sesión?, asi que, Lucia se tomo la libertad de prácticar con su jefa, lo que habia aprendido en su anterior trabajo y que de vez en cuando seguia ejerciendo.

Maite, tras su cara de sopresa inicial, seguía como si nada hablando, o mejor dicho, gritando por teléfono.

El masaje entraba en una fase que obligaba a bajar por la espalda, y retirar levemente los tirantes del vestido. Minutos después, les llegaba el turno a los del sujetdor, para dejar más libertad a sus movimientos relajantes. Maite seguía parecer no enterarse,  que cerda era. No reconocía casi nunca el esfuerzo de los demás.

Poco a poco, siguió bajando las manos por la espalda, cuando en un suave movimiento de su brazo, Lucia rozó una de las tetas de su jefa. Esas tetas tan exquisitamente bien operadas que no habían perdido un gramo de sensibilidad pues aunque su dueña fuese un auténtico témpano de hielo sus pezones respondían perfectamente a cualquier estímulo, y que cuando notaron ese leve roce, pusieron sus pezones erectos  y duros como requería la ocasión.

Lucia se dio cuenta y lejos de evitar un segundo roce y viendo la reacción, empezó directamente a masajeárselas suavemente con sus manos. Eso le puso muy cachonda  a pesar de que nunca había estado en una situación similar y que le molaban los tios. Pero es que esa situación, era hacer realidad una de sus fantasias, que se lo montaba con una mujer.

A partir de ese momento, Lucia, viendo que su jefa no solo no ponia objección alguna, sino que la miraba a ella con una cara cada vez mas viciosa, cambió de posición y se colocó bajo su mesa. Se arrodillo, le abrió las piernas a Maite y comenzo a acariciar muy suavemente las piernas de su jefa de abajo a arriba, resbalando por la seda de sus negras medias. Todas las caricias terminaban en la parte interna de sus muslos, hasta la liga de sus medias. Visualizaba ya el tanguita semitransparente, el cual era divino. Lucia, tras unos minutos de caricias, procedió a bajarlo. La siguiente fase lo requeria y ella, ya estaba completamente fuera de si.

Mientras,la fría de Maite seguía y seguía hablando como si nada le estuviese pasando, Lucia iba a la suya tambien.

Le acarició el coñito de arriba a bajo, estaba muy bien depilado, suavecito, como los coñitos que se había imaginado Lucia en sus fantasias y este tambien reaccionó de manera positiva como sus pezones. Pronto empezó a surgir la humedad de él y Lucia se emocionó de  una manera imparable. Empezó por meterle un par de deditos en la vagina y con otro le masajeaba el clítoris….uffffffff como se estaban poniendo las dos, Lucía tambien notó como se le iban mojando las bragas, tanto que con la mano libre que tenía empezó a hacerse ella tambien un dedito. La estampa era morbosa de narices, pero Maite impertérrita seguía y seguía en su conversación.

El coñito de la jefa cada vez estaba más y más apetitoso por eso Lucia cambió su mano por su boca. Mmmmmmmmmmm vaya comidita de coño le estaba dando a su jefa, se lo estaban pasando en grande porque  de repente Maite se apartó un poco el teléfono, y tapando el micrófono del móvil le dijo a Lucía….” Si paras ahora te tiro a la puta calle”.  Escurrió su durito culo de la silla y le ofreció ahora si, ese chochito completamente abierto para que Lucia hiciese bien su trabajo. Con la lengua más dura que jamás ese coño hubiese imaginado que podía existir,  Lucía le hizo un auténtico mete saca. la pelvis de Maite se movia a ritmo frenético segregando jugos y más jugos, de hecho la carita de la secretaria estaba completamente llena de ellos.

Sin previo aviso, pues no hubo ni gemidos ni suspiros, Maite descargó todo su ser sobre la boca de su sumisa secretaria. Eso lo supo Lucia porque de repente las pareces de la vagina empezaron a contraerse de una manera brutal. Ostias puta que corridóN


Sin darme cuenta de donde me encontraba, yo misma me estaba masturbando pues estaba absorta en la lectura y con mis piernas flexionadas y mi manita en mi entrepierna, estaba acompañando a Maite y a Lucia en su corrida, bajé el libro, cerré los ojos y mientras con una mano me abría bien mi coño con la otra me frotaba y me frotaba mis dedos no daban abasto….la humedad era incontrolable….apunto estaba de correrme cuando oí que alguien estaba cerca de mi.

Paré en seco, abrí los ojos y me incorporé (joder que cortada de rollo).

“No crees que sería mejor que te ayudase?” me dijo…..

No le veía bien, pues los rayos de sol incidían en mi cara y me deslumbraba, lo tenía a contra luz. Me giré un poco y puse mi mano a modo de visera para observar al voayeur…..

Ni guapo, ni feo, ni alto, ni bajo ….. un tio muy normalito pero muy enrollao, y como no, desnudo completamente, en reposo el pavo estaba muy bien dotado.

Me cayó bien desde el principio así que le invité a que me acompañase en mi amplio pareo. Empezamos a hablar, una conversación que no llevaba a ninguna parte, banal completamente y sobretodo evitando en todo momento ofrecerle cualquier dato personal, ni mi nombre ni mi teléfono ni donde vivía… nada, absolutamente nada, yo tampoco le pregunté pues tampoco me interesaba lo más mínimo.

En un momento indeterminado de nuestra conversación apareció un tercer individuo….., evidentemente colega del primero. De características similares, pronto me di cuenta que eran hermanos. El primero que no se cortaba nada, le invitó a sentarse con nosotros, parecía que el “pisito” fuese suyo……

Sin comerlo ni beberlo estaba sentada en medio de los dos y no voy a negar que la situación me sobrepasaba, no la controlaba en absoluto y eso me hacía ponerme algo nerviosa.

Uno de ellos reclamó mi atención hablando de temas tontos y como tenía un piquito de oro quedé atrapada en su palabrería. Entorne mi tumbado cuerpo hacia él. En un momento indeterminado noté como un falo grande, suave y erecto resbalaba por mi culito…., me hice la interesante y ni siquiera giré la cabeza. Aquella polla tenía parte del trabajo hecho pues minutos antes me había estado pajeando y estaba absolutamente empapada.

Continuaba mi estúpida conversación con el último invitado, que de ver como su hermano se rozaba con mi culito, se puso muy muy cachondo y comenzó a sobarse su polla mientras me hablaba. Semi tumbada como estaba y todavía cachonda, me arrollidé lentamente encima del pareo y me fui acercando a la polla de mi interlocutor hasta unir mi lengua con la punta de su capullo con un primer lametón. (este par de listillos iban a flipar con la rubia solitaria).

Los primeros lametazos dieron paso de inmediato a grandes succiones mientras él se masajeaba la parte que yo no mamaba y sus huevos.

Su hermano, viendo la oportunidad, metió de un solo empujón su duro pollón en mi suave, humedo y hambriento coñito. Al segundo empujón, le siguió el tercero, y el cuarto...hasta acompasar su follada con la mamada a su hermano, en un ritmo pausado, pero sin pausa.

“Joder con la rubia” se decían el uno al otro “ostias, eso si es una buena mamada”. Me sentía tan rematadamente puta y guarra que no quería parar, esa escena era mia y yo la protagonista de tan brutal imagen a plena luz del día y en  un sitio público.

No les iba a dejar que se emocionaran demasiado. Eran dos desconocidos que apenas se habían currado el numerito a los que no les iba a conceder el beneplácito del recreo follador, así que incrementé el ritmo notablemente de mi mamada y de mi pelvis hata hacerles perder el control y tras unos segundos interminables, antes de que ellos quisieran ya habían soltado toda su leche dentro de mí.

Hicieron amago de retirarse, ellos ya tenían lo suyo pero yo no, así que se me ocurrió devolverles lo que les pertenecía como acto final del momentazo.

Al parlanchín gracioso le comí la boca hasta la garganta, momento que aproveché con mi lengua, para pasarle todo su semen, el cual se lo tragó sin rechistar.

En cuanto al otro, le cogí la cabeza y me la metí entre mis muslos, acercándola poco a poco hacia mi coñito recién follado. << ahora follame con tu lengua cabrón !!>> Como un loco, abrió la boca y entre lengüetazos y succiones más que sonoras provocó en mi un auténtico orgasmo, un orgasmo que me hizo estremecerme y gritar como hacía tiempo. Un orgasmo que me merecía y mucho y que me vació en su boca por completo en una mezcla de mis flujos y su semén que jamás olvidaría.