Putacerda99 (3)

Mónica toma decisiones muy importantes para su futuro.

Su cuerpo era un desastre.

Lleno de marcas de azotes, chupetones, picaduras de insectos y arañazos del perro.

Mientras se tocaba, las imágenes de ella siendo follada por el perro de la casa vinieron a su mente.

La habían obligado a mantener relaciones sexuales con su mascota dos veces, una en misionero y otra a cuatro patas.

Lo peor es que eso fue lo mejor del día.

Carlos decidió no hacer ni puto caso a su esclava durante unos días.

No era un gesto de piedad ni de cansancio.

Era puro sadismo en realidad.

No deseaba nada más que seguir disfrutando con su cuerpo, pero las torturas mentales son mucho más brutales que las físicas, y si Mónica aún no lo sabía, pronto lo descubriría.

Ella por su parte si que creía que era por su bien. Cuando se encontró con su amo de nuevo en el cobertizo y se mostró desnuda ante él, prestándose a ser usada de nuevo, se sintió profundamente agradecida cuando escuchó que primero debía recuperarse, que ya habría tiempo y lugar para hacer cosas.

Le entregó un móvil de prepago que debía llevar siempre encima para recibir instrucciones.

Pero en el fondo era una masoca, así que cuando se vio sola en la casa solo deseaba hacer una única cosa, ir con su amo, ser utilizada por su amo.

Pero no podía.

No podía.

El mes que se pasó sin que su amo le hiciera ni puto caso la estaba jodiendo viva.

Para entonces las marcas de los chupetones, los azotes, hasta el sabor de la mierda se había ido.

No la quedaba nada.

Pensaba que Carlos se había aprovechado de ella para hacerla de todo y olvidarla.

Incluso había gando 500 euros prostituyéndola.

Se sentía como una imbécil, como una auténtica imbécil.

Y sin embargo estaba dispuesta a demostrar a su amo su adoración por él.

Se dirigió de nuevo al cobertizo, desnuda, a esperarle como antes.

-Buenos días, señorita Mónica.

-Putacerda99 esta lista para ser usada de nuevo, amo.

-No sabía que la pasará algo, señorita.

-Amo, por favor, no puedo seguir así...

-Adios señorita, tengo mucho trabajo que hacer.

Lo peor es que esa misma noche su amo la mandó un vídeo donde aparecía con la polla dentro de la boca de una chica.

Mónica vio el vídeo como un millón de veces.

Para ella esto era como una infidelidad.

No, no podía soportar la idea que la polla de su amo estuviera dentro de ninguna otra mujer.

Recibió esa mañana un mensaje más, “Ven”

-Hola Mónica.

-Hola.

-Vaya, que fría.

-Amo, ¿Por qué?

-¿Por qué qué?

-Porque busca a una puta si me tiene a mi.

-No era una puta y la chupa mucho mejor que tú. Y a ti no te tengo, así que basta ya de engañarnos.

-Soy suya.

-En cualquier momento nos puede encontrar tu padre, y trabajo para él.

-Puedo escaparme. Podemos irnos juntos, tú y yo

-¿Y vivir de qué? ¿De prostituirte?

-Si fuera necesario, sí.

-Vete a casa, luego a la universidad y haz tu vida. Y olvida todo lo que ha pasado.

-No quiero eso, quiero ser suya.

Carlos la miro por primera vez.

-¿Y estás dispuesta a hacer lo que sea necesario para ello?

-Sí.

-Mata a tu padre y entonces y solo entonces serás mía. Y ahora, vete.

Mónica no podía creerse lo que acababa de escuchar.

Por supuesto sabía lo que eso significaba, pues como única heredera de la fortuna familiar se quedaría con todo, siempre que no la pillaran.

Se quedaría con el dinero, se quedaría con él...

Se quedó toda la tarde dándole vueltas a la idea y esta cada vez resultaba más y más atractiva.

Pero cuando vio a su padre por la noche, se avergonzo de si misma.

No podía hacerlo.

Su amo le mandó un vídeo donde aparecía follando con la misma putita de la noche anterior.

Eso desencadeno una reacción desconocida en ella, los celos.

-Lo haré, pero tengo una condición.

-No hay condiciones. Cuando lo hagás, tu fortuna pasará a ser mía. Y podré seguir acostándome con las chicas que me de la gana.

-Eso no es justo.

-No se trata de justicia, eres mía, sin condiciones.

Por supuesto plantear semejante idea a cualquiera sería una locura.

Mónica no ganaba nada, absolutamente nada, salvo estar con su amo, estar junto al hombre al que se había entregado.

Esa misma noche, mientras su padre estaba durmiendo, cogió un cuchillo de la cocina, entró en su habitación y le despertó.

Ver a su amada hija cuchillo en mano plantada delante de él en mitad de la noche fue demasiado para su pobre corazón.

La causa de la muerte fue infarto fulminante.

Lo demás fue rápido.

Carlos y Mónica legalizaron su relación de amo y esclava e inmediatamente después la quitaron todos sus bienes y hasta su nombre.

Legalmente y a todos los efectos, ahora era putacerda99, esclava de Don Carlos.

Se había quedado sin nada, salvo su amo.

El corazón de Mónica iba a mil, porque ahora su amo si que podía hacer con ella lo que le diera la gana sin contemplaciones ni explicaciones.

Y él pensaba empezar desde ahora mismo.

Lo primero era que todo el mundo la reconociera como la esclava que era.

Colocó en su cuello un collar de cuero con un argolla y una chapa con su nombre y un anillo de O en su dedo anular derecho.

-Ahora si que eres mía.

Una pequeña sonrisa se esbozó en el rostro de ella.

Órdeno a putacerda99 que se arrodillara en el cuarto de baño de la notaría, se sacó la polla y se masturbó hasta que dejó el pelo de su esclava cubierto de semen.

No solo él, claro. Los cinco amigotes, el notario, el secretario, el ayudante y uno que pasaba por allí se uniron voluntarios a la fiesta.

Putacerda99 era morena por lo que las manchas blanquecinas del semen resaltaban sobremanera en su cabello.

-Vamos.

Amo y esclava comenzaron a caminar juntos por la calle del pueblo.

Por supuesto le era imposible evadir las miradas de todos los paseantes que miraban curiosos a esa joven que paseaba con el pelo chorreando semen, y a la que no paraban de hacer fotos.

Iba tan avergonzada y humillada que no sabía donde mirar.

Un grupo de chicos empezaron a seguir a la extraña pareja y todos juntos entraron a un callejón.

La bajó los tirantes del vestido y la dejo completamente desnuda delante de los chicos. Le ordenó ponerse de rodillas.

Debía pajearles, chuparles las pollas, aceptar sus corridas tanto en su boca como en su cuerpo.

Tenía una polla en cada mano y otra en la boca al mismo tiempo.

Tenía manos frotándola el coño y las tetas al mismo tiempo.

Para cuando acabó de contentarlos a todos, estaba bañada en lefa caliente.

Carlos pensó que debía tener hambre.

Abrió uno de los contenedores de basura cercanos y escogió una de las bolsas de basura allí contenidas.

-Come, come como la putacerda que eres.

Siguiendo las instrucciones de su amo, Mónica rasgó la bolsa.

Dentro había sobras, sobras llenas de insectos.

Y volvió a mirar a su amo.

-O te lo comes o aquí te dejo.

Sin muchas más opciones que la obediencia absoluta que había jurado, Mónica acercó la comida a su boca y le dio un bocado.

Y otro, y otro, y otro...

Engulló la comida, sin saborearla, sin pensar.

Lo hizo porque la alternativa era peor, mucho peor.

No podía pensar en una vida separada de su amo.

Cuando acabó, su amo le pidió que abriera la boca porque tenía ganas de mear.

-Bienvenida a tu nueva vida.