Puta ven

Dos palabras y un largo camino de humillación y verguenza

PUTA VEN.

Solo estas dos palabras en la pantalla de mi telefono, no hacía falta más, el corazón empezó a acelerarse mientras mecanicamente me dispuse a hacer lo que se esperaba de mí.

En el dormitorio me despojé de mis ropas masculinas y comencé a ponerme lo que mi ama tenía dispuesto para mí en estas ocasiones,sujetador y culotte de encaje negro, medias de rejilla también negras y un vestido con transparencias del mismo color, zapatos de tacón, a los que aún no había conseguido acostumbrarme, y una peluca morena con media melenita completaban mi atuendo,

todavía no dominaba el tema del maquillaje pero me pinté los labios y me dí una sombra de ojos como mejor me pareció, por suerte eran las seis de la tarde de finales de Noviembre y ya era de noche precticamente, eso y el frio harian que mi paseo hasta casa de ama Marga fueran un poco menos vergonzoso.

La primera, y mas humillante, dificultad estaba en salir de mi urbanización, mientras bajaba en el ascensor rogaba mentalmente que no hubiera ningún vecino esperandolo en el portal,

no había nadie, casi corriendo como podía salí del edificio y me dirijí a la calle, allí sería un poco más facil pasar desapercibid@, de mi casa a la de ama Marga había unos 500 metros y la zona era residencial, no muy concurrida por lo que me sentí un poco aliviad@ a pesar de la verguenza que sentía.

Me parecía que los tacones hacian un ruido enorme al andar y que todos los vecinos se iban a somar a sus ventanas a ver quien pasaba.....

al cruzar una calle un coche se paró para cederme el paso y cuando lo rebasaba oí al conductor que decía.

  • ¿a donde vás a estas horas tan sola guapa?

inmediatamente casi se me para el corazón y recordé sin poder evitarlo la primera vez que ama Marga me obligó ha hacer este viaje.

fué 15 dias antes era un poco más tarde y nada más salir de mi casa un par de chicos intentaron entablar conversación conmigo, yo aceleré el paso y los dejé atras avergonzad@ de que descubrieran mi condición, al llegar a casa de ella, un chalet adosado, pasé la verja de entrada y me arrodillé ante la puerta para llamar, cuando abrió se quedó mirandome un rato hasta que me dió permiso para entrar, besé humildemente sus piés y me quedé arrodillado, con mis manos atras como debía estar en su presencia,

. ¡mirame!. Me dijo

Nada más alzar la mirada recibí un bofetón que casi me tira de espaldas.

  • ¿que eres?

  • Su puta, ama.

  • Exactamente, eres mi puta y en el camino hasta mi casa y mientras yo no te diga lo contrario te comportarás como tal, y creo que has pasado por alto algún cliente potencial, ¿no perra?

  • Si ama. Tuve que contestar.

  • Muy bién..... pasa al salón zorra.

la seguí a cuatro patas y al entrar en la sala creí morirme de la humillación, allí sentados estaban los dos chicos que me había encontrado por el camino, habrian ido en coche y por eso me adelantaron para informarla de mi comportamiento,

no tendrian más de 20 años y me miraban burlonamente mientras ama Marga se sentaba en uno de los sillones, yo no podía levantar la vista del suelo por la verguenza.

  • ¡¡levanta la cara!! las putas no deben ser tan remilgadas. Me gritó.

  • Has despreciado a estos chicos, y aúnque mi casa no es un club para que ahora los satisfagas, está claro que les debes alguna compensación........

vás a recibir 50 correazos de cada uno de ellos. ¡¡ponte en posición puerca!!

No necesitaba más indicaciones, me levanté rapidamente y me dirijí a la pared opuesta allí me bajé las bragas hasta la mitad de mis muslos y levanté la falda para dejar mi trasero desnudo y ofrecido para el castigo,

me tuvieron así un rato, comentando lo puta y maleducada que era hasta que sentí a uno de ellos detras de mí, el primer correazo me tomó por sorpresa y casi me hace perder la posición.

  • uno.... señor.  Conté como sabía que le gustaba a mi ama.

Se notaba que era la mano de un hombre la que manejaba el cinto, los golpes eran fuertes y dificiles de soportar inmovil.

  • cincuenta..... señor.

Notaba el culo ardiendo y la humillación de haber sido azotado por otro hombre en presencia de ama Marga era enorme, ella se había estado riendo y animando al chico a que fuera más duro....... y aún me quedaban otros 50.

Estaba un poco despistad@ cuando el grito me sacó de la cueva donde quería refugiarme.

  • ¡¡date la vuelta cerda!!  Era el otro chico el que me gritaba.

Rapid@ me giré, pero al no saber o que el quería exactamente permanecí con mi falda levantada por detrás, el bofetón casi dá con mi cabeza contra la pared.

  • levantate el vestido por delante ¿o es que eres tont@?

Así lo hice, una bofetada del otro lado igualó el calor que sentia en la mejilla derecha.

  • ¿que coño es eso que tienes entre las piernas? no queremos ver esa ridiculez puta.

Rapidamente oculte el miembro entre mis piernas y permanecí de pié mostrando lo que mismamente parecía el vientre y el pubis de una mujer.

Los correazos empezaron a caer sobre mi vientre dejando anchas franjas coloradas,    diez....... señor,   se repartian por los muslos y se concentraban allí donde mis piernas se juntaban,     treinta y cinco..... señor

cuando llegó al numero 50 todo mi frente entre el ombligo y las rodillas estaba rojo como un tomate.

  • ¿que se dice putita?.  Dijo ama Marga entonces.

  • Gracias por educar a esta zorra maleducada señores.  Me obligué a decir de la forma más convincente posible y muert@ de verguenza.

  • De todas formas le debes a estos caballeros una cpmpensación de otro tipo...... no te olvides. Ahora componte un poco que estos chicos tan amables  te van a acompañar a casa para asegurarase de que no le das a otros lo que a ellos les has negado........... eres tan puta.

Me subí las bragas, y me dispuse a seguirlos fuera, e la puerta mi ama me colocó el collar de su perro y le entregó la correa a uno de ellos.

  • Para que no se escape. Les dijo.

Así me llevaron de vuelta, por suerte ya era tarde y no nos cruzamos con nadie, yo iba detrás de ellos taconeando mientras oía como se burlaban de mí, de vez en cuando daban un tirón de la correa solo para ver como trastabillaba en precario equilibrio sobre mis zapatos de zorra,

en la puerta de mi urbanización se pararon.

  • Arrodillate puta.

Así lo hice, primero uno y después el otro me escupieron en la cara, muerta de verguenza rezaba para que no hubiera nadie en una ventana.

  • Te quedarás aquí de rodillas hasta que doblemos la esquina, entonces puedes entrar en casa, y no se te ocurra limpiarte los escupitajos. Y arreglaremos cuentas contigo en otra ocasión.

Hice lo que me dijeron y solo cuando cerré la puerta de casa tras de mí respiré un poco tranquila......

  • ¿a donde vás a estas horas tan sola guapa?

De modo que cuando el hombre del coche me dijo aquello, tragandome la verguenza me dirijí a el con la mejor de mis sonrisas.

  • A casa de mi ama..... señor.

Debía tener unos 65 años y desde allí no sabría decir si iba alguién más en el coche, pero cuando me dijo "pués anda sube que te llevo bonita" sabía que debía hacerlo........