Puta puta, pero no tan puta.

Por alguna extraña razón decidí hacerle un poco la plática a Roberto, comentábamos de nuestra vida laboral, escolar, de anécdotas con nuestros amigos en común y cosas por el estilo hasta que uno de nuestros amigos hizo la clásica broma de si ya estábamos ligando, cosa que me pareció sin importancia, ya que no era así.

Aproximadamente hace 3 años conocí a Roberto, el mejor amigo de tres de mis mejores amigos (hombres). Siempre coincidíamos en fiestas, reuniones y cosas por el estilo, ninguno de los dos se había fijado en el otro, hasta la pasada fiesta de cumpleaños de Diego.

En la mencionada fiesta no falto el alcohol, pero debido a que al día siguiente tenía que reunirme muy temprano con unos compañeros de trabajo decidí no beber gota alguna de alcohol, también he dejado el vicio del cigarro por lo cual era la persona más sana de esa noche. Mis amigos obviamente se sacaron mucho de onda pero respetan completamente mis decisiones, por lo cual me estaba divirtiendo viendo como muchos caían de borrachos. Por alguna extraña razón decidí hacerle un poco la plática a Roberto, comentábamos de nuestra vida laboral, escolar, de anécdotas con nuestros amigos en común y cosas por el estilo hasta que uno de nuestros amigos hizo la clásica broma de si ya estábamos ligando, cosa que me pareció sin importancia, ya que no era así.

Me fui aproximadamente a las 2 de la mañana, al día siguiente por la tarde recibí el mensaje de un amigo, en el cual me preguntaba si sabía cómo estaba Fernando (otro de nuestros amigos) yo le dije que no sabía nada de él desde la noche anterior, por lo cual le pregunte qué era lo que había sucedido, sin dar muchos detalles  me dijo que terminaron peleando por la novia de quien sabe quién y punto. Yo moría de la curiosidad por saber que era lo que había pasado, así que me di a la tarea de preguntarle a todos, y vaya sorpresa que me lleve al recibir puros comentarios al aire.

Mi curiosidad era más, así que abrí Fb y busque a Roberto; hace mucho tiempo que lo había agregado y nunca había hablado con él, así que decidí hacerle antes un poco la plática ya saben para no parecer tan obvia por el tema de la pelea. Lo salude y él inmediatamente me respondió, le pregunte por su segura cruda y me dijo que había sido mortal…bla bla bla. Para no hacer tan largo esto, me dio muy poca información de la pelea pero comenzamos a hablar de muchas cosas, comenzamos a coquetear, ninguno tenía compromiso alguno con otra persona por lo cual había libertad de todo. Así fue como comenzó cierta relación entre Roberto y yo, hablábamos a diario, desde la mañana hasta la noche, conforme pasaba el tiempo nuestras platicas nocturnas eran las más interesantes. Fue él quien confesó que le gustaba mucho, a mi me gustaba, no mucho pero había atracción. Cierto viernes me marco a medio día y me invito a salir, yo sin planes acepte y fue ahí donde empezó la diversión.

Nuestra “cita” iba muy bien, cerveza tras cerveza hizo que estuviéramos más abiertos los dos, hasta que llego el momento inevitable en que ya nos estábamos besando, eran besos apasionados e intensos llenos de deseo, entre el efecto del alcohol y de los besos los dos ya deseábamos más, pero tampoco queríamos montar un espectáculo en el bar así que decidimos ir a un motel. Antes de llegar al motel, en el estacionamiento del bar comenzamos a toquetearnos, dirigí mi mano hacia su pene, lo acaricie sobre el pantalón y vaya que estaba duro, el no dejaba de tocarme las nalgas y sobre todo mis pechos, todo esto por encima de la ropa.  Puso en marcha el coche y llegamos al primer motel en nuestro camino, ya dentro del motel las caricias, los besos y todo fueron sin control, apenas cerró la puerta estando detrás de mi me sujeto por la cintura, quito mi blusa y el bra, sentía la dureza de su pene en mis nalgas, yo comencé a mover mis caderas hacia atrás, alternaba entre besos y mordidas en el cuello, las orejas  y los hombros, en verdad que me tenía muy caliente.

Sin esperar mucho nos dirigimos a la cama, lo empuje a ella y estando sobre él le quiete la camisa y el pantalón, para dejarlo únicamente en bóxers los cuales eran de esos muy justos. Comencé a besarlo en la boca, recorría su pecho con mi lengua, hasta que llegue a su entrepierna, sin tardar mucho decidí liberar su pene de aquel apretado bóxer, salto una herramienta de muy buen tamaño, larga y gruesa que sin pensarlo dos veces introduje a mi boca, el sabor dulce se me hizo vicio y no paraba de chupar-meter-sacar. Cabe mencionar que pese a que estábamos en el motel tenía que apresurar eso, ya que debía llegar temprano a mi casa, debido a la mamada tan buena que le estaba dando me aviso que ya iba a terminar, por lo cual la separe de mi boca y me incorpore para montarlo.

Tome ese delicioso pene y lo introduje lentamente a mi muy mojada vagina, Roberto me tomo de las nalgas y comenzó a clavármela muy duro, me encantaba pero tampoco quería ir tan rápido por lo cual trataba de marcar un ritmo más lento, era una mezcla deliciosa. Sin más Roberto se situó sobre, con mis piernas en sus hombros la metía, la sacaba muy rápido, me chupaba las tetas, metió un dedo en mi boca, simulando su pene lo chupaba no paso mucho tiempo de eso para que llegáramos a un muy rico orgasmo. Se quedo unos momentos sobre mí, después me saco su semi duro pene, el cual nuevamente introduje a mi boca, esta vez me dijo que hiciéramos un 69, con lo cual me acomode y en eso estábamos hasta que nuevamente ya estaba firme. De nuevo lo iba a cabalgar, pero esta vez dándole la espalda, estando él más tranquilo dejo que yo hiciera todo el trabajo, en verdad que estábamos tan calientes que los movimientos eran muy rápidos y fuertes, algo que me gusta de sobremanera, en cierto momento se paro y me hizo cambiar de posición, ahora era la de perrito, jalaba de mi cabello, sus envestidas eran muy fuertes, azotaba mis nalgas, en verdad que me gusta el sexo rudo, mis caderas no dejaba de moverse y echarse hacia atrás, me decía cosas, yo solo gemía de placer hasta que nuevamente iba a eyacular, cosa que hizo en mi espalda.

Después de eso ya estábamos cansados y ya habían pasado dos horas, por lo cual nos dimos una ducha rápida en la cual solo pudimos acariciarnos y enjabonarnos. Antes de salir del motel recibió una llamada, de nada más y nada menos que de su novia, por lo cual obviamente me enoje y lo mande al diablo. Sé que lo bailado ya nadie lo quitaba, pero como alguna vez una amiga dijo “puta puta, pero no tan puta”.