Puta por una noche

Un sábado por la noche después de haber cenado en casa y de haber bebido yo algo más de la cuenta, empezamos a bromear con nuestras fantasías y el me confesó que le daría mucho morbo que esa noche me vistiera como una fulana y saliéramos a dar un paseo en coche.

Para los que me leáis por primera vez os recomiendo una lectura previa a mi primer relato “ el juego empezó un fin de semana ”, donde podréis saber un poco más de mí y donde intento explicar cómo empezó una vida nueva, llena de travesuras morbosas y juegos de complicidad.

Desde entonces, las fantasías y los juegos morbosos se convirtieron en habituales entre nosotros. Yo intentaba complacer todos sus deseos y caprichos. Reconozco que me encantaba hacerlo, era un juego sensual, excitante y que lograba recuperar la pasión perdida.

Un sábado por la noche después de haber cenado en casa y de haber bebido yo algo más de la cuenta, empezamos a bromear con nuestras fantasías y el me confesó que le daría mucho morbo que esa noche me vistiera como una fulana y saliéramos a dar un paseo en coche.

Yo le seguí el juego divertida, me encantaba vestirme para él y ponerme la ropa más atrevida que tenía.

Decidí ponerme unas medias negras semitransparentes, con encaje en el muslo y ligueros …me miré en el espejo y me sentí verdaderamente sexy con unos zapatitos negros de tacón como único complemento… perfecto para el propósito de nuestro juego.

La noche era fresquita, así que antes de salir me puse un abrigo y un fular para no coger frio y por supuesto evitar llamar la atención

😉

Mi marido me miró complacido y sus manos rápidamente se colaron para darme una palmadita en las nalgas y acariciar mis pechos desnudos.

Ya en el coche, entreabrí mi abrigo permitiendo que mientras el conducía, su mano acariciara mis muslos y se fuera colando entre mis piernas, al tiempo que yo posaba mi mano en su entrepierna, acariciándola y sintiendo como crecía bajo el pantalón.

Le bajé la cremallera pues supuse que eso era lo que se esperaba de una “fulana” y porque estaba deseando tener su polla entre mis manos. El no puso ningún reparo y me dejaba hacer lo que deseaba sin que en ningún momento dejara de conducir.

Me dedique a masajearla con suavidad, sintiendo como su excitación iba creciendo en mi mano y yo me iba sintiendo cada vez más caliente por la situación.

Ya por las afueras de la ciudad, siguió conduciendo despacio y me decidí a inclinarme para acercar mis labios a esa polla que apuntaba alta y firme. Me encantó sentir su aprobación mientras la besaba antes de que se colara en mi boca.

Debo de confesar que me gusta mucho chuparla, sentirla caliente y como sigue creciendo para ponerse muy dura en mi boca. Es tan rico sentir como se va hinchando cada vez más y escuchar los gemidos de placer que acompañan a mi mamada….

Pero no quería que se corriera, deseaba prolongar ese momento de placer, sentir como se volvía loco porque acelerara el ritmo de mi mamada…  Yo también estaba a mil, sintiendo su excitación y como con su mano iba acariciando mi cuerpo desnudo.

Deseaba que parara el coche en cualquier lugar oculto de miradas furtivas, y que me follara como lo hacíamos cuando éramos mucho más jóvenes…

Finalmente paró el coche y yo me reincorporé en el asiento para comprobar que nos encontrábamos a las afueras de la ciudad en una zona bastante aislada, próxima a un parque que a esas horas estaba muy poca iluminada.

Un lugar ideal para follar en el coche como yo había pensado, sin embargo, mi marido me señaló una zona algo más alejada en la que si parecía que había algunos coches circulando con lentitud como si estuvieran dando vueltas buscando aparcamiento.

Nos acercamos un poco más, lo necesario para darme cuenta de que a pie de calle también había mujeres semidesnudas o vestidas con prendas que dejaban poco a la imaginación y que los coches circulaban despacio porque se paraban ante ellas para observarlas.

Algunos bajaban sus ventanillas para que la chica se acercara y establecían una corta conversación, que finalizaba cuando la chica subía al coche o bien se daba media vuelta dejando que el coche siguiera su camino…

No sabía muy bien lo que pretendía mi marido al llevarme a esa zona, nos encontrábamos lo suficientemente lejos para no formar parte de ese escenario, pero al mismo tiempo lo suficientemente cerca para visualizar lo que ocurría.

Finalmente, y ante mi sorpresa me dijo que le daría mucho morbo que me bajara del coche y que me hiciera pasar por una puta, comportándome como lo hacían las otras chicas…

Antes de que pudiera responderle, me aclaró que no pretendía que subiera a ningún coche, que solo deseaba que me comportara como ellas hasta que él pasara con su coche y que se haría pasar por un conductor más en busca de sexo fácil.

Yo le respondí que me daba un poco de miedo, pero el insistió en que tan solo debía de pasearme como el resto de las chicas y si se paraba algún cliente interesado en subirme al coche, responderle que se pasara más tarde porque ya había quedado a esa misma hora con un cliente habitual y que estaba a punto de pasar a recogerme. En cualquier caso, el estaría aparcado muy cerca observándolo todo, así que eso me tranquilizó un poco.

No estaba muy convencida la verdad, pero finalmente me bajé del coche y me dirigí hacía la zona donde estaban. Decidí quedar un poco alejada del resto de las chicas pues no quería ningún conflicto con ellas, y aunque llevaba el abrigo, sentía como el frio de la noche acariciaba mi cuerpo desnudo, estaba tiritando, no sé si del frío, de los nervios, o de ambas cosas.

No tuve que esperar mucho rato para que un primer coche se acercara. Un Mercedes que conducía un hombre ya bastante mayor y que paró delante de donde yo estaba. Bajó su ventanilla, inclinando su cuerpo para verme mejor. Me pidió que me abriera el abrigo… yo dudé por unos instantes, lo cual pareció disgustarle y se marchó…

Una de las chicas que debió ver la escena, se acercó a donde yo me encontraba, sentí un poco de miedo, pero ella tan solo quería curiosear un poco. Entre ellas se conocían todas y yo era nueva en la zona…

Ella vestía con una minifaldita, amarilla y plisada, cortísima sin medias, unas botas negras de tacón alto y una miniblusa atada por la cintura, suficientemente escotada como para adivinar que no llevaba sujetador. Todo así parecía no sentir el frío de la noche y me preguntó si era nueva, que no me había visto nunca y si había llegado sola.

Yo le respondí que si, pero que solo estaría esa noche…Me miró con curiosidad, como si intentara adivinar porque me encontraba ahí. Finalmente, me dijo que había hecho bien en quedarme un poco más alejada, que cada chica tenía su zona y que eso me evitaría problemas…También me dijo que si necesitaba algo preguntara por Eli, que todo el mundo sabía quién era ella y que podía contar con ella.

Le di las gracias y antes de que ella se diera la vuelta para regresar a su zona me dijo que cuando se parara un coche me mostrara un poco más atrevida si deseaba atraer algún cliente, me hizo un guiño y me sonrió antes de marcharse…

Volví a quedarme sola, observando como el coche de mi marido seguía aparcado no muy lejos con las luces apagadas.

Al rato, se acercó una furgoneta que paró frente donde yo estaba. Llevaba la ventanilla bajada y me resultó fácil ver que llevaba el pantalón desabrochado y que su polla estaba en su mano…

Mostrándome descaradamente su polla me preguntó que cuánto cobraba por chupársela…que le habían ofrecido 20 euros pero que solo quería pagar 10…yo le respondí que siguiera buscando y me dijo que pagaría 15 euros pero no más…Me di la vuelta mostrando desinterés y arrancó para regresar a la zona donde estaban las otras chicas.

No tardó mucho en acercarse otro coche, también con las ventanas bajadas y con cuatro chicos jóvenes que iban bastante bebidos…el que iba sentado delante de copiloto llevaba la voz cantante y me preguntó si era lo bastante zorra para hacerlo con los cuatro…La verdad es que siempre ha sido una de mis fantasías, pero por supuesto no estaba dispuesta a confesarlo en esos momentos…

Al parecer estaban de despedida de soltero, y me insistían en que subiera al coche para “conocer” al que se iba a casar, que necesitaban desvirgarlo… entre risas y más bromas subiditas de tono, el “jefe de la manada” me pidió que les mostrara un poco de mis encantos y que así al menos se harían una paja a mi salud… Yo me sentí complaciente y decidí entreabrir por primera vez mi abrigo mostrándoles ligeramente que iba semidesnuda…enloquecidos, insistieron en que subiera al coche, pero al comprobar que sus ruegos y proposiciones no daban resultado, siguieron desilusionados en busca de otra chica…

Mostrarme así ante ellos me provocó una extraña sensación y no voy a negar que en alguna de mis fantasías me hubiera subido a ese coche … y eso me llevó a pensar que quizás no estuviera preparada para ese tipo de experiencias…

Con esos pensamientos se acercó un nuevo coche, otro Mercedes aunque en esta ocasión llevaba las ventanas subidas supongo que para protegerse del frío y hasta que no se paró frente a donde estaba yo, no pude ver quien había dentro. Se trataba de un hombre de mediana edad, vestía con un traje y corbata, y pensé que podría ser un hombre de negocios que estaría de paso por la ciudad quizás. Me pareció un hombre atractivo, bajo la ventanilla y me pidió que me acercara…

Yo atendí a su petición acercándome a la ventanilla e inclinándome para poder escucharle.

Intencionadamente permití que mi abrigo se entreabriera al inclinarme, observando como sus ojos no perdían detalle de mi desnudez.

Me gustó como me miraba con deseo, y sus primeras palabras resultaron todo un halago que me mostraron que se trataba de un hombre educado y al mismo tiempo que su acento no era del lugar.

Me sentí halagada, y le pregunté si le gustaba lo que estaba viendo… el me respondió que estaba muy complacido y que era una mujer muy atractiva…

De forma ya más atrevida, abrí un poco más el abrigo para que pudiera ver mis pechos desnudos y el tono pálido de mi piel contrastar con el color negro de mis medias y liguero…

Sentí como sus ojos descendían como si me estuvieran haciendo un examen de arriba abajo, paseando su mirada por cada centímetro de mi cuerpo hasta que sus ojos se situaron a la altura de mi sexo provocándome que sintiera un excitante hormigueo.

Sus labios dibujaban una sonrisa de estar complacido por la visión que le ofrecía y me preguntó cuánto pedía por subir a su coche, yo hubiera subido gratis encantada creo jajaja… pero todo era un juego, una fantasía de mi marido y le dije que lamentándolo mucho ahora no podía, que estaba esperando a un cliente habitual y que llegaría de un momento a otro…

El me miró contrariado, pero rápidamente volvió a sonreírme y me preguntó si estaría más tarde, que no le importaba tener que esperar…

Mi cuerpo estaba deseando entrar en ese coche y aunque sabía que no era cierto le respondí que sería todo un placer…

Él se sintió de nuevo complacido por la respuesta, no dejaba de mirar mi cuerpo desnudo y me pidió si podía acercarme un poco más…yo me acerqué tanto como pude, colocando casi medio cuerpo por la ventanilla y permití que él extendiera su mano para poder acariciarme los pechos.

No hice nada para impedirlo, su caricia fue suave y delicada como si deseara obsequiarme con un preámbulo de lo que me esperaba cuando regresara…

Sentí como una oleada de calor subía por mi interior y ya no sentía el frío. Hubiera deseado que continuara con sus caricias, pero retiré mi cuerpo del interior del coche…

El seguía sonriendo, tenía las piernas entreabiertas y bajo su mano para acomodar su entrepierna lo que hizo que me fijara en lo enorme que estaba.

Seguía hablándome de forma dulce y tranquila, pero ahora sus palabras estaban calentando mi deseo… Me dijo que tenía unos pechos preciosos y que le había encantado tocar la suavidad de mi piel…

Entonces me dijo que tenía un deseo y me pidió por favor que no se lo negara, que tan solo deseaba poder ver mi coñito más cerca, para mantenerlo caliente hasta que regresara…

Yo me sentía en esos momentos la mujer más deseada del mundo, y al mismo tiempo me preguntaba si era eso lo que perseguía mi marido con ese juego…

El sacó su cartera de la americana, la abrió y sacó un billete de 500 euros que me los mostró en señal de cuál sería mi recompensa si complacía su deseo.

Yo no esperaba ni mucho menos aceptar ningún dinero, aunque debo de reconocer que tampoco me esperaba que me ofrecieran 500 euros solo por lo que me estaba pidiendo. Pero no fue el dinero lo que me llevo a decidir acercarme hasta sentir mis piernas pegadas a la puerta del coche, mi abrigo estaba totalmente abierto y sentía el calor de la calefacción que salía del interior del coche…el extendió de nuevo su mano, deslizando sus dedos por mis muslos y acercándolos a mis labios que en esos momentos estaban locos de deseo…cerré los ojos al sentir como lentamente sus dedos los rozaban, provocando que me estremeciera…

Sus dedos se deslizaban lentamente, entreabriendo mis labios y sintiendo como a su paso mi humedad los invitaba a seguir explorando…me sentía empapada y sus dedos no tardaron en colarse en mi intimidad provocándome un estremecimiento de gusto…

El debió notarlo, pero ante mi desesperación retiró sus dedos lentamente al tiempo que me decía que cuando regresara deseaba tenerme tan calentita como lo estaba ahora…

Yo me quedé con unas ganas locas de entrar en ese coche y seguir con lo que había empezado, pero sabía que todo era parte de un juego y que no debía de seguir…le sonreí complacida y cuando estaba a punto de despedirle con un hasta luego me cogió la mano para obligarme a coger el billete de 500 euros…

Al poco rato vi que el coche de mi marido se paraba frente a mi, no sabía muy bien lo que había podido ver mi marido en la distancia, pero fuera lo que fuera no parecía disgustado.

Bajo la ventanilla del coche y su pantalón seguía entreabierto como lo había dejado, y su polla estaba enorme pidiendo a gritos explotar de placer… yo me acerqué haciendo mi papel de “puta” y el complacido por el juego hizo también su papel de “cliente”…

Rápidamente nos pusimos de acuerdo con el “precio” y subí al coche con unas ganas locas de que me llevara a cualquier sitio donde pudiéramos estar solos.

Mi marido estaba muy excitado y solo sentarme a su lado me cogió la mano para que comprobara lo dura que tenía su polla….yo creo que estaba igual o más excitada que él, mi mano lo pajeaba lentamente mientras observaba como su punta se iba mojando…

Finalmente paró el coche en una zona totalmente solitaria, pasamos a los asientos de atrás para estar más cómodos, y yo me senté sobre el como si fuera una amazona dispuesta a cabalgar…

Su polla me penetró de un golpe estremeciéndome de placer y provocando prácticamente al instante mi primer orgasmo, mis caderas empezaron a moverse pues como sabéis soy multiorgásmica y deseaba mucho más…

Mi marido gemía intentando controlarse para complacerme, pero yo estaba demasiado caliente para dejar que se controlara, y mis caderas se movían frenéticamente, cabalgando sobre su polla que se encontraba a punto de explotar…

Mis orgasmos se iban repitiendo…y hubiera tenido muchos más si no hubiera sido porque al poco rato mi marido empezó a gemir profundamente gritando que se corría y que no podía aguantar más…los dos nos abrazamos en un profundo orgasmo que me hizo sentir como su leche me llenaba y se mezclaba con mis flujos…

Regresamos a casa comentando como habíamos vivido la experiencia, el me confesó que se había sentido algo celoso cuando vio que me acerba tanto a ese último coche y colaba mi cuerpo por la ventanilla pero que le gustó mucho ver lo calentita que me había puesto ese juego…

También me dijo que me había hecho algunas fotos mientras estaba en la calle haciendo de “fulana”, que nos servirían para recordar esa experiencia.

Yo no le di importancia a las fotos pues no era la primera vez que me hacía fotos con poca ropa o semidesnuda y tampoco quise explicarle todo lo que había sucedido, pues tan solo había sido parte de un juego sin más consecuencias que despertar nuestra pasión.

Cuando llegamos a casa, yo no podía dejar de pensar en ese último coche y lo que hubiera podido suceder si hubiera regresado. Me encerré en el baño para darme una ducha y mi fantasía me llevo a imaginar que ese desconocido me follaba repetidamente en su coche complaciendo todos mis deseos.

Y con esa imagen tan sensual os dejo hasta un próximo relato…

Relatos previos:

| 1. El juego empezó un fin de semana

2. Cena sorpresa con un final dulce y feliz

3.

Despertando mi lado más morboso

4.

Mi primera visita a un sex shop

5. Selfis desde el probador | 6. Un

secreto morboso

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Espero que os gusten mis relatos y que me hagáis llegar vuestros comentarios a lynda.bcn@hotmail.com