Puta para mi suegro
Mi suegro me llama pues quiere que su nuera sea su puta
Había sido una mañana aburrida, en la tarde parecía pintar igual, había pedido comida a mi restaurante japonés favorito, Arturo después de salir de su empresa se iría a jugar domino con sus amigos, como tantos jueves acostumbraba a hacerlo.
Yo después de comer esperaba que alguno de mis amantes me llamara para pedir verme pero nadie me llamó, yo había pensado en llamarle a alguno pero quería ver quien me hablaba. La espera me estaba aburriendo.
Puse la televisión me recosté en un sillón y me quede dormida. El sonido de una llamada en mi celular me despertó. Tomé el celular y vi la palabra suegro en la pantalla. Sentí una gran excitación, mi macho favorito me estaba llamando.
P -Hola papi.
E -Hola putita, tu suegra no está quiero que vengas a mi casa.
P -Sí suegrito lo que tu ordénes.
E -Estoy con unos amigos, pero no te conocen a ti ni a Arturo, les dije que llamaría a una puta, pero no te preocupes solo estarás conmigo, cuando llegues ellos se irán.
Fui a mi cuarto y busque una tanga junto a un brassier muy pequeño, una minifalda de piel negra que me llegaba al inicio de mis nalgas, arriba un top negro también, botas negras de tacón de aguja, y una chamarra torera también negra, me planché el cabello, me maquillé bastante bien, mi boca iba de rojo. Al verme al espejo me fascinó la imagen que daba, era toda una puta, una de esas putas caras que no cualquiera puede pagar.
Fui a la casa de mi suegro, mi cliente. Al llegar le hablé por teléfono para meter el carro en su garage, no quería que me vieran llegar así sus vecinos que sí me conocían. Iba tan caliente, al entrar a su garage él me recordó que era una puta y que eso debían de pensar sus amigos.
Al bajar del carro mi suegro me dijo.
E -Que rica te ves.
P -Es para ti papi.
Llegamos con sus amigos, eran tres señores como de la edad de mi suegro. Todos me vieron con mucha lujuria. Mis suegros le dijo que ya había llegado la persona que estaba esperando que ya se verían otra vez. Dos de ellos se fueron mientras el tercero pidió permiso para ir rápido al baño. Al regresar me dijo.
C -Hola guapa me llamo Clark.
Me dio dos besos, mientras mis suegro sonreía al ver como su amigo intentaba ser galán.
P -Hola.
C -Mi buen amigo Eduardo me dijo que vienes a darle un servicio y me gustaría que otro día fueras tan amable de darme un servicio así.
Yo lo vi bien era un señor de lo más normal, pero como saben no soy de negarle las nalgas a un macho.
P -Claro cuando quieras.
E -Date una vuelta para que te vea bien y vea lo que tendré en unos minutos.
Yo obedecí a mi suegro y me di una vuelta.
C -Que buen culo tienes, perdón pero no pude evitar decirlo.
P -No te preocupes, me halaga que te gusten mis nalgas.
C -¿Cuánto cobras?
Le dije una cantidad.
C -Bastante caro.
P -Pregúntale a Eduardo si alguna vez se ha arrepentido de pagarme.
E -No vas a encontrar mejor mujer que ella.
C -¿Y haces anal?
P -Sí pero ya es otro precio.
El amigo de mi esposo se fue. Mi suegro se sentó en un sillón de la sala y me hizo sentar sobre sus piernas.
E -Mira puta ya conseguiste un cliente y de seguro los otros dos también me van a preguntar que cuanto me cobras.
Con una mano me acariciaba las nalgas, con la otra las piernas.
P -Tú tienes la culpa, para que les dijiste que soy una puta.
C -Sí te pagan lo que le pediste a Clark te meterás un buen dinero.
Comenzamos a besarnos, su lengua jugaba con la mía, mi concha ya estaba mojada, la situación de que esos hombres pensarán que yo era una puta que iba a ver a su cliente cuando en realidad era una nuera cachonda que iba a coger con su caliente suegro.
Sentía como su verga se endurecía debajo de mí. Mi suegro paró de besarme, me hizo a un lado y fue a poner música, puso una canción movida, me pidió que se la bailara mientras él me observaba sentado. Yo movía la cadera, hacía brincar mis nalgas, quería que se calentara tanto como yo ya lo estaba.
Cuando acabó la canción puso una lenta y me dijo que siguiera bailando pero que me fuera quitando la ropa.
Primero la chamarra, después la botas, el top, el brassier, la minifalda, por último la tanga, se la aventé, mientras seguía bailando él se llevó la tanga a la nariz.
Cuando acabó la canción me hizo sentarme otra vez en sus piernas, me fajó súper rico, me gustaba como me tocaba y me besaba. Mi suegro siempre ha sabido tratarme como a su puta y hacerme disfrutar.
P -Papi tu puta te la quiere mamar.
Mi suegro se quito la ropa, su verga empezaba a pararse, la tomé y le di algunos besos.
E -Que buena puta contrate.
P ¿Te gusta papi? ¿soy una buena puta?
Se la empecé a chupar, sin dejar de mamársela me hizo estirar mis piernas quedando mis nalgas a la altura de sus cintura, me dio varias nalgadas muy fuertes, me estaba excitando todavía más.
Mi lengua pasaba por toda esa verga mientras estaba dentro de mi boca, ese pito ya esta lleno de mi saliva, mi suegro me tomó de la cabeza y me cogió la boca, no me dejaba respirar bien, normalmente él me dejaba llevar el control del sexo oral que le hacía pero esa vez me lo quiso hacer fuerte.
Cuando su respiración era acelerada, cuando al parecer ya se iba a venir, me la sacó.
E -Espera puta no quiero venirme aún.
Me hizo acostarme en el sillón, primero me chupó las tetas, mordía mis pezones, las tetas las agarraba con fuerza.
P -Papi que rico te comes mis tetas.
Bajo una mano a mi clítoris, lo estimulaba con sus dedos, así estuvo un rato. Después se fue a mi concha, primero me metía la lengua en la vagina.
P -Así que rico.
Después su lengua se fue a mi clítoris y sus dedos a mi vagina. Metía tres dedos en mi concha mientras su lengua le daba golpecitos a mi clítoris. Los dedos comenzó a meterlos y sacarlos muy rápido, su lengua se pegó a mi clítoris y lo chupaba a gran velocidad, sentí como el placer me llenaba todo el cuerpo, parecía que la visión se me nublabla y mi respiración se aceleró mucho, mi vagina palpitaba, mis jugos salían.
P -Me vengo suegro, me vengo.
Mi suegro siguió masturbándome y chupándome, prolongó mi placer. Él trataba de comerse todo lo que salía de mi concha.
P -Quiero verga, ya métemela.
Mi suegro se tomó la verga, se masturbó un poco para que se le endureciera bien, pasaba su glande por los labios de mi concha.
P -Ya por favor, no aguantó más, dame verga.
Mi suegro seguía pasando su glande por toda mi concha, yo necesitaba que me llenara de carne pero él seguía con lo mismo y sonreía.
E -¿Quieres verga putita?
P -Sí ya no aguanto, la necesito.
Mi suegro se rió de forma fuerte y por fin la apuntó a la entrada de mi coño, amagó con meterla, pero no lo hizo.
Puse cara de puta triste.
P -¿Qué no me vas a coger?
Mi suegro me sonrió y de un solo empujón me la metió toda.
P -Aaaahhhh que rico.
E -Querías verga no puta, pues aquí la tienes.
P -Sí dame tu verga.
Comenzó a entrar y salir muy rápido, me tomaba de la cintura para levantarme un poco y hacer que entrara más de esa verga en mí.
E -¿Quién es tu mejor cliente puta?
P -Tú Eduardo.
E -¿Y quién soy yo perra?
P -Mi suegro.
E -¿Y qué más?
P -El papá de mi esposo, el dueño de la verga que me encanta, el macho que saca lo más puta de mí.
Me cogía muy rápido, sentía como su verga resbalaba muy rápido por mi concha.
P -Cógeme rico, sí así.
Mi suegro me estaba cogiendo muy rápido, pocas veces lo había visto así de caliente, me tomaba de la cintura y me veía con los ojos muy abiertos, me dio una cachetada no muy fuerte, estaba enloquecido de deseo.
P -Sí así, soy tu puta, mi suegro es el mejor cliente que tengo.
Mi suegro se excitaba más, la velocidad de su cogida no disminuía. El placer que yo sentía era mucho, no sé si era por lo rico que me estaba cogiendo o porque veía así de caliente a mi suegro, muy caliente por su propia nuera, tal vez eran las dos cosas. Mi vagina ya era un pedazo de agua, mi orgasmo llegó entre gritos.
P -Aaaahhhh me vengo, eres el mejor macho, mi suegro es el mejor hombre, el mejor cliente.
No habían terminado los espasmos de mi orgasmo cuando mi suegro me la sacó, me hizo darme la vuelta, me puso en cuatro y metió la mitad de su verga por el ano, sin ninguna preparación sentí como si mi culo se partiera en dos.
P -Aaaahhhh cabrón me vas a partir.
E -Cállate, eres una puta.
Me metió otro cuarto de su verga.
P -Aaaahhhh, las putas también tenemos derecho a prepararnos antes del anal.
Me dio una nalgada exageradamente fuerte, el culo me ardió.
E -Te estoy pagando no puta.
No me había pagado nada pero yo estaba en mi papel de puta.
P -Pero eso no te da derecho a tratarme así.
Me tomó muy fuerte de las nalgas y me la terminó de meter, realmente me estaba doliendo, pero a mi macho no le podía decir que me estaba haciendo daño, podía más mi amor y deseo por él que cualquier otra cosa.
Comenzó a cogerme otra vez muy rápido, esta vez mi ano era el que se abría al sentir entrar y salir ese pedazo de carne que tanto me encantaba. El dolor que había sido mucho se fue conviertiendo en placer hasta que yo comencé a mover mis nalgas para que esa verga entrara aún más.
P -Vamos papi, dame duro.
E -Toma perra, quieres más puta.
P -Sí dame más verga.
E -Toma puta, como me calienta este culo.
P -Mi culo es tuyo, cógeme rico.
Su verga entraba y salía, mi cuerpo ya sudaba, sentía otra vez mi vagina llenarse de jugos, vibrar de placer, llegué a un delicioso y largo orgasmo.
P -Papi me vengo, como me coges.
Él mientras yo disfrutaba de todas las sensaciones de ese rico orgasmo, seguía con un mete y saca muy rápido y fuerte.
Cuando me di cuenta mi suegro estaba sentado en ese sillón en el que me había cogido, de mi ano salía su semen.
Me senté a su lado, él me vió, me dio una cachetada y se paró fue hacía su pantalón, sacó su cartera de ella sacó unos billetes, los aventó al piso delante de mí.
P -¿Esto qué?
E -Recógelos perra, es lo que vales.
Los recogía, eran 470 pesos, me vestí, tomé el dinero y lo dejé en una mesa.
E -Llévatelos, sigue con la fantasía.
P -Lo que tu mandes papi.
E -Cuando cojas con mis amigos me tendrás que dar la mitad del dinero que te paguen.
P -Así que ahora me vas a padrotear.
E -Claro una puta como tú necesita un hombre de verdad que la cuide.
Mi suegro me acompañó a mi carro que estaba en su garage, al subirme al carro, me dijo que placer para el que pasara cerca y pudiera verme las piernas.
Al llegar a la casa me metí a bañar, me acosté a dormir, cuando mi esposo llegó como a las once y media me desperté, le pregunté que como le había ido, él me preguntó que había hecho esa tarde, le dije que estar en casa, me daban ganas de decirle que me había ido a putear con su papá y que otra vez a parte de mi suegro iba a ser mi padrote.