Puro Vicio 3 (cielo al principio, infierno al...)

La noche transforma todo lo que toca, llenándonos de deseo, placer y lujuria. Mi mujer y yo, de nuevo, nos dejamos llevar por este viaje infernal. Fin..., de momento...

PURO VICIO 3 (cielo al principio, infierno al final)

A la mañana siguiente apenas podíamos hablar sobre lo sucedido la pasada noche. Estábamos montados en el coche camino de una farmacia para comprar "la píldora del día después".

Una vez comprada, volvimos a casa y me sorprendió la tranquilidad de mi mujer, no tenía ninguna prisa en tomarse la famosa píldora.

  • ¿No vas a tomarte la píldora cariño?
  • No, todavía no, respondió llena de misterio; apenas han pasado diez horas, todavía queda tiempo.
  • Pero…, el riesgo de quedarte embarazada es alto y además seria de alguien del que no sabemos nada y al que no conocemos, no estoy de acuerdo contigo en esto.
  • Tranquilo, confía en mí, esta noche es halloween y quiero divertirme.

Tenía razón, con todo lo sucedido se me había olvidado por completo que esta noche era el baile de disfraces de halloween, que como cada año, el pueblo organizaba en el casco antiguo.

Todo esto me tenía desencajado, me sentía fuera de lugar y a la vez me excitaba el comportamiento de mi mujer. Así que, decidí sorprenderla y aprovechar la excitación de su nuevo jueguecito, "¿se tomara la píldora?"

Me dirigí al salón y cerré las persianas; rápidamente comencé a encender velas pequeñas, de esas redondas que venden en bolsas, encendí unas cien velas que repartí estratégicamente por todo el salón, el juego de las llamas de las velas encendiendo la oscuridad del salón, hacían muy erótico el momento. Cuando termine de encender las velas fui a buscar a mi mujer.

  • Te voy a decir lo que va a suceder; el salón se convertirá en nuestro refugio, donde seremos ajenos a todo lo que ocurra en el exterior, solamente tú y yo. Cien velas están encendidas para crear ambiente, se convertirán en diez mil reflejos con el mirar de tus ojos. Aunque es de día, quiero hacerte sentir en cada musculo, en cada poro de tu piel, el viento cálido de la noche, porque aquí no hay lugar para el frio; quiero que sientas como la noche nos envuelve con su manto de especial oscuridad. Quiero que el movimiento que nos arrastre, sea como la marea del mar, que nos vuelva locos de pasión, que nos haga morir de amor, que nos haga tocar el cielo con las manos, que nuestras almas se eleven y vuelen alto donde nadie pueda tocarnos.

Mi mujer me acompaña al salón, iluminado solamente por la luz de esas cien velas, iluminado por la luz de la pasión y la locura. Cogí una silla y me senté en ella presentando una erección sin límites, desafiando la gravedad, mi polla estaba preparada para el arte de amar, estaba lubricada con la pasión. Mi mujer se acerco a mí y poco a poco se fue dejando caer sobre mi polla…, suavemente…, despacio…, sin prisa…, entro en su mundo, en su universo único.

  • Quiero estar besándote la boca sin parar, sabes que lo voy a hacer, sabes que quiero volverte loca, volvámonos locos de deseo. Quiero sentir en mi tus manos, como me tocan, como me desean…, ¡vamos!…, ¡vamos!…, haz que de tanto amor no resistamos mas. ¡Follemos como si fuese la ultima vez!, tengo tanto que decirte…; quiero saber que es mío cada aliento tuyo, cada gesto tuyo, quiero que me des todo de ti, quiero tenerte toda para mí, que disfrutemos de la vida. Te amo y nunca dejare de hacerlo, solamente me importas tu.

Sus labios y los míos son uno, el arte de la lucha de nuestras lenguas, esta patente, se siente en el ambiente. La lamo los labios, mi lengua busca la suya, busca su saliva perfecta, de sabor inigualable.

  • Espero tanto de ti, quiero tanto de ti, quiero todo de ti, que solamente seas mía. Perder el control contigo es fácil, hacer locuras contigo es fácil. La imaginación contigo se dispara, nuestros abrazos nos emocionan, vivimos en nuestro universo, nuestro mundo perfecto, donde puedo sentirte, donde puedes sentirme.

Nuestro deseo va en aumento, acompañado de esos increíbles movimientos de cadera, su coño se desliza a la perfección por toda mi polla, estamos empapados de fluidos, ¡que gustazo!, ¡Uhhhh!, sentir el calor de su coño, sentir el calor del hogar en sus entrañas.

  • ¡Vamos…! ¡vamos! ¡muévete!, siente el fuego que hace arder esta pasión, como nos devora y me devora la polla de gusto. Todos nuestros sueños se hacen realidad, te tengo y no te dejare escapar.

Los movimientos de vaivén se hacen despacio, sin ninguna prisa, sintiendo cada uno de ellos vorazmente, apasionadamente. La mezcla de nuestros fluidos es perfecta, la lubricación de nuestro placer es única.

  • ¡Hazlo como tú sabes!, sin un límite, con toda las emociones, ¡así!…, ¡así!…, ¡muévete!, ¡ahora no te pares!…, ¡hazme morir de deseo…, hasta hacerme sentir esa explosión final, hasta hacer que me corra en ti!

Sus manos inquietas buscan las mías, me abrazan, son cálidas como el resto de su cuerpo. Mis manos corren sobre ella, dejándolas volar libres, tan inquietas, tan intensas, que puede sentir mis latidos del corazón a través de ellas. Miles de sensaciones nos abordan, suficientes para acercarnos al clímax final. Nuestras manos hablan por nosotros, mágicas y sensuales caricias, que no podemos dejar de sentir, se nos va el corazón tras de ellas. El sudor recorre nuestros cuerpos empapados de pasión. El aroma de las velas es increíblemente excitante y nuestros cuerpos iluminados se aman apasionadamente.

  • Quiero estar donde tú estés y alejar así este miedo, el miedo de que esto llegue a terminar algún día. Somos tan frágiles, en unas horas volverá otra vez la oscuridad de la noche.
  • No digas eso cariño, esto no se terminara nunca, te deseo, te quiero, estaremos siempre juntos, siénteme mi amor, mira como me muevo… ¡Uhhhh!
  • Quiero que comencemos de cero, quiero pensar que hay un error del que aprender. Aun hay algo bueno en lo que creer.
  • No hay ningún error, hicimos lo que hicimos para vivir la experiencia, solamente somos tu y yo. Me vuelves loca, me gusta cómo eres, y todas tus locuras enfermizas. La vida para mí, es tenerte a ti y saber que eres mío. Cuando nos conocimos comprendí que te quería. Nuestro amor ya no tiene cura, es fuerte y no tengo nada si tú no estás junto a mí.

En ese momento la abrace con fuerza, la cogí con mi mano izquierda de la cadera y con mi mano derecha la nuca, por debajo de su pelo y a cada movimiento de metida y sacada, la besaba con fuerza, hasta que ya no pudimos contener mas la pasión hasta que alcanzamos el clímax.

  • ¡Me corro cariño!, exclamaba llena de placer; ¡no pares!, ¡córrete dentro de mí, vamos mi amor, se que lo estas deseando!
  • ¡Mi vida!…, la dije mirándola fijamente a los ojos, voy a llegar, que placer, ¡me corro!, ¡Ahhh!, ¡eres increíble!…, sabes…, en tu cuerpo se cumplen todos mis sueños, todas mis fantasías, eres increíblemente maravillosa.

Llego la noche y para ser la noche del 31 de Octubre, no hacía demasiado frio, la temperatura era muy parecida a la de ayer por la noche, salvo que, esta vez, la presencia de nubes en el cielo amenazaba con fastidiar la gran fiesta de las brujas, nunca mejor dicho

Nos disfrazamos y nos dirigimos a la gran fiesta, teníamos que aprovechar todo el tiempo que pudiésemos, ya que es difícil poder estar sin niños y teníamos la suerte de que durante una semana estarían fuera de casa.

Mi mujer llevaba puesto un sugerente disfraz de diablesa con top, coullote y unos cuernos de autentica diablesa; esta noche el diablo a su lado no conseguiría atrapar a ninguna alma; con ese vestidito, un buen corte en la faldita que enseñaba sus fantásticas piernas revestidas con una sensuales medias de red rojas y unos manguitos, todo el conjunto era de color rojo, terminado, como no, en unos sexys zapatos de tacón rojos, me mata de placer.

Yo llevaba puesto un disfraz de drácula barato para Halloween, que incluye una capa con chaleco, pantalón con cinturón de material y cuello con pechera. Éste disfraz de Halloween es ideal para celebrar la Fiesta de la Noche de las Brujas, cada vez más arraigada en nuestro País, muy typical

Llegamos al centro del pueblo y estaba a reventar de gente, no cabía ni un alfiler. La música sonaba con fuerza y la gente bailaba animadamente, todo el mundo iba disfrazado, mi mujer empezó a bailar sensualmente, se movía con gracia, se movía sexy, estaba sexy, se veía sexy…, y quería que se dieran cuenta de ese sentimiento. No tardo en despertar el interés de algunos individuos del lugar. Muchos de ellos no eran ni siquiera de aquí, y la mayoría llevaban curiosas mascaras que cubrían sus rostros, había de todo, desde payasos a luchadores de ring.

  • ¡Esta noche esta que te sales preciosa!, la dije excitadísimo.
  • ¡Lo sé mi amor!, hoy me apetece hacer de todo, empezando por bailar así de pegaditos y ponerte la polla a cien. ¡Uhhhh!..., ¿te gusta?, siénteme, mira como arde mi coño para ti.

La verdad era…, que me estaba calentando a más no poder, y mi polla estaba a punto de reventar los pantalones de este disfraz barato de vampiro. Sentía la necesidad de sacar mi polla y darla lo suyo a esta condenada diablesa. Sentía el calor de su coño a través de mis pantalones y mi polla se empezaba a lubricar. Era infernal.

  • ¡Oye cariño!, ¿no llevas bragas, verdad?, pregunte con excitación.
  • Sabes que no, solamente las medias de red, pero…, si quieres vamos algún lugar y me las quito, se que te pone y que te gusta que no lleve ni medias, ni bragas, ni sujetador. ¡Uhhhh!, exclamo ella, ¡como me pones, mi vida!, ¡ya tienes la polla lista!… ¡así me gusta! ¿Has visto como me miran?, me pone poner a los tíos… ¿tú crees que me desean?
  • ¡Claro que te desean, y me gusta que seas así de puta!, vamos sepárate un poco y baila mas al centro de la plaza, yo te estaré viendo.

Mi mujer se alejo de mi y poco a poco se fue perdiendo entre la multitud. Estaba tan buena, tan deseable, que era cuestión de tiempo que apareciese alguien que la pidiese rollo.

A los pocos minutos, fui en su busca y la encontré bailando y contoneándose con un individuo, que por su altura y constitución física, era muy probable de que se tratara de nuestro extraño desconocido, que poco a poco, se iba haciendo tan conocido. Llevaba puesto el disfraz de Jasón, ya sabéis, el de viernes trece, por lo que no lo describiré.

La muy zorra se pegaba a él y movía las caderas, restregándose en su polla, que por cierto, debía de tener a reventar. Mi mujer se dio la vuelta y empezó a restregarle su precioso culo con bellos movimientos. La verdad que se veía preciosa, con ese vestidito de diablesa tan sexy y esos zapatos de tacón rojo.

Sin perder tiempo, el tío la dio la vuelta y la cogió del brazo y poco a poco, como iba pudiendo, la fue sacando de todo aquel barrullo de gente. Como pude les fui siguiendo y vi como se metían en un callejón sin salida, era un callejón de unos seis metros de largo por tres de ancho, iluminado con una luz tenue, no era una luz fuerte como el alumbrado que había en el exterior, pero era suficiente para poder ver.

Me acerque despacio y entre en el callejón y al fondo vi como mi mujer estaba arrodillada chupándole la polla a aquel tipo, de arriba abajo, de abajo a arriba, la verdad es que Jasón estaría disfrutando de lo lindo, porque podía escuchar sus jadeos. Me oculte tras unas cajas, tenía una visión perfecta de la situación y al mismo tiempo nadie se daría cuenta de mi presencia.

  • ¡Así puta!, ¡que gustazo!, vamos, sigue…, no pares de comerme la polla, ¡joder!

Me quede atónito, sorprendido, sin habla, la voz del tipo este, no era la voz de nuestro extraño, no era la voz del tipo de ayer por la noche, acaso…, mi mujer ¿no se habría dado cuenta?

  • ¡Te gusta así, cabron, mira como la ensalivo!…, mi mujer empezó a escupir saliva en la polla de aquel individuo para rápidamente volvérsela a chupar, bien chupada. De repente, dejo de chuparle la polla, junto toda la saliva que pudo y la fue soltando lentamente depositándola en la punta de la polla de aquel tipo; poco a poco, la saliva de mi mujer se deslizaba por la polla de aquel individuo y ella se encargaba de volvérsela a limpiar con su boca.

En ese momento no reconocía a mi mujer, es como si la noche la hubiese transformado, esta mañana cuando me dijo que quería divertirse ¿se refería a este tipo de divertimento? Menuda puta que está hecha y yo era cómplice de su transformación.

  • ¡Quiero besarte guarra!, la dijo aquel individuo lleno de deseo, ¡espera que me quito esta mascara!
  • ¡No!, no te la quites, no quiero saber quién eres, no me importa, tu solo disfrútame. ¿No te gusto?
  • ¡¿Estás loca?, estas buenísima!
  • Pues entonces… ¡follame!, ¡disfrútame!; mi mujer se puso de pies y apoyo su sensual espalda en la pared, aquel tipo se arrodillo y se dispuso a comerle el coño a mi mujer.
  • ¡Vaya!, ¡me cago en la puta mascara!, así no puedo comerte el coño, por cierto… ¿No llevas bragas?
  • ¡No, a mi marido no le gusta que salga con ellas, es más!…; en ese momento mi mujer se quito los tacones y rápidamente se quito las medias de red rojas, se volvió a poner los zapatos de tacón y continúo diciéndole… ¡tampoco quiere que lleve medias, ni sujetador!
  • ¿Tu marido?..., ¿estás casada?
  • ¡Sí, pero… ¿a ti que te impide follarme esta noche?!
  • ¡Nada, nada, además comparto los gustos de tu marido, estas de vicio y esas piernas son increíbles, jamás vi una mujer que la quedasen tan bien unos zapatos de tacón! Espera un momento… ¿te importa si te vendo los ojos?, así podre quitarme esta puta mascara y comerme ese coño precioso que tienes
  • ¡No, no me importa, de hecho me encanta!

El tipo se arranco un cacho de tela de su disfraz y vendo los ojos a mi mujer, seguidamente se quito la máscara. Para mi alivio no era ningún conocido del lugar, era un chico de nuestra edad, unos 33 años, pelo negro y bien parecido.

Aquel tipo levanto la faldita del vestido de diablesa de mi mujer y comenzó a tocarla el coño con la lengua, ella se excitaba cada vez mas y el comenzó a pasarla la lengua cada vez mas fuerte recorriendo todo su coño depilado, no dejando escapar ninguna parte de ese sabroso manjar. Se estaba bebiendo todos los fluidos del coño de mi mujer y la chupaba de tal forma, que de vez en cuando tenía que parar para coger aire, el muy hijo de puta.

  • ¡Qué coño tienes zorra del demonio!, ¡qué bueno esta!, toma, a ver qué te parece esto; comenzó a meterla un dedo en el coño y a moverlo despacio, ella jadeaba y su excitación la hacía exclamar de placer, se movía al compas del movimiento de aquel dedo. Poco a poco fue subiendo el ritmo del mete saca, los vaivenes eran salvajes, entonces…, probo con dos dedos, mi mujer estaba excitadísima, poco a poco y sin esfuerzo le metió los dos dedos y empezó a hacerle rápidos movimientos de mete saca combinados con otros más lentos.
  • ¡Qué gustazo!, ¡me pones!…, ¡sigue así!…, decía ella totalmente fuera de sí; ¡dame tus dedos, quiero chuparlos, dámelos!

El se los saco del coño, totalmente mojados, impregnados de los fluidos de su coño y se los coloco en la boca a mi mujer. Ella abrió su boca y comenzó a lamerlos con deseo.

  • ¡Mas!, ¡dame más!, ¡no pares!

El volvió a meterle los dedos en el coño a mi mujer y continuo masturbándola, volvió a sacar sus dejos mojados, llenos de fluido y se los volvió a ofrecer a mi mujer quién no paraba de chuparle los dedos al tipo este.

  • ¡Ahora tu polla!, mi mujer no podía más, ¡quiero tu polla en mi coño, vamos!

Aquel extraño se puso de pie frente a ella y saco un condón y se dispuso a ponérselo, cuando de repente

  • No, no, no, replico mi mujer; ¿es eso que oigo un condón?, cogió la polla de aquel tipo y se la fue acercando a la entrada de su cálido y ardiente coño, y continuo diciéndole; ¡sin condón guapo!, ¡quiero sentir tu polla en mi coño!
  • ¿Estás usando algún método anticonceptivo?, pregunto con preocupación, no quiero dejarte preñada.
  • Naturalmente que no, no estoy usando nada, la gracia de esto es que los dos nos vengamos, así que…, tú no te preocupes…, déjate llevar

El tipo aquel empezó a introducir su polla en el coño a mi mujer, despacio, suavemente, se fue dejando llevar por la brujería de la noche, el infierno estaba desatado, como mi mujer estaba con su espalda apoyada en la pared, el individuo este no tuvo más que cogerla en peso, mi mujer rodeo la cintura de este cabronazo con sus sensuales piernas y empezaron a moverse, lentamente…, jadeaban…, exclamaban…, no tenían prisa. La noche estaba diseñada para ellos. Los movimientos se iban haciendo más fuertes, el deseo crecía, aumentaba

  • ¡Háblame!, le decía mi mujer, ¡dime lo que quieras!, ¡dime lo golfa y puta que soy!
  • ¡Si…, eres una autentica puta y estas de cine!, te voy a dar lo tuyo, así…, siéntela; el tipo se empezó a mover más rápido, su polla se trabajaba el coño de mi mujer con embestidas infernales. ¡Ahhh!, ¡qué gusto!, sientes como te bombeo liquido preseminal en tu coño; tenias razón puta, voy a dejarme llevar hasta el final.
  • ¡Eso es cabronazo!, claro que siento tu polla, además con los ojos vendados las sensaciones aumentan; dime una cosa… ¿has venido solo?
  • No, puta, no he venido solo, he venido con un amigo que tiene una polla más grande que la mía, de una corrida suya, te inunda este coño de zorra que tienes, ¿quieres sentir su leche calentita dentro de ti?
  • ¡Por supuesto cabron, llámalo, dile que venga!
  • ¡Vale!, le llamo, pero tu sigue masturbándote, tócate el coño; aquel individuo paro de embestirla y la bajo suavemente de sus caderas al suelo, dejándola de pie, cogió su móvil y llamo a su amigo, le explico donde estaba. Mi mujer continúo tocándose el coño, frotándoselo y llevándose los dedos a su boca.
  • ¡Qué buena estas!, ¡sigue así zorra!

Al minuto apareció aquel amigo suyo, quién si se percato de mi presencia, pero como me la estaba meneando y su amigo y mi mujer estaban al fondo, no le dio importancia. Era alto, de cuerpo atlético, no era agraciado de cara, pero tenía buen cuerpo. Se dirigió al lugar de la lujuria.

  • ¡Joder!, como está la zorra esta, ¡que tipazo!

Mi mujer seguía tocándose el coño, frotándose con ansia, que imagen mas erótica verla con ese vestido de diablesa.

  • ¡Ya está aquí mi amigo!, como se que no quieres nombres, le llamaremos Freddy, porque es Freddy Krueger quien te va a follar, a mi llámame Jasón, ahora quítate el vestido guarra, despacio

Mi mujer se empezó a quitar el vestido despacio, primeramente los cuernos dejando su pelo rubio y largo caer sobre sus hombros y espalda, seguidamente se despojo de los manguitos. Después se bajo la cremallera del top, se lo quito mostrando sus preciosas tetas y se bajo sensualmente y muy despacio la falda. Solamente se dejo los tacones puestos y un collar muy sensual con una cadena tipo rosario del que colgaba un crucifijo de plata, seria para espantarme a mí

Freddy, el nuevo invitado, tenía una autentica verga, era grandísima, hasta yo dudaba de si entraría en el coño de mi mujer. Se la meneaba con las dos manos deleitándose con el cuerpo de mi mujer, sus dos manos no bastaban para cubrir tan inmenso nabo, de considerable grosor.

  • Ahora puta, dijo Freddy, vamos a quemar tu ropa de diablesa calienta pollas, vamos a enviar tu ropa al infierno.

Mientras mi mujer seguía masturbándose, estos dos tipejos, recogieron el disfraz de mi mujer y lo metieron en un bidón que había al lado de ellos, en una esquina; una vez la ropa estuvo dentro del bidón lo acercaron cerca de donde estaba mi mujer, a una distancia prudencial, y le prendieron fuego. Mi mujer al sentir el calor del fuego, se excito más de lo que ya estaba. La luz de las llamas iluminaba el fondo del callejón y el juego de las luces sobre el cuerpo de mi mujer era satánico, bestial, erótico, lujurioso…, hacia resaltar cada curva de su cuerpo que no hacía sino esperar llena de placer, a que esos dos tipos disfrutaran de cada poro de su piel.

Nuestro amigo Jasón se acerco donde estaba ella y se tumbo en el suelo con su polla totalmente erecta, su amigo Freddy, cogió a mi mujer de la mano y la ayudo a colocarse encima de la polla de su amigo Jasón. Una vez encima, ella dejo caer su coño sobre la polla de aquel tipo y poco a poco iba desapareciendo dentro del coño de mi mujer. Mi mujer empezó a cabalgar sobre aquella polla que ya estaba llena de los fluidos anteriores. Sus tetas botaban al ritmo de la cabalgada, se movía con fuerza y se tocaba el pelo. La improvisada hoguera difuminaba sombras en las paredes de aquel callejón infernal, totalmente abiertas al sexo esporádico, entonces Freddy acerco su inmensa polla a mi mujer, ella la cogió y como pudo se la empezó a introducir en su preciosa boca, pero…, no la entraba en la boca, así que tenía que lamérsela como podía.

  • ¡Qué polla tienes cabron!, ¡es inmensa!
  • ¡Sí!..., respondió Freddy, ¡qué bien la lames!, ¡te voy a partir el coño en dos, te voy a dejar muy abierta!

Jasón no podía más con la situación de deseo, viendo el cuerpazo de mi mujer encima de él y el reflejo de sus sombras follando en las paredes de aquel callejón, notando el sexo caliente de mi mujer en su polla, viendo el hermoso movimiento de sus tetas y tocando como podía esas increíbles piernas que se aprisionaban a él, con esos sensuales zapatos de tacón rojos. Disfrutaba viendo como ella lamia el pollon de su amigo, chupándole como podía aquella gran verga y aviso de que se venía:

  • ¡Me voy a correr, no puedo más puta!; mi mujer entonces se apretó contra él, no dejándolo salir de dentro de su coño, quería que se corriera dentro de ella y Jasón no tuvo más remedio que descargar toda su leche bien dentro, la cogió de las caderas y empezó a bombearla todo el semen que podía; ¡Ahhh!, ¡dios!, ¡qué gusto!, ¡así!..., ella totalmente erguida se inclinaba hacia atrás, recibiendo cada convulsión de placer que aquel tipo acaba de darla.

Yo continuaba observando y masturbándome y reconozco que también me quedaba poco para llegar.

  • ¡Me toca!, dijo Freddy enérgicamente, cogió a mi mujer del brazo y la ayudo a levantarse, del coño de mi mujer empezó a salir el semen de Jasón, la resbalaba por las piernas y la goteaba sin parar en un estupendo "creampie".
  • ¡¿Que me vas a hacer?! le dijo mi mujer.

Freddy la coloco de pies, de cara a la pared, dejando que se apoyara con sus manos y se coloco detrás de ella; la cogió la cadena del crucifijo y le fue dando la vuelta, colocándoselo sobre la sensual espalda de mi mujer. La agarro del pelo y la abrió las piernas, cogió su inmensa polla y se la puso en la entrada del coño a mi mujer.

  • ¡Qué calentito, lo tienes ardiendo, estas lista!
  • ¡Si…, cuando quieras!

Poco a poco, empezó a empujar su enorme polla que a duras penas entraba, mi mujer gemía, gritaba de gusto, la estaba partiendo en dos.

  • ¡Eso es puta!, ¡gime de gusto!, ¡siente este pollon dentro de tu coño!, ¡que espalda más sexy tienes, es preciosa y el crucifijo te queda de vicio!

Continúo metiéndosela y suavemente empezó a moverse, aún no había entrado ni la mitad de su polla cuando, de repente, empezó a llover.

La lluvia era fría, húmeda, el olor a tierra mojada impregnaba el ambiente; poco a poco iba cayendo de forma más intensa. El agua caía sobre sus cuerpos y resbalaba sobre las curvas de mi mujer y el cuerpo atlético de Freddy. El agua parecía querer apagar el fuego de la improvisada hoguera pero no lo conseguiría, era un fuego intenso, pasional, lascivo, infernal, imposible de extinguir.

El pelo de mi mujer se mojaba y daba gusto agárraselo, el agua resbalaba por su espalda, por sus tetas y por su sexo, insertado por una polla infernal, que ahora sí que comenzaba a entrar en ese infierno caliente y rojo. La polla de Freddy se introdujo entera y empezó a moverse con saña, con fuerza.

  • ¡Así…, que bien a entrado!, te voy a inundar de leche puta.
  • ¡Ahhh!, ¡sigue, no te pares!, eso me ha dicho tu amigo, que de una corrida tuya inundas todo un coño de leche, dime… ¿Cuántos coños has inundado de leche?
  • ¡Si es cierto, pero ninguno como el tuyo!, ¡ahora veras!; la cogió del pelo y empezó movimientos de vaivén que iban en aumento. Empezó a tomar una velocidad endiablada, tanto que, con cada sacudida mi mujer soltaba un jadeo y eran sacudidas rapidísimas.
  • ¡Vas a hacer que me corra cabron!, no me queda nada, ¡sigue!, ¡sigue!, ¡Ahhh!, ¡me corro, que gusto!
  • ¡Así quería verte, disfruta zorra!, ¡Toma guarra!; la agarro de los brazos y tiro de ella hacia él, seguía embistiéndola violentamente; ¡Así!, ¡así!, ¡así!, la tomo del pelo y la acerco la cara a la pared poniéndosela de lado, ¡vamos!, ¡así!, ¡Me corro puta!, ¡Ahhh!
  • ¡Eso es!, gritaba mi mujer llena de gusto, ¡córrete hijo de puta!, me estas destrozando el coño, vamos quiero sentir tu leche.

Aquel individuo soltó un buen golpe de esperma, se derramo de tal forma, como si hubiesen disparado un cañonazo de lefa en el coño de mi mujer, fue tanta la leche que derramo, que sin terminar de correrse se salía a borbotones del coño de mi mujer.

  • Espera, espera, que aun no he terminado de correrme, quiero darte hasta la última gota, así…, así…; siguió bombeando semen a la vez que la apretaba con fuerza hacia él, no dejándola escapar. Con la mano izquierda recogió parte del semen que salía del coño de ella y se lo acerco a la boca; como la tenia agarrada con la mano derecha del pelo y con parte de su cara puesta en la pared, al acercar Freddy su mano izquierda con parte de la corrida, ella empezó a chuparle la mano con deseo, se la comía que daba gusto, le chupo todos y cada uno de los dedos al condenado.

Cuando Freddy termino de correrse por completo, saco su gran miembro del ardiente e infernal coño de mi mujer y un rio de lava blanca comenzó a salir del hogar del pecado y la lujuria. La noche de las brujas tocaba a su fin, un fin de puro vicio.

Freddy y Jasón se marcharon rápidamente de allí dejando a mi mujer totalmente extenuada, así que, salí de detrás de las cajas y me acerque a mi mujer, la cogí del pelo, ella se quedo extrañada, seguía con los ojos vendados, se sorprendió porque creía que ya no habría nadie más allí.

  • ¿Tú también quieres darme más?, pregunto con voz cansada.

Sin decir nada acerque su boca a mi polla y ella empezó a lamerla con gusto, la retire un poco y la di un pequeña bofetada en la cara, volví a acercarle mi polla a su boca, ella se la comió entera y yo apreté su cabeza contra mi miembro erecto, con fuerza, ella comenzó a dar pequeñas arcadas, pero no se quejaba y seguía chupando; tenía que retirarla de vez en cuando porque parecía que se iba ahogar la muy puta.

Mientras me chupaba la polla me quite la capa, entonces la levante, la acerque a la pared junto a un bajante de aguas pluviales y con la capa la ate las manos a la tubería antes mencionada.

Me quite el cinturón de material barato que me sujetaba el disfraz de vampiro y la di un latigazo en su sensual espalda, suficiente para arrancarla un gemido de excitación.

  • ¡Ahhh!, ¡cabron!, ¡hijo de puta!, eso me ha gustado, me pones.

La di tres azotazos más y gritaba de placer, los latigazos estaban en su justa medida. Me acerque a ella y la toque con mis manos todo su coño húmedo, lleno de fluidos, lleno de las corridas anteriores; con mis dedos mojados se los acerque a la boca y ella los saboreaba con gusto. La separe las piernas y la incline hacia delante, acerque mi polla a su culo.

  • ¿Eso es lo que quieres?, me decía excitada, ¿has esperado a la mejor parte?

Poco a poco empecé a meterla mi polla en su precioso culo, empecé a moverme despacio al principio para continuar haciéndolo más rápido. Con las manos atadas, ella se agarraba a la tubería con fuerza y esta empezó a moverse debido a los vaivenes que la iba proporcionando. Al fin tenía mi polla totalmente insertada en el interior de su culo, fui cogiendo el ritmo y mi excitación ya no cabía en mi, después de todo lo visto, de los recuerdos de todo lo que habíamos vivido en apenas una semana.

Me quedaba poco para correrme, llevaba un buen rato machacándomela contemplando todo el espectáculo que acaba de darme, la agarre de sus caderas e inicie series de embestidas rápidas y bestiales combinadas de otras más suaves y sensuales; ya no podía mas, así que, a la vez que la seguí dando por el culo, empecé a desatarla de la tubería. Una vez desatada y notando como me venía el esperma sin remedio, salí de su culo, la di la vuelta y la agache rápidamente para terminar corriéndome en su boca. ¡Ahhh!, ¡que gustazo! Mi polla no paraba de bombear leche caliente en su boca, ella se introdujo mi polla en su boca y se trago toda mi corrida, me chupo la polla a conciencia, me la limpio bien. La quite la venda de los ojos, nos miramos y nos echamos a reír.

  • ¿Todavía no te has tomado la píldora del día después, zorra?, pregunte con preocupación.
  • Cariño..., te dije que confiaras en mí; no quiero que nadie más me deje preñada, solamente tú, hace un mes que empecé a tomar píldoras anticonceptivas.
  • ¡Serás zorra y no me has dicho nada!
  • ¡Si te lo hubiese dicho, nada de esto hubiese sido igual!, dime… ¿has disfrutado? porque después de esto, espero que tu mente enfermiza se tranquilice por un tiempo.

La ayude a levantarse, la cubrí con mi capa barata y nos fuimos caminando a casa. La noche de las brujas tocaba a su fin, un fin de puro vicio.

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