Puritana

A veces las cosas no son lo que parecen. Les narraré la historia que me ha enviado Paco.

PURITANA

Hola amigos de sexo fraterno. Quiero contarles como a veces las cosas no son lo que parecen. Les narraré la historia que me ha enviado Paco.

En primer lugar voy a presentarme: me llamo Paco, tengo 26 años y les voy a narrar lo que sucedió hace unos 10 años, cuando tenía 16 años (y a esa época me referiré a partir de este momento)

Voy al instituto y soy miembro de una familia que podemos considerar clásica en cuanto a su estructura. Pero en cuanto a las costumbres podemos decir que de es unas estrictas normas puritanas. De hecho, tanto mi hermano como yo vamos a un colegio de curas. He de decir que vivimos en Madrid.

Mi padre era la viva imagen de un típico señor religioso, que se escandalizaba casi por cualquier cosa, por minúscula que fuese. Ver a una mujer en la playa con bikini le parecía una indecencia, no digamos cuando iba enseñando las tetas. Se llama Enrique, tiene 41 años y es directo de una sucursal bancaria. Le sobran bastantes kilos, ha perdido el pelo, salvo el del bigote, que lo tiene muy poblado, y en general está de mal humor (en casa, porque con sus clientes es encantador y le tienen en gran estima)

Por otra parte está mi madre, Laura, de 39 años, enfermera en un ambulatorio, con horario de mañanas. Se mantiene en mucha mejor forma que mi padre, ya que simplemente se cuida bastante más. Es sin embargo tan recatada o más que mi padre. Nunca le he visto ni siquiera en ropa interior. En la playa va con bañador entero, grande y sin el más mínimo atisbo de color. Incluso su forma de vestir es de lo más conservadora. Parece que va de funeral todos los días. Por lo que he podido observar la figura es bonita e incluso parece que tiene un buen par de tetas.

El otro de la familia es mi hermano Luís. La verdad es que no nos parecemos en nada, o en casi nada, ya que yo soy rubio y él moreno. No me meto en líos y el siempre está metido en alguno. Yo, sin ser un empollón apruebo los exámenes mientras que mi hermano siempre tiene alguna arrastrando.

Pues bien, la cosa es que mis padres se relacionan con gente de sus mismos principios, más o menos. Una de las mejores amigas de mi madre es Sandra, de la misma edad que mi madre, aproximadamente, pero la gran diferencia, es que sin ser una exhibicionista, podemos decir que daba más alegría al cuerpo, que se adivinaba bastante bien para tener la edad que tiene. Por su parte, mi madre no parecía tener formas debido a la ropa que se pone. Incluso la ropa interior (no es que la hay visto así, pero cuando la tiende la veo) es de lo más recatada. Como iba diciendo, Sandra es la mejor amiga d mi madre y salen muchas veces juntas, comen juntas, van al cine juntas, etc., pero nada sospechoso. Sin embargo una vez me fijo que mi madre, bajo el abrigo llevaba una ropa "muy poco de ella". La verdad es que me picó la curiosidad y decidí seguirla.

Mi madre fue en busca de Sandra, se dirigieron al metro y fueron al centro. A esto, yo las seguía en el mayor de los disimulos. Cuando salen miran hacia todos lados (tuve que esconderme) y cruzan hacia "¡¡¡un sex-shop!!!". No me lo podía creer. Las dos mosquitas muertas tenían marcha. Evidentemente no iba a seguirlas hasta dentro porque en primer lugar me delataría y en segundo no podía entrar al ser menor de edad. Decidí volver a casa. La excitación que tenía no se podía medir. Era increíble. Pero a partir de ese momento decidí que volvería a seguirlas, pero esta vez con la diferencia que iría preparado (con mi cámara, muy mala y vieja, pero que daría resultado)

Como no podía ser de otra manera al cabo de tres días decidieron volver a salir. Esta vez me fui directamente a esperarlas. Hice bastantes fotos de cómo entraban a la tienda, mirando en todas direcciones, como para comprobar que nadie las pudiese relacionar con aquel sitio. Pero me quedé más sorprendido porque al salir lo hacen acompañadas de dos tíos, más jóvenes que ellas, cogidas cada una del brazo de uno de los chicos y dándose besitos y besos en toda regla. La verdad es que estuve a punto de quedarme sin rollo. Las seguí hasta un motel. Fue donde se me acabó realmente el rollo de fotos.

Inmediatamente pasé por un local de revelado rápido de fotos y pedí dos copias de cada foto. Mi cabeza trabajaba a mil por hora. ¿Cuál sería el siguiente paso? La verdad es que no lo sabía. La oportunidad se me presentó al cabo de un mes. Mi padre tenía una reunión con varios directores de su banco y mi hermano se iba de viaje de fin de semana con los curas y casualmente Sandra vino esa tarde a tomar café. La oportunidad era inmejorable. No se por qué, pero decidí que les haría algún tipo de chantaje, sin embargo no sabía que pedirles (bueno, a Sandra, sí, que está muy buena). Me armé de valor y fui a la salita.

"Hola"

"Hola, Paco ¿Cómo estás?"

Pensé para mi "no tan buena como tú, pero no me quejo".

"Bien, bien. ¿ y tú?"

"También, aquí un poco aburrida"

En ese momento no pude contenerme

"Pues podríais ir al centro"

Conseguí lo que pretendía. Se miraron y dijeron al unísono

"¿Qué?"

"Si, ir a dar una vuelta por la calle X" (en la que estaba el sex-shop)

"Si queréis os enseño donde está".

Cogí una de las copias y se las di, para que las vieran. No salían de su asombro.

"Paco, hijo, por favor, no es lo que parece…"

"Si a mi no me importa. No me tenéis que dar explicaciones…"

"Ya, pero sabes que si esto llega a manos de otras personas…puede haber problemas muy grandes"

"Supongo"

"Así que serás bueno y nos darás estas fotos y los negativos"

"¡¡¡Ja, ja ,ja!!!. Buenos las fotos os las podéis quedar, tengo otra copia, y los negativos…ni de coña"

"Pero esto es un problema…"

"Ningún problema"

"¿Cómo?"

"Que no hay problema. Si hacéis lo que quiero, nadie sabrá de la existencia de estas fotos. Si no,…ya he tomado medidas para que lleguen a quien corresponda"

"Hijo ¿tu no le harías nada malo a tu madre, verdad?"

"No, claro que no ¿Cómo puedes pensar eso?"

"Bueno. ¿Y qué es lo que quieres que hagamos?"

"La verdad es que todavía no lo sé… o espera, quizá si"

"¿El qué?"

"Tú de momento nada, mamá, pero Sandra, ¿serías tan amable de acompañarme? Mamá, espera aquí ¿Quieres?"

"¿Qué otra opción tengo?!!!"

Le pedía a Sandra que me acompañase a mi habitación.

"Bueno, Paco ¿dime que quieres que haga?"

"Quiero que te desnudes delante de mi. Quiero ver ese cuerpazo que tienes"

"¡Qué dices niñato. Ni hablar!"

"Pues nada, gracias por venir"

"Espera, ¿Qué vas a hacer?"

"nada, solo mandar un reportaje fotográfico…"

"Espera…eres un cabrón de mierda…"

"Por favor, sin insultar. Yo no te he dicho que seas una puta y que engañas a tu marido"

"Perdona…"

"¿Qué, lo vas a hacer o no?"

"¡¿Qué remedio"?!"

Mi plan de momento funcionaba bien. Sandra empezó a quitarse la ropa hasta quedarse en bragas y sujetador. Ahí se detuvo.

"¿Está bien así?"

"¿Estás de broma? Quiero ver ese cuerpo entero, por favor"

"Paco, se bueno…"

"Vale, para que veas que soy bueno, a la vez que tu te quitas la ropa, yo haré lo mismo"

"Cerdo!"

"Quítate la ropa, por favor"

Se empezó a quitar la ropa al mismo tiempo yo hice lo mismo.

"Este será nuestro secretillo, vale Sandra?"

"Si tu lo dices…"

No le dio importancia, pero cuando me voy en pelota picada (y yo a ella), la cosa cambió.

"Madre del amor hermoso. Vaya ricura"

Cuando vio que un chico de 16 años tenía una buena herramienta parece que se le fue un poco la mala leche que tenía. Yo me quedé flipado. Sandra tenía un cuerpo espectacular, con todo en su sitio bien puesto: unas tetas increíbles, un culo perfecto,…hasta el coño lo tenía perfectamente arreglado. Lo que pasó a continuación si que me pilló por sorpresa. Vino hasta mi y con su mano derecha me cogió la tranca.

"Joder, paco, vaya pedazo de polla que tienes"

Vaya con la señora elegante y fina, parecía una puta hablando. Pero lo siguiente me sorprendió más aún, si cabe.

"Laura, ven un momento, quieres"

Había llamado a mi madre. La puerta se abrió en menos de 10 segundos.

"Dime, Sandra…pero bueno qué es esto, qué estáis haciendo?…"

"¿Has visto bien a tu retoño?"

"Dios mio…"

"Si hija, si, eso mismo pensé yo"

Yo intentaba taparme hasta que la situación terminó por excitarme.

"¡Qué pasa! No es para tanto"

Mi madre y Sandra no me quitaban ojo de encima. Incluso podía afirmar que mi madre se estaba poniendo cachonda. Me dediqué a exhibirme. La polla ni que decir tiene estaba como una estaca. Mi madre se acercó y repitió la acción de Sandra de un rato antes, con su mano me cogió la polla. Creo que querían saber bien sus dimensiones. Pero además de eso veo como con la otra mano se empieza a acariciar su coñito. Había tomado una determinación.

"Mamá. Ya se que quiero que hagas. Quiero que te pongas como Sandra"

Mi madre parecía una autómata. Se quitó la ropa sin decir ni esta boca es mía. Estaba como ensimismada viendo la polla de su hijo. El espectáculo era increíble. Dos mujeres maduras, pero super sexys desnudas delante del hijo de una de ellas. La visión de mi madre desnuda hizo que mi polla estuviese a punto de reventar. Las tetas eran perfectas, tal y como se adivinaban cuando se ponía un bañador, pero los pezones eran increíbles. Pero decidí ir más allá. Ya que ellas me habían tocado el instrumento decidí hacer lo mismo. Sandra era la que estaba más cerca así que le empecé a acariciar las tetas. Esta vez no se molestó lo más mínimo, sino al contrario, se acercó a mi y me dio un beso en la boca, con lengua y todo. Flipaba, pero la situación no había hecho más que empezar. Mientras Sandra y yo nos besábamos, mi madre se arrodilló frente a mí y se puso a mamarme la polla. Cuando lo sentí casi me corro en el acto. Ni en mis sueños más irreales podía haberme imaginado esta escena: la amiga cañón de mi madre comiéndome los morros y mi madre haciendo lo mismo con mi polla erecta.

"Vamos a mi dormitorio. Estaremos más cómodos" dijo mi madre. La obedecimos sin rechistar.

Al llegar, y ya perdido cualquier tipo de temor me fui directamente a por las tetas de mi madre: quería chupar esos pezones como fuese. Mi madre se dejo hacer. Me envalentoné y con mi mano derecha me fui a tocarle el coño. No protestaba lo más mínimo. Sandra por su parte ocupó el lugar de mi madre y empezó una mamada de campeonato que hizo que en un par de minutos me corriese en su boca como no lo había hecho en mi vida.

Nos acostamos en la cama. Por las películas que había visto me decidí a comerle el coño a mi madre. Ella a su vez se lo comía a su amiga Sandrita, que en la cama era una auténtica fiera. Pasado un rato llegó el momento más esperado. Iba a follar, y no con cualquiera: lo iba a hacer con mi propia madre y en presencia de su mejor amiga, a la que si aguantaba (no veía por que no) me follaría después.

La respiración de mi madre se fue agitando cada vez más, al igual que la mía. Abrió sus piernas, ofreciéndome su chocho. Poco a poco mi polla fue entrando en su cueva. Gemía y yo resoplaba.

"Dámela, toda, vida mía"

"Siii, toda,para ti"

"Que bueno!"

"Diosssss, esto es la polla!!!"

"No te pares, por el amor de dios, sigue, así, así, más fuerte, más"

"¿Te gusta?

"Siiiii, me gusta, me gusta, sigue, no pares"

"No paro, así, así. Toda para mami"

"Siii!, la polla del nene para su mami, su putita"

"Oh, siii, putita mía"

"Toda tuya mi amor, sigue, me matas, oh diossss!"

"Mamá, me voy, me corro!"

"Y yo, córrete dentro de mi"

"Yaaaa!!!, toma!!!"

"Siiii, dame toda tu leche"

"Yaaa, la tienes en tu coño!!!"

Caí sobre el cuerpo de mi madre que había gritado como una auténtica perra en celo.

Había sido mi primer polvo…y qué polvo. Jamás lo podría olvidar. Nos miramos y mi madre me dio un beso de lo más apasionado. Las dos puritanas eran más bien dos putas de tomo y lomo.

Pero todavía quedaba algo: Sandra no había sido follada. Recuperé las fuerzas y me dispuse a cumplir con mi deber de darles placer a esas dos golfas que tenía delante. A diferencia de mi madre que tenía el conejo arreglado pero con pelo, formando un triangulo mágico, Sandra lo tenía completamente depilado.

Esta vez me puse abajo y Sandra cabalgaba sobre mi polla. Poco a poco fue cogiendo ritmo. Mi madre se debió quedar con ganas, pues puso su coño, en el que me había corrido minutos antes, sobre mi cara para que le diese gusto con la lengua. A su vez ella besaba a su amiga.

En pocos minutos Sandra se corrió como una bestia, gritando más fuerte que mi madre, y a su vez le regalé otra regada con mi leche.

Sin embargo me faltaba una cosa.

"Mamá, Ponta a cuatro patas que te voy a dar por el culo"

"Hijo, ten cuidado, por ahí sigo siendo virgen"

Perfecto. Al culo de mi madre se abriría a mi por primera vez

Me puse detrás, y poco a poco fui apoyando el capullo sobre el rosado culito de mi madre.

"Despacio, despacio, Paco…"

"Si, así…despacito"

"Oh, dios, me vas a matar de gusto…"

Poco a poco mi polla fue entrando en el estrecho agujero de mi madre, que a veces se quejaba un poco para pasar inmediatamente a gozar como una loca. Su calentura no tenía límites.

"Ahora, cariño, más rápido, más…"

"Así, mami, más rápido…"

"Oh, siii, sigue, sigue, me matas, me matas…"

"me encanta, mami, me encanta…"

"Diosss, no soy mami, soy una putaaaaa!!!"

"Así, así putaaaaaa"

Ya no odía más. Tras unas cuantas embestidas más me corrí por tercera vez esa tarde. Mi madre lo hizo un minuto antes que yo

No podía pedir más. De ser un chico virgen en una tarde había echado tres polvos, dos con mi madre y en uno de ellos le había perforado su ano por primera vez.

Desde ese día, ni mi madre ni Sandra salen a buscar lo que tienen a mano, además sin riesgos. Me comentaron que habían empezado a ir a esos sitios porque sus maridos respectivos habían perdido mucho fuelle. Les dije que no se preocuparan, que tenía para las dos. Así si estábamos solos en casa, solíamos echar un polvito, o cuando visitábamos a Sandra, los dos o yo solo (incluso mi madre iba por las mañanas de vez en cuando a hacer una tortilla con ella).