Purificación. El error de una joven adultera

La ingenuidad la llevó a cometer el mayor error de su vida poniéndole los cuernos a su querido y amado esposo, una víctima inocente de las circunstancias que abocaron a Purificación a dejarse follar por un viejo verde.

Purificación caminaba de un lado a otro pensando que hacer, pensaba si estaba haciendo lo correcto. Muy en el fondo sabía la respuesta, aunque las circunstancias fueran especiales no debería hacer lo que estaba por pasar. Estaba a punto de salir con un hombre que no era su marido, sin embargo no lo traicionaría, aun siendo un exquisito partido el tal sujeto. Rápidamente cogió el teléfono, deseando que no fuera demasiado tarde para cancelar aquella cita extramarital, argumentaría cualquier cosa, pero cuando comenzó a marcar las teclas escuchó sonar el timbre, se maldijo a sí misma haber sido muy lenta. Se preguntó si aún habría marcha atrás….

Semanas antes. No había sido un buen día para la bella Purificación. Su jefe estuvo de mal humor, incluso con ella, lo que significó más trabajo. Se preguntaba si era su culpa, si tal vez las constantes negativas a salir con él finalmente le pasaban la factura. Todos en la oficina sabían que el Gerardo, su jefe, intentaba cortejarla pero ella al estar casada y feliz solo lo toreaba, le daba largas… se reía jovial y pícaramente ante sus insinuaciones, todo esto con afán de conservar su empleo. Sumida en estos pensamientos estaba cuando el sonido de un claxon la despertó. ¡Apúrate nena…! Escuchó decir una voz proveniente del automóvil que tenía detrás de su furgoneta.

A sus 26 años Purificación podía decir orgullosa que era una mujer plena y feliz, casada desde los 22 con el amor de su vida, Cesar Guillen, un hombre que conoció a los 18 años… rápidamente se enamoró y comenzaron a salir juntos. Al paso de cuatros años se casaron y un año después dio a luz a un hermoso y saludable niño llamado Jacobo. Puri, como comúnmente la llamaban, aprovechaba los pocos minutos en los que podía estar sola para reflexionar sobre sus sueños, su familia, su trabajo, en fin todas esas cosas que las labores cotidianas no se lo permitían. Pero hoy era diferente, debía recoger a su hijo de la casa de su “adorable suegra”, el solo ver la cara de esa señora la ponía de malas, no se llevaban muy bien.

Reflexionando sobre su enemistad con Doña Romina llegó a la conclusión que por ella (Puri) no había empezado, siempre quiso tratarla bien pero al parecer la doña no quería lo mismo. En esos momentos sin querer pisó el acelerador de la furgoneta, y para su mala suerte salió del carril y fue a impactar con un coche que estaba estacionado en la acera. ¡Dios…! Pensó Puri algo aturdida y sacudida por el golpe, era la primera vez en su vida que chocaba. Tras unos momentos observó como un sujeto bajó del SUV, a la distancia lo notó molesto, muy molesto. El tipo maldiciendo en voz alta se dirigió a encarar a quien lo chocó. Estaba un poco asustada, pero al ser una persona honesta se dispuso a afrontar las consecuencias de su error. En un instante el sujeto ya estaba frente a su furgoneta. Fueron solo segundos en que el aireado estado de aquel energúmeno pasó a ser de maravillado por la sola visión que tenía frente a él.

Los ojos del madurito se clavaron en el tierno rostro de Purificación, con esos hermosos ojos azules, su tez blanca, sus labios carnosos de un intenso rojo carmesí, su hermoso y lacio cabello rubio hasta por debajo de los hombros, finamente maquillada. Pocas veces en su vida aquel tipo había tenido relación con alguien que tuviera un rostro tan hermoso. Ella también lo vio. Era un tipo fuerte pero sin estar gordo, bastante ancho, alto, de alrededor de 50 años, bastante bien formado un tanto entrado en canas. Vestía elegantemente con ropa barata que daba el pego de ser de calidad, pero a Purificación no le pasó desapercibido. Buenas… señorita…, dijo el hombre. ¡Discúlpeme señor…! ¡Fue un completo error de mi parte…! Se disculpó la preocupada chica quien aún se encontraba sentada en el asiento del conductor. Tranquilícese señora, si no es para tanto.

  • Primero presentémonos, mi nombre es Fernando, y ¿el suyo encanto? El hombre estiró su mano tratando de que la mujer le devolviera el saludo. Era impresionante como al verla el hombre cambio su humor, si se hubiese tratado de un hombre probablemente hubiese existido pelea, pero no con ella, no con semejante pedazo de hembra, pensaba el entusiasmado hombre. Tiene razón, que mal educada soy…, dijo Puri llevándose las manos a la cara. – Mi nombre es Purificación…, la joven mujer casada al igual que el madurito estrechó su mano en señal de presentación, a pesar de que el hombre le daba buena impresión, ella siempre se temía lo peor de cualquier hombre a primera instancia, pero en el fondo a todos le daba una segunda oportunidad… pensaba que tal vez debajo de ese vulgar exterior se encontraba una buena persona. Bueno, dijo Fernando, ahora si vamos a hablar de lo que ha pasado…, el sujeto hablaba en un tono sugerente que Puri entendía, sin embargo estaba acostumbrada a esas actitudes de parte de hombres de todas las edades, por lo cual no le dio importancia.

Purificación abrió la puerta de su coche, y de una manera muy sensual (sin proponérselo, ya que así era ella naturalmente) bajó de su vehículo. El maduro tenía los ojos como platos al poder observar en total plenitud la figura aquella espectacular mujer. La veía de arriba y hacia abajo, sus impactantes piernas, su vientre plano resultado de mucho tiempo de gimnasio, su enorme trasero el cual parecía querer romper el apretado pantalón de vaquero con el que estaba cubierto, subiendo más arriba su mirada vio los impactantes cantaros de miel de la chica, tan majestuosos como imponentes, completamente erguidos a pesar de su exagerado tamaño. En fin Puri era una chica de concurso, una miss…. La dulce, pero a la vez sexy voz de Purificación lo despertaron de sus lascivos pensamientos.

– Por favor discúlpeme señor, fue un grave descuido de mi parte…

No te preocupes chica, al parecer mi coche no sufrió más que una abolladura, dijo el experimentado Fernando señalando su todo camino…

El que sí quedó mal fue el tuyo, mira que más ha quedado el morro. Era verdad, su furgoneta era la que se había llevado la peor parte, no sabía qué hacer, uno de los pocos problemas que acarreaba su matrimonio era el tema económico por el cual estaban atravesando. La crisis los achuchaba, y más a la juventud con responsabilidades familiares… los estaba devastando…Cesar, su marido hacía poco tiempo que había perdido su trabajo, solamente se sostenían de lo que ella ganaba como secretaria de una empresa de tres al cuarto, que no era mucho y para acabar de amolar su existencia, la furgoneta comprada como vehículo multiuso aún no habían terminado de pagar. Señor… dijo Purificación, le reitero mi disculpa, pero…, dudó en seguir sin embargo lo hizo.

– En este momento estamos cortos de dinero, le propongo dejarle mi número de teléfono y domicilio y en un mes yo le pago el desperfecto… ¿Siiiii?

Esto último lo dijo en tono coqueto, este tipo de actitudes no las hacía a propósito, es solo que en toda su vida al ser acosada por los hombres inconscientemente había aprendido que su belleza podía abrirle algunas puertas, y por ende ciertos beneficios. El madurito estaba que no se la creía, estaba algo indeciso, no sabía si el pedazo de mujer que tenía en frente estaba coqueteando con él o era su imaginación, en cualquier caso no quería dejar de verla.

No te preocupes Puri, esta fue la primera vez que el desconocido la llamó por su nombre. ¡Déjame decirte que está al frente del propietario del mejor concesionario mecánico de la comarca…! Reía orgulloso el madurito gerente tras haber tenido varios fracasos empresariales y haber salido a flote de todos ellos.

– ¡¿En serio?! Preguntó Puri con verdadera curiosidad, y es que así era ella, curiosa, coqueta, alegre, divertida, la típica chica que siempre llama la atención, y no solo por su cuerpo, si no por ser una persona muy agradable y carismática, aunque ser así de desinhibida algunas veces acarreaba problemas. Más de una vez le había dados una hostia a alguien por mal interpretar su actitud, por creer que podían llegar a más con ella, justo como el madurito Fernando lo hacía en esos momentos.

Claro que si reina… déjame revisar el motor de tu furgoneta que al parecer fue lo que más se he perjudicado.

– ¡Muchísimas gracias Fernando…!

Dijo esto mostrando aquella sonrisa de dientes perfectos que enloquecían a cualquier hombre y que obviamente el hombre no era la excepción. Sin cuidado chiquita… ahora súbete a la furgoneta y dale contacto cuando yo te diga…. Purificación estaba tan acostumbrada a que la mayoría de los hombres la llamaran de esa manera (chiquita, reina, nena, princesa…), sin darle importancia y obedeció. Sentada en el asiento del conductor Purificación veía como Fernando revisaba su motor, rogando a Dios que cuando le ordenase que encendiera el motor arrancara, cosa que desafortunadamente no ocurrió, maldijo para sus adentros, ¿Cómo era posible que aunque ella provocó el choque su furgoneta era la que se llevó la peor parte?

Ha quedado más fastidiada de lo que pensé señorita…, le vociferó Fernando ubicado delante del motor descubierto.

– ¡Maldición…! Dijo Puri en voz baja pero lo suficientemente claro como para que el madurito pudiera escucharla, a la vez que recargaba su cabeza en el volante haciendo sonar el claxon.

– Tranquilícese mi reina… ¡¿Cuéntame a ver qué te pasa…? Dijo Don Fernando notando la pesadez de la chica.

No es nada señor…, le contestó aquella rubia de ensueño aun apoyada en el volante de la furgoneta y mirando fijamente hacia el frente de ella. Claro que me preocupo, además que una chica tan guapa como tú no debe desobedecer a sus mayores…, el madurito dijo esto con una sonrisa que dejaba ver su boca bien cuidada sin ser una boca perfecta, la higiene se notaba claramente en ellos. El gerente, un mecánico echado para adelante en la vida era todo un lobo de mar en los asuntos de mujeres, sabía cómo tratarlas, como alegrarlas, como seducirlas y estaba dispuesto a poner toda su experiencia en marcha con tal de llevarse a la cama a su nueva “amiga” (aunque también era verdad que era la primera vez que intentaría seducir a alguien tan tremendamente buena como lo era Puri, sus otras conquistas estaban a años luz de esta nueva que pretendía).

Purificación le devolvió la sonrisa y sin mucha resistencia le contó sus problemas al su madurito salvador, por alguna extraña razón pensó que podía confiar en él, ese don que tienen los buenos vendedores de humo…seductores a los que le das las gracias mientras te está jodiendo a ojos vista. Hablaron a cerca de la perdida de trabajo de su marido, el colegio de su hijo, la falta de un seguro a todo riesgo para la furgoneta, el hecho de no haber terminado de pagarla, e incluso Purificación le comentó sobre los problemas con su suegra.

Bueno chica… lamentablemente no puedo ayudarte con todos tus problemas, pero al menos puedo hacerlo con el de tu furgoneta.

El empresario tenía claro que esa era la forma perfecta para poder llegar a la chica, es por ello que el mismo le había cortado la corriente al vehículo antes de pedirle a Purificación que encendiera el motor.

– ¿En serio…? Le dijo Puri con la mirada llena de esperanza, sin saber que estaba siendo timada por aquel astuto madurito. ¡Claro… que si…! Le contestó este…Sin pensarlo Puri se abalanzó sobre aquel hombre que acababa de conocer abrazándolo fuertemente con el único motivo de agradecerle el favor que este iba a hacerle. Los delicados brazos de Purificación no podían ser más sinceros rodeando el cuerpo de su nuevo amigo, pero a Puri no le importó, a pesar de no saber cómo tenía pensado ayudarla el hombre se había portado de maravilla, ella había provocado el accidente y parecía que era al revés. Fernando se encontraba en la Purificación ya que podía sentir en su pecho los grandes melones de Puri, y al ser él, más grande que ella y al estar en ese abrazo le bastaba con mirar hacia abajo para poder recrearse la vista con el espectacular par de nalgas de la chica, su olor a feminidad le encantaba, a ingenuidad, a mujer, hacía un esfuerzo sobre humano para no tocarla de manera indebida.

Los hombres que pasaban cerca de ellos miraban incrédulos lo que ocurría, aquella bella mujer abrazada casi obscenamente en medio de la calle a aquel hombre. Hasta que la hermosa Purificación se dio cuenta y se despegó del madurito para desgracia de él. Mira reina, esto es lo que haremos, aquí no tengo las piezas para arreglar tu furgoneta, dijo Fernando mirando fijamente a la hermosa Puri. Me la llevo al concesionario de mi concesionario, la arreglo y te la tengo lista en unas dos semanas… ¡¿Dos semanas…!? Preguntó algo desilusionada la joven mujer casada. Lo siento, pero no puedo antes, las piezas que necesito son difíciles de conseguir, ahora si tú quieres te la puedes llevar a otro taller. El madurito cruzaba los dedos para que la chica no decidiera esto último, y si es que lo hacía él ya tenía pensado como contraatacar y bajar su periodo de entrega a una semana.

Purificación dudó por unos momentos, ¿Cómo le explicaría a su marido la ausencia de su furgoneta?, no quería contarle que por un descuido había conseguido una nueva deuda, eran tiempos difíciles y el dinero no les sobraba, pensó en que tal vez pudiera llevarlo con otro mecánico, pero a la vez pensó que quizás el empresario hacía eso para tener cierto seguro que le iba a pagar, además que habría que ver si en otro taller aceptarían reparársela y esperarla a que ella reuniera el dinero, así que aceptando su error aceptó.

– Está bien señor, pero como dije antes no tendré dinero para pagarle sino hasta final de mes… ¿Me saldrá caro?

Fernando no daba más de dicha con la determinación de la bella Purificación, si hasta se la imaginaba desnuda pagándole con una noche de sexo el favor que él le iba a hacer, claro que esto solo eran sueños, y él lo sabía, ya que se notaba que la chica no era suelta de cascos, pero aun así él lo intentaría. No te preocupes por el dinero, ya lo arreglaremos con un cómodo pago, le dijo finalmente volviendo a recorrerla de pies a cabeza, ahora con más lujuria que antes.

– ¡¿De veras señor…?! Pero es que no sé qué decir… después de ser yo quien le chocó, va usted y es el que va a salir perdiendo…, la bella Puri tenía sus brazos cruzados lo cual resaltaba aún más sus prominentes pechos.

No te preocupes nena… mira que yo también tuve algo de culpa…, por estar más aparcado, cosa que no era cierto de todo, pero quería quedar bien con esa bella mujer que lo tenía aturdido. Indecisa la joven señora terminó aceptando el trato con aquel desconocido solo por evitar problemas con su marido, además y pensándolo bien ella no se estaba aprovechando del señor, pues tarde o temprano terminaría “pagándole”. El gerente llamó por el móvil a su operario de grúa con las órdenes de traerla lo más rápido posible, mientras el charlaba con la chica como si se conociesen de años, extrañamente existía una química muy buena entre ellos.

Por un lado Purificación veía al hombre como un agradable señor madurito pero atractivo, que además le estaba ayudando tras un grave error propio de ella. Por el otro el hombre veía a la chica como una posible pareja sexual, sin importándole que ya le había contado que estaba casada y con un hijo. Estaba tan buena que el maduro haría todo lo posible por follársela, ¡Torres más altas habían caído a sus pies! Se dijo el truhan. Purificación miraba desesperadamente su reloj, se retrasaba para recoger a Jacobo, y sabía que al llegar con su suegra habría algún tipo de pleito. En ese momento llego la grúa. De ella bajó un chico de alrededor de 18 años, bastante bajito, muy moreno. El chico ni siquiera intento disimular las miradas obscenas que dirigía hacia Puri. Joder jefe… me despertó, estaba durmiendo bien a gusto… aunque por esta chica lo entiendo…, dijo el joven dirigiéndose primero al empresario y después mirando lascivamente a Puri. Lo que recibió el pobre chico por este vulgar comentario fue una fuerte bofetada de parte de su jefe. Respeta a la señora mono (ese era su apodo), le dijo Fernando a su ayudante. ¡Anda cabrón, discúlpate a la señora ahora mismo o ya verás!

A regañadientes el mono se disculpó, le pareció extraña la actitud del gerente, jamás se había comportado así, tan brusco y mal educado con él. – Disculpa aceptada…, dijo Puri mostrando su encantadora sonrisa a la vez que extendía su mano queriendo estrechar la del mono, – Soy Purificación ¿Qué tal? El mono extrañado ante la cortesía de la chica contestó el saludo. – Me… Me llamo Pablo, o el mono para los amigos…, el chico se mostraba sorprendido por la actitud de la encantadora y joven mujer.

– ¿Mono…? Déjame adivinar… Mmmm… te dicen así porque de niño andabas por las ramas. Purificación se rió encantadoramente para ambos. Era bastante obvio que no era por eso, si no por lo tremendamente velludo y de cara un tanto de simio que tenía el chico, sin embargo al muchacho le agradó que pasara esto por alto. La chica estaba tan acostumbrada a ese tipo de piropos como el que le dijo el mono que ya no se ofendía, al contrario prefería llevársela bien con las personas, pero si tenía que ser sincera le agradó la manera en que Fernando lo reprendió por el comentario. Intercambiaron unas cuantas palabras más, cuando la chica se disculpó con ellos pues ya iba muy tarde, se dirigió a su furgoneta y sacó su cartera para tomar el dinero e irse en taxi, y para su mala suerte se dio cuenta que no traía nada de dinero.

Eso era el colmo de la mala suerte, estaba segura que este era uno de los peores días de su vida. La casa de su suegra estaba algo lejos, podría irse caminando, llegaría sin muchas dificultades, el problema surgía al pensar como regresar a su casa, para ese momento podría ya estar oscuro y no quería exponer a su hijo a la inseguridad de la ciudad. Otra opción era pedirle a su suegra que la llevara a casa, o que le prestara dinero para un taxi, inmediatamente deshecho esa idea, prefería regresar caminando que pedir algo a su horrible suegra. Estaba en una encrucijada, afortunadamente para ella el madurito encantador de Fernando lo notó y no le costó mucho hacer que la chica le contara de nuevo sus problemas.

No te preocupes preciosa, yo te puedo llevar…, le dijo Fernando no creyéndosela ni el mismo por las oportunidades que se le estaban dando tan fácilmente con semejante Diosa, oportunidades que lo llevarían a algo más con ella si le permitían inmiscuirse en su vida en forma acelerada.

– No Fernando… usted ya ha hecho demasiado por mí… no puedo permitirlo, negaba Puri con su cabeza.

Déjame decirte un pequeño secreto…, el seductor vendedor con mucha confianza se acercó al oído de Puri (confianza que ella misma le estaba comenzando a dar sin saber el peligro que corría con aquel lujurioso depredador).

Al estar tan cerca de ella sentía que perdía el control, quería besar su oreja, succionar su tierna boquita, tirarla allí mismo al suelo y despojarla de su estrecha ropita y encajarle su verga por el coño despatarrándola allí mismo. Si ya hasta se la imaginaba de lo hermosa que debería ser esta al igual que su dueña, sin embargo se contuvo, debía ir con calma. – Yo también odio a mi suegra…, le susurró finalmente Fernando.

La chica soltó una gran carcajada y al final terminó aceptando, se dirigió hacia su furgoneta para ver si no olvidaba algo. Mientras el gerente charlaba con el mono dándole las últimas instrucciones. Bien, ya sabes derechito al concesionario, no quiero enterarme que andas dando vueltas por ahí dándotelas de galán con las chavalas.

– Si lo sé señor… por cierto… ¿En verdad creé tener alguna posibilidad con ese pedazo de hembra…? Le preguntó el mono quien ya se había dado cuenta del porqué de la “buena” actitud de su jefe.

– Al huevo mi monito… ¡¿Acaso no has visto como me mira…?! Le respondió el madurito, de embolada se ve que sabe elegir a los que la tenemos bien grande.

– Me parece que ella es así con todo el mundo jefe, le contestó el joven quien estaba en lo cierto.

Así era Purificación, sin proponérselo hacía pensar a los hombres que podían llevársela a la cama cosa que hasta ahora no había pasado. – ¡Al pijo con lo que tu creas capullo…!, pero de que me la follo, me la follo… o ¿Es que alguna vez te he fallado?

El vividor follador decía esto refiriéndose a que siempre que se proponía follarse a cualquier hembra adolescente o madurita desesperada lo hacía. – Pues no… nunca mi jefe, pero es que esta niña está en otro nivel…, solo hay que verle el culo que se gasta.

– Si, a mí también mono…, lástima que tú nunca te podrás follar a una tía como esa, y yo sí pedazo de cabrón…

Se reía del pobre muchacho, que además de feo y flacucho sin atractivo no daba mucho de sí con la cabeza…. Estas palabras molestaron al joven, estaba cansado de que Fernando lo hiciese en menos, lo menos valorara. – Ni usted tampoco…, le respondió el mono…, es más le apuesto lo de siempre a que no se la lleva a la cama.

– De acuerdo…, dijo Don Fernando que en su cara ya se le notaba una viciosa calentura por solo estar realizando semejante apuesta con tan deliciosa hembra.

– Recuerde que me tiene que traer alguna prueba… Y además debe de ser por las buenas no vale forzarla, que por ahí hay rumores, terminó diciéndole en tono inquisitivo el mono.

– Tu tranquilo mi Monkey que cuando tenga mi verga entre medio de esas piernas me acordaré de ti….

En ese momento vieron como la escultural Purificación se acercaba a ellos con su provocativo andar y ambos separaron sus rumbos. Otra vez le digo que muchas gracias Fernando… – ¿Quién diría que de algo tan horrible como un accidente encontraría a una persona tan amable como tú?

La desprevenida casada estaba en verdad agradecida de aquel hombre que en forma tan desinteresada le estaba ayudando… – Lo sé reina, y ahora sube rápido a mi coche que aun funciona…, es lo que tiene tener un buga como este de más de 50.000 €, es una garantía.

Purificación se sonrojó al recordar que ella había causado el accidente, y esto era lo que precisamente el empresario quería lograr restregándole en su cara que era ella quien lo había chocado a él. Ambos se dirigieron a la casa de Romina mientras hablaban de cosas vánales, con las metas muy distintas, ella pensando que de todo esto probablemente obtendría una nueva amistad, o tal vez un nuevo jefe para ella o su marido… además de perder dinero. Él por el contrario imaginando que encontraría a su nueva zorra para usarla en la cama. La mejor de su vida.

– ¿Quién es ese hombre con el que vienes?

Le preguntó Romina cuando Purificación se disponía a salir por la puerta con dirección al cochazo Fernando con Jacobo en brazos pues ya era algo tarde y el pequeño había caído dormido. Puri notó el tono con el que su suegra dijo estas palabras, como queriendo insinuar algo.

– Él es un amigo del trabajo…, Le dijo Puri en tono cortante, ella no le debía explicaciones a nadie y menos a su suegra.

– Ahaaaa ya veo… otro de tus “amiguitos”, ¿no? Puri se detuvo en seco, el día ya había sido lo suficientemente malo sin tener que aguantar aquello…

– ¿Está insinuando lo que creo señora? Respondió la rubia mirándola visiblemente molesta.

– Ay no, ¿Cómo crees…? Solo te pido que cuando estés jodiendo con ese hombre le tapes los oídos al pobre de Jacobo… no queremos que crezca traumatizado.

Era la primera vez que la señora Romina hacía un ataque tan directo, por lo general se limitaba a hacer comentarios sugerentes sobre la fidelidad de Puri hacia su hijo Cesar, pero esta vez había dicho claramente que tendría relaciones sexuales con otro hombre. Puri no entendía la razón por la que su suegra la odiaba, jamás había sido infiel… ni siquiera en su etapa de novios, recordaba cuando la conoció, se portaba bien… El típico trato de suegra y nuera, nunca habían sido las grandes amigas pero al inicio se trataban con respeto. Puri no supo cuando fue que todo cambio, sabía que ella no lo había iniciado.

– ¿Sabe algo suegra…? ¡Vallase a la mierda…! Dijo Puri, sabía que esas simples palabras le traerían graves problemas con Cesar, pero en ese instante no le importaba.

– Muy bonito… guapa…, no sé qué te vio mi Cesar antes de casarse contigo, le respondió la vieja Romina mirando de arriba hacia abajo a la chica y con una sonrisa como de asco volvió a decirle…, – bueno a parte de las tetas y el culo.

Puri ya no soportaba seguir escuchado tantas tonterías y muy molesta cruzó la puerta, mientras se alejaba podía escuchar las tonterías que bufaba su suegra. Fernando esperaba a la chica sentado en el capó del coche, jamás en su vida había estado tan excitado como en esos momentos, el solo pensar que podría follarse a su nueva amiga lo tenía cachondo. Y entonces la vio acercarse rápidamente, escuchaba los gritos provenientes de la suegra. Notó las lágrimas escurrir de sus bellos ojos (debido al tremendo coraje) y sin pensarlo dos veces la abrazó a fin de consolarla. Pero en realidad deseaba volver a sentir su fresco y bello cuerpo cerca del suyo y que mejor oportunidad que esta, aunque lamentó que debido al niño no pudo pegar tanto como quería.

– Tranquila chica…, le dijo el madurito mientras acariciaba su sedoso cabello.

– Eeeess… es una e… es… estúpida… Tartamudeaba la joven casada sin intención de separarse del nuevo amigo, de alguna manera el abrazo le hacían sentir bien.

Todo esto pasaba mientras eran observados por Doña Romina quien de brazos cruzados meneaba su cabeza de forma negativa…“Como puedes cambiar a mi hijo por ese asqueroso sujeto que te dobla la edad…”, pensaba. Doña Romina era una mujer que enjuiciaba antes de preguntar, en su mente ni se asomaba la idea que Purificación acababa de conocer a aquel hombre, para ella ya eran amantes. Fernando quedaba de frente a Doña Romina y le lanzó una mirada burlona y triunfante. Romina y Fernando se miraban en los momentos en que el madurito mantenía a Purificación abrazada contra su pecho, el seductor empresario se encargaba que la vieja viera que él tenía a su nuera en sus brazos todo lo que él quería, con esto último sabía que todo lo que ocurriera de aquí en adelante solo lo beneficiarían a él… “Señora… Si supiera lo rico que algún día lo pasaremos su nuerita y yo cuando estemos acostados…”

Con una mirada de desprecio Doña Romina se alejó de ellos y se metió en su hogar, mientras Fernando, Puri y el pequeño Jacobo se dirigían al fin a casa. – Muchísimas gracias por todo Fernando…, dijo Puri bajando del coche con su hijo en brazos.

– Tranquila mi reina… No pasa nada…

– No sé cómo pagarle todo lo que ha hecho hoy por mí…, le decía Puri con sinceridad. – ¡Bueno… si lo sé…! No se preocupe le pagaré hasta el último céntimo.

– Cuando puedas nena…, solo recuerda que tu furgoneta estará en unas dos semanas y si no te regalo un coche de mi exposición….

– Está bien señor… y me despido porque mi marido debe estar muy preocupado por nosotros (refiriéndose a ella y su hijo).

La atractiva y joven madre de familia comenzó a caminar en dirección al edificio donde se encontraba su apartamento, con la libidinosa mirada del maduro clavada en aquel espectacular trasero que movía como una diosa. El gerente se tocaba la verga por encima de su pantalón mientras decía en voz alta. “Tranquilo campeón… en unos días más vas a estar dentro de esa belleza”, arrancó su coche después de que ya no pudo ver a la rubia y se fue de allí. El camino para Puri fue difícil, su hijo ya no era un bebé, los últimos meses había ganado peso (no es que el niño fuese gordo, pero estaba pesado), además vivía en el cuarto piso y el ascensor no funcionaba desde hacía varias semanas. Durante el camino se topó con varios vecinos que la saludaban eufóricamente, muchos de ellos con tal de pasar algunos momentos cerca de ella se ofrecieron a ayudarla con el niño, a lo cual se negaba, sabía que si hubiese aceptado se exponía a un nuevo pleito, ahora con su marido. Estaba segura que su suegra ya lo había llamado, contándole quien sabe que cosas acerca de lo sucedido en su casa.

Cesar era un hombre celoso, a sabiendas de la mujerona que tenía como esposa y eso lo carcomía porque no se veía merecedor de una mujer tan espectacularmente bella, algunas veces cuando estaba solo se imaginaba que Puri se ligaba a otro hombre y lo dejaba, aunque cuando estaba con ella se reprendía por tener esos pensamientos al verla tan cariñosa, tan atenta, tan amorosa y entonces sabía que él lo era todo para ella. Él también la amaba, más de lo que había amado a otra persona en su vida. Más tarde que temprano Purificación llegó a su apartamento introdujo su llave en la cerradura y entró. No le sorprendió ver a su marido sentado en el sofá con semblante serio.

– Hola mi amor…, le saludó Puri con la esperanza de que no se encontrara de mal humor… no tenía ganas de otra pelea. Cesar no respondió el saludo, se dirigió hacia ella y tomó a Jacobo en sus brazos, para después alejarse de allí y llevarlo a su habitación. Para ella esto solo podía significar una cosa, habría pelea, así que esperó a que regresara, ella no quería discutir, pero tampoco era una dejada si quería pelea la iba a encontrar. Esperó sentada en el sofá de la sala cuando vio aparecer a Cesar.

– Me llamó mi madre…, atinó a decir Cesar mirándola seriamente a su cara. – Otra vez esa vieja bruja…, dijo Puri frunciendo el ceño en señal de molestia.

– No le digas así, es mi madre y lo sabes…, Cesar estaba muy ofendido.

– ¡¿Y cómo quieres que le diga…!? Si no deja de meterse en nuestros asuntos…

– Me dijo que estabas en el coche de un hombre… ¿Quién era?, Inquirió Cesar con el gusanito de los celos.

– Un conocido…, dijo Puri muy suelta de cuerpo, además que la palabra conocido para ella le sonaba a poco por lo atento en que se había comportado Fernando con ella en aquel día.

– ¡¿Qué…?! ¡¿Un conocido…?!¡¿Realmente quieres que me trague eso…?! Los celosos gritos de Cesar llenaron la sala. Purificación al instante se puso de pie para intentar acallarlo, ambos quedaron frente a frente.

– Baja la voz que despertaras al niño…

– ¡A la mierda con eso…! y ¡¡Cómo quieres que me ponga cuando mi mujer se está revolcando con quien sabe quién…!!

La respuesta de Puri fue una sonora bofetada, jamás en su vida su marido le había hablado así, era la primera vez que la tachaba de adultera, y estaba segura que era por culpa de su suegra solo dios sabía que fue lo que le contó. A Cesar le dolía más el orgullo que aquel golpe, el solo imaginar que Puri estuviera en brazos de otro lo enloquecían.

– ¿¡En verdad crees que sería capaz de engañarte con otro…!? ¡¡Mírame a los ojos y dímelo…!!

La chica hablaba en tono alto, no importándole que alguien la escuchara, cuando ese tipo de acusaciones venían de su suegra no le afectaban tanto, pero viniendo de su marido era diferente. Así lo hizo Cesar, miró fijamente los bellos ojos azules de Puri y vinieron a su mente todas aquellas ocasiones en que había cuidado a él y de su hijo, lo tierna que era cuando se enfermaba, lo amorosa que era la mayoría del tiempo y la respuesta le llegó pronto a su mente. No, Purificación jamás lo engañaría, o al menos eso pensaba en ese momento.

– No…, discúlpame mi amor…, le decía ahora algo temeroso de la reacción de Puri. – Es que tú sabes lo mal que me pongo, tu eres mi vida y no sé qué haría sin ti.

– No me vengas con eso ahora, primero me insultas y después me vienes con esto…. Puri estaba molesta, se notaba por la posición de sus hombros.

Cesar pidió una vez más disculpas, incluso se arrodilló, y como a Puri no le gustaba verlo así, humillándose, terminó por perdonarlo. – Mi amor… tengo unas preguntas…, sin pelear ni nada pero… ¿Qué hacías en el coche de ese hombre?

Trató de que su voz sonara lo más tranquila posible, aunque sintiera celos. Purificación no quería contestar a esa pregunta, no quería decirle a su marido que por su estupidez ahora tenían más deudas, así que hizo lo que cualquier ser humano haría…. Mintió. Le contó que su mejor amiga Lidia le había pedido prestada su furgoneta por unos días porque iba a salir de la ciudad y necesitaba traer algo de carga, a fin de cuentas ya lo había hecho antes y a Cesar aunque le molestara terminaba aceptándolo. Siguió diciendo que el hombre era tío de Lidia y que muy amablemente al ver que no tenía como regresar se ofreció a llevarla. La intuición de Cesar (o quizás los celos) le decía que algo andaba mal, su historia cuadraba, pero había algo extraño, a fin de cuentas lo dejaría pasar, viniendo de Puri no sería nada grave. La reconciliación de la feliz pareja no tardó mucho en llegar, esa misma noche tuvieron una sesión de sexo marital, y como siempre las sensaciones fueron contrastantes.

Cesar como siempre había terminado completamente satisfecho… como no si aparte de ser una belleza, Puri era tremendamente fogosa en la cama. Por otro lado tenemos a Puri, la sensual chica miraba desnuda detalladamente a Cesar, quien plácidamente ajeno a todo esto dormía. A pesar de ya llevar mucho tiempo casados Puri no dejaba de sorprenderse de la belleza de su marido, un hombre alto, fornido gracias a las horas invertidas en el gimnasio, moreno de piel muy latino, en fin era el estereotipo de belleza de los culebrones venezolanos, alguien digno del tremendo cuerpazo de Purificación, sin embargo había algo mal, nunca había logrado satisfacerla sexualmente, y esto se debía a dos razones… El primero, Puri pensaba que era debido a la falta de originalidad y talento a la hora de moverse, de sentir, de disfrutar de cada rincón de su cuerpo, y la segunda era el tamaño del miembro de su marido, si bien era cierto que nunca había visto otro, por habladurías con sus amigas se podía dar una idea de lo pequeño que era… cuando le contaban que con menos de 15 cm no da para llenar un coño como el de ellas…como a ellas le gustaría, no obstante Puri lo amaba demasiado como para quejarse por eso. Sin embargo ese era el mayor problema de no alcanzar un orgasmo cuando era penetrada y lo sabía su inconsciente… ¡¡Cesar la tenía muy chica!! A penas doce centímetros era poca polla para satisfacerla plenamente… ¡El tamaño Si importa! Sabía en el fondo debía hablarlo con él, era un problema que tal vez tenía solución, pero también existía la posibilidad que sus palabras llegasen a molestarle y eso era lo que menos quería.

Los siguientes dos días transcurrieron de manera normal en la vida de nuestra bella protagonista, no fue sino hasta el domingo por la tarde cuando recibió una llamada. Sí dígame…, Dijo Puri al no reconocer el número de quien llamaba. Que bella voz tienes muchachita, dijo la voz del otro lado del teléfono.

– Como eres de juguetón…, dijo Puri al percatarse de que se trataba la voz de Fernando.

– ¿Qué quieres que le haga…?, cuando estoy hablando con la mujer más bella del barrio… dijo tentando la situación.

– Mmmm… ¿Solo del barrio? Respondió coqueta la chica sin ninguna mala intención, es solo que estaba acostumbrada a recibir los piropos muy subidos de tono, y cuando uno le agradaba por lo general seguía el juego.

– ¡Tú sabes que no reina…! Sabes que eres la mujer más bella de la galaxia…, el madurito lentamente tomaba más confianza, pero sin llegar a ser vulgar, no quería perder su oportunidad.

– Ya veo cómo eres… vas a hacer que me sonroje…

– Sonrójate todo lo que quiera…. De todas maneras estoy diciendo la pura verdad.

Era extraña la gran confianza que habían adquirido en unos pocos momentos que habían estado juntos. Purificación no veía con malos ojos la actitud de Fernando, pues como ya se dijo, ella estaba acostumbrada a ser admirada por el sexo opuesto y a Fernando casi lo veía más como un padre que como un amante. Los siguientes minutos pasaron de la misma manera con Fernando alabando la belleza de Puri y ella cada vez más sonrojada hasta que llegaron al punto de la llamada.

– Bueno nena… no quiero incomodarte, pero llamaba para ver si has conseguido el dinero… Purificación dudó un momento… por lo bien que se llevaba con el gerente no pensó que le cobraría tan pronto.

– Anda señor… la verdad es que aún nada…

– No te preocupes, y no pienses que te estoy cobrando, lo que sucede es que me surgió un problema y rápidamente pensé en ti, si aceptas te perdonaría la deuda.

– ¿Qué clase de problema? Le consultó Purificación con la esperanza de librarse del problema.

– Déjame contarte todo desde el principio. El empresario tomó aire y empezó...

– Como ya te había dicho, tengo un concesionario de coches, todo iba muy bien con la clientela pero hace unas cuantas semanas uno nuevo concesionario muy cerca de aquí y empezamos a perder clientes…. No teníamos idea de que hacer para volver a tener clientela hasta que se me ocurrió una idea… – ¿Qué idea? Preguntó Puri. Contratar caza clientes… tú ya sabes… de esas chicas con buen ver que hablan con los que se acercan, entre bailes en las afueras de los negocios.

Puri aun no entendía que le estaba proponiendo. – El problema aquí es que ya teníamos contratadas a dos, pero para mí mala suerte una sufrió un accidente y no podrá venir, y para acabarla de fastidiar la agencia donde las contraté no me puede mandar otra, dicen que no tienen disponibles, mentía el seductor madurito.

Puri quien por fin tenía una idea de lo que quería el hombre, y tratando de zafarse preguntó. – ¿Y no puede llamar a otra agencia? Si…, pero el problema es que estoy pagando un dineral por esta chica, ya la vi y es una hermosura, y en las demás agencias no tienen a nadie que le llegue a los talones.

– ¿Y entonces…? La voz de Puri sonaba preocupada. – Entonces es cuando entras tú… Eres una hermosura de mujer, y si suples a la chica que se enfermó nuestra deuda quedará saldada.

El silencio reino por unos instantes mientras Puri meditaba la situación. – No creo señor, soy una mujer casada y no me parece correcto exhibirme, si mi marido se llegara a enterar inmediatamente me pediría el divorcio.

– Anda… solo son dos semanas Gabrielita… solo eso y por las mañanas unas tres horas nada más…, le suplicaba el empresario. – No se…, la bella mujer casada estaba indecisa, solo tendría que hacer de mujer florero dos semanas y terminaría su deuda, parecía un buen trato, si estuviese soltera lo habría tomado sin protestar.

– Tu marido no tiene porqué enterarse, será nuestro secreto…, el empresario sonaba muy angustiado, sentía que la escultural mujer se le escapaba. Después de unos angustiosos momentos la chica terminó aceptando.

– Está bien Fernando, pero solo porque usted me cae muy bien…, se rio con su dulce voz.

– Muchísimas gracias Chiquita, y a propósito tu… “me caes mejor”, dijo Fernando en doble sentido cosa que Puri no entendió. – Déjame darte mis datos para que mañana llegues aquí temprano nena…

– Está bien señor…

A la mañana siguiente Purificación se encontraba fuera del concesionario de Fernando, tuvo que hablar con su jefe pidiendo sus dos semanas de vacaciones por adelantado, su jefe aceptó, aparentemente las cosas estaban de su lado, sin embargo un sentimiento de angustia la recorría, la calle estaba en muy malas condiciones, era muy temprano y no pasaba mucha gente, ni coches. Llevaba alrededor de 15 minutos esperando a las afueras del “Joyas sobre ruedas”, así se llamaba el concesionario en honor a un programa inglés d la BBC. Por un momento le dio la impresión que el nombre parecía más de Show televisivo que un concesionario serio, pensaba en irse, a fin de cuentas nadie la había recibido, sabía que estaba mal, como era posible que una mujer casada como ella estuviera pensando en exhibirse ante una caterva de extraños… ¿Qué pensaría su marido?, ¿Qué pensaría su hijo?, definitivamente estaba mal, la espectacular rubia dio media vuelta cuando escuchó que se abría el gran portón café.

– ¡Hola señora Purificación…! Le saludó eufóricamente el mono. – Buenos días Pablo…, le respondió Puri devolviéndole el saludo. – Bu… buenos días…, el mono se extrañó de cómo una espectacular mujer como ella recordara su nombre.

Aun con aquellas ropas, se podía ver a la perfección la escultural figura de Purificación, dotada de una belleza espectacular que la naturaleza le concedió y cuidada gracias a las horas de gimnasio invertidas, decir que era espectacular es poco, ese bello rostro digno de una muñeca de porcelana con sus ojos azules y esos labios rojos que brillaban como la sangre, contrastaban con el deseo que despertaba su anatomía. Su cuerpo digno de las pajas mentales de todo el que la conocía, con su trasero perfecto, voluminoso y respingón, y sus enormes ubres, fantasía obligatoria de grandes y chicos, de amigos y familiares.

– Pero no se quede allí señora… pase al fondo, la otra chica ya llegó… Purificación se quedó unos momentos sin articular palabra, su mente era un caos, sabía que no debía hacerlo, pero necesitaba saldar la cuenta de su furgoneta. – Ok Pablo, muchas Gracias…, y con su sensual movimiento de caderas fue al lugar señalado, recorriendo un húmedo y ancho pasillo de paredes grisáceas.

El lugar olía a goma de neumático y de más plásticos, olores característicos de los coches nuevos. El recorrido era largo y mientras avanzaba se topaba con lo que pensaba eran trabajadores, todos eran similares, vestían ropas bien uniformadas, nada sucias… tipos bastante normales, notaba la lasciva mirada de todos y cada uno de ellos, a lo cual ella respondía con un agradable “buenos días”. Purificación abrió lentamente la puerta del camerino improvisado que Fernando había montado y cuando lo hizo vio a una chica morena sentada en una silla, vestida con un diminuto short y una pequeña blusa de tirantes. La chica no se dio cuenta de la entrada de Purificación puesto que estaba muy ocupada arreglando su cabello en el espejo. Puri quien por naturaleza era curiosa se quedó sin hacer ruido observando a la joven.

Notó que se trataba de una chica bastante normal, no era la belleza que creyó encontraría tras la llamada de Fernando, veía su cuerpo, unos pechos de tamaño medio, para bajar a un estómago del cual se notaba una ligera pancita, observo su rosto, era una niña, según Puri no pasaba de los 18 o 19 años, lo que pudo ver de su rostro le agradó, era una chica bastante bonita, pero dentro de lo que cabe normal. La joven se giró al ver a la rubia y fue Puri quien rompió el silencio, como siempre…

– Hola, me llamo Purificación y creo que somos compañeras…, le dijo mostrando su bella sonrisa de dientes relucientes.

– Mu… mucho gusto señora, mi nombre es María…, dijo la joven levantándose de la silla y estrechándole su mano. A Puri no le agrado que se dirigiera a ella como señora, porque a fin de cuentas a que mujer le gusta que le recuerden su edad.

– Bien María, pero a partir de hoy llámame por mi nombre

– Ok…Si “señora” esta bi…, en ese momento hubo un silencio, para después ambas empezar a reír. – Si Puri está bien.

Purificación al instante supo que se llevarían muy bien porque muy pocas personas de entrada le llamaban por su apócope “Puri”. Pasadas las presentaciones María le indicó a Puri donde se encontraba su ropa, la cual tomó, y la extendió sobre una pequeña mesita en la esquina del cuarto. Sin ningún tipo de pudor la escultural rubia se despojó de su blusa deportiva y sujetador, después de manera muy sensual (sin proponérselo) deslizar lentamente su pantalón deportivo.

– Disculpa, no sé si te importara que me cambie aquí…, dijo Puri cubriendo sus pechos con un brazo y con el otro cubriendo su intimidad. Puri tenía la costumbre de hacer eso con sus amigas, entre ellas no había secretos y menos algo tan simple como verse desnudas, pero recordó que no todas las mujeres eran así.

– Para nada Puri, con confianza…Para ser honesta el cuerpo de Puri impacto a María, jamás en su vida había visto cuerpo tan perfecto como ese, y eso la cohibió, la avergonzaba saber que cuando estuviesen fuera nadie la vería por ver a esa espectacular mujer.

– ¿Te pasa algo María…? Le preguntó Puri

– …No nada… ¿Puedo hacerte una pregunta?

– Ya la hiciste…, rió Puri, comentario que agrado a María.

– No… ya en serio… ¿Te has hecho alguna cirugía?

Le consultó María intentando sonar lo más natural posible, no quería enfadar a su compañera. Puri se extrañó, llevaba poco de conocer a María jamás imaginó que le preguntaría eso.

– No, la verdad no, así me hicieron mis padres, dijo orgullosa de su anatomía, a la vez que se veía en el espejo.

– ¿En… en serio?

– Claro… en mi familia las mujeres siempre hemos sido así, aunque mi madre dice que yo salí un tanto más exagerada…, ya me entiendes. Ambas rieron.

– ¡Qué suerte tener un cuerpo como el tuyo…! Le decía María en tono melancólico sabiendo que ella no era ni la mitad de hermosa que Puri.

Purificación notando que tal vez al presumir su cuerpo había hecho sentir mal a María dijo… – Pues ni creas, es una verdadera jodienda en el gimnasio, además todos los hombres se te quedan viendo de manera extraña, La sonrisa de Puri era muy amistosa.

– Ha de ser bien bueno que los hombres te quieran por tu cuerpo, así como poder conseguir lo que quieras de ellos…

Este último comentario si preocupó a la rubia, siempre había sido de la idea que lo más importante de las personas era el interior, no se había casado con su esposo por ser un hombre bien parecido, lo había hecho porque a pesar de sus defectos, también tenía grandes virtudes. – Créeme no está tan bien…, le decía Puri. – Lo que importa es lo que llevamos dentro.

– ¡Siiii…!,Lo que llevamos dentro de la tanga y dentro del sujetador…, respondió María. A pesar de la lección que Puri quería impartirle a María no pudo evitar reírse.

– Bueno apúrate, Puri que ya casi es hora de salir…

– ¿Sí, pero donde está el dueño del concesionario? Preguntó Puri refiriéndose a Fernando.

– Mi tío llega más tarde, pero tranquila que ya me dio órdenes de que hacer…

¿Tu tío…? Preguntó Puri…

– Así es, ¿Acaso no notas el parecido familiar…?

Jamás en su vida Puri lo habría adivinado, Fernando era un hombre apuesto sin ser feo tenía su atractivo, y la chica era hasta cierto punto bonita.

– Pues la verdad no…, respondió Puri.

– Ay… gracias a dios…, porque mi tío ha sido siempre un seductor y a mi mami no le desagrada, lo veo en sus ojos cuando están cerca. Ya me entiendo lo que quiero decir… comentó María a lo que ambas rieron fuertemente.

Purificación y María bailaban sensualmente a las afueras del concesionario, con sus ajustados atuendos, al ritmo del reggaetón. La bella rubia al principio le daba corte estar allí bailando para extraños, a la par que les regalaba un folleto de las ofertas del establecimiento, pero conforme pasaba el tiempo iba adquiriendo confianza, hasta que llegó a la conclusión de que no era tan horrible como pensaba, a fin de cuentas a ella le encantaba bailar, le encantaba esa música por lo calentorra que era y las cosas que se decían en ellas a veces le gustaban…, su compañera era muy agradable, e incluso le hacía gracia como alguno que otro despistado había sufrido ligeros accidentes menores por girarse a mirarlas. Ya había conocido a todo el personal, aunque hubiese deseado recordar el nombre de todos solo recordaba al mono o Pablo y a Francisco un chico de unos 20 años que era novio de María. Debía admitir que la estrategia al parecer estaba dando resultado, había muchísima gente rodeando el concesionario, era verdad que muchos solo iban a verlas, pero entraban a preguntar por los coches…

En el poco tiempo que llevaba allí Purificación ya había recibido más de veinte números de teléfono, los cuales ella aceptaba por educación aunque claro nunca llamaría a esos hombres, cuando alguien preguntaba su número ella cordialmente se excusaba (mintiendo) diciendo que si la compañía se enterara perdería su empleo. Mientras a unos cuentos metros de distancia el mono, Francisco y Fernando hablaban tranquilamente.

– No me jodáis capullos… ¡Ya no aguanto, me la quiero follar ya…! decía el madurito Fernando.

– Sí señor, está muy buena la señora, mira como nos mueve ese culo…, decía Francisco señalando a la rubia mientras bailaba la macarena meneando su trasero de una forma hipnotizante, y si a eso le sumamos el diminuto short que usaba era una visión impactante.

– Esas nalgas van a ser mías muchachos, pero todo depende de que salga bien el plan, y que no la cagues muchachito…, dijo el gerente girándose hacia a Francisco.

– Si ya lo sé señor…, fue lo único que pudo responder el joven.

Y como si Purificación pudiera escucharlos sin perder el ritmo se acercó a ellos y agarrando a Fernando lo incitó a que bailara con ella, el no perdería la oportunidad de dar una pequeña manoseada a tan sensual mujer, así que ni tonto ni perezoso la acompañó. Los hombres que estaban allí reunidos no podían creer como un tipo tan mayor fuera el objetivo de ese escándalo de chica, la cual al parecer ni se daba cuenta, y así era Purificación ni se imaginaba nada de eso, notaba como el madurito se pegaba a ella, pero así se bailaba.

– ¿Entonces lo vas a hacer chaval…? Le preguntó el mono a Francisco.

– Pues sí… ¿Por qué? Es que la señora está de puta madre…, en el poco tiempo que el mono llevaba conociendo a Puri ya le había cogido cariño.

– Si chaval, pero el patrón se la quiere follar, y quien no…, mírala está muy buena.

– Pero si lo logra le arruinará la vida, hasta donde sé, está casada y con chico pequeño. Imagínate si a tu madre o a tu hermana le quieren hacer algo así, es mas no te vayas tan lejos, imagínate si a María se la quiere follar otro hijo de puta. Francisco se quedó en silencio pensando.

– Tú sabes que necesito pasta, y el patrón me ofreció una buena suma, además María está de acuerdo…, respondió finalmente Francisco. El mono ya no dijo nada, sabía que ni ninguna cosa lo haría cambiar de opinión, ambos se quedaron allí embelesados viendo a la buenísima de la casada.

Pasaron las horas, su primer día había pasado de maravilla, le había encantado el sentimiento de libertad, de sentirse deseada, de poder sobre los hombres y ahora llegaba el momento de regresar a casa y obviamente Fernando se había encargado de ofrecerse para llevarla. Desde el primer momento en que llegó al concesionario, el madurito no se había separo de ella, y para los próximos días tenía pensado que fuera igual, cosa que a Puri no le molestaba, más bien la hacía sentirse segura, y siempre era agradable estar con alguien. Fernando quería que Puri se acostumbrara a él, que en el momento en que la penetrara sin resistencia de su parte, la seduciría… quería apartarla de su familia, quería que ese pedazo de mujer fuera solo suya, pero también quería que fuera por las buenas, que ella lo deseara y no le importaba valerse de trucos y de engaños para lograrlo. Fernando dejo a Puri a dos calles de su edificio, para que su marido no se diera cuenta de que llegaba con él. La rubia caminó hasta su casa, había sido un día muy placentero y ansiaba que llegara el próximo.

– Hola mi amor…, le saludo Cesar al ver entrar a Puri.

– Pareces un poco cansada.

Purificación no le contó a su esposo que pidió sus dos semanas de vacaciones, pues no quería que se enterara de lo que hacía, se sentía mal de ocultar algo a su marido, pero había llegado a la conclusión de que era lo mejor para ambos. Si amor, fue un día duro. En ese momento entró corriendo Jacobo. Mamá… mami…, le decía completamente emocionado. – Hola mi amor… Purificación cargó a su pequeñín entre sus brazos, en esos momentos era lo único que le importaba.

Los siguientes días transcurrieron de la misma manera, con Purificación acudiendo a su “trabajo” en el concesionario, esto claro sin que su marido se diera cuenta. Estrechaba sus relaciones con los que ya consideraba sus amigos, es decir con María y el mono, pero con el que cada vez se sentía más unida era con el gerente, en tan poco tiempo había llegado a considerarlo como un padre, quizá gracias a la falta de uno en su infancia, no lo sabía pero ya le tenía mucho cariño. Con los demás trabajadores llevaba una relación cordial, notaba la manera en que la miraban pero ya estaba acostumbrada, no fue sino hasta el jueves, un día antes de cumplir con su contrato lo que cambio todo. Ese día María no acudió al trabajo, Fernando le explicó que estaba enferma, por lo cual había salido como edecán sola, notaba algo extraño en el día, durante toda la tarde no vio a ningún otro trabajador, excepto a Fernando, el mono y Francisco, cuando preguntó porque a Fernando este le respondió que no sabía, pero que cuando lo supiese se iba a desquitar, cosa que era mentira ya que él mismo les había dado el día libre. Purificación ya se encontraba en el pequeño cuarto donde se cambiaba de ropa para regresar a casa, se veía en el espejo modelando, tomando su rubia melena por encima de su cabeza, la casada a fin de cuentas era vanidosa. Inspeccionaba su cuerpo en busca de alguna imperfección. De pronto se abrió la puerta, y frente a ella apareció Francisco con un cuchillo en la mano, Purificación no sabía que estaba pasando, además estaba segura de haber puesto el seguro de la puerta.

– ¡Francisco…! Exclamó la rubia preocupada pero tratando de no demostrarlo, mientras de manera muy despacio retrocedía, hasta que topó con la pared. Francisco no decía nada, su rostro no mostraba emoción alguna, simplemente se dedicó a acercarse a la rubia. – ¿Qué es lo que quieres Francisco…? Preguntó con un tono en su voz de lo más valeroso qué pudo demostrar.

El chico no le contestó, solo aprisionó con su cuerpo el de ella. – ¡Aléjate de mí, cerdo…! La chica trataba de empujar sin buenos resultados el fuerte cuerpo del joven quien la contenía. – ¡¡Por favor que alguien me ayude…!! Gritaba desesperadamente la chica para que alguien la escuchara y la socorriera.

El joven seguía sin pronunciar palabra alguna, solo emitía sonidos guturales, mientras colocaba la navaja en el cuello de la rubia. – Calla nena, o te puede pasar algo malo…, le decía Francisco visiblemente nervioso, y comenzó a deslizar su lengua por el tierno cuello de ella. “Oh Dios”¡¡me va a violar…!! Pensaba desesperadamente la casada en aquellos terribles momentos.

– Por favor ayúdenme… ¡¡Me están tocandoo…!! Seguía rogando la chica en su mente, instintivamente cerró los ojos y rezó por estar en otro lugar, porque todo aquello fuera solo un terrible sueño.

En ese momento sintió que unas manos apretaron sus formidables pechos, palpándolos, sintiéndolos. ¡¡Nooooo…!! Gritó la rubia ahora con desesperación. – Tranquila putita… todo va a estar bien… Las lágrimas inundaron el bello rostro de Puri, no quería ser violada en ese lugar. De repente y sin previo aviso unas manos tomaron al joven y lo empujaron hacia un lado.

La bella Purificación observó aliviadísima, aunque desconcertada lo que pasaba. Junto a ella y sin saber cómo se encontraba Fernando, que a pesar de ser un madurito, también era bastante corpulento y le era bastante sencillo combatir con el joven.

– ¿¡Qué crees que haces cabrón…!? Le gritó el gerente colocándose frente a la chica en señal de protección, lo cual ella agradeció y repagándose a él permanecía expectante. El joven no dijo nada, rápidamente se levantó y echo a correr.

El empresario quiso ir tras él, pero no pudo puesto que Purificación extrañamente le asió de su brazo por temor a que Francisco ahora pudiera hacerle daño a él, además que no quería estar sola. La rubia lo abrazó, sus bellos ojos seguían expulsando lágrimas, pero esta vez eran lágrimas de alegría. – Muchas… Muchas gracias Fernando…, le decía Puri sin imaginar que ese abrazo calentaba de sobremanera a Fernando. Sentir su voluptuosa anatomía era enloquecedor.

– Tranquila chiquita… haría todo por ti…, fue la primera vez que Puri creyó ver en su mirada algo más que amor paternal. Fernando la tuvo unos minutos entre sus brazos, era la primera vez que experimentaba un deseo tan intenso por alguien, ni siquiera por su esposa había sentido tanta excitación y quería disfrutar cada segundo de aquello. Por su parte Puri se sentía segura, ese hombre la había salvado de lo que hubiera sido la peor experiencia de su vida. O al menos eso creía. Esa noche Puri se sentía intranquila, sabía que el peligro había pasado, pero estaba nerviosa. Cesar lo notó, sin embargo ella se negó a contarle la verdad y argumentaba que eran problemas de trabajo sin importancia.

Fernando había sugerido a Purificación que se tomara el día siguiente, para que se tranquilizase, sin embargo ella se negó, en parte porque en verdad se estaba divirtiendo y en parte como agradecimiento a su salvador, no iba a defraudarlo con el trabajo. Ese viernes llegó al concesionario y notó que las cosas volvían a la normalidad, los trabajadores regresaron, al igual que su compañera y amiga María. Con mucha pena la rubia contó a su amiga lo que paso el día anterior en el concesionario con Francisco (novio de María). Te digo esto en parte porque eres mi amiga y quiero desahogarme, y por otra porque un tipo como ese no te merece…, el rostro de Puri reflejaba verdadera preocupación. El rostro de María era sereno, pero a la vez interesado.

– No… No es lo que crees amiga…, defendió María a su novio.

– ¿¡Que no es lo que creo…!? Si me tocó, estuvo a punto de…, no pudo terminar la oración.

– Ahora no puedo contarte más, espera unas horas y lo diré todo…, le prometió María a Puri y sin decir más salió del cuarto apresuradamente.

Purificación estaba desconcertada, ¿a qué se refería? ¿Qué es lo que iba a contarle? Al menos por el momento a fin de cuentas en unas horas lo sabría. Terminado su último día ambas chicas regresaron al cuarto donde se cambiaban de ropas, y cuando entraron el mono las esperaba. Purificación rápidamente se puso a la defensiva, después de lo que paso el día anterior prefería estar preparada. María noto la actitud de su amiga y dijo…

– Tranquila, le dije que viniera, lo que te vamos a contar es muy serio y de antemano te pido que nos perdones.

– Pues si… yo también…, dijo el mono…

– Toma asiento Puri porfa…, le pidió amablemente María.

Cuando todos estuvieron sentados continuaron… – ¿Qué es lo que me queréis decir?, no darme en ascuas…

– Lo que sucedió ayer, fue todo un error…

– ¡¡Estas equivocada, no fue ningún error…!! Puri había alzado su voz, después de lo que paso ayer le molestaba que tratara de defender a su novio.

– Disculpa, no me explique bien, ambos (refiriéndose al mono y a ella) sabemos que lo que nos cuentas es cierto, pero las cosas no son lo que parecen.

La rubia estaba muy confundida. – Trataré de ser lo más clara que pueda, verás Francisco jamás quiso hacerte daño, pero fue obligado por alguien…, María y el mono intercambiaban miradas ansiosas.

– ¿¡Por quién…!? Preguntó Purificación en forma temerosa, pero a la vez ansiosa por saber más de aquello que le estaban diciendo.

– Por el patrón…, contestó rápidamente el mono. Eso fue como un jarrón de agua fría para nuestra aun inocente casada.

– ¿Qué…? A pesar de lo que le dijeran le era difícil asimilarlo.

– Así es Puri, mi tío planeo todo eso, y lo peor de todo es que nosotros lo sabíamos….

Se notaba el arrepentimiento en la voz de María, sin embargo Purificación no estaba muy convencida de que le dijesen la verdad. Abruptamente se levantó de su asiento y visiblemente molesta dijo…

– ¡No… no puedo creer que después de lo que me pasó ayer, os atrevéis a hacerme una broma como esta…!

– Créeme Puri, me gustaría mucho que fuera una broma, pero no lo es.

– Pues lo siento mucho mi reina, pero no puedo creer que un hombre como Fernando haya planeado eso, y además ¿Con qué fin? Puri continuaba con el mismo tono desafiante.

– ¡¡Shhhh…!! Decía el mono con su dedo índice en la boca temiendo que alguien pudiera escucharlos.

– Por favor Purificación, veo que estas muy alterada, mejor lo dejamos para otro día…, propuso María.

– No, no me callo, o me cuentas ahora mismo que pasa, o Fernando se va a enterar que le levantan falsos…, amenazó Puri, con ese tono que denotaba lo enfadada que estaba. Ese hombre había sido muy bueno con ella, no dejaría que mintieran sobre él y menos en algo tan grave.

– Bien, quería contártelo con tacto, pero si así lo quieres…, María respiró aire profundamente. – Mi tío esta prendado contigo, en otras palabras te quiere follar…, el bello rostro de Puri se dibujó una cara de sorpresa, mientras la chica continuaba aclarándole la película. – Él está obsesionado con acostarse contigo, le decía a María mientras el mono movía su cabeza en señal afirmativa.

– ¡Estás loca…! En serio ¿¡crees que me voy a tragar eso…!? Si él ha sido bien buena gente conmigo…, Puri seguía sin creer en sus palabras.

– Es verdad Puri… si no que se muera mi madre…, le decía ahora el mono creyendo que con esto la convencería.

– Perdonar, pero me parece estupidez, en cualquier caso… ¿Por qué contármelo ahora?

– Porque eres a todas madre, nosotros (el mono y María) te hemos tomado mucho cariño y no se nos hace injusto que mi tío te la juegue con tal desvergüenza, pues tienes un hijito y un esposo que por lo que cuentas amas y te aman, además tampoco se me hace justo con mi tía, ella también es una buena mujer que no se merece que le pongan los cuernos.

Purificación sabía que Fernando estaba casado, y por la manera en que él le había hablado acerca de ella no creía que nunca se le ocurriera engañarla. María contó a Puri como su tío le había prohibido acercarse al concesionario el día anterior, amenazando con despedirla de su trabajo si no hacía caso, también que había dado el día libre a los trabajadores (recordemos que a Puri le contó que no sabía por qué no fueron a trabajar). El mono por su parte contó como Fernando había apostado a él llevársela a la cama, la manera en que aparentaba ser frente a ella y como en verdad era a sus espaldas. Y lo más importante, le contaron lo que había pasado con Francisco. Él era un buen muchacho quien desafortunadamente tenía a su madre enferma en el hospital y Fernando se aprovechó de esto para obligarlo a atacar a la rubia, así el llegar de último momento y quedar como un héroe frente a ella.

Fernando le había prometido que si todo salía bien le daría una gran suma de dinero y la promesa de poder regresar a su trabajo después de que Puri se fuese. En verdad no puedo creerlo, ¡Fernando es un buen hombre…! La rubia no sabía si en verdad podía creerles… o a lo mejor no quería.

– Ojala nos hubieras creído a la primera, pero en fin parece que tendremos que mostrarte como es mi tío en realidad.

A continuación pasaron a contarle lo que harían. María le dijo que ambas se esconderían en el aseo, que escuchara atentamente todo lo que diría su tío, de lo demás se encargaba el mono. Purificación terminó aceptando, con la amenaza de que si no les creía le contaría todo a Fernando. Quería llegar al fondo de todo eso, ahora solo faltaba que hiciera su aparición el empresario. Escucharon ruidos provenientes de la entrada, lo cual los alertó de que Fernando acababa de regresar, por lo cual María incitó a Purificación a que ambas se escondiesen en el váter, cerraron la puerta con seguro para así evitar que Fernando las descubriera, mientras sucedía esto el mono sería el encargado de desenmascararlo atrayéndolo hacia el cuarto para que Purificación lo escuchara.

– ¿Qué quieres mono…? Preguntó el gerente, a la vez que con su mirada buscaba rastros de Puri.

– No pues, solo le quería informar que Puri se sentía mal…. Se llevó su furgoneta (recordemos que ese día su furgoneta al fin estaba lista).

– No hay problema chaval, a fin de cuentas ya la tengo comiendo de mi mano.

La rubia desde su escondite podía escuchar toda la conversación, le sorprendió el comentario de Fernando, pero a fin de cuentas no había dicho nada tan malo, por lo que continuó escuchando atentamente. El mono sabía que para que Puri les creyese debía escucharlo como en verdad era, así que se atrevió a preguntar.

– ¿Y cómo va lo de la apuesta jefe?

– Eres un imbécil, es el dinero más fácil que voy a conseguir, presumía Fernando.

– ¿A poco no es tan fácil? La voz del mono se retumbaba en la pequeña habitación.

Mientras en su escondite Purificación no entendía que hablaban, pero la respuesta llegó en instantes.

– Verás mi mono, frente a Gabrielita soy un héroe, si no fuera por mi Francisco se la hubiera follado…, dijo Fernando seguido de una carcajada.

Por unos instantes reino el silencio entre los dos hombres, el mono no sabía que más decir, hasta el momento Fernando no había dicho nada comprometedor y sabía que solo era tiempo para que Puri dejara de seguir el plan y saliera del váter, afortunadamente el no tuvo que decir más.

– ¿Sabes lo que me jode? Preguntó Fernando. Me jode haber tenido que darle tanto dinero a ese cabrón para que siguiera mi plan, pero cuando recuerdo las espectaculares nalgas de Gabrielita y como me las voy a follar, se me olvida todo lo demás.

Las palabras de Fernando estaban cargadas de lujuria, una lujuria que lo comía por dentro. – No me jodas mono, si está para mojar pan de buena…, dijo Fernando refiriéndose a Puri.

– Si jefe, es… está… muy bonita… pero…, en otra situación el mono hubiese usado otro adjetivo más subido de tono, pero al saber que Puri los escuchaba se contuvo.

– ¿Pero qué…? Preguntó Fernando con un tono molesto.

– Está casada señor, y además tiene un hijo, o sea tiene una familia…

– A la mierda con su familia, ella es una mujerona y a simple vista se ve que le encanta la verga.

Estas palabras calaron hondo en el corazón de Puri, quien con su oído pegado en la pequeña puerta de madera del aseo escuchaba claramente la manera en que Fernando se expresaba de ella. – Y a mí lo que más me sobra es eso… ¡¡VERGA!!

El madurito notó el nerviosismo en la cara del mono, ahora que estaba seguro que Puri lo había escuchado se preguntaba como reaccionaria, tenía miedo que tal vez saliera del váter, y encarara a su jefe, a fin de cuentas ella era ese tipo de mujer, se preguntó si había sido un error arriesgar su trabajo por su amiga.

– ¿Qué te pasa mamón…? Te noto raro…

– Nada señor…, solo me preguntaba ahora ¿Qué es lo que va a hacer con Puri…? Mintió el mono.

– Mañana es mi día de suerte mono, ella me contó que su marido no va a estar mañana (era verdad finalmente Cesar había conseguido trabajo y tenía que salir de la ciudad), así que la invitaré a salir, y por la noche la vamos a pasar a tope…

– ¿Y usted cree que ella quiera salir? Solo pasan dos semanas desde que se conocen…

– Desde luego, como te dije soy su héroe, así que no se negara, y si lo hiciese pues solo sería cuestión de insistirle…, mono, te voy a contar algo pero esto si no se lo cuentes a nadie, ni siquiera a María.

– ¿Por qué no quiere que se lo cuente? El mono estaba intrigado.

– Porque esas dos se han vuelto muy amigas, y tengo miedo que esa niña la vaya a cagar…, decía Fernando sin imaginarse que ya lo había hecho.

– Se lo prometo señor…, el mono cruzó sus dedos mintiendo, esto claro sin que el empresario lo viese.

– Verás, tengo pensado traerla aquí mismo y colocar una cámara allí…, dijo señalando a la ventana. – Oculta por supuesto, y extorsionarla de alguna manera con él.

Puri no creía lo que escuchaba, donde había quedado ese señor buena gente que conocía, ¿acaso desde que la conoció ese era su plan?, y ¿por qué ella? ¿Por qué no le importaba tratar de destruir a su familia para quedarse con ella? Pasaron los minutos y Puri cada vez estaba más asqueada, de escuchar la manera tan soez como Fernando se refería a ella, las posiciones que según el harían, las veces que se correría dentro de ella, incluso escucho como quería Preñarla….No aguantaba más, quería salir corriendo y decirle sus verdades a ese hombre que la había engañado haciéndola creer que era un buen tipo, sin embargo se contuvo, lo había prometido. En cierto momento Fernando se despidió, dejando en manos del mono cerrar el chiringuito y se fue hacia su casa. Tiempo después ambas chicas salieron del váter al escuchar arrancar el coche del gerente.

– Honestamente lamento que te hayas enterado de esta forma, y te vuelvo a pedir disculpas por que nosotros lo sabíamos, dijo la joven María mientras el mono asentía con la cabeza.

El mono y María guardaron silencio unos instantes no sabían cómo reaccionaría Puri, el silencio era muy incómodo hasta que Puri lo rompió. Os agradezco que al final hicierais lo correcto…, aunque debo admitir que estoy algo molesta con vosotros…, ella se conocía, sabía que en pocos días se le olvidaría de lo malo que hicieron, pero al que no podría perdonar era a Fernando.

– ¿Dónde está mi furgoneta? Preguntó Puri secamente dirigiéndose al mono.

– A dos manzanas de aquí…, dijo el mono entregándole las llaves y apuntando la dirección.

– Creo que no es necesario que diga esto, pero no le digáis a Fernando que ya se dé su “plan”.

Ambos asintieron y vieron cómo se alejaba de ellos, no dijeron nada sabían que era mejor dejarla sola por el momento. Incluso en esa situación y siendo su amiga el mono no pudo evitar clavar su mirada en el perfecto culo de la chica. “Que buen culo… que buenas nalgas…”. Pensó el mono. Puri conducía su furgoneta con dirección a casa, mientras pensaba sobre lo ocurrido recientemente. No entendía porque alguien trataría de separarla de sus dos grandes amores (su hijo y su marido), y mucho menos entendía que lo hiciera por algo tan banal como el sexo. Así era, aquel hombre solo la quería para follarla como a una vulgar puta, no para hacer el amor con ella, sino para saciar sus más bajas pasiones, y eso la asqueaba, la enojaba la manera en que se había hecho pasar por un buen hombre solo para meterla en una cama. Y decidió que no podía quedarse así debía vengarse de alguna manera.

Mientras daba vueltas en su cama, a solas recordaba que hacía algunas horas que su marido se había ido, su hijo plácidamente dormía en la habitación contigua, ese día había sido duro, al principio le fue difícil aceptar que aquel hombre al cual casi había llegado a querer como un padre, la traicionara de esa manera. Se percató que su pequeño móvil vibraba en señal de que estaba entrando una llamada, lo cogió del buro que tenía del lado derecho de su cuarto matrimonial, con la esperanza de que se tratase de su marido, su decepción fue tal al ver en la pantalla que la llamada entrante era de Fernando. Dudó un momento en que hacer, quizá debió hacer lo más lógico y no contestar, a fin de cuentas ya había pagado su deuda y tenía su furgoneta en casa. Sin embargo la vida pone trampas en el camino y la rubia cometió uno más…contestó.

– Si dígame…, respondió Puri a la llamada.

– Hola Purita… ¿Cómo estás? preguntó.

Le resultaba increíble como ese hombre al que hace solo algunas horas hubiese protegido de cualquier cosa ahora le provocase tan profundo asco, sin embargo no lo demostró. Muy bien señor, estaba aquí dormida, sola con frío…, actuaba en forma extraña. Esta sola porque quieres nena, tú dime y voy a calentarte…, se atrevió a decir el madurito, en cualquier otro momento Puri hubiera colgado, pero después de esa tarde quería darle una lección así que siguió el juego.

– Eres todo un coqueto seductor… Puri fingió una risa tímida.

Pasaron unos instantes en que reino el silencio entre ellos, pero el madurito sintiendo falsamente que había logrado ganar terreno no quitó el dedo del renglón.

– ¿Entonces qué nena… voy a tu casa para “hablar”?

– Pues si me gustaría… peros siento un poco de malestar… pero también me siento sola, ay no sé qué hacer…, la actuación de la chica era tan convincente que el hombre creía que le estaba coqueteando.

– Fácil… voy para allá y yo te curo todas tus plagas…

El madurito comenzó a usar los mismos diminutivos que usaba Puri. Fernando creía que ya la tenía entre sus manos, en su imaginación ya la veía desnuda mamándole su verga. – Ay no, que pensaran mis vecinos si ven que a estas horas un macho como tú entra en mi casa mientras mi marido no está, pensarían de mi lo peor….

Purificación sabía que lo que más le gustaba a los hombres era que los alabaran. Mándalos al pijo a todos…, le decía el gerente preso de la lujuria. La rubia esbozó una maliciosa sonrisa, podía sentir una viciosa calentura proveniente de las palabras del madurito quien cada vez se esforzaba menos por aparentar en hablar de la enfermedad de Purificación. – Me gustaría, pero verás, esas son las contras de estar casada, una no se divierte tanto como quisiera….

El empresario seductor no podía creer lo aventada que era Puri por lo que pensó que tal vez estaba malinterpretando las cosas, así que preguntó. – ¿A… que te refieres? Tartamudeo el madurito, ansioso por saber la respuesta.

– Ya sabes, si por mi fuera te invitaría a mi casa, le daría un buen o masajito y la pasaríamos fenomenal, todo para mi HEROE….

Purificación se sorprendió de lo sensual que sonaba, además de lo rápido que estaba pensando en esta situación. El madurito estaba en shock claramente… Purificación, la mujer que más había deseado en su vida le estaba proponiendo acostarse con ella.

– Además, mi hijo está aquí en casa y que diría si me ve con otro hombre que no es su papi… El corazón de Purificación se rompía al hablar de sus dos grandes amores en esta situación.

– Si, te entiendo nena, pero tu entiéndeme a mí, si vieras lo dura y grande que tengo mi verga por ti… ¡¡Ufff…!!

Purificación no imaginaba que en ese instante el macho en celo masajeaba fuertemente su mástil. Qué asco le provocaban a Purificación esas palabras, pero debía soportarlas, al menos de momento. – Tengo una idea nena… que tal si paso por ti y nos vamos a otro lugar, al que tú quieras.

– No, no puedo dejar a Jacobo solo… pero… pero ¿qué tal si lo dejamos para mañana?

– ¿Mañana? Preguntó con un tono esperanzador el cabrón.

– Sí… mañana paso en la tarde a dejar a Jacobito con mi estúpida suegra (esto le salía del corazón) y por la noche tenemos todo el tiempo del mundo para nosotros dos solos. – Ok, pero claro, con dos condiciones…. la voz de Puri era tan sensual que ni un padre podría resistirse.

– ¿Cuáles? Preguntó Fernando.

– La primera es que nos vayamos a un lugar retirado de mi casa, no queremos que un vecino chismoso nos eche a perder la noche ¿verdad? Inquirió Puri cargada de sensualidad.

– Ni lo mande dios mi reina… ¡ni lo mande dios…!

A pesar del asco que ahora sentía por Fernando no podía evitar sentir algo de gracia por la calentura que notaba en el madurito que bien podría ser su padre, aunque se conservaba muy bien para tener 52 años. Su diversión aumentaba cuando imaginaba lo decepcionado que estaría el seductor semental al final de la noche.

– Y la otra… prosiguió Puri, es que llevemos mi furgoneta, después de que la arregló el mejor mecánico del mundo quiero presumir de ello.

– Claro… ¡¡lo que tu desees mi niña…!! Mañana pasa por mí a las ocho, y de aquí nos vamos, ¿Entendido?

– Entendido, ya no puedo esperar…“ Madurito puerco, si a ti no te importó intentar arruinar mi vida a mí no me importará arruinar la tuya”, pensó Puri.

La mañana siguiente Puri sentía un extraño sentimiento de culpa, de cierta manera había aceptado salir con un hombre que no era su marido, sabía que no llegarían a completar el acto sexual y que en verdad su plan era dejarlo en ridículo pero para lograrlo debía hacerse pasar por una obediente chica quien quería todo con él y debía mostrarse coqueta, dispuesta, sexy y eso de cierta forma ante ella lo hacía parecer como una ligera infidelidad. Para aminorar la culpa, toda la mañana se dedicó a consentir a su nenuco (como le decía de cariño a Jacobo), lo llevó al parque temprano, después a desayunar a McDonald y terminaron por ver una película infantil. Terminado esto y con su plan puesto en marcha como había dicho a Fernando paso a dejar a Jacobo con su abuela.

Y la misma cantinela de siempre la señora reclamándole a Puri, decía cosas como que apenas su hijo no estaba y ella aprovechaba para salir con sus “amigas”, clara insinuación de que no iba con sus amigas. Sin embargo ese día Purificación no respondió, no tenía ganas, ya se había cansado de pelear con su suegra, o quizás era porque en ese día algo de razón tenía la vieja… Entrada la tarde la rubia comenzó a arreglarse para su “cita”, se bañó, se perfumó, cuidadosamente eligió la ropa que iba a usar, intentando lucir tremendamente sexi. Para esa noche Purificación había decidido usar sus mejores ropas, las más caras y las que mejor resaltaban su voluptuosa anatomía. Primero eligió un diminuto panti y un sujetador muy pequeño ambos de color negro. Se colocó el tanga, el cual era tan pequeño que parecía que solo vestía un diminuto hilo a la altura de sus caderas pues sus formidables nalgas la cubrían por completo.

El diminuto sostén parecía reventar, al tratar de contener la majestuosidad de las suaves tetazas de su dueña, después de su aseo tomó un diminuto vestido que le llegaba por encima de sus muslos mitad negro de arriba y mitad gris de la parte de abajo sin mangas, que dibujaba a la perfección su culo, y sus enormes mamas, rizó su rubio cabello y se colocó los típicos productos de belleza que usan las mujeres, posteriormente se maquilló (aunque no lo necesitaba) y por ultimo su puso unas finísimas zapatillas de tacón negras. Al terminar se vio en el espejo de cuerpo completo que tenía en el baño, ella lo sabía, se veía espectacular. Así que por estas es por lo que me querías separar de mi familia…, se decía en el espejo mientras con ambas manos tomaba su espectacular trasero.

Pues verás que esta es más que un culo bonito…, terminó por decir y sonreír para sí misma. Se acercaba la hora, y su corazón latía cada vez más rápido, no sabía si hacia lo correcto. Purificación caminaba de un lado a otro pensando que hacer, pensaba si estaba haciendo lo correcto. Muy en el fondo sabía la respuesta, aunque las circunstancias fueran especiales no debería hacer lo que estaba por pasar. Estaba a punto de salir con otro hombre que no era su marido, sin embargo no lo traicionaría, eso jamás y menos con tan despreciable sujeto tras conocerlo en realidad. Rápidamente cogió el teléfono, deseando que no fuera demasiado tarde para cancelar aquella cita extramarital, argumentando cualquier cosa, comenzó a marcar las teclas cuando escucho sonar el timbre, se maldijo a sí misma, había sido muy lenta. Se preguntó si habría marcha atrás.

Su pareja al ver la voluptuosa silueta de lo que el imaginaba sería su compañera sexual de la noche, no pudo evitar sentirse el hombre más afortunado del mundo. Ella por el contrario sintió repugnancia al ver al empresario, el cual vestía de camisa negra a cuadros, un pantalón de vaquero azul y botas vaqueras.

– Buenas noches señorita…, le dijo en tono muy sugerente. – Buenas noches caballero…, respondía Puri lanzándole una sonrisa coqueta, prometedora, sexi.

La rubia rápidamente tomó su bolso que estaba encima de la mesita de planchar y en un instante se dirigió a la salida, no quería que ese hombre pisara un centímetro de su casa. La rubia cerró la puerta y metió la llave con intención de poner el seguro. ¡Plashhh…! Fue el sonoro resultado de la aparatosa nalgada que el hombre propinó a la sensual casada, no conforme con eso el hombre no retiró su mano, sino que la dejó allí masajeando el glúteo de la chica. “¿¡Demonios, que hago…!? Me está metiendo mano” pensaba la chica presa de la desesperación, en ese momento quería propinarle un golpe, sin embargo si quería seguir con su plan debía soportarlo.

– No seas tocón…, fue lo único que atinó a responder con su sensual sonrisa, retirando con su mano delicadamente la de él.

En el rostro del hombre solo se podía apreciar la sonrisa de un hombre que se cree ya vencedor, que está seguro que será una gran noche. – Ya no aguantó Purita…, dame un adelanto…, las grandes manos del hombre la atrajeron hacia él, a pesar de oponer resistencia de poco sirvió, el madurito era muy fuerte.

La chica era capaz de percibir, el calor que emanaba de ese maduro pasado de años para aquello, en ese momento supo que era inútil resistirse, debía ser inteligente. – No… Aquí no… nos pueden ver…, reía nerviosamente Puri.

– No te hagas del rogar, aunque sea un besito para tu héroe…

El hombre tenía aprisionada a la mujer con sus dos manazas, las cuales las tenía situadas a unos centímetros por encima de sus carnosas nalgas, solo le bastaba un movimiento para palparlas, para sentir esa dureza con la cual había soñado todas las noches desde que la conoció. No aguanto más y las tomó, las estrujó, las sintió en toda su gran dimensión, eran mejor de lo que las imaginaba, duras pero a la vez suaves, impactantes. Purificación en verdad estaba preocupada porque alguien pudiese verlos (algún vecino), estaba en una situación comprometedora. No tenía otra, coquetamente poso sus labios en los del madurito, y en un instante los retiró. Ese pequeño beso bastó para excitar más al hombre seductor que se creía.

– Ay señor, vámonos a otro lugar…. Para poder darte el masaje que te prometí ayer. Te aseguro que esta noche terminará con un final feliz…, le susurró esto en la oreja izquierda de Fernando. Viendo fijamente a la chica, tomó su mano y prácticamente rodeándola con su brazo le incitó a que lo siguiera con dirección a la salida del edificio, ya no quería esperar más para follársela. El empresario condujo a un hotel que se encontraba alrededor de 20 minutos del edificio donde vivía la chica, lo hizo en la furgoneta de ella, pues una de las condiciones que puso Puri dictaba que la usaran. La primera propuesta del gerente había sido llevarla a su concesionario, pero Puri recordando lo que dijo el día anterior, acerca de que pondría cámaras, se negó argumentando que ya tenía conocidos por esos lugares.

Fernando por más que insistió no pudo hacerla cambiar de opinión, así que decidió llevarla a otro lugar. El viaje resultó horrible para la chica, tuvo que soportar todo tipo de piropos bastante subidos de tono, además de eso el empresario al estar completamente seguro de que ya la tenía en la cama, no dejaba de masajearle sus poderosas piernas, y lo peor no era eso, sino tener que fingir que lo disfrutaba. Utilizar su risa estúpida para que el madurito no sospechara, aunque en cierto momento se sintió culpable, reflexionó sobre lo que estaría haciendo su marido mientras ella se dejaba manosear por un sujeto que podría ser su padre, pero no había marcha atrás debía enseñarle a ese hombre que con la señora Purificación Ramos no se juega.

Estacionaron la furgoneta cerca del hotel, era un edificio muy antiguo, no se podía decir que era horrible pero era bastante precario, al menos la fachada, unos cuantos pisos que se notaba llevaban años sin una pintada, un letrero enorme con la palabra hostal en rojo parpadeando, exceptuando la o que no funcionaba. Purificación veía parejas entrar y salir (aunque eran más las que entraban dada la hora), y sintió vergüenza, en su cabeza lo sabía, ellos eran la “pareja más dispareja”, las parejas que veía eran por lo general de la misma edad y características, a diferencia de ellos. Sentía que todas las miradas estaban posadas en ellos, y no estaba muy alejada de la realidad, los hombres se preguntaban como ese hombre tan mayor podía traer de la cintura a tan encantadora chica, si es que le había pagado algo y si fuera así debía ser mucho dinero. Las mujeres rápidamente pensaban lo más lógico que era una puta. Llegaron con el recepcionista.

– Muy buenas noches…, dijo el recepcionista quien inmediatamente notó la belleza de la chica. – Necesito una habitación…, respondió él, se notaba que estaba apurado. – ¿Cama matrimonial o individual? Preguntó el empleado del hotel.

– ¿Acaso no estás viendo con quien voy? Respondió molesto, a la vez que con la mirada señalaba a Puri.

– Disculpe señor…El empleado entregó las llaves de la habitación.

Fernando la pagó y ambos se retiraron en dirección a ella, con la mirada del recepcionista clavada en el sensual bamboleo del trasero de la casada, en esos momentos deseo tener cámaras en las habitaciones. Con cierta dificultad Fernando metió la llave en la cerradura y abrió la puerta, la ansiedad por tirarse a Puri era demasiada. Entonces la rubia pudo ver la habitación, no era muy amplia, pero tampoco era demasiado pequeña, tenía solo lo necesario para lo que la necesitaban las parejas, una cama en el centro pegada a la pared, algunos muebles y un cuarto al fondo, el cual ella pensó que era el baño. Todo estaba decentemente limpio y cuidadoso sin ser elegante. Los pensamientos de la rubia fueron interrumpidos por la voz del madurito quien decía…

– Ahora si chiquita… vamos a disfrutar como recién casados….

Lentamente Fernando se acercaba a ella, quien no sabía qué hacer, debía pensar rápido o estaría en peligro, sabía que un hombre excitado era capaz de cualquier cosa, cual toro ofuscado.Tal vez se preguntarán que es exactamente lo que Purificación pensaba al meterse a la boca del lobo, al exponerse de esa manera con aquel hombre que deseaba todo con ella. Esto era simple, ella no podía dejar las cosas así, no podía permitir que se burlara de ella y menos de su familia, era una mujer independiente, capaz de valerse por sí misma, cuando alguien intentaba dañarla ella era capaz de defenderse y en este caso no era la excepción. Su plan consistía en exponerlo frente a todos, que su mujer se diera cuenta de que clase de hombre era y para ello tenía guardada una sorpresa.

– Espera un rato Fer… ¿Qué te parece si primero te doy el masaje que te prometí ayer? Preguntó Puri con esa voz cargada de ingenuidad.

– Lo que tu desees mi reina…, contestó Fernando…

“Viejo cerdo…. Mientras tu estas aquí con otra mujer tu pobre esposa debe estar preocupadísima por ti” pensaba Puri “pero lamentarás haber aceptado mi propuesta”, fue en ese instante que Puri se dio cuenta que Fernando se había quitado su camisa a cuadros, era una visión bastante agradable, no tenía una tableta en el abdomen pero la pancita era muy pequeña…estaba muy bien para su edad sin mucho vello y unos pectorales marcados sin llegar a ser musculosos… Un madurito interesante vamos. – ¡No…! exclamó Puri dándose cuenta que el hombre intentaba quitarse el pantalón para luego quitarse su ropa interior.

– ¿Qué te pasa reina? Preguntó Don Fernando no entendiendo su reacción. Puri dándose cuenta que había reaccionado mal dijo… – Ve al aseo, quítate la ropa y ponte una toalla…

El madurito quien no entendía por qué no se podía desnudar allí se quedó inmóvil hasta que Puri prosiguió… – Me excita la espera… quiero sorprenderme cuando vea por primera vez tu gran cipote…

Fernando sonrió, era la primera vez que escuchaba a tan sensual mujer hablar sobre su miembro viril. – Te aseguro que mi verga no te decepcionara chiquita… en unos instantes te haré gritar como una loba.

Se acercó peligrosamente a la anatomía de Purificación, quien rápidamente se puso a la defensiva, pero el hombre fue más rápido, de un movimiento certero la atrajo hacia él y le plantó un tremendo beso, que la consentida casada recibió de no mala gana, su mente se debatía entre empujarlo y seguir besándolo. Debía guardar las apariencias, debía hacerle creer que le gustaba pese a que le empezaba a atraer la idea de follárselo… su primera aventura. El madurito era hábil, y llegaba a lugares profundos en la boca de la rubia, aprovechaba para masajear el cuerpo de lo que él creía que ya era su amante. Le encantaba posar sus manos sobre el gran culo de la chica y subirlas por la estrechez de sus caderas, creía sentir como la joven mujer se resistía, pero no lo suficiente como para alejarlo así que continuó.

El sabor que el hombre desprendía de su boca era sugerente para Purificación, su marido sabía peor, a veces a tabaco y otras a alcohol. Pero algo estaba pasando dentro de ella, algo extraño, ese hombre era el típico macho ibérico, machista, infiel, mujeriego… cosas que odiaba en un hombre, pero en ese momento en sus brazos se sentía extraña, la manera en que el hombre la besaba sin contemplaciones y sin pedir su permiso no le molestaba tanto como creía, se sentía protegida, deseada, en fin como una mujer, algo que con su esposo no había sentido jamás. Con tal de seguir su plan devolvió el beso, su lengua comenzó a jugar con la de Fernando, sus manos que hasta ese momento estaban sobre las de él intentando quitarlas dejaron de hacer presión para colocarlas en el cuello de hombre. Lo mismo sus azules ojos que en un principio se abrieron como platos ante semejante besuqueo poco a poco y en forma lánguida se fueron entre cerrando, y cuando al fin ella se abrazó al seductor cuerpo del macho, por fin cerró completamente sus ojos para seguir besándolo y siendo besada.

El madurito entonces cargó del culo a la chica con la intención de llevarla a la cama, sin separar sus labios ni un milímetro. Fue en eso cuando de la bolsita de Puri sonó su móvil, señal de que alguien estaba llamando, esto alertó a la rubia quien rápidamente separó sus labios de los del hombre volviendo a la realidad y recordando también su enajenada venganza.

– Bájeme por favor…, pidió Puri. Estaba muy agitada debido al magreo de antes.

– Déjalo que suene preciosa… continuemos con lo que hacíamos, besas fenomenal…, decía Fernando intentando nuevamente basarla, a lo que ella movía su cabeza para no permitírselo.

– Noo… Por favor puede ser mi marido…, suplicaba Purificación.

A pesar de su excitación el hombre obedeció, no quería hacer enojar a esa culona y perder su oportunidad. Como un rayo Purificación sacó su móvil de su bolso, efectivamente se trataba de Cesar. La culpa la inundó, como era posible que segundos antes se estuviera besando con otro hombre. Esa llamada la había vuelto a la realidad, lo que quería hacer era estúpido, debía salir de allí…Vio como Fernando se metió en el baño, pero estaba indecisa. Lo más sensato hubiera sido no contestar, pero presa del nerviosismo lo hizo.

¿Quién es la nena más linda del mundo? Preguntó Cesar en tono muy cariñoso. – Soy yo… – ¿Qué quieres cesar? Purificación quería aparentar serenidad, sin embargo nunca había sido buena para mentir.

– Disculpa por querer saber cómo está mi mujercita.

– Estoy bien… si me llamabas solo para eso voy a colgar…. Purificación trataba de terminar esa llamada lo más rápido posible, no notaba que estaba siendo muy brusca.

– ¿Dónde estás? Preguntó Cesar.

– ¿¡Cómo que donde estoy…!? Estoy en casa…, mintió Purificación.

Pues según mi madre le dejaste cuidando a Jacobo…Purificación había olvidado ese detalle, cometió un grave error. – Está bien… estoy en casa de Lidia (su mejor amiga), estamos en una reunión de chicas.

– A ya entiendo, pásamela…, Dijo Cesar…

– ¿Qué…? ¿Quieres que te la pase…? ¿Para qué…? Puri estaba consternada por su petición.

– Para saber qué me dices la verdad…

En ese momento dos sentimientos predominaban en la sexy rubia. El primero era el miedo de que quizá Cesar pudiera descubrir su mentira, que aunque no planeara acostarse con aquel hombre si supiera cuál era su plan, de igual manera se enojaría. En pocos segundos el miedo había sido sustituido por el coraje, por el hecho de que su esposo no confiaba en ella, porque estaba segura que su suegra le había llamado y contado mentiras, ¿Porque siempre le creía más a su madre que a ella que era su esposa?

– No… No te la voy a pasar, si me quieres creer bien, si no pues muy bien chico.

– ¡¡Qué me la pases…!! Gritó desde el otro lado del aparato Cesar

– …No lo haré…, Seguía firme Puri.

– ¿Sabes qué? Haz lo que quieras… mi madre tenía razón. En ese momento Cesar colgó el teléfono.

Esas últimas palabras calaron hondo en ella, su suegra nunca la había bajado de puta, estaba seguro que a eso se refería Cesar, lo cual la hizo enojarse más. Olvidó completamente querer salir de allí, quería desquitar su enojo con alguien y ese alguien acababa de salir del baño desnudo solamente con una toalla sujeta a su cintura.

– ¿Listo mi héroe para su masaje? Preguntó Puri con esa voz coqueta que la caracterizaba.

El hombre sabía que no tenía que decir nada, lo que hizo fue pasar por un lado de la rubia y recostarse boca abajo en el colchón. Puri subió a su espalda, llena de vello… de manera muy sensual frotó sus manos sobre ella. Debido a la posición en la que estaba su minivestido mostraba casi totalmente la majestuosidad de sus piernas. Fernando dejaba escapar ligeros gemidos de placer, Purificación era muy hábil, practicaba los masajes con su esposo, reflexionó y se dio cuenta que era la primer vez que hacía eso con otro hombre… – ¡Qué bien lo haces nena…! Bramaba el madurito.

– ¿Soy buena…? Preguntó Puri haciendo un ligero puchero, como queriendo parecer niña mimada.

– Si… si eres y estas buenísima… Ya me imagino lo bien que debes follar nena…. Al empresario seductor ya no le importaba guardar la compostura, a fin de cuentas se creía ganador. Ante este comentario Purificación soltó una ligera risa, quería calentarlo a tal punto que el madurito no aguantara más y en ese momento se iría, no sin antes llevarse un pequeño regalo. Las manos de Purificación por momentos rozaban por encima de la toalla el trasero del hombre, notaba que le gustaba por la manera en que el madurito se contorsionaba. Se sentía en la Purificación, ese bellezón encima de él propinándole un masaje que muchísimos hombres quisieran. Se sentía algo incómodo en esa posición, pues su polla erecta ejercía presión sobre el colchón, causándole ligero dolor.

– ¿Puedo hacerle una pregunta? Purificación quería ver qué nivel de calentura tenía el gerente…

– Claro reina… lo que quieras…

– ¿Desde hace cuánto tiempo quieres llevarme a la cama? Se aventuró a preguntar.

Tardó un momento en responder, pero al notar que las manos de Puri dejaban de masajearlo respondió… – La verdad… desde la primera vez que te vi, ya sabía que terminaríamos en una habitación de hotel…

– ¿En serio? Puri estaba incrédula de la honestidad del hombre.

– Claro… todavía lo recuerdo… incluso recuerdo como ibas vestida… rió Purificación, honestamente ese comentario le causó gracia.

– No le creo señor…, siguió la rubia.

– Pues créelo, te recuerdo con ese ajustado jeans que resaltaba tu culo, y esa blusita blanca que no podía contener tus tetas.

Purificación seguía con su labor, por momentos se recostaba completamente sobre aquel macho haciéndole sentir sus tetas, le gustaba la manera en que se sentía dueña de la situación, creía poder manejar al empresario seductor a su antojo. – Una última pregunta… Cuando haces el amor con su mujer… ¿Piensas en mi…? Esa pregunta en verdad le causaba curiosidad, desde que se enteró de cómo era el madurito en realidad.

– Sí…, cada vez que se la metía a mi esposa en mi cabeza estabas tú preciosa, y ahora por fin te voy a conseguir hacerlo realidad…meter mi verga en tu coñito.

“Cabrón viejo verde “pensaba Purificación. – Ahora me toca preguntar a mí… ¿Qué tan chiquita la tiene tu esposo…? dijo el madurito sin inmutarse.

– De… ¿¡de donde ha sacado eso…!? Contestó Puri contrariada en parte porque la conversación hubiese girado hacia su marido y además porque había acertado. Según ella Cesar la tenía chica.

– Me lo imagino… para que una hembra como tu engañe a su marido quiere decir que no te folla como debiera, o que la tiene corta… reía el muy cabronazo.

– No… ¿Cómo crees…? hago esto porque usted me salvó, decía Puri sintiendo que perdía el control de la situación.

– No tienes por qué mentir preciosa… Y déjame decirte que mi verga es muy grande, digna de una amazona como tú…

Puri se quedó un momento inmóvil, debía calmarse debía recuperar la compostura o el madurito podría descubrir lo que tramaba. – Ay… no seas presumido…, muchos machitos hay por ahí… dijo sensualmente la chica.

– No es por presumir, pero todas las mujeres que me han probado repiten, y tú niña no vas a ser la excepción.

A Purificación ya no le estaba gustando ese juego. O quizá le estaba gustando demasiado por lo que llegó a la conclusión de que era hora de terminar todo el teatrito. – No te muevas de aquí… no te gires…

Fernando sintió como la casada bajaba de su espalda, y obedeció. Purificación sacó de su bolso dos pequeñas vendas negras. Regresó lo más rápido que pudo y nuevamente subió a la espalda de Fernando.

– ¿Qué tramas señora Guillen? Preguntó

– Un pequeño juego… ¿O no le gustan los juegos? Decía la chica mientras amarraba la venda en los ojos del empresario impidiendo que viera algo.

– Me encantan los juegos…. Se notaba claramente la excitación del macho.

Purificación tomó los brazos del gerente, el cooperó de lo contrario la rubia nunca los hubiera movido, los juntó en la espalda y los amarró lo mejor que pudo. Cuando terminó Purificación se bajó de él y se ubicó a unos pasos de la cama. Ahora sí, date la vuelta… Sin quitarte la venda….El madurito acató órdenes de la que según él iba a ser su hembra en pocos minutos, y giró sobre sí mismo para quedar boca arriba. Y fue entonces cuando Purificación notó el enorme bulto que se dibujaba perfectamente bajo la ajustada toalla de baño formando una gran tienda de campaña bestial, por lo visto Fernando no mentía.

– Eres una traviesa… Ya no lo alargues más… siéntate en mi verga… te va a gustar…, dijo Fernando.

Purificación no respondió, había llegado el momento. Tomó su móvil… su intención era grabar al madurito, tomar fotos y entregárselos a su esposa, esa era su venganza, exponerlo ante su ser más querido (o al menos eso pensaba que era Puri) Comenzó a grabar.

– ¿Quieres que me siente en tu polla…? Preguntaba Purificación en tono sugerente.

– Siiii… ensártate tu sola en ella… sé que es lo quieres…

– Ay no… pero ¿Qué pensaría tu mujer…? Decía la rubia masajeando la pierna del madurito con una mano mientras con la otra no dejaba de grabar.

– Al pijo con ella… ¡No te llega ni a los talones de lo buenísima que estas…!

Increíblemente a Purificación le estaba gustando sentirse así, deseada, sentir que tenía el control de la situación, sentir que ese hombre haría cualquier cosa por estar con ella. Sintiendo que había grabado lo suficiente como para exponerlo frente a su esposa pensó que era hora de retirarse, cerró su móvil, y tratando de hacer el menor ruido cogió su bolso y caminando de puntillas llegó a la puerta, empezó a girar la perilla con la voz del madurito a sus espaldas quien creyendo que estaba con él seguía diciendo obscenos piropos a la rubia. Entonces Purificación cometió un error más en su vida. La rubia pensó que quizá no era suficiente con exponerlo frente a su esposa, y si lo hacía ante todo el mundo, podía subir el video a internet, claro tendría que modificarlo para que no se escuchara su voz, pero creyó que no era lo suficientemente vergonzoso, a fin de cuentas solo era un hombre en toalla diciendo vulgaridades y se decidió, iba a capturarlo desnudo. Quizá lo más sensato hubiera sido irse, pero el morbo la venció.

– Ya me voy a quitar esta venda Purita… es hora de ponernos a follar…, decía el madurito.

– No, aun no, espera un poquito…La rubia se abalanzó sobre Fernando quien seguía en la misma posición, dejo su móvil a la mesita de noche que estaba junto a la cama.

– Ahora si mi héroe… es tiempo de que ya me muestres tu gran herramienta fornicadora…, decía Purificación en tono sarcástico, cosa que el madurito no notó.

La chica se negaba a creer que fuera tan grande como parecía debajo de esa toalla, quizá era una ilusión óptica o quizá la toalla hacia más bulto del debido. Purificación subió encima del hombre gateando como felina, sin saber que era una posición peligrosa, en esta posición Fernando pudo haberla penetrado con facilidad, pero el juego le estaba gustando. Definitivamente era la mejor noche del empresario, sentía las manos de la casada masajear su pecho y como lentamente descendían, junto con ella hacia su virilidad. Rozó la barra de carne musculada por encima de la toalla, le gustaba calentarlo.

– Vamos chiquita… quítame la toalla y mámamela…, decía el gerente totalmente excitado. “madurito estúpido… no sabe que todo esto ira a internet” Purificación colocó sus delicadas manos en el borde superior de la toalla de baño, cerca de donde se notaba el gran bulto, de manera muy lenta comenzó quitársela hacia abajo.

– Fer… espero que no me decepcione…, Purificación no pudo terminar la oración, la toalla cayó a los pies del hombre y frente a ella se encontraba totalmente erecta la verga más grande que había visto en su vida, no solo eso sino la tranca del calibre que nunca imaginó podría alcanzar una polla.

Si bien solo había visto en vivo la de su marido y virtuales otras muchas, esta era completamente diferente, casi la triplicaba en tamaño y en grosor, contrastaba completamente el rubio miembro de su esposo con la morena y nervuda verga que estaba frente a ella, a Puri le pareció que no era normal que tuviese tantas venas, eran demasiadas y además el adonis se rasuraba el vello púbico. La rubia retrocedió, ese madurito interesante no mentía, en verdad su polla era un pollón muy grande, la envidia de un caballo. Ella calculaba que le mediría cerca de 25 cm con un grosor de no menos de 6 cm en su base, de la cual colgaban un par de huevos enormes en una bolsa escrotal que no podía albergar en la palma de su mano.

Por un instante la chica no supo qué hacer, estaba embelesada por esa musculada tranca masculina, ver su tamaño, grosor, la manera en que apuntaba al techo por su gran rigidez en forma estoica pulsando aceleradamente, y saber que estaba así por ella, que estaba así de dura para entrar en ella. Un extraño sentimiento brotó en su interior… quería tocársela, sentírsela, chupársela. Por una vez no perdería la oportunidad de ser atravesada por un fabuloso falo digno de un equino. ¿ “Y si lo hacía”, si se la tocaba, si la besaba o se la mamaba…? A fin de cuentas ¿Quién se enteraría? Estaban en un hotel alejados bastante de los lugares que frecuentaba…, solos ¿Haría daño a alguien jugar por un rato con esa barra de carne? Por un momento en verdad pensó en mamársela, pero inmediatamente llegaron los recuerdos de su familia y se reprendió por siquiera pensarlo. “¿Qué estás pensando Purificación…? eres una mujer CA– SA– DA… Con un hermoso hijo” pensaba la rubia…

– Ya no me hagas esperar chiquita… ¡¡Mámamela… sé lo estás deseando tanto como yo!!

Estas palabras hicieron volver en si a la hermosa mujer. – Un momentito Fer…, la chica nuevamente agarró su móvil y tomó fotografías de ese hombre en esa situación tan comprometedora.

– ¿Qué te parece mi verga nena… impresionante verdad? Preguntó el madurito orgulloso de sí mismo. – Aja…, respondió en voz baja la rubia, se avergonzaba de sí misma puesto que le daba la razón al madurito seductor, un vividor follador como nunca había conocido.

– Estoy más que seguro que la tengo mucho más grande que el cornudo de tu maridito. Sin saberlo el cabrón había dado en el clavo, pero no era difícil acertar, porque pollas como esa, pocos hombre la portaban.

Al escuchar como el hombre hablaba de Cesar, su marido, mucho más joven pero con muchísima menos picha. Rememoró las palabras que momentos antes habían intercambiado y la manera en que este terminó prácticamente por llamarle puta. Esto hizo hervir la sangre de la rubia “en verdad me crees una puta” pensaba “pues déjame darte una lección”, de alguna manera la chica se excusó en esto para subir al mullido colchón, y colocarse por encima del hombre con el pollón más impresionante que había conocido y tal vez conozca, quedando su femenina intimidad a escasos centímetros de aquella monstruosa verga…, La verdad se daría una sola follada con esa verga para quitarse el ardor… estaba excitada. A esas alturas ya tenía lo que quería, podía retirarse y completar su extraña venganza, pero estaba caliente como una perra, quería seguir jugando un poco más con ese hombre de polla equina y darse el gusto de meterse un gran pollón por una vez en la vida.

Sintiéndose segura que el hombre no podía desatarse, continuó. No pensaba tener sexo con él pero quería volverlo loco, y a la vez disfrutar un poco con su desesperación. Fernando estaba enajenado con el sensual perfume que emanaba el cuerpo de la casada, ese aroma de feminidad, de mujer, de hembra joven en celo, cada vez se sentía más cerca de cumplir con su objetivo que se había propuesto desde el día que conoció a la rubia…FOLLÁRSEA.

Apoyándose en sus rodillas la rubia escaló un poco sobre el fornido cuerpo de Fernando y se levantó (quedando de esta manera hincada de rodillas sobre el madurito), podía sentir en su voluptuoso trasero las contracciones de tan descomunal falo, la manera en que prácticamente rogaba por entrar en ella sintiendo sus pulsaciones en el coñito. – ¿Tanto me deseas cabrón…? Preguntó Purificación al oído del seductor follador de la manera más sensual que pudo haber hecho.

– Muchísimo estas buenísima…, el madurito ponía todas sus fuerzas en desatarse, ya estaba harto quería poseer a la chica ya.

– ¡¡Dios mío…! Exhaló Puri cuando una descarga eléctrica recorrió su cuerpo.

La verga de Fernando pareció atorarse en el canal que separa las nalgas, causándole placer al rozarle el ojete con su marcadas e hinchadas venas sobre el tremendo duramen de polla. Ambos estaban ante la situación más excitante de sus vidas. Fernando se había follado a muchas mujeres en su vida de soltero y después de casado también cayeron en sus garras unas cuantas… su físico nada desagradable, su labia para seducirlas y una cartera siempre llena de dinero…, era rematado con la sorpresa final que las dejaba alucinando… su tremendo badajo de unas dimensiones brutales. De ahí que no menos de 20 mujeres hubieran probado su lefa en sus coños, sin embargo jamás había estado con una mujer tan hermosa como Purificación, a lo más que se había acercado, era a contratar una que otra puta que no se acercaban a la belleza de la rubia, y ni que decir de su mujer…

Para Purificación era la primera vez con alguien con una verga tan grande como la de Fernando. Solo tuvo un novio en el instituto al que solo manoseo haciéndole una paja, después se enamoró de su marido y ya no hubo ningún otro hombre más. La polla de Cesar no se acercaba a la mitad del tamaño de esa herramienta que haría las delicias de cualquier coño. Muchas veces imaginó ser perforada, arrasada, atravesada y follada por una verga de alguno de esos negros de rabo extra grande que ojeaba en páginas de internet…, no pensó que un hombre blanco lograra tener semejante pollón, y aunque estaba segura que no llegaría a más, le gustaba estar en esa posición, acariciando el fino vello pectoral del madurito.

Así continuaron los siguientes minutos, Puri susurrándole palabras de lo más sugestivas y el empresario seductor rogando no lo martirizara. Purificación sintió como el macho se levantó junto con ella unos centímetros del colchón, no le dio mucha importancia, la excitación de la chica crecía a cada instante, pero también sabía que cada minuto que pasaba su tiempo allí se acortaba, y muy pronto tendría que separarse de esa situación que extrañamente le resultaba tan gratificante… Sorpresivamente las grandes manazas del joven maduro cogieron las nalgas de la casada, este había logrado desatarse, las estrujó con tanta fuerza que Purificación soltó un quejido mezcla de dolor y de placer. Tardó unos segundos en reaccionar y darse cuenta que había logrado desatarse, al parecer la casada no era buena haciendo nudos.

– No… no… no… Fer… p… por… f… fa… favor…, dijo Purificación incitándolo a que no siguiera tocándola, pero con un tono inseguro que denotaban lo caliente que estaba.

El depredador muy experimentado en tales lides notó tal estado de ánimo que paró. Las manos de este se introdujeron por debajo del micro vestido sintiendo la suave piel del trasero de la excitada hembra, por momentos intercambiaba caricias entre su trasero y sus tersas piernas.

– No me digas reina… que duce y suave culo tienes…, bufaba el madurito a la vez que le propinaba sonoras nalgadas. ¡Plaffff…! ¡Plaffff…!

Purificación sabía que estaba mal dejarse tocar y sacudir por ese hombre del cual intentaba desquitarse, pero también era cierto que se sentía muy bien en manos de un hombre tan macho. Tan segura de sí misma que creía poder detenerlo todo en el momento que ella quisiera. No se dio cuenta de cuando fue que él subió su vestido hasta la cintura, dejando expuesto su fenomenal culo solo cubierto por el diminuto tanga. Con ambas manos Fernando se deshizo de la venda de sus ojos y por primera vez en largo tiempo vio a tan escultural mujer en su forma más cautivadora y sensual.

– Esto… e… esto no está bien… d… de… déjame…, decía para no sentirse tan culpable por las caricias que le arrebataban el sentido común, pero en su voz no había indicio de que quisiera parar.

El vestido de Purificación cada vez subía más, el seductor era muy hábil y había logrado subirlo hasta que prácticamente solo fingía ser un cinturón bajo sus hermosas tetas. Qué espectacular visión hubiera tenido cualquiera que en ese momento si entrase por la puerta, aunque para suerte del madurito no habría nadie que los interrumpiera…. Purificación se sentía como en otro mundo, como en una realidad alterna donde la esposa y madre feliz no existían, ¿Dónde había quedado la mujer que hasta hace algunos minutos detestaba a aquel hombre maduro cuyo atractivo físico ahora la descomponía? En esta ardiente dimensión se sentía como una vulnerable hembra a segundos de ser ofrecida al mismísimo Minotauro, y eso la excitaba sobremanera.

– Me encantan las nenas que usan estas tanguitas así de pequeñas, decía el madurito separando un poco el fino hilo de la braguita de Purificación. – ¡Mjmjmj…! Fue lo único que pudo pronunciar la chica, quien se había recostado completamente sobre Fernando con su cabeza posada a un lado de la de él en el colchón. Los hábiles dedos de él buscaron la intimidad de la casada, la encontraron y de manera muy lenta comenzaron a abrirse paso por suaves y candentes pliegues vaginales, ante la cooperación de la rubia quien no hacía nada por oponerse. El gerente entonces pudo sentir la poca cantidad de vello púbico que tenía la rubia en la zona genital, se preguntó si así era o se depilaba, aunque lo que más le importaba es que la estaba tocando, y la notaba húmeda.

“¡¡Oh Dios mío que ricura!!” pensaba la chica sintiendo los gruesos y tiesos dedos del macho restregándole la entrada de su vagina… sabía que estaba haciendo mal, su inconsciencia iba ganando. No fue una tarea tan difícil, la íntima fisura de Purificación estaba lubricada por sus líquidos, Cesar jamás se atrevía a masturbarla con sus dedos, le parecía algo intranscendente e innecesario para la realización del coito, era evidente que solo pensaba en él… por lo que la chica al ser una situación diferente a lo que estaba acostumbrada lo dejo hacer, dado que siempre deseaba saliera de muto propio de macho y no a petición de ella, de ahí el doble gozo de dicho acto.

– ¡¡Estas bien apretadita cariño…!! Decía, para luego llevarse sus dedos a su boca y lamerlos…, así los lubricaba para volver a su labor y saboreaba el néctar de esa hembra impresionante a la que estaba a punto de calzarse.

Purificación lanzaba eróticos gemidos inentendibles, estaba disfrutando mucho, cada vez que los dedos del madurito tocaban su vagina una descarga eléctrica la recorría de la cabeza a los pies haciéndola tener ligeras convulsiones. Ella estaba sorprendida de la poca o nula resistencia que estaba poniendo, quería hacerlo pero sentía tan delicioso todo aquel sensual tocamiento que se dejaba llevar por la corriente suave de aquel riachuelo. Su vagina comenzó a desprender fluidos a la vez que él aceleraba su mete y saca.

– ¡¡Diooss… mío…!!Murmuraba Purificación al separar la cabeza del colchón, los dedos entraban y salían rápidamente haciendo que la casada vibrara, jamás en la vida había sentido algo tan rico, nadie le había dedicado tanta atención a su disfrute como aquel macho maduro. – Ya… pa… paree… p… porrrfavorrr…,ahora gritaba como una loca, esta vez en verdad quería que parara, por fin había juntado fuerzas para oponerse, pero tal vez era demasiado tarde, pues el orgasmo no tardaría en llegar a su cuerpo.

El hombre sentía en su piel como los fluidos de la chica escurrían en abundancia, esto confirmaba que lo estaba haciendo bien. – Noooo… poorr… favor…, los gritos de Purificación cada vez se hacían más fuerte, sus tímidas manos fueron al encuentro de las de él en un afán de impedir que siguieran avanzando.

No lo consiguió, el hombre era muy fuerte y la excitación en el macho no es fácil de parar una vez llegado a ese punto. – Meee… me vooooy..aaa … co… corrreer…!!! Incluso ella estaba preocupada de lo fuerte que estaba gritando y lo peor es que cada vez sentía más rica la masturbada, así como las ganas de correrse ya casi la superaban.

– Mi golfilla niña Puri… estas demasiado buena para no darte lo que necesitas… ¡¡Córrete todo lo que quie…!! Las palabras de Fernando interrumpidas por la boca de Purificación, quien lo besó en un afán de acallar sus propios gritos por vergüenza a exponerlos tan claramente, ante el mayor orgasmo que hasta el momento había tenido en su vida y del cual estaba siendo víctima.

Mientras en un hotel muy alejado de donde estaban los dos amantes alcanzando los placeres carnales inéditos en sus vidas, Cesar reflexionaba plácidamente es su cama sobre lo que pasó antes con Purificación… “Soy un estúpido, Puri está en todo su derecho de enojarse conmigo, como se me ocurre pensar que ella me mentiría”, pensaba Cesar completamente arrepentido sin imaginarse lo que pasaba con ella y el madurito mecánico. “Tengo que llamarla y disculparme” cogió el teléfono y marcó a su esposa.

Los líquidos de la chica fluían por su vagina y llegaban hasta el cuerpo de Fernando, su cuerpo se contorsionaba con espasmos de placer, sus lenguas se entrelazan, mientras ella notaba como el macho seguía masajeando su hermoso culo conformado para estos delirios de pasión y frotaba la pepita dura al tiempo que sus dedos entraban y salía follándola. Purificación, de alguna extraña manera se siente libre, plena, feliz y realizada como hembra y mujer. La casada escucha nuevamente su móvil… – Probablemente es Cesar de nuevo, hace por separarse del madurito, pero esta vez no lo logra. El remordimiento va inundando su ser, ¿Cómo era posible que se haya dejado llevar tan fácilmente por sus deseos, ella una mujer a la cual nunca le habían importado esas cosas? – De… De… jame…, decía Purificación, mientras su teléfono seguía sonando insistentemente.

Pero el hombre ofuscado en lograr un encuentro pleno no le hacía caso, en vez de eso intentaba besarla, a lo cual ella se negaba, pero siendo el macho más fuerte que la ardiente hembra, terminó por conseguirlo. El beso fue largo, sus salivas se mezclan, sus lenguas se buscan, ambos están excitados como perros salidos… el teléfono sigue sonando testarudamente, pero a ella ya no le importa, simplemente lo deja sonar por esos segundos eternos hasta que este deja de timbrar. Cesar se ha cansado de intentarlo, ya se disculpara cuando regrese. Tras unos buenos minutos de intensos besos que les quitan el aliento, Fernando no quiere separarse de Purificación, ella hace un esfuerzo para alejarse de ese infiel beso, finalmente lo logra, ambos deben respirar. La casada está mucho más exaltada que el madurito… su primera infidelidad con un hombre armado con la verga más tremenda que pudo imaginar, amenaza con follársela. Sus pechos suben y bajan de manera hipnotizante, fue un orgasmo maravilloso, pero ella sabe que se dejó llevar, que nunca debió pasar eso y menos con un hombre que podría ser su padre, aun no dando signos de serlo.

Hace por retirarse, ha llegado la hora de terminar con esa locura. Sus bellos ojos azules están al borde de las lágrimas había sido infiel con su orgasmo inigualado en toda su vida. Sin embargo se pregunta… “¿¡Cómo era posible que en esos pocos momentos con el madurito hubiera disfrutado más que toda su vida marital con su marido!?” Y aún no había sido penetrada por la fastuosa verga del macho alfa… Fernando se da cuenta que su princesita quiere irse, no se lo permite, la aprisiona sosteniéndola de esas amplias y suaves caderas que tanto le gustan.

– Me tengo que ir Fernando…, dice Purificación cálidamente con la respiración agitada, por primera vez en la noche era consciente que estaba semidesnuda frente a un hombre que podría ser su padre, sus mejillas enrojecieron de vergüenza. –

– ¿¡A donde nalgona…!? Esto apenas acaba de empezar.

Fernando se levantó de su posición y se sentó en el colchón, levantando a la buenísima de Puri sentándola frente a él, como si se tratara de una pluma. De esta forma la casada quedó a unos pocos centímetros de la erecta virilidad del hombre, algo nada extraño por la longitud extrema de tamaño rabo. El corazón de Purificación latía a mil por hora, había sido muy estúpida al pensar que el madurito la dejaría ir así como así, sus bellos ojos azules se clavaron en el pollón deforme por sus venas hinchadas del macho maduro, no entendía cómo es que momentos antes había querido sentir el cipote de ese hombre entre sus manos, ahora que lo veía más de cerca se dio cuenta que era un monstruoso pedazo de carne dura venada. Si aquel semental intentaba meterla en su estrecho conejito, estaba segura que la partiría en dos, esa polla con toda su longitud la atravesaría hasta el mismo estómago.

  • No… déjame…. Aléjate de mí…, nuevamente la preocupada hembra trataba de empujar el adonis cuerpo de Fernando sin resultados. El maduro seductor no entendía porque la casada se comportaba así, momentos antes estaba bastante convencida, aunque si debía ser sincero no le importaba, a fin de cuentas tenía allí a la mujer más sensual que había conocido en su vida, semidesnuda a unos escasos centímetros de su verga, por nada del mundo la dejaría ir dejándole con un severo dolor de huevos.

  • Por favor Fernando… déjame… estoy casada y soy madre…, le decía Purificación sin resultados.

La cara de él denotaba pasividad antes tales súplicas, ella estaba allí por una decisión personal libre. Por otro lado es entendible, tener a semejante mujer así como la tenía y no volver pecador al más santo. Cogió el diminuto tanga de la chica y de un jalón la rompió, se la quitó a su dueña, ella soltó un ligero alarido por lo brusco de la acción. Fue entonces cuando el momento más esperado por el madurito llegó, era hora de penetrarla, tomándola de su formidable trasero la levantó y la dirigió a hacia su enhiesto cipote, la casada al darse cuenta comenzó a gritar… - ¡¡Nooooo…!! ¡¡Me vas a destrozar el coño…!! ¡¡Por favor No te lo ruego!!

Sin embargo sus suplicas fueron en vano, muy lentamente el semental la fue penetrando, mientras ella no paraba de quejarse. - Dueleee…!!!Noooo…!!Nooooo!!! Purificación tratando de tener algún lugar del cual apoyarse abrazo al corpulento maduro…, su cabeza la puso junto a la de él. Con un leve dolor casi gozoso, la casada ya había logrado tragarse más de la mitad de esa verga y sobrepasado el punto desvirgado por su marido, a partir de ahí era zona inhóspita, inédita y por tanto virgen.

  • ¡¡Estás bien apretada cariño… esto que se siente es increíble…!! Le susurraba al oído el experto maduro Fernando con sus ojos bien abiertos mirándola a su cara entre asustada y deseosa. Purificación ya no decía nada, su cuerpo se arqueo por la fuerza del empuje del macho, guardaba sus fuerzas para tratar de resistir el dolor que se avecinaba, dado que lo que quedaba por entrar abriría sus carnes por primera vez… el cual llego muy pronto. ¡¡Zas!! El hombre la dejó caer ensartándose la porción del tallo que le faltaba de un solo tirón. El grito de la chica no se hizo esperar.

  • Ahhggg… me dueleee… ¡Cabronazo! Se sentía partida en dos la pobre chica.

  • Tranquilízate nena… verás que en unos momentos tu coñito se acostumbrará a mi verga y pedirás más de ella…, el maduro acariciaba el sedoso cabello de la rubia de forma muy paternal, cosa que agradó a Puri y la hizo sentir un poco más segura.

Ya totalmente ensartada el maduro macho la liberó de sus manos, sabía que lo que menos quería la casada era moverse por lo tanto no se separaría. Aprovechó ese momento para terminar de retirar el vestidito, con una mano estiró hacia arriba los brazos de la chica y con la otra se lo quitó. Se veía tremendamente sensual, solamente con su minúsculo sostén negro, la hembra se hallaba sentada en la verga de un hombre que le doblaba la edad, pero tan viril o más que su esposo, con este nunca hubo necesidad de llegar a dar el paso de hallarse completamente empalada procurando la dilatación de la intimidad femenina, era simplemente espectacular verla con todo el badajo enterrado en su hinchado conejito.

Purificación no podía creerlo, el madurito había ganado, estaba dentro de ella, se sentía como una estúpida, la peor de las mujeres ¡¿Cómo había permitido que todo eso pasara?! Se lastimaba falsamente para sus adentros intentándose justificar todo ese gozo de ser follada por un macho tan potente equipado con tan generosa virilidad… Fernando sintiendo que ya había esperado lo suficiente para que la estrecha vagina de Puri se hubiera adaptado dilatándose al grosor de su musculada polla, empezó a mover su pelvis sintiendo un placer inmenso. ¡¿Cuántos días y cuantas noches había soñado con esto y al fin se le había cumplido?!

  • ¡Nooo… no te muevaass…!La cara de la rubia era mezcla de extrañeza, fascinación y placer…, ya no había pizca de dolor, su vagina se había adaptado muy rápido a ese falo grotesco de venas inflamadas deformes que electrificaba cada sensible terminación de sus pliegues vaginales, lo que le incitaba a ir más allá en la fornicación.

  • Lo ves nena… tu coñito ya se ha adaptado a mi verga… puedo sentir como me las succionas putita…, decía el madurito muy agitado y ya con su cara salpicada de gotas de sudor por la fuerte traspiración…

  • Nooo… eso no es… ciertooo…,Purificación lo negaba ahogadamente tratando de sentirse menos culpable por las descargas de gozo que le daba aquel cipote entrando en su vientre.

El madurito mordió la oreja de Purificación, la lamía, la saboreaba, mientras el placer de ella va en aumento. No se podía escapar, no se quería escapar de aquel coito fornicador adultero tan extremamente necesario para seguir viva… del gusto clava sus cuidadas uñas en la gran espalda del maduro macho alfa haciéndolo sentir un dulce dolor. Fernando cada vez se mueve más rápido, esta enloquecido por Purificación, al igual que ella. Hace esfuerzos sobre humanos para no demostrarlo, en su mente y en su corazón están con Cesar sin lugar a dudas, pero su cuerpo necesita la química que expelen sus hormonas con chorros de adrenalina, serotonina y la gozosa dopamina que anestesiaba su cerebro de placer. Todo ello invita a moverse levemente aceptando esa relación extramarital a pesar de darle también satisfacción al madurito.

  • Aaagghhh!!Purificación no pudo dejar escapar un sonoro gemido.

  • ¡¡Me encantas como follas nena…!! ¡Qué bien te contorneas soportando mi gorda porra… y por fin estás probando su sabor como una zorra…! La calentura del momento hacía que el madurito insultara a la rubia y sorprendentemente a ella le gustaba, le gustaba sentirse utilizada por ese hombre, ser su zorra, tal como él se lo decía…estar indefensa ante él con todo el pollón acoplado en su conejito hambriento.

Las manos del varón cogieron a la excitada y joven mujer de su espectacular trasero, la subía y la bajaba sobre su larga y gruesa verga deformada por las hinchadas venas que bombeaban sangre sin parar a un tallo que se mantenía extremadamente rígido. Sus fluidos se unían escurriendo por los huevazos cargados de una gran cantidad de leche, sus cuerpos se frotaban, el madurito sentía en su pecho como las tetazas de Puri se apretaban punzando con los pezones erguidos. Fernando hace por besarla nuevamente, ella lo rechaza haciéndole una cobra casi imposible. Su resistencia ya casi es nula, el falo del seductor macho está por romperla atravesándola hasta el mismo cérvix. Está la lleva a lugares que no creía que pudiera alcanzar, está experimentando el mayor placer vivido desvirgando su fondo vaginal. Ya no le importa nada, olvida completamente a su esposo, a su hijo, su vida y se entrega completamente al sexo desenfrenado con ese hombre que apenas conocía hace un par de semanas y la está arrasando a pollazos…

  • Aaagghhh... Mmmm!! Grita Purificación como una loca. Es ella quien ahora busca la boca de Fernando, él la acepta y se funden en un apasionado beso, sus lenguas juegan, se entrelazan saboreándose entre los dientes el paladar y su lenguas húmedas deseosas de chuparse… ella obsesionada como mamar, le hace una rápida felación a su intrépida lengua, al tiempo que no dejan de follar de forma apasionadamente desquiciante. Fernando nota como ya no tiene que cargar a Puri para seguir penetrándola, ella se está ensartando por sí sola, el sonido del ¡Plock…! ¡Plock…! que hace el trasero de Puri al golpear al madurito contra sus pelotas es desquiciante, maravilloso, excitante. Las manos del macho abandonan el culo de Puri subiendo por su cintura hasta las ubres de la rubia por encima del sostén… - ¡Quítatelo! Ordena separándose de mala gana por parte de ella de aquel beso.

Purificación desvía la mirada, se siente contrariada sin dejar de mover sus caderas, el placer es inmenso colmando todos sus delirios por eso ella quiere seguir sintiendo el gozo del ese coito enloquecedor. Obedece, desabrocha el seguro del sujetador, se lo quita y lo arroja a una esquina de ese cuarto cargado a sexo. Ante Fernando se muestran majestuosamente las tetas más sugestivamente perfectas que había visto nunca, grandes, voluminosas, con dos pequeños pezones rosados bastante duros muestra de la excitación de su dueña. Se mueven de arriba hacia abajo, nota como de ellos escurren gotas de sudor haciéndolos ver más apetecibles. El madurito las estruja firme y delicadamente amoldándolas a sus callosas manos…

  • ¡Qué hermosas tetas te gastas putona…! Fernando abre lo más grande que puede su boca y se los come.

  • Ahhhggg…!! Purificación no para de gritar, de gemir, de mostrar su excitación en aquellos delirantes momentos.

Le encantaba que esa experta boca le succionara sus tetas. De pronto percibe un fluido viscoso que empapa la lengua del hombre, saborea ese néctar delicioso que expele su pezón… el madurito no se la cree le está mamando sus ricas tetas succionando la leche que sale de ellas pese a no estar preñada. Le parece algo inaudito pero cierto. “¡Qué rica está la rubia, es una diosa… es su monumento a la fertilidad…!” piensa el abrumado maduro que se está beneficiando a tan tremenda hembra…Pasan bastantes minutos desde el inicio de la gran fornicación. Purificación se meneaba vigorosamente sobre la tiesa y obesa polla del madurito que la empalaba. Empujaba con todas las fuerzas de su cuerpo, concentradas desde su cintura para abajo, apretando, frotando, comprimiendo y succionando con su vagina esa temible verga que estaba probando. Ambos están en el límite del apareamiento, exhaustos, sudorosos, pero muy excitados. Tras un lapso de tiempo incalculable de meter y sacar todo el largo y ancho falo embargado de virilidad, chica no puede más…

  • ¡¡PORRR FAVORRR… ACABA YA CON ESTO…!! Ya me he corrido dos veces y sigues sin hacerlo tú… ¿Cuánto aguante tienes cabrón?

Purificación no se daba cuenta lo fuerte que gritaba a la misma vez que ella sola se movía violentamente sobre el cuerpo de del maduro y potente Fernando. La gente que pasaba por fuera del cuarto podían escucharla gritar, o como así mismo oír el acelerado jadeo de ambos cuerpos excitados. - ¡¡Voy cariño… estoy a punto nena!! El madurito ya queriendo acabar se salió de ella, la levantó la puso baca arriba en la cama y se subió en ella. Estos pequeños instantes de calma sirvieron para que Puri se calmara un poco.

Poco le duró el descanso, porque el macho abrió las piernas de la dama mostrando un acceso total a la entrada de su raja vaginal entreabierta de no poder haberse recuperado a tamaña dilatación por los seis centímetros de grosor que le estaba embutiendo el maduro empresario y experto copulador… - ¡Ahí te voy a dar culona…! Le dijo Fernando colocando su erecto estoque en la lubricada entrada de la vagina de Puri de rodillas ante ella, los genitales de ambos quedaron enfrentados para la batalla final…

  • ¡Esppeeraaa…! Lo detuvo Puri desde su posición poniendo sus manitas en la ligera panza de Fernando… El maduro puso cara de curiosidad. - Noo… Por Dios se te lo pido… no se corras dentro de mí… ¡Cuando vayas a eyacular salte por favor…! Yo te haré una buena paja… Te lo ruego Fernando… ¡Me beberé tu leche…!

Purificación sabía que resistirse era inútil, porque un macho ofuscado solo piensa en inseminar a la hembra, la compasión solo está cargada de amor y en aquella fornicación el amor brillaba por su ausencia… eran animales apareándose y nada más. Pero aun así, ni siquiera estaba segura de querer detenerlo en la ambigüedad de seguir con su cotidiana vida sin que ese extraño la dejara Preñada, y de sentirse una hembra completamente realizada acabando con un coito pleno, recibiendo todo el esperma del macho en su cubículo uterino, como la madre naturaleza dicta en los casos de apareamiento entre el semental y su hembra. Fernando no respondió, de un solo golpe e introdujo toda la extensión de su descomunal verga en la cavidad vaginal de la hermosa rubia felizmente casada.

  • Mmmmmffffffss… que r… ri… cooooo…! Gimió excitantemente Puri con sus ojos fuertemente cerrados ante tan brutal pero deleitosa acción de acometida para su venerable cuerpazo, que ya a estas alturas lo resistía todo.

El madurito dejo caer todo su peso en la casada hundiéndola por completo hasta hacer rebotar sus huevos en el coñito de la dama. Ella en un momento tiene dificultades para respirar por lo insolente del martillazo en su vientre. El hombre la tiene fijamente asida de sus muslos, así se los mantiene totalmente abiertos y recogidos en señal de aceptación de coito. Es por eso que el rápido mete y saca del “rabo equino” del hombre la vuelve loca. Lo abrazó, sus suaves manos daban tiernas caricias a su espalda, y nuevamente mientras follaban completamente acoplados en una cadencia rítmica y cadenciosamente sincronizada… se besaron pero ahora con verdadera lujuria y pasión. La cama parece venirse abajo, la follada que el hombre maduro le estaba poniendo al voluptuoso cuerpo de Puri era de antología.

La verga entraba y salía desaforada con una lubricación extraordinaria que barnizaba el falo masculino en toda su extensión. Por momentos desaparecía enterrado en el coño de Puri y volvía a salir al punto de ocultar tan solo entre sus labios vaginales el gordo capullo del señor que se la estaba beneficiando. Una vez más hasta el fondo golpeando sus ciclópeos huevos en la encarnada vulva de la dama que gritaba y gemía fuera de sí. El placer y los deleitosos escalofríos enloquecen a la rubia y aprisiona al madurito con sus piernas, queriendo y permitiéndole que entrara más en ella. Su vagina y su fastuoso nabo parecen ser uno solo, parecen haber nacido el uno para el otro, ambos sexos se derretían y se fusionaban cual acople perfecto de macho y hembra… El tiempo pasa, diez minutos en aquella posición y ya pasan de los veinticinco jodiendo como animales salvajes y ninguno de los dos tiene idea de cuánto tiempo llevan en realidad, como tampoco quieren terminar de hacerlo, solo se concentraban en seguir sintiendo el placer que sus genitales les proporcionan.

El voluptuoso cuerpo de Purificación no puede más ha llegado a su límite, se tensan todos sus músculos, los contrae e intenta abrazarle pretendiendo enfundarse en su vagina la verga completa, y cuando cree lograrlo explota en grandes espasmos de placer. Literalmente está sufriendo un nuevo y espectacular orgasmo… nuevamente con el gran cipote horadando sus entrañas… - Siiiiiiiii…!!Grita desesperada con su cara irreconocible debido a su ahora rictus orgásmico por todo lo que estaba sintiendo. Al sentir que su hembra tuvo el orgasmo tan deseado por ella, Fernando no pudo más que dejándose llevar lanzadera abajo, y al igual que la chica llega a su límite mientras la vagina de Purificación no dejaba de escurrir líquidos del inimaginable clímax salpicando sus pelotas y muslos. Tras unos segundos recupera un tanto la sensibilidad percibiendo como la verga que aun la atravesaba. Comienza a sentir movimientos nada extraños para una mujer experimentada.

El macho había acelerado las metidas…una por segundo, en su agotado coño. Cuando su cerebro recobra el riego sanguíneo se da cuenta de la nueva situación, al maduro semental le está llegando el momento culmen de aquella fornicación basada en el más básico instinto de la procreación, del apareamiento y de su eyaculación se presta inminente… - ¡¡Salte de mi coño Cabrónnnn! ¡Sácala por Dios! ¡No me llenes!Dijo Purificación en un momento de sensatez notando que el madurito iba a soltar toda su leche en una descarga feroz.

Fernando haciendo caso omiso, no se salió del acogedor coño de la increíble rubia… por una vez en su vida se correría dentro de una mujer espectacular a la que no importaría preñarla. Por ello, arremetió a lo profundo de la intimidad de aquella dama casada, y comenzó a soltar chorros de leche en largos y espesos aldabonazos. Los días de abstinencia del semental se fraguaron en la enormes ganas de follarse a tan hermosa fémina acumulando una cantidad de semen bastante sustancial para él, y mucho más abundante para Puri, estando acostumbrada a las ligeras eyaculaciones de su esposo que no sobrepasaban los 3 cm3 de esperma. El maduro macho alfa depositó toda su semilla en la rubia tras seis o siete convulsiones seguidas con su correspondiente chorro de lefa en cada una, hasta cubrir el conducto vaginal de Purificación con los no menos 18 cm3 de rica esencia masculina.

Cuando la señora Guillén percibió el primer gran chorro de leche inundado su matriz desbocó un grito de temor… - ¡¡NO…!!El grito de la chica era de temor ante la posibilidad de ser fecundada con toda seguridad por estar en los días más fértiles y no haber previsto ninguna prevención. Aun así su vagina no dejaba de chupar en tremendas succiones ese rabo eyaculador del que emanaba semen a raudales casi en su misma matriz.

  • ¡Acepta mi corrida nena…! Es lo que has venido a buscar y te prometí dar sin coste adicional…, la voz del madurito resuena en todo el cuarto mientras esta eyaculando dentro de ella con pequeños mete saca en el fondo uterino aplastando sus descansados huevos en la vulva de la hembra consolada con tamaño polvazo.

El espeso líquido era abundante, viscoso y caliente… lo curioso era que jamás ella había percibiendo el semen de un hombre cuando la llenaban, ahora lo estaba notando por primera vez como húmeda lava que le quemaba las extrañas, para Puri era la primera vez que le inseminaban con otro esperma que no fuera la de su marido. Totalmente exhausto el maduro empresario seductor de damas en apuros, se separó de la chica y sin proponérselo cae dormido agotado al lado de tan escultural dama

  • ¡¡Ha sido el mejor polvo de su vida!! Logra articular Puri, mientras yace a su lado en el colchón boca arriba, completamente desnuda con sus bellas piernas bien abiertas, su cabello rubio alborotado y el rímel corrido. De su vagina escurre el líquido seminal del madurito, que le es imposible retener dentro de su útero, todo un río de mezcla con el flujo vaginal que ella aportó al coito salvaje. Está exhausta, vencida con todo su cuerpo sudado oliendo a macho…, a la vez que cae en cuenta que se la acaban de follar fuera de su matrimonio. Su útero ha sido sembrado de una prominente cantidad de semen de un potente macho alfa por el no daba más que una simple amistad. A medida que su excitación bajaba, la culpa ocupo su lugar, era una estúpida, había terminado cayendo en las redes del maduro gerente héroe por un día. Había sido infiel, no solo a su marido, sino también a su hijo y a ella misma…lo peor para su consciencia era que le había gustado mucho.

CONTINÚA...