PURA VIDA. (continuación)
Al sábado siguiente, el chico consigue darse un atracón de sexo con su padre hasta follarle.
PURA VIDA (Otra historia de amor filial.
( Continuación)
- Papi, por favor, no bebas más- Le dijo Alberto a su padre.
La semana había transcurrido tranquila. Cruce de miradas, sonrisas y alguna caricia. Nada que delatara una atracción sexual, pero el hijo había notado algo especial. Algo había cambiado.
Había decidido que en la próxima ocasión iban a participar los dos en iguales condiciones. Lo que más le había puesto esos días era pensar en follar a su padre. Eso le había provocado varias corridas nocturnas
El sábado siguiente se habían vuelto a quedar solos. La madre y esposa tenía guardia en los juzgados. Habían terminado de cenar y Alberto se fue a duchar. Se enjabonó a conciencia incluido el glande, los huevos y el culo. Se miró en el espejo; tenía un cuerpo bonito de 18 años, sólo tenía un cordoncillo de vello que bajaba desde el ombligo hasta la región genital. El resto del cuerpo era lampiño a excepción de las axilas, en las que algo había, pero escaso, se las miró, se las olió y se dio la vuelta para mirarse el culo y reafirmarse; bonito redondo y duro. Se secó bien y fue hacia el salón cubierto sólo con una toalla sujeta a la cintura. Fue hacia el sofá en el que el padre estaba viendo la televisión y bebiendo un whisky. Le miró.
Era un hombre de cerca de cuarenta años, a su parecer, guapo, moreno, pezones oscuros (de había abierto la camisa por lo que le veía el pecho hasta la cintura. Elías, así se llamaba el padre, lo miró y con un una palmada en el asiento del sofá le invitó a que se sentara a su lado.
Alberto lo sonrió y allí fue, cobijándose junto a su padre, sintiendo el contacto de ambas pieles. El padre le pasó el brazo tras su cuello y lo dejó caer sobre el pecho del chico. Alberto notó como la toalla comenzaba a alzarse, como si un fantasma apareciera entre sus piernas (Ya, un fantasma. Realidad pura).
El padre se dio cuenta de lo que pasaba y le pellizcó suavemente el pezón.
Entonces, el chico le dijo - Papi, no bebas más. Se que el otro día gozaste conmigo. El padre se quedó paralizado. -Si papi, se que te diste cuenta de todo y yo quiero volver a estar contigo, pero no quiero que estés borracho, quiero que seas consciente.
Alberto miraba fijamente a Elías.
-Hijo...yo...
-No, papi, si no quieres no lo hacemos...pero esto tampoco...ya soy mayor y esto me excita a lo bestia...Papi. Tu decides, pero yo estoy decidido. Quiero hacer el amor contigo.
El padre siguió inmóvil, hasta que su hijo se incorporó un poco y acercándose a los labios le besó tiernamente. Elías seguía petrificado. Alberto volvió a acercarse y le volvió a besar los labios y luego le lamió con la lengua la abertura entre ellos, de comisura a comisura.
Elías no pudo resistir la insistencia de su hijo y la excitación que le provocaba y dejó paso a la joven lengua para recibirla en su interior.
El padre había estado toda la semana recordando la mamada que le había proporcionado su hijo y que el se había dejado hacer sin demostrar ningún signo de afecto. Se había pajeado varias veces en el baño pensando en cuando sería la próxima vez. Miraba a su hijo con deleite: era joven y guapo. Se excitaba al verle y más cuando llevaba poca ropa y se le marcaba el paquete o el culo. Quería que volviera a pasar pero no sabía como hacer. Ese sábado cuando se quedaron solos decidió que repetiría la estrategia anterior, pero se quedó pétreo cuando su hijo le habló... y luego le besó en los labios...entonces decidió abrir sus sentimientos y su boca para dejar entrar el joven fruto de su hijo y saborearlo. Se lamieron apasionadamente las lenguas y los labios.
Alberto se incorporó y le quitó a su padre el vaso que aún tenía en la mano y antes de dejarlo en la mesa dio un trago de licor. -Es para juntar sabores.
-Papi...vamos a la cama.
-Si, estaremos más cómodos...Niño...quiero que me hagas lo de la otra vez.
-Vale...entre otras cosas...
- Qué quieres de...
-Ya veremos...improvisaremos.
Ya en la puerta de la habitación del chico, Alberto le preguntó a su padre -¿Papi, lo has hecho más veces con tíos?.
-Qué....?- Elías se quedó sorprendido con la pregunta. Se quedó mudo. (Sí había tenido encuentros con hombres. Esporádicamente, pero los había tenido, pero no era el momento de contárselo a su hijo).
- Nada... Vamos...
El hijo ya estaba desnudo porque había dejado la toalla en el salón. El padre seguía vestido, por lo que el hijo le dijo -Déjame...yo te desnudo.
Se pusieron de frente, chico se acercó a su padre y le volvió a besar. Mientras se morreaban con pasión, le fue quitando la camisa hasta que cayó al suelo, luego fue acariciando su espalda hasta llegar a la cintura del pantalón y metió una mano dentro para sentir los glúteos de su progenitor e imitando lo que este estaba haciéndole a el.
El padre quería acariciar la piel joven y tersa de su hijo, bajar las manos por la espalda lentamente hasta llegar a su culo y apretarlo...era una de las cosas que más le excitaba en sus pajotes, apretar ese culo tan terso y duro que tenia su niño.
El hijo se separó de su padre para poder arrodillarse y desabrochar el cinturón y el pantalón. Primero rebozó su cara contra el bulto que se encontraba prisionero e incitarlo a que se excitara más y tuviera más volumen. Lo fue consiguiendo y cuando creyó que el momento era el óptimo, bajo la cremallera y olió lo oculto, luego, le desabrochó el cinturón, el pantalón y lo dejó caer. Volvió a acariciar con su cara el paquete y mordió el falo del padre a través de la fina tela del calzón. Metió el hocico por la bragueta y olió. Se estremeció de placer con el olor de su padre. Era el olor de su padre. Se relamió y le bajó el pantaloncito dejando todo el fruto maduro al aire para su degustación y disfrute.
Elías estaba fuera de si. Las caricias que le estaba dando su hijo en la polla con su cara, nadie lo había hecho igual, le causaba una excitación que hacía que regara précum como loco... nota el hocico de su hijo internarse para respirar dentro de él haciendo que se excitara más. De repente nota la desnudez total y la respiración agitada de su hijo junto a su miembro, refrescando el glande.
Túmbate en la cama... Túmbate...
Alberto vio a su padre en la cama totalmente desnudo a excepción de los pantalones y los calzones que estaban aprisionados en los tobillos. Se los quitó, le besó los pies, los olió, y fue subiendo por sus piernas hasta llegar a su querido trofeo, que estaba en todo su esplendor. Comenzó a mamar y morder el escroto, se metía algún huevo en la boca y lo expulsaba, mordía un poco de piel y tiraba.. fue lamiendo el tronco venoso de piel morena y subió hacia el capitel rosado y muy húmedo, que ya conocía.
La lengua había ido subiendo y lamiendo la columna hasta llegar a su capullo. Elías gemía y se retorcía cada vez que su hijo le mordía, le lamía, le besaba...pero cuando llegó al principio de su fruto, este descargó un chorro de fluido caliente y transparente que su hijo lamió al instante, produciéndole una reacción como si de una descarga eléctrica se tratase y se tensó. El placer fue tan intenso que el cuerpo se quedó rígido y la polla se hinchó y soltó más jugo.
Alberto pensó que ese era el momento y levantándose se puso a horcajadas sobre su padre. Sexo sobre sexo. El encima y el padre debajo. El, dominando el panorama. Nunca había visto esa expresión de placer y lujuria en su padre. Sabía que podría hacer lo que quisiera con el en ese momento. Le besó la boca, las lenguas se encontraron de nuevo, pero ahora la lengua era secundaria. El sexo genital y anal le había ganado la batalla. Lo primordial estaba entre las piernas.
El chico se dio la vuelta haciendo un 69 y le puso su glande en la boca del padre para que le hiciera gozar , mientras el disfrutaría dándole la gran mamada en la entrada de su ano: lo que se había propuesto como su meta soñada.
Mientras Elías disfrutaba dando placer a su hijo lamiendo y mamando huevos y polla, saboreando los flujos que el chico expulsaba, notando como se contraían los cojones cuando los mordía...Alberto disfrutaba dando lamidas en los pliegues de la entrada de su padre y acariciándole el ojete que se estremecía cuando pasaba el dedo.
El padre gemía con la boca llena y el hijo gemía de placer mientras iba dilatando el agujero paternal y veía como se iba abriendo y escupía y metía un dedo, abría y escupía y metía otro... Y el padre gemía de placer mientras se metía la polla de su hijo cada vez más adentro...
Estaban disfrutando sexo a lo bestia el padre y el hijo...Los dos...
Alberto creyó que ese era el momento...e incorporándose, se dio la vuelta y puso a su padre encima suyo, le agarró las caderas subiéndolas hacia su viente y dejando que su polla quedara bajo la raja del culo del padre.
Ahora el padre le miraba desde arriba con una expresión de lujuria descontrolada, como si fuera otra persona. El hijo pensó que el padre pensaría lo mismo de él y se sonrió.
Empujó a su padre hacia su pecho haciendo que su ano quedara a su disposición, movió las cadera para que su polla resbalara por la raja del culo. La excitación que tenía Elías después de la mamada y la dilatación anal, hacía que su culo suplicara más intervención y se movía como puta necesitada de polla, hacía que el capullo de su hijo tocara su entrada y el abría el cerrojo para dejarlo entrar. El hijo, al darse cuenta de que todo estaba saliendo como había previsto, volvía a apretar su polla contra el ojete...y este boqueaba para recibirle, así una vez y otra...llegaron a compenetrarse parecía una follada...pero no...la follada tenía que llegar.
El hijo estiró el brazo para alcanzar un bote de crema lubricante ( No quería dañar a al padre), se puso una generosa cantidad en la mano y comenzó a meter los dedos en el orto de su padre que, presa de la excitación, se revolvía en la cama. El chico se untó bien el cañón y puso la polla en el agujero de su padre para la desfloración conjunta. Hincó la punta y fue entrando...
Elías estaba fuera de sí, la excitación que tenía llegaba al máximo. Después de la mamada anal de su hijo y la dilatación con los dedos, estaba a mil por hora.. Su hijo podría hacerle lo que quisiera...le daba igual.
Cuando se puso sobre el y comenzó a sobar su culo con su polla, lo único que quería era que lo penetrara, en se momento la única razón de su vida era que esa polla entrara en el , abrió el culo para que su hijo notara su decisión. Cada vez que el capullo filial pasaba de largo gemía...la próxima si....la próxima si....y así se encendía más y se revolvía en la cama...
Hasta que se hijo se decidió y le embadurnó de lubricante y le introdujo los dedos. Ahora sí...Ahora si.
El capullo entró...lentamente bien lubricado...de repente un dolor lacerante le hizo estremecer...el hijo paró, pero el padre abrió las piernas, respiró y bajó las caderas para dar paso a su hijo...quería a su hijo dentro...quería ese ser dentro de el...y apretó.
A pesar del dolor, fue entrando y entrando hasta el final...el padre respiró aliviado...Se quedó un momento quieto, respiró y fue levantando y bajando las caderas haciendo resbalar el tronco de su hijo por su interior, notando la fricción que le daba justo en la entrada. Fue aquella sensación la que le impulsó a seguir y seguir...Esa frotación en el ojal le estaba volviendo loco...entonces comenzó a subir y bajar...a bombear...La polla de su hijo casi salía y luego entraba del todo haciendo que el masaje anal le hiciera enloquecer. Perdió la cabeza porque todo su ser se concentraba en ese placer, en ese punto y no existía nada más.
El hijo notó como su padre se iba excitando más y más, subía y bajaba mientras gemía, casi gritaba, de placer... Y seguía...y el disfrutaba de como le comían la polla...de cómo le comía la polla su padre...Pero no pensaba más en la pasión que estaba desencadenándose...del remolino de sensaciones nuevas y bestiales de placer sexual...sexo....sexo...
El padre sin poder hablar, solo un sonido gutural y un gemido animal se corrió. La lefa saltó en trallazos, los dos primeros llegaron a la cara de su hijo, luego, el cuello, el pecho, el abdomen...le regó de lefada...mientras iba apretando el tronco de su hijo a cada regada. El primer apretón fue intenso, luego, según iba corriéndose iban siendo más livianos pero igual de sensuales hasta que se corrió dentro de su padre con una intensidad de semental. Manaba y manaba. Cada vez que soltaba un chorro se incrustaba más en el orto del padre y así hasta que terminó.
El padre fue inclinándose hasta el chico. Lamió la leche que le había escupido en el pecho, el cuello y la cara y con la lengua se la daba a probar porque ya sabía que le gustaba, y así disfrutaron del postre lengua con lengua y labio con labio. El padre notó como el miembro de su hijo iba resbalando de su culo y salía poco a poco, proporcionándole otra oleada de placer. Al terminar de salir, un chorro de semen de Alberto salió de su culo. Lo recogió con los dedos y lamieron juntos una y otra vez el semen del joven.
Se abrazaron, se besaron y se quedaron en la cama.
Al cabo de un tiempo, el padre habló - Niño-
-Hmmmm
-¿Estás bien?
-Ssssssss
En cuanto a lo que me preguntaste antes...
El....quéeee.....
-Qué si había estado con otros hombres
- ¿Y?...
-Que si...que si he estado.
-¡¿Qué?!- Alberto se incorporó. ¿Qué?...
- Que he estado con otros hombres...no muchos, pero si algunos...
-Pero papá...¿Qué dices?.
El padre acarició la cabeza de su hijo con ternura y le besó en la frente.
-Alberto, soy todavía joven y he sido más joven, he pasado muchas noches solo y salido, necesitaba sexo y lo buscaba entre mujeres...pero un día... un día leí un artículo que hablaba de los gays de la ciudad y donde buscaban sexo, las zonas calientes, zonas donde buscaban sexo casual y rápido...o locales donde se practicaba sexo homo. Me entró curiosidad y un día lo probé. Fui a un parque y me hicieron una mamada. Una de las veces, un chico me dijo que si quería ir a un local, que era más íntimo y podríamos hacer cosas con tranquilidad. Fuimos y lo hicimos. Le follé.
-Papá por favor, cállate. Me estás poniendo cachondo otra vez.
-De verdad?- dijo Elías tocando la polla de su hijo.- Pues es verdad. ¿Quieres que vayamos un día?. Es muy curioso y divertido...- Mientras le seguía sobando.
Vale. Si. Vamos un día- sigue...
Si quieres podríamos hacer un trío, si encontramos algo de nuestro gusto.-La polla del hijo seguía creciendo.
-Si pero yo elijo...sigue...
El padre siguió pajeando al hijo- Sigue...sigue...- El padre bajó la boca a la polla del chaval que ya tenía una buena excitación y se la comenzó a mamar..- el hijo gemía...el padre mamaba...hasta que el hijo se corrió en la boca de su padre...pero esta vez no se la dio a probar...esta vez la saboreó y la tragó entera, le lamió las últimas gotas que salían del agujerito, le lamió el capullo para limpiarlo, salió de entre las sábanas, le beso en los labios, le abrazó y se fueron quedando dormidos, mientras el hijo pensaba entre sueños en la próxima aventura.
Espero que os haya gustado. Contadme. karl.koral@gmail.com