Pura lujuria

Una pareja de novios queda con un amigo de él y a partir de ese momento surge la noche más porno.

Esta historia comienza una noche de sábado de 2001 cuando mi novia y yo salimos de copas. Ella se llama Vanessa, es una rubia que aunque está mal que lo diga está muy buena (cuantas veces me he masturbado simplemente pensando ella), es bajita, mide 1,60, tiene unas tetas increíbles (talla 90) y sobre todo muy bien puestas, El culo de ella es fantástico, tiene un culo corazón para no parar y por si fuera poco un pelo rubio, unos ojos verdes y una cara que la estarías matando a polvos todo el rato. Por mi parte yo soy un joven atractivo que ha tenido la suerte de ligar mucho en su día pero que cuando conocí a Vanessa me prendí de ella. En el momento que transcurren los hechos teníamos 26 y 25 años respectivamente.

Era Septiembre y hacía una noche de calor, esa noche mi novia se había puesto como acostumbra la ropa muy ceñida, llevaba unos pantalones vaqueros ajustados que la recogen todo el culo quedando de miedo, mientras que por delante la marcan toda la entrada de la vagina, por dentro, como hace siempre llevaría un tanga de algunos de los diferentes colores y tamaños que tiene. En la parte de arriba se había puesto una camiseta de tirantes de color blanco muy ajustada, por debajo llevaba un sujetador rojo que se veía claramente los tirantes por debajo de los tirantes blancos de la camiseta, que por cierto no cubría del todo su ombligo. Además llevaba unos pendientes preciosos un poco largos que la hacían muy guapa y una gargantilla negra en el cuello que se te empinaba solo de verla. En realidad como veis mi novia estaba tremendamente follable ese día como lo está siempre dicho sea de paso.

El caso es que cogimos el coche de ella, que tenía en el garaje, allí ya empecé a darle besos y a meterla mano, no sé el motivo pero ese día estabamos muy cachondos los dos. Antes que nada decir que mi novia en la cama es buena pero tampoco es una putita, vamos que va aprendiendo poco a poco aunque desde luego los orgasmos que te metes son monumentales.

Por aquel tiempo solía moverme con un grupo de amigos que fumaban porros de vez en cuando, por lo que me pillé el vicio ese y empecé a llevar marihuana o hachís cada vez que salía con mi novia, sobre todo para ponernos más a cien. La verdad es que a mí un porrito me pone como una moto, igual que a mí novia y nos entran todavía más ganas de follar. Nos tomamos unas copas y nos fumamos un par de porritos en algunos pubs, mientras no hacíamos más que pillar y yo cada vez que iba al servicio veía mi tranca con unas ganas de meterla enormes, Vanessa por su parte también estaba muy cachonda, normalmente solíamos hacerlo en el coche, dentro del garaje (privado pero con más coches de vecinos) de ella ya que los dos vivimos aún con nuestras familias. El caso es que era aún pronto, las doce o así, cuando pensábamos retirarnos ya a follar como locos, en ese momento ocurrió lo siguiente.

Sonó mi teléfono móvil. Se trataba de uno de mis mejores amigos, Iván.

-¿Qué tal Jorge, donde andas?

-Hola Iván, bueno estoy por ahí con mi novia tomando algo.

-Ah vale, es que te llamaba por si querías tomar algo, es que estoy en casa y toda la gente se ha ido fuera este fin de semana ...

-Ya, que estás tirado...

Yo casi nunca mezclaba amigos y novia, nunca me gustó ese rollo, creo que son cosas diferentes y que a la larga puede ser una bomba de relojería. Se lo comenté a mi novia y le dije a Iván que se podía venir con nosotros a tomar una copa si quería, que pasaríamos a recogerle en unos minutos.

Vanessa e Iván se conocían de un par de veces aunque muy poco en realidad, aunque yo había hablado mucho de uno al otro respectivamente y sabían mucho de uno del otro. Incluso yo en varias ocasiones le había comentado a Iván sobre como follaba Vanessa y lo buena que estaba.

Fuimos a recoger a Iván a su casa y nos fuimos a tomar una copa a otro pub los tres juntos. Iván, que es rubio con melena y ojos azules suele ser bastante atractivo también para las mujeres, aunque no ligue mucho por timidez. El caso es que nos sentamos en una mesa los tres, Iván se hizo otro porro, lo cuál se sumó a los que habíamos tomado ya Vanessa y yo anteriormente. Para que la situación fuera agradable hice que Iván y Vanessa se conocieran más hablando bien del uno y de los otros, entre el alcohol y los porros la tertulia fue poniéndose interesante. Si Iván iba al servicio o a pedir algo aprovechaba para besar a Vanessa ya que seguíamos tan cachondos como antes. Poco a poco empecé a darme cuenta que Iván y Vanessa se miraban cada vez más y de forma "distinta", la verdad es que soy un hombre bastante celoso y eso hizo que me pusiera algo nervioso, que unido al THC de los porros me pusiera bastante excitado. Ella le miraba a él con ojos de celo y él a ella con ojos de Mr Polla, era una sensación incómoda para mí ahí sentado en el medio de ambos con una fumada impresionante.

La verdad es que tenía ganas de que se acabara todo aquello, además veía que mi novia también estaba bastante fumada, por lo que sugerí que fuéramos a tomar una copa a un pub cerca de la casa de Vanessa para que así metiera el coche en el garaje y no tuviera que conducir más tarde, ya que el coche era de su madre y no se lo dejaba a nadie. Salimos del Pub y Vanessa conducía, yo la acompañaba, mientras que Iván se sentó atrás. Durante el trayecto pude observar como Vanessa miraba bastante por el espejo para ver a Iván lo que hacía que me pusiera muy nervioso. Llegamos al garaje, como decía antes es un garaje privado pero que tiene muchos coches de vecinos pero que habitualmente utilizábamos Vanessa y yo para follar como locos. Nos bajamos del coche e Iván preguntó dónde estaban los servicios, Vanessa se lo dijo y me quedé con mi novia a solas. En ese momento me puse más cachondo y no pude reprimirme empezar a besarla, a tocaba el culo, la pasaba la mano por los vaqueros por el coño, la dí la vuelta y empecé a besarla el cuello y la nuca, lo cuál para mi novia es volverla loca ya que se pone a mil, mientras la sobaba los pechos por encima de la camiseta. La desabroché unos botones del vaquero y la metí la mano hasta que mis dedos se acercaron a su coño recortadito, a estas alturas ya sabía que llevaba tanga rojo a juego con su sujetador, la introducí un par de dedos y como la pasaba siempre estaba ya mojada y entraron muy fácilmente la empecé a masturbar mientras la sobaba con la otra mano todo lo que podía. En ese momento apareció Iván que regresaba del servicio, para mí que llevaba ya un rato viéndonos, yo me sobresalté y paré mientras decía que iba yo también al servicio antes de ir al pub a tomarnos la última. Estaba empalmadísimo, fui andando unos metros y me recorrió un escalofrío en el cuerpo, me paré y fui a escondidas entre los coches a donde se encontraban Vanessa e Iván.

Allí estaban de pie junto al coche a media luz, yo estaba excitadísimo Iván estaba muy cerca de Vanessa y ella estaba más caliente que un horno de leña, pasó lo que todos queríamos que pasase, Iván se acercó a ella y la besó lentamente en el cuello, ella exclamó con voz de placer, él volvió hacerlo pero ya con las manos en su culo, y entonces Vanessa se abalanzó a la boca de Iván y se empezaron a dar unos muerdos de órdago, era todo muy salvaje, con muchas ganas, Iván la bajó la camiseta de tirantes blancas y seguidamente el sujetador quedándo sus tetas libres, empezó a lamerlas y comerselas, ¡vaya tetas! Con unos pitones de escándalo. Ella cogió y le abrió los botones del patalón, le bajó el slip y salío una polla más gruesa que la mía, ella empezó a pajearle con la mano mientras él le seguía comiendo las tetas y besando en cuello y boca, además de tocarla el culo por encima del vaquero.

En ese momento no pude más y me desabroché el cinto, me abrí los botones del patalón y comencé a masturbarme lentamente, me dí cuenta que estaba a punto de correrme a poco que me la meneara. Decidí ir donde estaban ellos, avance despacio mientras me la meneaba, Vanessa quedaba en ese momento de espaldas e Iván de frente, fue él lógicamente el primero que me vió, aunque apenas se inmutó, estaba disfrutando claramente y le daba todo por el culo, me aproximé y cogí entre mis brazos a mi novia por detrás, ella se sobresaltó un poco, pero inmediatamente para que viese que no me importaba la desabroché los botones y la bajé los pantalones vaqueros ajustados, quedando ese culo espléndido embutido en un tanga minúsculo de color rojo, bajé la mano y busqué sus orificios tanto el del culo como el de su vagina y la metí los dedos, ella giró el cuello y me dio un muerdo en la boca sacando la lengua como una puta. Allí estabamos los tres de pie haciendo un sándwich con Vanessa en el medio. De pronto se oyó un ruido, era la puerta del garaje que se estaba abriendo, nos metimos deprisa y corriendo en el coche, mientras el coche del vecino aparcaba y se iba del garaje, los tres permanecíamos en la parte de atrás del coche de Vanessa solamente que en ningún momento dejé de hacerla un dedo e Iván de lamerla una teta y su oreja. En ese momento nos dimos cuenta de lo que había pasado, pero ya era tarde para dar marcha atrás, Iván dijo que en su casa no había nadie y que fueramos para allá. Con los dedos en la vagina de mi novia dije que sí, ella no dijo nada simplemente quién calla otorga. Mi novia iba a salir del coche para conducir y entonces la dije que no, que me dejara a mi conducir y que ella se quedara atrás con Iván, los tres nos pusimos muy cachondos cuando dije eso. Vanessa no dijo nada y se quedó atrás con mi amigo. Salimos del garaje dirección casa de mi amigo, que por cierto no vivía muy lejos de allí. Iván la había vuelto a bajar la camiseta y ya no llevaba sujetador, además la estaba metiendo los dedos en su coño, y mientras la comía todo el morro. Yo conducía a cien, y tenía unas ganas de descargar de la leche y nunca mejor dicho. Llegamos a un semáforo y miré por el espejo, mi amigo tenía la polla por fuera como una bandera, se acomodó y empezó a invitar a mi novia a que se la chupara. Vanessa nunca a sido una experta en sexo oral, en general lo hace poco ya que no la gusta mucho, aunque recuerdo una mamada suya en un cine que fue espléndida. Yo estaba como loca para que ella se la chupase, ver a esa monada de niña con el pelo, como hacen ellas detrás de la oreja, con los pendientes cayendo y esa gargantilla, me ponía a mil. Ella le cogió la polla y empezó a comersela. ¡Menuda zorra! En su puta vida había hecho eso conmigo. Menudos lengüetazos le estaba dando, Iván comenzó a gemir, y dijo una frase que me puso a mil.

  • Vaya mamada que me está metiendo tu novia.

Cuando faltaba poco para llegar Iván se corrió, la cayó por su pelo rubio, por la boca por las tetas, ella se tragó bastante y el resto se lo puso en su coño y empezó a restregárselo por su clítoris.

Aparqué el coche en el único sitio que había Iván se guardó su cipote, Vanessa sé puso su camiseta y se subió los pantalones para salir del coche.

Subimos andando por las escaleras sin hacer ningún comentario, Iván abrió la puerta de casa y pasamos al salón donde tiene unos sofás muy cómodos de piel, mi amigo fue a poner música y a por unas copas, mientras me senté en el sofá, agarré a Vanessa, y la empecé a besar, no podía más me bajé los pantalones, los gallumbos que estaban muy mojados de mi excitación y la dije a Vanessa que se sentara encima, ella se bajó los pantalones se quitó el tanga y se quedó con la camiseta blanca de tirantes únicamente. Se la metí hasta dentro, ella era una experta jinete y sin lugar a dudas era la postura que mejor hacía, ya que si se ponía encima te volvía loco. La baje la camiseta y me comí los pezones, mientras mis manos la tocaban el culo, buscando el ojete para meterla un dedo. Ella se movía como una zorra. La verdad es que habitualmente mientras me follaba a mi novia solía pensar que ella se tiraba a más tíos, eso siempre nos gusta a los novios o maridos, tampoco solíamos hablar mientras lo hacemos pero esa vez la dije varias cosas;

-¿Te gusta la polla de Iván?

-Vas a tener que dejar las oposiciones y dedicarte a ser una puta, vas a ganar mucho dinero

-¿Me dejas que te diga que eres una zorra?

Y más cosas por el estilo...

A todo esto Iván estaba en el sofá de enfrente haciéndose una paja mientras miraba. En cuanto me corrí, Iván se levantó sentó a mi novia en el sofá hacia delante y la metió toda la polla, Vanessa se retorcía de placer, la muy puta es multiorgásmica y seguro que llevaba más orgasmos ya que todo el personal de la calle junta. Yo pensaba que después de descargar me quedaría más tranquilo pero mi polla seguía como un mástil, por lo que me acerqué a ellos y les interrumpí, al fin y al cabo ella era mi novia, le dije a Iván que se sentara y que ella se subiera encima de él, tal y como lo había hecho antes con ella, así mientras yo por detrás podía conseguir aquello que aún no había hecho todavía: Dar a Vanesa por el culo. Empezaron a follar en esa nueva postura y yo le metí un par de dedos a Vanessa en el culo a lo cuál ella respondió con más gemidos. De verdad que pensaba que aquello era difícil pero me llevé una grata sorpresa cuando al intentar meter el capullo entró sin muchos problemas, poco a poco fue entrando y así empezamos a follarnosla con doble penetración mi amigo y yo. Los dos nos corrimos dentro de ella aunque había lefa por todas partes, después de eso se nos había pasado ya los efectos del cannabis y dije a Vanessa que nos fuéramos a casa, ella se despidió de Iván con un morreo en la boca y yo con un simple "Ya nos llamaremos".

De vuelta en el coche no dijimos nada y cuando llegamos al garaje de ella para meter el coche la dije sin más que me hiciera una mamada, ella me la hizo con cara de puta aunque ya sin tantas ganas como antes, me corrí y le dije que me la dejara limpia a lo que ella no se resistió mucho, al parecer la gustaba ya el sabor a semén. Nos despedimos en el portal y nunca más volví a verla, sé que dejó las oposiciones y que trabaja como puta de lujo en Madrid. Con mi amigo sigo fumando porros y saliendo de marcha aunque no hemos a tocar el tema nunca más. Eso sí, los dos seguimos cascándonosla pensando en aquel sábado de septiembre.