Pura lujuria (4)

Su novia, ya retirada de la prostitución, y nuestro protagonista se van de vacaciones a Marbella, pero allí la lujuria les seguirá persiguiendo...

Como señalaba en "Pura lujuria 3", después de un par de semanas Vanessa volvió a mi ciudad y dejó su anterior trabajo de puta.

Las primeras semanas quedamos a tomar algún café hasta que poco a poco nuestros sentimientos se fueron aclarando, es entonces cuando decidimos volver a ser novios.

Se me ocurrió que la mejor forma de celebrar ese acontecimiento era hacernos un viaje, por lo que decidimos ir a Marbella.

El viaje fue tranquilo y cuando llegamos al apartamento teníamos ganas de marcha.

La verdad es que tenía muchas ganas de follarmela pero como era nuestra primera noche me apetecía salir a cenar y tomar unas copas.

Estaba esperándola en el salón del apartamento fumando un cigarro cuando apareció, llevaba un vestido de tirantes de cuero negro muy ajustado con aberturas en los laterales. Acompañaba unas sandalias negras con tacón que se atan con cordones.

-¿No pensarás salir así a la calle? La dije entre medio enfadado y medio cachondo.

No empieces con tus celos que hemos venido a pasarlo bien.

La verdad es que no podía hacer mucho más, el caso es que cogimos el coche y nos pusimos dirección a Puerto Banús. Durante el trayecto Vanessa estaba casi tan cachonda como yo, por lo que me empezó a tocar mi polla, me la sacó y empezó a hacerme una paja.

Llegamos allí y buscamos un restaurante donde cenar, al entrar todos los hombres y mujeres la miraban y durante la cena muchos de ellos no hacían más que poner sus ojos en el culo o escote de Vanessa.

Yo no me encontraba muy bien, estaba muy excitado pero no podía soportar que tantos tipos quisieran meterla un pollazo a mi novia.

Después de una cena agradable y un buen vino, salimos de restaurante para tomar unas copas en la zona de marcha.

Puerto Banús estaba abarrotado de gente, sobre todo extranjeros con ganas de sexo. Mientras andábamos por allí los hombres no la quitaban el ojo de encima y alguna la decían alguna cosa sin importarles mi presencia.

Entramos en un Pub de moda con buen ambiente, nos pedimos unas copas y Vanessa se puso a bailar, la verdad es que se me dá muy mal bailar y permanecí en la barra mientras miraba lo buena que estaba, lo único que pensaba era en acabar la copa y llevarla a casa para follarmela por todos los lados.

Tenía ganas de ir al servicio pero no quería dejar sola a Vanessa ya que había mucho buitre por allí, pero después de unos minutos no aguanté más y me fui al baño que encima estaba a tomar por el culo y lleno de gente. El caso es que tardé más de la cuenta y cuando regresé, Vanessa ya no estaba sola. Se encontraba con dos tipos fuertes y altos, uno rubio y otro moreno, en cuanto les ví supe que eran guiris, eran unos cachitas de mierda de esos que van por ahí marcando sus musculitos con camisetas ajustadas. Me puse atacado, a ver como salía de esta. Cuando llegué a ellos Vanessa estaba en el medio sonriendo. Me los presentó se llamaban Paul y Ronnie, eran holandeses, mientras Paul no hablaba casi nada de castellano, Ronnie sabía hablarlo y muy bien, era un habitual veraneante de Marbella y conocía el terreno perfectamente.

Ronnie la preguntaba a Vanessa por su vestido y la tocaba en los laterales de su vestido y le oí perfectamente como la decía que si llevaba bragas. Aquello me hizo ponerme en su sitio y agarre a Vanessa y la separé un momento diciéndola indignado:

-Vanessa nos vamos a casa.

Ella me soltó la mano y dijo mirando a Ronnie:

-No, no llevo, se me vería el tanga por los laterales y no quedaría muy bien.

Aquello era el colmo, no me lo podía creer.

De pronto apareció Paul con unas copas y las repartió. Nos quedamos los cuatro hablando, la verdad es que a mí se me fue pasando el cabreo poco a poco ya que aquellos tipos no parecían mala gente.

Decidimos ir a tomar otra copa a otro sitio, salimos a la calle y mientras Paul iba delante con Vanessa hablando en inglés, Ronnie y yo nos empezamos a hacer colegas, no se como salió la conversación pero me dijo que tenía un Porsche descapotable. A mí siempre me han gustado ese tipo de coches, por lo que al ver Paul mi alegría me dijo que me lo podía enseñar y dar una vuelta, se lo dije a Vanessa y nos dirigimos los cuatro a donde estaba aparcado, era tremendamente bonito, plateado. Nos montamos todos , Ronnie conducía, mientras yo le acompañaba de copiloto y Vanessa y Paul se sentaban atrás. Nos dimos una vuelta por Puerto Banús y decidimos salir a la carretera para pillar algo de velocidad, todo iba bien hasta que de pronto me percaté de algo que me estremeció. Paul y Vanessa se estaban morreando en el asiento de atrás y el cabrón del holandés tenía la mano entre las piernas de Vanessa.

Grité: -¿Eh? ¿Pero que cojones hacéis?

Vanessa me miró con cara de puta y respondió:

-Estaba conociéndolo mejor.

Me puse un poco alterado y Ronnie paró el coche en un área de servicio.

Nos bajamos del coche y me encaré a Paul, Ronnie nos separó, Vanesssa se acercó a mí y me dijo:

-Escucha no puedes pretender que deje de ser una zorra de la noche a la mañana, además Paul tiene una verga muy grande y yo estoy chorreando, tienes dos opciones te unes a la fiesta o te piras para casa. Se fue donde estaba Paul y le dio un morreo. El holandés la empezó a meter mano y la puso de espaldas apoyada en el coche, la subió el vestido, tampoco hacía falta mucho, y su culo quedó al aire libre pues la zorra como había dicho no llevaba ni tanga. Paul se sacó un pollón impresionante y se lo empezó a pasar por el culo. Ronnie me miró y se sacó la polla y empezó a masturbarse. En aquel momento me puse supercachondo me acerqué a Vanessa y la dije.

-Mientras te jode este cabrón me la vas a chupar zorra.

Vanessa con cara de vicio me la cogió y la empezó a dar besos, mientras que Paul ya había encontrado su ojete y se disponía a clavársela. La zorra de mi novia se moría de gusto. Se la empezó a follar de forma bestial mientras me la comía. Ronnie se hacía una monumental paja. Paul se corrió dentro de su culo, y es entonces cuando Ronnie la cogió y la metió dentro del coche y la hizo sentarse encima de él para follarsela, la habían bajado el vestido de abajo y de arriba, y llevaba su vestido de cuero negro a la altura del ombligo. La follada fue descomunal, Nos la volvimos a follar todos de nuevo. La muy puta olía a semén por todos los lados. Cuando me corrí me limpió mi polla con muchas ganas y empezó a decirme:

-¿Te gusta que sea una zorra verdad? Se que te pones a mil, déjame ser una putita, y lo pasaremos muy bien siempre.

-Vale, mira estás muy buena y si eres una zorrita consumada lo mejor que puedo hacer es meterte varas y permitir que otros lo hagan. Te vas a cansar de pollas, ya verás.

-Me encantan, no te imaginas lo bien que me ha dado por el culo Paul, vaya tranca que tiene.

Nos llevaron hasta casa, les invitamos a tomar una copa, mientras Paul de nuevo estaba con ganas de marcha y le dijo a Vanessa que se la mamase, ella se la comió como una profesional, lo que es, mientras Ronnie y yo tomábamos una copa mirándoles y diciendo lo buena que estaba la puta de ella.

Después de nuestra estancia en Marbella comprendí definitivamente cuales eran las normas del juego, y ya no me importaban, es más empezaba a disfrutar viendo como se la follaban otros, por lo que a partir de ese momento me convertí en un cornudo feliz y empecé yo mismo a provocarla para que se vistiera como una puta y saliéramos por nuestra ciudad en busca de algún amigo para pasar una buena velada, pero eso ya es otra historia.