Psicólogo
Es una cita en la que el Psicólogo, busca ganar mi confianza.
Llegué puntual a mi cita con el psicólogo, es más llegué por minutos adelantada.
Me gusta caminar del trabajo al consultorio, porque durante el trayecto puedo despejar mi mente, pero usualmente llegó al consultorio acalorada.
Entre al baño y me asee, es raro tal vez pero no me gusta la sensación de sudor, también refresque mi nuca y puse la palma mojada en mi espalda, lo que fue gratificante.
Todo era perfecto, salvo por el dolor de mi rodilla.
La terapia inició a las 7 más 5 minutos, fue en la habitación que más me gusta del lugar, tiene una luz tenue y cálida, no como las otras en las que el brillo de la luz incluso lástima mis ojos, sin mencionar que tiene el sofá más confortable.
La cita empezó con la clásica pregunta: "Cómo Estás?", odio esa pregunta, nunca se que debo responder, es como cuando vas a la escuela y el profesor te pide la tarea que no hiciste, o en el trabajo tu jefe te pide un acuerdo que no has terminado por estar jugando mahjong... además me cuesta mucho confiar en la gente y él, no es la excepción.
La consulta avanzaba como siempre, lo usual es que tengo problemas con mis emociones y me es difícil expresar todo lo que debería, guao!, como si no lo supiera ya...
Cada ciertos minutos sobaba mi rodilla, estaba molestando mucho... entonces el psicólogo preguntó:
"Qué pasa, está todo bien, te duele la rodilla?"
Respondí que sí, ha estado sensible por los cambios de temperatura y creo que en esta ocasión caminar del trabajo al consultorio no había sido una buena idea...
Él se ofreció a darme un masaje, me puse un poco nerviosa, pero acepté...
Pensé que iba a hacerlo por encima del pantalón, sin embargo mi apreciación fue incorrecta. Me pidió que me quitará el pantalón, mis ojos se abrieron de par en par con expresión de asombro, pero me contuvo diciendo que no era posible de otra manera, cómo pondría entonces el aceite de menta que había sacado de mi bolsa?
Tenía razón, me quite el botín derecho, me levanté y quite sólo una pierna del pantalón... me daba pena que viera las estrías en mis muslos y a la vez agradecía ser tan chocosa, ya que al haberme aseado minutos antes no habría mal olor.
Me senté en el sofá y él puso un poco de aceite de menta en sus manos, las froto entre ellas para entibiar, acto seguido las puso sobre mi rodilla y comenzó a frotarla, dolía... pero se sentía tan bien.
En todo ese tiempo no dejo de hablar, comentaba que necesitaba "abrirme" para hablar con él y así encontrar el porqué de mis "problemas", sin embargo mi mente dejo de escuchar, sólo pensaba en lo fresco de la menta y la suavidad de sus manos, mi cuerpo se relajo, mis brazos cayeron a los lados y eché la espalda hacia atrás cerrando los ojos.
Mi respiración se aceleró, podía sentir un hormigueo en mi entrepierna... mordí la mitad de mi labio inferior, estaba excitada... él lo noto y una de sus manos subió más por mi pierna, creo que lo hizo para ver mi reacción, la cual fue una gran suspiro... se sentía tan bien...
Sin dejar de sobar mi pierna subió sus manos y una de ellas rozó el puente de mi pantaleta, yo seguía con los ojos cerrados, disfrutando lo que pasaba.
Entonces me recostó en el sofá, la pierna que aún tenía el pantalón quedó colgando por el costado, la pierna cuya rodilla ya no recordaba el dolor, estaba sobre el respaldo, no sé en que momento abrió su pantalón y sacó su miembro, seguía con los ojos cerrados, así que no pude verlo, se puso sobre mi, con voz suave me dijo que no tenía condón, ansiaba sentirlo, me sentía desesperada por tenerlo dentro de mí, había fantaseado tanto con ese momento, el condón era lo que menos me importaba y se lo dije... hizo de lado el puente de mi pantaleta, mostrando mi monte venus terso y depilado, comentó lo bien que se veía y sólo dibuje una sonrisa en los labios.
Sentí como frotaba su miembro erecto sobre mi, mis ojos se negaban a abrirse y ver que sólo era un sueño, pero entonces su glande comenzó a abrirse paso por mis labios vaginales y un gran suspiro lleno de emoción, deseo y excitación, los abrió... vi su rostro febril y la expresión en sus ojos cuando en un solo movimiento introdujo el resto de su pene, estuve a punto de emitir un gran gemido, pero él lo callo con un beso tan apasionado que me hizo suplicar por más.
El movimiento de su pelvis era rápido, como si supiera que ese no era un momento de ternura, me penetraba tan duro, era increíble!
Cerré los ojos nuevamente, pero él me ordenó abrirlos, dijo que quería ver cada expresión de mi rostro y que tenía prohibido limitarme.
Comenzó a abrir cada uno de los botones de mi camisa color carmesí, lo detuve pues aún en ese momento la vergüenza que ocasionan mis estrías no desaparecio.
En un instante sujeto mis muñecas por arriba de mi cabeza, me dijo nuevamente que tenía prohibido limitarme y que sentir vergüenza por mis estrías era de lo más estúpido, mientras con su mano libre continuo desabotonando mi camisa, hizo una pausa con su cadera, sin salir de mi, sólo para contemplar mis senos contenidos en el brasier, dijo que le gustaban y los beso con pasión y ternura.
Entonces salió de mi y comenzó a bajar, lo detuve pues me es desagradable que me den placer oral si ya me penetraron, sin embargo lo que hizo fue algo que nunca hubiera esperado... se detuvo en mi vientre, contempló las estrías en el, las acarició con su dedo, parecía que tocaba el más fino lino o el más fino cristal, acarició las cicatrices de mis cirugías también y entonces levantó la mirada para verme a los ojos y dijo que eran perfectas.
Al instante mi vagina se mojó tanto que parecía babear, me senté para quitarle la camisa, él terminó de retirar la mía, acariciaba mis senos sobre el brasier con una mano y con la otra mi abdomen, sus besos eran tan dulces...
Se levantó y puso mis manos en sobre su pantalón, al instante entendí que quería que lo bajara y lo hice de inmediato sin omitir su boxer, pude entonces contemplar su cuerpo desnudo, no era perfecto, pero mis ojos se perdieron en él y fue cuando por fin vi su pene, no era muy grande, calculo 17 centímetros pues su medida eran mis dos manos, pero era muy grueso... se me hizo agua la boca...
Me tomo de la mano y me levanto del sofá, mi pantalón cayó por simple fuerza de gravedad, pero él se sentó en la orilla del sofá, para contemplar mi cuerpo, me dio la vuelta y acarició mis glúteos, muslos, cadera y espalda baja, se levantó y besó la base de mi cuello, acarició mis brazos y la piel se me erizo.
Desabrocho mi brasier y bajo los tirantes dejándolo caer al suelo, me dio la vuelta y tomo mis senos entre sus manos, me beso, pero en esta ocasión fue un beso tierno y lleno de amor.
Me dio la vuelta en un movimiento brusco que me robó el aliento, me puso de rodillas sobre el sofá, mis manos se sujetaron en el respaldo, acarició nuevamente mis glúteos y hasta ese momento me bajó la pantaleta quedando en mis rodillas, abrió mis glúteos y vio mi vulva, nunca me ha gustado su apariencia, pues es obscura, pero él dijo que le encantaba lo que veía.
En un instante me penetró de una forma tal que pensé me partiría en dos, fue brutal... salvaje, increíblemente delicioso!
Sentí mi cuerpo flotar, agitarse preparándose para llegar al orgasmo, simplemente me dejé llevar, él pudo notarlo así que me dio aún más duro, hasta perder el aliento... fue un orgasmo formidable, maravilloso, no sé qué más decir de ello, pero fue formidable, él no termino, me dejo llegar al cielo y volver a la vida, acompasando sus movimientos.
Me levantó, se sentó y me puso a horcajadas sobre él, comencé a moverme de atrás hacia adelante, mientras acariciaba mis senos y los rozaba con sus labios, la forma en la que los mordía era deliciosa, tomo con una mano mi espalda y con la otra mi cuello y me jaló hacía él para besarme, no deje de moverme...
Me giró y le di la espalda, me besaba con tanta pasión y sus brazos me abrazaban, era genial que no terminará!
Nos recostamos en el sofá para una penetración de lado, sin embargo el apunto su pene a mi ano, replique pues no estaba preparada para una penetración anal, se acercó a mi oído y dijo: no me importa, deja de limitarte!
Puso bastante saliva en su mano para lubricar mi ano y también su pene, insistí en que no lo hiciera pues no quería "ensuciarlo", pero me ignoró, puso la punta de su glande sobre mi esfínter y empezó a empujarlo poco a poco hacia adentro, rompiendo la resistencia del músculo, una vez dentro empezó un mete y saca... lento, sin parar, cadencioso, delicioso... mis pezones totalmente erectos, clamaban atención.
Aceleró sus movimientos, me penetraba rápido, duro, pellizcaba mis pezones, mordía mi espalda... Dios!, me sentía plagada de placer, pensé que moriría en ese instante, me sentía desbordada... por unos instantes me deje ir, me senté a horcajadas sobre él y me moví tan duro como pude, tratando de romper mi culo con su falo...
Las palabras empezaron a salir de mi boca... cogeme... cogeme duro... más... quiero más... sin dejar de montarlo comencé a estimular mi clítoris... seguía cogiendo por el culo, continúe hasta que tuve otro orgasmo...
Me levanto, me sentó en el sofá y fue a la mesa del rincón, tomo agua que puso en un poco de papel y se limpió, regreso y me jaló a la orilla del sofá, elevó mis piernas y me volvió a penetrar vaginalmente... pude sentir su ansiedad, ahora era él quien quería llegar al orgasmo... pero retrasaba el momento... me dijo que jugara con mis senos y empezó a masturbarme sin dejar de penetrarme... me decía que le había encantado sentir mi culo y que tenía una vagina deliciosa... que debía dejar mis complejos y ser plena...
Empezó a darme muy duro, le pedía que no parará que me cogiera más... aceleró sus movimientos, un nuevo orgasmo se formaba en mi vientre y podía sentir que estaba por venirse, le pedí me hiciera llegar en 4, pero se negó, quería ver mi rostro al llegar al orgasmo, no pude aguantar más, no resistía más... y en un acto inconsciente cerré los ojos, me tomó del cabello, jalo mi cabeza hacia él y me dijo: abrelos quiero que me veas eyacular... abrí los ojos y lo vi justo cuando mi orgasmo llegó, apresuró sus movimientos, quería empalarme!
No cerré los ojos, eso lo hizo venirse, se deleitó en mi mirada y yo en la suya al llegar al clímax...
Terminamos, cayó sobre mi pecho, nuestra respiración estaba acelerada y tardamos así unos minutos en lo que recuperamos el aliento.
Nos levantamos... me vestí sin hablar... pero mientras lo hacía él no dejaba de verme... nos dirigimos a la puerta, pero antes de salir me jalo de una manera tan salvaje hacía sus brazos (me gustó), me dio un gran beso y me dijo... espero que ahora si me tengas confianza.