Prueba urológica

Realización morbosa de una prueba médica.

Debido a los problemas que la espalda me ocasiona desde hace años, el traumatólogo creyó conveniente realizar una consulta al urólogo para comprobar que la inervación de la vejiga no se veía afectada. Una vez en su consulta y tras relatarle todos los síntomas y demás molestias que sufría, decidió realizarme una prueba llamada urodinamia para comprobar la función de la vejiga. La cita seria en unos meses en la misma residencia, sin hacerme ninguna mención especial sobre como se llevaría a cabo.

Llegado el día de la prueba, me presenté ignorante totalmente sobre la forma de llevarse a cabo la técnica. Aguardé en una sala de espera una hora más o menos, con la inquietud de ser el único en esperar en el lugar. A la media hora de esperar empezaron a surgir las dudas sobre si incluso habría alguien allí atendiendo, o si me había equivocado de hora o día, o cualquier cosa. Finalmente, una mujer alta y rubia apareció al final del pasillo con paso decidido. "Vaya - pensé-, seguro que viene de tomar el café, es increíble". Le sonreí falsamente y le dije que no ocurría nada por la tardanza, aunque en realidad estaba un poco enfadado por la falta de puntualidad.

Entramos en la sala de consulta. En el interior había una mesa típica de estas salas, con una silla para el médico y dos para el paciente y acompañante, y al fondo había una camilla acolchada con dos estribos en uno de los extremos que me llamaron la atención. "Será para las mujeres", pensé. Había más aparatos y pantallas, muy modernas parecían, pero al primer momento no las aprecié bien porque ella comenzó a hablarme.

Resultó ser una chica muy sonriente y muy simpática, con una amplia sonrisa en su cara y que hablaba con suavidad. Me preguntó si sabía en que consistía la prueba y le dije que sabía para qué la tenía que hacer, pero que desconocía por completo su realización. Me pidió que me desnudara de cintura para abajo y que me subiese a la camilla boca arriba. Mientras me desnudaba ella me comentó la prueba. "Mediante una sonda te llenaré la vejiga con un líquido adecuado, y un sensor medirá la fuerza que tanto la vejiga como los músculos y esfínteres realizan para aguantar ese líquido." ¡Caramba! Es difícil creerlo, pero me pilló totalmente por sorpresa; pensé que sería más sencilla, pero eso de la sonda....

Una vez en la camilla, ella me indicó que colocara mis piernas sobre los estribos, "en una posición sexy". No me resultó fácil, más que nada porque la prueba cada vez se compliacaba más. Al adaptarme ya a la postura me sorprendí al percatarme de mi total exposición. Apoyaba la cintura sobre el borde de la camilla, quedando el culo en el aire y las piernas dobladas en el aire por los estribos a la altura de los tobillos. La polla y los testículos colgaban como fruta madura. Ella terminó de hacer los preparativos (preparó la sonda, acercó un colgador con una bolsa de líquido a mi derecha, una pantalla con un aparato abajo a mi izquierda...) Echó un vistazo al pene, incluso sujetándolo con una mano, lo que me hizo pegar un respingo.

"Primero introduciré el sensor que medirá la fuerza de contracción. Se trata de una especia de bola de silicona que tendré que colocar en el ano, pero no te preocupes, será como un supositorio. De esta bolita sale un cable, ¿ves? que se conecta al ordenador para recoger la información" ¿No iban a terminar las sorpresas? ¡Menuda prueba! Con sus dedos me palpó las nalgas, buscando el agujero. No me esperaba eso, así que al primer intento me cerré involuntariamente. "Tranquilo, no hace daño". Eso de que no hacía daño había que verlo. Volvió a intentarlo, mientras yo trataba de relajarme, pero nada. Trató de una manera más denodada de abrir paso a la bola con dos de sus dos dedos, que alcanzaron mi esfinter y trataron de colarse. "Relájate, vamos, no es nada, ya verás...a ver...sí...bien, ya está, ¿a qué no duele?" y me dio un par de cachetes en una nalga. Doler, no dolía, pero molestaba, y además...¿ella había introducido de más los dedos? ¡Juraría que sí! pero no quería hacerme llevar por la imaginación. "¡Qué va a querer hacer eso!", me dije.

"Ahora introduciré líquido lubricante para que la sonda se deslice bien. Puede que lo notes frío". Con un gesto le dije que no se preocupara, que estaba preparado. Me la sujetó bien con una mano y con la otra acercó una especie de jeringa con la boca muy fina. Sentí frío en mi interior, y cómo extrañamente mi polla reaccionba poniéndose un poco más dura. Duró unos segundos, y sin soltármela acercó la sonda y me dijo "¿Preparado?" Le dije que sí más firmemente de lo que en realidad estaba. Nunca me habían puesto una sonda y no conocía la sensación, pero podía deducir que no sería agradable.

La introdujo más rápido de lo que pensé que iba a hacerlo. Eso sí, sentí en todo momento como se deslizaba a lo largo del interior del pene y como vencía la resistencia del esfinter de la vejiga. La zona me molestaba, es decir, casi toda la pelvis, por la sonda y por el sensor que tenía en el culo. Y el frescor del lubricante también permanecía.

"¿Cómo te sientes?" tardé unos segundos en responder, dudando si decir lo que de verdad pensaba "Nunca me había sentido tan follado" Ella rió y yo sonreí "¿Pero entonces ya fuíste follado alguna vez?" "Nooo, no me refería a eso..." "Que morbo". ¿Pero había oído bien? Aún lo recuerdo hoy y hay cosas que me parecen increíbles que hubiesen sucedido.

Cuando la sonda estaba en su sitio comenzó a entrar líquido en mi interior. "El sensor envía la señal a este ordenador y va formando una gráfica de la fuerza que realizas y el tiempo que transcurre. Debes avisarme el momento en que sientas ganas de orinar para marcarlo en la gráfica, y trata de aguantar todo lo que puedas". Le hice un gesto afirmativo, aunque mi cara debía ser un poema. Comenzamos a hablar, porque aquello debía durar unos minutos y si no sería muy aburrido. Mientras hablábamos ella colocó una mano sobre mis testículos, pero sin decir nada, y continuó hablando tal cual. No le dije nada, pero esperaba que la retirase pronto. De vez en cuando echaba un vistazo para comprobar que la sonda seguía en su sitio, e incluso me la manipulaba indiscretamente. Una de las veces me empezó a endurecerse, pensé que tendría una erección, pero no me importaba (incluso con ella delante me apetecía tenerla erecta para demostrarle que no me avergonzaba todo aquello). En cuanto creció algo me apretó los testículos levemente. "Es mejor que no se te ponga dura, para que la sonda no se mueva. Además, podría molestarte". Le dije que lo entendía, pero no me convencía su contínua manipulación de mis huevos.

El tiempo pasó y le indiqué que ya sentía ganas de orinar. "Bien, es un poco pronto. Ahora debes aguantar todo lo que puedas" Pero al cabo de pocos minutos ya no podía más. "Ya no aguanto más" "Venga, venga, aún puedes aguantar más" "Creo que no....no, no...ya no aguanto" "Vamos, aguanta" "Creo que se me va a salir.....ya, ya..." "No te preocupes si cae algo". Me retorcía en la camilla tratando de aguantar. Ella alternaba su atención entre la pantalla del ordenador y mi polla, la cual estaba sujeta por una de sus manos.

De repente solté un gemido. "¿Y eso?" pensé avergonzado. Miré y ella deslizaba su mano por mis testículos abiertamente. Mi polla estaba crecida y comenzaba a sentir la excitación que me producía. "¿Qué hace?", sin dejar de sonreír me respondió "Si te estimulo levemente aguantarás mejor. La gráfica debe llegar al menos hasta un punto y aún no lo has alcanzado. Debes aguantar más" "¿Más? ¡Joder, voy a reventar!" "Tranquilo, falta poco" Me acariciaba lo justo para no provocarme una erección, que como dijo ella antes sería perjudicial para la sonda.

Por fin, ella dio punto final a la prueba. "Ya está. Ahora aguarda un poco más que te sacaré la sonda" "Rápidooooo que me va a salir todooo" Pensé que iba a explotar, me agitaba y movía buscando la postura para aguantar mejor, y mientras ella sacaba la sonda muy despacio.

Cuando la sonda fue retirada me ayudó a levantarme de la camilla y a ponerme de pie. "Ahora debes verter el líquido aquí". Señaló un recipiente que, en la parte superior, poseía una tolva que recogería el líquido, y en la parte inferior se estrechaba (era una especie de embudo). El aparato disponía de un sensor que indicaba el volumen expulsado. Me coloqué precipitadamente de pie enfrente de él y comencé a soltar todo el líquido. Sentí un gran alivio, aunque en el chorro se apreciaba bien el problema que tenía en la vejiga, pues se entrecortaba cada poco.

Ella se colocó delante de mi y no perdió detalle de mi meada. Cuando estaba terminando me excitó su cara contemplando mi pene semierecto y mis testículos algo hinchados. Le dije que había terminado y ella se acercó a mi. "Voy a comprobar que has expulsado todo el volumen". Primero me palpó el vientre por debajo del ombligo "¿Sientes algo?" "No". Bajó su mano y me cogió la polla. La apretó y la estiró, como si tratase de ordeñarla. "¿Te molesta?" "No..." "Si te molesta avísame" Comenzó a pajearme suavemente. La polla se me puso más dura, aunque no del todo porque sentía dolor por el haber tenido la sonda dentro. Jadeé, todavía pensando, tonto de mi, que aquello formaba parte de la prueba. "¿Seré idiota?", mis dudas se debían a que no me sentía...¿violable? seguramente esa chica tenía un novio o marido mucho más atractivo que yo, ¿entonces? Pero allí estaba, a punto de correrme a escasos centímetros de su cuerpo.

"¿No me dolerá?" "Sshhhh...tranquilo" - me susurró - "ya falta poco". ¡Sí, me dolerá! pensé agitado interiormente. ¡Mierda! ¿por qué no lo evité? Me pajeaba con su mano derecha y con su izquierda me acariciaba los testículos. El orgasmo me llegó y casi me caigo por las contracciones de las piernas. El semen salió escupido por el suelo y alcanzó la pared. Me sentí muy mal después de aquello, por haberme dejado hacer así y por el dolor que sentía en la uretra irritada.

"La prueba llegará al urólogo en dos semanas" No sé que más me dijo, pero me vestí totalmente abatido, con ganas de salir de allí. Lo hice sin el calzoncillo, que se quiso quedar ella de recuerdo.

Nota 1: La descripción técnica de la prueba es real.

Nota 2: Podéis relatarme vuestras fantasías médicas para darme ideas para posteriores relatos.