Prueba de vida 13

"...Eh encontrado en Euria lo que te hace falta, así como tú encontraste en Jane lo que sea que hayas creído que me hacía falta. Lo siento.-"

Cap. 13

* EL PRESENTE ***

(12:43PM /  Cancún)

Tanya guardó silencio unos segundos mientras mantenía la mirada fija en el camino. La castaña también miraba fijamente el parabrisas mientras jugaba con un mechón de cabello con nerviosismo.

La pregunta de Sade había provocado un ambiente incómodo y pesado. Ninguna de las dos se atrevía a hablar debido a la tensión. Finalmente la rubia respondió:

-Tanya: No estoy tan segura Sade.- el tono ininteligible de Tanya provocó que Sade se sumiera en la perplejidad.

-Sade: Entiendo.- contestó casi de manera mecánica. Aún no digería la respuesta de la rubia. De nuevo se hizo el silencio algo incómodo por unos minutos hasta que el sonido del estómago hambriento de la rubia provocó que se rompiera la tensión.- ¿Quieres ir a cenar?- preguntó con dulzura.

-Tanya: No, gracias, estoy bien.- respondió ruborizada pero sin perder de vista el camino. Sade la miró con cara de “sí, claro” y los brazos cruzados; la rubia la miró de reojo.- ¿Qué?.-

-Sade: Sí, claro.- la rubia suspiró.

-Tanya: No sé qué cenar.-

-Sade: Cenemos comida italiana.-

-Tanya: No hay restaurantes italianos abiertos.-

-Sade: Yo puedo conseguir la comida.- de nuevo, la rubia suspiró.

-Tanya: No se me apetece cocinar.-

-Sade: No tendremos que hacerlo.- la rubia entrecerró los ojos y miró a Sade de soslayo.

-Tanya: ¿Dónde la hallarás?.-

-Sade: Conozco a alguien.- Respondió con suficiencia.

-Tanya: Ok, qué remedio.- La castaña sonrió victoriosa y realizó una llamada.

-Sade: Hola, ¿hola?- se escuchó una voz del otro lado de la línea.- ¿Dona? ¡Hola!.- al escuchar esto, la rubia sintió momentáneamente una punzada de celos en el estómago.- Sí, mira cariño necesito un favor.- la persona respondió con entusiasmo pero Tanya no pudo comprender lo que decía.- Por supuesto, estaremos allá en 15min. Gracias Dona, te la debo.- de nuevo, la persona al otro lado dijo algo y la llamada finalizó.- Mira, después de la siguiente cuadra gira a la derecha, avanza 3 calles y de nuevo vuelves a girar a la derecha. Avanzas 5 cuadras y das una pequeña vuelta para adentrarte en una calle cerrada un poco estrecha y ligeramente inclinada, verás una casa amplia de dos pisos de estilo italiana antes de llegar al final de la privada.

La rubia asintió con la cabeza y siguió paso a paso las instrucciones de su ex esposa. Aproximadamente unos 15 o 20 minutos después se encontraban estacionadas en la puerta de aquella casa.

Se bajaron y después de

tocar el timbre esperaron pacientemente a que las recibieran.

“Dona”, pensó la rubia, seguramente debía ser una italiana de cuerpo de revista, posiblemente era una hermosa chef, o la dueña de algún restaurant italiano. Quizá debía ser una rubia alta, más alta que ella,- ya que era consciente de cuánto le gustaban a Sade las mujeres altas de largas y torneadas piernas,- de ojos claros y medidas 90-60-90.

Se sorprendió al sentirse tan insegura de su cuerpo; nunca se había sentido insegura, pero creo que lo ocurrido con Sade recientemente le había comenzado a afectar de otras maneras. En eso estaba cuando escucharon unos pasos dirigiéndose hacia la puerta y segundos después la puerta se abrió.

-Sade: ¡Dona!.-

-Dona: ¡Sade!.- El joven de aproximadamente 30 años abrazó a la castaña como si no lo hiciera desde hacía tiempo. Era un joven de piel morena clara, cabello negro muy rizado y ojos verde oliva, más verdes que los de Sade. La rubia se sintió sorprendida y aliviada al saber que Dona no era una mujer. El pelinegro se percató de la rubia y se separó de la castaña.- Oh, pero qué grosero soy, no me he presentado. Me llamo Donato Alessandro Rinaldi, mucho gusto.- tomó delicadamente la mano de la rubia y depositó un suave beso en ella.

-Tanya: Mucho gusto…- respondió con una sonrisa que reflejaba su alivio. El chico las invitó a pasar explicándoles que su comida estaría lista en un rato más. Él se adelantó y entró a su cocina mientras ellas tomaban asiento en su comedor.

-Sade: ¿Pensaste que era mujer?.- preguntó juguetonamente. La rubia se ruborizó un poco y no le respondió, se limitó a sentarse y hacer como si recorriera la casa con la mirada. La castaña se sentó en silencio junto a su ex esposa y después habló.- Lo conocí hace un tiempo. Él era mi chef en jefe del hotel. Un día hubo mucha actividad porque el hotel estaba a tope y ambos terminamos retirándonos muy tarde, nos encontraos en el lobby y cuando nos dimos cuenta habíamos hablado durante dos horas. Congeniamos.- le explicó.- Hace un año que no habíamos hablado tanto como antes ya que decidió poner su propio restaurante.-

-Dona: ¡El cual va muy bien por cierto!.-exclamó desde la cocina. Ambas chicas sonrieron.

-Sade: En fin.- continuó.- No…

-Tanya: No tienes que darme explicaciones Sade.- repuso con suavidad mientras la miraba a los ojos.

-Sade: Sí, siento que sí tengo que…- poco a poco fueron acercándose-…darte… explic…- cuando estaban a punto de rozar sus labios, se escuchó un golpe muy fuerte que las hizo sobresaltarse. El golpe se debió a que Dona tuvo que patear la puerta de la cocina para abrirla ya que llevaba las manos ocupadas con los platos de comida de las chicas.

-Dona: Oh, he aquí mi especialidad: Lasagna a la Rinaldi.-anunció. Las chicas se irguieron en sus sillas para recobrar la compostura aunque aún se sentían un poco sobrecogidas y ruborizadas.

Ambas agradecieron por la comida y por momentos se lanzaban fugaces miradas que no pasaron desapercibidas para el pelinegro, pero éste decidió no hacer ningún comentario al respecto.- Bueno, voy a preparar el postre, a demás tengo unos pedidos de emergencia que deben pasar a recoger en un rato más. Bon appetit .- dijo, y luego se fue para dejar a solas a las chicas y así hacer que se sintieran más cómodas.

-Sade: Mmm y... ¿no has pensado en inscribir a Amber en una escuela?.- preguntó una vez que estuvieron a solas, para romper un poco la tensión sexual.

-Tanya: Bueno, sí lo he pensado, ya sabes, no puede estudiar en casa toda su vida. Es decir, sí puede, pero no creo que sea lo mejor, ya sabes.- respondió nerviosa pero bastante bien disimulado. Según ella.

-Sade: Bueno, ya dedicaremos esta semana para buscarle una escuela.- la rubia estuvo de acuerdo y comenzaron a comer.

Al principio la cena fue muy silenciosa, después comenzaron a charlar poco a poco sobre la comida, sobre lo que ocurría en la casa de Tanya, cosas de Amber, de los padres de Tanya, de Marcia, del trabajo y cosas de ese tipo en general.

Dona salía por momentos de la cocina y se quedaba a charlar con las chicas por breves periodos de tiempo ya que tenía que regresar a la cocina para asegurarse de que sus encargos no se le quemaran.

Tanya se mantenía serena y concentrada en su cena y parecía no pensar en nada más. Por otro lado, Sade sentía algo de ansiedad y la necesidad de hablar de algo con la rubia, sin importar el tema. Finalmente Sade no pudo aguantar y habló:

-Sade: Sabes que debemos hablar de lo que sucedió, ¿verdad?.- Tanya cerró los ojos unos segundos en señal de fatiga mental y dejó caer el tenedor sobre su plato de porcelana. El leve ruido de éste al chocar con la cerámica blanca del plato hizo que Sade se sobresaltara un poco y luego fijó su atención en el lenguaje corporal de la rubia.

-Tanya: Sí, lo sé, pero no creo que sea el momento adecuado.- respondió de una manera que denotaba su esfuerzo por mantenerse serena. Sade suspiró con impaciencia.

-Sade: Bueno, pero es que de igual forma tenemos que hablarlo, necesito solucionar todo esto.- el comentario fastidió un poco a la rubia.

-Tanya: Mira Sade, yo no estoy preparada para tocar el tema, la herida es reciente y francamente si lo que intentas es limpiar tu conciencia, bueno, mucha suerte porque no estoy dispuesta a prestarme para ello.- respondió tajante.

-Sade: No te entiendo, yo intento buscar una solución…-

-Tanya: ¿Solución? ¿Solución para qué, Sade? ¿Crees que una disculpa y un beso harán que olvide todo lo que has hecho?.- la castaña no respondió.- “Mírenme, soy Sade Martin, engaño a mi esposa, le doy trabajo a mi amante, la llevo a mi casa, trato a todos como mierda, no respeto a mis suegros, le miento a la gente que digo amar…” ¿continúo?.- la castaña apretaba los puños y mantenía su mirada fija en su plato, incapaz de dirigirle la mirada a la rubia.- No sé cómo no pude darme cuenta de en lo que te habías convertido, pero ya no permitiré que sigas humillándome.- Tanya, con dolor, respiró profundamente antes de decir lo que quizá terminaría definitivamente con lo que quedaba de su relación con la castaña.- Eh encontrado en Euria lo que te hace falta, así como tú encontraste en Jane lo que sea que hayas creído que me hacía falta. Lo siento.-

La castaña se mantuvo en la misma posición, pero ésta vez comenzaron a brotar lágrimas y lloró en silencio; tenía el seño fruncido y el silencio se tornó insoportable después de unos minutos. Sade por fin decidió levantarse, secó sus lágrimas y recuperó la compostura como pudo.

-Sade: Ya es bastante tarde, creo que deberíamos irnos.- comentó tranquilamente. La rubia estuvo de acuerdo y también se levantó de la mesa. La castaña se dirigió a la cocina y le avisó a Dona que se pasaban a retirar.

-Dona: Oh, lamento que tengan que irse, pero me dio mucho gusto que me visitaran. No se preocupen por la cuenta, hoy la casa invita.- le dirigió una mirada compasiva a la castaña y ésta le agradeció en silencio. El pelinegro los acompañó hasta la salida y se despidió de ellas con un abrazo.

La castaña esperó a que su ex esposa se subiera a su camioneta y a que su amigo cerrara la puerta de su negocio para comenzar a caminar silenciosamente calle arriba hacia la avenida.

La rubia se abrochó el cinturón de seguridad y se percató de que la castaña no subió ni iba a subir al vehículo.

Puso en marcha la camioneta y comenzó a seguir a la castaña, quien al mirar de soslayo que la rubia la seguía decidió apresurar un poco el paso. Llegó a la avenida y se mantuvo atenta por si pasaba un taxi. La rubia aparcó cerca de la castaña y bajó la ventanilla.

-Tanya: ¿Qué haces Sade?.-

-Sade: Espero un taxi.-

-Tanya: Oh, vamos, quedamos en que te llevaría a tu departamento.-

-Sade: No, está bien, no quiero seguir molestándote. A demás te vas a desviar mucho de tu casa.- Comentó con pena.

-Tanya: Que estemos divorciadas no significa que tengamos que llevarnos mal.- Repuso con suavidad, tratando de convencer a Sade. A la rubia le dolía el hecho de haberle dicho todas esas cosas a la castaña porque la amaba, pero no podía darse el lujo de flaquear con ella.

Ya la había empezado a cagar un rato antes, cuando estuvo a punto de besarla, que si no hubiese sido por Dona habría sucumbido ante ella.

Después de debatir un rato, la castaña por fin aceptó y se subió al vehículo ya que a esa hora era de verdad muy peligroso andar fuera y a solas. El trayecto estuvo muy silencioso hasta que llegaron al departamento de Sade.

La castaña le agradeció y se bajó para dirigirse a la puerta de entrada; una vez que estuvo ahí se detuvo unos segundos y al ver que la rubia la miraba con perplejidad decidió regresar a la camioneta. La rubia bajó la ventanilla cuando se dio cuenta de que Sade se disponía a regresar y la esperó.

-Sade: No te hace falta nada porque eres hermosa y perfecta tal cual, sólo no supe prestar atención.- sin esperar respuesta alguna se dio la vuelta y se adentró en su departamento. Atravesó el lobby, saludó al velador y tomó el ascensor rumbo a su habitación…

* CONTINUACIÓN DEL FLASHBACK ***

Euria despertó aún mareada y pudo darse cuenta de que se encontraba en algún tipo de almacén en penumbras, a penas iluminado por unas cuantas lámparas de barras. Intentó incorporarse pero se percató de que estaba atada a una silla. Conforme fue recuperando la consciencia comenzó a caer en pánico al saber del peligro en el que estaba.

Antes de poder comenzar a forcejear escuchó la voz grave de un hombre que decía: “Se despertó, ya se despertó señor”.

Euria giró la cabeza hacia un lado y pudo divisar la silueta medio alumbrada de un hombre muy gordo que se encontraba sentado en un viejo sofá leyendo una revista.

Miró entonces a su alrededor y divisó a por lo menos otros 3 hombres que se hallaban sentados en otras partes del lugar, cada quien con lo suyo. De las penumbras finalmente salió un hombre muy alto, de aproximadamente 2 metros, piel morena, cabello muy corto como el de los africanos, ojos marrones y de complexión robusta; tenía los brazos y las piernas bien trabajadas pero su abdomen no estaba marcado, estaba algo pasado de peso porque se podía divisar una “llantita” marcada bajo su playera negra. Se trataba de un cubano.

Éste último le explicó que ahora ella “trabajaba para ellos” y que de negarse la habrían de matar. La rubia estaba en shock y por un momento, producto de su pánico, pensó que se trataba de alguna broma pesada de cámara escondida. El hombre, impaciente, le soltó una bofetada para que la chica se diese cuenta de que nada de eso se trataba de algún juego.

Fue llevada a una especie de cuarto que contaba solamente con una cama. Fue encerrada por días y era alimentada dos veces al día, como un animal.

Mientras los días transcurrían, el grupo de amigos de Euria ya se habían puesto a buscarla y a denunciar su desaparición desde que la rubia no había vuelto a la mañana siguiente de su salida nocturna.

La noticia de la chica desaparecida había atemorizado a todo Cancún y pasaron semanas y luego meses, pero a Euria no la volvieron a ver sus amigos y familiares. Los primeros tuvieron que regresar a Madrid, pero no volvieron a ser los mismos, carcomidos aún por la culpa y el remordimiento por haberla ignorado aquella noche que ella necesitó de su ayuda.

Tanta era la culpa que sentían, que Santiago terminó por suicidarse al haber sido él el que convenció al grupo de realizar el viaje. A los demás no les fue mejor: la desaparición de Euria y el suicidio de Santiago, acompañadas del remordimiento provocaron que los integrantes que quedaban cayeran en el alcoholismo, en las drogas y algunos en depresión.

La familia de Euria mantuvo la esperanza al principio, pero después de un año sin ninguna novedad y al darse cuenta de que el caso se había enfriado, decidieron darse por vencidos.

El hermano de Euria enfermó de depresión y tuvo varios intentos de suicidio hasta terminar siendo internado en un sanatorio mental.

Los padres de la chica comenzaron a discutir hasta que el matrimonio terminó en divorcio; la madre, después del divorcio se mudó muy lejos para tratar de olvidar el horrible pasado mientras que el padre se suicidó chocando su automóvil contra un tráiler que yacía estacionado.

Durante todo ese lapsus de tiempo Euria fue obligada a prostituirse clandestinamente, ya que sus captores resultaron ser, entre otras cosas, tratantes de blancas. Gracias a su bello cuerpo ella era ofrecida a clientes,- y ¿por qué no?, hasta clientas,- muy importantes.

Tanta fue la fama de Euria en ese bajo mundo que llegaron a obligarla a ser sometida a varias cirugías plásticas para mantener el interés de sus clientes. Eso sí, sólo de cirugías faciales, primero para mantener el interés de sus clientes y segundo, para nunca ser reconocida.

Euria se había resignado a vivir de esa manera hasta que un día, durante un show privado de baile erótico, asistió Jason, el hijo mayor del cubano. Jason era físicamente similar a su padre, sólo que él sí estaba bien ejercitado, tenía un mentón muy cuadrado y sus ojos eran de un marrón más claro que el de su padre.

Ambos se sintieron atraídos desde el primer momento en que se conocieron, pero Euria aún se sentía resentida y una parte de ella aún repudiaba a Jason y a sus captores.

Poco a poco comenzaron a pasar tiempo juntos; ella comenzó a trabajar para él pero de una manera un poco más diferente a la del padre de Jason: ella, en lugar de prostituirse, se encargaría de enganchar a personas de interés y poco a poco tendría que ir despojándolas de sus pertenencias a través del chantaje, la manipulación y por supuesto, las estafas.

El “negocio” de Jason resultó todo un éxito y Euria se resignó a vivir haciendo aquellas cosas. No es que ella no pensara en escapar,- porque lo había intentado,- es solo que estando en ese meollo pudo darse cuenta con horror de que todo Cancún era una red de corrupción y trabajos turbios, lo que impedía que pudiera confiar en alguien.

De echo, la primera,- y única,- vez que la rubia intentó huir, fue un heladero quien la delató, porque sí, la mafia es muy camaleónica y hasta tu mismo fontanero pudiera ser un narco o un asesino, y precisamente ese heladero era parte del grupo de tratantes de blancas que vigilaba a las chicas que tenían capturadas.

Cuando el padre de Jason se enteró, le propició su primera y única golpiza a Euria, quien en ese momento aún trabajaba para él. Así fue como Euria aprendió a callar y obedecer.

Con el paso del tiempo Jason comenzó a obsesionarse con ella, confundiendo la obsesión con el amor. Empezó a tratarla con más delicadeza, era cariñoso y consentidor.

Euria al principio se mantenía alerta e incluso le rechazaba, pero poco a poco fue bajando la guardia hasta que comenzó a ceder, creyendo, hasta ahora, estar enamorada de él. Clásico Síndrome de Estocolmo. O: “La bella y la bestia 2”.

* EL PRESENTE ***

HORAS ANTES  (10:57pm / Playa Gaviota Azul)

Euria salió de su trance cuando sintió un leve toque en su hombro. Al voltearse algo sobresaltada divisó a un muchacho moreno, alto, delgado, de cabello negro y largo amarrado y ojos color avellana quien la observaba con curiosidad.

Miró a su alrededor y se percató de la presencia de otros jóvenes,- hombres y mujeres,- que observaban atentos toda la escena; detectó también la música que había escuchado un rato antes,- que estaba a un volumen bajo,- y se dio cuenta de que el ruido salía de una grabadora moderna de esas que también emiten luces al ritmo de la música.

El joven le preguntó que si se encontraba bien y si necesitaba algo pero ella le dijo que todo estaba en orden. El grupo de jóvenes la invitaron a quedarse pero ella rechazó amablemente su oferta. Se  despidió y comenzó a caminar de regreso al malecón; cuando había avanzado unos 10 pasos se volvió a mirar hacia el grupo de chicos y se sintió conmovida al verlos bailando en la playa.

-Euria: ¡Hey!.- los chicos voltearon a verla atentamente.- Por favor, cuídense y nunca se separen por ninguna razón.- Los chicos no comprendieron exactamente a qué se refería la rubia, pero por el tono de su voz decidieron no tomar esas palabras a la ligera.

La chica reanudó su andar y abordó un taxi a penas llegó al malecón. Ya era bastante tardecito y ya había un poco de menos gente  en comparación con la cantidad que había horas antes, pero eso ya no le asustaba. Al final de cuentas “¿qué más le podía pasar?” La rubia sonrió con amargura y comenzó a mirar por la ventana cuando el taxi comenzó a andar. El taxista miró a Euria a través del espejo retrovisor y preguntó:

-Taxista: ¿Hacia dónde te llevo Euria?.- Euria se lo pensó un momento antes de responder.

-Euria: Llévame con Jason.- El taxista asintió y emprendió el viaje…

* EL PRESENTE ***

(Ahora / Dpto. de Sade)

La castaña entró en su apartamento, asentó sus cosas y se dirigió al baño, una vez ahí comenzó a llenar la bañera y a preparar un baño relajante anti-estrés.

En lo que la bañera se terminaba de llenar Sade se dirigió a su habitación para buscar ropa limpia y para quitarse los zapatos y accesorios. Regresó al baño y comenzó a desnudarse; había algo de fresco y ella se dio cuenta de ello cuando al quitarse el sostén sus pezones automáticamente se endurecieron, provocando que emitiera un gemido ahogado.

Rápidamente se introdujo en la bañera y el agua caliente provocó una sensación de alivio en la castaña. Se sumergió un poco más hasta que el agua espumosa le llegó hasta el cuello, cerró los ojos y se concentró en el dulce aroma de sus sales de baño. Una vez relajada comenzó a pensar en Tanya y en su familia, las cuales se habían vuelto su prioridad, incluso más que su empresa, la cual ya no le parecía tan importante.

Estuvo meditando durante un largo rato y luego sus pensamientos divagaron hasta que recordó los fugaces momentos de flirteo que había tenido con Tanya durante las últimas semanas. Una cosa llevó a la otra hasta que terminó recordando la última noche en que hizo el amor con su ex esposa.

Sintió un agradable espasmo y sin pensarlo mucho comenzó a “auto explorarse”. Recordó perfectamente cada caricia, cada beso, cada roce, todo, todo tal cual como si lo estuviera viviendo de nuevo. Al cabo de un buen rato su respiración se agitó y sintió cómo su cuerpo se tensaba y sus dedos se humedecieron con un líquido caliente y viscoso que contrastaba con la ahora semi-fría agua de la bañera.

Se tomó un momento para calmarse y luego prosiguió a terminar su baño. Salió de la bañera, se vistió y después de apagar todas las luces de su depa,- excepto su lámpara de noche,- se acurrucó en su cama.

Se preguntó si la rubia en verdad había dejado de amarla y si de verdad estaba enamorándose de la tal Euria, pero luego recordó que Tanya había sido capaz de “plantar” a su cita,- que dedujo que se trataba de Euria,-  para ayudarla y concluyó que nadie que no estuviera enamorado aún, haría eso.

Se giró para dormirse pero la lucecita de su teléfono hizo que se sentara en la cama, al tomar su celular y observarlo se dio cuenta de que tenía un mensaje de Tanya. Sin pensarlo abrió el mensaje y lo leyó. Sonrió, conmovida, y volvió a colocar su teléfono sobre el buró. Se acostó con una gran sonrisa pues aún tenía un rayo de esperanza.

-Sade: A partir de ahora mi prioridad será reconquistarte mi amor.- Susurró con convicción antes de cerrar los ojos y quedarse profundamente dormida.

Tanya:

“Lamento haberte herido con todo lo que te dije, no todo era verdad. Tú jamás podrás ser reemplazada, ni Euria ni nadie podrá ocupar el lugar que tienes en mi corazón”

CONTINUARÁ……..