Prueba de acceso
Un joven se ve obligado a prostituirse para sobrevivir.
El Banned Pleasure Palace, ese burdel que todo el mundo sabe que existe y, aunque sea ilegal, ni la policía se acerca a cerrarlo, porque todo el mundo está a gusto con él. No hacían ruido porque estaba insonorizado, no quedaba antiestético porque estaba disimulado en un edificio normal y corriente, había gente para todos los gustos y estaba bien pagado. Esto último era lo que hacía que todo el que trabajaba ahí apoyase el recinto. Había tanto hombres como mujeres trabajando en el interior, dando servicios o en seguridad u hostelería, y nadie se quejaba del salario que obtenían.
Aún y todo, siempre había vacantes para entrar, siempre se ofrecían puestos de trabajo, y todos lo asociaban a ese salario que recibían. Los que trabajaban en la seguridad y la hostelería se mantenian hasta que los echaban o se jubilaban, pero la gente que se dedicaba a los servicios solía dejarlo antes. Mucha gente se había encontrado a los dos meses a esa prostituta o ese gigoló con el que se acostó en esa noche de fiesta loca que no sabían cómo había terminado en el burdel, y llevaba encima más dinero del que se podían imaginar ganar en toda una vida.
Eso fue lo que impulsó a Daemon a buscar allí trabajo, sus padres le había echado de casa nada más enterarse de que no estaba estudiando la carrera universitaria que ellos querían, si no que estudiaba psicología, y movieron unos cuantos hilos para que no pudiese recibir becas ni ningún tipo de alojamiento gratuito.
Tenía los nervios a flor de piel cuando se encontró frente a la puerta del burdel. No había entrado nunca, aún teniendo 20 años, siempre había rechazado las invitaciones de sus amigos de ir. Tenía claro a qué puesto quería acceder de los que había libres, gigoló heterosexual. Las mujeres que frecuentaban el lugar no solían ser muy agraciadas, pero sabía que eso no iba a ser problema ya que tenía una gran capacidad para evadirse e imaginar que estaba en algún otro lugar con alguna chica que le gustase.
Atravesó las puertas y se dirigió a recepción, donde le indicaron como ir a encontrarse con el entrevistador. Nada más entrar en la estancia unos ojos oscuros y profundos lo escanearon de arriba abajo. Pasaron despacio por su pelo castaño oscuro levemente despeinado y se fijaron bien en su cara. Ojos grises con el centro verdoso, piel pálida y nariz pequeña junto a unos labios finos pero color melocotón que los hacia irresistibles. No estaba demasiado fuerte, pero sí que estaba marcado, lo cual le daba un toque sexy que le encantaba al entrevistador.
Desde el punto de vista de Daemon, todo era diferente. Tenía frente a si un hombre de unos 50 años, canoso y con la piel morena de tanto sol, con los ojos muy oscuros y unas facciones bastante toscas. El hombre no estaba gordo, pero tampoco estaba delgado, siquiera podría decirse que estaba en su peso, estaba algo rellenito.
Hizo un gesto con la mano, indicandole a Daemon que tomase asiento. Cuando hizo lo dicho, el olor de la colonia del hombre lo aturdió un poco. La había olido antes, en la perfumería más cara de la ciudad, los frascos más pequeños no bajaban de los 100€.
— Entonces… ¿Tú eres Daemon? Mmmm… No estás nada mal… te voy a explicar cómo funcionamos aquí a la hora de elegir quien entra... — vio cómo el hombre se levantaba para caminar por la estancia mientras el seguía sentado— Vas a rellenar el formulario y firmar el contrato y, una vez hecho eso, te haremos una prueba para saber en qué sección ponerte y con qué clientela… lo hacemos en ese orden y no al revés para que no nos llamen aprovechados, ya que muchas veces, la prueba implica… bueno, un servicio.—notó la pesada mano del hombre sobre su hombro, algo en su interior le decía que huyese, que viviese un tiempo en donde pudiese hasta encontrar un trabajo de verdad, pero en el fondo sabía que el único lugar donde podría conseguir mucho dinero y rapido, seria ese, ya que sus padres no permitirían otra cosa gracias a sus contactos.
Miró el formulario, nada del otro mundo, edad, peso, altura, descripción, sexualidad, disponibilidad… Lo rellenó todo sin pensarlo, mientras el agrio aliento de su entrevistador le golpeaba la nuca. Nada más firmar el contrato este cogió los papeles y se puso a leerlo todo. Daemon no pudo evitar mirar la sonrisa que se le formaba en la cara al hombre, un escalofrío lo recorrió entero.
—No cambiaremos mucho tu nombre… solo cambiaremos el idioma, ¿Te parece bien cambiar el latín por el inglés? De Daemon a Demon… Pero no te ilusiones, un demonio raso. —soltó una risotada que hizo encogerse en el sitio al chaval.
El hombre volvió a su asiento sin inmutarse y volvió a hablar, esta vez, algo más serio.
— Dado que estudias en la universidad de 10.30 a 13.30… tendrás turno de tarde, o incluso de noche, depende de que puesto te asigne tras la prueba y como ande la demanda… Por ahora, empieza a desvestirte… supón que soy tu cliente.
— S-señor, yo he especificado que soy heterosexual…
— Si no puedes imaginar que yo soy una mujer, no podrás imaginar que las mujeres que te tocan son de tu gusto cuando no lo sean, y creeme, aquí no hay suerte, la que te gusta siempre se va con otro.
Tras asentir, Daemon se levantó y respiro hondo, empezandose a desvestir, moviéndose de la misma manera que lo hacía cuando se llevaba un ligue a casa y le pedia un streptease, intentando imaginar que ese hombre era la chica castaña que le había vuelto loco desde los 18 años, pero se le hacía imposible. El olor de esa colonia se le metía hasta el cerebro y le recordaba donde estaba, quien le miraba y a quien le estaba bailando, por lo que no consiguió ponerse cachondo, y mucho menos que se le pusiese dura.
Cuando quedó totalmente desnudo, vio la mirada de desaprobación del que suponía era ahora su jefe, ya que había firmado el contrato.
—No se te ha puesto dura… ¿Tienes disfunción eréctil y no nos lo has dicho?—antes de que Daemon pudiese decir nada el hombre se había levantado y se encontraba tras de él— Si no se te pone dura, tendrás que ir a la sección oculta…
Daemon se fue a girar hacia su orador, pero sintió que algo se presionaba contra sus labios y luego una cinta sobre los mismos. Abrió la boca y aquello que se presionaba contra sus labios entró en su boca e, inconscientemente, se lo tragó. La cinta sobre su boca era en realidad la corbata del hombre, que le hacía de mordaza.
— Como ya te he dicho, sección oculta… lo que te acabas de tragar es una viagra… depende de como te comportes el a donde vayas… veremos a qué nivel del infierno te mandamos… —otra risotada del hombre heló la sangre de Daemon, mientras este le ataba con fuerza la corbata para que no gritase y le agarraba de las caderas, pegandolo a él, haciéndole sentir un gran bulto en su culo— Aunque hayas puesto que eres heterosexual… no vas a poder participar como tal, ya que no se te pone dura, y así no puedes penetrar a las mujeres… Serás un culo follable, para hombres violentos y mujeres perversas… o tal vez, si no te dejas ganar, puedas ser tú el violento y perverso… —sintió la húmeda lengua del hombre pasando por su cuello y solo fue capaz de tensarse entero.
Sintió que le agarraban de la nuca y le ponían la cara contra la mesa. El miedo se apoderó de él. Empezó a retorcerse mientras sentía que, con la mano libre, su nuevo jefe y próximo violador le recorría la espalda hasta llegar a su ano, cerrado con fuerza por el miedo y la aversión que le tenía al sexo anal cuando él era el objetivo.
— Joder… así de cerrado va a ser muy divertido para esos hombres tan violentos que esperan tras las puertas de la sección B...—en cuanto empezó a notar que los toscos dedos de ese hombre intentaban entrar en su ano solo fue capaz de cerrarlo con más fuerza y retorcerse con movimientos mayores aún— Venga… retuercete… intenta librarte… Es genial veros como conejitos asustados… Mira que dura me la poneis así...—dejó de sentir los dedos para sentir una dura polla haciendo presión, sin conseguir entrar en ese recto estrecho y caliente.
Daemon intentó zafarse, pero al no conseguirlo quiso mirar a su atacante en busca de piedad, cosa que no consiguió, ya que en cuanto fue a girar la cabeza la mano de su nuca pasó al cuello y empezó a asfixiarlo.
Sintió al hombre moverse, despacio, sin meterla, rozando su polla contra su ano y el resto de su culo, pero sin meterla en el interior, no por gusto, si no porque un culo virgen se vendia 10 veces más rápido y 10 veces más caro, lo cual le encantaba. La viagra empezó a hacer efecto en el universitario, y fue entonces cuando fue arrastrado hasta que su polla quedó a escasos milímetros del borde de la mesa.
— Creo que sabes lo que pasará si te intentas apartar… tu polla de.. ¿Cuanto? ¿18 centímetros? Se reducirá a unos 4 porque te daré tal empujón que con suerte no entra junto a tu polla parte de la mesa…
No dejó de sentir la mano que lo estrangulaba, pero sí que empezó a notar una lengua caliente y húmeda pasearse por sus huevos, rozaduras de los dientes de vez en cuando y como le absorbía los huevos para meterselos en la boca. Los labios de melocotón del joven solo soltaban quejidos, repugnado por lo que pasaba, sin conseguir huir a ningún lado.
Cuando paró, suspiró aliviado, pensando que todo había acabado, pero fue entonces cuando lo puso de rodillas en el suelo y le apuntó con la polla. Daemon tuvo que aguantar una arcada. Nunca en su vida había visto una polla así apuntandole. El olor era repulsivo y tenía pinta de no haberse lavado en semanas.
— Si esto te da asco, espera a ver lo que te tocará si no gustas a los que tienen dinero…
Daemon recibió un golpe en la cara con esa polla pequeña y regordeta. La mano que antes lo estrangulaba lo cogió por las mejillas y la otra le aflojó levemente la corbata, pero no se la quitó de la boca.
— Vas a sentirla entrar… pero no va a tocar tu boquita… Los animalitos virgenes sois mucho más caros…
Antes de reaccionar sintió como le apretaba las mejillas, separandole los dientes, y metia la polla, sin que le tocase la boca por estar envuelta en la corbata. No sabía si era por la tela o por el miembro en sí, pero las arcadas y la falta de aire lo inundaron. Apenas estuvo dos minutos violando la boca del joven, pero a ambos les parecieron horas. A uno, eternas horas de placer, al otro, de tortura y sufrimiento.
Al borde del orgasmo soltó la cara del joven para ver si se mantenía quieto, siguió con sus movimientos pélvicos y rítmicos mientras el joven se mantenia en su postura, casi catatónico. Al darse cuenta de que le había soltado se apartó y casi escondió bajo el escritorio, justo en el momento en que su jefe se corría.
— Limpias eso con la lengua… —el universitario negó levemente con la cabeza, enfureciendo al recién extasiado— Si no es con la lengua, lo haces con la cara.
Sintió un tirón desde la corbata que tenía alrededor de la boca y una fuerza que le empujaba la cara hacia el suelo, justo al charco de semen reciente. Notó como la mano que le apresaba le hacía mancharse con ese semen, removiendo la cara en el mismo, para luego lanzarlo a una esquina de la estancia.
—Mañana es tu primer dia, te quiero aquí a las siete y media de la noche… y no se te ocurra denunciarnos o no aparecer, suficientemente jodido estas por los contactos de tus padres… no quieras que yo empiece a mover los míos también…
Mientras ese horrible hombre se encendía un cigarro, Daemon no pudo más que quitarse la corbata y limpiarse la cara con ella, para luego vestirse avergonzado por lo sucedido e irse en dirección al motel de mala muerte en el que estaba hospedado para intentar descansar. En el momento en que se corriese la voz de donde trabajaba y como, es motel dejaría de ser tranquilo para él.
Ya no tenía ni la suerte de cobrar bien, ya que la sección B del Banned Pleasure Palace no daba dinero, solo comida, una habitación en un motel u hotel de dos estrellas a lo sumo y, en el caso de los estudiantes, los estudios. Aunque claro, él no sabía nada de esto.