Proyecto de...
Un relato tranquilo con mas cariño que cama... De momento :-D Todo esto es gracias a ti! Gracias por animarme a escribir y por estar a mi lado pequeña!
Tenía la escusa perfecta para volverme a España después de un año, un proyecto en un pueblecito de León me tendría “ocupada” durante más de 15 días, o eso era lo que yo había contado, la verdad es que solo me iba a llevar un par de días, a lo sumo tres y el resto serían para nosotras. Llegue a Barajas, tres horas de viaje en avión en el que como la anterior vez me amargaron con la peor filmografía alemana y como no, en versión original sin subtítulos… La única diferencia es que esta vez viajaba sola y SI, trataba de entender las películas con los mismos resultados. Pero… quien quiere Alemán… Hacía más de medio año que no oía hablar ni una palabra de Español, y la megafonía del aeropuerto junto con la preciosa manía que tenemos todos los Españoles de hablar a voces hacían que mi cabeza diera vueltas. Conseguí recuperar mi maleta una hora después (bendita eficiencia de AENA) y alquile un coche para dirigirme a mi destino loantes posible. Seis horas después llegué al pueblo donde debía de realizar mi trabajo, un antiguo pueblo minero perdido en lo más profundo de la montaña en donde había unas antiguas minas de carbón abandonadas e inundadas que me habían encargado rehabilitar. Eran ya las siete de la tarde y empezaba a hacer bastante frío, cogí las muestras que necesitaba y antes de que acabara de anochecer estaba en la habitación de hotel que había alquilado para los próximos 3 días. Te llame, te dije que hasta la semana que viene no podría ir a verte, que el trabajo era mucho más difícil de lo que pensaba y me llevaría como mínimo una semana. Una pequeña mentira para poder pillarte por sorpresa, nunca me ha gustado mentir, aunque sea una pequeña mentira piadosa, mientras te lo estaba diciendo, me sudaban las manos, se me cortaba la voz… La verdad aun no sé cómo no me pillaste. Llevaba más de un mes estudiando tu ciudad, los mejores hoteles, los mejores restaurantes para cenar y algunas sorpresas que harían de esos días juntas inolvidables. Solo había un problema, te habías puesto a trabajar durante todo el verano en una cafetería y de lunes a viernes trabajabas en un bar de ocho a tres. Todos mis planes se debían de centrar en hacerte disfrutar tarde y noche. Los dos siguientes días me los pase metida en reuniones con alcaldes, medioambiente y demás burocracia para acelerar lo más posible la concesión de todos los permisos y por fin acabar con esta tortura. El miércoles para la hora de comer ya había acabado con todos los “políticos” y ya había mandado todas las muestras a los laboratorios. No pude ni comer tenía un nudo en el estómago que hacía que todo lo que me llevaba a la boca me sentara fatal. Decidí coger las maletas y adelantar mi viaje un día antes de lo que tenía previsto; te escribí un correo diciéndote que iba a estar ocupada toda la tarde en una reunión y no podría cogerte el teléfono cuando salieras de trabajar. Cogí el coche y 5 horas después por fin había llegado a tu ciudad, entre que me instalé y no, eran casi las once de la noche y no era plan de llamar a la puerta de tu casa y decir baja ¿verdad? Me pasé toda la noche muerta de los nervios, cambié 5 veces el modelito, primero pantalón, luego falda… Primero camisa, luego top… Los nervios, y sobre todo la vergüenza me estaban matando. Te llamé por última vez ese día, te deseé buenas noches y te pedí que descansaras todo lo que pudieras que… luego no rendías en el trabajo :-P. Llego por fin el gran día, sabía que me iba a poner roja como un tomate al verte, osea que me maquillé un poquito más de la cuenta; ya sabes, una crema con un poquito de color que con la escusa de que tengo la piel bastante blanquita daba un toque de color a mi cuerpo y de paso disimularía mis futuros coloretes… Me puse más bien cómoda, unos vaqueros ajustados azul clarito y un top blanco de lo más normal y me dedique a patear media ciudad buscando el bar donde trabajabas. Media hora más tarde y después de haber pasado 4 veces por la puerta del local donde trabajabas sin darme cuenta, por fin un amablecaballero (como mínimo 80 años jejejeje), me llevo hasta literalmente la puerta. Y ahí me quede yo, como mínimo cinco minutos mirando desde los cristales al interior, te vi al instante, sonriendo como siempre y poniendo cafés, pinchos, y no sé cuantas cosas más a una velocidad increíble, siempre con tu preciosa sonrisa en la boca. Parecía mentira al principio, cuando conseguiste el trabajo me dijiste que no serías capaz, que era mucho trabajo para ti y que no durarías ni tres días a ese ritmo y o eran imaginaciones mías o parecía que llevabas años trabajando allí. Heche la última calada a mi cigarro, tomé aire y entre por la puerta y como no, me tropecé con el pequeño escalón que había justo detrás de la puerta. El tropezón se oyó en todo el bar y todo el mundo se dio media vuelta mirando para mí. Entre todo el mundo estabas tú, que sonreíste y te distes media vuelta. Que decepción, no me habías reconocido pensé en ese instante… hasta que el siguiente estruendo que hubo en el bar no lo produje yo, fuiste tú la que “tiraste” la taza de café que llevabas en la mano y te quedaste paralizada mirando al infinito. Ahora sí que mi ego se había elevado al Everest y no se iba a bajar de ahí en los 12 días que nos quedaban juntas… Me aguanté la risa como pude y me senté en una de las mesas. Tu jefe no te permitía tener visitas en el trabajo, ya que decía que las chicas jóvenes se distraían mucho con los amigos y al final no trabajaban nada… y si, le acababas de dar la mas absoluta de las razones sin querer. Me puse a mirar una revista haciéndome la loca, y esperé un par de minutos a que recogieras el estropicio y te acercarás a servirme. - Hola buenos días, ¿Qué desea? - Dijiste muerta de vergüenza mientras tu “querido” jefe te observaba. No me pude aguantar, la situación era demasiado cómica, y me tenía que aprovechar un poquito de ello. – A ti – dije en un susurro para que solo tu me oyeras, mientras veía como ya era imposible disimular los colores de tu cara. Ya en un tono normal la pedí un chocolate CALIENTE dulzura, digooo DULCE. Reconozco que estaba preparado, pero me quedó lo suficientemente bien para que te pasarás la siguiente hora sin ser capaz de servir un café como Dios manda. Mi chocolate me lo tuvo que poner tu jefe, con lo que la segunda parte de mi plan quedó frustrada irremediablemente. Una hora después, y habiéndome leído dos revistas tuve que salir del bar no sin antes ir a la barra a pagar poniendo todo mi escote lo mas a tu vista posible, no hay mucho que enseñar, pero resulta bastante eficiente si lo colocas en un buen ángulo de visión. Te guiñe un ojo y salí del bar. Medio minuto después salistes, me abrazastes por detrás y me distes un beso en la mejilla. Me di media vuelta para colocar el corazón que se me había puesto de al revés con esa caricia de tus labios. Te agarré de la cintura y te miré directamente a tus pequeños ojitos… Toda dispuesta a darte el mayor beso que te hubieran dado nunca; tu mirada no me convenció demasiado, la verdad tenías mas cara de susto que otra cosa (prometí que sería buena y cuidadosa, era la primera, e iba a tratarte como te mereces), te di un beso en la frente y un abrazoenorme sintiendo tu respiración agitada en mi hombro. - Tranquila pequeña, tenemos todo el tiempo del mundo.- Me pasé los 5 minutos que tenías de descanso abrazada a ti, acariciando cada centrímetro de tu espalda con una mano y enredando mis dedos en tu suave pelo con la otra. Me estaba muriendo por besarte, solo una vez, solo un segundo y eso hacia que te abrazará casi hasta cortarte larespiración. Me sonreiste por un momento, yo inconscientemente separé un poquito los brazos lo justo para que fueras tu la que esta vez te agarraras a mis caderas y me plantaras un beso que me dejó atónita. Ni siquiera creo que durara un segundo, pero fue el segundo mas bonito de toda mi vida; te diste media vuelta y corriendo volviste a entrar al bar. Las siguientes tres horas me las pase recorriendo la ciudad, de tiendas como siempre, pero esta vez eran compras para ti. En ese abrazo había tomado las medidas de todo tu cuerpo, y ya había decidido cual sería tu regalo. Sabes cuál es mi tienda favorita, y siempre me decías que me gastaba demasiado dinero en ropa que casi nadie podría verme puesta. Había decidido que esta vez yo sería quien te la viera puesta, y como no quien te la quitaría. Volví a la puerta del bar cinco minutos antes de que acabara tu turno, salistes de él, pero ya no me miraste con la misma sonrisa de antes. Me dijiste que habías llamado a tus padres para contarles que una amiga tuya había venido a verte unos días y que te ibas a ir a pasar el día con ella. Tus padres accedieron a ello, pero te dijeron que me quedará a dormir en tu casa, que como iba a estar en un hotel una niña de “18 años”. La mayoría de edad ya la había pasado hacia unos cuantos añitos, pero en los próximos días tendría que poner mi mejor acento galego y hacer creer a tus padres que era una estudiante de Vigo de primer año. Después de 20 minutos intentando calmar tu pequeño enfado conseguí sacarte una pequeña sonrisa y convencerte de que dormiríamos juntas en el hotel. Te pusiste roja cuando te lo dije, y a mi la verdad me entro la risa; tan inocente el primer día, y quien lo diría ahora… Conseguí convencerte para que fuéramos a comer a tu casa, para que pudiéramos hacernos las buenas delante de tus padres y así convencerles de nuestras intenciones lo antes posible. Cogimos mi coche y guiándome llegamos media hora mas tarde a la puerta de tu casa. No llevaba ninguna maleta, toda mi ropa estaba en el hotel y mas que menos sería un punto a mi favor para esa noche. Tus padres nos saludaron con una sonrisa de oreja a oreja, siempre se me ha dado bien camelarme a “los padres de ella”, sobre todo cuando me tomaban como la amiga responsable… Comimos todos juntos y ahí empezó la mejor interpretación de mi vida… que si mis padres ya habían pagado el hotel, que me habían regalado esas vacaciones por las notas (todo sobresalientes), que ellos no querían que molestara en su casa y por eso habían alquilado una habitación doble por si algún dia nos quedábamos hasta noche por el centro de la ciudad… También les dije que mis padres iban a estar de vacaciones en Barcelona y que tenía pensado ir a verles el próximo fin de semana. (De viaje nos iríamos, pero no precisamente a Barcelona)… La verdad, el discurso me quedó incluso demasiado realista. Al final después de un café y alguna mirada de contrólate por mi parte, consiguieron acceder a que fuéramos a ver a mis padres, y que los días que se nos hiciera tarde por el centro podríamos quedarnos en el hotel a dormir siempre y cuando avisáramos antes. Una llamada rompió la monotonía de la charla pseudofamiliar; una amiga tuya te estaba esperando desde hacía 10 minutos en la plazoleta para ir a la piscina. Otro plan que se me había estropeado… La dijiste que fuera acercándose a la piscina, que nosotras iríamos en coche mas tarde y la colgaste sin dar tiempo a la réplica. Subimos a tu cuarto para cambiarnos y una vez allí se me empezaron a caer las lágrimas de la risa que estaba conteniendo en mi interior. Empezaste a rebuscar en tu armario (un poquito desordenado) y encontraste un bikini al fondo de uno de los cajones que me ofreciste. Era negro, y totalmente liso, atado al cuello en su parte de arriba y atado en los dos laterales en su parte de abajo. Yo entretenida escuchándote lo que me contabas sobre la gente que nos íbamos a encontrar en la piscina, empece a desvestirme sin pensar en nada mas. En el momento que me quite el top vi como tus ojos se quedaron como platos y empezaste a rebuscar de nuevo en tu armario. Me di media vuelta muerta de vergüenza, y termine de cambiarme fuera de tu vista. Cuando estaba ya vestida, me acerque a ti para pedirte ayuda con el lazo de la parte de atrás del bikini, sonriendo te levantaste e intentaste rodearme para poder atármelo desde atrás. No te deje, me pegué lo mas que pude a ti, y como pudiste me lo ataste mejor. Llevabas el pelo atado en una coleta, y tu cuello quedaba en esos momentos a la vista, no me aguante y te lo mordí suavemente dejándote al apartarme otro pequeño regalo en el lóbulo de tu oreja. Cuando me aparte pude ver tus ojos cerrados y como te estabas mordiendo el labio inferior, sonriendo me di cuenta que tus manos se habían posado en mi culo y muy suavemente lo apretaban. Cuando me di cuenta de tus manos, lo apreté un poquito, queria que lo sintieras mas duro de lo que en realidad estaba... Sabes que me encanta estar perfecta para ti... Te separastes aun con los ojos cerrados, y sonriendo me dijistes entre risas que era una aprovechada. Salí del cuarto, para que te vistieras Agusto, y en menos de dos minutos salistes con un vestido muy cortito y el pelo suelto. Llevabas una mochila con todo lo necesario parala piscina y tu madre nos estaba prepara do abajo la merienda... Que vergüenza :-$. Les prometimos que iríamos a dormir a casa pero que cenaríamos algo por las cercanías de la piscina con sus amigas.