Proyecto de... (3)
Siguen nuestros días juntas, cada vez mas bonito, cada vez mas romántico, cada vez mas... Te quiero pequeña... ¡Ya estoy mejor! :-D muchas gracias por sus comentarios, en unos días tendreis la cuarta parte!
Salimos de la piscina, hay estaban las "tres Marías" esperándonos desde hacia mas de 10 minutos, y como decían ellas para encima salir sin arreglar... Si ellas supieran todo lo que arreglamos en ese rato jijijijiji! Cogimos el coche por fin y nos montamos, suerte que éramos solo 5 y bastante finitas, porque sino nos hubiera costado entrar (maldito el día que se me ocurrido alquilar un Audi modelo deportivo). Decidimos bajar a cenar al centro de la ciudad, al restaurante donde ellas eligieran. Por buena suerte eligieron un restaurante normalito, con una carta de carnes, pescados y ensaladas bastante buena, porque con las pintas "piscineras" que llevábamos no íbamos a pegar muy bien en un restaurante pijo XD.
Eran casi las 10 cuando nos sentamos en la mesa, y como la "bebe" trabajaba al día siguiente no nos podíamos entretener demasiado. La carta era bastante extensa, y como bienvenida decidieron pedir todo tipo de productos de zona, todo la verdad riquísimo. Todo tipo de carnes, embutidos y también pescados se pusieron en nuestra mesa. Ahí estaba el mayor problema, soy alérgica a todo tipo de pescados, y según llego la ensalada fuiste directa a por un trozo de ventresca que había en ella. Me reí y te di un pequeño toque en la pierna, aunque sin demasiado buen resultado. Me acerque a ti con la escusa de que me dejaras un pañuelo, y te dije muy bajito -Como te comas ese cacho de pescado, ¡Te va a dar un beso la Merkel!- Te reíste y directamente preguntaste si a alguna le apetecía la ventresca, que tenias el estomago un poquito revuelto... Aun así estoy segura que si algo tenias revuelto, ¡estaba un poquito más abajo de tu estomago!
La cena transcurrió entre muchas risas, pero ahora todas las preguntas iban hacia mis supuestos estudios, mi trabajo y mis amigos allí. Sobre todo la parte de mis amigos... Tire de viejos recuerdos de la universidad de Vigo, los 4 años que trabaje en un garito de allí, mis compañeras en la residencia de monjas en las que estaba y el internado donde había estado ENCLAUSTRADA desde los 13 añitos... Las vi bastante interesadas, incluso tú me prestabas atención, estaba remontándome a mi vida hace dos o tres años y tú tampoco tenías demasiada información de ella. Seguían preguntando por los chicos de mi clase, mis amigos, y algún novio; mire para ti, esperando una señal sobre que debía decir, a falta de ella las dije que siempre hay algo pero que no me gustaban las cosas serias. Ahí sí que tú mirada cambio haciéndote la enfadada por el último comentario, yo con ojitos de "cordero degollado" te pedí perdón, pero la situación de tantas preguntas sobre novios me estaban dando ganas de sacar mi vena más bollo.
La cena termino con una botella de champagne y un brindis por nosotras y porque me gustara su tierra y todo lo que había en ella. Subimos al coche, y llevamos a las chicas a casa, todas vivíais en la misma zona por lo que en 20 minutos ya habíamos llegado a tu casa, poco antes de dar las 12 de la noche. Nada más que nos quedamos solas, justo antes de entra en casa te robe un pequeño besito y con una vergüenza enorme te pregunte... -Cariñooooo, yooooo ¿Donde voy a dormir?- la respuesta fue del todo aclaratoria -La verdad, no tengo ni la más remota idea vida.- Ese día no sabía que preferir, si dormíamos juntas iba a acabar rematando lo que había calentado durante todo el día, pero no era la forma en la que tenía preparada tu primera vez... Eso sería mañana, y estaba segura que sería inolvidable para los dos.
Entramos en casa y tus padres nos estaban esperando en el salón, nos aclararon las dudas nada más entrar, ya que a los dos minutos tu madre me dijo que el cuarto de invitados estaba preparado, y que me habían dejado una toalla encima de la cama para que me duchara mañana por la mañana. En ese momento mi cara paso de la risa al terror, yo NUNCA he utilizado ropa para dormir, y en mis planes no estaba quedarme a dormir en tu casa por lo que disimuladamente te pedí una camiseta o algo para poder ponerme esa noche y no montar un miniShow el primer día. Eran ya las doce y media de la noche, y el despertador sonaría mañana viernes, a las 7 de la mañana. Nos despedimos de tus padres dándoles las buenas noches y nos fuimos a tu cuarto con la escusa de que se me había olvidado la ropa para dormir. Cuando llegamos a tu cuarto cerré a toda la velocidad la puerta y me abalance contra ti comiéndote la boca desesperadamente. -Y pensar que estuviste apunto de quedarte sin mis labios por un cachito de nada de pez.- te dije al oído dándote un pequeño descanso de mis labios, y sacando valor de donde no lo tenía -Que sepas que lo que has sentido esta tarde es solo un mínimo adelanto de lo que esta señorita te ha preparado para el fin de semana.- Fue la primera vez desde que entramos en los vestuarios, que había conseguido sonrojarte, aunque no me extrañaba nada, la cara de loba que acababa de poner era de primera.
Otro beso más y te pusiste a buscar en tu desordenado armario algo que me pudiera servir. Yo mientras tanto me puse a rebuscar en la mochila tu regalo; cuando por fin te diste media vuelta yo estaba detrás de ti con una bolsita negro brillante con dos letras doradas V'S... -Llevo todo el día buscando el momento para dártelo, y por Dios que me ha costado. ¡Ábrelo bebe!- lo cogiste casi con miedo, y lo abriste creo que esperando que explotase o algo así. Había pasado por Victoria's Secret esa mañana mientras tu trabajabas y me había encaprichado como cada vez que iba por allí por alguna prenda. En este caso era un conjunto precioso azul clarito, casi brillante con algo de encaje del mismo tono aunque más oscuro. Tenía miedo ha haberme equivocado con la talla, pero por buena suerte tengo un ojo (y un tacto) único para deducir las tallas. Tu cara de sorprendida fue mi mejor regalo, y las ganas de de vértelo puesto hacia que mi imaginación volara hasta la cama del hotel que hoy se había quedado vacío. Te metiste en la cama y yo te arrope, (no sabes la ilusión que me hacia poder tenerte a mi lado y hacerte esas pequeñas carantoñas) antes de apagar la luz te pedí que mañana pusieras en la mochila tus mejores galas porque ibas a tener una noche de princesa que te merecías. Te lance un pequeño besito y cerré la puerta.
"descansa mi vida, que mañana va a ser un día muuuuuuuy largo y muuuuuuuuy muuuuuuy placentero"
Llegue a mi cuarto, era muy coqueta, una cama de matrimonio que me moría de ganas por compartir, un par de mesitas a cada lado con sus respectivas lámparas y un armario enorme todo ello en madera de roble que me recordó a mi cuarto en el internado. Lo mejor de todo es que tenía un cuarto de baño para mi sola adosado al cuarto, cosa que me venía muy muy bien (soy un desastre en el cuarto de baño, entre que me ducho, me peino y me maquillo pueden darme tranquilamente una hora). La cama era muy grande para una sola persona, pero las escasas 6 horas que dormí me repusieron increíblemente. Eran las siete menos cuarto cuando una pequeña chincheta quiso entrar a hurtadillas en mi cuarto, yo te había oído y me hice la dormida. Te pusieres a un lado de ni cama, y metiste una mano por debajo de las sabanas. Cuando te pones mala eres demasiado vida, tu mano empezó a recorrer mi mano que fue lo primero que encontraste, subiste por ni brazo buscando mi cuerpo que se seguía fingiendo estar dormido. Jugabas con mi cuello, mis pechos, lo recorrías muy despacio, reconociendo cada milímetro. Te entretenías con mi ombligo, jugando con tu dedo meñique en él y poco a poco fuiste reuniendo el valor para bajar... -Mi vida como sigas por ahí te vas a acabar quemando.- al final me estaba haciendo mejor la dormida de lo que creía, porque cuando te hable te pegue un pequeño susto que te hizo apartar mi mano del borde de mi ropa interior.
Te agarre la mano, y la volví a pasar desde donde la habías dejado hasta mi boca dándole un beso en su palma al mejor estilo caballeresco. Los buenos modos se acabaron, te agarre el brazo y te atraje hasta mi abrazando contra mi cuerpo y dándote tu beso de buenos días. -Es hora de ducharse mi vida que tienes que ir a trabajar... Ah! Y aprovecha esta ducha en solitario, que mañana la que te va a enjabonar la espalda soy yo.- te di otro beso y dándote media vuelta te levantaste un poquito la camiseta de dormir que llevabas dejando ver mínimamente el conjunto que te había regalado ayer. Según saliste por la puerta me metí a la ducha, por primera vez en lo que recuerdo en menos de 5 minutos había salido de ella y estaba delante del espejo arreglándome un poquito. Me puse un vestido blanco Ibizenco y unas sandalias también blancas con un poquito de plataforma. Coloque una rosa roja en el pelo para darle un toque de color, solo faltaba un tonito más oscuro de piel pero unos días más de playa y piscina y quedaría perfecto. Cuando salí de mi cuarto eran las 7:20 diez minutos antes de lo acordado y te tuve que esperar 5 minutos hasta que tú saliste del tuyo. La espera mereció la pena, ante no apareció una princesita con el pelo suelto un top blanco que dejaba ver toda su espalda y unos pantalones que marcaban tu figura. Estabas increíblemente sexy, la pena es que tus padres ya se habían despertado para ir a trabajar, sino no hubieras salido viva de la casa. Aprovechamos para decirles que pasaríamos el día fuera, y que saldríamos por el centro por la noche, por lo que dormiríamos en el hotel. Para el sábado habíamos hablado de subir a la costa, aunque no daban demasiado buen tiempo querías enseñarme algunas calas y paisajes de la zona... Y ante el frío solo se necesita una manta más o ¡estar un poquito más abrazadas!
Cogimos el coche y a las 7.55 estábamos en la puerta del bar. Te dije que iría hasta el hotel a trabajar un poquito (llevaba dos días sin hacer nada y tenía más de 50 Correos por contestar), te prometí que antes de que salieras estaría a en la puerta esperándote y con restaurante reservado para comer. Te di un último beso, y saliste del coche. Justo antes de cerrar la puerta te pegue un silbidito y te saque la lengua. Entraste al bar con una sonrisa enorme que era lo que quería.
Anote la dirección del bar y me puse en marcha. Llegue al hotel y pedí a recepción que no ordenara la habitación hoy, ya que no había dormido hoy allí y no era necesario (excusa barata). Llegue a la habitación 1301, con unas vistas preciosas a toda la ciudad, y encendí el ordenador en la terraza. 42 Correos electrónicos en mi bandeja de entrada, que se repartían en partes iguales entre inglés, español y alemán. Además apareció un correo en galego de mi antigua universidad para dar una pequeña charla sobre posibilidades de trabajo fuera de España y la forma en la que se trabaja en Alemania. Respondí con un quizás, la oferta era para mis últimos días de vacaciones y no estaba segura si podría ir con tres semanas de antelación. Respondí lo más rápido que pude a los Correos, y tuve una videoconferencia con uno de mis compañeros de equipo sobre una auditoria que "me estaba perdiendo". Después de tres cafés y cuatro litros de paciencia a las 12 había terminado con el trabajo hasta el lunes o el martes. Las siguientes tres horas me las pase haciendo una serie de recados para esa noche y encargando algo que debería de llegar al bar a las dos y media. Justo a esa hora había aparcado el coche a un par de calles de tu bar y ya había reservado mesa para la comida.
Espere a unos metros de la puerta del bar a que un hombre muy bien trajeado entrara preguntando por ti al bar, llevaba un ramo con 16 rosas blancas muy bien decoradas. Un minuto después todos los clientes del bar (no precisamente jóvenes) empezaron a aplaudir y a hacer comentarios graciosos que se oían a bastantes metros donde yo estaba. Sino os importa, la dedicatoria la dejare entre nosotras dos ¿Ok? Me llego un bonito mensaje corto y conciso |{TE VOY A MATAR ASALTAASILOS}|
A las tres y cinco de la tarde saliste del bar con el ramo de flores entre los brazos y fingiendo una cara de enfado que por cierto no te salía. Me diste una pequeña cachetada en el culo y un beso en los labios con su mordisco incluido. Me gusto que ya no te diera vergüenza besarme en la calle, si eso lo había conseguido en un día... En una semana no quiero ni pensarlo. Fuimos al restaurante, te iba a hacer pasear el ramo de flores por toda tu ciudad, me gustaba darte la mano y ver como la gente se quedaba mirando el ramo. El restaurante era un pequeño asador decorado como si fuera una antigua bodega que le daba un encanto especial. Un chuletón a la piedra con pimientos de piquillo y una ensalada mixta fueron suficiente para las dos, todo regado con una botella de vino que poco a poco te empezaba a gustar mas. Un postre de chocolate para compartir y la copita de champagne para brindar nos dejaron con unas ganas de siesta enormes.
Nos pasamos la tarde paseando por la ciudad, me enseñaste tu antiguo colegio, donde estudiabas ahora, tu antigua casa y mil cosas más; también visitamos el casco histórico y nos perdimos en un museo un museo hecho de Titanio, en unas estructuras de latón gigantescas en donde te robe algún que otro beso (poco a poco voy dando pistas sobre donde estoy, pero no hacen falta más, ¿o sí?). Casi sin darnos cuenta se nos estaba haciendo de noche; yo tenía pensado ir a ver la puesta de sol a un alto cercano que me había informado que era espectacular al tener toda la ciudad a nuestros pies, pero no accediste querías ser tú la que me sorprendieras y como no, no iba a negarme. Tuvimos que ir al coche a dejar el ramo de flores, ya te había hecho sufrir demasiado y habíamos tenido que disimular delante de una profesora tuya que nos encontramos sin querer en el museo.
Ya eran casi las 10 de la noche cuando entramos a cenar; era un local decorado al mejor estilo "budista", lleno de cojines, sofás bajos y una especie de camas enormes con listones en sus cuatro esquinas de las cuales colgaban sedas enormes que tapaban casi por completo a los grupos de amigos que tomaban algo allí. Diste tu nombre al camarero que había en la entrada y nos condujo a una de esas preciosas camas, la que estaba más apartada, y con un gesto de su mano nos invito a pasar. Nos acostamos una a cada lado de la cama, había una especie de mesa redonda fijada en medio de la misma que sobresalía unos 50 centímetros. -Es precioso vida, me encanta ¿Qué se puede comer aquí?- te dije muerta de ganas por utilizar ese sitio tan cómodo para mas que cenar. - me alegro de que te guste, y sobre la comida, no te preocupes, esta todo encargado.- te si un beso y recostadas la una cerca de la otra me quede un rato mirando tus ojillos. No pasaron ni cinco minutos cuando el camarero nos hizo sabe que estaba al otro lado (muy educado la verdad al no entrar como un elefante en una cacharrería) y nos dejo una Fondiu de chocolate lleno de frutas a su alrededor y unas bebidas frías de las que no os puedo decir que llevaban. Por mi misma no comí ni un trozo de aquel manjar, todo lo que probé me lo diste tú y viceversa. Lo que no nos lo dimos con los palillos nos lo dábamos con nuestra boca provocando más de un pequeño conato de asfixia. Nos pasamos más de 20 minutos con el chocolate y la fruta hasta que el camarero volvió a aparecer con nuestro postre. Se trataba de una especie se torta finísima de azúcar recubierta de crema y mata montada con trocitos de frutas y almendras, también traía una tetera con el típico te verde árabe con sus hojas de menta dentro de los vasitos. Ha sido la cena más dulce que he tomado en mi vida, no solo por la comida, la compañía era también de lo más dulce (y comestible).
Cuando nos quisimos dar cuenta eran casi las 12 de la noche, así que decidiste ensenarme la noche de la tu ciudad; fuimos a un pub muy cerca de donde se encontraba el restaurante, en una calle que parecía estar concebida únicamente para la vida nocturna, llena de garitos a ambas calles. Un Capitán Morgan Vainilla con Coca-Cola y un GinTonic y nos dirigimos a la zona de baile. Me pase los cuatro años de carrera trabajando de camarera en un pub y es oír música de baile y se me enciende la vena de bailar. No era ni la tercera canción y ya me había pegado a tu cuerpo contoneándome contra tu cuerpo y tocando entera. Al momento la chica palo sobre la que estaba bailando se empezó a escurrir como una culebra y comenzaste a bailar acompasada a mis movimientos. Unos pocos minutos y te comencé a besar, a recorrer nuestros cuerpos al sonar de la música, sin pensar en donde estábamos ni quien estaba a nuestro alrededor. Al rato un grupito de hombres y mujeres "de bien" comenzaron a hacer como si se tropezaban contra nosotras, a reírse y a hacer ciertos comentarios que ni siquiera se podían considerar graciosos sobre la tortilla española. Decidimos no meternos en problemas y nos fuimos hacia la zona más alejada de ellos que pudimos, sobre una especie de pared que simulaba una vista desde la superficie de la luna donde cada estrella que se dibujaba era un pequeño diodo de luz que le daba un toque muy bonito. Nos relajamos un poco y volvimos a bailar, hablar y hacer todo lo que una pareja PUEDE hacer en cualquier lugar. Pasamos un rato la mar de entretenidas, hablando con alguna gente con la que sin querer me tropecé, como cualquier noche normal. Siempre hay algún gilipollas que lo estropea y uno de los chavales del grupo de antes envalentonado por el alcohol se acerco a ti mientras fuiste a pedir un par de copas y comenzó a insultarte. Creo que ha sido una de las reacciones más divertidas que he visto en mi vida, fuiste hasta donde estaba yo hablando con la pareja con la que había tropezado y dirigiendo al susodicho -Te gusta lo que ves ¿verdad?, pues faltosos como tú nunca tendrá una ni parecida.- Acto seguido me plantaste un beso que me dejo paralizada. Acto seguido me diste la mano y me dijiste al oído -Creo que tenemos una fiesta privada pendiente.- Casi no me dio tiempo a despedirme de aquella pareja (lo justo para intercambiar teléfonos), pero cuando el calor aprieta no se puede una estar quieta.
Salimos del pub sobre las dos de la mañana y aunque fuera pleno mes de agosto el frío empezaba a hacerse notar, la escusa perfecta para llevarte abrazada los diez minutos que tardamos en llegar al hotel.
Llegamos a la recepción, el amable recepcionista me informo de un par de llamadas de la universidad de Vigo durante la tarde (que pesadilla). Le di las gracias y nos dirigimos al ascensor. Trece pisos más arriba esperaba nuestro nido de amor y la espera al ascensor estaba haciendo que me desesperara, te agarre de la mano, y cada segundo que pasaba mas fuerte lo hacía, toda mi tensión la estaba descargando en tu mano, parecía una niña pequeña muerta de nervios por abrir sus regalos de cumpleaños. Me miraste a los ojos -Se supone que soy yo quien debería de estar nerviosa ¿no cariño?- me diste un pequeño besito para que me calmara, no lo conseguiste pero un beso es siempre bienvenido.
Entramos por fin en el infinitamente pesado elevador. Nada más se cerró la puerta te lanzaste contra mi intentando besarme. Me puse de puntillas, no te lo iba a permitir -Es una noche especial para las dos pequeña, no va a ser tan fácil.- Acto seguido saque un pañuelo negro de gasa que doble a lo ancho varias veces poniéndotelo sobre tus ojos. Te abrace por detrás, dándote un beso en tus bonitas bochechas y te pedí que confiaras en mi. En cuanto por fin se abrieron las puertas en el decimotercer piso abrazada a ti, hice que nos dirigiésemos hacia nuestra habitación (1301). Introduje la tarjeta en la cerradura y el piloto rojo que había sobre ella se torno en verde permitiéndonos la entrada. Encendí la luz y dejándote de pie delante de la cama te pedí que fueras paciente unos segundos; te di un besito, casi rozando tus labios y empecé a trastear lo más rápido que pude en el cuarto de baño y la habitación. Me coloque detrás de ti, colocando mi cabeza sobre tu hombro, te susurre al oído -Bienvenida a nuestro pequeño trocito de cielo mi vida.- lo que se desplegó ante ti me había costado un buen rato de montar: la habitación olía a jazmín por unos inciensos que se encontraban en la mesa de enfrente en el fondo de la habitación, había llenado las mesitas, de velas y alguna sorpresa para las dos, los espejos enormes que había en el cuarto los había medio tapado con telas traslúcidas dando un toque de privacidad, y la joya de la corona en la cama enorme había dibujado un corazón enorme con pétalos de rosas rojas y dentro de él, escrito con pétalos blancos la frase que mas me cuesta decir en el mundo y que aun no me había atrevido a decirte cara a cara: ¡TE QUIERO!. En cuanto al baño estaba lleno de velas aromáticas de chocolate y dibujado sobre la bañera de hidromasaje con sales de baño SIEMPRE JUNTAS.
Te quedaste completamente quieta, casi sin respirar. Pasó un minuto y no te movías nose si alucinada, abrumada o asustada. Yo seguía abrazándote detrás de ti, jugando con tu ombligo por encima de tu camiseta y oliendo profundamente tu perfume. Comenzaste a sonreír, giraste la cabeza hacia mi cara y me diste un beso en la comisura de mis labios. Tus manos fueron hacia atrás acariciándome las caderas mientras poco a poco comenzaste a besarme, cada vez más profundamente jugando con mis labios, mi nariz y mi lengua. Giraste sobre ti misma y mirándome a los ojos me empezaste a besar por todo mi rostro. Yo te tenía abrazada, recorría tu espalda desnuda, bajando poco a poco mis manos hacia tu culo.
Poco a poco mi cuerpo te iba dirigiendo hacia la cama, me costaba no desnudaste hay mismo, pero teníamos toda la noche por delante y había que disfrutarla. -Me da pena estropear este mosaico tan bonito mi vida, por cierto, yo también te quiero.- me hizo gracia tu comentario y a la vez me excito un poquito más todavía y con toda la delicadeza que pude te heché sobre la cama, justo en medio del corazón de pétalos de rosas que había dibujado. Sé que no es romántico, más bien todo lo contrario pero La imagen era tan perfecta, preciosa, un pequeño tesoro encima de un corazón de pétalos de rosa, y tuve que coger mi teléfono móvil y sacarte una foto que aun sigue como fondo en mi ordenador y mi móvil... Daba pena estropearlo; aun así mis ganas de hacerte disfrutar eran más grandes y me recosté a tu lado en la cama.
Comencé a besarte, despacito, sin prisa teníamos toda la noche para las dos, e íbamos a aprovecharla entera. Nuestros besos se acompañaban de caricias en nuestros rostros, enredábamos los dedos en nuestro pelo, podría haberme pasado la noche así. Las manos iban volviéndose mas traviesas, los besos pasaron de tímidas caricias a pasionales mordiscos, y cada vez me estaba costando mas controlar mis más salvajes impulsos. La temperatura se iba elevando y ropa empezaba a sobrar, tu top fue lo primera en ceder a nuestras pasiones, y las vistas de el conjunto que te había regalado sobre tu precioso cuerpo me dejaron atónita. Te abalanzaste sobre mí, poniéndome entre tus piernas y comenzaste a besarme el cuello, a morderlo recorriéndolo y haciendo que empezara a serpentear del placer bajo tu cuerpo. Tus manos recorrían mi cuerpo por encima del vestido, mientras que las mías se abrazaban a ti clavándote un poquito (sin querer) las uñas, el placer que sentía era indescriptible. Tuve que hacerte parar, estabas excitándome demasiado y quería hacerlo todo despacio, hice que te incorporaras sobre mí, observando tu pelo ya desordenado, tu cuello largo y perfecto, tu cuerpo fino y perfilado con unas caderas perfectas a las que me agarre. Empecé con mis manos a hacer que se movieran en círculos sobre mí, que poquito a poco el roce contra mi cuerpo por mucha tela que hubiera entre las dos comenzara a hacer estragos ahí abajo. Tu cuerpo empezó a contonearse solo y mis manos comenzaron a subir recorriendo tu vientre, tu ombligo, recorriéndolo entero llegando al cierre de tu sujetador que venció en un instante cayendo entre tus brazos.
Tus ojos estaban cerrados, estaba disfrutando con el movimiento, y yo estaba loca por darte más. Poco a poco ice que te volvieras a echar sobre la cama y yo me incorpore sobre tu. Cogí tus manos y las empecé a pasar desde mis rodillas por debajo del vestido dirigiéndolas por todo mi cuerpo. Llego un momento en que el vestido te molestaba para seguir avanzando, y muy poquito a poco comencé a quitármelo moviéndome sobre ti, descubría cada centímetro de mi piel, y cada uno se volvía a cubrir con tus caricias que le daban un calor especial a mi piel. Cuando por fin me desprendí de él tu ya te habías abalanzado sobre mis pechos mordiendo y jugando con mis pezones. Yo no podía más que disfrutar de mi placer y como podía intentar devolver aunque fuera la mitad de lo que yo estaba recibiendo. Como pude baje mis manos por todo tu cuerpo, pero el placer que me dabas era tan grande que me dejaba paralizada, saque fuerzas de donde no tenia para volver a recostarte y ser yo por fin la que tomara el control.
Me tumbe sobre ti, y poco a poco comencé a recorrerte de arriba a abajo, hasta donde lo permitía tu ropa. Cuando llegue a tus pantalones los fui desabrochando los pantalones, cada centímetro que descubría era cubierto por mis besos y mis caricias. Volví a subir desde tus pies hasta tus muslos mordiéndolos, dejando una marca en lo que es mío... Volví a tus labios mientras mi mano comenzó a hacer estragos sobre tu ropa interior, quería que me desearas, que me pidieras que te tocara, que te hiciera llegar al cielo. Quería ser la persona más dulce y cuidadosa del mundo, y poco a poco empecé a jugar con el elástico de tus braguitas, mientras te iba besando. Cada vez mi mano jugaba más dentro de ti, comenzaba a notar como mis juegos estaban dando resultado, cada caricia, cada beso, aumentaban un poco más la temperatura de tu interior y yo me iba a aprovechar de ello. Notaba tu calor y seguí jugando cada vez más adentro.... Mis juegos, mis pequeños roces comenzaban a provocar suspiros, al principio casi imperceptible y poco a poco más sonoro.
La poca ropa que te quedaba desapareció en segundos y mis manos ya tenían vía libre a la fuente de tu placer, comencé por jugar con tus labios, pasando un dedo entre ellos, notando la humedad que había provocado. Seguía acariciando tu rostro mientras tanto, besando y viendo como tu cara se transformaba con cada caricia. Poquito a poco mis dedos se introdujeron mas en ti, note un pequeño botoncito, algo más duro que el resto, tu clítoris, ese era el lugar, un pequeño roce en él y tu cuerpo se estremeció en un pequeño espasmo de placer. Mis besos se volvieron más intensos, y empezaron a bajar centrándose primero en tus preciosos senos... Unos pequeños besos primero, unos mordiscos y chupetones, para por fin centrarme en tus pequeños y duros pezones. Mis dedos seguían centrados en tu sexo, uno de ellos travieso y juguetón se introdujo en su interior. Otro espasmo, otro pequeño gemido y mi boca siguieron bajando. Llegue a tus caderas y mordí esos dos pequeños huesos que asomaban en ellas, notaba tu placer mezclado con cierto temor por lo que iba a pasar... -Cierra los ojos bebe y disfruta, confía en mí y sabes que... TE QUIERO.- No aguante mas, mi lado salvaje se apodero de mí y mi lengua comenzó a hacer lo que mejor sabia en tu sexo. Lo recorrí con la punta de ella delimitándolo y probando el sabor de lo que había provocado. Mis manos se aferraban a tus caderas haciendo pequeñas excursiones a tus pechos. Era tu clítoris lo que deseaba, y estaba tan cerca de el... Mi lengua y dos de mis dedos comenzaron a jugar con el interior de tu vagina, lo que mis dedos descubrían, mi lengua inspeccionaba. Tu boca impaciente pedía más y mi lengua por fin se decidió a subir a tu pequeño botoncito de placer... Primero la punta. Pequeños roces casi imperceptibles, luego pequeños círculos más fuertes y algún mordisco que t hizo saltar... Por fin toda mi boca se centro en el, lo succionaba, lo besaba y mordía, y al fin el piercing de mi lengua en contraste con la lengua hicieron que te agitaras de verdad.
Tus pequeños susurros se hicieron gemidos y notaba como tu clímax se acercaba. Mi lengua en tu clítoris, dos dedos explorando tu interior y mi otra mano jugando con tus pezones lograron su objetivo, te agitabas por toda la cama, gemías hasta casi gritar y por fin tu enorme orgasmo... Tu licor de placer me emborracho, las contracciones de tu sexo eran dulces, acompasadas, perfectas... Seguí con mis juegos hasta que la calma llego a tu cuerpo, me incorpore y te mire a los ojos, tenias una sonrisa perfecta con tus ojos entreabiertos algo exhausta... -Mi vida... Ha sido... Es... Me encantas, pero creo que es no turno ¿verdad?-
Tardaré unos días en publicar el siguiente reñato... Cosas de los médicos (reposo absoluto)
Gracias Leire... Eres perecta :-D
TE QUIERO!!! :·$