Próxima Estación: Aeropuerto

El destino me cambió aquella tarde...

PRÓXIMA ESTACIÓN... AEROPUERTO

Corría finales de Semana Santa de este año 2003.

La noche anterior había estado en el chat pero lo de siempre, gente que te quiere follar a los cinco minutos y en cualquier sitio, o también gente que se cree la más guapa y sólo por eso debes ir detrás de ellos y besarles el culo.

Ya era por la tarde del día siguiente y estaba aburrido en casa y con un calentón del 10 así que decidí irme a duchar y salir por ahí a ver a quien me cruzaba.

Al salir de mi casa, cogí el metro me dirigí a la línea circular para posteriormente entrar en cercanías y llegar hasta donde está el picadero y allí intentar follarme a alguien. Pero, mi destino quiso que no acabara en el picadero, sino unos kilómetros más al norte de la ciudad.

Mientras llegaba a la estación donde tenía que efectuar el cambio de estación, me puse a ligar en el vagón del metro. Cuando entré, el vagón no estaba lleno y tenía asientos vacíos. Me fijé en quien me gustaba más y me senté delante de él. Él se percató de mis miradas y empezó también el a mirarme de arriba abajo, a medida que iban pasando las estaciones, nos mirábamos más y más, hasta que de pronto, se puso de pie y con un gesto me dijo que le acompañara en la próxima estación pero hubo algo en él que no me terminaba de llenar, así que, él se bajó en la estación siguiente y yo seguí sentado en el tren. Mi polla empezaba a desinflarse.

Al cabo de los minutos, la megafonía del tren anunciaba mi parada. Me levanté y salí del vagón para en caminarme hacia los pasillos rodantes. Cuando llegué a la conexión, en vez de salir del metro para coger el billete para cercanías (ferrocarril que atraviesa las ciudades y se dirige hacia los pueblos), me fui hacia otra línea de metro. Esperé al tren. Éste llegó a la estación, dejando numerosos viajeros "guiris" con maletas que por cierto, estaban como ellos querían. Yo, como otras tantas personas que había en el andén, nos dispusimos a entrar en los vagones. Me senté frente a una televisión del tren, ya que el viaje no es muy largo, pero los túneles sí, se hacían pesados y de esa manera, me iba distrayendo. El tren comenzó a recorrer los túneles, recorriendo algunas estaciones, cada vez, llenándose más y más de personas con sus maletas hasta que una musiquilla nos dijo... "Próxima estación: Aeropuerto".

El tren fue frenando poco a poco hasta entrar en la estación. La gente cogió sus bártulos del porta equipajes y empezó a ponerse frente a las puertas. Yo me levanté y decidí apearme en aquella estación pues no follaría pero sí vería a tíos buenísimos que entraban y salían de la ciudad.

Empezamos todos a subir la escaleras mecánicas hasta el vestíbulo, cruzamos las puertas y cogí un ascensor panorámico que subía al aeropuerto. Una vez allí, empecé a andar por los múltiples pasillos rodantes mientras iba viendo la mercancía. Uno de esos pasillos daba a una conexión con dos terminales, yo me dirigí a uno por azar.

De repente me encontré un servicio y entré pues me estaba meando vivo. El servicio era muy amplio y estaba limpio. Había un chico que vestía con pantalones vaqueros negros y camiseta ajustada negra. El pavo estaba cuadrado. Me puse a hacer pis justo a su lado. Por el morbillo que me daba, no pude hacer pis, es más, me empalmé de una forma increíble. Al estarme un ratillo allí controlando mi erección e intentando hacer pis, pude ver por el rabillo del ojo que el tío que estaba a mi lado me estaba mirando con ojos glotones. Yo me puse nervioso, pero le seguí la corriente y me puse a mirarlo.

El tío empezó a hacer movimientos con su mano derecha y se inclinó un poco para verme mi polla excitada, al vérmela, me enseñó la suya. ¡Dioooooos!, ¡qué polla más chula!, era grande, gorda, morena, con las venas marcándose y unos huevos... que ni os quiero contar. Bueno, el pavo me dijo "¿me sigues?", le dije, sí. Nos guardamos la polla dura los dos en los pantalones como pudimos y salimos del baño.

Andamos por un par de pasillos rodantes y bajamos unas escaleras mecánicas, andamos por otro pasillo hasta llegar hasta otro cuarto de baño. Entramos y nos metimos al cuarto de baño especial para las sillas de ruedas que son más grandes que los demás.

Nos miramos y él empezó a besarme, me dijo... "tío, me ha tocado la lotería, estás como un queso", y yo le respondí que él si que estaba como un queso, que no dijera tonterías. Nos pusimos en acción, él se quitó la camiseta, tenia unos pectorales y abdominales muy marcados, yo también me quité la mía y nos abrazamos. Después de estar un largo tiempo abrazados y de sentir que nuestras pollas querían ser liberadas de los pantalones nos empezamos a besar, él me metía la lengua casi hasta la campanilla lo que hacía que me pusiera más cachondo aún.

Me dijo al oído, cómeme las tetillas, enseguida bajé un poco la cabeza y le empecé a dar lengüetazos a su tetilla izquierda mientras que con las manos le desabrochaba los pantalones, él empezó a gemir en voz baja pues había a veces que entraba gente al baño y no nos tenían que oír o de lo contrario, llamarían a seguridad. Con la lengua le lamía el pezoncillo mientras que de vez en cuando le daba pequeños mordisquitos con los dientes.

Me paró y me quitó mis pantalones, sobándome mi slip y luego sacándome la polla por el agujero de una de las piernas, empezó a comerme toda mi tranca, yo empecé a tocarle el pelo mientras le follaba su boca. Terminó bajándome los slip y comiéndome los huevos.

Después se puso de pie y empecé yo a comerle entero, desde sus tetillas, a las cuales mordía como si fueran un par de perlitas, hasta su rabazo que me encantaba metérmelo en la boca y notar su calorcillo y sabor a salado. Me cogió con sus brazotes y me empujó contra la pared, empezó a darme rabazos en las piernas, me dijo que le dejara meterme su polla a lo que le respondí que no sin goma, me suplicó que aunque fuera, sólo la punta, me lo pensé pero al final accedí, ensalivé bien su polla tragándomela entera y él mi culo, luego me acerqué a él y me acarició mi ojete con su pedazo rabo, me preguntó: "¿estás preparado para saber qué es el cielo?", y yo le dije que si, así que de pronto y sin más contemplaciones me metió todo su glande en mi culo de un golpe, yo sentí como mis entrañas se abrían con su pedazo glande. Estuvimos un rato así y me la sacó, me empezó a mamar la polla de nuevo, sólo que ésta vez con muchas más ansias.

Me dejó la polla toda chorreante de su saliva y me dijo, tio, quiero follarte, dime que tienes una goma, le dige que si, así que busqué en el pantalón, cogí la goma y se la dí, él la abrió, se la puso y me dijo que se la lubricara, y eso fue lo que hice, comerle hasta sus huevos. Ya en posición, me empezó a meter la punta, y con un movimiento uniforme, me fue metiendo sus 19 cm hasta llegar al fondo, después me dilató el culo con ella dentro haciendo círculos dentro de mi ojete y una vez que ya no me dolía tanto, me empezó a penetrar muy rápidamente. Oímos como entraba alguien al baño y nos quedamos los dos inmóviles pero al rato, yo empecé a moverme hacia delante y hacia atrás con lo que conseguí que el chico que me estaba enculando me cogiera fuerte de las caderas y me apretara fuertemente hacia él, se había corrido.

Me sacó su miembro de mi culo y empezó a pajerame hasta que mi leche empezó a saltar por los aires. Esto no le costó mucho ya que estaba yo muy caliente. Le quité la goma y nos besamos. Luego, me ayudo a limpiarme. Hizo un nudo a la goma repleta de leche y la tiró a la papelera y nos vestimos.

Me dijo, "salgo yo primero, nos volveremos a ver". Y así fue, él salió primero de aquel baño del placer y a los tres minutos o así, salí yo. Por los pasillos le busqué con la mirada pero parecía como si se le hubiera llevado el aire.

Al regresar a casa, estaba muy cansado pero tenía una cara de tonto pues en mucho tiempo no me habían follado tan bien y mucho menos un tío que parecía el típico de revista. Al pavo no le volví a ver pero me queda el recuerdo que es el mejor.

Si queréis hacerme algún comentario sobre el relato leído podéis contactar conmigo en: del_campanar@yahoo.es

Gracias.