Provocando a mi hijastro, mi nene.
Creí que su llegada ere inoportuna, sin embargo, ha sido mi consuelo, mi satisfacción sexual.
Mi nombre no importa, tengo 26 años cuatro de casada con un hombre de 47 soy su segunda esposa, tengo un hijo de 2 años, Mi esposo tiene tres hijos, dos mayores y uno de 16 años. Éste último vive con nosotros por un tiempo.
Soy blanca, me tiño el pelo a veces rubio, rojizo o negro, según la ocasión. No soy gorda, solo que tengo más de todo pero bien acomodado, sin estrías ni celulitis, una mujer con carne suficiente para dar placer al más exigente.
De soltera tuve pocos novios, y lo más atrevido que les permitía hacerme eran buenos fajes que me dejaban caliente, solo a mi último novio con el que terminé para ser amante del que ahora es mi esposo, llegué a darle sexo oral para contenerlo pues estaba a punto de darle mi virginidad. Consolarlo con mi boca me excitaba, y le tomé el gusto a la felación y probar el semen, llegando a casa me masturbaba a placer para también aliviar mi tensión sexual.
Mi esposo, vive enfrascado en su trabajo, y sé que me ha sido infiel varias veces, también sé que tiene de amante a una muchachita de 18 años, nueva empleada de uno de sus negocios de comercio. Pero aún antes de ella, rara vez tenemos intimidad.
No digo nada porque me ha dado una buena posición económica, cosa que entes de conocerlo no tenía, a duras penas teníamos en casa de mi familia para comer. No soy pendeja ni tonta, al contrario, le soporto por conveniencia.
En mi soledad y mi cachondez natural, empecé a navegar en internet y de curiosa encontraba cosas interesantes como fotos, videos relatos y muchas cosas que empezaron a pervertirme, calentándome al grado de estar casi desnuda en casa, viendo videos porno mientras me masturbaba, ese era mi placer, y aunque mi esposo coge muy bien, su desinterés hacia a mí, me hizo preferir satisfacerme sola porque me transformaba en la puta que quiero ser cuando me coge, en la zorra que quiere ser poseída de mil maneras y gritar cosas que a él no le parece que una esposa debe hacer. Lo raro es que cuando era su amante, me trataba como una puta, y ahora dice que soy su esposa, no una ramera, un auténtico hipócrita.
Cuando me dio la noticia de que su hijo menor viviría con nosotros me molestó pues invadía mi privacidad y mi costumbre de andar casi desnuda en casa y darme placer como les conté. Pero llegó a casa, lo recordaba como el niño de una fotografía, pero ya a sus 16 años se veía muy cambiado, aunque algo infantil.
Ya en casa, de repente olvidaba que estaba él, y salía de mi cuarto en bata trasparente, sin nada abajo. Cuando empecé a notar que me miraba a escondidas, en lugar de molestarme me gustó, así que decidí ser más provocativa. Salía del baño de mi habitación a la sala con cualquier excusa con solo una toalla pequeña puesta que dejaba ver el inicio de mis nalgas, me agachaba levemente para que viera más. Una ocasión le pedí permiso para darme una ducha en el baño de su cuarto, inventando que en el mío no había mucha presión, claro que era mentira, mientras él leía en su cama, yo me bañaba con la puerta abierta, pero no se atrevió a entrar, ni a mirar. Antes de salir a mi habitación, dejé mi tanga colgada en la llave de la regadera misma que días después me entregó.
En la mesa al comer él y yo solos, mostraba mis senos casi en su cara, veíamos televisión y me sentaba de una manera en que pudiera ver de más sin importarme nada, cada vez era más atrevida pero no se atrevía a aprovecharse, me gustaba ver su nerviosismo
Una mañana que no fue la persona que me hace el aseo, por mi mente atravesó una idea caliente, llevé la mayoría de mi ropa interior a la lavandería, traía un vestido de casa que con un poco de viento se podía levantar, a propósito me quité el calzón, bajé el interruptor de la corriente para la lavandería y fingí que estaba descompuesta, le hablé para que me ayudara a solucionar el problema, le pedí se agachara para que la revisara, mientras le decía que la mayoría era mi ropa interior y que incluso no traía nada debajo porque quería aprovechar para lavar todo, mientras "revisaba" la lavadora me colocaba de manera que pudiera mirar lo que quisiera, incluso me puse a gatas para buscar el conector de la corriente, mientras él casi acostado veía mis nalgas y vagina, me levanté de nuevo para colocar el interruptor en su lugar y "milagrosamente" la lavadora empezó a funcionar. Se levantó con un bulto enorme entre sus piernas y le agradecí con un beso en la mejilla, mientras le decía;
--gracias mi nene, me urgía lavar mis calzones y tangas, "si supieras que ni siquiera traigo en estos momentos"--No dijo nada, como zombi se retiró, yo me fui a mi cuarto y apenas empezaba a masturbarme a placer.
Aún no terminaba de masturbarme me detuve para salir de nuevo y provocarlo más, la puerta de su cuarto estaba cerrada, puse mi oído pegado a ella y escuchaba gemidos, giré la perilla, me emocioné de nervios al darme cuenta que no tenía seguro, la abrí lentamente sin hacer ruido y lo sorprendí masturbándose con una tanga mía que envolvía su pene, y otra en su cara oliéndola.
--¡qué haces!--le dije, se quedó paralizado diciendo; --nada-- Pero si tienes mis tangas masturbándote--fingí estar molesta cuando me sorprendió diciendo;
--¡por favor!, ya no juegues conmigo, me has estado provocando y he llegado a esto, no le digas nada a papá o le digo que tú eres quien se muestra casi desnuda cuando estamos solos!--Me fingí preocuparme y le dije;--¡no sé por qué dices que te provoco, siempre visto así y estoy en mi casa--
--no mientas, cuando papá está eres otra persona--con cinismo contesté--bueno, es mi casa y puedo hacer y vestir como quiera, si eso te inquieta, puedes decirle a tu papá que te lleve a otra parte a vivir. Hubo silencio, su rostro cambió a un semblante triste, me acerqué a él y lo abracé.--perdóname mi nene, no quise decir eso, dejó que lo abrazara, me tomó de la cintura queriendo levantar mi vestido, lo detuve bruscamente, me dijo que ya no podía y que me deseaba, le dije que no podía ser porque era el hijo de mi esposo.
--entonces ¿por qué lo haces?, ¿por qué dejas que te vea desnuda?--
le respondí con voz temblante; --¿qué quieres que haga para que te desahogues?--No dijo nada, nos miramos a los ojos, me quiso besar y lo detuve, sacó su verga del pantalón y me dijo;
--¡masturbame!--deseaba ser más perversa, así que le dije;
--mejor te masturbas mirándome, al mismo tiempo que me volteaba y levantaba mi vestido dejando que vea mi trasero deseoso de ser tocado, acarició mis nalgas, y empezó su puñeta mirando tocando mis nalgas, le advertí que no me penetrara, estuvo un buen rato así mientras mi vagina expulsaba mis líquidos suavemente, lo sentía en el interior de mis muslos, sentía en mis nalgas el glande de su cabeza, y cuando golpeaba mis glúteos con su verga dura, miré hacia atrás, su mirada estaba perdida en mis redondeces traseras, una de sus manos abría mis cachetes para dejar escapar entre ellos su leche en abundancia. Mi espalda y mi trasero se llenaron de su semen, me levanté y sin mirarlo dije;--ni una palabra de esto a nadie, y te buscas otro lugar donde vivir porque esto no volverá a suceder--
Lo dejé con sus pantalones en las rodillas y me fui a mi cuarto deseando masturbarme queriendo capturar lo poco que quedaba de su leche en mi espalda y nalgas.
Pero después de eso, ya no se escondía para mirarme o tocarme, yo fingía que me molestaba, pero no dejaba de provocarlo vistiendo de manera que lo pudiera excitar. Permitirle que se masturbara en mis nalgas le dio pié a que me acosara, y para contenerlo volvía a dejar que se masturbara en mis nalgas, una ocasión que estaba sentada en la sala,se acercó con su cosa de fuera y dura, me pidió me descubriera los senos, lo ignoré pero no me quité de ahí, él mismo levantó mi blusa y descubrió mi pecho para embarrar sus líquidos pre seminales en el, jalando su palo, mientras yo me volteaba como con indiferencia.
Seguía masturbandose en mis senos, hasta que le dije que terminara, me pidió que yo misma le hiciera el trabajo, como indignada empecé a masturbar al chico que se de ser una persona seria y tranquila, se estaba convirtiendo en un lujurioso. Le pedí que terminara pronto, puso sus manos en mi cabeza pero lo detuve, luego de un rato le dije;
--lo voy hacer con mi boca para que te vengas ya porque puede venir tu papá-- no terminaba de decir esto y empecé a chupar esa verga de manera desesperada, ansiosa, pues tenía tiempo de no mamar una verga a mi gusto como cuando mi novio, o como cuando mi esposo era mi amante, además de que mi marido es infiel,y siempre he temido de que me contagie de algo. Sé que soy la primera mujer en la vida de mi hijastro, así que con toda confianza y deseo mamé esa hermosa verga, a mi gusto.
Lamía sus bolas, su pene lograba meterla toda, sentía como invadía mi traquea, su tamaño es ideal para tragarla toda en cualquier posición, al tragar todo es pedazo de carne lograba acariciar con mi lengua su huevos provocándole un placer enorme, sus manos bajaban para acariciar mis tetas, los pezones me delataban, estaba como dicen; "con las luces altas", las acariciaba a su gusto, mientras yo mamaba como nunca la verga de un jovencito limpio y lleno de leche.
La mamada que le estaba dando hubiera hecho explotar a cualquier hombre , de eso estoy segura porque me esmeré en darle placer oral, como una mujer se lo da al mejor de los machos. No pudo más, sabía que se vendría así que la saqué de mi boca para recibir en mi cara un chorro abundante de su semen, hacía tanto tiempo que no recibía una eyaculación masculina en mi boca que cerré mis ojos y sin pensar dije;--¡ahhh mi nene que rica leche, mmmhhhmahhhh échame toda tu leche mi niño, quiero comerla todaaa!--la volví a meter a mi boca para que los siguientes chorros llegaran a mi paladar, saboreando como una desesperada me comí su semen y sin que me importara con mis dedos recogí lo que había en mi cara y mi cuello para comerlo como loca mientras miraba mis locuras. Puse mis dedos en mi vagina, apenas toqué mi clítoris y cerré los ojos al dejar escapar un orgasmo intenso, jamás había tenido un orgasmo con solo mamar verga.
Quedamos cansados, se sentó en el sillón de la sala, quise sentarme a su lado pero alguien llegaba, se escuchaba el coche al frente de la casa, corrí a mi cuarto para ocultar lo sucedido. Era mi esposo, lo recibí en la sala, donde hacía unos momentos su hijo me había regalado un buen trago de semen, nerviosa lo atendí, y para no delatarme, le dije que me dolía la cabeza, pues había tenido que lavar porque la sirvienta no llegó a trabajar. Creo que no le importó, me fui a dormir, sabiendo que eso no era el fin, y yo ya estaba obsesionada con mi nene, quería hartarme de mamar esa verga, tragarme su semen sin preocuparme de que haya estado con otra, porque yo, seré su amante, su maestra.