Provocación

Mi fantasía hecha realidad

Me colé entre la multitud, era domingo y había mucha gente. Consigo abrirme paso y allí me senté, en primera fila, justo en el extremo, al lado del pasillo, desde allí él me vería mejor.

Yo llevaba puesto un vestidito de color tierra abotonado hasta la altura de las caderas, sin mangas y de cuello camisero, era corto, muy corto ya que al sentarme se subía dejando ver mis largas piernas; quizás era demasiado provocativo para la ocasión, pero me apetecía llamar su atención.

Suena la música, ¡ya sale!, todo el mundo se pone en pie para recibirlo. Va acompañado de dos chavales que permanecen a su lado.

Él es bastante joven, al menos eso parece, no creo que tenga más de treinta, yo tengo treinta y ocho, pero no importa, mi aspecto es más juvenil que muchas de las mujeres de mi edad que están por aquí sentadas, quizás sea por mi forma de vestir, o porque mi pelo largo y rizado suelo llevarlo suelto y algo alborotado, o quizás porque no me gusta llevar mucho maquillaje, creo que todo en conjunto hace que aparente unos añitos menos.

Él es alto, delgado y de piel bastante morena, su cabello de color negro hace que contraste con sus ojos azules. Es bastante atractivo, llevo semanas viniendo a este lugar sólo para verle, sentándome en primera fila para llamar su atención, pero hoy por fin estoy decidida, hoy me acercaré a él.

Hacía mucho calor, saqué mi abanico del bolso, desabroché un botón del vestido dejando al descubierto mi canalillo, y comencé a abanicarme. El vaivén del abanico hacia mover la tela de mi vestido, abriendo aún más el escote y dejando ver la puntillita de mi sujetador negro.

¡Me ha mirado!, sé que me ha visto, mientras se estaba dirigiendo al público asistente a fijado su mirada en mí, yo he separando mis piernas para cruzarlas después, un estilo a Sharon Stone en "Instinto básico", y al igual que ella yo tampoco llevo braguitas, quería llamar su atención, el hecho de que me haya mirado me pone y no he podido evitar morderme el labio inferior en señal de excitación; él por un instante se quedó callado, tuvo que apartar su mirada para poder continuar. Sé que lo he puesto nervioso, y eso me excita aún más.

Me siento húmeda. Cierro los ojos, quiero imaginármelo, fantasear con él; me lo imagino diciéndome "te deseo" he inclinando su cabeza para comer mis pechos, los siento duros e hinchados. Abro los ojos para observarlo de nuevo, ¡es tan guapo!, y me fijo en sus manos, parecen fuertes, grandes y de dedos largos;

Cierro los ojos y me imagino sus manos recorriendo mi cuerpo, comenzando por mis pechos y siguiendo hacia abajo hasta alcanzar mi rajita, acariciando mis labios, suavemente, colándose entre ellos para detenerse en el clítoris, que en estos momentos puedo sentirlo grande, y deslizándose hasta llegar a mi vagina haciéndome estremecer.

A la vez que lo imagino, mis manos acarician disimuladamente mi cuerpo. He puesto mi bolso encima de mis piernas para disimular mejor como a través del vestido toco ligeramente mi sexo. Me siento muy húmeda. Estoy muy caliente. Mi respiración se acelera. Un calor sofocante se ha apoderado de mí y me abanico con más fuerza. Intento disimular mi excitación. La respiración se me corta por unos instantes acabando en un profundo suspiro. Por suerte el acto ha llegado a su fin y la gente ya en pie se dirige a la salida.

Yo permanezco sentada, aún no puedo ponerme en pie, espero a que se haya ido todo el mundo y me decido a hacer realidad mis fantasías dirigiéndome a la habitación en la que él se encuentra. Esta sólo, no oigo hablar a nadie asique entro sin llamar.

Él se encuentra de espaldas, por lo que al oír mis pasos se gira sobresaltado.

-Qué deseas?

-A ti. –Le digo con una mirada dulce a la vez que sensual, mientras me dirijo hacia él.

En mi corto camino hacia él me deshago de mi bolso dejando mis manos libres, me paro a escasos centímetros de él y sin darle tiempo a reaccionar lo beso suavemente en los labios a la vez que con mis manos rodeo su cabeza.

Él echa un paso atrás apartándose de mí.

-Qué hace? Como se atreve?.

Yo no voy a dejar que me rechace, sé como me ha mirado antes, sé que le gusto. Desabrocho los botones de mi vestido dejando al descubierto mi sujetador y seguidamente mis pechos. Él aparta su mirada. Pero yo me acerco aún más a él y comienzo a desabrochar su camisa negra.

-No, por favor, no haga e……..

No lo dejo hablar, lo beso, muerdo ligeramente sus labios e intento con mi lengua abrirme paso en su boca a la vez que lo acaricio, pasando mis manos por sus hombros y sus fuertes brazos.

-Relájate. Nadie se va a enterar. Disfruta del momento. Deséame!, como yo te deseo a ti.

Cojo sus manos y las acerco a mis pechos; por supuesto, él las retira e intenta retroceder, pero tropieza con una robusta mesa que se lo impide. Yo aprovecho ese instante para dejar caer mi ropa y quedarme totalmente desnuda frente a él.

Me acerco de nuevo, y vuelvo a besarlo apasionadamente…, su cuello, su boca….; mis pechos desnudos rozan su cuerpo y noto como cada vez están más duros,

-Por favor! Apártate! No sigas!.

Sin hacer caso a sus palabras desabrocho su pantalón y lo dejo caer a la altura de los tobillos,…..

-No te das cuenta que yo no puedo hacer esto contigo? Yo no soy el hombre adecuado.

Él cada vez ofrece menos resistencia. Meto mi mano en sus calzoncillos y…. uff ¡ realmente la tiene dura!. Sin dudar un momento saco su polla y la acaricio suavemente; retiro el prepucio hacia atrás y paso mi lengua por su glande, saboreando; la meto en mi boca delicadamente para no dejar de chuparla. Oigo como él suelta un suspiro profundo, lo miro y veo su rostro muy excitado, su respiración se acelera y sus manos cogen suavemente mi cabeza para que mi velocidad aumente.

Yo también estoy muy excitada y con una mano no dejo de acariciar mi sexo, pero no me basta, necesito sentir sus manos, su lengua, necesito su polla dentro de mí, asique me incorporo, cojo sus manos y las acerco a mi sexo.

A partir de aquí ya no hay palabras de rechazo, todo está en silencio, sólo se escuchan mis gemidos mezclados con su respiración profunda. Por fin es mío!, por fin se entrega a mí!.

Siento como sus dedos recorren mis labios, como salen y entran de mi vagina. Que excitación!. El hecho de hacerlo con él, me pone a mil. No es la persona adecuada, ya lo sé, pero eso me da aún más morbo.

Necesito sentir su boca en mi sexo, asique me subo en la mesa, apoyo mis talones en ella y le cojo su cabeza acercándola a mi sexo, invitándole a probarlo; él se queda mirándolo fijamente, sin hacer nada, como si fuera la primera vez que ve el sexo femenino, asique decido abrírselo bien con mis dedos, separando bien mis labios, me inclino hacia atrás sobre la mesa y comienzo a masturbarme yo sola.

Estoy muy excitada y mis caderas empiezan a moverse sin control. Mis gemidos salen de mi boca cada vez más fuertes. Él me mira a la cara, con asombro, como si nunca hubiera visto a una mujer excitada; sé que él también lo está, lo sé porque su mano no deja de acariciar suavemente su pene.

-Fóllame!!. Necesito sentirte dentro!. –Le digo en un tono casi desesperado.

Me inclino hacia delante, cojo su polla y la acerco a mi sexo dejando que roce suavemente mi vagina. Él no hace nada para evitarlo, pero su cabeza gira de un lado a otro en sentido negativo. Rodeo con mis piernas su cintura intentando acercarlo más a mí, e intento meter su polla en mi vagina, él se resiste ligeramente, intenta echarse hacia atrás pero yo con mis piernas lo empujo hacia delante y su polla entra en mí con una fuerte embestida.

Me encanta!, sé que me desea, pero su condición no le permite practicar sexo. Sin embargo sus ojos están llenos de deseo y en su rostro puede verse plasmada la excitación que siente en este momento.

-Vamos! No pares ahora! Muévete!!!!

Casi sin poder evitarlo empieza a moverse lentamente, siento su pene a punto de estallar dentro de mi vagina, el placer me invade, mis caderas no dejan de moverse casi involuntariamente, no tengo control sobre mi y alaridos de placer salen de mi boca; él embiste con fuerza una y otra vez cada vez más rápido, hasta que su musculatura se tensa y un profundo gemido sale de su boca; siento como su semen caliente me llena por dentro.

Uuuffff, ¡ha sido maravilloso!; me incorporo, me aferro a él y un húmedo y largo beso pone fin a mi fantasía hecha realidad.

-No, no, Dios mío, Dios mío, que he hecho, noooo, Señor….-grita nervioso mientras se viste apresuradamente.

Sin decir nada más sale rápidamente de la habitación y yo acabando de abrochar mi vestido salgo detrás de él; lo observo durante un instante y me dirijo a la salida, sin decir palabra, cuando veo que se arrodilla y entrecruzando sus manos en actitud de suplica dice dirigiéndose hacia el Santísimo Cristo del Perdón:

  • Señor mío, Dios mío, perdóname, te he traicionado, he traicionado tu confianza en mí, no merezco ser siervo tuyo.