Prostituto

Llevaba casi dos horas paseando por el parque y, a pesar de haber 'intimado' por así decirlo con cierto individuos, todavía no había conseguido mi objetivo. No me había saciado.

Esta última semana había sido estresante, los exámenes se acumulaban y en el trabajo me habían dicho de hacer

mas

horas, obviamente no podía decir que no ya que la pasta me era

necesaria

pero entre trabajar y estudiar apenas me quedaba tiempo para nada más. Al final del día acababa tan cansado que no tenía ganas de nada que no fuera dormir las 5 o 6 horas que me restaban hasta que me sonara el despertador para dar inicio a la jornada otra vez.

Pero hoy era diferente, esta noche era especial, la noche del viernes era mi noche de desfogue, de salir de fiesta, de emborracharme de desconectar de todo y obviamente de follar. Pero hoy no quería salir de fiesta, no quería follar con ninguno de los que ya hubiese follado antes; hoy quería algo nuevo, algo diferente, excitante.

Hacía un par de semanas en una discoteca había escuchado que en un parque de uno de los barrios exteriores a la ciudad se practicaba el

cruising

, una modalidad de sexo que consistía en follar el parque por la noche con desconocidos. Desde el momento que lo escuche tuve la mosca detrás de la oreja pegada; la curiosidad me picaba y ya sabemos lo que dice el dicho. Durante varios días sopesé los pros y los contras, para al final hacer lo que siempre hacía: hacerle caso a mi polla. El viernes al finalizar el trabajo llame a mis amigos para decirles que no podía salir de fiesta inventándome la excusa de que al lunes siguiente tenía un examen decisivo para la nota final de la materia. Después de escuchar varias quejas y rechazar todo intento por su parte de convencerme desistieron a cambio de que el viernes siguiente saliera sí o sí a donde ellos decidieran e hiciese lo que me dijesen.

Llegadas

más

23h fui al baño y me

pegué

una ducha de agua fría para despejarme, iba a hacer una puta locura y quería estar bien convencido de ello. Me vestí poniéndome ropa cómoda, unos Andrew Christian de esos que dejan el culo abierto, unas bermudas

beish

,  una camiseta negra de pico ligeramente ajustada y unas Vans de color rojo; cogí el DNI, las llaves de casa, 20 euros por si surgía alguna emergencia y varios preservativos por si la noche cundía; el lubricante estaba sobrevalorado. Cuando faltaban apenas unos cuantos minutos para la media noche salí de casa y emprendí el camino hacia mi destino; durante el trayecto que duraría unos quince minutos me encendí un cigarro y me repetí una y otra vez que le que hacía no era tan mala idea.

Cuando hube llegado me dirigí hacia un agujero en la valla del tamaño justo para que pasara una persona de cuclillas. Una vez dentro empecé a merodear por los arbustos a veces escuchando gemidos, otras vislumbrando movimientos de dos o más cuerpos al unísono y cuanto más me adentraba en el parque

más  comunes

se volvían estas escenas y más gente me encontraba dando vueltas y buscando una presa a la que cazar o alguien que les diera caza.

Durante más de media hora observe la 'mercancía', por así llamarla, decidiendo cual sería mi elección y, por suerte para

, había bastante buen material que elegir.

Así, por más de cuatro horas fui alternando arbustos, árboles y verjas con distintos individuos hasta acabar mis existencias de preservativos.

Estaba dirigiéndome a la salido cuando alguien me chistó desde un arbusto, al girarme vi a un hombre de unos 35 años, alto, de piel clara, cuerpo musculoso y rapado; vestía con unas deportivas, un pantalón de chándal corto y una camiseta de tirantes. El individuo en concreto me hizo señales para que le siguiera y así estuve a punto de hacer hasta que recordé algo importante:

  • No tengo más condones. - Le dije.

  • Ya imagino, te he visto un par de veces y no te has dado tregua. Eres una putilla muy viciosa, pero no te preocupes que a mi aun me queda uno. - Susurró antes de adentrarse en los oscuros y altos matorrales.

¿De verdad me había llamado 'putilla viciosa'? Por favor, ¿se podía ser más cutre? En mi fuero interno me revelaba a mis ansias de follar con aquel espécimen que al parecer había visto demasiado porno barato como para soltar semejante latiguillo, pero como ya os he dicho siempre acabo haciendo caso a mi polla.

Poco a poco nos fuimos adentrado en el corazón el parque hasta llegar al mismo emblema de este, un gran roble del cual recibía el nombre el recinto, y situarnos al amparo de sus grandes ramas y su espeso follaje.

Cuando le alcancé se estaba desnudando.

  • Ven aquí. - Me dijo en tono imperativo. - A

mi

no me van las mariconadas esas que se hacen en este parque, me gusta que se haga lo que yo digo.

Sumiso como nunca había sido empecé a dirigirme hacia el mientras me desnudaba.

El

se había sentado en una de las grandes raíces recostando la espalda en el tronco del gran árbol.

  • Bien, así me gusta, bonito cuerpo. ¡Y gran polla! Pero estoy seguro de que la mía te deparará una gran sorpresa. ¡Chúpamela! Quiero que me la chupes bien, que te la traguen entera, quiero escuchar

como

te ahogas.

Mientras me decía esto me fui arrodillando para quedar ante un mástil de gran tamaño y grosor. Mi polla no es que fuese sobresaliente en lo referente al

tamaño

pero siempre me había sentido orgulloso de

ella

pero aquello que tenía delante era jugar en una liga superior.

Era enorme y gruesa, hinchada y repleta de venas. Se veía apetecible. Los huevos, depilados, eran también enormes, parecía que todo en

él

era grande.

  • Vamos, ¿a

qué

esperas? Cómemela entera, hazme gozar más de lo que has hecho gozar a todos esos fracasados con la que has estado y a cambio te pegaré el mejor polvo de tu vida. Hazme disfrutar y sabrás lo que es follar de verdad.

Ante semejante promesa y declaración de intenciones no pude si no obedecerle, le agarre la polla y la observe una vez más antes de iniciar mi trabajo.

Arrodillado como estaba empecé a lamerle el tronco del miembro procurando no dejar ningún centímetro sin humedecer, mientras con la mano derecha le aguantaba la polla y jugaba con ella, con la izquierda le masajeaba los huevos. Poco a poco ascendí por el venoso mástil hasta llegar a la cima de este, deleitándome en describir círculos en al capullo con la lengua mientras le masturbaba. Al parecer esto le gustó pues lanzo un suspiro y echo la cabeza atrás.

Proseguí con ello durante un minuto o dos trabajando solo la punta, lamiéndola y chupándola. De repente me agarro del pelo estirando mi cabeza hacia atrás dejándome de tal manera que quedé mirándole.

  • Abre bien la boca porque por primera vez en tú vida vas a saber que es tener una tranca de verdad atravesada en la garganta.

Sin darme tiempo siquiera a asimilar sus palabras me empujo la cabeza contra la polla. Sin miramiento alguno empezó a follarme la boca a una velocidad para nada menospreciable; con cada empujón que le deba a mi cabeza más de la mitad de su erección entraba en mi boca invadiendo mi garganta y mientras yo hacía todo lo posible para no ahogarme y poder coger aire el gemía y movía mi cabeza cada vez más rápido.

Durante varios minutos

seguí

con esta acción hasta que empezó a gruñir y a temblar y en ese momento supe lo que iba a pasar, intente sacarme ese monstruo de la

boca

pero el no solo no lo permitió, sino que hundo su polla aún más en mi garganta haciendo que se me saltasen las lágrimas. Varios chorros de lefa invadieron mi boca haciendo que me ahogara y atragantar, tal fue la cantidad de semen que vertió que no pude tragármelo todo y empezó a escaparse por las comisuras de mi boca resbalando por su polla y sus huevos.

Cuando hubo dejado de temblar y de gemir me hablo con voz entrecortada pero firme:

  • Límpiame, chupa todo el semen que se te ha escapado, todo. No quiero que dejes ni una gota por tragarte, guarra.

Obedeciendo como el sumiso en el que me había convertido y empecé a chupar su polla otra vez hasta llegar a los huevos para dedicarles la atención que no les dediqué antes.

  • Bien, date la vuelta, quiero ver ese culito. - Me dijo mientras me

hacía

levantar y me daba la vuelta. - Inclínate, vamos. O sí, tienes un buen culo, sí. Me encanta. Voy a disfrutar follándomelo.

Sin más preámbulos y sin ningún tipo de lubricación sentí como me introducía dos dedos de golpe.

  • ¡

Aaaagh

! Mierda, ¿

que

haces?

  • Calla marica, ¿me dirás que con la de veces que te han follado esta noche aun no tienes el culo bien abierto?

  • ¡Que te den! - Le grité mientras intentaba apartarme.

  • Ah no, no te vas a ir de aquí. - Me dijo mientras me cogía de la cintura y me empotraban contra el tronco del árbol. - Tú me has seguido, ahora atente a las consecuencias. Quiero ese culo y va a ser mío. Y

me encantará

oírte gemir de dolor y de placer a la vez.

¡Maldita sea! Este tío estaba colgado, iba a follarme y desde luego no con mi consentimiento. Todo mi cuerpo se revelaba a ello y parecía que nadie me escuchaba.

  • Ni te molestes nena, - dijo mientras introducía un tercer dedo en mi culo mientras con la otra mano me mantenía la cabeza apretada contra el árbol. - nadie viene por aquí, nos hemos alejado un poquito de la zona frecuentada, así que hazte a la idea de que te voy a dar por culo como nunca antes te han dado. Y al final me rogarás que te

de

más.

Algo en sus palabras hizo que me excitara y un gemido escapó de mis labios.

  • Sí, ya sabía yo que esto era lo que a ti te iba. Déjate llevar pequeño, lo disfrutaras más.

Haciendo caso a sus palabras cerré los ojos y empecé a disfrutar, el tener sus tres dedos dentro de mí ya no era tan molesto, más bien agradable y excitante, nos movía describiendo círculos, sacándolos y metiéndolos. Poco a poco, cuando me hallé preparado, empecé a sacar el culo poniéndolo a su entera disposición, gimiendo como la guarra en la que me había convertido. Así mismo el dejó de ejercer presión en mi cabeza y empezó a pegarme golpes en las nalgas con su polla.

  • Fállame ya, por favor. - Susurré.

  • ¿Qué has dicho? Dilo más alto.

  • Que quiero que me folles, métemela bien.

Y como si no necesitara que le rogara más saco sus dedos de mi culo, se agachó a coger un preservativo del pantalón y en cuanto se lo hubo puesto me tomo por la cintura y apoyó la punta de su polla en la entrada a mi culo.

  • Prepárate, esto te va a gustar. -Me susurró al oído.

Y sin previo aviso me la metió de golpe haciendo que sus huevos chocaran contra mis nalgas. Una quemazón recorrió mi columna vertebral haciendo que por unos instantes perdiera cualquier tipo de noción sobre donde me hallaba o que pasaba para acto seguido dejar pasa a un dolor indescriptible. Pero en vez de gritar me mordí el labio y apreté las manos contra el tronco.

él empezó a embestir sin cuidado alguno, sacándola prácticamente de mi interior para luego volver a meterla. Sus manos ancladas a mi cintura no me dejaban moverme, pero aun así me las ingenie para poner mi culo en 'pompa'. Ante tal reacción el empezó a reír y a agarrarme más fuerte, intensificando sus movimientos, sus envestidas y la velocidad.

Se apretaba contra

y me decía obscenidades propias de las películas porno americanas, me mordía el hombro y me pegaba fuertes cachetes en las nalgas. Con la otra mano empezó a masturbarme con fuerza y a buen ritmo. Al verme libre del agarre empecé a acompasar sus embestidas con movimientos de mi cintura. A pesar de que me había metido tres dedos y me había dilatado mi culo seguí siendo demasiado estrecho para tal monstruo y notaba como rozaba las paredes de mi culo, como presionaba y eso me encantaba hasta el punto de que empecé a apretar el culo para sentirlo todavía más.

Había perdido la noción del tiempo entre embestida y embestida cuando otra vez empezó a gruñir, dejo de masturbarme y me agarro de la cintura para darme una última estocada antes de salir de mi interior, quitarse el reservativo y tirarme al suelo boca arriba.

Varios chorros de lega salieron disparados bañándome entero. En mi vida había visto tal cantidad de semen salir de alguien dos veces seguidas. Cuando hubo acabado se dejó caer encima mío haciendo que su sudor se mezclara con mi sudor

y su

semen esparcido por todo mi cuerpo.

Estando tumbado sobre

y jadeando empezó a besarme mientras volvió a masturbarme. No tuvo que esperar mucho para que varios chorros salieran de mi polla pringándonos el abdomen a ambos y dejándonos así exhaustos y embadurnados.

Transcurridos unos minutos de levanto y empezó a vestirse, yo desde el suelo le observaba y pensaba que al final la noche había sido provechosa. Una vez se hubo vestido metió la mano en el bolsillo trasero de su pantalón y sacó un fajo de billetes para lanzarme uno de 100 euros.

  • Cada viernes vengo aquí, si quieres repetir ya sabes. Te tendré una sorpresa que te encantará.

  • Y dicho esto se marchó.- Me había convertido en un prostituto, y me había gustado.

Cuando mi cuerpo fue capaz de reaccionar me empecé a vestir y cogí, al llegar a casa me daría una buena ducha y me pondría a dormir, lo necesitaba.