Prostituta para todo
Una ama de casa empieza a prostituirse por necesidad y acaba siendo la puta de su propia casa.
En mi familia últimamente estábamos pasando por un mal momento económico, porque yo no trabajaba y el sueldo de mi marido no llegaba para los gastos de la casa, con dos hijos adolescentes y unas deudas que habíamos acumulado.
Hablando del tema con una amiga, casada también, me sorprendió diciéndome que ella cuando estaba apurada de dinero, se iba a un piso donde había más mujeres para recibir hombres y prostituirse. A mí esa confesión me dejó con la boca abierta porque no me lo esperaba para nada:
.- Hay muchas más mujeres de lo que piensas que lo hacen. Son decisiones que a veces tienes que tomar, si para poder comer te tienes que dejar follar, muchas lo hacen. A veces ves a muchas por ahí, que te preguntas ¿De dónde sacará el dinero esa?
.- Sí, eso es verdad ¿Tú marido sabe lo que haces?
.- No. Se sentiría herido en su orgullo. No permitiría que lo hiciera, pero tampoco hay otra solución cuando llegas al límite, piensas en tus hijos y en tu familia. Si otras lo hacen sin tantos remilgos, ¿por qué yo no?
.- Yo no sé si podría……
.- Claro, que podrías. ¿Crees que no me costó a mí la primera vez? Estaba tan nerviosa que ni sentí nada cuando me la metió. Estuvo follándome un rato hasta que se corrió y se fue. No se debió de quedar muy contento, jaja, pero al menos me pagó.
.- En cierta forma, yo llegué a hacerlo al poco de casarme, cuando trabajaba en aquella tienda ropa, pero eso fue distinto.
.- ¿Qué quieres decir?
.- Que el dueño siempre estaba acosando a las más jovencitas amenazándolas con despedirlas si no follaban con él.
.- Qué cerdo el tío. Muchas lo harían, claro.
.- Sí, al final tuve que ceder yo también, porque en esa época nos habíamos metido en el piso y teníamos mucho que pagar. Al cerrar me mandaba quedarme con él y me folló unas cuantas veces. Si lo llega a saber mi marido, me mata.
.- Bueno, amiga, muchas tenemos que pasar por esas cosas y a veces gratis, así que si lo haces ahora, les vas a cobrar bien y serás tú la que decidas.
.- Puede que tengas razón ¿Cuándo vas a ese piso y como consigues los clientes?
.- Aprovecho cuando salgo por las mañanas a la compra, que mi marido trabaja y los niños están en el Colegio. Ellos me contactan porque pongo anuncios en internet y me llaman.
.- Yo no me atrevería a ir a un piso de esos donde te pueden ver.
.- Puedes recibirlos en tu casa también. Muchas lo prefieren así.
.- Uuufff, me dejas dudando, no sé si decidirme.
.- Sí, mujer. Luego verás que no es para tanto. Te lo pasas bien y encima ganas dinero. Mira, podemos hacer una cosa, por la tarde vienes a mi casa y te haces unas fotos para poner el anuncio y cuando veas los que te llaman, tú decides.
.- Está bien. Pero sólo por probar ¿eh?
Como habíamos quedado, fui a casa de mi amiga esa tarde y como estaba sola pudimos estar más tranquilas. Ella me dijo que tenía que prepararme para que las fotos salieran bien:
.- ¿Cómo prepararme?
.- Sí, ponerte guapa. Tienes que rasurarte el coño. A algunos hombres les gusta con pelo, pero la mayoría ahora lo prefieren pelado para chuparlo bien.
Yo la verdad es que estaba bastante descuidada en ese aspecto. Después de tantos años de matrimonio aburrido, en los que mi marido apenas me tocaba, a no ser algún fin de semana, pues ni me preocupaba de estar atractiva y con 42 años, estaba un poco gordita, aunque mis tetas solían llamar la atención de los hombres, porque las tengo duras y bien puestas.
Mi amiga me dejó una lencería suya transparente y muy sexy, para hacerme las fotos y fue indicándome las posturas en las que tenía que ponerme:
.- Ahora con las piernas abiertas, pon un dedo abriéndote el coño. Ahora a 4, que se te vea bien ese culazo que van a follarse.
.- ¿Van a querer metérmela por el culo también?
.- Claro, es lo que siempre piden, que se la chupes bien y el anal les vuelve locos.
.- Pero si eso no le dejo ni a mi marido.
.- Pues tendrás que ir abriéndotelo, porque te va a doler bastante entonces.
.- ¡Ay Dios!, no sé si me arrepentiré de todo esto.
.- Relájate y disfruta de esto, amiga. A ver, ahora de cuerpo entero.
.- La cara no me la saques, que solo me faltaría que me conozcan por ahí.
.- No te preocupes. Los hombres lo que quieren ver es el coño y las tetas.
.- Espero que mi marido no entre en estos sitios y me vea. Me parecería fatal que el poco dinero que tenemos, encima se lo gastara en putas.
.- Yo creo que si tu marido ve estas fotos ni te conoce, jaja. Con los hombres nunca se sabe. Yo he visto en el piso al que voy a algún conocido que ni me imaginaba que fueran a putas. Pero yo no me dejé ver por él, claro.
.- Es lo que me da miedo también, que tenga que follar con algún conocido o amigos de mi marido.
.- Eso ya tendrás que elegir tú, pero yo intento que no lo sepan, por si acaso. Aunque el morbo de follarte a alguien que conoces es mucho también, pero prefiero no arriesgarme, porque luego largan mucho.
Toda esa sesión de fotos había acabado por excitarme, imaginando como me mirarían los hombres y me desearían al ver mi cuerpo desnudo. Finalmente, mi amiga puso los anuncios en los que decía: “Madura casada, jamona y muy caliente, iniciándose por necesidad, hago de todo, consultar precios”.
Al día siguiente ya me dijo que la habían llamado varios preguntando por mí, sorprendiéndome un poco que hubiera tantos hombres dispuestos a pagar por follarme, ya que aunque las fotos habían quedado muy bien, yo no tenía el cuerpo tan bonito como mi amiga.
Después de que ella acabara de convencerme, quedé con uno en mi casa, sobre las 12 de la mañana. Mi amiga me dijo que me pusiera algo sexy para recibirle y usé la misma lencería que en las fotos, pero sólo de pensar que llegara mi marido a casa y me viera así, me temblaba todo.
Llamaron al timbre y al abrir vi a un hombre de unos 50 años, con el pelo blanco, pero muy atractivo y le mandé entrar rápidamente, antes de que alguna vecina le viera entrar.
Supongo que él tendría más experiencia de haber ido con otras prostitutas, pero yo estaba tan nerviosa que no sabía ni que hacer, a pesar de algunas indicaciones que me había dado mi amiga.
Le mandé pasar directamente a mi habitación, acompañándome él por el pasillo poniendo una mano en mi culo palpándolo, lo que me incomodó un poco, pero rápidamente pensé: ….. (.- Soy una puta, tengo que dejarme tocar).
Al entrar en la habitación, este hombre se quedó mirándolo todo, un poco sorprendido, porque tenía por allí varios marcos con fotos de mi marido y mis hijos, que ni se me había ocurrido quitar, sintiéndome un poco avergonzada al decirme:
.- Buuff, que morbo, follarte en tu cama matrimonial con las fotos de tu marido…..
Yo ni me había parado a pensar que eso pudiera darle morbo a él, pero bueno, yo iba a lo mío, a que terminara lo antes posible, me follara como quisiera y me pagara la media hora que habíamos acordado.
Él se puso a comerme las tetas, masajeándolas y manoseándolas a su gusto, empezó luego a desvestirse hasta quedarse todo desnudo, mirando yo instintivamente a su polla que no estaba todavía erecta del todo, pero él la acercó a mi boca para que empezara a chupársela.
Me sentí algo extraña con la polla de otro hombre en mi boca, pero pronto note como se ponía dura y empecé a excitarme, chupándola con un deleite que quizás hacía tiempo que no tenía al hacérselo a mi marido, aunque puede también que quisiera agradar especialmente a mi primer cliente, molestándome por hacerlo lo mejor posible.
De pronto él me la sacó de la boca un poco bruscamente:
.- Vale ya, puta, que me vas a hacer correr. Túmbate en la cama, que te voy a comer el coño.
Tumbada en la cama con las piernas abiertas, él puso su cabeza entre ellas y empezó a lamerme el coño, haciéndome gemir, ya que no recordaba tampoco la última vez que me lo había hecho eso mi marido y en medio de mi excitación volvió a decirme entusiasmado:
.- Qué caliente eres, cuanto flujo echas. Estás hecho una buena puta ¿Ya te hice correrte?
Esa brusquedad en sus movimientos y su vocabulario, estaban causando una extraña sensación en mí de sumisión a ese hombre dispuesta a complacerle en todo lo que me pedía. Sin darme tiempo a decir nada, se tumbó sobre mí y poniéndose rápidamente el preservativo, me la metió sin muchos miramientos, poniéndose a bombearme a fuerte ritmo, de una forma que no recordaba ya, quizás como las primeras veces que me folló mi marido, siendo jovencitos, provocando de nuevo mis fuertes gemidos que le encendieron aún más y después de un rato, me hizo cambiar de posición:
.- Ponte a 4 patas. Menuda puta tiene tu marido en casa. Yo te estaría follando todo el día.
Al ofrecerle mi culo en esa posición, se puso a admirarlo y acariciarlo, dándome algún cachete:
.- Menudo culazo tienes. ¿Te lo dejas follar también?
.- Si me pagas más, sí. Pero nunca me la han metido por el culo.
.- ¿Tú marido nunca te lo ha pedido?
.- Sí, pero no le dejaba.
.- Jaja, que putas sois la mujeres. No hay problema, será un honor estrenarte. No me voy a ir de aquí sin echarte toda la leche ahí.
Se notaba que tenía algo de experiencia en penetrar culos, porque con un poco de saliva me lo fue abriendo con los dedos primero y luego se echó lubricante a la polla y empezó a meterla poco a poco, notando yo como avanzaba centímetro a centímetro entre mis quejidos, pero cuando tuve metida la mitad de su polla y seguía moviéndose dentro de mí, empecé a sentir un placer que cambió mis quejidos por gemidos, lo que él interpretó como un camino libre para empezar un mete saca que me hizo gritar a cada embestida, pero que a la vez, me hacía estar más cerca de un nuevo orgasmo, que yo buscaba conseguir frotando con mis dedos el clítoris.
Finalmente el acabó corriéndose al mismo tiempo que yo me quedaba sin fuerzas, mojando de nuevo las sábanas con mi flujo y el abundante semen que rebosaba de mi ano.
Había pasado una de las medias horas más intensas de mi vida en mi estrenada actividad de puta y casi sin fuerzas para levantarme, ese hombre se vistió y antes de dejarme el dinero encima de la mesilla, se quedó mirando una de las fotos donde estaba mi hija:
.- Tú hija está muy rica. ¿Ya trabaja también?
.- No, ella es muy joven todavía.
.- Con esas tetas ganaría mucho dinero ya.
Cuando se marchó, me quedé mirando el dinero y pensando (.- Bueno, no ha sido tan malo esto y encima he disfrutado como hacía mucho tiempo).
Así de esta forma, fueron pasando varios hombres por mi casa, unos más agradables, otros menos, pero con todos intentaba disfrutar, ya que con más experiencia y soltura me era más fácil darme gusto a mí y dárselo a ellos, aprendiendo también algún truco para que se corrieran antes.
Una mañana me sorprendí al abrir la puerta y encontrarme con un chico jovencito de unos 18 años, moreno y muy guapete, pero algo tímido también, lo que me enterneció y le hice pasar tratando de que se relajara y fuera cogiendo confianza.
Me dio un morbo especial empezar a desnudarlo, mientras él tocaba mis tetas ensimismado, confesándome después que era la primera vez que iba con una prostituta, lo que me hizo sentir un poco especial y fui guiándole en lo que íbamos a hacer.
Lo primero de todo, sería chuparle esa polla tan rica que apuntaba erecta hacia arriba en todo su esplendor. Por un momento me imaginé con mi propio hijo, casi de su misma edad, algo que nunca se me hubiera ocurrido pensar, pero quizás esta nueva actividad me había acabado de liberar de esos prejuicios morales y ese pensamiento aumentó mi morbo más todavía, disponiéndome a disfrutar especialmente de este chaval que me regalaba su divina juventud.
Al poco rato de estar chupándosela, ya note como se corría en mi boca, incapaz de aguantarse. Después de lamerle toda esa delicia que había echado, le dejé recuperarse un poco, permitiéndole que me acariciara y tocara todo mi cuerpo como quisiera, deteniéndose especialmente en mi coño que lo abría y exploraba con sus dedos haciendo que se humedeciera totalmente, invitándole a que me lo lamiera, lo que acabó haciendo, un poco dubitativo al principio, para luego terminar entusiasmado, moviendo su lengua sin parar, habiéndosele puesto dura la polla de nuevo, lo que aproveché para decirle que se pusiera sobre mí para follarme.
El sentir su polla dentro de mi coño le hizo estremecer de placer, empezando a moverse dentro de mí, despacio al principio para luego ir acelerando según iba aumentado su excitación también.
Antes de que se corriera, le pregunté:
.- ¿Cómo te gustaría follarme?
.- Por detrás.
.- ¿Por qué a todos los hombres os gusta follar así? Bueno, a mí me gusta también ¡eh!
Me puse en posición, dejando que el chico llevara la iniciativa, marcando el ritmo que quería seguir, agarrándome por las caderas, mientras entraba y salía de mi coño, clavándola cada vez más adentro, haciéndome llegar al orgasmo, para después correrse él, que pudo aguantar más tiempo al haberse corrido antes ya.
Pero un día, algo pasó que hizo cambiar mi vida para siempre. En una de esas mañanas que estaba con un cliente en la habitación, no me di cuenta de que mi hijo había entrado en casa. No debería estar allí a esas horas, pero debí suponer que algún día eso fuera a pasar, que mi marido o mi hijo pudiera descubrir lo que hacía.
Mi hijo debió de estar mirándonos un buen rato sin que yo me diera cuenta de nada, y cuando se marchó el hombre con el que había estado, me llevé el susto de mi vida, al ver como mi hijo me miraba al darme la vuelta después se cerrar la puerta al despedirle.
.- ¿Qué haces aquí?
.- Suspendieron las clases.
.- ¿Y eso por qué? Bueno, da igual. Lo has visto todo, ¿no?
.- Sí, mamá. ¿Qué va a pensar papá?
.- No, por favor, a tu padre ni palabra. Haré lo que quieras.
.- ¿Lo que quiera…….? (tocándose la polla)
.- Sí, pero ¿qué estás pensando? No serías capaz…….
.- Si te has hecho puta, no te importará chupársela a tu hijo y follar con él.
.- ¿Qué estás diciendo, te has vuelto loco?
.- Si no quieres que se lo diga a papá…….
.- Eres un sinvergüenza y un degenerado. ¿Cómo se te ocurre follarte a tu propia madre? Si quieres te la puedo chupar un poco y ya.
.- Eso de momento, luego ya veremos. Toma, empieza mientras te toco esas tetazas.
Yo no podía creerme lo que estaba pasando. Ahí sentada en la cama, con la polla de mi hijo toda empalmada delante de mi cara y sin tener más remedio que chupársela.
La verdad es que él tenía una buena polla y aunque me costara trabajo hacerlo, mi instinto de mujer pudo más y empecé a lamerla primero un poco dubitativa, pero enseguida el tener su polla en la boca empezó a calentarme y cada vez me la metía más adentro, buscando que tocara mi garganta, lo que hacía que él gimiera más fuerte de placer:
.- Que bien la chupas, mamá. Has cogido una buena práctica siendo puta.
.- No me digas esas cosas. Ten un poco de respeto a tu madre.
.- ¿Cómo te voy a respetar si me estás chupando la polla como si fueras una puta?
.- ¿No habrás ido tú ya a putas también?
.- No, solo me la ha chupado alguna cría, pero no lo hacían tan bien como tú. No hay ni comparación. Se te nota la experiencia.
.- ¿Y has follado con ellas también?
.- Sí, ya sabes que ahora se la dejan meter enseguida.
.- Pues no os deben dar mucho gusto, porque han venido chicos jovencitos a follar conmigo también.
.- No me extraña, es que donde esté una madura……. Aaaahh, para, para que me voy a correr.
.- ¿No es eso lo que querías?
.- No, ahora quiero follarte, enséñame el coño.
.- ¿Cómo? ¿Vas a metérmela también?
.- Sí, anda, que más te da, si te dejas follar por todos.
.- Sí, pero no son mis hijos, como tú.
.- Bueno, no se va a enterar nadie, porque si no lo dices, yo tampoco. Tenemos ese trato.
Mi hijo me tumbó en la cama, abriéndome las piernas y poniendo una cara de vicio que me asustó. Como podía ser ese mi hijo, no lo reconocía. El verme follando con ese hombre le había vuelto loco. Me miraba el coño relamiéndose y acercando su lengua a mi vagina ya totalmente abierta para él. Empezó a lamérmela haciéndome estremecer y gemir como loca. Mi propio hijo estaba comiéndome el coño y yo a su merced para lo que quisiera hacer conmigo sin poderme oponer.
De pronto se incorporó y puso su polla en la entrada de mi coño, presionando ligeramente porque se introducía dentro de mí fácilmente, haciéndole gemir, cuando sintió el calor y la humedad de mi vagina en su polla al tenerla dentro. Empezó a follarme, moviéndose sobre mí, suspirando y gritando a cada embestida hasta que no pudo estar más tiempo sin correrse dentro de mí.
Se quedó tumbado a mi lado, reponiéndose, mientras yo lamía los restos de semen de su polla, que continuaba saliendo gota a gota, pero con mis lamidas volvió a recuperarse enseguida, debido a su juventud y me dijo que me pusiera a 4 patas. Yo dándole el culo a mi hijo, ya no podía ser más perversa, nada iba a para a este chico y yo sería su puta. Ya no sabía ni que pensar de todo lo que estaba pasando.
¿Qué iba a decirle a mi amiga? ¿Cómo la iba a decir que mi hijo me había descubierto y me estaba chantajeando? ¿Mejor que no lo supiera nadie…….?
Definitivamente mi hijo se había vuelto loco. Mi culo ofrecido para él, le tenía excitadísimo. Su polla estaba más dura que nunca y me la iba a meter sin piedad. Como ya estaba lubricado, no le costó trabajo entrar dentro volviendo a causar en mi esa sensación de plenitud que me dejaba desarmada ante sus embestidas cada vez más fuertes y profundas. A mi faltaba ya la respiración anunciando la llegada de mi orgasmo mientras empecé a sentir el calor de la corrida de mi hijo dentro de mí, lo ue acabó de dispararlo y creo que nuestros gemidos debieron de oírse en todo el vecindario.
Cuando nos relajamos después de terminar, yo volví a pensar más fríamente en lo que había sucedido y sin creerme mucho lo que decía, le dije a mi hijo:
.- Esto se ha acabado aquí, No podemos seguir haciéndolo, soy tu madre. No podemos follar.
.- Después de esto ¿crees que me voy a quedar sin follarte más? Tendrás que follar conmigo siempre que quiera, si no quieres que lo sepa papá y ahora que encima has follado conmigo también.
.- Pero hijo, ¿cómo puedes hacerme esto?
.- No me digas que a ti no te gusta, que vaya berridos que dabas mientras te la metía.
.- Claro que me gusta. A todas las mujeres las gusta follar, pero hay cosas que no están bien.
.- Lo que no está bien es engañar a tu marido y tú lo haces, así que no me vengas ahora con la moral.
Y así sucedió durante una buena temporada. Mi hijo me tuvo a su servicio siempre que tenía ganas de follar, haciéndome de todo, sin pensar que yo era su madre, o precisamente por eso, por serlo y causarle más morbo todavía, aunque yo tengo que reconocer también que por unas cosas u otras, mis mejores orgasmos los tuve con él..