Prostituta (06)

Lo imprevisto - Sigue la saga

PROSTITUTA (6)

Este relato es continuación de la saga iniciada con Prostituta 1, 2,3,4 y 5, es recomendable su lectura para comprender la trama y circunstancias que llevaron al actual

Amaneció soleado el sábado, María José se despertó temprano, preparó las cosas de los pequeños, que pasarían el fin de semana con sus padres en la quinta, cuando llegaron a buscarlos, los bajó, saludó a su mamá que había bajado del vehículo y sacudiendo la mano a su padre que estaba al volante, los vio partir.

Ricardo, desayunó y se fue como todos los sábados a jugar al golf con sus amigos, sabía que no volvería hasta la tarde, ya que siempre comía con ellos en el club, bah!, eso había creído antes, ahora comprendía que podía ser mentira, pero no le importaba, le era indiferente.

Se duchó, en el baño observó el estado de su entrepierna, ya no estaba inflamada, el medicamento recomendado había hecho efecto, los labios mayores habían vuelto a su estado casi normal, una fina línea apenas abierta, así como los labios interiores, pero lo que seguía un poco dilatado era el acceso, el túnel del amor, que seguía bastante abierto, las marcas de sus senos casi habían desaparecido, estaban mas pequeñas, pensó poder decir de la autoría de cada una de esas señales, que de todas maneras estaban registradas en el diario y en las fotografías.

Se vistió, con un liviano vestido de verano, de falda corta, escote no muy grande, en realidad bastante pudendo, con pantaletas, porque ya las podía usar, no tendría molestias

Esta vez llevó su automóvil, que dejó estacionado en un parking a unas cuadras de "Pecado".

Fue directo a su habitación, se desvistió y con el camisolín fue a la enfermería, luego de cumplido el trámite, a la sala común donde había cuatro de las muchachas, entre ellas Ana que tenía muchas novedades, se las había comenzado a relatar, cuando el encargado dio la orden de comenzar el desfile, vio extrañada que no solo hombres como de costumbre, había también mujeres ¿?. Al efectuar su pase, con la mirada recorrió perpleja el grupo que seleccionaba, todos estaban muy bien vestidos, de edad mediana que comentaban entre ellas a medida que pasaban las muchachas...

Ya en la habitación al abrir la puerta, vio que se trataba de una pareja, muy agraciada, él apuesto y ella muy bonita, muy elegantes, con ropa sport que se veía muy cara, al ingresar le dieron un beso en la mejilla, como si se conocieran hace mucho.

Los hizo sentar en los sillones, comenzaron una conversación, que desde el principio no fue trabada, por contrario, fue muy fluida, le contaron que habían decidido esta "visita", en una reunión con otros matrimonios muy amigos, en que todos habían coincidido la fantasía de acostarse en un trío, pero como todos eran muy amigos, para evitar en el futuro malos entendidos o celos posteriores, resolvieron todos conocer a "Pecado", que sabían por su fama, de la belleza de sus mujeres de su discreción y de la seguridad sanitaria.

Hacía unos diez años que se habían casado, tenían dos pequeños hijos, la mujer se presentó como Laura, tenía la edad de María José, escribana (notaria), él como Andrés, un importante profesional y ejecutivo en una empresa de fabricación de cosméticos, de unos pocos años mas que su esposa.

Confesaron que desde hace un tiempo en el terreno sexual las cosas no eran como antes, habían resignado cantidad y calidad, faltaba algo, al principio no sabían que, pero comprendieron que ya no existía el morbo, incentivo necesario e imprescindible.

Todo se había hecho rutinario, que había sido culpa de los dos, porque como se amaban mucho, habían dejado de intentar seducir, excitar, lo daban por descontado, innecesario, contingente

Como pasa en muchas de las parejas, ambos esperaban la iniciativa del otro, cuando ninguno la tenía, pensaban que no tenia ganas, que estaba cansado, se daban vuelta para dormir, algunas veces cuando se encendía el juego, ella sin notarlo se dejaba puesta la remera que usaba para dormir, sacándose solo la pantaleta, lo hacían en forma si bien no insatisfactoria, faltaba algo, la chispa de pasión, la llama que consume, sabían como satisfacer a su pareja, porque se conocían como la palma de su mano, quizás eso, los llevaba a dar por descontado muchas cosas, entre las cuales y la mas importante era la fantasía de cada uno de ellos.

Así hubieran seguido las cosas, hasta que hacía dos noches atrás en la casa de una de las parejas amigas, en una reunión del grupo mas íntimo, salió la conversación, al comentar el divorcio de otro matrimonio que había integrado ese circulo, que habían sido modelo y terminaron desgastados, lastimados en una separación sangrienta por lo cruel y peleada, eso les causó aprensión y miedo.

Helados, se dieron cuenta que seguían el mismo camino, todos en forma clara comprendieron la insatisfacción a que los llevaba la rutina, tomaron conciencia, se preguntaron cuanto hacía que no habían tenido un encuentro, esos que dan vuelta, esas encamadas que termina con la sensación de plenitud completa, de amor total, ternura sin limites, en que las caras de ambos son reflejo de sus sentimientos, de agotamiento del placer, del abandono sublime

Ninguno supo de dar un dato reciente, todos se remontaban a su época de novios o de recién casados, o de los primeros años, después....en blanco

Entonces hablaron de fantasías incumplidas, esas en que los ratones de la mente, corren libres en el momento de hacer el amor, en el estado de hiper-excitación, en el pre-orgasmo, lentamente al principio comenzaron a aflorar, con timidez, con vergüenza, pero al ver que no eran los únicos en sentir tal cosa, comenzaron a afluir arrolladoramente.

Contaron sus fantasías, que eran todas muy similares, como lo son en mentes normales, el tema del trío, de la orgía, de compartir la cama, surgió como una ola imparable, cuando el último habló, se quedaron mirando entre sí, alguien propuso una orgía, pero eran muy amigos, sabían que de suceder (estuvo a un instante de serlo), algo se deterioraría en esa amistad que todos valoraban, quizás producto de pruritos morales, residuos de educación y religión, o celos o arrepentimientos tardíos, lo desecharon y alguien menciono a "Pecado".

Fueron todas las parejas del círculo, para apoyarse mutuamente, para no poder decir no, a último momento...

Para María José también era una novedad, sería la primera vez que integraría un trío, pero asumió su rol de profesional del sexo, después de todo ella era la supuestamente "experta".

Brindaron con champaña, luego María José, fue la que los invitó al dormitorio...

María José se desnudó para iniciar, ellos se quedaron mirándola fijamente, estudiando el hermoso cuerpo desnudo, parado junto a la gran cama, accesible, sin atinar a moverse.

Laura, fue la que comenzó a desvestirse, al principio lenta, dubitativamente, pero al final en forma rápida, como si quisiera sacarse de encima el tramite previo, dejando en una de las sillas su ropa, quedó expuesta su desnudez, un espectacular cuerpo de mujer, de senos similares al de María José, caderas suaves y plenas, una entrepierna en la que se veía un monte de venus elevado, con el vello púbico prolijamente recortado.

Ya desnuda, se acercó a María José, comenzó a pasarle suavemente sus manos por el rostro, sus hombros, al llegar a los senos, sus manos se detuvieron en ellos, mirándola a los ojos, se los acarició de una forma que solo las mujeres saben, sabia, lenta y suavemente, sus dedos se dirigieron a los pezones, que en un instante se irguieron llevados a su máxima expresión por el experto roce.

María José, hizo lo mismo, en la misma forma y orden, muy pronto se encontraron muy juntas, en íntimo contacto, con manos que recorrían, explorando y acariciando, hasta llegar a las entrepiernas

Sometieron a los clítoris a esa dulce tortura que lleva al paroxismo, con caricias que solo y únicamente las mujeres saben, que surge del conocimiento de su propio cuerpo.

Muy pronto se encontraron acostadas en la cama, en estrecho y ardiente abrazo, besándose en la boca, en besos profundos y ardientes, teta contra teta, sexo contra sexo, en una serie de frotes ondulatorios.

Ni Laura ni María José tenían vestigio de inhibición, se olvidaron del mundo, la calentura total y absoluta las había invadido, no podían pensar en otra cosa que dar y procurar placer, hasta se habían olvidado de Andrés, que seguía paralizado, vestido aún, viendo la hoguera en que se habían convertido su esposa y la bella prostituta.

Mientras seguía esa explosión de calentura que era el encuentro entre las dos mujeres, un maremagnun de caricias y humedades, de novedades que quemaban a las dos participantes, que pronto se transformaron en movimientos, los besos de la boca pasaron a los pechos y luego al clítoris, que besado y mordisqueado en forma sublime y única, llamaron al orgasmo, que estaba allí…, en esa cumbre de excitación y se descargó en forma simultanea, en profundas oleadas, que sintieron la una en la otra, en esas dulces y terribles convulsiones corporales, en temblores incontrolables, en esa sensación de estallido de placer indescriptible.

Fue cuando Andrés, llegó ya desnudo a las dos, que seguían abrazadas y besándose temblorosas y totalmente entregadas, las comenzó a acariciar, parado al lado de la cama inclinándose sobre ellas que estaban tan íntimamente pegadas, utilizando cada mano para tocar a los senos que se le ofrecían, hermosos, con esa textura que solo el placer les confiere.

Ingresó su cuerpo entre ellas, haciéndose lugar, separándolas, prácticamente sumergiéndose entre las dos, mientras las manos de ellas dos bajaron buscando el pene, que de tan excitado y erecto, parecía pronto a estallar...

Tuvo dos pares de manos acariciándolo, suave y alternadamente, sus testículos, su pene, sus tetillas, su cuello, su boca, que fue ocupada por una, luego reemplazada por otra, mientras una lengua, recorría su vientre, otra su pecho, una boca ocupaba su miembro y otra su cuello, su pecho. Manos y lenguas de dos mujeres, que solo querían procurarle placer a él, el único...

Se ubicó arriba de María José, que hábilmente llevó el miembro a su vagina, preparada y lista para recibirlo, mientras Laura con su entrepierna golosamente succionada, mordisqueada, por la boca de la hermosa prostituta, que le estaba haciendo el amor a los dos a la vez, en una entrega que jamás habían llegado siquiera a suponer ni imaginar.

Cuando él llegó a su clímax dentro de la puta, al momento que besaba profundamente la boca de Laura que orgasmaba, en otro supremo goce con su vagina sabiamente tratada por la boca de María José, todo en forma simultánea y al instante,… los estaba cogiendo a los dos!.

Cayeron todos agotados, uno al lado del otro, con sus manos cansinamente recorriendo los cuerpos, entregados, saciados, satisfechos, llenos y colmados, instantes sublimes de placer sin limites, sin ningún tipo de carga, era el goce sexual en estado puro.

Se quedaron en esa posición acariciándose mutuamente durante un largo tiempo, comentaron lo ocurrido, dijeron de su placer y goce, en determinado momento volvieron a excitarse, nuevamente el pene de él alcanza su cumbre, el sexo de ellas a emitir los llamados eléctricos al placer

Esta vez la penetrada fue Laura, en posición de perrito, con María José abajo, ocupándose del clítoris del pene con su lengua, en trabajo magistral, mientras una de las tetas colgantes que se balanceaba a tenor del movimiento impreso por el hombre que bombeaba la grupa, acariciaba con el pezón el clítoris erecto y ardiente

Volvieron al clímax, en forma ahora definitiva y final, hondo y agónico, que se alarga en el tiempo y amplifica al máximo las sensaciones, agota, extrayendo hasta la última partícula de energías restantes provocando ese relax sensitivo, profundo, que hace caer en esa especie de sueño, sin noción de tiempo y lugar...

Estaban así en la cama, tendidos, abrazados entre los tres, cuando sonó la chicharra del teléfono, avisando el final del largo turno contratado

Se marcharon, estaban eufóricos, el placer obtenido era invaluable, él a instancias de Laura, dejó su tarjeta, ella le dio el número de su cedular, el encuentro debía repetirse, con mas tiempo y en la casa de ellos...

María José, registró en su diario lo ocurrido, luego la fotografía y rutina higiénica.

Se sintió cansada, tres orgasmos seguidos eran muchos, pero salió para la sala común...

Tuvo unos minutos para conversar con Ana, las noticias eran muchas y abrumadoras, las negociaciones en el Estudio, estaban a un paso de materializar el pacto infernal, era cuestión de días y estallaría la bomba, las condiciones puestas por el fundamentalismo, estaban casi todas aceptadas por el gobierno, se estaban afinando los detalles respecto de la campaña publicitaria, la distribución de cargos.

Ricardo estaba mencionado como futuro ministro del Interior del nuevo gabinete, la tormenta se cernía, era todo negro y amenazador, tantos años de represión y muerte no servirían para nada, serían olvidados, la ambición de poder, la malicia, la demagogia serían los instrumentos, los demonios nuevamente al poder

Desfile, hombres estudiándola, con expresión de deseo y lujuria, nuevamente a su habitación, abrir la puerta, franquear el acceso a un nuevo cliente.

Era de pequeña contextura, delgado, de edad mediana con cara de científico distraído (similar a los dibujos animados) con gruesos anteojos, bien vestido, con un maletín, ingresó presuroso, fue directamente al dormitorio, mientras entraba María José, él ya había descargado arriba de la cómoda el contenido del maletín, una serie de pequeños aparatos interconectados con cables y unos más grandes electrónicos.

Le pidió que se saque el camisolín y se acueste con las piernas abiertas, así lo hizo María José que miraba con sorpresa lo que estaba ocurriendo

El hombre no hizo ademán de desnudarse, solo fue al lado de ella, acercando una silla al lado de la cama, comenzó a aplicarle los sensores, pequeños y circulares, o en los pezones, en el costado de los senos, en el clítoris, en los labios internos y en el pequeño orificio de la cola, utilizaba una especie de gel que frotaba levemente antes en la superficie en que se adherían, de todo eso salían cables que terminaban en una especie de pequeña consola de control.

Cuando culminó, María José estaba alarmada, le preguntó que era, que efecto tenía, le contestó que no tenga miedo, que era un aparato de dar placer que el había inventado, no existía el menor peligro, ya que no tenía conexión a energía de voltaje, que funcionaba solo con pequeñas pilas

Dijo que se preparara, porque tendría el mayor placer que una mujer podía llegar a tener, un orgasmo continuo, que en el caso de ser intolerable por su duración solo alzara su mano y él cerraría el contacto, que cierre los ojos y se relajara

María José, le solicitó que antes de proceder, le saque una foto en ese estado, indicándole donde estaba la maquina, el hombrecillo accedió y saco dos o tres desde distintos ángulos.

Se encaminó el hombrecillo al pie de la cama, con el control en su mano, accionó el mismo….

Cuando María José, no sintió nada, esperó unos instantes para abrir los ojos, viendo que el hombrecillo, apretaba una y otra vez el botón, ambos se cruzaron la mirada, María José en forma interrogante, él desesperada, frustradamente, con los ojos abiertos como no creyendo lo que estaba pasando

El hombrecillo, se dirigió a María José, uno por uno le sacó los sensores, luego los guardó en el maletín, musitando un adiós, se dirigió a la puerta y se fue...

Riéndose a mandíbula batiente, registró lo sucedido en el diario, se encaminó a la sala común, llegando tan risueña, que el encargado le preguntó el motivo, le contó lo sucedido, dejando al hombre perplejo y con una carcajada incontenible

Cuando el que sería el último cliente del día, ingresó a la habitación, María José tuvo mala espina, no le gustó desde un principio.

Sin trámite el hombre, que se veía bien vestido, de un nivel económico holgado, pero algo en su rostro no le gustó, por esa mirada extraña, huidiza, pasó al dormitorio, comenzó a desvestirse, quedando desnudo, con un cuerpo anguloso, duro

María José se sacó su camisolín y se tendió en la cama, el hombre se acercó a ella, imprevistamente le pegó una cachetada en el rostro.

¡Dios, pensó María José, un loco!

El hombre violentamente la dio vuelta y trató de penetrarla por el ano, con un pene delgado pero muy largo que estaba totalmente erecto, trató de resistirse, de decir que a eso no estaba obligada, pero le pegó dos violentas nalgadas y apoyó el miembro para iniciar la penetración

María José se acordó de los timbres de pánico, alargando su mano logró accionarlo, mientras se debatía a los intentos de penetración

No pasó un minuto, cuando la puerta de la habitación se abrió ingresando dos de los guardias de "Pecado", hombrotes, de anchas espaldas y músculos impresionantes, que llegando al dormitorio y simplemente levantaron en vilo al desquiciado, en el aire lo condujeron desnudo por el pasillo, a la oficina de seguridad, volviendo uno de ellos luego a buscar la ropa.

María José aterrorizada, se asomó al pasillo, escuchó en forma nítida el sonido de golpes y quejidos, después ya no oyó nada...

Temblando de miedo aún se duchó, se vistió, pasó por la recepción, donde la aguardaba el sobre con lo ganado, se asombró, era casi el doble que las veces anteriores mirando interrogativamente a la muchacha de la recepción, esta le dijo, - es un bono, por el mal rato, es de costumbre cuando pasan cosas así, son incontrolables e impredecibles. -

Ya eran mas de las tres de la tarde cuando llegó a su casa, en la misma no había nadie, ya que el servicio domestico, se había ido por el fin de semana

Comió algo, luego se recostó, tratando de serenarse, aún tenia toda la adrenalina en su organismo.

Durmió hasta las 6 de la tarde, en que se despertó por los ruidos que hizo Ricardo al entrar, comenzó a prepararse para la fiesta de esa noche en que su esposo sería condecorado, en que su conducta de hombre de bien, de moral intachable, caballero de catolicismo profundo e inclaudicable, sería premiado con uno de los honores máximos, mientras pensaba esto, sonrió

Navegante

(del grupo de autores de TR)