Prostituta (04)

Sigue la saga, termina el primer día.

PROSTITUTA (4)

Esta es la continuación de una saga iniciada con PROSTITUTA 1, 2 y 3 y resulta recomendable su lectura, para llevar el hilo de las circunstancias, que llevan a las situaciones narradas,

Entró en la sala común, ya había otras 6 muchachas aguardando el próximo turno de desfile, entre ellas Ana, a la cual se acercó, antes no habían podido hablar nada prácticamente, estaba muy ansiosa de saber los motivos del porqué María José, se encontraba en ese lugar!

Comenzó a explicarle respecto de ello, la muchacha escuchaba y abría la boca sorprendida, permaneció en silencio durante todo el tiempo en que se le relataban las causas.

Cuando terminó de contar todo, prácticamente no hubo tiempo de escuchar comentarios, puesto que se había dado la señal para comenzar, quedaron en encontrarse después y hablar largo y tendido.

Nuevamente María José, desfiló ante un grupo de siete hombres que aguardaban, tenían iguales características que el anterior, todos muy bien vestidos con ropa cara, que denotaba el poder adquisitivo, luego fue a su habitación para aguardar al nuevo cliente.

Apenas había llegado a su habitación, que se veía limpia e impoluta, la cama tendida, cuando sintió el llamado en la puerta, la abrió, entró uno de ellos, era de edad mediana, con anteojos, calvo, más bien delgado, con el rostro de facciones angulosas, quiso invitarlo a sentarse en uno de los sillones, pero este hizo caso omiso, se dirigió al dormitorio directamente.

María José lo siguió, vio que el cliente comenzaba a desnudarse , hizo lo mismo sentándose en la cama, mientras el cliente se sacaba la ropa en forma meticulosa, primero los zapatos, que dejó alineados al lado de la cama, luego el saco que puso en el placard en percha, sus pantalones que prolijamente dobló por su raya y colgó en otra, la corbata y la camisa que dejó de igual manera, quedándose solo en calzoncillos que eran blancos y largos casi hasta la rodilla, una camiseta del mismo color y medias azules.

María José, se tendió en la cama, mirando el espectáculo ofrecido, el calvo se sacó el calzoncillo y apareció un pequeño miembro, sin mediar media palabra, se tendió arriba de ella, le besó las tetas una o dos veces.

María José dirigió su mano al miembro para indicar la ruta, lo encontró algo blando, y trató de estimularlo masturbándolo, con eso se puso duro, un poco más grande y grueso (no mucho), e ingresó de inmediato en la vagina – por sí, muy accesible por lo lubricada y abierta -, comenzó a bombear, no transcurrido un minuto, eyaculó, luego se tendió su lado, descansó dos o tres minutos, se levantó musitando un algo así como un "gracias", muy formal se dirigió al placard, sacó su ropa y con igual meticulosidad se la puso, luego los zapatos, sentándose en una silla que estaba al lado de la cama, mirando al espejo se acomodo la corbata y con solemnidad, haciendo un saludo con su cabeza, salió.

María José quedo anonadada, pero encogiendo sus hombros se dirigió al baño, en el cual se duchó sin mojar su cabello, hizo la rutina del lavado vaginal, se volvió a poner el camisolín, en el cuaderno anotó lo sucedido, mientras lo hacía, tuvo un ataque de risa, por lo ocurrido con el solemne calvo.

Volvió a la sala común aún con la sonrisa marcada en su rostro, no hacía media hora que había salido, llegó cuando se organizaba otro desfile con otro grupo de muchachas, que ahora conoció.

Luego, al llegar a su habitación, ya limpia y la cama con nuevas sabanas, esperó al nuevo cliente, que fue un muchacho de no más de 19 años de edad, alto, delgado, con cara muy infantil con un poco de acne, de cabello castaño, que se veía un poco nervioso, lo invitó a sentarse, trató de iniciar una conversación, de la que respondía el joven solo con monosílabos.

Miraba su busto fijamente, como queriendo comerlo, sacándole las palabras con tirabuzón, se enteró que la visita del muchacho era el regalo de cumpleaños por parte del abuelo, que estaba preocupado porque el mismo no salía a bailar ni se reunía ni con amigos ni amigas y estaba todo el día con la computadora.

Lo invitó a pasar al dormitorio, donde al quedar desnuda frente al joven que quedó parado, como paralizado, mirándola sin pestañar, con los ojos fijos en su sexo, fue hacia él, lo comenzó a desvestir, sacándole primero la chomba que llevaba, luego los zapatos, para lo cual lo obligó a sentarse, mientras él, seguía mirando obnubilado ahora sus tetas desnudas.

Parándolo, sacó su pantalón haciéndole levantar sus piernas una a una para hacerlo, por fin el bóxer. Al hacerlo, en primer plano, porque debió acercar la cara, para empujar abajo la ropa interior, se dio la sorpresa de su vida, ya que afloró un terrible miembro erecto, cuyo grueso y ancho quizás más que el del proxeneta.

De la mano condujo al muchacho a la cama, lo hizo tender, montándose arriba del mismo, inclinándose, hizo jugar a sus pechos con la boca de él, luego dirigiendo la mano al joven y poderoso instrumento, lo guió hasta su vagina.

No tuvo ninguna dificultad con la penetración, pero cuando esta llegó a la totalidad, se sintió muy abierta, muy ocupada, quedándose quieta un momento, luego agarró las dos manos del joven y las dirigió a sus pechos, que fueron tomados de inmediato, muy fuerte quizás, porque dolieron, le dijo en forma imperativa – ¡más suave! – aflojando de inmediato la presión sobre los mismos.

Comenzó a bombear, levantándose y volviendo, con un poco de dificultad, ya que el miembro era grande de verdad, le gustó, se excitó de lo que hacía, prácticamente lo estaba violando, le gustaba estar tan llena, era tan grueso el miembro, que cada vez que entraba y salía, por presión estimulaba su clítoris, hizo que su bombeo sea más enérgico, justo cuando ella entraba en un orgasmo, el joven largaba en sus interiores una catarata de semen que desbordo la vagina y comenzó a caer sobre él, en el vello púbico, y por contacto también enchastrando el de ella, cuando miró el rostro del joven, sus ojos estaban en blanco

Se levantó, diciéndole – espérame -, con las manos tapando su vagina, apretando las piernas, caminó al baño, donde se sentó en el bidet, al hacerlo una catarata de semen cayó, se lavar bien su interior con la lluvia a presión, su vagina era como una gruta ancha, los labios superiores estaban tan inflamados que nunca en su vida los había visto así.

Volvió a la cama, el muchacho seguía en idéntica posición, se tendió a su lado, le preguntó - ¿te gustó?. Recibiendo como toda respuesta un gruñido, mientras era montada, esta vez la paliza que recibió su vagina fue histórica, nunca había sido bombeada tanto tiempo y recibido tanta cantidad de pene y esperma, una y otra vez, hasta dejarla agotada, fue como una arma de repetición, sin necesidad de recuperación el joven seguía y seguía, hasta que a la cuarta o quinta eyaculación, de la que salieron unas pocas gotas y trasparentes cuando el muchachito acabó con sus fuerzas y cayo a su lado agotado, quedando dormido, sueño que fue interrumpido por el timbre del teléfono que indicaba el fin del turno

Luego de marcharse el muchacho, la escritura en el libro, de realizada la rutina, volvió a la sala común, al llegar el encargado le dijo que no valía la pena que fuera a otro desfile, ya que le quedaba poco tiempo de su horario, que podía irse.

Se vistió y pasando por recepción retiró su ganancia del día, era una pequeña fortuna, pensó que haría con ese dinero, pero pospuso la decisión para más adelante, ya vería que destino tendría

Caminó a la salida, esta vez el hacerlo realmente le molestaba su vagina, estaba muy, inflamada, tenía una sensación de penetración permanente y real.

Llegó a casa, antes del Bus escolar, os chicos tenían doble turno y actividades post escolares, los atendió y estuvo con ellos durante un buen tiempo, ayudándolos en sus tareas, luego supervisó lo que cenarían, se recostó un rato hasta que llegó su esposo.

En la cena, Ricardo le dijo que el sábado estaban invitados a cenar en lo de un importante miembro de la cúpula del Instituto que ella no conocía, porque era candidato para obtener una condecoración Papal, importante paso para el miembro del Instituto, para su futuro, ya que sería un escalón más, la posibilidad de ganancias era de muchos millones de dólares por los negocios que se le abrirían, por lo que le recomendó que debía comprarse un vestido para esa ocasión, ya que ella era la esposa de un miembro importante de la Cúpula, de lo más importante e influyente dentro de la Santa Madre Iglesia.

Luego de cenar, miró la familia TV. Hasta la hora de ir a dormir los chicos, fue con ellos a acostarlos, luego a su habitación porque realmente estaba agotada, las exigencias a su cuerpo habían sido muchas y muy variadas.

Antes de acostarse, en el baño, se observo el estado de sus labios superiores, que seguían tan inflamados y abiertos que se veía los interiores y la gran gruta en que se había convertido, una abertura impresionante a la vista. (Pensó que con el tiempo su cuerpo se acostumbraría a la exigencia a que era sometido).

Se desvistió, se puso una remera larga de algodón, que tapaba hasta un poco más allá de su entrepierna que a veces usaba para dormir, sin ropa interior, ya que por la inflamación no la soportaría.

Prendió la TV. Para que le sirva de arroró, se metió entre las sabanas, cuando casi estaba por dormirse escucho que entraba Ricardo, que cuando estuvo desvestido, se arrimó a ella en la cama, buscando más, como lo de la noche anterior, de esa esposa que estaba cambiada, lo obtuvo, como ella quería, en posición de perrito, el santo pene del prohombre católico y de bien, entró en la vagina inflamada de tanto coger con otros, mientras sus pechos se balanceaban al movimiento impuesto desde atrás, gozó de un orgasmo, otra vez producto de odio, resentimiento y venganza, mientras la esperma sagrada de su esposo se mezclaba con los residuos del semen dejado por otros hombres

Navegante