Prostituida y degradada
Inicio de un camino de degradación fuera de España, acabe en el peor sitio y lo peor es que no fui consciente.
Mi historia puede resultar demasiado fuerte y hasta cierto punto degradante pero afortunada o desgraciadamente acabe en ese lugar y en ese punto, quizás donde me merecía y descubriendo lo que era, sacaron de mi lo mejor o lo peor y supieron moldearme para disfrutar haciendo lo que venia obligada, la palabra humillación la hizo el cabrón de Dimitri adaptarse a mi y que nunca la olvidara.
Yo tenia 40 años, mi infertilidad provocó que mi marido acabase optando por el divorcio y con cierta planificación logro dejarme sin nada de lo poco que habíamos reunido durante nuestro matrimonio, y yo un ama de casa, tuvo que buscarse una habitación de alquiler para administrar una pensión de 200 euros que le impuso el juez para compensar que la casa no podía ser de ninguno de los dos porque pasaba a su familia por un lio de herencias, cambiar de amistades, de redes sociales, todo cambió me apunté al curso de hostelería pero acabe en un bar de un polígono industrial de camarera, la cosa daba para más y eso antes que pedir a mis hermanos con su vida perfecta resuelta.
Así aguante unos meses, pero tampoco me atrevía buscar pareja, no pudiendo tener hijos me obsesioné con no valer nada y eso me hacía renunciar al sexo serio y apostar por polvos que calmaran mi ardor. Cuatro cerdos se aprovecharon de mi, tal y como habíamos pactado, hasta que me necesitaba más, no simples folladas de 10 minutos con desconocidos, yo valía más.
Allí en la barra solo conocía a obreros de las fabricas, todos casados y salidos pero que no me permitían soñar con nada; mamadas en el wc para sacar dinero extra cuando estaba a punto de cerrar y mi jefe estaba ya en casa fue lo más excitante que pude probar.
Un día tuve de compañero a Alex, un rumano de tantos y de 18 años, podría ser mi hijo con lo que le coji cariño y iniciamos una bonita relación de trabajo, había confianza, de esa que da asco y da permiso a enterarse de las guarradas que hace una en el wc o en el coche de algún cliente del bar; el decente no pidió nunca nada y eso me dio confianza, era como de la familia.
Algún viernes al cerrar se venía a mi casa ha cenar y charlar, el tenía a su chica en su país y pensaba traerla pronto, me encantaba oír sus charlas de amor platónico.
Un viernes me invitó a ir a su piso, aunque es compartido me dijo que podíamos cenar en el salón tranquilos; en medio de la cena me presentó a dos amigos del piso, pero mis miradas desde ese día quedaron fijas en Gino, 32 años, albañil, moreno y una pinta de chulo que me levantaba la moral cada vez que desde ese día entraba su imagen por mi cabeza. El que fuera amable desde el primer momento, dijera lo que yo quería y se centrara en mi cuando yo quería me cautivo tanto, que quién en mi situación hubiera pensado las cosas con la lógica que es debida y deducido aquello que luego me atormentaría. Fue tal el atontamiento y su galanía que en dos meses, me tenía en su cama y viviendo en su piso, sintiéndome la más afortunada del mundo, dejando mi trabajo para ser su novia a tiempo completo y diciendo si a la petición de matrimonio.
Me dijo que no me quería para papeles porque nos iríamos a Rumania a vivir nuestro amor, y claro, eso no daba lugar más que al inicio de una historia de amor profunda y sincera, eso creía.
Contrajimos una deuda en España para tener un préstamo que nos permitiera vivir unos meses en Rumania y como nos íbamos a una zona apartada, si no cumplíamos con él, nadie nos encantaría.
Romper con España, era la solución a mis fracasos, mandar a la mierda en su cara a la familia que me miraba por encima del hombro por mi situación y mi ex.
Por fin nos casamos, por su rito ortodoxo, y firme un contrato matrimonial rumano, por fin era la mujer de Gino. La noche de bodas fue genial, me hizo sentir su hembra porque me devoró; todo era excitante, hacerlo en sitios públicos, en las reuniones de rumanos en su piso saco la guarrilla que llevaba dentro. Poco a poco yo accedía a sus gustos, complacer a sus amigos que estaban solos en España, ser su esclava sexual, ser insultada de continuo y delante de la gente todo me excitaba y lo admitía sabía que en unas semanas nos íbamos a Rumania.
Nada más llegar allí, me defraudo el sitio, una zona industrial soviética, sin mucho atractivo, y en la casa donde viviríamos también residía media familia suya: padres, tíos hermanos, primos en cada habitación una pareja, en un entramado de casas viejas.
Su familia no se alegró de mi presencia, querían para él una rumana, su novia de toda la vida y no yo; eso significo que le volvieran loco nada más llegar, el arto me dijo que no podía más, y optó por decirles que era un ligue y que le serví en España para consolarse; eso consiguió calmar a la familia y que nos dejase alojarnos.
El comenzó a invertir el dinero q habíamos obtenido en un bar y yo mientras me quedaba en la habitación esperándole, las mujeres de la casa no podían verme. El bar le fue bien, tanto que pasaba allí las horas y en su casa yo sola en la habitación. Empezó algo propio de las parejas, empezó a aborrecerme, todo estaba en mi contra por lo que opté por sacar mis armas de mujer, los celos y empecé a cautivar a los hombres de la casa.
Ir insinuando, dejar la puerta entreabierta mientras me cambiaba, perder mi ropa interior en el servicio vamos que en pocos días un cuñado suyo estaba en mi cuarto destrozando mi boca con su polla y después un primo suyo hizo lo mismo con mi coñito , eran encuentros esporádicos con los que satisfacer sus placeres de manera rápida y probar un nuevo cuerpo, así fui creando un ambiente que no calculé y en vez que llegar a Gino llegó a las mujeres de la casa que montaron en cólera, llamaron a Gino que vino del bar y me montaron un consejo de guerra.
En él confesaron mis amantes y sus cornudas la emprendieron a golpes conmigo, mientras Gino sin hacer nada comenzó a mostrar su verdadera cara y mi nueva situación; se dirigió a todos y les dijo que yo era una puta esclava y que debió vigilarme mejor; que si me mantenía allí era para rentabilizarme y que desde ahora todo sería distinto.
Una hermana suya que debía tener experiencia en temas de prostitución fue en quien delegó mi cuidado; desde ese momento salí del cuarto de Gino y en un colchón en el suelo en un cuarto despensa encontré mi sitio; para ellos empecé a ser como un animal al que tenían que cuidar para después obtener comida.
Yo no sabía rumano así que todo fue por gestos: el que me quitaran mi ropa y quedase desnuda en esa habitación, un orinal para hacer mis necesidades, dos comidas al día fue mi nuevo estilo de vida del que no podía escaparme; al poco tiempo me sacaban a media mañana con varias de ellas, sin cuidado alguno era llevada al salón donde encima de la mesa era expuesta con las piernas abiertas, primero para ser depilada completamente, luego para cuidar mis uñas y pelo y finalmente para comenzar un plan de dilatación de mi coño y culito como nunca antes había imaginado.
Durante 3 semanas fue sometida a lo largo del día a una tortura continua de dilatación, con cosas rudimentarias, alternándose unas a otras, conseguían día a día que mi agujeros no solo se dilatasen solos sino que admitieran centímetro a centímetro cosas cada vez más grandes y profundas, entre risas suyas mis gritos no importaban y cada vez disfrutaba más con sus artimañas.
Gino lo presenciaba y se reía con ellas, todo el amor se había acabado y yo no sabía que iba a ser de mí.
Cuando ya era toda una experta en juegos de calabacines por mi coño para deleite de su madre, me llevaron la habitación donde hacen vida común, me vistieron de manera elegante y me sentaron con ellos, tonta de mí pensé que me habían degradado para aceptarme y cuando Gino firmó los papeles para cederme como esclava a un chulo de Bucarest mediante el pago de una dote que daba cobertura legal a la operación acepte mi nueva vida.
Gino y su familia me bajaron al coche de Jani mi nuevo propietario, no sin antes ver como quemaban mi pasaporte español y todas mis cosas, el vestido que llevaba puesto era lo único de lo que me podía sentir posesora.
Jani era un chulo de Bucarest que se dedicaba a buscar chicas jóvenes por el país, pero yo no era su mercancía normal, al llegar a su club me dijo en un español comprensible que iba a ser la atracción de su puticlub y que a partir de ahora tenía que convertirme en la estrella que él quería, no me sonaron mal esas palabras, por fin alguien que me valoraba.
Pero al traducirme el folleto de publicidad, un escalofría me subió por el cuerpo, la traducción me dijo que era: MUJER PUTA ESPAÑOLA, DEMOSTRACIÓN DE LA SUPERIORIDAD RUMANA Y CADA NOCHE ESPECTACULO Y VENTA PUBLICA.
Cuando me estaba reponiendo, me encontré dentro del antro, muy grande, con mesas para comer, no era el típico puticlub español; señalo a una jaula, me dijo q dentro, allí iba a estar, sería una especie de gran hermano, exhibida para todo el que estuviera en el local, vamos una esclava como las de antes.
Llegaron dos chicas jóvenes de 19 años aprox. y tonta de mí, sin saber de mi condición, pensaba que me recibirían como compañera y lo que pasó es que me quitaron el vestido sin contemplación y me dijeron que no volvería a estar aquí vestida, tan solo un collar de perro atado a una cadena sirvió para introducirme a la jaula (de 5 metros cuadrados), dentro me pusieron unas esposas en la espalda y me taparon los ojos.
Una de ellas me dijo que estuvo hace unos meses trabajando en España y que le alegraba comprobar como las tornas habían cambiado.
Allí me quede hasta que empezaron a llegar los clientes, entonces comenzó el horror que me ha llevado a contaros este relato, pero eso será en la próxima publicación.