Promesa

Una nueva historia empieza.

Promesa

Me encuentro cogiendo la mano de mi mejor amiga Alba, nos conocemos desde que éramos niños. Nuestros padres eran ladrones y formaban el mejor equipo de Europa. En el último golpe algo salió mal y perdieron la vida los cuatro.

Alba y yo nos miramos y nos hicimos una promesa, aunque ahora nos separáramos, si algún día alguno de los dos tenía problemas, el otro vendría en su ayuda. Cuidaríamos el uno del otro.

Alba se mudó a otra ciudad con el novio que tenía entonces, yo me despedí de ella con el corazón roto. Estuve enamorado de ella desde siempre, ella me quería muchísimo, pero no me amaba. Alba era la mejor hacker que había visto en mi vida, aprendió de su padre que era un genio literalmente.

La verdad que con un ordenador entre manos, Alba era una de las personas más peligrosas a las que te podías enfrentar, yo aprendí de mi madre. No había edificio en el que no pudiera colarse, decían que tenía una agilidad y reflejos sobre humanos.

Mi padre era el experto en demoliciones, la madre de Alba era la mejor estafadora del mundo. Era tan buena que podía vender hielo a un esquimal y hacer que se lo comprara por toneladas.

Los cuatro trabajaban con un cerebro y este no era otro que el abuelo de Alba, una leyenda en el mundo del robo. En aquel funeral el abuelo de Alba estaba esposado, le habían dado permiso para asistir al funeral de su hijo y nuera.

Junto a nosotros estaban Alizee y Colette, alumnas de mi padre y la madre de Alba y nuestras amigas. Eran dignas herederas de sus maestros, querían a mi padre y a la madre de Alba como si fueran sus padres. De hecho lo eran pues las dos eran huérfanas, las tres mujeres eran una preciosidad, pero Alba sobresalía sobre las tres y brillaba con tanta intensidad como el sol.

Aquel día fue el último en el que los cuatro nos volveríamos a ver en un tiempo, Alizee y Colette empezaron a trabajar para la inteligencia de nuestro país y yo me aliste en el ejército. Necesitaba ganar en destreza y manejo de armas, sabía quien había sido el responsable de la muerte de nuestros padres y lo iba a lamentar.

Se me olvidaba, yo me llamo Víctor y después de pasar por el ejército, yo también fui reclutado por la inteligencia, haciendo equipo con Alizee y Colette, utilizaron nuestras habilidades para el robo para conseguir información del enemigo.

Trabajamos para ellos durante un par de años, recopilamos mucha información, demasiada para seguir con vida, nuestros jefes empezaron a temer por todos los secretos que sabíamos de países extranjeros pero sobre todo de nuestro país.

En la última misión que nos asignaron, mandaron con nosotros a un equipo de campo experto en asesinatos. Según nos dijeron era para eliminar las amenazas de la misión, se pensaban que éramos tontos. Nosotros éramos esas amenazas y estábamos preparados para hacerles frente.

Como ya he dicho nos subestimaron, nosotros ya habíamos conseguido esa información y sabíamos que en él edifico donde entraríamos no había información alguna, era una trampa y una vez entráramos nos ejecutarían. Días antes de la misión, Colette preparo una fila de explosivos debajo del suelo de la sala donde estaba la caja fuerte con la información. Yo por mi parte abrí esa caja fuerte dándonos cuenta de que dentro no había nada, dejando dentro un equipo de lanza térmica para poder salir de la caja fuerte una vez nos encerráramos dentro.

Cuando llego el día de la misión, nosotros íbamos tranquilos, pero el otro equipo iba muy tenso. Llegamos al edificio y entramos hasta llegar a la caja fuerte, era mi trabajo abrirla. La caja fuerte era lo suficientemente fuerte para aguantar la explosión, Alizee y Colette se pusieron a mi lado escoltándome.

Cuando abrí la caja fuerte, Colette hizo estallar una granada de gas y aprovechamos esa distracción para entrar en la caja fuerte, acto seguido activo la explosión llevándose por delante al otro equipo. Con la lanza térmica hice un agujero que daba a las alcantarillas, cuando bajamos vimos al otro equipo, todos habían muerto.

Llamamos a nuestros jefes y les enseñamos parte de la información que habíamos recopilado, donde les implicaban en delitos bastante grabes. Después de eso decidieron dejarnos en paz, sabían que si nos pasaba algo esa información saldría a la luz.

Durante unos años dimos algunos golpes, nos hicimos un nombre. Habían pasado diez años desde esa promesa que nos hicimos delante de las tumbas de nuestros padres, yo contaba con veintinueve años y Alizze y Colette con veintisiete. Nos encontrábamos en Francia porque nos había contactado una anciana con una propuesta que no pude rechazar.

Llegamos a si dirección y tocamos al timbre, nos abrió una mujer mayor, se conservaba bien, pero su rostro reflejaba una gran tristeza. Eran una familia judía que vivía en Alemania cuando estallo la segunda guerra mundial. Los nazis llevaron a su familia a un campo de concentración y se quedaron con la casa y los objetos de valor que había en esa casa.

Entre ellos un cuadro, donde aparecían pintados sus padres y había sido pintado por un famoso pintor. El cuadro valía una fortuna en el mercado negro, lo que me gusto es que a esa mujer no le importaba el dinero, ese cuadro representaba tiempos felices que hoy en día escaseaban en su vida.

El cuadro se encontraba en manos de un ricachón sin escrúpulos, la mujer pudo demostrar en un juicio que el cuadro era suyo, pero ese hombre con malas artes y dinero sé salió con la suya, la pobre mujer no podía parar de llorar. Nos ofreció todos sus ahorros para que le recuperáramos el cuadro.

• Esto es todo lo que tengo, sé que no es mucho.

• Guárdese ese dinero, este trabajo lo aremos gratis.

• ¡Puedo preguntar por qué?

• Normalmente estos trabajos están movidos por la codicia, en su caso le mueve el valor sentimental que tiene para usted ese cuadro.

• Gracias.

• Todavía no nos dé las gracias, primero esperé que el trabajo esté terminado.

La mujer sonrió, como si viera la luz al final del túnel, nosotros salimos de la casa y mire a Alizze y Colette.

• ¿No estáis de acuerdo?

• Si, lo que pasa es que no sabíamos esa faceta sentimental tuya – riéndose las dos a mandíbula partida.

Durante los siguientes días estudiamos la casa, también el itinerario de los dueños de la casa. Pudimos saber que pasaban el invierno en un país más cálido, aprovecharíamos ese tiempo para robar el cuadro. El ricachón tenía contratada una empresa que le limpiaba la casa y hacia el mantenimiento de esta.

Alizee como la gran estafadora que era, consiguió que nos infiltráramos en la casa como trabajadores de esa empresa. La casa tenía un sistema de seguridad muy bueno y tenía cámaras de seguridad en sitios estratégicos. Las estudiamos y conseguimos trazar un camino por los puntos ciegos de estas cámaras, de esa forma podía acercarme hasta la habitación que tenía la caja fuerte y el cuadro.

Sospechosamente ese cuarto era el único que no tenía cámaras, cuando entre comprobé porque. Había muchos objetos conseguidos de forma fraudulenta en el mercado negro, solté el lienzo del marco y lo metí en un tubo para que no se dañara y en ese marco puse un lienzo de la misma pintura que encargue a un amigo falsificador de obras de arte.

Un experto descubriría enseguida que el cuadro era falso, pero para unos ojos no expertos, la pintura pasaba el corte. Dejamos la casa limpia y salimos por la puerta principal, nadie sospecho de nosotros.

Una semana después entregamos el lienzo a la pobre señora que lloraba de emoción, también le dijimos que tenía que esconder bien el lienzo. En cuanto el dueño de esa casa se diera cuenta de que el cuadro era falso, ella sería la primera a la que vendrían a buscar.

Una vez terminado el trabajo nos despedimos de esa amable señora, que nos abrazó dándonos las gracias y nos dispusimos a regresar a nuestro hotel. En eso estábamos cuando recibí una llamada de un teléfono que no conocía, descolgué y dije quien era.

• A recibido una llamada a cobro revertido de Damián, ¿la acepta?

• Sí.

• Víctor, soy Damián, pásate a visitarme por la cárcel, tengo algo que contarte.

• Muy bien en dos días estaré allí.

Damián había sido trasladado a una cárcel de Francia para ser juzgado allí por un robo que cometió, pedí el favor a Alizze si podía conseguirme un permiso para visitarlo.

• Pareces preocupado - dijo Colette.

• Lo estoy, Damián no llama si la cosa no es grabe.

• ¿Crees que está en peligro? – pregunto Alizze.

• No, él sabe cuidarse muy bien solo, pienso en Alba.

Las chicas sabían que Alba era mi gran debilidad, si le estuviera pasando algo acudiera a ayudarla sin pensarlo. Los dos días pasaron y Alizze consiguió el permiso con la eficiencia que la caracterizaba. Llegue a la prisión y después de que se cercioraron que no llevaba ningún objeto sospechoso, me dijeron que me sentase delante de un cristal y esperase.

Tardaron un poco en traer a Damián, se le notaba el tiempo que llevaba en la cárcel, pero se mantenía en forma.

• Te veo bien Damián.

• Sí, estoy bien dadas las circunstancias.

• ¿Qué ocurre Damián?

• ¡Es mi nieta, tiene problemas!

• ¿Qué le ocurre a Alba?

• ¿Recuerdas el mafioso que encargo el trabajo a tus padres y a mi hijo y nuera?

• Como para no acordarme.

• El novio de Alba, resulto ser un jugador empedernido y llego a deberle mucho dinero a ese mafioso.

• ¿Cuánto le debe?

• Mucho Víctor, pero ese no es el problema, el novio de Alba ha desaparecido dejándola vendida a ella.

• ¡Menudo cabrón!, cuando le pille.

• Necesito que protejas a Alba.

• Eso no tienes ni que pedirlo, enseguida iré para allí.

• Víctor cuando llegues, localiza a este hombre, él te podrá decir donde encontrarla.

• No te preocupes Damián, yo lo solucionaré.

• Tened mucho cuidado.

Me despedí de Damián y me dirigí hacia el hotel, al llegar puse en antecedentes a las chicas.

• Adelántate tu Víctor, nosotras tenemos unos asuntos que arreglar aquí, iremos en unos días.

• Bien chicas, no demoréis demasiado.

• No tranquilo.

Cogí el primer vuelo, al aterrizar lo primero que hice fue localizar al hombre que me había dicho Damián, era un confidente de la policía. Con la cantidad de dinero idóneo, te contaba todo lo que necesitabas saber, según me dijo el hijo del mafioso se había encaprichado de Alba y solían ir a un antro de mala muerte todas las noches.

Pase por mi casa, no la había pisado desde el funeral de mis padres, seguía igual de cómo la deje, con más polvo, pero las cosas estaban en su sitio. Me pare en frente de la foto del salón donde salía yo junto a mis padres. Ver esa foto me llevo a otros tiempos en donde mi única preocupación era ser feliz.

Me di una ducha y después de comer algo, me dispuse a ir a ese antro de mala muerte. Se encontraba en el barrio más peligroso de la ciudad, hace diez años no habría entrado ahí ni de coña.

Sabía donde escondan mis padres las armas, no les gustaban, pero eso no significaba que no supieran usarlas. A mí tampoco me gustaban mucho, complicaban el trabajo. En esta ocasión haría una excepción.

Cogí la Beretta 92 plateada de mama, y un cuchillo militar que tenía papa, ya estaba listo. Me monté en el coche y me dirigí al bar, al llegar lo primero que pensé que ese antro era un estercolero. Como podía tener tan mal gusto el hijo del mafioso de la ciudad.

Entre y estaba abarrotado de gente, me dirigí a la barra y sacando una foto de Alba, le pregunté al camarero si la había visto, el camarero me señalo a un sitio oscuro y me dijo que no fuera que era peligroso.

De repente vi como dos personas salían de la sombra y una pegaba de puñetazos a la otra, el tío debía ser el hijo del mafioso y la otra persona era Alba. La reconocería en cualquier sitio, me dirigí hacia allí con paso firme y lo primero que hice fue detener el brazo de esa lombriz.

El tío me miro con cara de malos amigos y con un semblante chulesco, pronto cambiaria de cara. Levantando mi pie le pise la rodilla con todas mis fuerzas rompiéndosela, después estire el brazo que le tenía sujeto y con un golpe de mi codo le rompí el suyo.

Por último le golpeé en la mandíbula con el codo de mi otro brazo, dejando sin sentido a la lombriz. Todos se pusieron hechos una furia, pero se les pasaron los ardores cuando coloque mi Beretta en el cuello del primero que se me acerco. El tío me miro asustado y me dijo.

• ¿Tío sabes quien es su padre?

• Sí, sé quien es su padre.

• ¡Te va a matar!

• Tal vez si, o tal vez no, decirle que de aquí en adelante Alba esta conmigo.

Cogí a Alba del suelo, el último golpe que le dio la lombriz, además de partirle el labio, se dio un feo golpe en la cabeza al caer y sagrada. La monté en el coche y fuimos a un hospital, una vez dentro le fueron a sacar unas radiografías y le tendrían que dar unos puntos.

Los médicos viendo como estaba Alba llamaron a la policía, les dije que lo hicieran tranquilos. Yo no tenía nada que esconder, mientras esperaba en una sala de espera, apareció un policía que conocía de los viejos tiempos

• Cuanto tiempo Víctor.

• El tiempo te a tratado bien poli.

• Si me ha tratado estupendamente, tengo menos pelo y más barriga – riéndose.

• Yo no la he pegado.

• Lo sé y sé también que has dejado para el arrastre al hijo del mafioso de la ciudad.

• Esa lombriz se lo merecía.

• Estaba esperando que Damián moviera ficha.

• Pues ya lo ha hecho, yo soy esa ficha, ¿ha venido a arrestarme?

• ¿Arrestarte?, tendría que darte un premio, ese chaval va de sobrado por ser el hijo de quien es. Ya era hora que alguien le pondría en su sitio.

• ¿Y por qué no habéis hecho nada hasta ahora?

• Su padre tiene a los jefes en nómina.

• Entiendo.

• Me marcho, ten cuidado no creo que se quede sin hacer nada.

• Lo tendré.

El policía se fue y yo estuve esperando hasta que terminaran de hacerle todas las pruebas, cuando terminaron nos llevaron a otra sala. Alba estaba sedada y dormía profundamente, según me dijo el médico que la tendrían unos días ingresada para observar su evolución.

Dos horas después vino un camillero para llevarla a la habitación que le habían asignado, yo le seguí. La metieron en la cama y me dijeron que en un rato el médico pasaría, a la hora o así paso una médico y me dijo que sería recomendable que alguien pasara la noche con ella. Le dije que yo la pasaría.

Paso buena noche y mientras me estiraba para quitarme el dolor descuello, Alba despertó, se me quedo mirando de una forma que pensé que se habría olvidado de mí, entonces pregunto.

• ¿Eres tu Víctor, esto no es un sueño verdad?

• Claro que soy yo, ¿recuerdas la promesa que nos hicimos?

• Si, la recuerdo perfectamente.

• Pues aquí me tienes a tu disposición.

Por primera vez vi a Alba sofreír, la sonrisa duro poco pues los puntos le tiraban, me contó como su novio adquirió una deuda desorbitada con el mafioso de la ciudad y como se había ido dejándola a ella a su merced. Después me contó como el mafioso quiso que hackeara para él y Alba se negó, todas las noches la llevaban a ese antro donde le podían dar palizas sin que nadie dijera nada.

La intención de esa lombriz era que Alba pasara por el aro, bueno pues ya no tendría nada de que preocuparse, mientras hablábamos tocaron la puerta y al abrirse. Se asomó un hombre que hizo que la cara de Alba perdiera el color y se pusiese a temblar. Me figuré que era el mafioso.

• Podemos hablar fuera- dijo el mafioso.

• Estaré fuera Alba no te preocupes.

Cuando salí fuera, se encontraba el mafioso escoltado por dos gorilas que ocupaban todo el pasillo, uno de ellos intento entrar y no se lo permití. Intento sacar el arma, le detuve el brazo y con un rodillazo en los huevos y un cabezazo en la nariz, zanje el tema.

• Ahora entiendo como has podido dejar hecho un trapo a mi hijo.

• Se lo merecía.

• No te lo voy a discutir.

• ¿A qué has venido aquí?

• Se quien eres y he venido a proponerte un trato que solucionaran todo sus problemas.

• ¡Bien dime!

• Aquí no, otro día lo hablaremos con más calma, en otro sitio.

El mafioso se despidió con una sonrisa, después miro a su gorila como si fuera una cucaracha y se marcharon, entre a la habitación y me encontré a una Alba horrorizada y temblando. Me senté sobre su cama y la abracé contra mí.

• Alba tranquila, ya no estás sola.

• Tú solo no podrás con él, nos matará.

• Las chicas están de camino tranquilo.

Alba poco a poco se fue calmando, no rompía el abrazo y apoyaba su rostro contra mi pecho, el móvil sonó y eran Alizee y Colette. Ya habían resuelto todo y estaban llegando, Alba levanto la cabeza y dándome un beso me dijo.

• No te haces una idea de lo que me alegra tenerte aquí.

Continuará.