Profundo Sur.

Bienvenidos al caluroso sur.

Cansada , apoyó la horquilla sobre los tablones observando el cielo oscurecer . Abandonada la tarea , secó el sudor de su cara sin acabar la tarea . Debía asearse antes de disponer la mesa , calentar la cena antes de disponerse a espiarlo de nuevo.

Él no tardara en volver de los campos de labranza , lo sabe . Aun sabiendo lo equivocado de sus actos es demasiado tarde para dejar esa adicción de cada día. Suspira negando lo evidente, el estiércol se amontonar allí esperando , pero le daba igual. Una vez agotadas las fuerzas no quedarían resquicios a donde agarrarse cuando esa noche cayese sobre la cama. Mejor así, molida una no recuerda , no siente , apenas queda espacio para nada mas que descansar a pierna suelta.

Al menos esa era la intención desde hacia casi ocho días, cuando cerrar los ojos equivalía a soñar con aquello que estaba prohibido, al menos no en sus sueños. Cuando de nuevo emergía esa esa larga y gran verga saliendo del cobertizo de aseo unida al desagradable padrastro. Pearl a penas había tenido tiempo de girar la cabeza y parapetarse tras los tablones del gallinero.

Las mejillas fuertemente coloreadas de la imponente visión, el aliento detenido en la boca del estomago por unos segundos, y su tranquila vida volviéndose a trastocar por completo.

Cuanto tardara en echarla?, no deja de hacerse la constante pregunta, a ciencia cierta no lo sabe. Pero lo intuye. Volverá a casarse y entonces , le estorbara. . Si tal como supone se desposa con otra mujer por catalogo, ¿Desearía albergar a dos mujeres bajo el mismo techo?. Es angustioso, lo sabe, esperar ese odioso instante en que sus palabras le revelaran las mismas conclusiones a las que ella a llegado.

Debe Marcharse...

Y aun así, no pude dejar de recordar la visión esplendida de la verga paterna en reposo. El mismo hormigueo la invade haciéndola suspirar frustrada.

La granja no era el lugar mas idóneo para delirar con aquel tremendo musculo enterrándose en su interior, no. Definitivamente descartado, – se ladeo en el cama del altillo .

Ni en un millón de años hubiera creído que esa enorme bestia no perteneciese a uno de los percherones de tiro y por lo contrario colgase de las piernas de un ser humano, menos aun si se trataba de su padre adoptivo. Era distinto contemplarlo en caballos de tiro, en el toro de cría o en algún otro animal de la granja , no bajo la tosca apariencia de ese nuevo padre.

No era estúpida ni ciega, en el campo era habitual observar aquellos brutales rabos colgando irreverentemente tras volver del arado. Si ayudabas en las tareas de labranza era imposible no darse cuenta de semejante estado.

Pero el trabajo era lo primero, la curiosidad y las preguntas siempre habían que esperar a mas tarde. Ademas una señorita jamas hacia hincapié sobre ciertos asuntos .– se acaricio furtivamente entre las piernas.

Levantarse antes que el sol , asearse y comer el desayuno en la mesa junto al hogar. Todas las mañanas de la semana menos el Domingo, emprender la marcha hacia las cuadras, los campos o los criaderos eran lo habitual en la vida rural de los apalaches .

Se acostaban con las gallinas y se levantaban antes que estas, en una rutina de alimentar los animales, cultivar el huerto , mantener siempre despejado y ordenado el cobertizo , engrasar arreos, almacenar las fanegas de maíz y realizar las tareas de la cabaña de troncos.

La explotación agrícola Colt contaba con la mejor tierra cultivable al sur de Tennesse , y era por ello por lo que el viejo Cadell Colt estableció su nuevo hogar en aquellas tierras fértiles. Aun estando rodeado de Cherokees , había conseguido una especie de entendimiento con todos ellos que sus herederos había sabido mantener.

Thorton era el ultimo de ellos , el ultimo heredero sin sucesor al que la mala fortuna había arrancado 2 jóvenes esposas sin descendencia. Ambas , seres débiles incapaces de soportar la dura vida en terreno fronterizo. De ahí su decisión de procurarse un mujer fuerte capaz de soportar el trabajo duro y que compartiese sus riquezas. En el asentamiento había dado con la solución, un matrimonio por poderes con una viuda. Esa tal Sara Rylen contesto su solicitud con suficiente arrojo para presentarse y aceptar la tarea. ¿ Que demonios importaba si llevaba una cría consigo?.

Salvo por un pequeño detalle, no se trataba de una cría.

Mas bien salia de una adolescencia forzada a penurias, así lo vio reflejado en las costuras de sus vestidos . Buena ropa que sin duda habría visto mejores tiempos. No dijo nada, no era de esa clase superficial de tipo. Agacho la cabeza y la acompaño al interior de la casa de troncos.

En la carta del abogado venían algunas curiosidades como el nombre del esposo muerto ; F .Ryley. El clásico tahúr de rio, incapaz de mantener un hogar y de gastarse las ganancias de una buena mano en un par de metros de buena seda o en una ronda de whisky .

Eso a el daba igual, en ese momento en que las ayudo a bajar de la carreta todos ellos comenzaban una nueva vida.

Pero...¿ bajo nuevas condiciones?

Un nuevo heredero..., esas fueron las palabras murmuradas a principio del largo trayecto. Ya cuando abandonaron la inmunda ratonera en la que habitaron al final del puerto, sabia la verdadera razón de la matrimonio apresurado.

Un nuevo padre, un nuevo hogar, en definitiva ; un nuevo comienzo. Esas fueron las razones esgrimidas por Sarah, su madre para alejarla del pueblo fluvial.

Allí donde las peleas y tiroteos eran lo habitual era donde su padre las había arrastrado en su camino hacia la fortuna que nunca llegó.

Encima de una de las tabernas de las que este era jugador sobrevivían cosiendo y lavando para quien pudiera permitírselo , hasta el momento en el que la muerte finalmente acabo con él. Cubierto del barro, yacía desvalijado con cuatro disparos alojados en la cabeza, abandonado en el callejón trasero .

El funeral agoto sus pocos ahorros, obligando a su madre aceptar la opción de ese matrimonio por poderes. A Pearl no la engañaban las palabras del abogado, el granjero unicamente deseaba hijos.

Sarah había sido tajante en lo del traslado, si querían un futuro debían marcharse cuanto antes. Por eso, su madre escogió el esposo que había elegido.

Ambas viajaron 13 días en carreta desde su antiguo hogar en Elliston en el condado de Montgomery desde su Virginia natal. Alejándose del padre muerto, de la epidemia y de cuanto les recordara la sórdida vida que arrastraban las tabernas de rio .

Iniciarían una nueva vida en los fértiles bosques , cielos abiertos, luz a raudales . Esas eran las palabras que resonaban en la cabeza de Pearl cuando marchaban . Su madre, Sarah intentaba proporcionarle cuanto hasta ese momento le fuera denegado. Un techo solido y buenas raíces, esas eran sus palabras.

Sarah quería para a su hija un hogar acomodado donde crecer y formar su propia familia, alejarse para siempre de los cuchicheos malintencionados en la calle y de todo cuanto se relacionase con la vida a la que su esposo era tan adepto. Por fortuna Thorton Colt parecía no importarle la llegada de una nueva hija adolescente, de las cartas dirigidas por su apoderado supo que el viudo poseía el mejor suelo cultivable de todo el condado , una explotación tabaquera, ganado e incluso una extensa variedad de tierras al este de Knoxville. Su desgracia era, que no poseyendo esclavos era insuficiente para explotarlo.

La imaginación de la hija ya había formado su propia imagen. Sin duda , ante los ojos de Pearl, Thornton sería otro de esos toscos campesinos de barba castaña poblada , barrigudo, pestilente y con 50 o 60 a las espaldas. Portaría el sombrero encasquetado y tendría los dientes podridos de mascar tabaco.

Graznaría ordenes , casi como regalándolas al aire . así era como creía Pearl que se comunicaría con los jornaleros de los campos de labranza. Apegado a la tierra donde llegara el bisabuelo Colt llegara procedente de la isla de Anglesey en Gales. Levantando ese imperio con los 10 chelines iniciales de 80 años atrás.

A Pearl aquella ceremoniosa exposición del abogado pareció no importarle, al menos no hasta que estuvo frente el que seria su nuevo hogar.

Rodeado de abetos altísimos se encontraba una edificación maciza de dos pisos, incluso con un gracioso altillo que reclamo de inmediato . El caserón en cuestión se levantaba sobre el lecho escalonado del rio, desde donde llegaba el sonido melodioso del agua girando entre las palas de la noria .

  • Molemos nuestro grano – murmuro al verlas desconcertadas . – Es necesario para sobrevivir en un lugar tan apartado. – explico en tono indiferente.

Si acaso una breve inclinación, un murmullo de apreciación en la vestimenta de la madre, y un brevisimo contacto visual para guiarlas al interior del formidable caseron. La luminosa casa le mostró por primera vez su rostro . Una realidad distinta sorprendio a una Pearl desconcertada.

El , se acercaba mas a los 30 que a los 50, aunque solo se lo figurase a primera vista , de una cosa estaba segura. El color de sus ojos cambiaba según el entorno que le rodease.

Grises, así eran los ojos del granjero en el interior del hogar, a veces verdes, si se encontraba rodeado de arboles y alguna de ellas marrones . Era robusto, como un uno de esos arboles centenarios de raices solidas. El resto, distaba bastante de la imagen recreada a su llegada a la explotación agrícola 6 meses atrás .

Rodeados de bosques, marismas y sin las miles de distracciones a la que estaba acostumbrada, le costaba conciliar el sueño. Echaba de menos el ruido, el bullicio de la frenética actividad alrededor.

Le seguía costando imaginarse entre aquellas paredes desnudas, ya fuera por su trabajo en el huerto, prefirió abandonar sus delicados vestidos , por un practico peto de tirantes para sus nuevas tareas en la casa .

Allí se respiraba por y para el tabaco, y que con la ayuda de 8 jornaleros mulatos se cultivaba y se despachaba en los terrenos desbrozados a penas visualizados el primer día de su llegada. Estos, habitaban en chozas junto a las marismas , allí donde pudieran estar siempre pendientes de los caprichosos plantones y de las barcazas de rio.

Él, por el contrario iba y venia a caballo prefiriendo habitar en la casa de troncos y piedras levantada por el bisabuelo Cadell hacia al principio de la colonizacion del estado , cuando creía que generación a generación se extendería ampliándose para albergar una prolífica estirpe . Tanto bisabuelo como el hijo de este ; Derfal no podrian haber errado mas en las previsiones. Ambos unicamente tuvieron un hijo, justo igual que había sucedido con el padre de Thorton.

Sarah seria la tercera esposa del viudo mas rico de la zona, un buen partido para otorgar una futura dote y un ventajoso enlace para una adolescente Pearl.

Esas eran las intenciones de la madre , salvo que a penas puso un pie en sus nuevas propiedades la enfermedad se cebo con ella. Era muy habitual que los mosquitos de las marismas arrastrasen enfermedades contagiosas, algo que los lugareños ya estaban acostumbrados y que para las personas de la gran ciudad resultaban mortales.

En el caso de Sarah , el brote acabo con ella en menos de una semana. La ironía resulto cruel , huyeron de Virginia intentando alejarse de la enfermedad y ahora moría a causa de ella.

En cuatro días , era enterrada junto a las otras dos difuntas esposas Colt, dejando a una joven Pearl de a penas 15 años recién cumplidos en otra huérfana en ese húmedo otoño de 1798 .

Allí en mitad de los bosques de Tennesse , la vida de Pearl volvió a dar otro giro inesperado.

Los tiempos donde todo se reducía a bordar y a elegir el encaje para su vestido de domingo habían sido enterrados con ella esa mañana de Noviembre.

Ataviada con su cómoda ropa de mozo, trabajaba codo a codo en los terrenos sin importar el calor, los enjambres de mosquitos o la pegajosa lluvia torrencial . Siempre había algo pendiente rezaban las palabras del osco padrastro. Ya fuera por los precio del tabaco , se ahorraba hasta el ultimo penique o se arriesgaba a perderse todo cuando se desplomasen de los mismos.

Cocinaba, lavaba, cosía y trabajaba igual que si de la señora de la casa se tratase. De vez en cuando, recorría las cabañas de los esclavos escuchando las risas y la complicidad de las familias allí reunidas. Ellos conscientes de la joven señora solían evitarla confundidos ante esa joven señora que, ni era esposa , ni tampoco hija.

La idílica visión de su difunta madre no podía ser mas alejada a la soñada , unido a ese hermetismo del nuevo padre, la hacia sentirse inexplicablemente en tensión. Cuanto tardaría en mandarla de vuelta a Elliston ? . Una cosecha … , dos? . O cumpliría con la promesa a su ultima esposa de velar por ella....

Peor era para Thorton , dividido por el deber hacia su tercera esposa y la necesidad de los futuros hijos a los que legar todo aquello. Tratándose del cuarto de los Colt parecía seguir arrastrando la funesta maldición matrimonial, la misma que se había llevado a la tumba a sus otras dos esposas y a una joven madre que nunca llego a conocer . En Gales, ciudad donde el primer Colt había emigrado era cosa habitual creer en ciertas historias.

Pero , en América? , se trataban de sandeces supersticiosas . Seguiría intentándolo, tal como su padre antes de él. Aunque hubiera de recurrir al catalogo de esposas por correspondencia , volvería a casarse . Y entonces fue cuando pensó en la joven hija de su tercera esposa, Pearl.

Sacudiéndose las gotas de la ducha refrescante , decidió cubrirse antes de que la entrometía niña hiciese acto de aparición, y volviera a convertirlo en un bobo sin palabras.

Calzándose los tirantes de los pantalones se dispuso a entrar en la cabaña componiendo la seriedad. Esa joven pelirroja espantaría a cualquier nueva esposa , echo un vistazo al altillo donde dormía desde su llegada.

Tampoco le agraria encontrarse con otra extraña , resoplo acostándose en su lecho de troncos. . Dos mujeres bajo el mismo techo, una de ellas pelirroja ...-- negó con la cabeza visualizando las peleas continuas que acabarían por volverlo loco.

¿ Que hacer ante semejante situación? , Era una chica trabajadora, resuelta a sobrevivir, eso no podía negarse lo, ¿ Quizás si... , a lo mejor se lo tomaba a mal, lo de volver allá por Virginia con una remuneración decente. Tratándose de alguien tan joven no tardaría en dar con un buen esposo que la amparara.

Sintiéndose algo incomodo se volteo mirando el techo. Su madre había tenido 14 cuando se casara con Derfal Colt , su padre. Con 15 lo habia parido en la cama donde dormía , no era despues de todo tan descabellado. Puede tal vez... , si se aviniese a...., Después de todo era su hijastra, no compartían lazos sanguinos, sus hijos serian fuertes y robustos – sopeso rascándose la barba.

Decidido, la llevaría junto al sembrado junto al rio y buscaría la manera de ofrecerle una ventajosa unión, le hablaría de los pros y los contras. Si la ofendía siempre podía ofrecerle volver a su antiguo hogar en Virginia, la compensaría con una dote decente o por el contrario accedía , entonces... , se encargaría de llenar las habitaciones vacías proyectadas por el bisabuelo .

Pronuncio un suave ronquido de sueño.

Almorzaron en el habitual silencio , masticando sin levantar los ojos de la taza hasta dejar vacía la fuente de jamón ahumado y vaciar la cafetera de hierro. Las palabras siempre le costaban salir ante su presencia, observo de reojo a la nerviosa chiquilla. Extraño, así era como se sentía en su presencia, casi como si la lengua se le pegase al paladar y le impidiera pronunciar una frase coherente. Era de locos, pero sus sobradas dotes de negociación se reducían a monosílabos cuando ambos estaban bajo el mismo techo.

  • Necesito tu ayuda en la cerca este, soltaremos los caballos para el invierno – murmuro atrapando el sombrero y tapándose la enmarañada cabellera castaña.
  • Claro.., voy a enganchar la carreta y te sigo – se apresuro a introducir los cacharros en el cubo jabonoso.
  • Iremos mas rápido a caballo..., – se alejo dejándola con las tareas domesticas.

A Pearl sus palabras no dejaron de sonarles extrañas, sin carreta ella no sabia moverse por una extensión tan grande y sin saber montar era difícil entender como llegarían al prado norte, el lugar bajo la montaña donde pastaban el la yeguada.

Secándose las manos se coloco el sombrero escondiendo su llamativa trenza roja, dispuesta o no, cabalgarían mas de dos horas antes de que el sol asomase en el horizonte.

Enseguida fue consciente de la cabalgadura elegida por el padrastro, Haul . El semental bayo la esperaba piafando nervioso , a su grupa un impaciente Thorton le tendió la mano.

  • Sube..., – la alzo sentándola tras la silla – Sujétate fuerte – Sera movidito... – azuzo las riendas.

Con una exhalación, recorrieron las tierras de labranza con el viento golpeando sus rostros. Las manos de Pearl rodeando la cintura del padre incapaz de despegarse de la ancha espalda durante todo el trayecto . Dejaron atrás las marismas y los bosques cuando el sol ya asomaba por el horizonte y finalmente detuvieron la montura justo en la ladera de la montaña, allí donde la manada de caballos pastaba dócilmente.

Thorton enseguida soltó los arreos del caballo, disponiendo la cerca para que el semental campase a sus anchas.

  • ¿ Estas soltando a Haul con los demás?, – se volvió Pearl apoyándose sobre la cerca – Es tu montura –
  • Antes de dejarlos ir debe inseminar a unas cuantas yeguas..., fíjate. – señalo con la cabeza –

Pearl distinguió el robusto cuerpo resollando con suficiente claridad para dar a conocer su estado de excitación entre la jóvenes yeguas. Pearl puso el pie en el suelo, consciente de la intensa inspección del macho en busca dela yegua adecuada. Se mordió el labio algo incomoda, podía distinguir perfectamente como del forro amarillento del semental asomaba la descomunal verga rojiza colgando perezosamente mustia.

  • Eso es...,chico, muestrales tus encantos. – , se detuvo Thorton tras la estampa caballil, algo inseguro de como proceder con la proposición – Pearl, yo quería..., bueno..., ya sabes..., tu madre yo .. . – se vio encerrando a la muchacha entre la cerca y su cuerpo . – Veeeraas...

El calor del cuerpo de Thorton era demasiado obvio para ignorarlo a su espalda, Pearl se envaro ante el aliento a tabaco y whisky flotando sobre su oreja derecha.

El pánico de todos esos meses de angustia recorrió el cuerpo de Pearl, estaba hecho, quería volver a casarse , deshacerse de ella. Y no podía permitirlo, al menos no a las primeras de cambio . Virginia suponía volver a la vida de parias en las que su padre las había abandonado. Ningún hombre respetable se dignaría en saludarla por la calle y menos aun sus esposas.

Aparto de su mente la odiosa imagen, e intento aparentar una calma aparente.

  • Me pregunto si tu, bueno siiiii..... – dejo en suspenso Thorton – Un leve rastro a ciruelas brotaba bajo sus narices confundiendo sus palabras, atrayéndolo de una manera que jamas pensó , noto como ambos cuerpos se atraían hasta casi no dejar pasar el aire entre ellos.
  • Has visto como se comporta el bribón, susurro Peral apostando su brazos sobre la cerca y elevando su trasero e inclinándose a observar la estampa caballuna – Por que no para de resoplar de esa manera... – pregunto inocente si apartar sus ojos de lo que sucedía delante de ellos.

Las nobles intenciones de Thorton volaron por los aires cuando el culo de esta se pego a su entrepierna refregándose en un leve movimiento. La sangre se le agolpo en la verga, insolente y dispuesta. – Déjame ver... , se aproximo hasta deshacerse del sombrero de su hijastra y del suyo propio, ahora la cabeza de este podía distinguir perfectamente la postura erguida del semental explorando en el harem de yeguas.

  • Es normal que resuelle de esa manera al acercarse a una yegua? , pregunto Pearl doblando un poco su cintura y pegando de nuevo su culo sobre el puntal que era la bragueta del padrastro. –

El bulto seguía creciendo sin que ninguno de los dos pareciese dar importancia, pendientes del acercamiento desafiante a la yegua torda. Thorton torció la cabeza apreciando como el pequeño trasero se restregaba levantando la bragueta de manera firme y dispuesta.

  • Esta ofreciéndose a montarla, por eso resuella , la esta cortejando.. ves? – sonrió ante el fuerte relincho con el que con algo de torpeza se aproximo hasta situarse tras la yegua gris, ahora la arrinconara, eso es muchacho … – se movió acomodando su polla en la rápida frotación con la que se removió cada vez de manera mas fluida.
  • Pero no se deja, mira como intenta morderle... se contoneo acompañándole en sus movimientos – Pobrecillo, mira lo tiesa que se le ha puesto, madre mía...
  • Es pura comedia, se quejara , corcoveara algo, pero al final...,tras unos mordiscos , ves? – acelero la rapidez con la que se frotaba , deteniéndose para comprobar como esta lo animaba con sus caderas a repetir el excitante bailoteo.

Sin mucha mas espera el semental amarillo elevo las patas delanteras hasta montar sobre la resignada yegua torda. Ante los ojos de ambos el lustroso pene caballuno empezaba a rezumar peligrosamente cerca de los cuartos traseros de la yegua.

  • Es verdad..., ooohh madreee miaaa, no le va a caber, es demasiado grande..., – se restregó con una urgencia hambrienta – Uf... la va a matar... – jadeo
  • Queee vaaa..., el muy canalla esta disfrutando de lo lindo , ahora que ya le ha hincado la verga, ves.., la vagina se dilata aceptándolo... – murmuro atreviéndose a sostenerla por las caderas e incrementando los descontrolados frotamientos.
  • Maaadree miaa..., se le atraganto la carcajada, tienes razón . Me parece que esa bonita yegua se ha resignado a disfrutarlo . – se meneo indecentemente contra la dura columna una y otra vez,

La excitante vista era apenas una excusa para Thorton , incapaz de refrenarse de la intensa excitación con la que se desabotono la bragueta y soltó su tieso rabo . Comprendía al pobre Hall , se encontraba en su misma situación, con solo la tosca tela de los pantalones de mozo como barrera y un apareamiento motivando sus actos , no quedaban mas excusas . En verdad, entre tirones y forcejeos pronto los tirantes de la muchacha se deslizaron entre sus manos. La camisa fue apartadas sin muchos mas miramientos hasta liberarla de los ropajes de mozo , disponiendo como ultima barrera entre las pieles desnudas , los finos calzones blancos .

  • Es algo que todas las yeguas saben, una vez que prueban el rabo de su semental , es raro no querer mas. – paseo su polla sobre los calzones de batista blanca, tomándose su tiempo para embadurnar la fina tela con los primeros jugos destilados de su verga. No sabiendo si el o su caballo eyacularían uno antes que el otro.

La humedad sobre su trasero no dejaba de crecer , entremezclándose con sus propios jugos, estaba acalorada , hinchada y tan dispuesta como la bonita yegua blanca. Asumiendo de lo mas dispuesta que pronto el semental a su espalda la montaría con la misma fluidez que la del caballo amarillo. Aquello la acaloro mas, excitándola a moverse contra la gordisima columna separando las piernas en el empeño de no caer al otro lado de la valla.

Thorton jadeaba ya apresando las caderas de la hijastra en una enloquecedora refriega mutua, las respiraciones de ambos entrecortadas.

  • Que aguante tiene, madre mia..., mira parece que ya ha terminado, seee, see, se ha detenido. – jadeo consciente del tirón de la mano rasgando los calzones a su espalda. – Cuanto tarda..., ufff..., por lo menos la dejara preñada de tres potrillos , que riada de jugos saliendose, por dios.
  • Eso espero, jadeo con las manos en la cintura de Pearl meciéndose sobre la hendidura desnuda del culo mientras procuraba aguantar algo la compostura. – Esa yegua es afortunada, sabe que su semental cuidara de ella y de sus potros, es su responsabilidad. –
  • No la echaría de su lado, verdad ? , jadeo Pearl . – Le daría su puesto dentro de la yeguada, concediéndole lo que mas desea. – Verdad? – de reojo volteo la cabeza asombrada por el brutal volumen contra el que se restregaba ricamente.
  • Claro..., muchos, muchachos potros …, ronqueo perdido en el sonido de la tela rasgada bajo sus ojos . – Te lo prometo, siseo deslizando las manos por la cintura y posandolas sobre los generosos pechos. – Estará ella dispuesta a permanecer en este lugar tan apartado?
  • Ohhhh siii... , culebreo con la voz temblorosa . Ella accederá, te lo aseguro. – se ofreció igual que la yegua torda.
  • Afortunado entonces . – siseo agradeciendo la aceptación.
  • Y la otra yegua..., no crees? – culebreo con la voz mas temblorosa ofreciéndose igual que una yegua rendida.

La estupenda visión de las nalgas divididas por la columna de carne era todo aliciente para recorrer confiado el cálido rastro destilado por el coño. El olor era inconfundible, perfecto para deslizarse engrasado contra el trasero mientras las pieles de los dos sudaban por incrustarse cuanto antes.

Trago saliva con dificultad, Thorton acabo de destrozar la tela de batista impaciente antes de apartar toda molestia que lo separara de ese coño con una urgencia como nunca antes sintiera.

Notaba los testículos pesados al meter la mano entre las piernas y separar algo mas los muslos, no habría vuelta atrás , seria el primero de los muchos polvos venideros, muchísimos tras convertirla en su cuarta esposa.

  • Pearl..., entiendes tu nueva posición ? – en lo que pasaras a convertirte tras esto?
  • Si, papa..., lo entiendo. – no habrá vuelta atrás – empino el culo de manera descarada para que el que fuera padrastro pudiera colar la manos entre los retales de calzón.

Thorton aspiro con dificultad maniobrando con algo de torpeza, agarrándose la polla y guiándola a la entrada del resbaladizo agujero. Escucho perfectamente el quejido brotando de la garganta de esta . Atrapo las caderas , encerrándola entre la cerca y su rabo, consciente de como el glande se adentraba unos centímetros en la vagina adolescente. Los cálidos jugos emanados le permitieron penetrarla palmo a palmo , abriéndose paso muy lentamente , deteniéndose para recrearse en la lubrica visión.

  • Yaaa esta..., verdad?, uuuuufffff., siento como si me abriera por dentro, es tan grande . – confeso Pearl aturdida.

Thornton por el contrario no despego los labios para desmentirla, aunque lo cierto era que tuvo que hacer un gran esfuerzo para no metersela hasta el fondo. Sudaba por el esfuerzo suplementario de contener la corrida, pero no podia iniciarla en la vida marital jodiendola como un animal.

Al menos le debía eso, pensó separándose de la presa de su vagina para conseguir moverse con toda la delicadeza que le fuera posible. Casi dejando le a ella la capacidad para retroceder pasito a pasito , muy lentamente hasta sentir que el esfuerzo la detenía proverbialmente.

En ese punto , el nuevo amante nada podía hacer salvo el de topar con el obstáculo insalvable.

Todo esto lo excitaba desatando el impulso con el sus caderas empujaron con fuerza y la desvirgaron contra la cerca. El chillido de la chica a penas espanto a las mansas yeguas de su pasto, sabiendo perfectamente que esa mínima molestia marcaría un antes y un despues en su relación. Thorton se había agarrado a las caderas afianzando la penetración total y apreciar como enfundaba su polla en las paredes vaginales . Sin detenerse ni un solo instante, arremetió en un seco empellón.

  • Aaaaaghhhhhhhhh... ,aaahggggggggggghhhhhhh... paraaaa un pooocoooo – grito aullando mientras iba entrando dentro de ella y resbalaba de forma lenta y profunda.

Casi de manera inmediata la polla empezó a ensanchar cuanto barraba su paso, consiguiendo hincarse una docena de veces . Apuro el gruñido , intentando no asustarla ante el incremento de sus caderas pistoneando machaconamente. El sonido succionador competía con los pequeños suspiros de esta. Thorton gozo del increíble agarre de la vagina comprimiendo la polla , animándolo a endilgar fluidas envestidas cada vez mas rápidas.

Ahora ambos jadeaban gimiendo , olvidada ya la prudencia que por el destino lo había convertido en el padrastro de una muchacha virgen sin experiencia, la jodió con verdadera devoción.

Aquello escapaba al buen juicio, aun así, allí, en mitad de la pradera y con toda la yeguada como testigo , se lanzo a joderla con la maestría de sus 36 años de experiencia. Los profundos empellones eran del todo enloquecedores , hasta el punto de levantar algo la pierna derecha de esta y profundizar los estoques de su verga. Aquello arrancó otra serie de chillidos de la chiquilla.

Esa jovencita pelirroja poseía un coño apretadero, tan ardiente y acogedor como nunca soñó y al que estaría encantado de llenar cuanto fuera necesario. Ya fuera por la mañana, por la tarde o restando horas de sueño , a Thorton no le costaría engendrar una prole pelirroja ruidosa y abundante. Al contrario. Podía ver en su joven hijastra esa clara expresión de disfrute de toda hembra satisfecha, mejillas arreboladas, ojos fuertemente cerrados , jadeos escapando de la boca claramente abierta.

  • Ohhhhhhhhhhhhh, Thoooortoooonn que me pasaaa..., uufff...., me estas matandoooo, ooohhhh.... queee meee passaaaaa !-- culebreaba descaradamente.

Las fosas nasales de Thorton se ensancharon igual que el semental, al incrementar el diabólico ritmo con el que la penetro salvajemente. Si una virgen conseguía enardecerlo de esta manera, hasta el punto en el que el chapoteo de sus partes entrechocando era lascivo, era posible preñarla en ese mismo instante.

Aquello redoblo las intenciones de Thorton hasta el punto de olvidar la inexperiencia y hundirse en la tierna carne hasta casi traspasar el pequeño vientre y agarrase a su cintura para explotar en un potente orgasmo.

La respiración pareció quedarse atascada en la garganta de Pearl, el corazón a punto de estallar en el centro del pecho al sentir el calor manando dentro de ella en una serie de largos chorros interminables. Dejando que el peso de este se tumbara sobre su espalda y cosquilleara sobre su oreja al descansar su rostro sobre el hombro de esta. Nunca antes hubiera creído la delicadeza con la que este beso su oreja derecha.

Aun estando incomoda, con esa rara impresión de flujo liquido llenándola perezosamente, percibió el fraternal beso sobre su sien derecha mientras poco a poco retiraba el peso con el que la aplastaba a la cerca .

A punto estuvo de perder el equilibrio, y así hubiera sucedido si la mano a su espalda no la hubiera sostenido. Acabado ya , no sabia muy bien como proceder a comportarse, de repente se sintió expuesta ante sus ojos . Sus mejillas se colorearon al percatarse como esa pegajosa esencia y algo de sangre se deslizaba por el interior del muslo. ¿ Que decir ante algo como aquello?

Por suerte, los actos de su padrastros consiguieron minimizar algo el estado confuso en el que se hallaba.

  • Puedes bajar tus cosas del altillo y ponerlas junto a las mías – apuro una breve exhalación al acomodar de nuevo sus pantalones y colocar torpemente los tirantes sobre los estrechos hombros. Mañana Domingo, ... – se abotono con la misma prontitud. – ¿ Te parece bien? – se abotono sin atreverse a mirarla directamente.
  • Si..., claro. Yo, esto, yo... supongo que ahora... esta todo zanjado, no? – se volvió a escudriñar la reacción del que hasta ese momento considero padrastro.
  • No me dejaste otra opción, verdad ? – sentencio sardónicamente recuperando el sombrero. – Ademas, no he protestado, no? – Tu ganas algo y yo gano algo. – procuro ocultar la mirada de la muchacha. – Podría haberte preñado ya, entiendes niña?

Pearl asintió con la cabeza, observando a este alejarse en pos del semental , abandonándola con ese extraño que para mayor desconcierto había sido el marido de su madre. Caminando con incomodidad , se tendió sobre la alfombra de césped, mordisqueando una brizna sin dejar de estudiarlo . Si la situación ya de por si era extraña, parecía convertirse por momentos en algo rocambolesco. Trasladarse al dormitorio, colocar sus cosas allí donde antes estuvieron las de Sarah. Engendrar y parir sus hijos... De golpe sus miradas se encontraron , y fue ella la que aparto sus ojos incomoda .

Una cosa era pensarlo, otra diferente era haberse atrevido.

Si lo que decía era cierto, se detuvo estudiando su estomago plano – podía albergar a su primer hijo. Esa clara revelación le otorgo confianza, en ningún momento le sugirió matrimonio, ni nada parecido a esa imbécil impresión romántica de la que todos hablaban sin parar. No le dio importancia, bastaría por el momento.

Palmeo el cuello de Hall ensimismado en las consecuencias de sus actos , finalmente la verga del caballo colgaba sin vida tras otro tres acoplamientos. Él por el contrario, debía resolver como abordar los siguientes pasos a seguir. El predicador no volvería por sus tierras hasta la primavera, transcurridos seis o siete meses. Para entonces era posible que Pearl luciera un embarazo avanzado, por lo que no podía esperar tanto. Quizás bastaría con las costumbre de los esclavos de saltar la escoba, pero de realizarlo , debería ser visto por testigos vinculantes.

Levanto los ojos de las crines amarillas estudiando la imagen de esa joven sentada sobre el pasto con la barriga llena de su primer hijo.

Decidido, pensó.

Aunque le costase un nuevo disgusto con el viejo Jock Larsen, acudiría a la finca del vecino para frente a este y a sus múltiple familia atestiguar ese nuevo matrimonio.

Solo así se libraría del acoso de las hijas de este y sellaría un acuerdo con trazas geniales.

Si bien se guardaría de explicarle a Pearl la artimañas de las hijas del vecino hasta la ceremonia oficial con el predicador.