Profesora muy particular (4)
La profesora de Instituto Elisa es obligada a irse de vacaciones con su acosador alumno.
PROFESORA MUY PARTICULAR (04)
Desde que sufrí por primera vez los abusos de un jovencísimo alumno al que doy clase en el Instituto, siento como mi moral se va minando día a día, abuso tras abuso.
Mi marido que debido a su profesión debe abandonar nuestro hogar varias veces al mes, después de varias intentonas consiguió tener varios días de fiesta consecutivos y entre ellos un fin de semana en el que no tardamos en hacer planes para disfrutarlo, además la pasada tarde me dio a entender que está el pobre más que necesitado de caprichos matrimoniales... a lo que prometí solucionar quizá ratificando de ese modo el gran amor que siento hacia él.
Todo marchaba razonablemente bien hasta que tuve la "reunión mensual de actas" en el Intituto, dónde como siempre quise dar buen ejemplo y llegar la primera de todos los profesores asistentes. Una vez en el despacho principal comprobé que había un sobre a mi nombre que no tardé en abrir. Cual fue mi desagradable sorpresa cuando vi que contenía un video y media cuartilla firmada por mi terrible alumno Izan, en el que amenazaba con difundir el susodicho video en el que mantengo relaciones sexuales (siempre obligadas), a todos los demás profesores de la Junta si a cambio no accedía a su último capricho: irme ese fin de semana con aquel crío al apartamento de la playa que compramos mi marido y yo hará algo mas de 2 años, porque si no... las consecuencias serían terribles laboral y familiarmente. Terminaba la carta con un escueto: "Tu pones las pelas, la cama y el culo, yo el taladro".
No pude negarme a destrozar aquello por lo que he luchado y tuve que rebajarme y consentir la mayor "vergüenza ajena y personal" por la que he pasado. Pero tan duro como eso fue tener que mentir a mi marido y decirle que tenía que marcharme fuera unos días a realizar unas "Jornadas Académicas" para tapar la brutal vorájime sexual que me esperaba.
Llegado el viernes por la tarde el crío me esperaba con la mochila preparada y sin apenas hacer comentarios fuimos directos a mi coche camino de Cambrills. Durante el viaje Izan lanzaba continuos piropos groseros sobre el tipazo que tenía, el tamaño de mis senos o... lo zorra que era, combinados con multitud de tocamientos en mis tetas y vagina, durante parte del trayecto llegó a sacarme por completo las tetas que debido a la voluptuosidad de éstas me hacían sentirme con el movimiento y vaivén del coche como una muñeca sexual.
Pasadas unas horas, ya de noche llegamos al apartamento y compramos en un bar cercano dos bocadillos que pagué yo. El apartamento es reducido pero muy coqueto, ideal para parejas románticas pero nunca pensé que también sería para que me humillasen en él. Tras la rápida cena Izan se desvistió, se puso cómodo en el sofá y puso la tv. Eligió un canal de música para que yo le hiciese al unísono de las canciones un streap-tease . Sólo deseaba que todo acabase lo antes posible, por lo que accedí y empecé a quitarme la ropa muy lentamente, primero la blusa, después me bajé poco a poco los pantalones de nylon, y más tarde me quité en sujetador quedando mis enormes pechos desnudos para terminar por quitarme un tanga color blanco a juego con el sujetador. El cerdo de Izan disfrutó de mis curvas y apenas podía mantener una expresión coherente en la cara, babeaba por la corta edad que tenía y por saber que iba a tener a toda una mujer para él.
Estando los dos desnudos me dio la orden de mamarle la polla, así que me arrodillé ante él, apoyé las manos en el sofá y busque su verga con la boca. Como he descrito en los anteriores relatos Izan es un crío, pero la verdad es que tiene un pene bastante grande, por lo que a parte de la humillación de tener que saciar sus deseos muchas veces me hace daño en las envestidas. Una vez que cogí su capullo con los labios, me agarró de la nuca y me aprisionó rápidamente ante ella, y sin fuerzas para impedirlo su verga se introdujo por completo en la boca ahogándome en cada penetración. Cuando me dejaba respirar me obligaba a lamerle con la lengua cada trozo de piel de la polla, para de nuevo perderse ésta dentro de mi garganta. Pensé que se iba a correr como en ocasiones anteriores pero prefirió parar y follar.
Me colocó frente al respaldo del sofá de espaldas a la tele, con las rodillas inclinadas y se acercó a mi con el pollón totalmente mojado de mi saliva y restos de líquido preseminal. El por detrás se acercó, dirigió su pene hacia mi ano y con fuerza empezó a romperme. Sin lugar a dudas era el acto sexual que más odiaba y más daño me hacía y bien que lo sabía, por ello excitaba más al jóven alumno. La entrada de semejante verga dentro de mi pequeñísimo culo fue terrible pero menos lenta que otras veces debido por una parte a lo mojada y resbaladiza que la tenía y quizá también a que por desgracia ya he sufrido varias enculadas desde que empezó el chantaje y quizá mi ano se esté acostumbrando al dolor.
El muchacho con casi la mitad de la polla dentro de mi empezó a moverse en mi interior notando cada centímetro que entraba y salía de mí, cada vez el cabrón hacía más fuerza hasta que llegaron sus testiculos a hacer tope en el esfínter. Mientras me sodomizaba, Izan me sobaba a su antojo el pelo, los cachetes del culo, los muslos y se inclinaba para tocarme el pecho y estrujarlo con su manos. Tras durísimos mete saca, no aguantó más el placer que le producía reventarme y explotó dentro de mi orificio llenandome el culo de semen. Con un fuerte dolor y escozor tuve que acostarme no conciliando el sueño en toda la noche, mientras que Izan durmió como un tronco.
Al día siguiente no me podía mover del dolor a pesar de habernos levantado tarde y como pude bajé al supermercado más cercano para comprar algo de pasta que le apetecía a mi "acompañante". Por la tarde Izan pasó la mayor parte del tiempo en la terraza mientras yo veía la tv y empecé a mosquearme pues seguro que el jóven estaba maquinando algo. Ya por la noche bajamos al bar para cenar dos bocatas y salimos a pasear alrededor de la playa dónde varias parejas de enamorados descansaban en la arena.
Sobre la 01.00 de la noche de nuevo mis temores se hicieron realidad. El crío decidió que iba a tener relaciones sexuales con el primero que viese, en ese momento empezó a hacer conjeturas sobre quién tendría el mástil más potente para poder follarme bien. Después de examinar a cada pareja, paseantes, bañistas, pescadores y demás, Izan señaló a dos jóvenes de raza árabe con bastante mala pinta que a buen seguro esperaban los despistes de la gente para robar algo de ropa o las carteras.
Como me había aleccionado Izan, me acerqué a los dos moros y acto seguido me quité la camiseta quedando mis melones al aire ante el impacto de los jóvenes. Uno de ellos se avalanzó hacia mi haciéndome daño para tocarme las tetas y me tiró de un golpe a la arena, allí empezó algo parecido a una violación pero que realmente era una obligación por parte de un criajo. En seguida uno de ellos se sacó de los vaqueros una enorme polla oscura que acercó a mis labios, una vez la chupé comprobe que sabía peor que la de Izan, mientras tanto el otro moro me arrancaba la parte de abajo que eran unas pantalonetas color beige. Los dos fueron turnándose en mi boca hasta que eyacularon ambos obligándome a tragar el abundante y repugnante líquido que sacaron.
Los moros no quedaron saciados con la felación y me obligaron a follar con ellos. Uno de ellos se tumbó en la arena y el otro le ayudó a colocarme a horcajadas para empezar a bombearme. A pesar de no estar excitada la polla entró en la vagina gracias a la anterior mamada. Tras varios minutos de disfrutarme me levantaron y se puso el otro con su terrible miembro que supongo alcanzaría los 20 cm. Me hizo bastante daño pero consiguió penetrarme profundamente una y otra vez, así hasta pasados varios minutos.
De repente observé la sombra de Izan que se acercaba en la distancia y comprendí lo que quería. En el paseo por la playa me exigió rotundamente que debía tener sexo anal con aquella persona que eligiese porque si no, no serviría de nada mi esfuerzo, y por tanto el vídeo que guardaba sería sacado a la luz. En ese momento yo misma que cabalgaba a horcajadas sobre la polla del moro, paré, la sujeté con una mano, me la saqué de la vagina y la dirigí a mi culo aún terriblemente dolorido por la enculada de Izan en el apartamento. A duras penas el pollón del moro fue introduciéndose en mi recto ante el insoportable dolor. El jóven árabe no se lo podía creer y con una extensa sonrisa empezó a sodomizarme salvajemente. Mientras recordaba a mi marido que quería haber hecho el amor ese fin de semana, yo sufría una brutal enculada por un moro al que no conocía de nada. Pasado un rato el moro explotó de placer y dejó su lugar al compañero que sin pensarlo me metió la polla en el culo. A los jóvenes árabes pareció gustarles mucho más darme por el culo, pues una vez que lo probaron sólo me daban por ahí. No se cuanto tiempo pasó y cuantas embestidas fueron pero los dos moros se corrieron repetidas veces en mi dilatado y sufrido ano.
Una vez que se fueron, Izan se acercó a mi con una sonrisa de satisfacción y me levantó para llevarme de nuevo al apartamento. Al día siguiente desayunamos por la mañana y comimos en ruta hacia la ciudad, por supuesto me hice cargo de los costes tanto de combustible como de alimentación.
... Continuará...
Autor: Eduardo Castaño