Profesor y Alumna: Letras Puras

La educación es importante y el saber no ocupa lugar. Este profesor usa unos métodos poco ortodoxos para enseñar e inculcar leciones a su alumna predilecta. Hoy continuan con las materias de letras, además la alumna recibirá su primer castigo.

Como en cada una de sus clases, su alumna se sentaba muy tiesa sobre la silla. Era una pose disciplinada que le encendía. En esta ocasión ella llevaba recogido el ondulado y castaño cabello en un moño flojo que dejaba libres varios mechones de pelo. Su indumentaria era sobria y estricta pero extrañamente era a la vez sugerente y erótica.

La fina camisa de rayas verticales se ceñía demasiado a su curvilíneo cuerpo, los botones estaban peligrosamente cerca de colapsar en la zona de sus pechos. La prenda dejaba entrever un sujetador de color negro y sus pechos se elevaban como dos montes en la apertura de su escote. La camisa estaba metida en una falda de tablas de color rojo vivo que era demasiado corta para una mujer como ella. Apenas lograba cubrirle la parte superior de los muslos y era lo justo para tapar la ropa interior. Las largas piernas se cruzaban de manera seductora bajo el pupitre.

  • Buenos días -dijo el profesor al entrar con una sonrisa.

  • Buenos días  -respondió ella resuelta.

  • Hoy seguiremos con las materias de letras, en concreto con los idiomas clásicos, latín y griego -le dijo mirándola a los ojos.

  • Me gustan las lenguas -dijo ella con un doble sentido que hizo que le profesor sonriera con malicia.

  • Me alegra oírlo -le dijo él- bien, hoy nos ocuparemos en concreto del griego clásico -dijo el resueltamente antes de anotar en la pizarra el alfabeto heleno y sus equivalencias al alfabeto latino, así como palabras y expresiones con las que poder empezar.

La alumna obediente anotó cada explicación que el profesor daba mientras escribía.

  • Te voy a dar un rato para que estudies esta lección y después te preguntaré , ¿de acuerdo? -dijo el profesor.

  • Si. señor -dijo ella. Ese señor hizo que una descarga eléctrica le recorriese la columna vertebral hasta detenerse en su entrepierna.

Su alumna obediente se concentró en la tarea que le había encomendado y el profesor no creyó que tardase mucho en terminar pues sabía que era muy inteligente y estaba ansiosa de nuevos conocimientos. Mientras tanto, el profesor recogió y despejó de papeles y objetos su escritorio para la siguiente fase de la lección. Pasado el tiempo él se puso en pié y le habló de nuevo.

  • Ya ha terminado tu tiempo, es hora de saber si has realizado tu tarea.

Ella levantó la cabeza alarmada como si no se hubiese dado cuenta de que no tenía más tiempo.

  • Aun no he terminado, profesor -declaró avergonzada -si me diese más tiempo...

  • Te he dado el suficiente para esta mínima parte de la lección -le dijo él en un tono algo mas duro- si no te lo sabes... tendré que castigarte.

Ella no dijo nada pero estaba claramente preocupada pues no le había dado tiempo para estudiar cada letra y declinación. El profesor le preguntó y aunque al principio ella acertaba empezó a tener fallos muy serios que hicieron que el profesor se enfadase.

  • En pie, ven aquí -dijo el profesor después de la enésima confusión entre las letras eta e iota .

La alumna se levantó con un puchero y se dirigió al escritorio del profesor, el la tomo de la mano y la inclinó sobre la mesa, de modo que pudiese mirar la pizarra. Sus pechos estaban aplastados contra la mesa y su trasero completamente en pompa. el profesor se paseo detrás de ella y contempló como la minúscula falda no le cubría el trasero, dejando esos suaves cachetes al descubierto. Un minúsculo tanga blanco quedaba aprisionado.

  • Puesto que no has sabido memorizar, comprender y retener esta lección, voy a tener que castigarte.

  • ¿Va a azotarme? -preguntó ella con una voz en la que no podía esconder las ganas de ser azotada.

  • Es por tu bien -le dijo el- pero puesto que soy un profesor comprensivo, voy a darte una nueva oportunidad para retener la lección.

  • Gracias señor -contestó ella.

El profesor se dispuso a aplicar el correctivo a su alumna, Su pene se endureció al contemplar la carne blanda que estaba apunto de azotar y sin esperar ni un segundo más le dio una fuerte palmada.

  • ¡AH! -gritó ella de modo inesperado, él le dio otra palmada en la otra nalga -¡AYY! -chillo de nuevo.

Para aliviar su dolor y porque no pudo resistir la tentación, el profesor acarició y alivió el culete de su alumna que empezaba a mostrar la forma de su manaza en la piel. Ella gimió de alivio, pero como aún no había terminado el castigo, el la azotó dos veces más, acompañando cada palmada por una caricia. Su alumna ya no gritaba, es más, por el sonido que hacía al ser golpeada diría que le gustaba... y mucho además.

  • Hasta aquí tu castigo -dijo el acariciando la carne marcada con su mano -ahora te daré la oportunidad de demostrarme que puedes retener mis enseñanzas.

  • Puedo hacerlo -declaró ella aún echada sobre la mesa.

  • Me alegra que tengas confianza en ello. Ahora estudiarás en voz alta, para que yo te oiga y sepa que lo haces bien. Mientras tanto, yo practicaré griego contigo.

  • ¿Griego? -preguntó ella confundida.

  • Si, ya lo... sentirás. Ahora empieza a estudiar en voz alta -le ordenó.

Su alumna fijó su vista en la pizarra y empezó a recitar el alfabeto griego. Su profesor asió el minúsculo tanga y lo deslizó por su colorado culo hasta sus rodillas. Un precioso y delicado chochito quedó a la vista, apretujado entres sus piernas, justo encima, un suave y algo mas oscuro agujero anal. El profesor se lamió el dedo pulgar y empezó a masajear el ano de su alumna. Ella gimió sorprendida y paró de estudiar en voz alta.

  • Tu solo concéntrate y estudia -le dijo él.

  • Profesor... -dijo ella angustiada- no se si podré retener todo con usted... haciéndome esas cosas.

  • ¿Te molesta al estudiar?

  • No es molestia... es...

  • ¿Si?

  • Es que me excita terriblemente -dijo con voz ahogada y ansiosa.

  • Lo se -declaró el profesor- de hecho contaba con ello. No esperarías que te dejaría estudiar facilmente después de perder la primera oportunidad, ¿no?

  • Creía que cuando un alumno tenía dificultades... se le facilitaban las cosas -dijo ella inocente.

  • No en mis clases, no soy muy tradicional y mis métodos son mejores... sobre todo para inculcarle lecciones a chicas como tu.

  • Lo siento profesor -se disculpó ella -no pretendía meterme con su manera de enseñar. Seguiré estudiando -entonces empezó a recitar de nuevo el alfabeto griego leyéndolo de la pizarra.

El profesor se inclinó sobre el trasero de su alumna y empezó a lamer la suave carne entre sus cachetes. Ella gemía o cambiaba la entonación de las palabras al sentir la lengua deslizarse por su entre sus nalgas. La saliva empezaba a escurrirle por los labios vaginales. El profesor empezó a deslizar de nuevo el pulgar por el suave y mojado ano, ejerciendo una lave presión al principio y apretando fuerte después.

Su alumna seguía estudiado en voz alta, no completamente ajena a las caricias de su profesor, su voz sonaba gutural y algo excitada. Ella dio un leve gritito de sorpresa cuando sintió el dedo de su profesor deslizándose dentro de su culo. El profesor sonrió encantado y la penetró suavemente con el dedo dilatando el suave y apretado hueco.

Ella se dispuso a estudiar las declinaciones y el ensalivó bien el recién dilatado ano de su alumna para introducirle dos dedos a la vez. Ella gemía entre palabras pero no paraba de estudiar, los dedos del profesor entraban suavemente en su ojete empapado de saliva. Dentro, fuera... dentro fuera...

  • Ya terminé profesor -dijo su alumna haciendo que su profesor se sorprendiese. Estaba tan absorto en su tarea y estaba tan excitado que no se había dado cuenta que su alumna había terminado. Poniéndose en pie a regañadientes el profesor dejó el trasero de su alumna.

  • ¿Estas completamente segura? -le preguntó el.

  • Si, señor.

  • En ese caso, levántate y colócate de espaldas a la pizarra al otro lado del escritorio -ella lo hizo- ahora inclínate de nuevo -dijo el profesor siguiéndola y lamiéndose los labios por lo que ahora vendría.

Su alumna se inclinó sobre la mesa, de espaldas a la pizarra. Su trasero colorado volvió a quedar expuesto y su profesor se lo acarició suavemente. Ella sonreía.

  • Bien, ahora es tu turno de demostrarme que has cumplido tu palabra y que has aprendido -dijo él bajándose la bragueta y sacando su pene endurecido y listo -primero me dirás el alfabeto y luego su equivalente, justo después me dirás las declinaciones ¿Entendido?

  • Si señor -dijo ella y entonces el profesor vio como su alumna se ponía más en pompa, ansiosa por darle la lección.

Lamió con rapidez su mano y lubricó su polla antes de dirigirla contra el ojete semi abierto de su alumna. Empujó suavemente y sin detenerse. Los anillos anales se resistían a dejar pasar la punta hinchada de su verga por lo que empujó con un poco más de fuerza.

  • Puedes empezar -le dijo a su alumna a la vez que el agujero empezaba a ceder y ensancharse.

Ella dijo las primeras letras algo turbada, cambiando la entonación y en voz demasiado alta al sentirse penetrada. El ano se cerró con fuerza alrededor del glande, aprisionándolo y estimulándolo. El profesor se detuvo para que ella se acostumbrase a tener su punta dentro y ella aprovechó para recitar correctamente y con normalidad unas cuantas letras más con sus respectivas equivalentes.

Después el profesor sin aviso alguno empujó su polla contra ella, haciendo que entrase unos centímetros más lo que hizo que su alumna gimiera. Esta vez no espero a que su ojete se dilatase a su grosor, sino que siguió empujando de modo que centímetro a centímetro su polla quedó enterrada en el culo apretado de su alumna que no escondía el gozo que la embargaba. Con una sonrisa malévola de satisfacción el profesor empezó a moverse contra ella, haciéndola gemir mientras recitaba. Ese precioso trasero apretaba su pene de un modo delicioso, era tan estrecha...

Acabado el alfabeto, empezó con las declinaciones y entonces el profesor aprovechó para penetrarla a buen ritmo agarrándola por los cachetes de su trasero que aun conservaban las marcas de sus manos. Cerró los ojos y la folló mientras recitaba entre jadeos. Era una buena alumna, avispada y zorrita, gozaba y le hacía gozar.

¡PAF!..................... ¡PAF!........................... ¡PAF!.......................

Su cuerpo chocaba contra el de ella, su polla entraba hasta el fondo cada vez, ese rico culito se la apretaba deliciosamente y se la tragaba impecablemente, no había un placer mejor. Su alumna gemía más de lo que recitaba la lección, el profesor notaba como ella gozaba de la follada. Apretó el ritmo.

¡PAF!.... ¡PAF!..... ¡PAF!.... ¡PAF!..... ¡PAF!..... ¡PAF!......

Ella terminó de decir la lección entre gritos de placer. No cometió ni un solo error lo cual complació enormemente a su profesor.

  • ¡Estoy.. orgulloso de ti!  -dijo dándole duro a ese culito. Ella solo alcanzó a gemir.

¡PAF! ¡PAF! ¡PAF! ¡PAF! ¡PAF! ¡PAF! ¡PAF! ¡PAF! ¡PAF! ¡PAF! ¡PAF! ¡PAF!

Moviendo sus caderas con fuerza y maestría el profesor folló desatado a su alumna por detrás. Le había dado una doble lección de griego y ella había aprobado ambas... con nota. Eso merecía un premio por su parte, la haría correrse siendo follada por el ojete y la premiaría con una buena lechada que estaba seguro que ella apreciaría y adoraría.

Cambiando ligeramente el ángulo de penetración el profesor follo a su alumna hasta que ella se corrió. Chilló, gritó, y gimió como la zorrita que era y lo disfrutó de igual modo pidiendo más. El le concedió ese "más"  y se corrió en su culo apretado y enrojecido por la follada y por los azotes. El semen caliente salió de su pene a borbotones, lubricando más esa gloriosa puerta de atrás. El profesor levantó el cuerpo de su alumna de la mesa, sin sacarle ni un centímetro de polla Vio por fin su cara de felicidad y goce y la sujetó contra el, mientras soltaba las últimas gotas en su interior.

  • Hoy has aprendido bien... al final -le dijo al oído jadeando- el próximo día cambiaremos de materia, nos pasaremos a las ciencias.

  • Me gustan las ciencias -declaró ella moviendo su trasero contra el para ser follada un poco más.

  • Y más te van a gustar cuando termine contigo -dijo el y ella rió.

Salió de su culo con suavidad y se asomó a echar un vistazo. Mientras ella devolvía el tanga a su lugar el guardo su verga saciada en sus pantalones.

  • Deberes -dijo el profesor en voz alta para que ella prestase atención -Anatomía... femenina, solo femenina. Estudia en casa pues tendremos una clase práctica. Puedes marcharte.

Ella recogió sus cosas y caminó hacia la puerta. Su profesor se fijó en que andaba de un modo diferente y sonrió. Debía deberse a la fricción de su polla al entrar y salir de ese culito una y otra vez. Era una ley física. La fricción produce calor y entonces pensó que esa lección debía también enseñársela más adelante.