Profesor particular hetero es esclavo de su alumno

Comparto con vosotros la historia como uno de mis alumnos me chantajeó hasta el punto de tener mi primera experiencia con un hombre. La cosa empezó de una forma inocente y el desenlace acaba siendo lo más morboso que me ha pasado jamás.

Hola a todos,

Antes de empezar les diré que me da mucha vergüenza compartir lo que me pasó hace un tiempo cuando era profesor particular. Me da casi tanta vergüenza como calentura me produce recordar todo lo que sucedió aquella larga tarde. No me malinterpretéis, la vergüenza no es por hacer lo que hice con un hombre, sino por dejarme someter de aquella manera y además con un alumno.

Yo me encontraba cursando el último curso de carrera y tenía 4 chicos en mi bolsa de clientes. Me anunciaba por internet para aumentar ese número y siempre me las ingeniaba para compaginar estudio y trabajo y ganarme un dinerillo.

Me llamó una madre para preguntarme si podía dar clase al que iba a ser el quinto alumno, su hijo. Este se encontraba en el primer curso de mi misma carrera, lo cual era genial ya que me sabía al dedillo todo el contenido y podía intuir las dudas que el pudiera tener.

Quedamos en que iría una tarde a su casa para conocerle y tener la primera clase. Así fue y así lo conocí. En la puerta me recibió su padre y muy amablemente me invitó a pasar.

YO: Encantado, me llamo Marco. -dije mientras nos sentábamos todos alrededor de una mesa.

Cuando digo todos me refiero a mí, Rubén que era mi nuevo alumno (el único que estaba sentado desde que entré) y el padre y madre de este. Su padre llevaba la voz cantante y me explicaba que el objetivo era que su hijo remontara, que no estaba por lo que tenía que estar y sus primeras notas del primer semestre habían sido lamentables.

Expliqué un poco la metodología que iba a seguir y más tarde Rubén me hizo acompañarle a su cuarto. Al hacerlo me fije que tenía un físico muy parecido al mío, constitución atlética aunque la mía era mas bien tirando a delgada. Tampoco me fijé mucho porque yo era hetero y los hombres no me llamaban la atención. A decir verdad, por aquel entonces tenía novia desde hacía 3 años y el dinero de las clases eran para pagar nuestro alquiler y mis estudios.

Su habitación no era muy grande. Tenía un armario nada más atravesar la puerta, a mano izquierda. Al fondo, a la derecha, un escritorio en el que ibamos a caber los dos algo apretados y a la izquierda, entre armario y pared del fondo, una cama de un metro de ancho..

La clase se produjo con normalidad, veía que le costaba concentrarse o ser constante con alguna lectura y me dijo que tanto el refuerzo como la carrera era idea de su padre, que a el no le motivaba. Por sus palabras me dio la sensación de que su padre era una persona estricta.

Fue pasando el tiempo con nuestras clases semanales y traté de motivar a Rubén poniéndole deberes fáciles y alabando su progreso. Mi labor no sólo era enseñar y además no me podía permitir que dejara la carrera y así perder esos ingresos.

Entre clase y clase fuimos ganando confianza. Me di cuenta de que era bastante macarra, le gustaba salir de fiesta con los colegas y "zumbarse" a todas las que podía. A veces incluso me daba detalles explícitos de sus últimas conquistas.

Lo que les voy a relatar a continuación ocurrió una calurosa tarde. Salí un poco antes de una de mis clases y me afané para ir a la siguiente, la de Rubén. Llamé a la puerta pero nadie contestaba y decidí no insistir ya que todavía quedaban unos minutos para empezar la sesión.

RUBÉN: Coño Marco, que pronto llegas. Pasa. -me dijo él con el pelo mojado y con una toalla atada a la cintura como única prenda.

Evidentemente la razón por la que no me abrió antes es porque estaba en la ducha. Fuimos hasta su habitación y me informó que sus padres no llegarían hasta la noche. Su padre estaba en casa de su abuela y su madre tenía turno de tarde y llegaría más tarde incluso.

Estando los dos en la habitación se quitó la toalla para vestirse y se quedó en pelotas delante mío:

YO: Coño Rubén, tápate.

RUBÉN: ¿Que pasa? ¿Nunca has visto una polla?

YO: Si joder, pero la tienes medio empalmada, córtate.

RUBÉN: Ya tío, es que un pardillo ha interrumpido el pajote que me estaba haciendo en la ducha y ahora voy a estar cachondo hasta que te vayas.

Se vistió y por fin pudimos empezar la clase. Rubén no tenía el día, estaba pensando en otras cosas.

YO: ¿Te quieres concentrar de una vez?

RUBÉN: Lo haré si me dejas sacármela para hacerme una paja.

YO: Si con eso consigo que te apliques, trato hecho, pero tendrás que contestar bien a una pregunta.

El cabrón acertó y se quitó la ropa de cintura para abajo para estar más cómodo. Se la empezó a bombear delante mío y poco tardó en tener su polla apuntando al techo. Mediría 18 centímetros y debido a su grosor no lograba rodearla por completo con su mano. Todo aquello no sirvió de mucho, incluso andaba mas desconcentrado ahora.

YO: Así no vamos bien. -dije después que Rubén no recordara una definición.

RUBÉN: ¿Y qué quieres? No es fácil leer, escribir y pensar mientras te la estás cascando con la otra mano. Cáscamela tú y así podré centrarme más en algo que no sea mi rabo.

YO: Tú flipas...

RUBÉN: ¿Me estás diciendo que nunca te la has cascado mutuamente con un colega?

La verdad es que no, no me hacia especial ilusión.

YO: Está bien, si aciertas 3 preguntas, accedo. En caso contrario, te pones los pantalones y pones tus 5 sentidos al libro que tienes delante.

RUBÉN: 2 de 3.

YO: Está bien. -dije yo sabiendo que no iba a dar ni una y además las iba a buscar difíciles.

El cabrón acertó 2 de 3. ¿Se estaría haciendo el despistado ese día para liarme? No me quedó otra que llevar mi mano a su falo y otorgarle la primera paja que le iba a dar a otra polla. La tenía bien firme pero a los pocos segundos se le puso dura como una piedra, podía notar sus venas en mi mano.

Estuve un buen rato hasta que le dije:

YO: Bueno, ¿acabas o qué?

RUBÉN: ¿Ya te has cansado? Si que tienes poco aguante... Si quieres que acabé rápido me puedes lamer los huevos.

YO: ¿Estás tonto?

RUBÉN: Si es como chupar cualquier otra parte del cuerpo, es piel y no sale ningún fluido de ahí... Parece mentira que tu seas el profesor y te tenga que explicar estas cosas... Además, te está gustando pajearme, si estás empalmado y todo.

Era verdad. No sé porqué razón me estaba excitando aquella situación y el hecho de tener una polla en mi mano. Mi calentura hizo que me dejara llevar y dejé el boli sobre la mesa para ponerme de rodillas en frente de él. Rubén giró la silla y se abrió de piernas mientras me decía:

RUBÉN: Acércate putita, si te va a gustar... Además, ya sabes que me he lavado bien antes de que vinieras.

Acerqué mi nariz sin dejar de bombear su rabo.

RUBÉN: Dale unos besitos, eso es... Ahora saca la lengua... Lámelos... Ahora métetelos en la boca y juega con ellos.

No sé que era lo que me empujaba a hacerle caso en cada una de sus peticiones, pero lo hacía. Mi calentura iba en ascenso y no me quedó mas remedio que sacármela sin que Rubén se percatara para empezar a mastubarme con la mano que me quedaba libre.

RUBÉN: Mírame a la cara mientras me los lames bien, no te dejes nada... Eso es, putita...

Tras obedecer me cogió del pelo y me apartó de sus huevos para empezar a golpear mi cara con su polla.

RUBÉN: Muy bien, lo estás haciendo mejor de lo que me esperaba. Ahora vamos a ver como la chupas... Y pobre de ti que no te la metas hasta el último centímetro.

YO: Ni hablar, eso ya es demasiado. El trato era huevos y corrida.

RUBÉN: Mira, voy a ser claro. Tengo una cámara instalada y escondida en cierta parte de la habitación... A no ser que quieras que tus padres, tu novia y los padres de tus alumnos vean como le comes los huevos a uno de ellos, te sugiero que hagas todo lo que yo te diga.

YO: Que hijo de perra eres...

RUBÉN: Puede que mi madre sea una perra, no lo sé, pero esta tarde vas a ser mucho mas perra que ella, seguro. Venga, empieza a lamerme la polla, que ya veo que te pone ser una puta. -dijo al verme mi polla fuera de los pantalones.

Obedecí por el temor de perder a mi novia, por mis padres, para no perder mi principal fuente de ingresos... O es lo que me decía a mi mismo para convencerme.

La lamía de abajo a arriba, intentando simular lo que me hacía mi novia, mientras Rubén miraba con sus manos alejadas.

RUBÉN: Métete el capullo y limpía el líquido que tengo en la punta... Eso es, déjamelo bien limpio y no te dejes ni una gota... Juega con tu lengua. Muy bien putita, esto se te da muy bien. Venga, ya va siendo hora de que me succiones toda la polla con todas tus ganas, más te vale ponerle todo tu empeño o todo internet verá lo que en realidad eres. ¡Ah! Y recuerda que tienes que metértela hasta el fondo.

Le hice caso otra vez y le empecé a dar una señora mamada, con una mano en cada una de sus piernas. Movía la cabeza de arriba a abajo y apretaba mis labios en su venosa polla. Ya que se la iba a chupar, lo haría bien para así acabar con esa vejación cuanto antes. Sin embargo, no alcanzaba llegar hasta sus huevos por 3 centímetros.

RUBÉN: Muy bien putita, se nota que eres un chupapollas... Pero veo que voy a tener que ayudarte.

Cogió mi cabeza con las dos manos para aplicarle un ritmo más acelerado. La empujaba hacia abajo para introducir por completo mi polla y le faltaba muy poco para conseguirlo. No había manera de llegar hasta el final y no era porque no lo intentaba. En ocasiones me mantenía la cabeza unos segundos con su polla introducida casi por completo, y aunque me produjera alguna que otra arcada, Rubén era fuerte y no me permitía ceder ni un centímetro.

RUBÉN: Mierda, va a costar más de lo que me pensaba... Ven aquí.

Se levantó y me hizo levantarme a mí también tirándome del pelo. Me tiró a su cama y me puso boca arriba, con mi polla apuntando al techo síntoma de que seguía caliente. Él se puso encima mío, mirando hacia mí, con una rodilla a cada uno de mis costados.

RUBÉN: Ya verás lo bien que nos lo vamos a pasar.

Rubén me escupió en la cara, como si no estuviera siendo lo suficientemente humillado hasta ese momento. Se inclinó hacía delante posando la punta de su polla en mis labios y yo empecé a subir y bajar mi cabeza, con la ayuda de mi cuello, para continuar con la mamada.

RUBÉN: Veo que le tienes ganas, putita...

Tras esa frase me empujó la frente hacia atrás y empezó a imprimir un movimiento de cadera fuerte y rápido, violento incluso. Me estaba follando la boca como un conejo y seguía intentando sumergir todo su rabo dentro de mi maltratada boca.

Cesaron sus embestidas y ahora me invitaba a chupar y tragarme sus huevos mientras se masturbaba con su mano. Con la otra mano cogió mi polla, la cual estaba a su espalda, y empezó a masturbarme. Eso me acabó de transformar y mi efusividad con su entrepierna se vio incrementada. Era un juguete en las manos de Rubén y este sabía perfectamente que, como y cuando hacer lo necesario para recibir por mi parte todo lo que el quisiera.

RUBÉN: Mirame a la cara, putita... Así me gusta... ¿Te gusta? Se nota que te mola ser una zorra...

Rubén estaba encendidísimo y pude dar muestra de ello cuando se levantó para cambiar la orientación de su cuerpo sin dejar de ofrecerme sus partes en mi cara. Ahora me daba la espalda y se inclinó hacia delante para encontrar mi polla en su boca. Fue directo a por ella y empezó a chupármela de forma veloz. No podía creermelo, ¡estábamos haciendo un 69!

Me encontraba más cachondo que nunca y le abracé la cintura para chuparle su polla con más ansias que nunca, no quería que acabara.

Estuvimos un buen rato en esa posición, cambiabamos rabo por huevos, besos por lametones... Estabamos cegados con la polla del otro. Tan cegados, que tardamos en percatarnos que la puerta estaba abierta y ahí se encontraba el padre de Rubén, mirando atónito todo aquello.

Continuará...