Producto de mis decisiones (Parte 3): Cap 86 y 87

Ricardo, Roberto, Rafa... demasiados enemigos contra Mario.

Capítulo 86

Entonces escuché la última voz que quería escuchar en el planeta, la de mi gran enemigo:

-Qué sí, que aquí mola mucho jajaja. Roberto me ha dicho que estaban libres.

“Qué hijo de puta”, pensé. Roberto nos había visto a Aina y a mí avanzar hacia esa zona. Se debería haber chivado a Ricardo. Un Ricardo que estaría en otra habitación y que ante ese chivatazo, iría ahí a jodernos la estancia. Lo que seguramente no sabría es que estábamos en medio polvo… así que nos había jodido pero bien.

Pero rápidamente se percató de la situación:

-Ostia parejita… no sabía que estabais en la fiesta… y menos aquí… follando jajaja.

Aina seguía incorporada encima de mí, aunque entre ese rato sin movernos y la pillada, se me había bajado la erección. Así que Aina se quitó de encima y se puso a mi lado, ambos mirando a Ricardo.

-No os preocupéis eh. Me alegro mucho que estéis bien, que el hecho que tu mujer se metiera mi polla en la boca no afecte en vuestra relación. Eso es madurez- Dijo Ricardo.

Ni Aina ni yo sabíamos qué decir, estábamos atónitos. Ricardo siguió:

-En fin continuad a lo vuestro eh, no os preocupéis. Aquí mi amiga Sofía y yo vamos a lo nuestro también.

Entonces me fijé en esa tal Sofía, una joven pelirroja que estaba bien buena. Con grandes pechos (no tanto como los de Aina) y una bonita cara, aunque de nuevo sin llegar al nivel de mi mujer. Una cara eso sí, que se parecía a la que había visto en la habitación del pasillo. Sería la misma pelirroja que se estaba follando Roberto… a saber.

El caso es que Sofía no dijo nada, parecía cortada ante esa situación aunque no tuvo problemas en quedarse completamente desnuda, al igual que Ricardo. Mis ojos se fueron directamente a su cuerpo, en esos bonitos pechos y una vagina totalmente depilada. Aina carraspeó ligeramente, siendo consciente de mi excesiva mirada.

Pero ambos seguíamos ahí, sin saber demasiado qué hacer. Nuestras prendas estaban un poco lejos, teníamos que levantarnos sí o sí y no era precisamente el mejor momento. Yo me quité el condón, pero no sabía si salir o no. Aunque esos dos rápidamente empezaron la acción.

Estaban ya en el otro jacuzzi cuando Sofía se puso exactamente sobre Ricardo, como Aina conmigo unos minutos antes. Aunque había algunas “ligeras” diferencias. Y es que en lugar de empezar a subir y bajar con suavidad, lo empezó a hacer bruscamente. Ricardo la ayudaba, poniendo una de sus manos sobre un hombro de la chica. La otra seguramente estaría por su cadera o culo. El ritmo era muy intenso y en apenas segundos, la chica empezó a gemir con ganas:

-AHHHH AH SÍ… venga Riqui más…. uff AH AH fóllame más más más…

Era el momento de irse. De hecho... ojalá no haber venido ni al jacuzzi ni a la fiesta. Me levanté yo para joder nuestras prendas. Me puse la mía y le di a Aina la suya, que se la puso también y me acompañó. Nos pusimos las camisetas y mi mujer la falda también, mientras seguíamos escuchando como esos dos seguían a lo suyo. En esa ocasión era Aina la que miraba de más, viendo a la nueva novia o ligue de Ricardo subiendo y bajando con intensidad por su polla.

Volvimos a cruzar el pasillo en dirección inversa, pasando por la habitación donde antes estaba Roberto con la chica. La puerta seguía abierta, di un vistazo y seguía Roberto aunque solo. Él me vio y me dedicó una ligera sonrisa. Me fui rápidamente hacia abajo, de nuevo derrotado.

Todo me salía mal, todo el mundo estaba en mi contra. Ya no tenía ni ganas ni energías de pelear más. No había pasado nada con Aina, pero tenía la sensación que simplemente me querían joder. No entendía el porqué, más allá de algún encontronazo con Ricardo, no merecía todo aquello. Aquellos planes, aquellas humillaciones. Estaba claro que esos tres tíos estaban juntos en esa pelea contra mí. Yo estaba solo, pidiendo la hora en una esquina.

Mi mujer y yo nos encontrábamos de nuevo en el punto de partida. En el salón principal, sin conocer a nadie y sin saber qué hacer. Entonces le propuse:

-Cielo… creo que lo mejor será que nos vayamos. Ya hemos cumplido con Rafa, hemos hecho acto de presencia… pero no pintamos nada.

-Pues sí la verdad. Vamos a casa y así follamos con tranquilidad jajaja- Respondió ella.

-Rafa debe estar a lo suyo… ya le darás las gracias otro día- Dije, antes de irnos hacia la salida.

Pero no todo podía ser tan fácil. Ya rozando la puerta, escuchamos la voz del anfitrión:

-¿Pero dónde vais?

Aina fue la que respondió:

-Bueno Rafa… no sabemos muy bien qué hacer y…

-Ah tranquilos. Ya he terminado la pequeña escena jeje. Espero que te haya gustado. Ahora haremos algunos juegos en el jardín y ya os podéis bañar y demás. Venga quedaros un rato- Dijo Rafa.

Mi mujer fue de nuevo hacia el salón y no me quedó otra que seguirla. De poder llegar a casa y follar con Aina… a tener que estar aún más rato en ese chalé infernal. Por lo menos no debería haber más sorpresas extrañas, como la grabación en el jardín. Aunque ese comentario de Rafa sobre los juegos tampoco me dejaba precisamente tranquilo.

Fuimos al jardín y efectivamente la gente estaba jugando a varios juegos. En una parte había como unos sacos para hacer carreras, en otro unos aros de colores en los suelos para ir saltando por ellos a la pata coja… Por suerte eran juegos bastante normales, aunque ya estaban en curso. Seguimos avanzando y había más actividades. Una cuerda para pasar doblado por debajo (donde varias chicas se retaban entre ellas) o unas dianas para jugar a los dardos.

Pese a no ser enorme, el jardín albergaba todo eso alrededor de la casa y se aprovechaba muy bien el espacio. También había un pequeño círculo de gente, que parecían jugar a cartas. Nada nos convencía, tampoco sabíamos cómo integrarnos, hasta que vimos una actividad libre. En un rincón había una alfombra de plástico con círculos de colores. Había que ir poniendo partes del cuerpo en los círculos de cada color, según tocara en una flecha. No había nadie ahí, ya que es alfombra estaba bastante escondida hacia el final del jardín. Así que empezamos a jugar.

Lo malo es que necesitábamos una tercera persona por lo menos, para tirar la flecha y elegir qué parte del cuerpo en qué color. Así que Aina se fue a buscar a Rafa. Este llegó y dijo:

-Venga va jeje. Os hago de árbitro. ¿Pero lo divertido sería con más gente no?

-Bueno de momento nosotros dos ya está bien- Dije, sin intención de que nadie nos jodiera un juego que podíamos hacer tranquilos mi mujer y yo.

Así que empezamos y fuimos moviéndonos por la alfombra. Que sí un pie el rojo, que si la mano al azul… así hasta quedar ambos en posiciones bastante absurdas. Aina tenía bastante más flexibilidad que yo, así que me ganó con facilidad ya que yo me caí. Entonces empezamos la segunda ronda, aunque con idéntico resultado.

Rafa se percató de la nula competencia en ese juego y dijo:

-Yo no estoy para estas cosas ya jeje. Pero seguro que hay gente que se anima. Dadme un segundo.

Entonces se fue a través del jardín, mientras Aina y yo nos mirábamos. Yo le dije:

-Nos lo estábamos pasando bien, no hace falta más gente.

-Pero si te estaba dando una paliza cari jajaja- Respondió ella.

-Tengo que bajar un poco la barriga la verdad- Le dije a mi mujer.

-Llevo tiempo diciéndolo.

Entonces apareció Rafa, acompañado. Y como no, de Roberto. Pero eso no era lo peor, es que segundos después apareció Ricardo. Eso tenía que ser una broma.

-Venga, ya sois cuatro, así mejor. El famoso “Rick The Dick” y el calvo del porno se unen al juego jejeje- Dijo Rafa riendo y cogiendo la flecha para empezar a dirigir el juego.

Me veía sobrepasado por la situación, no sabía cómo actuar. Aina simplemente se dirigió hacia la alfombra, así que no tuve más remedio que seguirla. Tampoco quería armar ningún escándalo.

Así que los cuatro fuimos participando, hasta que inevitablemente surgieron posturas que si podían incomodar a Aina, a mí directamente me tocaban los cojones. Ella estaba a cuatro patas, intentando mantener el equilibro. Mientras, Roberto estaba delante de ella, con su paquete muy cerca de la cara de mi mujer. De hecho, ella tenía que mirar hacia abajo si no quería tener ese aparato (solo tapado por un bañador slip) en su cara.

Pero es que Ricardo estaba es una posición parecida a Aina, aunque detrás. Así que también arrimaba su paquete tapado por un slip, aunque en su caso detrás del culo de mi chica. Mientras yo veía todo ese espectáculo en una posición de cangrejo, intentando no caer.

Pero si eso me pareció malo, lo que vino después fue casi peor. A Ricardo le tocó cambiar la posición de un pie, así que se giró y me puso prácticamente su paquete en mi boca. Solo de la impresión de tenerlo a escasos milímetros me caí. Estaba eliminado, pero mejor eso que tener la polla de Ricardo casi en la boca. Me retiré con Rafa y vi que la flecha no estaba en el color que le había tocado en teoría a Ricardo. Ese hijo de puta estaba dando las instrucciones que quería sin seguir la flecha.

Ya tuve suficiente y me fui al salón, con la esperanza de encontrar algún sofá libre. Aunque de camino, se me acercó Aina rápidamente:

-¿Pero qué te pasa?

-¿No lo ves Aina como se te arriman?- Le dije.

-Es un juego…

-Claro, poniendo sus pollas en nuestras caras. Qué casualidad… Yo me voy a sentar un rato.

-Tengo una idea mejor- Me dijo Aina.

-A ver…

-Le he comentado a Rafa lo del jacuzzi…

-¿Pero qué haces?- Dije casi gritando.

-Cálmate Mario joder. Me ha dicho que no pasa nada, que para eso están los jacuzzis también. Que es normal que queramos intimidad. Y que siente la interrupción de Ricardo…

-Joder le has contado eso…- Le dije a mi mujer, que respondió:

-Sí… pero vamos, que nos deja una habitación para nosotros solos.

-Y digo yo… ¿No sería mejor irnos a casa, mandar a tomar por culo a todos estos… y ahí ya follar?- Dije.

-Es que cari… estoy muy cachonda- Me confesó Aina.

-Joder con el jueguecito…

-¡Que no es por eso! Pero nos hemos quedado a medio polvo- Decía ella.

-Bueno, vamos. Pero como pase otra cosa extraña nos vamos- Le dije, esperando que por fin las cosas salieran bien y pudiéramos follar en paz.

Seguía a Aina hacia el piso de arriba y entramos a la habitación que estaba reservada para nosotros. Era bastante grande, aunque me extrañó que hubiera dos camas. Eso le comenté a mi mujer:

-Joder nos deja esta habitación con lo solicitadas que parecen estar… y es una doble.

-Ya… no sé. Debe ser la única libre. Y también le he dicho que no tardaríamos mucho, así que supongo que por un rato que la ocupemos le da igual, aunque sea doble- Me dijo Aina, jodiéndome de nuevo con sus comentarios.

No solamente le había contado a Rafa nuestro polvo fallido en el jacuzzi, si no que también le había dicho que solo follaríamos un rato, que no le ocuparíamos la habitación demasiado rato. El actor porno se estaría riendo de mi poco aguante en la cama.

Pero dejé esos pensamientos atrás y me puse en la cama con Aina, dispuestos a follar de una maldita vez.

Capítulo 87

Nos empezamos a besar y desnudar lentamente.

Quería joder a Rafa y ocuparle la habitación todo el tiempo posible. Intentaría pegarle a Aina el mejor polvo en mucho tiempo. Y tras eso, salir triunfante de la habitación con Aina de la mano, demostrando a esos hijos de puta que ya podían intentar mil artimañas que nunca se la podrían follar.

Así que me besé lentamente con Aina, con mucha pasión. Aunque ella estaba desatada, caliente según sus palabras por el polvo interrumpido. Se desnudó por completo, mientras me quitaba mis bermudas y me empezaba a masturbar. No estaba para demasiados preámbulos.

Tras un rato tocándome con las manos, al tener ya la polla dura Aina empezó a emplear su boca. Le retiré ligeramente su melena pelirroja oscura, observando como me la chupaba con gula. Esa imagen era impagable. Yo mientras le acariciaba un pecho, que estando ella encorvada era muy moldeable. Podía jugar con él con total libertad, amasándolo, estirándolo hacia arriba y hacia abajo. Para luego pasar al otro pecho, no se fuera a poner celoso.

Quería prolongar más esa mamada, pero mi polla estaba a punto de explotar. Le pedí un pequeño descanso, a lo que ella se fue a buscar su bolso para sacar otro condón. Volvió y me lo puso, para entonces incorporarse encima de mí, en una postura idéntica a la de un rato antes en el jacuzzi. Aunque esta vez yo estaba completamente estirado en la cama, en una posición mucho más cómoda.

Aina empezó a cabalgarme con ansia, mientras yo iba poniendo mis manos o sobre sus caderas o sobre sus pechos. También nos cogimos de la mano, mientras ella seguía botando encima de mí. Tras eso, puso sus manos sobre su cabeza a la vez que gemía.

-AHHH SII AH AH AH… joder Mario así sí… AH AH AH AH…

Esos gemidos más intensos denotaban que estaba a punto de llegar al orgasmo. Pero sucedió algo increíble. Se abrió la puerta de repente. Aina paró de botar, aún sin alcanzar el culmen. Nos giramos ambos y vimos a dos rostros conocidos.

Primero a Ricardo, como no. Ya nos había interrumpido en el jacuzzi y ahora lo hacía en esa habitación, en teoría reservada para nosotros. Pero es que acompañante no era la chica de antes… era Lara. Yo no entendía nada, aunque ahí seguíamos en la misma posición Aina y yo.

Ricardo de nuevo rompió el silencio:

-Podéis seguir eh jajaja. Siento la segunda interrupción… es que no hay más camas libres y Lara pues necesita un poco de acción jajaja.

Lara no dijo nada, pero vi como esbozaba una sonrisa. Aina dijo entonces:

-Sigue cari… no pares…

Yo la seguí ayudando a que botara encima de mi polla, agarrándola de las caderas e imprimiendo más ritmo. Pero al mismo tiempo veía como Ricardo y Lara se ponían a la cama de al lado (estaban ambas prácticamente pegadas) y se comenzaban a liar.

Seguía sin entender nada, como Aina quería seguir follando aunque estuvieran esos dos al lado. Ellos se desnudaron por completo y tras eso, Lara empezó a comérsela a Ricardo. Yo me fijé en Aina, como inclinaba ligeramente la cabeza para ver qué hacía la otra pareja. Aunque sin dejar de botar.

Lara seguía chupando hasta que pareció tener suficiente y se puso encima de Ricardo, imitando nuestra posición. De nuevo, él ejercía un ritmo superior al mío, arrancando varios gemidos y gritos a Lara:

-AH AH AHHHHHHH DALE OSTIA…. AHHHH UFFF.

-Qué bien follas cabrona…- Decía él, mientras Lara seguía gimiendo:

-VAMOSSSS AHHHH UFFF… AHHHH OHHH SIIII SI SIIIII…

Yo no aguanté más, ante tanto grito me corrí. La situación era tan excitante que no pude durar demasiado. Aina lo notó, al igual que yo noté su ligera decepción.

Y entonces pasó algo muy extraño. Aina me quitó el condón y me intentaba masturbar, para que mi polla cogiera volumen y poder volver a la carga. Pese a eso, lo más lógico es que esa erección fuera muy difícil de conseguir. Pero lo más raro fue que la otra pareja paró al vernos. Lara vino hacia mí y sustituyó a Aina. Mi mujer y yo nos quedamos de piedra.

Me estuvo tocando el pene apenas cinco o diez segundos… y empezó a coger forma.

Entonces Ricardo soltó:

-Ya te lo dije amigo, a veces son necesarias nuevas experiencias. Así un matrimonio en crisis se fortalece.

Yo seguía en shock, recibiendo las atenciones de Lara y viendo como Aina no decía ni hacía nada. Ricardo siguió:

-Encima Lara está consiguiendo algo inaudito parece jajaja. Se nota que te mola. ¿Te lo dije o no Aina?

Tras esa frase de Ricardo, me giré y vi como Aina estaba junto a él. Cara a cara, desnudos,  a punto de besarse. Vi como él ponía sus labios en el cuello de mi mujer, agarrando esa misma zona con una mano. La otra, la empezaba a dirigir a la entrepierna desnuda de Aina. La estaba a punto de masturbar, se estaban a punto de besar. Y Lara consiguió que mi polla ganara volumen, por lo que paró y empezó a bajar ligeramente su cabeza.

Entonces le dije a mi mujer:

-¿Lo sabías no?

Lara paró, no llegó a lamer mi pene por centímetros. Aina también paró, apartando ligeramente a Ricardo. Yo seguí:

-Querías esto… un intercambio. ¿Te crees que esto no es infidelidad no?

-No es eso Mario…

-Que te den por culo. De hecho Ricardo estará encantado de ayudarte- Tras decir eso, aparté del todo a Lara y me empecé a poner mis bermudas y camiseta.

Aina se me acercó y dijo en voz baja:

-No sé qué me pasa últimamente… te prometo que no es premeditado. Rafa me dijo que nos prestaba la habitación… y Ricardo dijo que quería probar una cosa con Lara.

Yo seguía vistiéndome, sin tan siquiera mirarla. Aina seguía:

-Me dijo que os gustáis, que ha habido siempre algo más que amistad. Que quería probar nuestros límites… pero no ha sido premeditado de verdad cielo… no sé qué me pasa…

-Que eres una golfa, eso te pasa- Respondí en seco.

-Mario…

-Que hace tiempo que estás deseando follarte a este capullo. Pues adelante, vía libre- Respondí.

-Lo hago por nosotros Mario- Dijo ella, sorprendiéndome.

-Claro jajajajajajaja te quieres follar a ese gilipollas por mí.

-No… joder vente- Tras decir eso, Aina se puso el bikini también y nos salimos de la habitación. Nos apartamos un poco y me dijo:

-Ricardo nos dará trabajo.

-¿A cambio de que te lo folles no?- Le dije a Aina.

-Joder que no… que ha surgido así. Me ha dicho antes que estaba afectado por lo ocurrido, que eres su amigo y no debería haber secretos. Que sí, que le atraigo, pero no hará nada contra tu voluntad… por eso nos ofrece trabajo en la empresa a ambos.

-Sigo sin ver el sentido- Le dije, a lo que ella respondió:

-Solo me ha pedido esto, que hiciéramos la prueba en la habitación a ver como reaccionabas. Lara estaba en otra habitación haciendo… en fin ya sabes. Y la ha llamado para probar esto, a ver si realmente eres fiel.

-¡Pues claro que soy fiel! ¿Qué te pensabas? ¿Que porque Lara me quiera tocar la polla me la iba a follar? Estáis todos enfermos. Ricardo, Roberto, Rafa, Lara, Carla, tú…

-Por favor Mario… solo quería ver qué pasaba. Y así tenemos trabajo, nos pagarán mucho- Me decía mi mujer.

-¿Pero tú te crees que quiero trabajar para Ricardo? ¿O qué quiero que tú vuelvas a trabajar para él?- Pregunté.

-Sería algo distinto… tú y yo en el mismo departamento. Ambos juntos, sin nada raro. Y Ricardo apenas se deja ver por ahí, a parte que es otra oficina distinta.

-Pero es que más allá de esto… ¿Te lo hubieras follado?- Pregunté esta vez.

-¿Cómo dices?- Soltó Aina.

-Pues eso. Que si Lara me la llega a chupar… te hubieras follado a Ricardo.

-No lo sé Mario… es todo muy raro últimamente. Te quiero… no quiero hacerte daño… pero es que estaba muy cachonda…- Dijo ella.

-Y lo sigues estando, porque no te has corrido. Pues nada ya sabes, ahí dentro está Ricardo. Te lo follas, vas a trabajar con él. Y luego vengo yo a la oficina y que me folle a mí también. Y todos contentos- Tras decir eso, me fui hacia abajo.

Me quería ir de ese chalé de mierda. No sabía dónde, pero irme. No entendía nada. Como el sexo, como un calentón… podía tirar por tierra años de relación. Como Aina podía pensar que esa prueba absurda nos traería algo positivo.

Salí del chalé y me fui al coche, rumbo a mi casa. Sabía que si dejaba ahí sola a Aina, terminaría follada. Sí o sí. El asunto se estaba fraguando desde hacía tiempo y dejarla ahí indefensa era una clara rendición por mi parte. Pero pensé entonces en las palabras de Marcos. En que si la otra persona quiere ser fiel… ¿Vale la pena realmente evitarlo?

Dejar que las cosas fluyan, no luchar por evitar algo que la otra persona desea. Al final, solo consigues retrasar lo inevitable. O aún peor, vivir en una mentira. Por otro lado, luchar al máximo por esa fidelidad, intentar defenderte del temporal y de esa mala racha. Si finalmente pasa el mal tiempo y no ha habido infidelidad, la relación puede ser más fuerte que nunca. Al fin y al cabo, siempre puede haber tentaciones. Y por pequeños detalles, una relación puede tomar una deriva u otra.

No tenía ni idea de qué hacer, así que llamé a Marcos. Le conté un poco por encima la situación y me dijo:

-Uff Mario… qué quieres que te diga. No me pongas en este compromiso.

-¿Pero tú qué harías? No me digas lo correcto, ni lo teóricamente mejor. Tú qué harías si pasas por algo así con Núria…

-Pues sinceramente lucharía. No es lo correcto… no. Siempre he pensado que si ella me quiere ser infiel… que lo sea. Pero una cosa es pensarlo y otra vivirlo. Si me pasa lo tuyo, viendo como está el tema… creo que lucharía- Me dijo Marcos.

-Estoy hecho un lío…- Respondí.

-Normal Mario normal… Pero piensa que puede ser la última vez que veis a Ricardo. Todo ha venido por él, le ha comido el coco a Aina seguro. Si sales de esa casa con ella de la mano y conseguís perder el contacto definitivamente con esa gente…

-Ese es el tema. Que no sé si realmente no les veremos más. Sobretodo a Ricardo. E igualmente… si Aina ya tendrá esta mentalidad más abierta… o lo que le pase- Le dije a mi amigo.

-Eso sí que deberíais hablarlo. Pero bien y con calma. Está claro que algo le pasa y con secretos no vais a ningún lado- Me dijo finalmente.

Me despedí de él y decidí volver al chalé para llevarme a Aina. Realmente quería eso, hablar las cosas. Si tras hablar lo teníamos que dejar, o ella necesitaba algo que yo no le podía dar… pues por lo menos no habría secretos y yo sabría sus intenciones. Necesitaba aclarar esa duda, saber qué pasaba por su cabeza.

No había recorrido demasiado camino con el coche así que aparqué de nuevo en el mismo sitio en pocos minutos y entré en la casa. Llamé al timbre y me abrieron sin preguntar siquiera. Ahora venía el otro problema, encontrar a Aina. Pero entonces me encontré con Rafa en el salón.

-Me imaginaba que volverías jeje. Vente, te llevo con tu esposa… está destrozada.

No sabía si creerle, pero no me quedaba otra que seguirle. Estábamos aún en el piso de abajo, cruzando un pasillo llegamos a una sala. Rafa me dijo:

-Ves, esta es una pequeña sala de control. Tengo varias cámaras. Una en la entrada, otras en el jardín. También una en el salón y otra arriba. Pero hay una un poco más íntima… que está en mi habitación, también arriba.

Entonces le miré perplejo y terminó diciendo:

-Ves, en esta pantalla puedes ir cambiando de cámara. La número 3 es la de mi habitación, aprieta ese número si quieres ver como siguen destrozando a tu mujer.