Producto de mis decisiones (Parte 3): Cap 78 y 79

Aina toma su decisión laboral y queda con Carla para aclarar lo ocurrido en la sauna.

Capítulo 78

Mil pensamientos extraños inundaron mi cabeza.

Esa frase maldita nunca podía traer buenas noticias. Me quedé ahí paralizado, barajando miles de hipótesis, haciendo funcionar mi cerebro a toda máquina. Aún así, ninguna de esas hipótesis era concreta. Todo se resumía en Ricardo. En que se lo había encontrado, en que él habría lavado el coco a mi mujer. En que la hubiera puesto de nuevo en mi contra… o en la posibilidad de otro encuentro sexual.

Tras esos segundos con la sangre helada, Aina resolvió el “misterio”:

-A ver, que te has puesto blanco. No te preocupes que no es nada grave, pero siéntate.

Ese “siéntate” tampoco podía traer demasiadas buenas noticias. Pero me senté. Aina siguió ante mi silencio:

-He visto a Ricardo… por primera vez tras… tras ya sabes.

La primera parte de mi hipótesis se confirmaba y mi sangre directamente estaba ya dura. De nuevo mi silencio y de nuevo su relato:

-No hemos hablado nada del tema. No estábamos ninguno por la labor. Simplemente le he dicho que necesito un tiempo para desconectar… y que quería irme de la empresa. Entonces bueno… me ha dicho que lo respeta…

“Que no venga el pero, que no venga el pero…” Pensaba yo.

-Pero que lo mejor sería tomarme unas semanas de vacaciones.

“MIERDA”. Pensé, aunque dije algo más suave:

-Ah… pues vaya.

-Me ha comentado que me puede dar dos semanas pero le he pedido tres. Ha pensando unos segundos y me ha respondido que vale. Sería contando desde hoy… y le he dicho que sí… pero no te enfades. Lo tengo todo calculado- Decía ella.

-¿Calculado?

-Sí cari. Quedan justo tres semanas para terminar el mes. Así que cobraré todo el mes de Mayo, que es una pasta que no me da el paro ni en varios meses juntos. Y joder… sin hacer nada sabes. Cuando termine el mes y las vacaciones voy y dimito- Me dijo.

-Pero… ¿puedes hacer eso?- Pregunté.

-Que sí que sí. Cobro el mes entero… y apenas habré trabajado una semana. Joder es un chollo… y una pequeña venganza a Ricardo.

-Pero no sé si colará… o sea es raro que te deje hacerlo- Comentaba yo.

-Bueno, supongo que entiende mi situación y a lo mejor se siente culpable… no lo sé. A ver dos semanas me corresponden igual. La tercera dice que la asignará como trabajo mío en casa para un proyecto. Pero que lógicamente no tengo que hacer nada, ya se encarga él.

-Pero joder tres semanas… si fueran dos vale, pero es mucho tres aunque haya eso del proyecto que dices… y que no me huele nada bien- Dije.

-Por eso, mejor aprovecharlo. Simplemente es un proyecto que hará él y dirá que ha requerido mi ayuda. Total no hay casi trabajo en estas fechas en el departamento. La decisión la ha tomado él, si la ha cagado ya le dirán algo desde arriba, a mí que me quiten lo “bailao”.

Después de decirme eso, nos pusimos a comer. Si realmente podía estar tres semanas sin hacer nada y cobrar el mes entero, sería un plan cojonudo. No entendía el motivo que tenía Ricardo en darle esas facilidades. Si pensaba que se podía ganar de nuevo su confianza estaba muy equivocado, ya que al terminar esas tres semanas, Aina presentaría su dimisión.

Tras la comida, una nueva charla, en este caso para hablar sobre su “plan” para la quedada con Carla:

-A ver cari, te cuento. Lo que te dije ayer de quedar con Carla para que confiese. Lo he estado pensando y mira, te cuento lo que vamos a hacer.

-Miedo me das…

-Shh cállate. Haremos que venga aquí. Ella no sabe nada de nosotros. Le diré que llevo aquí en casa desde ese día, porque tú te fuiste con Marcos y Núria… que eso es verdad. Pero la gracia del asunto es que estarás tú aquí- Me contó, a lo que respondí escuetamente:

-Vale…

-Podría quedar con ella para tomar algo, pero quiero que estés tú y así escuches todo. Y si le digo de venir contigo… no sé si querría- Me decía Aina.

-Pero si viene aquí y estoy…

-A eso voy Mario. Estarás escondido. La cosa es que quedemos ambas aquí para poder hablar con tranquilidad. Pero tú estarás escondido escuchando todo. Así ella se abrirá conmigo, sin miedo a que tú escuches nada. Quien sabe, a lo mejor te tira mierda o algo… cosa que no haría si estás delante… lo único que quiero es que sea sincera conmigo y tú puedas escucharlo todo- Me terminó de contar.

Acepté el plan. Así que solo faltaba que ambas quedaran en el día y hora. No era mal plan, parecía hasta mío. A ver si en su caso también la cagaba como yo con mis planes… o por el contrario le salía bien. Realmente tenía su lógica. Carla podría intentar lavar su imagen en caso de confesar lo de la tablet. Tenía mucha curiosidad por saber qué excusa se inventaba para habernos hecho eso.

Carla podría sentirse más cómoda sin mi presencia y así ser más sincera. Mientras que yo estaría escondido y podría saber de primera mano lo ocurrido. También existía la opción de grabarlo, pero pudiendo elegir era mejor sin duda escucharlo en directo.

Comimos y pasaron las horas hasta que a media tarde, mi mujer se decidió a llamar a su amiga. Yo pude escuchar lo que decía Aina:

-Hola… ya, lo siento. No estaba para hablar con nadie… ya ya. Bueno me gustaría poder hablar contigo, tengo la cabeza hecha un lío… vale… a ver estoy sola en casa, si quieres pasarte un rato…. vale sí, venga perfecto, hasta ahora.

Aina colgó y me dijo:

-Pues ahora vendrá, bueno en una horita o así. Así que nada… a esperar.

-Y qué hacemos entonces…

-Bueno, creo que lo mejor es que ella y yo nos quedemos en el salón hablando. Tú desde nuestro dormitorio deberías escuchar todo con claridad, aún con la puerta cerrada. Pero no la cagues eh, que no nos pille.

Yo asentí con la cabeza, pensando por mis adentros que ella no tenía porque preocuparse. Si algo se me daba bien, era precisamente esconderme y espiar a la gente.

Pasó aproximadamente la hora y sonó el timbre. Entonces me fui a nuestra habitación y cerré la puerta. Aina abrió, solo me quedaba escuchar. Estaba preparado para cualquier excusa que esa mala perra. Estaba seguro que intentaría exculparse de cualquier forma posible. Y sino a ella misma, a Ricardo. Tenía la ligera idea incluso, de que él usaría a Carla como peón, que la sacrificaría en esa partida de ajedrez… como hizo en su día con Juan Carlos, Lara, Roberto, etc. Me había jodido, había conseguido hacer sexo oral y humillarme al “obligarme” a verlo. Así que podía perder a Carla, que ya había conseguido mucho.

Escuché como se abría y cerraba la puerta de nuestro piso. Carla ya estaría dentro. Unos segundos de silencio que deberían suponer un abrazo o algo del estilo… y entonces las primeras palabras de Carla:

-Siento si he hecho algo mal....

-Sé que lo sientes… a ver sentémonos.

Tras otra pausa, suponía para sentarse, Carla siguió:

-Soy imbécil, no merezco tu amistad.

En efecto, mi segunda hipótesis tomaba forma. No se autoexculpaba ella, sino que se atribuía toda la culpa. Ricardo como no, saldría indemne.

Aina dijo entonces:

-Te dejo que me expliques… solo diré que Mario sabe lo que ocurrió seguro, porque no me habla, no me coge el teléfono ni lee los mensajes. No se ha ido porque sí, tiene que saber lo que pasó con Ricardo en la sauna. Y tú eres su novia… o follamiga no sé, pero estoy segura que lo sabes.

-Sí… cuando te fuiste y no me contestabas supe que la había jodido. Pero no sé por donde empezar…- Decía Carla.

-Por el principio.

-A ver Aina… me gustas.

-¿CÓMO?- Dijo Aina al instante. La misma palabra que casi suelto yo al escuchar esa declaración de Carla.

-Joder… me tomarás por loca…

-No a ver… sigue- Le decía mi mujer.

-Siempre he sentido una atracción por ti, pero sin más. Siempre nos hemos divertido juntas pero nunca di el paso. Y siempre he estado con novio... Eres guapísima y estás mega buena pero ya está sabes. Pero entonces tuve un encuentro sexual con Ricardo y no sé… como que despertaron otros sentimientos en mí sabes- Contaba Carla.

-Te entiendo…

-Entonces… durante este tiempo y con tanta excitación, pues como que te miraba ya en plan sexual sabes, no sé mi me explico.

-Más o menos- Respondió Aina con serenidad.

-Y nada que estaba mazo rallada con todo esto. Y ahí entra lo de Riqui. Me hablaba siempre de ti, de que merecías algo mejor… yo también le contaba algunas cosas tuyas sabes… no sé tía. Como que ambos nos íbamos poniendo de acuerdo en que nos molabas.

-Joder Carla…

-Y me lió. Son varias cosas pero ya no tienen importancia. La punta del hielo fue el otro día en la sauna.

-¿Qué hielo?- Preguntó Aina.

-Eso del titanic…

-Ah la punta del iceberg- Le corrigió mi mujer, a lo que Carla siguió:

-Sí sí algo así. Pero vamos, que para ese día me convenció de hacer algo muy gordo… él como que se la tiene jurada a Mario sabes. Y ya no solamente le molabas, sino que quería hacerlo a lo grande y que lo supiera él… pero que lo supiera bien.

Entonces Aina confesó:

-Bueno vamos al grano, Mario me contó lo de la encerrona, la tablet, etc. Es lo único que me ha dicho y te vio por ahí. Así que de verdad… al grano por favor y sin mentiras.

-Pff… ostia puta. Pues tal cual te habrá dicho. Riqui conocía a un gorila de ahí y ese le encerró en un cuarto chungo. Yo dejé la tablet ahí… conectada con un móvil que escondimos en la sauna VIP. Todo lo ideó él, compró los aparatos y demás para hacer todo eso sabes… pero soy cómplice- Dijo Carla.

-¿Te parece normal hacerme esto? Hacernos esto…

-Lo siento chocho…

-Ni chocho ni pollas, es muy fuerte todo esto. Colaborar en que sea infiel a mi marido, encima siendo grabada teniendo sexo y viéndolo él en directo, porque le encerrasteis. Es muy fuerte… es un delito- Dijo Aina, cabreada.

-No pensaba en nada, en las consecuencias ni nada sabes. Él es mi chico y tú… pues ostia. Me convenció que si él podía follarte, la siguiente sería yo. Que hasta podríamos hacer un trío…

-Ya he escuchado suficiente, fuera de mi casa…- Dijo Aina.

-Fue por amor, te lo juro tía. He sentido una conexión muy fuerte tras tantos años contigo… no sé qué me pasó, pero con Ricardo como que ese deseo de tener algo contigo despertó y…

-FUERA DE MI CASA HE DICHO.

Tras ese grito, pensé en salir de la habitación y ayudar, por si alguna de las dos se ponían violentas, pero no hizo falta, ya que escuché de nuevo el ruido de la puerta al abrirse y cerrarse.

Capítulo 79

Entonces la puerta que se abrió fue la de nuestra habitación.

Entró Aina en ella, con lágrimas en los ojos. Yo me levanté de la cama y se me abalanzó, dándome un abrazo.

-Por qué Mario… por qué la gente es así…- Decía, llorando.

-Creo que cada persona es un mundo… no sé. Al final ya no sabes ni de quien fiarte- Le dije yo.

-Todo es una mierda… acabo de perder a mi mejor amiga… porque estaba enamorada de mí…

-Bueno, sabes que últimamente Carla no me cae precisamente genial. Y menos tras todo esto. Pero sinceramente… todas estas cosas sabes desde cuando están pasando no…

-Sí- Me respondió firmemente mi mujer.

-Raquel, Mauri, Rocío, Miguel… algunas cosas de las que ocurrieron no se asemejaban a sus personalidades. Lo mismo con Lara y Juan Carlos, serán unos frescos ambos pero cruzaron una línea. Carla igual… podía ser infiel claro que sí. Pero lo fue con Ricardo… como no. Y yendo incluso ella a por ti, su mejor amiga. Ese enfermo destroza todo lo que toca. Hasta a mí me ha cambiado, haciéndome más celoso e inseguro, cagándola muchas veces- Le confesé a Aina.

-Si tienes razón… están siendo unos meses muy raros. Todo desde ese reencuentro en aquel antro. Teníamos una vida buena y tranquila y todo se ha descontrolado. Es verdad que no es casualidad, toda esa gente ha actuado mal a raíz de la aparición de Ricardo- Me dijo ella.

-Así es.

-Yo misma te he sido infiel… y nunca ni se me hubiera pasado por la cabeza. Núria con el beso, luego Carla dejando a Javi… y lo que dices de Rocío y Raquel que no sé demasiado del tema… pero vamos supongo que habrán tenido sus cosas- Me decía ella.

-Sí… pero bueno es pasado. El tema es Ricardo, que no nos trae nada bueno.

-Pues sí. Pero bueno vamos a disfrutar estas semanas y cuando vuelva al trabajo me voy y le mando a tomar por culo- Decía Aina, mientras que yo añadí:

-Sí… no le necesitas para nada. Ya viste que podías ir a trabajar sola igual, como antes. Tienes tu coche y carné. Ya sé que no te mola mucho, pero bueno… encontrarás un trabajo cerca y no tendrás que conducir por carretera.

-Sí, eso espero…

-Que sí cielo. Eres una mujer independiente. Ya sé que no te gustan los cambios, a mí tampoco. Pero vamos a intentar corregir todo esto poco a poco y volver a la normalidad- Le dije a mi mujer.

-Es que la economía está tan jodida…

-Tranquila, tendrás algo de paro y yo sigo cobrando un buen suelo. Aunque no encuentres trabajo en unos meses, tenemos todo asegurado. Con mi sueldo cubro el alquiler, facturas, ambos coches… supongo- Dije, con dudas sobre todo eso.

Y es que aunque mi sueldo no estaba mal, tampoco era un tesoro. Y los gastos abundaban. Como le había dicho a Aina, cada mes teníamos que pagar el alquiler del piso, así como las cuotas de ambos coches que valían bastante, así como las facturas correspondientes… que en España eran casi hasta por respirar.

Entonces Aina dijo:

-Bueno… con mi paro imagino que llegaremos… pero lo ideal sería ahorrar para un futuro poder pagar la entrada y la hipoteca… si nos venden el piso este.

-Bueno partido a partido. De momento a disfrutar de las vacaciones y eso ya se verá. A parte nunca he pedido un aumento y me lo merezco… podría probar estos días.

-No sé yo eh cari… es arriesgado- Me advirtió Aina.

-Nada, no te preocupes. Me tienen muy buena consideración y nunca pido nada, ya preguntaré a ver- Le dije yo.

-Vale… y nada en cuanto a Carla a tomar por culo también- Soltó de golpe mi mujer.

-Sí… lo mismo que te digo con lo del trabajo. Ya encontrarás amigas que valgan la pena- Dije, aunque ella añadió:

-Bueno… con lo social que soy…

-Te pasa como a mí jaja nos cuesta abrirnos. Pero una vez tenemos confianza, podemos hacer migas con mucha gente interesante. A parte ahora podremos ir quedando con Núria y Marcos, ya nos presentaran a su gente que seguro son majos- Le dije, para zanjar la conversación.

Terminó el día y por la mañana siguiente, al ir al trabajo, intenté algo un poco arriesgado. Pero merecía la pena. Quería adelantar mis vacaciones, para hacerlas coincidir con las de Aina. Aunque luego ella estaría en paro y también tendría tiempo libre, existía la posibilidad de que encontrara trabajo pronto. Era lo ideal evidentemente, pero entonces por primera vez en mucho tiempo, no tendríamos unas vacaciones largas al mismo tiempo.

Lo pregunté a mi jefa y me dijo que imposible, que los resultados en mi departamento no estaban llegando y necesitaban muchas manos en esos momentos. Que me olvidara de vacaciones hasta Julio o Agosto. Así que nada, mi ilusión truncada, aunque por las tardes sí que podríamos disfrutar de tiempo libre. No le comenté nada del tema a Aina, no quería disgustarla ni mostrarle esa realidad que no me gustaba nada. Que aunque mi posición no era mala, seguía siendo un mindundi prácticamente. Yo también merecía un trabajo mejor.

Al llegar a casa por suerte, Aina había encontrado una especie de pasatiempo. Me preocupaba que haría sola todas las mañanas. No por el tema de engañarme, sino por aburrirse. Con tantas amistades truncadas, sobretodo la de Carla, no tendría mucho que hacer. Pero fue cuando me dijo:

-Caaari, vente.

-Dime cielo- Le dije.

-Pues que he estado hablando un poco con Núria de todo… de lo de Carla, el trabajo y tal… ¿No te molesta no?

-No no, para nada. Ella y Marcos son los pocos que nos han demostrado que son gente de confianza- Respondí con sinceridad.

-Pues sí. Y nada, que como ella no trabaja, iremos algunas mañanas a tomar algo, a su casa a hacer ejercicio y tal. Ella tiene varias máquinas de esas caras… que hace meses me dijiste que no valían la pena jajaja.

-Sí… tendríamos que haberlas comprado y a la mierda el gimnasio de Roberto.

-Pues sí… pero vamos. Que Núria tiene varias cosas así, también una consola así para moverte con minijuegos… vamos que me ha invitado a que me pase algunas mañanas y hacemos ejercicio. Y eso, luego a tomar algo y tal…- Me dijo, a lo que respondí:

-Pues me alegro mucho de verdad. Espero que con Núria tengas muy buen rollo porque es muy buena tía.

-Sí sí. Me hace mucha ilusión conocerla más y conectar. Y sé que no tiene ningún interés oculto ni quiere joderme… no creo que sea bisexual jajaja.

-Bueno tampoco creo que Carla lo sea. Ricardo le lavó el cerebro y mira, se tiraría hasta a una piedra.

Ese comentario mío no pareció sentarle demasiado bien a mi mujer. Prácticamente la había comparado con una piedra, aunque no era ni de lejos mi intención. Hubiera sido más inteligente decir que ella estaba muy buena y por eso Carla, aún siendo hetero, se fijaba en ella. Pero se me ocurrió después, ya tarde.

Pasó el resto del día sin complicaciones y al siguiente, al llegar yo a casa del trabajo, Aina me dijo:

-Caaari, ¡Me lo ha pasado genial!

-¿Y eso?- Pregunté

-Pues nada, he ido un rato a casa de Núria y Marcos he estado con ella probando su videoconsola. Estoy muerta jajaja hemos jugado al tenis, a bolos… incluso Running virtual.

Aina me contaba eso con un brillo especial en sus ojos. Sin duda que lo había pasado mal durante todos esos acontecimientos pasados. Tanto su infidelidad y el temor a perderme, como la confesión de Carla y en ese caso sí su pérdida… fueron golpes muy duros. Parecía que con Núria podía recuperar esa ilusión perdida, volver a tener una amiga en quien confiar… una amiga que sí me caía bien a diferencia de Carla.

Mi mujer seguía con su explicación:

-Yo que me pensaba que esos juegos eran para frikis jajaja. Pues está genial en serio. No hemos tenido tiempo ni de ir a tomar algo jajaja. Mañana volveré a ir un rato, así probaré las máquinas también.

Me hacía muy feliz verla así. De nuevo pensaba, que pese a su dolorosa infidelidad, había valido incluso la pena. Carla no molestaría más, Ricardo tampoco. Había conseguido más o menos su propósito, pero a cambio de ese entrante… se había quedado sin el plato principal. No se había podido follar a Aina y sería ya imposible.

La suerte esta vez sí, parecía sonreírme. Marcos y Núria eran los mejores amigos posibles, sobretodo para la situación en la que estábamos. En algún momento Aina a lo mejor querría recuperar la rutina de ir a tomar algo con más gente en los fines de semana, o charlar en grupo con gente más animada. Pero era un problema menor. Para el día a día (sobretodo en esas vacaciones) había encontrado a una buena amiga con quien pasar el tiempo.

Y así pasaron los días… y las semanas. Con Aina yendo casi todas las mañanas a casa de Núria y Marcos. Jugando con ella a la consola de movimiento, ejercitándose en distintas máquinas que tenía la anfitriona, etc. También tenían tiempo de ir a una cafetería a tomar algo, ir de compras… y criticarnos a Marcos y a mí seguramente. Pero de buenas, como puede hacer cualquier esposa. No como con Carla, que me pondría a parir para joderme de verdad.

Una Carla de la que no teníamos más noticias, hasta la última semana de mes. El primer día en concreto, el lunes, llegué del trabajo y Aina me dijo:

-Me ha enviado un mensaje Carla… que lo ha dejado definitivamente con Ricardo. Desde que vino a casa y se destapó todo… pues mira. Imagino que nada ha sido igual para ellos. Y nada eso, me ha dicho que lo han dejado y que en un futuro le gustaría verme.

-¿Y qué le has contestado?- Pregunté

-Que no. Estoy genial con Núria, no necesito a esa falsa. El tiempo dirá, pero ahora mismo estoy bien así.

Tras esas palabras, hicimos el amor. Ese era otro de los motivos de querer tener vacaciones al mismo tiempo que Aina. Poder estar ambos relajados y follar como conejos. Pero al no tener vacaciones, yo llegaba realmente cansado a casa y no siempre lo hacíamos. En las dos semanas anteriores, apenas tres veces durante cada una. Y aunque era lunes y ya haríamos el primero, con el transcurso de la semana me iría agotando algo más y las ganas de hacerlo se irían. Eso me solía pasar, como en las otras dos semanas.

Echamos el polvo sin demasiado misterio. En la cama ambos, empezando ella a masturbarme para que mi pene estuviera erecto. Tras eso, me empezaba a practicar sexo oral y yo la masturbaba. Solíamos ponernos en 69 también para ir haciendo ambos nuestras cositas. No demasiado, sino me correría.

Tras eso, me recostaba en la cama estirado boca arriba, ella cogía un condón, me lo ponía… y a cabalgar. No sé si era su postura favorita, pero la mía sin duda que sí. No tenía que hacer nada yo, estaba ahí estirando viendo a mi chica botar y botar. Cogiéndome por las caderas algunas veces, otras por las piernas. Mientras yo también cambiaba la posición de mis manos, alternando entre sus enormes pechos de plastilina con sus anchas caderas de diosa.

De vez en cuando bajaba un poco su postura para poder besarnos. Entonces agarraba sus nalgas con mis manos y hacía un movimiento de arriba a abajo. No demasiado porque si no me correría pronto, pero lo suficiente para excitarla un poco más con ese aumento de ritmo. Entonces ella se volvía a poner derecha… y a seguir botando. Veía su espectacular cara de placer. Esos ojos entreabiertos, mirándome con cara de perra. Se mordía el labio de vez en cuando, se lo mojaba con la lengua. A veces incluso intentaba no mirarla demasiado a la cara, porque si la miraba muchos segundos seguidos, directamente me corría.

Así fue el polvo ese día y la mayoría de los anteriores en esas vacaciones de Aina. Pero yo no tenía vacaciones, así que seguí trabajando. Pero llegó el viernes y pensé en que era el momento exacto de jugármela. De dar un golpe de efecto. Aina terminaba su periodo de relax y tendría que dejar ya el trabajo, quedándose en desempleo. Buscaría otro trabajo naturalmente, pero hasta que lo encontrara, teníamos bastantes pagos a los que hacer frente.

Así que ese viernes me atreví a pedir el aumento de suelo que creía merecer desde hacía tiempo. No solo eso, sino que quería un puesto de más responsabilidad, acorde con mis estudios y mis años de experiencia. También acorde a mi trayectoria en la empresa, con buenos resultados exceptuando los últimos meses… coincidiendo con todo el lío con Aina y Ricardo.

Lo pedí… pero no resultó exactamente como quería. Llegué en casa, aún en shock y con la mente en blanco, pensando en como contárselo a mi mujer.