Producto de mis decisiones (Parte 3): Cap 67 y 68

Empieza el puente de Mayo con el viaje de Aina, Mario, Carla y Ricardo.

Capítulo 67

-Ah, pues qué bien.

Esa fue mi respuesta, aunque interiormente pensaba todo lo contrario. Siempre que había un periodo de estabilidad, tenía que aparecer Ricardo para joderme. Ricardo y Carla, ambos. Esta vez como pareja “oficial”.

Ese era el motivo de la quedada, la típica cena de dos parejas. Pero en lugar de una simple cena, tendría que aguantar seguramente alguna escapada durante esos días festivos. Al sábado y domingo siguientes, se les unía el viernes como día de fiesta. El gran puente de Mayo. Así que la intención era hacer algo durante esos días. Tan siquiera había planeado nada con Aina para esas fechas, por desgracia. Hubiéramos podido organizar algo y así evitar esa situación. Pero no, con apenas una semana de antelación, querían hacer esa especie de viaje.

Yo “ni pinchaba ni cortaba”. De hecho Ricardo pinchaba y Carla cortaba. El caso es que dos días después, el lunes, ambos lo organizaron todo. Aina hizo de mensajera como no, y me contó qué haríamos:

-¡Mira cari! Te comento. Ya han reservado dos bungalows en este recinto, mira.

Tras decir aquello, mi mujer me enseñó en un mapa la localización de ese recinto, no demasiado lejos de la capital. También me enseñó fotos del sitio, mientras añadía:

-Ves serían así… pues han reservado un par, uno para cada pareja claro. El dueño es amigo de Ricardo así que aún suerte que nos ha podido reservar dos a última hora, porque el sitio no tiene muchas plazas y estaba lleno.

“Vaya que pena, ojalá no hubieran encontrado ninguno libre y nos quedábamos en casa”, pensé… aunque realmente le dije:

-Parece bonito sí.

-¡Claro! Hay como un spa también, balneario, jacuzzis, saunas, etc. Está genial- Aina como siempre en los viajes, estaba muy entusiasmada.

Yo me temía lo peor. Podía ser perfectamente otra estrategia de esos dos para joderme. Lo veía complicado, ya que no pensaba separarme ni un momento de Aina. Pero Ricardo no solía dejar cosas al azar, por lo que me seguía dando mala espina ese viaje. Tenía que estar concentrado al máximo, no cagarla por supuesto… e intentar que esos tres días pasaran lo más rápido posible.

La semana transcurrió con normalidad, había que apretar en el trabajo para “compensar” ese puente, así que tampoco tuve demasiado tiempo para rallarme. Tampoco había novedades sobre el viaje, aunque yo seguía con un nudo en el estómago. Un examen complicado, el primer día de trabajo, una reunión, la primera cita, la visita a los suegros… había mil ocasiones en las que ponerse nervioso. Y ese pequeño viaje era una de esas ocasiones especiales.

Llegó el jueves, día anterior al viaje. Y esa misma tarde, Aina me comentó:

-Mañana ya traen ellos los tickets y demás, no te preocupes.

Yo no estaba preocupado por eso precisamente. Al contrario, ojalá los perdieran. Aina añadió:

-En cuanto a ropa y demás… bff no sé. Hace calorcito ya, creo que pillaré algún vestido así fresquito, algunas camisetas y faldas… y bañadores claro. Aunque sea un par o tres. Me cogeré uno negro que me queda muy bien… y ese bañador transparente creo.

-¿CÓMO?

-Es coña cari jajaja. Aunque allí seguramente haya más intimidad… jajaja pero no no, paso de hacer más el ridículo… casi te coge un infarto eh jajaja.

Y sí, casi me muero ahí mismo. Solo me faltaba eso, rememorar una de las peores experiencias de mi vida, ver a Aina transparentando todo su cuerpo. Fue eso peor incluso que el topless. Puede que sea psicológico, pero una persona que hace topless lo hace queriendo, sabiendo que enseña sus pechos. Con ese bikini no, parecía (y era) algo totalmente involuntario. Aina no quería enseñar, pero enseñaba. Y eso en los demás, da morbo.

Yo también empecé a organizar mi maleta, aunque como siempre lo tenía todo mucho más fácil. A parte que lo que llevaría puesto, me llevaría también un par de camisetas más, unos tejanos, unas bermudas, la ropa interior y “aparcao”.

Ya siendo viernes, nos dispusimos a emprender esa “emocionante” aventura. Aina parecía que iba a visitar Disneyland. Yo, el dentista. Lo único bueno es que no había tampoco mucho recorrido que hacer así que llegamos esa misma mañana. El plan era comer ahí y ya por la tarde conocer un poco las instalaciones. El sábado sería el día más intenso, mientras que el domingo sería para terminar de relajarnos y finalizar ya esa gran aventura.

Llegamos nosotros primero, así que aprovechamos para visitar un poco el recinto. Estaba bastante bien y no era demasiado caro. Por eso estaba lleno en esas fechas. Había una área al descubierto de camping, los bungalows, etc. Mientras que había una instalación donde se encontraba el equipamiento acuático, así como saunas, salones de masaje, etc. El sitio estaba genial, visitarlo con Aina aún más. Pero Ricardo y Carla sobraban totalmente.

Ellos llegaron casi una hora después. Empezaba mi actuación, mi teatro. Un teatro que llevaba haciendo demasiado tiempo y no sabría cuando tiempo podría durar. El teatro de ver al tío que se quiere follar a tu mujer acercarse, darle la mano como si nada y esbozar ambos una sonrisa. El teatro de ver a su lado a la mejor amiga de tu mujer, la que por vete tú a saber qué razón, quería que Ricardo consiguiera su propósito. Ahí estábamos los cuatro, tres haciendo teatro y Aina simplemente queriendo disfrutar de ese puente. Un puente que si fuera físico, hubiera usado para reventarme la cabeza.

Fuimos a recepción a entregar nuestras reservas, pagar y recibir las llaves de nuestros bungalows. Pero ahí llegó el primer “imprevisto”. Solamente había uno libre, la reserva era para ese, con dos camas. Los demás se lamentaron de lo ocurrido, aunque no le dieron demasiada importancia ya que según la recepcionista, era un sitio amplio y suficiente para los cuatro. También nos descontaron del importe ese bungalow menos, así como una parte por las molestias ocasionadas. Así que todos (menos yo) estaban felices de lo ocurrido.

Yendo hacia la estancia, aprovechando que la otra pareja no nos escuchaba, le comenté a mi mujer:

-Joder… a la mierda la intimidad.

-No te preocupes cari. Igualmente hay literas así que lo de follar era complicado aún estando solos. Y hay baño… nos cambiamos ahí y nadie ve nada raro jajaja.

Aina tenía razón pero aún así me mosqueaba el tema. No sabía si era un plan de aquellos dos, pero por el momento ya me estaban jodiendo.

Llegamos a nuestro bungalow y en efecto era bastante espacioso. Con dos literas, su sofá, baño, cocina… estaba todo genial y así nos lo trasladó Ricardo:

-Qué maravilla. Los pavos mejor invertidos del año sin duda.

-Después del vestido que me regalaste el otro día eh pillín- Respondió Carla… y se empezaron a morrear ahí mismo, al tiempo que se tocaban sus cuerpos.

-Valía casi lo mismo que este viaje jajaja joder que mimada te tengo- Dijo él, sin dejar de sobarle el culo.

¡Iros a un hotel!- Gritó Aina de forma burlona, a lo que Ricardo respondió:

-Ya estamos en uno prácticamente jajaja.

Yo estaba hasta los cojones de ese pasteleo. Pero pensaba que mejor eso que tener que preocuparme por Aina. Si el único plan de esos dos era liarse delante nuestro, perfecto. Ya les habíamos visto un par de veces follando así que nada cambiaba.

Lo que tampoco cambiaba para mi desgracia, era la actitud ante Ricardo. El ligoteo de este con Núria y el posterior enfado de mi mujer parecían diluirse. Aunque tampoco habíamos quedado con él desde aquello, por lo que no podía valorar demasiado. Y ella solo lo veía en contadas ocasiones en el trabajo.

Tras dejar nuestras cosas y acomodarnos, fuimos a comer ahí mismo, en unos espacios habilitados. Ahí sí que pude observar como Aina parecía algo distante con Ricardo. Apenas hablaba con Carla, mientras los dos hombres estábamos con el móvil. Ricardo soltaba de vez en cuando alguna tontería de las suyas, pero Aina ni se inmutaba. Tiempo atrás, se hubiera puesto a reír.

Tras comer volvimos al bungalow y nos pusimos los trajes de baño. Nos cambiamos en parejas, por turnos en el baño, así que no hubo tampoco ninguna situación alarmante. Vi que Aina llevaba en su maleta tres bikinis muy parecidos aunque con distinto color. Por mi parte también tres, en ese caso bermudas. Ella eligió uno blanco en esa ocasión (aunque sin transparencias ya que era más doble y lo había usado varias veces). Yo uno azul y granate. Pasamos la mayoría de la tarde en unos baños termales muy relajantes. Ahí Ricardo y Carla iban a su rollo, mientras yo charlaba con Aina. Ambas parejas lo estábamos pasando bien, hubiera sido una buena escapada romántica para una pareja o para la otra… pero no ambas juntas.

Tras los baños termales cenamos y nos fuimos a dormir. Nos duchamos también por parejas y nos cambiamos. No hubo nada de sexo por ninguna parte, aunque tenía la intuición que podríamos aprovechar esa pequeña intimidad del baño para hacer algo. La otra pareja seguramente pensaría igual. Aina eligió la litera de arriba mientras yo me quedaba abajo. En la otra litera, Ricardo ocupaba la superior y Carla la inferior. Pasaron los minutos y pude conciliar el sueño. Pero de repente me despertó un ruido. Miré hacia la otra litera, que aunque estaba en la punta de la estancia, se veía con claridad. Arriba no había nadie… mientras que abajo solo se veían un montón de sábanas en movimiento. Parecía eso un “reality”.

También se escuchaban algunos gemidos, aunque el ruido era amortiguado por las sábanas. Aina se percató de todo aquello y me dijo desde su litera:

-Joder… no entiendo como no tienen calor.

No nos dijimos nada más, mientras aquel par de hijos de puta seguían a lo suyo. Estuvieron así un buen rato, seguramente hora y pico. Hasta que los ruidos cesaron. Yo no sabía si Aina estaba ya dormida, pero no emitía ningún ruido. De repente Carla salió de entre las sábanas, desnuda. Y se fue hacia el baño. No pude observar su anatomía, aunque me hubiera dado morbo verle sus pechos al descubierto. Tras volver Carla fue el turno de Ricardo para asearse. Ya tras esa calma, por fin me dormí.

La mañana del día siguiente la pasamos de nuevo en los baños termales. Yo volví a ponerme otras bermudas parecidas, mientras Aina se ponía esa vez el bikini negro. Estuvimos ahí relajados hasta la hora de comer. Tras eso, nos dirigimos al salón de masajes.

-A ver qué tal lo hacen… aunque como mis manos ninguna eh Carlita- Dijo Ricardo.

Ella se puso a reír, mientras que Aina ni se inmutó al igual que yo. Afortunadamente no les tendríamos que aguantar durante un rato, ya que a ellos les llevaron a otra sala distinta. A mi mujer y a mí nos pusieron en unas camillas paralelas y un par de chicas empezaron el masaje. Era la gloria.

Terminó el masaje y nos reencontramos a fuera con la otra pareja. Paseamos unas horas por la zona y tomamos algo, hasta que Carla propuso el último plan del día:

-Oye… ¿Porque no vamos a las saunas? Son nudistas… pero vamos hay distinción de sexo así y puedes coger una toalla, así que no temas Mario.

-Ja ja, se te ha pegado el humor de Ricardo… mientras solo te pegue eso…- Dije, sin poder callarme.

Aina en lugar de enfadarse conmigo, soltó una carcajada. Ricardo por su parte, parecía algo molesto tras mi contraataque. Las cosas empezaban a cambiar. Fuimos dirección a las saunas, mientras se planteaba un nuevo problema. Que Carla y Aina estuvieran juntas no era un inconveniente. Pero no pasaba lo mismo conmigo y con Ricardo. No me apetecía nada compartir espacio a solas con él, aunque con un poco de suerte habría más gente. Fuimos a los respectivos vestuarios (mujeres y hombres), nos pusimos Ricardo y yo unas toallas en sepulcral silencio y fuimos a la sauna.

Una vez ahí, Ricardo retiró su toalla e hizo honor al nudismo permitido en esa instalación. Había también otro hombre (desnudo) así que Ricardo no me molestaría. Ese hombre rondaría nuestra edad y tenía un pene parecido al mío. “Alguien con una polla normal por fin”, pensé yo.

A los pocos minutos aquel hombre normal se fue. Nos quedamos Ricardo y yo solos. Él era consciente que en cualquier momento podía irrumpir alguien más, así que aprovechó:

-Por fin solos amigo mío.

¿Qué quieres ahora?- Le dije con desgana.

-Ya lo sabes… joder que si lo sabes- Decía él con burla.

-Estás obsesionado eh, eres un enfermo- Le dije, a lo que él respondió:

-Me la voy a follar… y lo sabes.

Capítulo 68

-Claro que sí campeón.

-Tú piensa lo que quieras. Estuviste brillante con tu hermana, he de reconocerlo. Muy pocas tías se me han resistido en mi vida. Pero vamos, es un cardo como tú. Solo me ponía por quien es. Aina caerá- Me dijo.

-Con Marta intervine, pero con Núria no. Ahí no tienes excusa- Le solté.

-Bueno un fallo lo tiene cualquiera. Se nota que Marcos es más listo que tú y no ofrece a su mujer como carnaza.

-Yo no he ofrecido nunca a Aina- Respondí, mientras Ricardo me dijo:

-No… claro que no jajajaja. Joder Mario, más de un año ya desde que nos hemos vuelto a encontrar… todos esos años en la uni… y no aprendes.

-No tengo nada que aprender tío, estoy genial con Aina, pasamos nuestros baches como todo el mundo pero mira, no has conseguido nada.

-Claro… como al principio con Marina… y al final cayó- Respondió Ricardo.

-Inventa lo que quieras de Marina, sé que no es cierto. Y como te dije, pude conocer luego a Aina y es al amor de mi vida- Dije.

-Y te lo quitaré también.

-Estás enfermo- Me limité a decir, enfadado ya de esa situación y esa charla.

-En fin lo dicho, disfruta lo que queda de finde que será vuestro último viaje juntos. Al siguiente viaje… que ya sabes cuál es, será mía.

-Eso si llega ese viaje- Dije, aunque él insistió:

-Claro Mario, llegará en unas semanas y Aina será mía.

-La has hecho liberarse, que enseñe su cuerpo. Le has enseñado el tuyo… hasta el rabo. En reposo y empalmado. Le has regalado un pene de plástico que por cierto apenas ha usado. Y mucho menos lo ha relacionado con el tuyo.

-Sigue sigue- Me interrumpió. Y seguí:

-Has hecho que desconfíe de mí varias veces, la has puesto en mi contra. Has usado a terceros para que te ayuden en tu mierda de plan. A una amiga íntima mía… a una amiga íntima suya…

-Que Lara te tenga manía no es mi culpa- Dijo Ricardo.

-Claro, ahora de repente- Contesté.

-De repente no, pero las cosas no se olvidan. La jodiste bastante… y a mí un poco. Pero claro me vuelves a meter en su vida, se vuelve a enganchar al sexo… y lo vuelve a dejar con su novio jajaja eres un rompe parejas eh Mario.

-Hijo de puta… Y Carla también claro… yo la he jodido mucho. Y a Roberto y toda la gente que habrás manipulado- Seguía yo diciéndole.

-Los demás básicamente los he comprado… sin más. Y Roberto no es de piedra jajaja si se llevaba algo pues mira. Con Carla bueno…- Me dijo él, mientras yo pregunté:

-¿Con Carla qué?

-Nada nada que te pones cachondo jajaja en fin. Ya te lo dije, no era nada personal- Decía Ricardo.

-Pues si no es nada personal déjalo ya, en serio. Hay millones de tías que por desgracia podrán caer en tus mentiras. No entiendo esa obsesión por Aina. Te has tirado hasta a Rocío, Raquel… casi a Núria- Le dije, a lo que él respondió:

-Rocío es una zorra. Y Miguel un cornudo consentidor seguro. Raquel estaba necesitada de rabo, aunque tampoco ayudaste mucho al pobre Mauri jajaja. Y Núria… ay Núria. Nunca se sabe que pasará.

-Déjalo en serio, Núria te demostró que no todo vale, que no puedes conseguirlo todo. Y Aina sabe lo del beso con ella, te tiene asco.

-Beso… ojalá jajaja la verdad es que lo preparasteis muy bien… pero para nada. Mira el asco que me tiene, que sigue en la empresa, que está aquí con nosotros de viaje. Me tiene un asco Aina…- Soltó Ricardo.

-Se merece un puesto mejor y un jefe mejor, no temas que poco durará ahí y el contacto se esfumará para siempre.

-Bueno, el viaje será en Junio o Julio… dudo que se vaya antes. ¿Cómo impedirás que venga? ¿Sin quedar como el celoso de mierda que eres? No tienes nada qué hacer, vendrá y estará una semana a mi entera disposición- Dijo aquel malnacido.

Yo estaba mudo, sin palabras. Todo aquello me superaba y Ricardo, consciente de la situación, dio su último golpe:

-En fin Mario… te lo dije el otro día y antes, que no era nada personal. Pero ahora sí. Si no hubieras tocado tanto las pelotas, sinceramente, no hubiera pasado nada.

-Cállate.

-He triunfado con la mayoría de tías, pero no todas obviamente. Me pone mega cachondo follarme a estrechas como Aina… pero si no se puede, no se puede. Tengo una vida también y cosas qué hacer. También me daba morbo al ser tu esposa, pero no creo que hubiera hecho todo esto…- Seguía diciendo él.

-Que te calles…

-Pero no. Tenías que tocar los cojones. Tenías que pensar que estábamos haciendo algo cuando solo consolaba a Raquel, tenías que apostar la fidelidad de la mujer de tu amigo. Tenías que callar ante esa infidelidad y ante la de Rocío. Tenías que echarme mierda… tenías que forzarme a cambiar mi cerradura y a tapar mi querido espejo. Joder Mario, si hasta has vendido a Núria. No me jodas, ¿El malo soy yo?

-¡¡¡CALLATE YA HIJO DE PUTA!!!- Grité con todas mis fuerzas, casi llorando.

-La última vez que me gritaste te dije que te cortaría los huevos. Pero no te preocupes… eso sería hacerte un favor. Me follaré a Aina en el viaje y si por lo que sea no cae, no te preocupes que no pararé hasta que caiga. Todo lo que ocurra habrá sido producto de tus decisiones.

Tras decir eso, Ricardo se levantó, se cubrió con la toalla y se marchó. Me dejó ahí solo, entre lágrimas. Yo no sabía qué hacer. No había vuelta atrás, el pasado era irreversible, yo no era ningún extraño doctor con poderes. Así que solo podía pensar en el presente y futuro.

Pensé en las palabras de Marcos, el único amigo verdadero que me quedaba. Me dijo que lo mejor era centrarse en Aina, dejar todo lo demás. Y se había demostrado que tenía razón. Y no paraba de cagarla. Hablando o sin hablar, actuando o sin actuar… espiando o sin espiar. Siempre tenía a Ricardo por delante.

Lo único positivo que había conseguido… tan siquiera fue gracias a mí. Era el montaje de Marcos y Núria. El beso “fake” con Ricardo. Aquella foto tomada en el momento justo para engañar a quien la viera, había surtido efecto en Aina. Relativamente. No los había apartado del todo, pero se notaba que Aina no tenía la misma confianza en él.

Eso unido al distanciamiento con los demás amigos, Lara incluida, hacía que solo quedaran dos nexos de unión: Carla y el trabajo. Con su amiga sería complicado hacer algo, pero lo del trabajo podía caer por su propio peso. Le habían enviado varias ofertas, se merecía algo mejor. Lo malo, es que el viaje de empresa estaba a la vuelta de la esquina.

Me extrañaba ese viaje, ya que el año anterior no hubo nada. Parecía un plan ideado expresamente por Ricardo, aunque no sería nada extraño. Tenía comprado a medio mundo, junto a sus poderes e influencias. También sabía rodearse bien, hacer los aliados correctos. Todo con su pico de oro. Tenía todo lo que yo no tenía… excepto a Aina.

Tras unos minutos ahí sentado, solo entre mis pensamientos, me levanté y me fui hacia la salida. Ya pensaría en el viaje, en como intentar que Aina no fuera. Por el momento solo quería ir a mi litera y dormir. No quería ni cenar.

Estaba llegando al vestuario masculino cuando un hombre de seguridad que estaba en la puerta me dijo:

-Oye que los están limpiando, sígueme.

-Pero que tengo mis cosas ahí…

-Shh tranquilo, lo hemos puesto todo en otro vestuario- Me respondió.

-Ese “gorila” mediría por lo menos dos metros, no me convencía mucho seguirle pero llevaba el uniforme de la empresa del recinto. También llevaba unas gafas de sol enormes que me dificultaban mucho distinguir sus rasgos. Me llevó hacia otra puerta cercana recorriendo un pasillo y entramos.

Me quedé ahí parado, viendo como eso era un cuarto de tratos, no unos vestuarios. Me giré y él ya estaba fuera de la puerta, con intención de cerrarla. Aunque antes me dijo:

-Ahí tienes una tablet para que te entretengas.

No entendía nada, me volví a girar y en efecto en una mesa había una tablet. Estaba encendida, reproduciendo algo. Miré bien y se veía el interior de una sauna, aunque vacía. Debería haber una cámara en esa sauna, por la posición desde la que se veía todo, sería algún tipo de armario o mueble. En la parte superior. De hecho en la sauna que había ido con Ricardo estaba colocado un mueble grande con toallas y algunos utensilios, así que debería estar ahí la cámara.

Aunque más que una cámara, sería un móvil. Ya que en la tablet simplemente se reproducía una videollamada. Podía colgar incluso. Así que no entendía nada… no era ningún video, si no algo en directo. Pero no pasaba nada. Probé de subir el audio pero tampoco, no se escuchaba nada.

No entendía nada pero estaba muy nervioso. Me olía que sería cosa de Ricardo, pero no entendía el motivo. Hasta cuando pretendía mantenerme ahí encerrado, solo con una toalla y esa tablet. Una tablet en videollamada con una sauna vacía.

Dejé la tablet en la mesa y me puse a buscar alguna salida. Aunque solo había una puerta y bien cerrada. Así que solo se me ocurrió picar a la puerta y gritar con todas mis fuerzas:

-¡¡¡AYUDAAAA, SÁCAME DE AQUÍ HIJO DE PUTA!!!

Estuve varios segundos picando y gritando hasta que el segurata abrió la puerta y dijo:

-Como no pares te parto las piernas gilipollas. Es muy difícil que te escuche nadie... ¡Pero aún así estate quieto coño! Ahí tienes una tablet, disfruta el espectáculo.

Tras decir aquello, volvió a cerrar la puerta. Tan siquiera intenté escapar, ese bicho me hubiera reventado. Aún así yo seguía dando vueltas por la sala esa, buscando algo para abrir la puerta o para poder escapar. Mi cabeza iba a mil revoluciones, cuando una voz me dejó helado:

-Joder Riqui no sé…

Miré a la puerta de nuevo pero no había nadie. La voz me resultaba familiar pero no entendía nada, hasta que otra voz me situó un poco más:

-Tú tranquila Aina, no estamos haciendo nada malo.

Miré a la mesa y en efecto, las voces venían de la tablet. Una tablet que estaba en videollamada con un móvil que estaría escondido en un armario de esa sauna. La diferencia es que la sauna ya no estaba vacía. Aunque la calidad no era la mejor del mundo, se veía claramente a Ricardo y mi mujer ahí dentro, cara a cara. Solamente vestidos con una toalla.

Aina fue la siguiente en hablar:

-No está bien…

-Tranquila Aina- Seguía diciendo Ricardo, mientras ella seguía con sus reproches:

-La vez que me encontraba mal en tu cumple… joder ya sabes la que se lió.

-Pero yo no soy el gilipollas de Roberto. No quiero hacer nada extraño. Ni tampoco está Lara para joder… no hay ningún plan extraño- Decía él.

Que no había plan… Vaya si lo había. Hacía meses que lo había. Y ese encuentro en la sauna, grabado mientras yo lo veía encerrado en ese trastero… parecía la culminación de ese plan.

Pero por suerte, Aina no estaba por la labor:

-No en serio… puede venir alguien...

-Es la sauna VIP, tú tranquila. Me la han reservado solo para nosotros. Y no estamos haciendo nada malo…

-Bueno, diez minutos y nos vamos, que Mario me estará esperando- Dijo ella, aunque Ricardo respondió:

-Carla ya le ha comentado que estaríamos en las saunas, él está descansando así que no hay prisa.