Producto de mis decisiones (Parte 3): Cap 65 y 66

El plan de Marcos y Núria se culmina. Se instaura la nueva normalidad en la vida de Mario y Aina, aunque un nuevo evento se aproxima.

Capítulo 65

Tras decir Marcos aquello, yo pregunté:

-Bueno… ¿Pero y la foto?

-Marcos estaba en la cafetería también, oculto en el baño. Le envié un mensaje cuando ya estaba yo con Ricardo. Así que ya pudo salir, de incógnito… y grabarlo todo- Me explicó Núria.

-Y lo demás, pan comido. Ricardo estaba tan embobado con Núria que cayó por completo.“Easy peasy”- Añadió Marcos.

-Joder…- Me limité a decir.

-Ese bobo es muy simple, como un primate. No te ofendas Mario pero no entiendo como se te ha adelantado todas esas veces. Pensará mucho… pero con el pene- Dijo la esposa de mi amigo.

-Mario, tú y yo conocemos bien a Ricardo. No es tonto… pero ostia puta. Encima lo de Núria no creo que sea casualidad, tiene un perfil similar al de Aina. Sería una distracción y lo que quieras, pero si mi mujer caía… mejor para él- Añadió Marcos.

-Pues sí, totalmente. Pero no sé… lo veo demasiado fácil.

-Todos tenemos un punto débil. El de Ricardo es el sexo. Ya puede tener un plan hecho al milímetro, que viene Núria con ganas de samba y lo destroza todo. Es lo que tiene pensar con la polla, sí- Me dijo mi amigo.

-¿Y ahora qué?- Pregunté.

-Ahora le toca a mi marido- Dijo Núria, mientras que Marcos añadió:

-Ahora vamos a contrarreloj. En teoría yo los he pillado, le miré el móvil a Núria o lo que sea. El caso es que iré a ver a Lara y le enseñaré esta foto, diciéndole que sé lo del plan, que te lo pude sacar. Y que Núria no cayó de primeras… de hecho Lara era testigo, pero que luego pues… sucedió lo de la cafetería y les pillé.

-Y que quieres venganza…

-Exactamente Mario. Le preguntaré si puedo hacer algo… y a rezar para poder sacarle algo. Eso sí Mario, tras eso se acabó- Marcos dijo aquello, mientras Núria añadió:

-Yo no me expondré más. No sé si esta foto valdrá para que Aina abra los ojos con Ricardo. Tampoco sé si colará con Lara. Pero se acabó. Marcos y yo hemos hecho este sacrificio por ti y por Aina, pero no veremos más a Ricardo.

-Sí… te entiendo. Y muchísimas gracias de verdad. Es la primera vez que alguien me ayuda de corazón en todo esto. Solo te quería preguntar Núria… el tema beso con Ricardo y tal…

-No te preocupes Mario. Charlamos un rato, le dije que sentía lo de la disco y tal... y que me atraía. Vamos, le hice que confiara totalmente en mí, ya que no le culpé de nada. Tras un rato hablando, me lancé a darle un beso en la mejilla, casi en los labios. Quedamos en vernos esta semana y por supuesto no pienso quedar con él… así que solo falta que Marcos le saque algo a Lara y adiós- Me respondió Núria.

-Lo antes que pueda hablar con Lara te aviso, ya tras la información que tengamos y la foto que ahora te enviaré de mi mujer con Ricardo, actúas como quieras. Solo un último consejo… esta foto y esta info te pueden ayudar, pero deja de jugar a los detectives. Ya te lo dije y sé que es duro… pero si Aina quiere ser infiel, lo será. Con Ricardo o con quien sea. No puedes controlar a los demás, solamente puedes estar a gusto con ella, demostrarle tu amor. Lo demás no es asunto tuyo.

Tras esas palabras de Marcos, nos despedimos finalmente. Y aunque tenía razón como casi siempre, no era tan fácil. Ya no, tras todas mis cagadas, tras meter al loco de Ricardo en mi vida. Antes del encuentro con Ricardo todo era muy fácil. La gente podía mirar con descaro a Aina, podía notar que era deseada. Pero no había un peligro real. Con la llegada de mi antiguo amigo, mis celos despertaron… a la par que el deseo de Aina.

No podía ser casualidad. Esa pequeña vena exhibicionista, o por lo menos la falta de pudor al enseñar su cuerpo en la playa. Esos comentarios sobre el sexo, impropios de ella. La pequeña vena voyeur también, espiando a Carla follando con Ricardo o a Roberto desnudo en la ducha. Eran actos que nunca habría imaginado de Aina… pero sí, eran reales. Estaba descubriendo, quizás por primera vez, la estrategia de Ricardo. Emputecer a mi mujer. Que enseñara más el cuerpo, que estuviera más orgullosa de sus atributos. Incluso mejorarlos en el gimnasio. Tenerla cerca en el trabajo, con más oportunidades para intentar algo, al igual que en el propio gimnasio.

Una Aina más inhibida, más orgullosa de su cuerpo… y con más deseo. Ricardo se había mostrado desnudo sin pudor delante de ella. Incluso se hizo una paja en las vacaciones, esperando a que entraramos en su habitación… para que así mi mujer pudiera ver por primera vez su polla erecta. Todo eso mezclado claro, con mis meteduras de patas. Si Ricardo estaba emputeciendo a Aina, yo la estaba acercando al propio Ricardo. Él era, a ojos de Aina, un amigo gracioso que actuaba de buenas. Ligón, mujeriego, pero sin segundas intenciones con ella. Mientras, yo era el típico marido celoso, con menos cuerpo y menos pene que el rival. Echando mierda a todas horas de él, para intentar convencer a la esposa. Una esposa envuelta en un ambiente tóxico, que podría acabar en manos del amigo.

Parecía una novela, pero era mi vida. Era consciente de unas cosas e inconsciente de algunas otras. Y como en casi todo, había la parte mala y la buena. La mala, que Ricardo estaba realizando su plan a la perfección e iba siempre un paso por delante. La buena, que pese a todo eso, no había conseguido ni un roce con mi mujer.

Con esos pensamientos pasaron los días, hasta llegar al viernes. Seguía sin noticias desde la última reunión con Marcos y Núria. Y me estaba impacientando. Mi vida con Aina eso sí, seguía por suerte igual. Ella solo veía a Ricardo alguna vez en el trabajo, mientras que por las tardes solíamos ver pelis o salir a pasear.

Pero ese viernes por la tarde llegó el mensaje de Marcos, diciendo de quedar. Yo hubiera ido directamente a su casa a hablar del tema, pero él tenía una idea mejor:

-Ven con Aina el sábado. Si no canta mucho tantas reuniones los tres. Así hacemos un poco el paripé con lo del negocio. De hecho también tengo algo preparado...

Le dije a Aina eso, que si le gustaría quedar con el matrimonio al día siguiente. Por supuesto de hizo ilusión y aceptó. Llevábamos bastantes días sin vida social y nosotros cuatro siempre congeniábamos muy bien.

Tras confirmarle a Marcos que íbamos, él mismo me envió un audio acompañado de un mensaje:

-Escúchalo en privado, no la cagues.

Me fui a la habitación para estar a solas y le di al play:

-Joder sí que tenías prisa por verme, no entiendo Marcos.

-A ver Lara, seré directo. No sé qué pasó exactamente en la disco, solo sé que Núria estaba muy rara luego en casa. Pero claro, le espié el móvil, la seguí y mira...

-Ostia, no tenía ni idea… o sea lo de la disco sí… pero no sabía que Riqui y Núria iban quedando tras eso. Y lo otro joder… no sé qué decirte.

-Me da igual Lara. El caso es que se me está jodiendo el matrimonio. A esa puta de Núria la enviaré a la mierda, pero esto no puede quedar así.

-¿Cómo dices Marcos?

-Que Mario es un hijo de puta, tiene que pagar. Sé que él tiene que ver algo en todo esto. Me entretuvo en la disco y me apartó de Núria, por alguna razón él sabía del tema.

-Nada déjalo… tranquilo que todo llega. Bueno se me ocurre una cosa. Intenta quedar con él y que no sospeche demasiado. No le enseñes la foto ni nada, si no lo usará contra Ricardo. Tú ve quedando normal con él, distráelo.

-¿Pero hasta cuando Lara? No me apetece guardar las apariencias con el gilipollas de Mario.

-Tranquilo Marcos… solo unos días. Y en cuanto a Ricardo…

-Ese también es un hijo de puta, pero no es mi amigo así que no me duele tanto. Aunque no sé qué lío lleváis entre todos… yo solo quiero paz.

-Es complicado… tú tranquilo. Si Núria no te quiere pues busca a otra, el mundo sigue. Y en cuanto a esos dos, ya les llegará.

-Pero sigo sin entender qué está pasando, ni qué pinto yo o tú, Lara.

-Es complicado Marcos. Solo puedo decirte que ambos me jodieron la relación con el amor de mi vida. Ya sabes lo que pasó en la graduación… fue un desliz. Amaba con locura a Fidel y él a mí. Pero caí en las garras de Ricardo… y el tonto de Mario va y se lo cuenta a todo el mundo. Algo que podía arreglar yo con Fidel a solas, pasó a ser casi un debate popular. Nos distanciamos del todo, al final Fidel no pudo con la presión. Me jodieron la vida, los dos.

-Y qué pasará ahora…

-Pues mira Marcos. Primero de todo Mario perderá su mujer, igual que yo perdí a mi novio. Y segundo, Ricardo será un infeliz. Cuanto más gente sepa lo hijo de puta que es, mejor. Pero todo a su tiempo, antes que ocurra lo de Rafa y ya luego lo hablamos tú y yo, usamos la foto o algo…

-¿Lo de Rafa?

-Sí Marcos. Aina irá a un rodaje porno y la pondrán tan cachonda que no podrá resistirse. Ella también pagará, va de santa y nos mira a las demás con superioridad, pero es tan puta como cualquiera.

-Bueno… ya hablaremos.

Ahí terminó la conversación… y yo me quedé a cuadros. Tenía un pequeño atisbo de culpabilidad por lo de Lara. Tenía razón en que hice público su desliz, pero Fidel era también muy amigo mío y merecía saberlo, al igual que mi círculo. En los últimos meses yo había actuado distinto, “tapando” las infidelidades a Rocío y Raquel ante sus maridos, Miguel y Mauri. En todos los casos, tanto diciendo la verdad como callando, había salido mal parado. La culpa no era mía, era de la infiel.

Por otra parte, en cuanto a la conversación que acababa de escuchar, me dejaba con otras dudas. Lara parecía que se había tragado el papel de Marcos. Le había revelado lo del rodaje pornográfico, que encajaba perfectamente con las demás piezas de mi puzzle mental. Ya por fin todo encajaba, aunque nunca hubiera pensando que Rafa era actor… porno.

La estrategia de Ricardo, de emputecer a mi mujer, tenía su siguiente parada en ese rodaje. Y es que al igual que usó a Roberto, que se arrimó a Aina todo lo que pudo durante meses hasta intentar dejársela a punto sin levantar sospechas… intentaría lo mismo usando a Rafa. Ricardo se lavaba las manos, como no. Si salía mal (como con Roberto), él no tenía ninguna culpa, el repudiado era el chulo de gimnasio. Con Rafa igual, si salía mal pues Aina no tendría más contacto con ese madurito, sin más. Pero si salía bien, despertaría unas emociones en mi mujer que él  podría aprovechar más adelante.

Todo el mundo parecía allanarle el terreno, eran sus gregarios que le ayudaban a subir una montaña. Arriba del Tourmalet esperaba Aina, mientras que Ricardo pretendía llegar fresco al último quilómetro de la cima para arrear su sprint final hacia la victoria. Él contaba con todo un equipo, mientras que yo estaba solo. Peor que solo, mi compañera de equipo (Lara) solo me ponía piedras en el camino. Suerte de Marcos y Núria, que con su pequeño empujón podían darme aún esperanzas.

Tras terminar con esas historias que me montaba y habiendo escuchado el audio, era el momento de ir con Aina a casa de Marcos y Núria. Un Marcos que me dijo que tenía algo preparado, aunque no tenía ni idea. Mi vena más desconfiada salía a flote, si por el motivo que fuera, me traicionaba… estaba perdido. Él y su mujer eran mi última esperanza en esa carrera.

Llegamos a casa de nuestros amigos al cabo de un rato y para nuestra sorpresa, la mujer de Marcos no estaba. Aina preguntó:

-¿Y Núria?

-Nos hemos dado un tiempo… por eso os he citado. Mirad.

Y tras decir aquello, Marcos nos enseñó la foto que ya me había mostrado a mí días atrás. La foto de Ricardo y Núria prácticamente besándose en la cafetería.

-Joder… vaya tela- Dijo Aina, mientras yo fingía mi mayor tristeza, estando interiormente eufórico.

-No tenía ni idea… me ha pillado de imprevisto- Dijo mi amigo.

-Pff no sé qué decir- Le dije yo, fingiendo de nuevo, a lo que Aina añadió.

-Maldito Ricardo… ya sé que es un mujeriego… pero esto ya es pasarse. Menos mal que ya casi ni le veo en el curro, porque le escupiría en la cara.

Capítulo 66

Parecía que se había dado la vuelta a la tortilla. Aunque Marcos aún no había terminado con su show:

-Me la envió Lara… no sé qué hacer.

-¿Lara? Tíos no entiendo nada…- Dijo mi mujer.

Marcos lo estaba consiguiendo, estaba haciéndose la víctima y culpando a Ricardo (con pruebas). A su vez, estaba involucrando a Lara. De hecho, mi amigo siguió con su plan:

-No sé si es un juego que se traen o qué… pero no me apetece más seguir quedando…

-Joder normal… pero sigo sin entender qué quería Lara con esto- Dijo Aina, mientras yo seguía a la expectativa, viendo como ambos hablaban del tema.

-A lo mejor estoy pensando mal… y solo quería avisarme para evitarme pasar por lo que Miguel, Mauri y tantos otros…

-¿Cómo dices Marcos?- Le preguntó Aina.

-Nada… estoy hecho un lío y no quiero apuntar a nadie ni rallarme en porque ha pasado esto. Lo he hablado con Núria y solo ha sido un beso… nos damos un tiempo y más adelante ya veremos. Os he reunido por esto… os lo quería comunicar en persona. Ni quedadas ni nada de ese negocio Mario…

-Eh… sí sí por supuesto… joder no tengo palabras- Le dije.

-Creo que le preguntaré a Ricardo qué coño está pasando- Dijo de repente mi mujer.

-Cómo quieras, pero por mí no lo hagas. Se inventará cualquier excusa. Prefiero centrarme en mi vida, en Núria… pensar más en el futuro que en el pasado. Me dan igual los motivos, es algo entre mi mujer y yo. El otro que viva con su conciencia- Terminó diciendo Marcos.

Tras eso nos despedimos y volvimos para casa. Durante el viaje por supuesto, Aina seguía pensando en el asunto:

-No entiendo nada cari, de verdad. La gente se complica mucho la vida.

-Bueno, la vida es dura- Respondí.

-Ya, pero cuernos por aquí, cuernos por allá. Fotos por aquí, fotos por allá… jolín.

-Nosotros a lo nuestro… Marcos y Núria ya son mayores y seguro que lo arreglan- Le dije.

-Me está decepcionando mucho Ricardo- Soltó Aina esa bomba.

-Bueno… no quiero decir nada que luego me echas broncas jaja… pero ya sabemos como es.

-Sí… pero no sé. Si te soy sincera, pensaba que Ricardo y Carla estarían ya juntos. Pero juntos de verdad, no solo sexo. El amor entre ella y Javi se ha terminado, no hay nada de atracción ni pasión. Ricardo era el revulsivo perfecto para ella… no digo que estén toda la vida juntos… pero por lo menos estar- Decía Aina.

-No sé… se me hace raro ver a Ricardo asentando la cabeza- Respondí.

-Es que me extraña… hacen buena pareja y quiero lo mejor para ambos… lo último que me imaginaba es que estaría por ahí ligando con Núria.

-Bueno cielo… Ricardo es así- Me limité a decir.

-Creo que hablaré con él… si quiere seguir picoteando de aquí y de ahí, que deje a Carla en paz. Y a ella también se lo comentaré, ya a partir de ahí que decidan- Me dijo finalmente.

Entendía a mi mujer, aunque me extrañaban algunas cosas. Yo estaba convencido que Ricardo seguía con sus aventuras, follando sin parar a todo lo que se moviera. Pero Aina parecía convencida que ya solo tenía ojos para su amiga Carla. Y en ese sentido, esa era su única preocupación… Carla. No que Marcos y Núria pudieran tener una crisis, tan siquiera que ese tío intentara cosas con una esposa de un amigo. Sí que había mostrado su repudio inicialmente, pero tampoco mucho más. Tenía la sensación que yo había ganado… pero a medias. Una sensación agridulce.

Pasamos el fin de semana ambos, turnando de nuevo las pelis con algunos paseos. Me encantaba esa nueva normalidad, el estar simplemente Aina y yo. Sin importar nada más, sin nadie que nos jodiera.

Llegó el lunes y al terminar Aina del trabajo, me comentó lo que había hablado con Ricardo:

-A ver cari, hemos estado hablando y pues…

-Y pues…

-Que Ricardo asentará la cabeza, que al final Carla vendrá a vivir con él- Me dijo mi mujer, a lo que pregunté:

-¿Pero no ha cortado con Javi no?

-Es cuestión de días, Carla lo tiene claro. He hablado con ambos por separado de todo, también de lo de Núria- Me dijo.

-Qué pasa entonces…

-Bueno, Ricardo me ha dicho que en la disco entendió mal unas reacciones de Núria, que ella le pidió quedar y tal y bueno eso… que fue un malentendido. Le he dicho que debería centrarse en Carla y me ha dado la razón. Y luego llamé a Carla y se lo conté también. Dice que no están juntos formalmente así que tampoco es nada raro lo de Ricardo. Pero eso, que cortará con Javi próximamente y así ya se dejan de tonterías- Me contó mi mujer.

Estaba claro que era una estrategia, que Ricardo y Carla estaban haciendo eso para quitar hierro al asunto. Para que el pequeño desliz de Ricardo con Núria quedara en nada. Y lo habían conseguido parcialmente, aunque con un elevado precio:

-También he hablado con ambos sobre Lara… y hemos pensado que lo mejor es cambiar de local. No les he contado nada de lo mío con Roberto… de como esa zorra nos quiso separar, pero vamos ellos tampoco la tragan demasiado- Me seguía diciendo Aina.

-¿Y eso?- Pregunté.

-Pues que es una quita novios. Se lanzó a por ti, mientras me tenía entretenida con Roberto. Luego espía a Ricardo con Núria y le manda esa foto a Marcos… debe tener algún interés sexual en él también, como contigo. Y con Javi ya viste el sexo oral en carnavales. Encima Ricardo es un bonachón y habla demasiado, confía en Lara y claro se fue de la lengua con lo de Núria también. Por eso Lara les pudo pillar.

Aina se equivocaba de cabo a rabo, pero esas suposiciones que hacía me valían por el momento. Ricardo había perdido otra pieza, la de Lara. Y ya iban muchas. Ella, Juan Carlos, Roberto… incluso Miguel le hubiera podido ayudar según se dieran las cosas. Pero ya solo estaba él, Carla… y Rafa. Era, según lo que yo sabía, el último plan de Ricardo. Y si no era el último, pocas balas le quedarían.

Me estaba avanzando en todo. Le había jodido su intento de polvo con mi hermana. Le había jodido su plan con la foto, seguramente de mi pico con Lara. Aproveché para ser sincero con Aina cuando me confesó lo de Roberto, así que mi pequeño descuido con Lara quedó en una broma al lado de lo suyo. Me había distanciado algunas veces de mi mujer, provocando mis ataques de celos. Pero tras el sueño, yo había cambiado de actitud y aunque algunas cosas dolieran, estaba aguantando bien sus golpes. Yo estaba casi en la lona, pero él estaría seguro exhausto de tanto dar sin conseguir nada… quien sabe si pensando en tirar la toalla.

Y es que habiendo fallado eso, parecía que se quería decantar por la otra parte de su plan, el emputecimiento. Tampoco le había servido de mucho, con Aina rechazando a Roberto, sin asociar ese dildo con su polla y sin excitarse tras verlo follar con Carla. Ricardo había mostrado todo su potencial y de nada había servido. Había usado a un amigo musculoso que tenía buena relación con Aina… y tampoco. Solo quedaba el nombre de Rafa encima de la mesa, parecía su última carta. Y aunque yo no sabía con exactitud en qué consistía ese plan, por lo menos estaría atento.

Transcurrió esa semana sin cambios, hasta llegar al jueves. Salí a comprar al supermercado de siempre, por la tarde. Y la sorpresa fue encontrarme a Lara en la puerta.

-Qué casualidad…

-Tenemos que hablar Mario.

-No hay nada de qué hablar- Le respondí.

-Yo te quería… te quiero. El fin no justifica los medios… pero todo lo hice por ti, para estar juntos- Me decía ella.

-Claro que sí. Eso y para distanciarme de Aina, como hice en teoría yo contigo y Fidel. Porque claro, qué tiene que ver que tú te folles a medio mundo, la culpa es siempre de los demás- Dije enfadado.

-Que hijo de puta…

-Sí, tu amigo sobretodo. Aunque como ves, no sois los únicos que tenéis aliados. De hecho no volveremos más por el local, así que básicamente él está solo. Bueno, cuenta con quien ya sabes. Graba esto si quieres, me la suda. No puedes desmentir nada así que adiós- Y tras decirle aquello, entré en el supermercado, dejándola con la palabra en la boca.

No dije ningún nombre, así que no había que preocuparse de alguna grabación. Y ella tampoco diría nada, su odio hacia mí parecía irracional. Si hubiera puesto otra excusa o hubiera sido sincera, la hubiera escuchado. Lo del amor no, no colaba ya.

Pasaban los días y todo seguía igual. No había señales de Rafa por ninguna parte, pese a que Lara había comentado a Marcos que sería cuestión de días. Tras todo lo ocurrido, seguramente estaban pensando otro plan.  La única novedad fue la espera ruptura de Carla y Javi. Ella se fue a vivir a casa de Ricardo, mientras que Javi (según Aina) no sabía qué hacer con su vida. Ese movimiento, aunque anunciado, no dejaba de ser extraño.

Si Ricardo quería intentar algo con Aina, no tenía ningún sentido ir en serio con Carla, su mejor amiga. Solo había tres opciones. La primera, que fuera parte de su plan, aunque era la menos lógica. La segunda, que simplemente se gustaran de verdad. La tercera, relacionada con la otra, que a parte de gustarse ya habían tirado la toalla en su plan contra mi persona. En cualquier caso, tenía que seguir atento.

Terminó Marzo y buena parte de Abril, mientras todo para mi suerte, seguía igual. La rutina de lunes a viernes era la misma: trabajo por la mañana y ocio con Aina por la tarde. En casa nos sabíamos divertir, pero seguíamos con los paseos, hacer la compra, etc.  El sexo también seguía igual, aunque el dildo perdió protagonismo. Lo habíamos guardado en el armario y no lo habíamos usado más. Ella parecía no necesitarlo, mientras que yo prefería no abrir la caja de pandora. Cualquier pequeña relación con Ricardo, cualquier resquicio de su plan… debía ser exterminado.

En cuanto al propio Ricardo, tampoco había cambiado su situación según me contaba mi mujer. Vivía con Carla en su piso y estaban bastante liados ambos en sus trabajos respectivos. Nunca habíamos quedado los cuatro en esa nueva situación… y por mí que todo siguiera igual. Solamente Aina quedaba de vez en cuando para tomar un café con Carla, aunque no parecía haber nada sospechoso en aquello.

En lo que se refiere a los fines de semana, me estaba librando también de tener que quedar con esa nueva pareja. Mi mujer me contaba que solían ir ambos a la casa de los padres de Ricardo. Su relación parecía algo estable y también parecía que querían dedicar mucho tiempo a estar juntos. Aunque en efecto, parecía, ya que yo seguía alerta ante cualquier señal de peligro.

Tampoco había señales obviamente de Roberto… ni de Lara. Ya no íbamos a su local ni hacíamos ninguna quedada. Otro nombre que seguía sin sonar era el de Rafa. En teoría era el siguiente paso en el plan de Ricardo, pero seguramente la jugada de Marcos le jodió esa idea. Un Marcos que junto a su mujer Núria, tampoco habíamos visto más. Solo sabíamos vía mensajes que tras darse un tiempo (fingido para aparentar el enfado ante Aina) ya estaban juntos de nuevo, empezando un poco de cero y habiendo perdonado Marcos ya a Núria.

La realidad, es que la pareja estaba genial… como antes de nuestro reencuentro. Marcos me volvió a decir que sería genial quedar de nuevo en un futuro los cuatro, pero que primero necesitaba percibir que la tensión con Ricardo había desaparecido. Que realmente todos esos planes de unos y otros ya no existían. Lo entendía, meterse en ese fuego cruzado era demasiado riesgo. Ya me había echado un cable importante y eso era suficiente para mí. Y como él me dijo, ojalá terminar con aquel enredo de una vez por todas y hacer vida normal.

En la penúltima semana de Abril pero, un sábado concretamente, Aina me dio una noticia que aunque podía esperar que terminaría llegando, tenía fe en poder evitarla:

-Escúchame Mario, ya sabes que Riqui y Carla llevan un tiempo juntos y tal… pues me ha comentado ella que les gustaría que quedáramos los cuatro, así aprovechamos y vamos a algún sitio durante el puente de Mayo.