Producto de mis decisiones (Parte 3): Cap 63 y 64

Marta debe decidir qué hacer con Ricardo, mientras que Marcos y Núria se reencuentran con Mario tras la fiesta donde él los traicionó.

Capítulo 63

Todo eso había salido de la boca de Ricardo, su voz era inconfundible.

Corté justo antes que hiciera referencia a Aina, ya que tampoco la quería involucrar. Solo quería que Marta supiera qué tipo de persona era Ricardo y qué intenciones tenía con ella.

-No sé nada sobre Marina… te lo prometo- Fue lo primero que me dijo.

-Me da igual,  no estoy con ella. Gracias a cortar con ella conocí a Aina. Lo que me importa eres tú…

-Nunca hemos tenido nada, te lo prometo también. Es verdad que está muy bueno, se ha tirado a tías que conozco y alguna vez pues ya sabes como es él… alguna ficha me ha tirado y bueno… suerte que me lo has dicho- Reconoció ella.

-¿Suerte por qué?- Pregunté.

-Porque el finde que viene teníamos que quedar… a solas. Estando así embarazada no me apeteció ir a su cumple, pero él insistió en quedar conmigo aunque fuera otro día. Así que el próximo sábado o domingo hubiera ido a su casa…

-No me jodas Marta.

-A ver, no estoy diciendo nada más. Pero llevo meses sin follar… joder. Michael no me toca desde que me preñó. Parece que “cumplió su parte” y venga, a currar. No soy de piedra. No digo que fuera a pasar nada, pero sabes como es Ricardo…- Me confesó.

-Bueno… pues ahora sabes que aparte que un conquistador, es un cerdo de mierda- Le dije tajantemente.

-Pues sí… que le hable así a su puta madre la verdad. Gracias por avisarme… casi cometo una estupidez.

-De nada, eres mi hermana. Y aunque aprecio a Ricardo, eso no es tolerable. Igualmente… si tienes necesidades o algo, háblalo con Michael. No se merece que te acuestes con otro, se llame Ricardo o Pepito. Y más ahora con el bebé- Le dije a Marta.

-Tienes toda la razón… soy imbécil- Me dijo, casi llorando.

Nos fundimos ambos en un largo abrazo y volvimos al salón. Pasaron las horas y fue el turno de marcharnos a casa. Una vez ahí, Aina y yo follamos, aunque esta vez sin intervención del enorme juguete.

Yo estaba pletórico, había jodido un polvo a Ricardo. Y nada más y nada menos que con mi hermana, embarazada. Su plan seguía en marcha hacia Aina, pero por lo menos había podido avanzarme en algo y por primera vez, ganarle una batalla. La guerra, no había hecho nada más que empezar.

Llegó el lunes y me fui al trabajo. Durante esa tarde tenía previsto llamar a Marcos y así aclarar el tema. Tenía un trozo de la conversación de Ricardo con Roberto así que eso me ayudaría sin duda. Esperaba que mi amigo me entendiera, aunque a lo mejor no me perdonaba. Aparqué es un descampado cerca de las oficinas como siempre, para no tener que pagar parking. Apenas había cinco minutos de recorrido. Salí del descampado y pasé por el túnel que también recorría cada mañana. Aunque noté una mano en el hombro.

-¿Qué pasa?- Dije, al momento que me giré.

Y casi se me sale el corazón, al ver que esa mano era de Ricardo.

-No te asustes, no te quiero hacer daño. Solo he venido a hablar- Dijo.

-Tío... no tengo nada que hablar contigo. Déjame que llego tarde- Le dije y me dispuse a seguir mi camino, aunque de nuevo su mano me lo impidió.

-Ché… dónde vas tan rápido… Sé que rompiste el cristal de la ventana de mi baño. Bueno, de mis padres. Supongo que la jugada de Lara te sentó como una patada en los cojones, es normal que pagaras de alguna forma esa frustración.

Según las palabras de Ricardo, se pensaba que había roto ese cristal por venganza, no para colarme. Aunque viniendo de él, podía ser una trampa. Siguió hablando:

-Sé que te hueles lo de Aina conmigo, no vamos a hacer más el gilipollas. Sí, me la quiero tirar. Mejor dicho, me la voy a tirar.

-Por qué me haces esto?- Fue lo único que supe decir.

-No es nada personal. Bueno, no lo era. Aina me pone muy cachondo y como cualquier hembra que me pone, la quiero montar. No hay más. Bueno, no había. Ahora sí, ahora es totalmente personal. Me has estado espiando, me has estado jodiendo. Al principio hasta me hacía gracia, pensaba mira, ese pardillo me está poniendo en bandeja a su mujercita. Pero ya me estás empezando a tocar los cojones- Respondió, esta vez sin su sonrisa.

-Que Aina, Núria, Marta… no caigan en tus redes, no es mi culpa. Es que son mujeres sensatas y no se dejan engañar por gilipollas como tú- Le dije.

-Con que Marta eh…- Tras decir aquella escueta frase, Ricardo me inmovilizó y buscó en mis bolsillos, encontrando rápidamente mi móvil.

Lo tiró al suelo y lo pisó repetidas veces con furia. Acto seguido lo volvió a coger y lo tiró hacia abajo de un barranco que había ahí al lado. Yo ni intenté nada, sabía que sería inútil. Aunque sí que le dije:

-¿Estás contento ya?

-Muy contento amigo mío. Ya no puedes demostrar nada- Me dijo Ricardo.

-Ya… supongo. Saluda a Marta de mi parte.

-Vaya que si la saludaré. Le daré tanta polla como a Marina.

-Ya… supongo que gracias a eso pude conocer a Aina. Y con eso, evitar que te la tires. ¿Qué cosas eh?- Respondí.

-No te lo crees eh… tranquilo. Anda tira a currar que aún te despiden por inútil. Ya nos veremos Mario. Y toma cien pavos para el móvil, que total para la mierda que tenías aún me debes pasta- Tras decir aquello y darme un billete verde, Ricardo de marchó por fin.

Me fui corriendo hacia la oficina, aunque con sentimientos de nuevo encontrados. Le había jodido su plan con mi hermana, sería toda una patada en los huevos cuando hablara con ella y esta le rechazara. Pero seguía con Marina en mi mente. Era cierto que eran cosas del pasado, que rompimos tras mucho desgaste en nuestra relación y que tras eso, encontré al amor de mi vida. Y tampoco creía del todo a Ricardo, aunque con Roberto comentaron algo de mi ex. Tenía muchas dudas sobre eso y si realmente había ocurrido algo, era un duro golpe también.

Terminó la jornada laboral y me fui a casa. Estuve con Aina un rato, le dije que había perdido el móvil yendo al trabajo y coló. También le dije que si me dejaba llamar un momento a mi hermana, a lo que accedió lógicamente.

Me fui a la habitación y la llamé.

-Hola Aina. ¿Qué te cuentas?

-Soy Mario, tenemos que hablar

-Supongo que por lo de Ricardo no…- Adivinó Marta.

-Sí, supongo que te ha llamado- Adiviné esta vez yo, ya que ella me dijo:

-Me ha llamado, pero le he colgado al instante. Quería verme hoy mismo, se nota mucho que está desesperado jajaja. Que le den por culo.

-¿No te ha preguntado nada?- Le dije.

-No le he dado opción jajaja. Le he colgado y bloqueado, así que no me molestará más.

-Bien hecho… gracias- Dije con satisfacción.

-Gracias a ti hermanito, no sé qué haría sin ti. Me has quitado una venda de los ojos.

Nos despedimos y tras eso volví al salón. Aina no lo notaba, yo solía interiorizar mucho mis sentimientos. Pero estaba pletórico. Me había avanzado por primera vez a Ricardo, le había jodido cualquier opción con mi hermana. Él me había roto el móvil, así que había perdido la grabación. Pero ya me daba igual, no la pensaba usar con Aina y tampoco era decisiva con Marcos. Un Marcos al que tenía pendiente llamar, aunque no tenía móvil. Hacerlo con el móvil de Aina tan seguido tras la llamada a Marta podría levantar sospechas, así que preferí hacerlo al día siguiente.

Ese martes por la mañana volví al trabajo, esta vez por suerte sin sobresaltos en el túnel. Ricardo tampoco podría hacerme ninguna encerrona, ya que yo estaba avisado y podría grabarle de alguna otra forma. Es algo que pensé, comprar una pequeña grabadora por si Ricardo me volvía a quitar el móvil. Tenía que pensarlo.

Ya en el trabajo, seguí con lo mío, aunque sin olvidarme de todo lo sucedido esos días en mi vida privada. Necesitaba saber qué enemigos tenía en esos momentos, quienes conocían el plan de Ricardo. Y porque me hacían eso, porque ayudar a un ser despreciable como Ricardo. Lara lo hizo en teoría por sexo, Roberto por dinero y “amistad”. En la discoteca, el día del cumpleaños de Ricardo, tenía también aliados.

Lara me había dicho que eran aliados nuestros para joder a Ricardo, pero obviamente era todo lo contrario, me querían joder a mí. Me imaginaba que el motivo sería el mismo que con Roberto, simplemente dinero. Ese hijo de puta tenía muchos recursos, tanto económicos como un pico de oro para convencer a la gente. También una polla de oro, para convencer en este caso a Lara. Pero mi gran duda seguía en Carla. Porque hacer todo aquello… ¿Sexo también como Lara… o dinero? Lo desconocía y obviamente no se lo podía preguntar.

Ya en casa, Aina me dio una noticia muy positiva:

-Cari, ya me he dado de baja del gimnasio, he llamado antes. Me ha atendido una secretaria así que cero contacto con el gilipollas de Roberto.

-Mejor… una cosa menos- Le dije.

-Sí. De hecho he pensado que podemos buscar otro pasatiempo, así deportivo claro. Sé que el gimnasio no era tu mayor entusiasmo, pero podemos mirar algo que nos guste más a ambos.

Aquellas palabras de Aina eran todo un alivio. Al darse de baja del gimnasio, no solamente dejaría de tener contacto con Roberto. También con Ricardo, en caso que este volviera. Encima, por fin entendía que yo odiaba el gimnasio, así que podríamos buscar algo con lo que divertirnos más y pasar el tiempo juntos. Yo ya no tenía que quedar nunca más con Lara, ni en el parque ni en ningún sitio, así que podría pasar mucho más tiempo con la persona que realmente lo merecía, mi mujer.

Esa misma tarde fuimos ambos a comprar mi móvil nuevo, no era gran cosa pero tampoco lo usaba demasiado. A diferencia de Aina, que tenía un móvil muy afrutado. Estuvimos algunas horas dando un paseo también por el centro comercial. Esos pequeños momentos con Aina me daban la vida. No eran nada del otro mundo, pero era sin duda más importante la compañía que la actividad en sí.

Volvimos a casa y configuré mi móvil. Ya solo me faltaba añadir los contactos, ya que los había perdido todos. Por suerte (o desgracia), todos mis contactos los conocía también Aina, así que simplemente le pedí el móvil para añadirlos yo. Ella fue a ducharse… y ahí estaba yo, con su móvil en mis manos. Era demasiado tentador, a la par que incorrecto. Pero hacía tiempo, desde la noche de carnavales, que deseaba volver a mirar sus conversaciones. Esa vez no había riesgo de pillada, ella misma me había dejado el móvil. Eso demostraba también, que no tenía nada que ocultar. Yo nunca se lo pedía porque sonaría muy mal y no había necesidad, pero con ese gesto quedaba claro que ella confiaba en mí.

Y aunque yo confiaba en ella, necesitaba ver por lo menos, tres conversaciones. Primero de todo añadí todos los números que necesitaba. Tras eso, empezó el cotilleo. Mis objetivos eran claros: Ricardo. Roberto. Carla. “In that order”.

De los dos primeros quería saber qué tipo de relación tenían con ella en esos momentos. Con Ricardo me imaginaba que algo cordial, aunque con lo bromistas que eran ambos, me podía esperar de todo. Con Roberto esperaba que no hubiera nada extraño ya. Y con Carla… con Carla no esperaba encontrar nada especial, pero si tenía tiempo daría un ojo a su chat.

Empecé por el de Ricardo y en efecto, no había nada especial. De hecho, casi todo era sobre trabajo. Solo me sorprendió un pequeño fragmento. Era reciente, de unos días atrás:

-Bueno tía, ya hablamos en el curro. Y acuérdate de la grabación.

-Jajaja bueno ya veremos… chao Riqui.

No entendía a qué venía eso de la grabación… podía ser algo de trabajo también… o no. Pero no tenía tiempo para pensar mucho más, así que fui al siguiente chat que me interesaba, el de Roberto. Pero no lo encontré. Miré en sus contactos y le tenía bloqueado. Una cosa menos.

Ya solo me quedaba Carla, aunque al entrar al chat vi que había infinidad de mensajes. Fui subiendo, mirando de reojo por si veía algo extraño. Aunque la mayoría eran charlas sin importancia ni trascendencia. Pero de repente me detuve al ver un nombre que me sonaba familiar:

-¿Y de Rafa qué?

-No lo sé Carla, no lo sé jajaja.

-A ver qué tal actúa…

Ya no pude leer más, Aina me llamó al salir de la ducha:

-¿Oye cari estás ya? Así cargo el móvil ahora.

-Eh… sí sí toma- Le dije, antes de cerrar el chat, la aplicación y devolverle el móvil.

Esos pocos minutos me habían confirmado que Aina había apartado definitivamente a Roberto de nuestras vidas. También que no había ningún coqueteo con Ricardo, por lo menos recientemente. Pero esos dos fragmentos, tanto con Ricardo como con Carla… Joder. Por separado no me decían nada, solamente me generaban dudas. Pero grabación… actuar… Podían tener alguna relación.

Y de repente se me encendió la bombilla. Me faltaban un par de piezas para resolver ese rompecabezas. La primera me la había dado Aina, mucho antes de empezar el puzzle. Ese nombre, Rafa, había salido de su boca. Me lo presentó junto a otros amigos de Ricardo el día de su cumple. Recordaba que me había dicho que era actor… todo encajaba.

La última pieza también había llegado días atrás. En este caso, en boca de Lara. Cuando planeamos la pillada a Ricardo, me comentó que se lo tiraba aún, junto a otros amigos suyos como Roberto… y Rafa. Tenía ya todas las piezas, pero me faltaba terminar de juntarlas. Últimamente estaba de moda lo de matar dos pájaros de un tiro, así que decidí que pronto tendría mi última visita a Lara. No sería fácil quedar con ella, Lara había metido la pata y era consciente que nunca más confiaría en su palabra. Pero Lara se creía que era tonto, aún más tonto de lo que realmente era.

Llegó el miércoles y empezó mi plan. Para él pero, así como para todo lo que tenía en mente, necesitaba un aliado. La única persona que hasta el momento no me había engañado. Esa persona era Marcos y teníamos una charla pendiente. Le envié un mensaje para quedar esa misma tarde y por fortuna me dijo que sí. Quedamos en vernos en su casa sobre las 7. Ese día tenía que ser sincero con todo el mundo, así que empecé con Aina… aunque como siempre, con medias verdades:

-Oye cielo, luego iré un rato a casa de Marcos y Núria. Me quieren comentar una cosa de un negocio que quieren montar juntos y entiendo un poco del tema. No sé si quieres venir...

-Otras… a ver si les vas a arruinar jajaja. Claro ve, yo ya he quedado con Carla sorry. Tampoco me echaréis en falta, el experto eres tú.- Me respondió.

Estaba convencido que no vendría, ya que otra de las cosas que leí en su chat con Carla, es que esa misma tarde quedarían para tomar un café. En ese momento no le di importancia, solían verse muchas tardes. Pero era la oportunidad perfecta para quedar con Marcos y Núria. Encima el tema no le interesaría mucho, así que no cancelaría su plan.

Llegué a casa de Marcos y Núria a la hora acordada. Esa vez sí que tenía que ser sincero al 100%. Me jugaba mucho, tanto la amistad de ambos como cualquier ayuda futura contra Ricardo. Las mentiras no me habían funcionado hasta el momento, así que tenía que ser valiente por una vez en mi puta vida.

Capítulo 64

-Hola Mario, entra…- Me dijo Marcos.

Entré en su casa y ahí estaba Núria, sentada en el sofá. Era evidente que sabían a lo que venía, así que no me anduve con rodeos:

-Tenemos que hablar, por lo de la fiesta.

-Ya lo hemos hablado Núria y yo. Está todo aclarado. Aunque imagino que tendrás algo que decir...- Dijo mi amigo.

-Sí, yo lo sabía. Fue un plan de Lara y yo lo sabía.

Tras confesar aquello, no sé quien me miró peor. Marcos parecía decepcionado, pero Núria estaba hecha una furia. Yo seguí ante sus silencios:

-Lo estoy pasando muy mal… de verdad. Marcos lo sabe. Sé que no es excusa, pero tampoco quería que pasara nada…

-¿Y cuál era el plan? ¿Despistarme para que Ricardo se tirara a Núria? ¿De verdad creíais Lara y tú que eso funcionaría?- Preguntaba Marcos sin descanso.

-No… o sea joder. Solo queríamos alguna prueba de como era Ricardo. De que intentaría algo con Núria pese a ser la mujer de un amigo. Encima pues eso… joder Núria. Eres una tía íntegra y cualquier roce o pequeño beso hubiera servido. No buscaba que hubiera sexo- Me seguía explicando yo ante la pareja.

-Pues sí, claro que soy íntegra. Y Aina también. Si te es infiel recuerda, la culpa será única y exclusivamente tuya- Dijo Núria, tajantemente.

-A ver… es complicado- Empezó diciendo Marcos, pensativo. A los pocos segundos siguió:

-No estoy enfadado por Núria, confío plenamente en ella. Te lo dije hace tiempo. Sé que no habría pasado nada. Ni aún con la droga.

-Lo siento Marcos… no tenía ni idea de eso en el momento del plan, te lo prometo…

-No importa. Lo que te decía, no estoy enfadado por eso. Estoy enfadado por ti. Por llegar a pensar primero, que Núria caería. Y segundo, que jodiéndonos a nosotros conseguirías algo.

-Estaba… bueno estoy muy desesperado. Ya te lo conté todo. La he cagado… la he cagado y recagado. Con Aina, con Miguel, con Mauri, contigo…- Dije, desesperado.

-Marcos me contó un poco lo sucedido… yo conozco bien a Aina. No tanto como tú por supuesto, pero me cuesta mucho creer que te sea infiel- Dijo Núria, ya más calmada.

-No lo sé… es algo nuevo para mí. Llevamos muchos años de relación y nunca pensé que viviría algo así. Marcos sabe lo inseguro que soy.

-Ya te lo dije, dos factores. Necesidad y desconfianza. No sé como será vuestra relación, desde fuera se os ve muy unidos. Pero si empieza a desconfiar de ti… mal- Me dijo Marcos.

-No sé qué hacer… de verdad. Esto me supera desde hace mucho ya. He perdido a dos amigos… bueno tres.

-Cuatro- Añadió Núria.

-Amor espera…- Le dijo Marcos a su mujer, mientras que después se dirigió a mí:

-Estás jodido, muy jodido. Has perdido mi confianza, mi amistad de momento aún no. Si has venido a confesarte, imagino que será por algo más.

-Sí… necesito vuestra ayuda- Les dije.

-¡Lo que faltaba! ¿Quieres que me tire a Ricardo? Así nos grabas, se lo enseñas a Aina y todos contentos- Dijo Núria gritando.

-Déjale terminar por favor- Le respondió Marcos.

-A ver. Ya digo que el plan era poder tener alguna pequeña prueba contra Ricardo, llevo muchos meses tras eso… nunca pensé en recurrir a esto pero Lara…

-Al grano Mario- Me dijo mi amigo.

-Pues eso, que Lara lleva meses comiéndome el coco, engañándome. La pillé hablando del plan con Ricardo, cuando Núria se fue del reservado.

-Anda que me avisaste…-Me dijo Marcos.

-Lo siento de verdad,  sabía que Núria iría en tu busca... pero falta lo gordo del plan. En realidad Lara y Ricardo planeaban distraerme con eso. Que yo les espiara, mientras Roberto se llevaba a Aina a la casa esa que te comenté.

-¿Y lo consiguió?- Me preguntó entonces Núria.

Entonces les conté a ambos el resto del plan. El tema del laxante, de la cocaína y como terminaron Roberto y mi mujer en casa de los padres de Ricardo. También les conté como pude anticiparme y colarme en casa de Ricardo, escuchándolo ahí todo desde el armario.

-Joder Mario… ¿En qué canal darán esta serie?- Dijo Marcos.

-Es en serio… tenía que hacer algo, impedirlo- Respondí.

-Es complicado ponerme en tu pellejo… pero no sé. Si por algún motivo, Núria o yo nos fuéramos infieles… no sé si lo querríamos evitar- Dijo él, a lo que su mujer contestó:

-Es que es eso. Cuando vea que Marcos quiere estar con otra… ¿Qué gano yo evitándolo? A lo mejor seguiría con él sí y aún no tendría cuernos… pero sería cuestión de tiempo. No merecemos estar con alguien que no nos quiere… o que quiere a otra persona.

-De hecho esa otra persona no nos merecería. Si Núria se fuera con otro, sería muy muy doloroso. Pero no valdría la pena seguir fingiendo, o esperar el momento en el que sea infiel. Y aún así, pienso que si Aina algún día tiene un problema gordo… o quien sabe si se enamora de otra persona, te lo contaría antes de hacerte daño- Dijo Marcos.

-Pero no la quiero perder… no la puedo perder- Tras decir aquello, les seguí contando mis vivencias.

Tanto las conversaciones que escuché en el armario, como las que vi en el móvil de Aina. Pasando por supuesto por el encuentro con Ricardo y como me había roto el móvil. Ambos estaban a cuadros, parecía realmente una película. Y es que aunque yo la había cagado, no era el malo de esa cinta. El malo era Ricardo, como bien dijo Marcos:

-Ese tío está zumbado… joder. Y dudo mucho que Lara haga todo esto por unos polvos. Me cuesta mucho creerlo.

-Por eso quiero quedar con ella una última vez… necesito sacarle una última información sobre ese Rafa… y si puede ser, saber porque me está jodiendo tanto- Les dije.

-¿Y sobre Carla sabes algo? O sea, también como Lara, porque te quiere joder y tal- Preguntó esta vez Núria.

-Pues ni idea la verdad… y ahí sí que no tengo forma de averiguarlo. Pero con Lara sí y por eso necesito vuestra ayuda- Respondí.

-No me jodas- Dijo Marcos, a lo que añadí:

-Dejadme que me explique por favor…

-Adelante- Dijo esta vez Núria.

-Solo necesito quedar una vez más con ella. Solo una vez. Pero necesito que algunos de los dos tengáis algo de contacto con ella… que le podáis sacar alguna información sobre sus horarios estas tardes y noches en el local. Así me pasaría por ahí…

-Claro Mario claro, así que pasarías por ahí y qué… joder ella te ignorará, no te dará ni agua… pero tengo una idea- Soltó de repente Marcos.

-¿Cómo?- Pregunté sorprendido, mientras Núria nos miraba también con cara de no entender nada. Marcos siguió:

-En teoría yo estoy enfadado contigo, has vendido a Núria a Ricardo prácticamente, has puesto en juego nuestro matrimonio por unas pruebas… y a ver, estoy enfadado… pero en parte te entiendo. No que no sabe Lara es eso, que te entiendo, te perdono… y que estamos teniendo esta conversación.

-No te sigo- Le dije.

-Que de ti no confiará, o sea más bien al revés… Lara sabe que tú no confías en ella. Pero de mí no sabe nada, solo que Núria casi de lía con Ricardo y que fue por tu culpa. Si me uno a su nuevo plan para joderte, o por lo menos puedo obtener alguna info... - Dijo mi amigo.

-¿Y porque harías eso por mí?- Le pregunté a Marcos.

-Primero porque soy gilipollas. Y segundo porque si me has querido joder, siendo prácticamente tu último amigo… es que tienes que estar con el agua al cuello. Sé que puedes también no fiarte de mí claro. Medio planeta te la está pegando. Pero te avisé hace tiempo sobre Lara, sobre no prestar atención a Aina…

Marcos tenía razón, como las demás veces. Era el único que realmente me había querido ayudar y sin esperar nada a cambio. Le creía, su oferta era demasiado tentadora y realmente mi última opción. Aunque Núria añadió algo que aún me sorprendió más:

-Creo que yo puedo ayudar en algo también- Dijo Núria de repente.

  • A ver amor, dinos- Le preguntó su marido.

-Es algo un poco delicado, pero si realmente pretendes ayudar a Mario, hay algo que puedo hacer y os facilitaría mucho las cosas…

-Suéltalo- Le dijo Marcos.

-Vale “Elsa” vale jajaja. Me refiero a tener un pequeño contacto con Ricardo, pero hacerlo todo simultáneo. Me explico. Quedar yo con él, decirle que siento su desplante. Fingir que le doy un pico y que alguien por supuesto, grabe el momento. Se coge la captura donde prácticamente nos besamos y listo. Tú Mario, tienes la prueba que tanto querías para Aina. Y tú Marcos, tienes la excusa perfecta para quedar con Lara, cagarte en Mario y ayudarla a preparar algo contra él, ya que en teoría ha provocado esta infidelidad y quieres venganza.

Marcos y yo nos miramos, flipando. La idea de Núria era buena no, lo siguiente. Era arriesgado, pero encajaba perfectamente y si colaba, uff si colaba…

-Por mi adelante- Dijo Marcos rompiendo el silencio.

-No sé qué decir… o sea casi os jodo la relación y me ayudáis así…

-No has jodido nada, estamos decepcionados contigo igual, pero imaginamos que por tu cabecita deben pasar demasiadas cosas tras todo lo vivido- Me dijo Núria.

-Lo vamos a hacer Mario. Eso sí, tampoco me apetece demasiado ver más a Ricardo ni seguir quedando mucho. Si todo sale bien, lo lógico es que Núria y yo dejemos de veros durante un tiempo. Que si algún día tú y Aina queréis quedar con nosotros, genial. Pero que se calme todo un poco, porque esto puede explotar y no quiero estar cerca- Dijo esta vez Marcos.

Acepté el plan y vi totalmente lógico eso último. A parte de las pocas ganas de la pareja de relacionarse con Ricardo o Carla, estaba el hecho de guardar las apariencias. No tenía sentido montar todo aquello y que a los pocos días estuvieran ambos con nosotros, como si nada. No sabía si eso sería el fin de otra amistad para mí, pero esa pausa era necesaria

Llegué a casa con una sensación extraña. Esos últimos meses, mi vida se había convertido en una montaña rusa. Sobretodo mentalmente, haciéndome ilusiones y confiando en la gente y en que todo saliera bien… para terminar bajando al abismo. Pero esa vez, aunque de nuevo confiaba en un plan arriesgado, parecía distinta. Solo el tiempo lo podría demostrar, pero era mi última bala.

Quedé con mi pareja de amigos que ya me informarían de las novedades. La espera no era mi mayor virtud precisamente, la incertidumbre me mataba. Pero seguía con la esperanza de por fin, dar un cambio a mi suerte y a mi vida. En casa no había nada aún, Aina estaría con Carla en esos momentos. Llegó una hora después aproximadamente y no me preguntó demasiado.

Llegó el fin de semana y como me imaginaba, no hicimos nada especial. Aina seguía un poco avergonzada de todo lo ocurrido y prefirió que no saliéramos. Carla y Javi (según me contó ella) lo estaban pasando realmente mal, al borde de la ruptura. Así que tampoco quedamos con ellos.

Pasamos el sábado y domingo turnando las pelis con los paseos por las cercanías de nuestra casa. Añoraba esa “soledad”, el estar solamente Aina y yo. Me daba igual si en el sofá, de compras en un centro comercial o andando por un caminito. Tiempo atrás siempre habíamos aprovechado los fines de semana para hacer cosas más variadas, desde cine, teatro, conciertos… hasta excursiones en bosques de la zona o simples rutas en bici. Ricardo había roto esa calma y yo esperaba volver a ella.

Llegó el lunes siguiente y recibí un mensaje por la tarde, que me paró el corazón:

-Mario, ven a casa.

Era Marcos y seguramente sería sobre el plan. Era muy posible que algo hubiera ocurrido. Para bien… o para mal. Le dije a Aina que me iba de nuevo a casa de Marcos y Núria a terminar la conversación del último día. Y era verdad, teníamos que seguir con el plan.

Al llegar a casa de la pareja, me los encontré a ambos de pie en la puerta, esperándome. Estaban serios como de costumbre, así que no podía adivinar sus intenciones. Solamente las palabras de Marcos rompieron mis dudas:

-Tío… lo tenemos.

-Nos debes un buen regalo jajaja- Añadió Núria, esbozando una sonrisa.

Yo estaba feliz, pero sin terminar de entender qué tenían. O qué teníamos. Marcos me resolvió la duda de nuevo, al enseñarme su móvil.

En él aparecía una foto clara y nítida, de Ricardo y Núria casi rozando sus labios en una cafetería. No era nada explícito, pero se les reconocía a ambos perfectamente.

No me quedó otra que preguntar:

-¿Pero cómo lo hiciste?

-Como lo hicimos dirás- Añadió Marcos, aunque siguió su mujer:

-Le envié un mensaje diciendo que lo sentía, que yo no había actuado bien. Que me sentí presionada y tal y cual… pero que él me atraía. Ricardo parecía que no entraba al trapo, supongo que se imaginaba que podía ser una trampa. Pero le dije de quedar y mira…

-Lo tenemos Mario, tenemos a ese capullo.